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EE.UU. violó en forma sangrienta la tregua en Siria y justificó dicha acción bajo el pretexto de un “error no intencional”.
Sólo transcurrió una semana, desde la firma de los acuerdos de Ginebra entre Estados Unidos y la Federación Rusa, el día 9 de septiembre, destinada a establecer una tregua en Siria y sólo cinco fueron los días, desde que se puso en ejecución ese cese al fuego, para que Washington violara en forma sangrienta la palabra empeñada y justificara dicha acción bajo el pretexto de un “error no intencional”.
El bombardeo, el día 17 de septiembre, contra fuerzas del Ejército sirio en la localidad de Al Tarda, en la Provincia de Der Ezzor, significó el asesinato de 83 militares sirios y un centenar de heridos. Prueba, que con los Gobiernos de Estados Unidos resulta una pérdida de tiempo el establecer treguas, ceses del fuego o convenios destinados a impedir la continuación de conflictos, donde en general ha sido Washington y sus aliados, quienes han catalizado la acción de grupos terroristas, como es el caso de las guerras de agresión contra Siria e Irak. Este bombardeo violó, además, dos compromisos asumidos por Washington según señaló el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vitaly Churkin“el primero, acordado con nosotros en febrero del 2016 y confirmado en los últimos días, fue cesar acciones militares, y el segundo compromiso dado a Damasco a inicios de la operación aérea en el cielo de Siria fue de que los estadounidenses no atacarían al Ejército sirio».
La contumacia criminal estadounidense
Estados Unidos no respeta en absoluto la palabra empeñada y además miente descaradamente al reconocer los ataques pero sostener y calificar dicha acción criminal como “producto de un simple error” negándose a que dicho evento fuese discutido en el seno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas e incluso tachara de “hipócrita y cínica” la decisión de Rusia de convocar una sesión urgente del Consejo de seguridad, tras el ataque estadounidense a las posiciones del Ejército árabe Sirio.
La referida declaración, expresada por la Representante Permanente del gobierno estadounidense ante la ONU, Samantha Power, refleja la verdadera cara del cinismo, la hipocresía y la doble moral cuando se trata de condenar o actuar situaciones que Washington considera de importancia. Estados Unidos con este tipo de acciones y decisiones comprueba el profundo desprecio que siente frente las leyes internacionales y su decisión de ahondar la presión contra el gobierno sirio y los afanes de sus aliados por enfrentar a las bandas terroristas takfirí.
Los actos de los gobiernos estadounidenses, sean estos republicanos o demócratas – muestran una forma de conducta nociva, peligrosa, lesiva y de clara contumacia en sus reiteración, que afecta gravemente la paz mundial y ocasiona grandes sufrimientos a países que sufren guerras de agresión donde Washington y su aliados se encuentran inmiscuidos. Estados Unidos se conduce en sus relaciones internacionales en forma tenaz, errada y persistente en esa línea, con pleno conocimiento y conciencia respecto a lo que realiza y los daños que ocasiona. Ello implica que además de esta patología de la contumacia en su modo de relacionarse con el mundo, bajo un marco de creencia en su superioridad, se adicione la reiteración de una conducta oposicionista y desafiante a las leyes internacionales. Todo sirve para tratar de mantener su hegemonía, piensan en Washington, y lo repiten en los despachos de las agencias de seguridad, en el Congreso y en las oficinas de los miembros del Complejo Militar Industrial.
En general el análisis preliminar y el sentido común – de quienes conocen la historia de estados Unidos con respecto a su forma de conducirse internacionalmente – suele sostener que esto era esperable, que los gobiernos estadounidenses se comportan de esta forma, que son poco confiables, que los traiciona su propia ambición de poder. Todo ello es plausible, ha sido una constante, pero el bombardeo deliberado contra posiciones del Ejército sirio – supera los límites, muestra a todas luces el carácter criminal tóxico y sobre todo peligrosos para el mundo de la política estadounidense con una Casa Blanca, que a pesar de estar en pleno proceso de elección presidencial es capaz de pasar por encima de cualquier acuerdo.
