Libérate de las corazas

¿Te han lastimado en alguna oportunidad?, ¿en algún momento en tu vida has sentido traición, humillación, abandono, soledad, pérdidas o miedo?, es poco probable que alguien no haya experimentado algo semejante. Posterior a estas experiencias dolorosas, comienzan a aparecer las corazas emocionales.
Nadie nace con corazas, cada persona al no saber cómo responder ante el dolor, especialmente cuando es muy hondo y sentimos que nos quema o aprisiona el pecho… se levanta la coraza para protegernos del dolor, es como un escudo protector que permite no sentir, eligiendo entonces, muros en lugar de puentes.
El «acorazado emocional» evita ser dañado, no permite que le afecte lo que viene de afuera, pero tampoco expresa lo que siente. Tiende a aislarse en ocasiones o se vuelve defensivo evitando el amor, la ternura, la alegría, la bondad y todo aquello por lo que vale la pena vivir, evitando así el crecimiento personal.
Elisabeth Kubler-Ross refiere: «no existen casualidades en la vida. Las cosas que ocurrieron tenían que ocurrir… La adversidad sólo nos hace más fuertes… La vida es como ir a la escuela; recibimos muchas lecciones. Cuánto más aprendemos, más difíciles se ponen…Pero, cuando se aprende la lección, el dolor desaparece».
He comprendido que después de la tormenta viene la calma y después del dolor, se disfruta más la vida y todo cuanto hay en ella. Entonces, podemos elegir quedarnos en la negatividad, buscando culpables o elegir seguir amando, puesto que la única finalidad de la existencia es madurar.
Mercé Conangla y Jaume Soler sostienen que «tenemos la responsabilidad de hacer limpieza de las relaciones que no nos permiten crecer y ser. Se trata de buscar o crear espacios donde sea posible ser uno mismo con el otro, en libertad y sin corazas».
Nuestro trabajo de crecimiento personal radica en reconocer nuestras cualidades y potencialidades, dejar fluir la tristeza, asumir la responsabilidad por las elecciones que hacemos en lugar de culpar a los otros, intentar tolerar las diferencias, cultivar la aceptación y la empatía.
Te invito a desafiar y cambiar voluntariamente, todas aquellas creencias que te generan dolor emocional, despégate de pensamientos, sentimientos y hábitos. Elige ser parte de la solución y no del problema, activa tu poder, transforma tu realidad, estudia, busca ayuda y recuerda: tu vida está en tus manos y sólo tú puedes lograrlo.
¡Que fluya tu vida!…

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