Ética y el Camino Nazareno.

Los Nazarenos interpretan al universo como una prisión enorme controlada por los Arcontes, dioses y diosas inferiores fuera del contacto con la Gran Vida y los Vivientes Ocultos. La tierra, que llamamos Tibil, es la mazmorra más interna en esta gran colonia penal. Encerrando esta tierra están círculos concéntricos de cielos inferiores, que como cáscaras o paredes de encarcelamiento, aseguran que aún después de la muerte nuestros espíritus no escapen el sistema de castigo y recompensas establecido por estos Arcontes. Hay siete de estos cielos inferiores, cada uno presidido por ciertos gobernantes o autoridades que no están interesados en dejar que los espíritus descarnados atraviesen su dominio para alcanzar mundos más altos. Estas siete capas están asociadas con, pero no son idénticas con, los siete planetas antiguos. En antiguos textos Nazarenos a estos siete semidioses poco amistosos se les llama “los siete”, y a los signos del zodiaco se les llama las doce puertas que, se considera, expresan una tierra dentro de doce religiones falsas. El Nazarenismo es llamado la Decimotercera Puerta, y el equivalente puro Nazareno de los siete es llamado “los Ocho”, o la “Ogdoada”. Esta Ogdoada se refiere al octavo cielo que está por encima de la influencia de los siete cielos inferiores.

Un aspecto más positivo de estos siete planetas a veces se expresa en los Siete Caminos de Paz. Estos Caminos son siete aspectos de la Verdad que se manifestaron en diferentes épocas y culturas a lo largo de la historia. Aunque no totalmente puros, estos Siete Caminos están llenos de mucha luz y verdad. En el Camino Nazareno estos Siete Senderos se convierten en siete expresiones diversas de una verdad Nazirutha que son practicadas en ciertas ocasiones durante las siete estaciones del año Nazareno. Los Nazarenos ven el cosmos presente como algo no totalmente malo, sino como una mezcla de bien y mal. Aún la influencia de los siete planetas y los doce signos del zodiaco es vista con algunas cualidades buenas, que son utilizadas en el Camino Nazareno para ayudar en última instancia a escapar totalmente de la influencia de los Siete y los Doce.

Las Escuelas de la Orden Santa de Esenios Nazarenos operan sobre un período de siete semanas llamado un Shawuah, pero se espera que cada individuo Nazareno opere sobre un ciclo personal basado en un mes lunar de cuatro semanas. Este ciclo está diseñado para disciplinas y prácticas personales independientes del programa grupal. La intención de estas prácticas es de ayudar, vencer o superar la influencia de los Doce signos del zodiaco dentro de la psique individual. Cada luna nueva es sabio escoger una práctica espiritual para experimentarla a lo largo del mes. Esta práctica individual es escogida para vencer vicios y hábitos asociados con los Doce y los Siete, y desarrollar carácter, virtud y disciplina.

A diferencia de las enseñanzas Judeo cristianas, el cuerpo no es visto como una creación del Dios más superior, sino como un producto de dioses y diosas inferiores que no son totalmente benignos con el hombre. A través del cuerpo y su destino decretado por las influencias astrológicas, estos Arcontes inferiores son capaces de mantener al género humano atrapado en su universo imperfecto. Sólo sobrepasando la influencia de la carne y sus instintos inferiores puede uno despertar y colocarse en posición para evitar su sistema kármico. Este es el objetivo de la iluminación Nazirutha enseñado por Yeshua y Miryai.

El plan de salvación descansa sobre la comprensión de los dos mundos, el mundo de luz y este universo de oscuridad. Nuestro espíritu más profundo Nishimta nació en el Reino de Luz y es tan ajeno y extranjero a este mundo como fue concebido. Nuestros cuerpos, aunque formados en la imagen de nuestras formas espirituales de los Reinos de Luz, son un producto de este universo oscuro que nos separa de nuestro destino divino, volver a los Reinos de Luz. La tensión entre estas dos naturalezas opuestas determina el trabajo de salvación. La manera de vencer al mundo y sus encantos es reconocer quién es el dios de este mundo y reconocer que el Dios de este universo no es nuestro Dios.

