Nadie sabe ciencia cierta, pero no importa la explicación, la calavera de Sealand tiene el potencial de cambiar la vista del mundo en que vivimos «
El cráneo fue descubierto en Julio del 2007 en Olstykke en la isla danesa de Sealand, sin embargo, nunca apareció en los titulares y se mantuvo en gran medida ignorado por la ciencia hasta el año 2010.
Los investigadores que en 2008 examinaron el cráneo en el Veterinarian High School in Copenhagen se limitó a declarar que «aunque se asemeja en algunas características a los mamíferos hacen imposible adaptarse al animal en la taxonomía de Linneo».
Durante la excavación para la sustitución de las añejas tuberías del alcantarillado, en un principio los excavadores creyeron que era hueso de caballo, debido a que la casa pertenecía anteriormente a una carnicería de caballos, y el jardín está lleno de restos. No fue sino hasta rellenar la zanja que se dio cuenta de su forma humanoide.
Las excavaciones realizadas posteriormente en el sitio no han permitido descubrir alguna conexión con la criatura, sólo huesos de animales identificables, hachas de piedra y otras herramientas neolíticas que son comunes a la zona.
El hecho de que el cráneo fue encontrado entre los restos neolíticos no obstante, no revela su edad. El carbono 14 data en el Instituto Niels Bohr en Copenhague ha puesto de manifiesto que la criatura vivió entre 1200 y 1280 AD.
Por otra parte, el cráneo se encontró por encima de los tubos de edad, cuya edad sugiere que no fue enterrado hasta después de 1900. También la ausencia de las otras partes del esqueleto de la criatura, junto con el estado de la calavera de conservación, ha llevado a los científicos a sospechar que no ha sido enterrado por mucho tiempo, probablemente sólo un par de décadas.
Tal vez alguien lo haya hecho para ocultar el secreto de su existencia y lo haya enterrado deliberadamente en esas edades. Es interesante observar que los residentes en Olstykke y pueblos cercanos existen desde los tiempos antiguos, miembros locales de l’Ordre Lux Pégasos (la Orden de la Luz de Pegasus), a quienes en consecuencia en nombre de la orden dan protección a diversos temas – entre ellos un cráneo misterioso y varios dispositivos hechos de luz extraordinaria, aunque de metal irrompibles o cerámica. El cráneo se dice que tiene su origen en los Balcanes, pero también se ha almacenado en París, Francia, y en Munich, Alemania, antes de llegar a Dinamarca.
Si la historia es cierta, es posible que futuras investigaciones puedan conducir al paradero de los artefactos alienígenas. Es plausible que la Orden Lux Pegasos conserve objetos, así como el conocimiento sobre su origen y propósito.
Poco se sabe sobre la orden de embargo, salvo que se estableció alrededor del año 1350 y a lo largo de su existencia ha contado con poetas y autores influyentes entre sus miembros. Entre los destacados se iniciaron Giovanni Boccaccio, William Shakespeare, René Descartes, Thomas Jefferson, Edward Bulwer-Lytton, Ambrose Bierce, Karin Boye, HG Wells, Julio Cortázar, Joseph Heller, Butler Octavia, Aleksandr Solsjenitsyn y Ahmed al Baghdadi.
Uno puede preguntarse por qué la tarea de preservar los objetos del conocimiento ajeno y que recayó sobre un orden consistente únicamente en escritores, pero el nombre mismo de la orden hace alusión a uno o más huéspedes de la constelación de Pegaso, que durante algún tiempo vivió entre nosotros y nos trajo conocimientos vastos e inspiración. El secreto de la orden sin embargo sugiere que la humanidad todavía no está listo para compartir el conocimiento Pegasiano.
El Cráneo Sealand es cerca de una y media veces más grande que un cráneo de Homo sapiens masculinos. Especialmente las cuencas de los ojos contribuir a su tamaño. Su superficie lisa revela que la criatura estaba adaptado al clima frío, y su tamaño relativo del ojo que era o bien una criatura de la noche, vivía bajo tierra o en un planeta orbitando una estrella remota o tenue, probablemente una enana naranja o rojo.
Cabe señalar que la estrella 51 Pegasi, en la constelación Pegasus fue la primera estrella que como nuestro sol, se sabe que tiene un planeta. Los planetas orbitando la estrella HR 8799 Pegasus fueron los primeros en ser fotografiado directamente, y el análisis espectroscópico de HD 209458 b, otro planeta en la constelación, ha proporcionado la primera evidencia de vapor de agua atmosférico más allá de nuestro sistema solar.
Esto no es imposible si se tiene en cuenta las últimas noticias sobre el cráneo Starchild, cuando fue encontrado ADN extraterrestre de hace en 900 años.