«La estabilidad, he ahí un tema del que no les gusta mucho oír hablar a los humanos… Ser estable, ¡que monotonía, qué aburrimiento!, ¡necesitan tanto los cambios!… ¿Pero quién les dice que la estabilidad es incompatible con el cambio? Nos está permitido cambiar muchas cosas en nuestra vida, siempre que nunca abandonemos nuestro alto ideal. Aquel que ha decidido caminar por el camino de la luz, debe velar para conservar siempre esta orientación, suceda lo que suceda.
Debéis comprender bien esto: estabilidad no significa ausencia de movimiento. Si os encontráis con un Maestro verdadero, nunca le veréis rígido, petrificado. Al contrario, físicamente y sobre todo con su pensamiento, se desplaza sin cesar para instruirse, para visitar a aquellos que le necesitan. Interiormente, en sus convicciones, permanece inmutable: ninguna seducción de ningún tipo hace mella en él. Ser estable es ser fiel a sus compromisos interiores, es proseguir contra viento y marea el camino hacia arriba. »
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