Sea cual sea tu proyecto, puede fallar. No importa cuántos detalles considere y anticipe, siempre pueden quedar cabos sueltos que hagan naufragar su plan. Es duro, pero cierto. Ese proyecto en el que trabajaste tanto tiempo podría ser rechazado. Ese plan que preparaste con tanta ilusión podría irse por la borda. El exito y el fracaso van de la mano. Para cubrirse las espaldas, una idea sensata consiste en crear un plan B.
Tener un plan alternativo es como construir una red de seguridad. Saber que tienes una segunda opción si la primera fracasa es reconfortante desde el punto de vista emocional y te ayuda a combatir el miedo al fracaso, a lo desconocido ya la incertidumbre. Sin embargo, aunque es importante tener un plan B, también tiene un “peligroso efecto secundario”: aumenta las probabilidades de que tu plan A fracase. Seguir leyendo ¿Sabías que tener un plan B puede hacer fracasar tu plan A?