Dónde está la causa y dónde el remedio de la enfermedad

ImageComo de costumbre escucho Intereconomía de 9:15 a 9:30 y  ayer oigo:  “y ahora vamos a hablar de farmacéuticas”, el tema me atrae y lógicamente aguzo el oído: parece ser que la empresa en mejor situación es Bayer. Y ¿por qué sube?: porque han finalizado un estudio fase III de un fármaco para el tratamiento de las metástasis de aparato digestivo.  Es sorprendente que esto sea la causa de un aumento en bolsa mientras que médicamente no tenga tantísima trascendencia. Un estudio no es evidencia científica suficiente y los mercados no sientan indicaciones clínicas.  La “guerra” contra el cáncer ya está en la bolsa y en los medios informativos económicos. Por eso hoy analizaré algo sobre las creencias en cuanto a las posibles causas, los supuestos mecanismos y los rentables remedios de la enfermedad.

 

Se parte de la base de que creemos que la enfermedad es por una noxa y esta sólo pueden estar en  nuestro interior o en el exterior, es el conocimiento lineal causa efecto. La influencia estadística de los diferentes factores relacionados con la salud se puede cuantificar  así: ambientales y estilo de vida:  60%,  factores endógenos:  30%,  factor sanitario:  10% … Esto es sólo una forma de cuantificar las cosas que  depende de la filosofía con la que se parte antes de medirlas y de los postulados que se aceptan para entenderlas. Digamos que es más o menos científico aunque con muchas matizaciones posibles, por ejemplo: factor sanitario no deja de ser un factor de estilo de vida  que depende tanto del humano (endógeno) como del ambiente. Y el factor de estilo de vida es evidente que también depende del humano (endógeno) y asímismo del ambiente también. A lo mejor todo se puede dividir en interior y exterior y a lo mejor en un 50/50% con un margen de error … Así, aunque tengamos en cuenta estos “resultados”  de mediciones que nuestra mente hace para nuestros razonamientos no las aceptamos a priori como la verdad. “Yo soy yo y mi circunstancia” y el problema radica en diferenciar exactamente qué depende de mí y qué no tiene que ver con migo.

Recordemos el hecho de que hasta el siglo XIII la iglesia no aceptó la práctica de la medicina. Consideraba la enfermedad como un castigo de Dios (fisiopatología de la enfermedad) por los pecados cometidos (causa de la enfermedad) y por tanto la práctica de la medicina iba contra la ley de Dios.

Aunque para los científicos endógenos serían los factores sólo debidos a la biología humana, y aunque le den mucha importancia a lo genético y a lo celular, esto no es más que por la actual coyuntura del conocimiento cartesiano. El caso es que se sigue aceptando que el “mal” es la causa de nuestras desgracias y éste sigue estando en nosotros mismos según esta filosofía cuando se habla de factores endógenos, o fuera de nosotros cuando se habla de los otros factores. Por otro lado cada vez está más en cuestión que la genética sea la noxa de nada, considerándose sin embargo más como un mecanismo de expresión de cambios biológicos que como una causa de ellos. Los factores externos son aun más importantes cuantitativamente en teoría porque para nuestra cultura es más cómodo culpar al exterior que al interior o porque tendemos mas a buscar,  o podemos buscar más, en el exterior que en el interior.

Para las medicinas ancestrales los factores endógenos relacionados con la enfermedad tienen que ver o son los mecanismos emocionales o mentales: también por coyuntura porque ellos no estudiaban  el cuerpo internamente. En medicina china por ejemplo, la que más conozco, se habla de causas internas (emocionales) y externas, que ellos identifican con los factores climáticos: también por coyuntura porque el método científico de esta medicina se basaba en la observación del exterior con los cinco sentidos y del interior con la mente y las sensaciones. Según este sistema médico completo que identifica en un todo factores patógenos, síndromes clínicos y órganos corporales , el cuerpo está continuamente adaptándose a los cambios para permanecer en equilibrio con su entorno. La Energías Defensivas son el conjunto de fuerzas que el cuerpo pone en acción para permanecer en equilibrio y adaptarse a los cambios, que dan lugar a los síntomas y por tanto no son etiologías de enfermedades sino fisiopatología de ellas. Las Energías Nocivas se deben a que el Universo es continuamente cambiante y  las causas externas se identifican algo más con lo que podríamos llamar patógenos pero sin embargo hablan y mucho de causas internas o emociones. Para esta medicina los cambios del universo no son patológicos en sí, lo que ocurre es que cuando un cambio supera la capacidad de la Energía Defensiva del individuo esto provoca un desequilibrio (una ruptura de la armonía) y en ese momento decimos que ese cambio funciona como una influencia perniciosa, una Energía Nociva o un factor externo patógeno. Las cosas externas (y las internas) no son en sí mismas patógenos sino que la enfermedad es una consecuencia de la relación del ser con el entorno y consigo mismo. La enfermedad es una disarmonía y decimos que “un agente puede ser patógeno o no dependiendo del terreno y de la situación previa de la persona.

