El órdago de Antonis Samaras ha resultado un fracaso absoluto. A su o yo –o lo que es lo mismo el nombramiento de su candidato Stavros Dimas como presidente de la República- o unas elecciones anticipadas de alto riesgo el Parlamento ha respondido con un bofetón en plena cara del primer ministro. Habrá comicios tan pronto como el 25 de enerocon ese enfant terrible llamado Syriza liderando las encuestas.
La derrota de Samaras ha demostrado que la política del miedo no ha funcionado en un país heleno hastiado y roto por la dureza de las medidas exigidas por Bruselas para rescatar al país que es el gran icono de la crisis. El mismo Samaras que puso en las espaldas de los parlamentarios que no han apoyado a su candidato la responsabilidad del riesgo de quiebra del país si gana Syriza dice ahora que “ahora el pueblo debe restablecer la estabilidad. Debemos restablecer la estabilidad y salir de los memorandos. El pueblo no permitirá la vuelta a los memorandos».
Una frase en clave electoral que anticipa lo que viene en el plan B de Samaras: una gran campaña de desacreditación del partido que lidera Alexis Tsipras, con el argumento de que un Gobierno de Syriza llevará a Grecia al caos. Pero para evitar lo que Samaras ha calificado de acontecimiento –las elecciones anticipadas- que “la sociedad no quería”, el primer ministro deberá dar la vuelta a unas encuestas que no le dan la razón, precisamente.
En cuestión de apenas cuatro semanas se empezará a poner en valor la auténtica fortaleza de la Unión Europea. Será hora de medir cuán curtida está la piel de las instituciones, hasta qué punto serán capaces de luchar como un solo hombre para combatir la posible victoria de Syriza, que iría mucho más allá de las fronteras helenas.
Grecia es un gran banco de pruebas. Si gana Syriza, las instituciones de la zona euro tendrán que vérselas por primera vez con un Gobierno no colaborador. Puede que no esté en discusión la permanencia del país en la zona euro (ya se verá), pero sería Tsipras y no otro quien se sentaría con la Troika para negociar la sexta revisión del programa de asistencia al país. A nadie le cabe duda de que una negociación de una quita de la deuda estará sobre la mesa.
¿Cómo en España si gana Podemos? Los partidos clásicos españoles están muertos de miedo a la vista de lo que puede pasar en Grecia en cuestión de unos pocos días. Por un lado, se va a comprobar hasta qué punto funciona la cultura del miedo. Y por otro, y esto es más serio, se verá hasta qué punto reina el caos si un partido como Syriza toma el poder.
Como el que no se consuela es porque no quiere, hay quien ve en las elecciones anticipadas griegas una oportunidad. El argumento es que si los ciudadanos españoles ven la inestabilidad que genera la posibilidad de que el Podemos español tome el poder en Grecia (ayer la bolsa helena se desplomó tras el resultado de la tercera votación y la prima de riesgo española repuntó hasta los 113 puntos básicos), muchos que hoy votarían a Pablo Iglesias se lo pensarán mejor.
La realidad es que es España lo que realmente importa a los inversores mundiales. Grecia es una economía reducida a cenizas, pero España sí puede ser una bomba de relojería si Podemos toma los mandos y decidecambiar las reglas del juego hasta ahora inamovibles impuestas por Europa. Si Syriza gana las elecciones y es capaz de negociar con la Troika de tú a tú aplicando el archifamoso “a que no nos vamos a hacer daño”, Iglesias tendrá mucho ganado en España. De momento, toca esperar.