Todo el mundo manifestado aparece, inexorablemente, en forma de dualidades. No es posible ninguna expresión fuera del juego de los opuestos. No cabe encontrar, por ejemplo, principio sin final, ni exterior sin interior, ni objeto sin sujeto. Todos los contrarios son mutuamente dependientes, y, por tanto, podemos entenderlos como manifestaciones polares de una realidad que los trasciende, y que es «previa» a esa dualización.
La ciencia occidental ha estudiado minuciosamente el mundo exterior u objetivo, tratando de encontrar la realidad última que lo sustenta, y nos habla de una energía potencial ilimitada en un fundamento vacío. Las tradiciones de sabiduría orientales, por su parte, han indagado con idéntica meticulosidad en el mundo interior o subjetivo, y nos describen una fuente final de pura consciencia infinita y sin forma. Seguir leyendo No-dualidad integral