Lo anterior es una filosofía totalmente coherente con la que tiene la moderna NMG (nueva Medicina Germánica: medicina psicosomática descubierta por Hamer). Para esta medicina (sistema médico completo) los factores relacionados con las enfermedades tienen que ver tanto con causas externas: lo que percibimos o no, lo que sentimos o no sentimos, lo que nos pasa, los cambios bruscos o inesperados, las carencias o excesos del exterior, etc., como con  causas internas: el conflicto biológico que es un proceso mental que ocurre cuando el individuo no está armónico con lo que le ocurre y es para reencontrar su armonía. Estos procesos internos posibilitan o determinan que ciertos  programas se activen o no. La biología serían las energías defensivas de la medicina china que a su vez serían  los programas biológicos grabados evolutivamente en nuestro sistema orgánico y las respuestas fisiopatológicas de la biología misma en sus diferentes manifestaciones (inflamación, edema, estímulos nociceptivos, cambios físicos…). Es decir,  al igual que en la medicina china el determinante de que se produzca clínica de enfermedad es la disarmonía entre el individuo y lo exterior a él (yo y mi circunstancia).

Las situaciones que le ocurren al ser vivo son por los factores externos pero sólo  cuando este no se acomoda a los cambios (factores internos) por lo que si esta disarmonía supone un conflicto de supervivencia (DHS o Síndrome de Dirk Hamer) pueden disparar un programa instintivo (SBS o programa especial de la naturaleza con sentido biológico) que está grabado en la biología (factores genéticos y mentales) y cuyo fin es dar tiempo y fuerza a la persona y su biología  (la simpaticotonía propia del estrés y la vagotonía propia de la curación) para superar lo necesario y resolver el problema.

Factores externos e internos están imbricados o relacionados, y lo importante es la armonía entre ellos. Decir que hay causas (etilogía) y consecuencias (clínica) es reduccionista y propio de una mentalidad lineal primitiva. Tiene que ver mucho con la filosofía victimista a la que estamos acostumbrados: la filosofía de víctimas, culpables y salvadores a la que tanto aludo. En ella una causa “externa” (el otro como culpable) o pecaminosa (yo soy el  culpable) determina  en la víctima sufrimiento (castigo) y por tanto necesitamos unos salvadores. Los salvadores podrán  ser los religiosos y sus expiaciones, los chamanes y sus ritos sanadores, los médicos y sus procedimientos o los remedios externos (el soma del Mundo Feliz de Huxley), pero al final la filosofía es la misma. Los salvadores son tanto personas como procedimientos u “objetos materiales”: las energías chamánicas, los remedios naturales,  las agujas de acupuntura y el Chi, o  los medicamentos, las máquinas, etc. Todo lo que nos dé la gana inventar con nuestras mentes para tener un “producto”, que como es lógico se someterá a nuestras leyes de mercado al igual que los individuos se deberán someter a las leyes de gobierno.

Lo que si es cierto es que estamos nosotros (ser), están las circunstancias (yo material = ego y universo) y existen nuestras creaciones (objetos mentales y objetos materiales o productos). Se sabe que los factores más importantes cuantitativamente en la salud son los endógenos (ser) y los ambientales y modo de vida (circunstancia), el menos importante es el sanitario (nuestros productos). Pero por la filosofía victimista o culpabilizadora hacemos las cosas al revés: olvidamos el ser y tenemos en cuenta los otros dos grupos de factores. Sobre todo el menos importante: el “factor sanitario” que influye nada más que en un 10% de la salud (según estos estudios) y en el que se emplean un 80-90% de los medios materiales dejando para los  factores ligados al estilo de vida y al medio sólo sun 10-20% del presupuesto y sobre todo de nuestra energía.

El sistema no nos va a resolver la vida, nosotros somos los que tenemos que cambiar primero conociendo lo que nos pasa y segundo actuando en consecuencia, con una filosofía basada en la responsabilidad individual y en la ausencia de culpa y de la necesidad de castigo, de sufrimiento, y de remedio externo. Estos remedios externos: técnicas, productos y ritos se deben ver sólo como ayudas para paliar pero con la conciencia de que la panacea no existe. Buscamos sólo fuera pero hay que mirar dentro. Es tan importante el cuerpo como la mente, el ser biológico como el terreno, el individuo como la sociedad, la ciencia como el espíritu y somos tan importantes nosotros como el Universo en todo aquello que nos pase. Buscamos a Dios  en la ciencia y culpamos siempre fuera: a la sociedad a los controladores o al mercado, cuando todo sólo depende de nosotros.

http://mundodespierta.com/2012/04/04/donde-esta-la-causa-y-donde-el-remedio-de-la-enfermedad/

Un comentario en “Dónde está la causa y dónde el remedio de la enfermedad

  1. Aceptamos nuestra felicidad y todas las cosas buenas que nos regala la vida pero también debemos aceptar el dolor, la deseparanza y lo malo en general, forma parte de nuestro karma. Las civilizaciones anscestrales trabajaban el dolor y la enfermedad con el espítitu y la fe. Muchos de nosotros la hemos perdido y vamos dando tumbos de ciego, cada vez soportamos menos el dolor físico demasiado atentos nuestro cuerpo, hemos perdido el contacto tan hermoso con la naturaleza y el verdadero sentido de la vida.

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