Alrededor de un centenar de indignados mantiene una cacerolada ininterrumpida desde las ocho de esta mañana ante la sede de la entidad financiera “La Caixa”, en la avenida Diagonal de Barcelona, donde muchos automovilistas que circulan, incluidos conductores de los autobuses municipales, se suman a la protesta haciendo sonar sus bocinas.
El ruido en la confluencia de la Diagonal con la avenida de Carlos III, donde están ubicadas las torres de la central de La Caixa, ronda durante las cinco horas que dura la cacerolada, los 92 decibelios, según una aplicación informática que calcula el nivel sonoro en algunos “smartphones” que llevan los periodistas.
Varias decenas de miembros del movimiento 15M han pernoctado en las inmediaciones de la entidad bancaria, adonde se han trasladado parte de los “indignados” que estaban acampados en la Plaza de Catalunya después de que una asamblea decidiera anoche abandonar el lugar.
Un gran despliegue policial se mantiene en todo el perímetro de la sede de La Caixa, en cuya puerta principal se han formado colas de personas que tienen que hacer gestiones en su interior y son identificadas antes de entrar.
Latas, sartenes, botes y las propias vallas que protegen todo el perímetro de la entidad financiera sirven a los indignados, que han colgado carteles denunciando los abusos de la banca por todas partes, para hacer ruido. Otros tocan bongos y hacen sonar silbatos.
Los indignados profieren gritos como “culpables” o “esto no es una crisis, es una estafa”, y protestan por el dinero público que se está inyectando a las entidades bancarias.
La intención del movimiento de indignados, que anoche levantó su campamento de la plaza de Catalunya, es permanecer todo el día haciendo una cacerolada permanente ante la sede de la entidad, donde para esta tarde han convocado una nueva performance de “juicio popular” y una asamblea, a las 20 horas.
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