Nuestro buen amigo Franz Boas
Sabéis de mi poco entusiasmo por la Escuela de Frankfurt, la Escuela Boasiana de Antropología y el zangolotino y cocainómano Sigmund Schlomo Freud. Hay varios artículos en este blog que demuestran lo que digo. Lo que estos fraudulentos supuestos eruditos y filósofos y sus desquiciadas, pero muy bien diseñadas teorías manipuladas y manipuladoras, han sido y aún son los pilares del monstruo que nos devora a través del marxismo cultural y que va destruyendo nuestra sociedad occidental haciéndonos sentir culpables a los blancos de todos los males del mundo.
Estos sinvergüenzas y majaderos han logrado calar entre nosotros dos de las mayores supersticiones del siglo XX y parte del XXI y que son: que el ser humano es meramente una “pizarra en blanco”, cuyo comportamiento es el resultado del entorno social. Y la segunda es que “la raza no existe”. Ambas supersticiones y a medida que pasa el tiempo, van siendo desacreditadas y demolidas por científicos serios y hace muy pocas semanas, una de las fuentes principales de esta mentira manipuladora cayó en picado.
Franz Boas (Escuela Boasiana de Antropología), a menudo llamado el abuelo de la antropología moderna y pionero entusiasta de la idea de que la raza es un “concepto sin sentido” y que por ello se trata de “una construcción social que no se halla en la naturaleza” es, junto a Karl Marx y Sigmund Schlomo Freud uno de los pensadores más influenciadores y devastadores del mundo actual. Como profesor en la Universidad de Columbia desde 1899 hasta 1942, creó virtualmente la llamada antropología moderna, y los estudiantes que recibieron sus clases, entre ellos la farsante de Margaret Mead y algunos de los más famosos nombres en ese campo, dominaron esta disciplina hasta hace muy pocos años. Pueden imaginarse el resultado…
Uno de los objetivos favoritos de Boas fue el llamado “racismo científico” y mucho de lo que escribió fue para combatir lo que él veía como “no científico”, o simplemente “un pensamiento falso sobre la raza”. Pero ahora se ha vuelto la tortilla y resulta que el mismo Boas fue culpable en gran medida de torpeza inconsciente e incluso de fraude. Me decanto por la segunda opción. En 1912, Boas publicó lo que se convirtió es un estudio clásico (http://www.pbs.org/fmc/interviews/1seg2.htm), que decía mostrar que la forma de los cráneos (formas craneales), de los descendientes de los inmigrantes europeos a los USA, alteró la forma de los cráneos de los inmigrantes originales. Boas no ofreció ninguna explicación sobre el motivo de estos cambios, pero si hubiesen sido reales, su hallazgo hubiese aniquilado la idea que los diferentes tipos raciales y étnicos, difieren en características físicas fijas.
El estudio de Boas, según dicen Abraham Kardiner y Edward Preble en su conocido libro sobre la historia de la antropología “They Studied Man”, “Hizo mucho por establecer la noción en la genética humana y es que lo que se transmite en el citoplasma no son caracteres sino potencialidades… dependiendo del entorno asumirán una forma particular. La controversia sobre la influencia de la propia naturaleza fue totalmente obviada en esta
alternativa”.
En términos políticos, si los seres humanos tienen pocos o ningún “carácter fijo” y son formados por el entorno social, entonces lo que conocemos como liberalismo moderno sigue este patrón. Al igual que el comunismo, que también asume que los seres humanos pueden ser transformados manipulando el entorno social. No es ninguna casualidad que Franz Boas fue durante toda su vida un ferviente simpatizante del marxismo.
Desgraciadamente para los ingenieros sociales y humanos, este estudio hoy ha sido demostrado como falso. Hace pocas semanas en la sección de ciencias del “New York Times”, el periodista científico Nicholas Wade, comentó sobre un artículo en el “Proceedings of the National Academy of Sciences” de los antropólogos Corey Sparks y Richard L. Jantz, que le dan una nueva lectura a los estudios de Boas y sus métodos. En el artículo, los dos antropólogos afirman que “los efectos del nuevo entorno en los cráneos de los descendientes de los inmigrantes, son insignificantes” y que las diferencias entre los nacidos entre europeos y americanos eran “despreciables en comparación a la diferenciación entre grupos étnicos”.
Además, como dice el Dr. Jantz en el “Times”, “Boas intentó demostrar que el racismo científico del momento no tenía base, pero tuvo que ocultar sus datos y maquillarlos para que apareciesen como él decía”. En otras palabras, Boas decidió lo que serían sus conclusiones antes de terminar su investigación y luego ocultó/manipuló los datos para hacer que coincidiesen con la conclusión que él quería. Esto no es ciencia, esto es un fraude y lo peor es que el liberalismo moderno se fundamenta en eso.
Todo ello no quiere decir que el “racismo científico” que Boas quería destruir fuese válido, pero de nuevo, como dice el Dr. Jantz, tampoco quiere decir “que la morfología craneal no tenga un cierto sentido”. De todas formas y aunque muy grave, Boas no fue el peor en su fraude cambiando datos y manipulándolos. Su estudiante, la farsante Margaret Mead, fabricó sus propios datos durante su estancia en Samoa en los años 20’s, estudiando el comportamiento sexual de los aborígenes. En ese estudio fraudulento, Mead decía que la genética no tenía ninguna influencia en el Coeficiente de Inteligencia, lo mismo que decían otros científicos educados o influenciados por Boas y que han sido arrasados por las investigaciones modernas y serias. Fue todo una patraña con el objetivo de aplicar todo ello a nuestra sociedad y cambiar las percepciones en la ingeniería social que llevan aplicando desde hace ya muchos años.
El antropólogo David Thomas, del Museo Americano de Historia Natural en Nueva York, dijo en el “Times”: “una vez que nosotros los antropólogos dijimos que la raza no existía, la hemos ignorado desde entonces. Dejó de existir”. Podemos imaginar la devastación políticamente correcta que esto ha producido en libros de texto, películas, TV, etc., y en el mundo que nos han presentado los medios lacayos.
Todo esto nos conduce a que un supuesto gigante de las ciencias sociales modernas y pilar del moderno liberalismo, ha caído de su pedestal. Y el dogma de que el ser humano es una “pizarra en blanco”, sobre el cual la burocracia estatal y los ingenieros sociales pueden grabar cualquier ideología que les plazca, se ha topado con esta caída. Si este dogma puede ser aniquilado, entonces mucha de la tiranía y caos que ha ayudado a crear morirá con él. Ojalá sea así por nuestra libertad.
Publicado por FBG
http://www.felipebotaya.com/2016/06/una-pizarra-en-blanco.html