Cuando nos damos cuenta completamente que nuestros Padres Divinos son extranjeros a estos mundos y sus cielos, y cuando reconocemos que también les pertenecemos y estamos en exilio aquí, sólo entonces podemos aplicar los principios y las prácticas que tarde o temprano causarán nuestra liberación de esta prisión. “Lo que nos libera”, como Valentinius dijo, “es el conocimiento de quiénes éramos, qué llegamos a ser; dónde estamos, en dónde hemos sido arrojados; a dónde vamos, de dónde somos redimidos; qué es nacimiento, y qué renacimiento.”

Este mundo fue creado en la ignorancia, y mientras habitemos en éste somos abordados por la ignorancia por donde sea. Esta ignorancia nos mantiene atados a este mundo. Sólo removiendo la ignorancia con la gnosis salvadora Nazirutha somos liberados del sopor etílico de este mundo que mantiene nuestro espíritu superior Nishimta en un estado de coma. Debemos despertar, recordar quiénes somos, y hacer todo lo que podamos para volver a casa. Debemos redescubrir y recordar quiénes son nuestros Padres Divinos de la Luz, y restaurar nuestra relación como una hija o un hijo amoroso de la luz. Para ayudarnos a hacer esto, Ellos envían Heraldos de su Bondadoso Reino, Uthras divinos, quienes vienen a la tierra para recordarnos acerca de esta relación y llamarnos para volver a casa. Aunque existan muchas figuras de Salvadores y Salvadoras en la Escatología Nazarena, la primera y la más importante es Manda d Jayya, la Gnosis de la Vida, que son los Mesías Nazarenos Yeshua y Miryai. Su trabajo, comenzando antes de que la fundación de este mundo se llevará a cabo, es traer la inmortalidad y la vida eterna para el hombre y la mujer. Hacen esto de vez en cuando al encarnar en cuerpos terrenales para enseñar el Camino, y al enviar a otros salvadores y salvadoras para enseñarnos Nazirutha.

Yeshua y Miryai han legado al Camino Nazareno un sistema de rituales y ordenanzas diseñado para ayudarnos a evitar muchos velos que nos mantienen apartados del mundo de luz. Estos rituales contienen las llaves que nos permiten deshacer, capa por capa, las vestiduras inferiores de los Arcontes mientras ascendemos por sus esferas. El ascenso de Yeshua y Miryai por estos cielos inferiores nos abre el camino. A través de Su ejemplo, y sus rituales y enseñanzas, también podemos evitar los embragues que nos atarían para siempre. No escapamos por la conformidad externa con este programa, sino haciéndolo una realidad interior a través de la acumulación disciplinada de virtud, verdad, amor, compasión y pureza. Sólo llegando a ser como Yeshua o Miryai realmente podremos seguirlos de vuelta a casa, y nos haremos como ellos al hacernos perfectos. Esta perfección es el objetivo de todas las enseñanzas Nazarenas, rituales, prácticas y de su estilo de vida.

El desarrollo de moralidad virtuosa es una parte esencial para ganar la iluminación Nazarena. Es absolutamente esencial que el Nazareno en desarrollo sea purgado de toda propensión a hacer el mal o actuar inconscientemente. Este proceso de sanación lo hace a uno un Esenio. Clamando ser ajeno a este mundo y su naturaleza, y clamando pertenecer al mundo de bondad absoluta, amor y generosidad, el buscador de Nazirutha debe exponer cada vez más los rasgos y la disposición de los que viven en el mundo de bondad pura. Hay un dicho Nazareno que dice: ¡El Bien es el Bien para el Bondadoso!. Esto quiere decir que el Dios Bondadoso, Aumen-Hayya, regará benevolencia y bendiciones sobre los que hacen eco de Su bondad en este mundo del mal. Si pertenecemos al Dios Bondadoso, debemos demostrar esto nosotros mismos siendo y manifestando bondad aún mientras estemos en este mundo de egoísmo, avaricia y miedo. La glotonería, la envidia, la lujuria egoísta, la arrogancia, el odio, la avaricia y la dureza son todos vicios que provienen de los siete espíritus oscuros de este mundo.

Los Nazarenos son libres de las leyes inferiores restrictivas puestas por el Dios del Judaísmo y otras religiones, pero no son libres de ignorar las leyes más altas de conducta virtuosa y compasiva enseñadas por los Heraldos de aquel Reino del Bien. El mal comportamiento forja cadenas cada vez más apretadas a este mundo de ilusión y bondad falsa.
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