Al día siguiente de la firma de la tregua en Ginebra el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest sostuvo que “nuestro gobierno tiene dudas respecto a que Rusia quiera cumplir los acuerdos sobre Siria”. Hoy, Earnest debe estar mordiéndose la lengua pues si alguien ha violado la tregua pactada no sólo son los “rebeldes moderados” a los que tanto apoya Washington, sino que la propia aviación estadounidense ha mostrado al mundo que la palabra de su gobierno no vale nada. Si existe alguien que ha respetado a rajatabla lo pactado es precisamente el gobierno sirio y sus aliados de la federación Rusa, la República Islámica de Irán y las milicias de Hezbolá. La estatura moral de los países y las personas se miden no por lo que dicen sino por lo que son capaces de hacer. En este caso la estatura moral de Estados Unidos, sus políticos, sus aliados y todos aquellos que justifican el asesinato a partir de considerarlo “un error técnico”, es una estatura moral inexistente.
La Tregua en Siria Ha Fracasado
En un artículo publicado en HispanTV: Siria; Una tregua inútil si el objetivo es favorecer el terrorismo sostuve que “Nada podemos esperar de negociaciones, acuerdos y treguas donde una parte de los oponentes son mercenarios pagados generosamente para pelear la guerra de otros. Cesar la guerra implica cortar el grifo incesante de dinero y armas, que brota generosa desde la monarquía wahabita, con espaldas y apoyos que hunden sus raíces en Washington y sus socios europeos y de Oriente Medio. Ninguno de ellos son de fiar, ninguno de esos gobiernos, sean democracias representativas o monarquías son confiables. No se puede ser ingenuo en la lucha contra occidente y sus afanes hegemónicos” Dichas palabras a la luz de la violación de la tregua por parte de lo que occidente denomina rebeldes moderados, unido a las acciones criminales de la propia aviación de Estados Unidos, muestran la justeza de estas afirmaciones.
La Federación Rusa, por su parte, a través de la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, María Zajárova declaró que las acciones de bombardeo de Estados Unidos, a la luz de las acciones simultáneas realizadas por las bandas takfirí en las cercanías de Der Ezzor permiten deducir que “la Casa Blanca defiende al Estado islámico”-. Tal afirmación causó la indignación de Washington que a través de la Embajadora de Estados Unidos ante la organización de las Naciones Unidas – ONU – Samantha Power señaló que«esta portavoz oficial – María Zajárova, debería estar avergonzada por sugerir que Washington colabora con esa organización terrorista”.
A través de su cuenta de redes sociales, la funcionaria rusa contestó a tal aseveración. «Estimada Samantha Power, para saber el significado de la vergüenza, le aconsejo que viaje a Siria y converse con la gente de allí. Pero no para hablar con los seguidores de la organización extremista Frente al Nusra – actual Fath al Sham – ni la oposición moderada para discutir la entrega de ayuda humanitaria que tanto preocupa a EE.UU., ni tampoco con los disidentes – sirios – que viven en Occidente; sino para conversar con las personas que viven en ese país, donde por casi seis años se lleva a cabo un sangriento experimento con la activa participación de Washington» La invitación, una cuchillada al centro de la supuesta indignación estadounidense no se quedó allí, y en una estocada final María Zajárova concluyó su amable convite «Si quiere vamos juntas, propuso. Yo me ocupo de todos los gastos. Entiendo que no será una excursión para humillados y ofendidos por los pasillos de la ONU. El paseo será más interesante. Anímese y no tenga miedo, que conmigo nadie le hará daño. Bueno, a no ser que los suyos una vez más “accidentalmente” bombardeen. Tendrá algo para recordar y además sabrá lo que es ‘vergüenza'».
Por su parte, para la cancillería de la República islámica de Irán, el ataque de la Coalición anti-Daesh encabezada por Estados Unidos a las posiciones Sirias“viola la independencia y la soberanía de Siria y la coincidencia con los ataques de EIIL – Daesh en árabe – a las mismas posiciones del Ejército Árabe Sirio demuestra el respaldo de Washington a los terroristas en Siria” declaró el vocero de la diplomacia iraní, Bahram Qasemi. Desde Siria, la consejera política y de información en la Presidencia de la República, Bouthaina Shaban, afirmó que la agresión de la aviación estadounidense contra las posiciones del Ejército Árabe Sirio en Der Ezzor fue planeada de forma sistemática y anticipada “son falsas las alegaciones de la representante de EE.UU. ante las Naciones Unidas, que lo ocurrido fue por error. La aviación estadounidense no atacó a los terroristas de Daesh tras tomar el control de dicha posición, lo que indica que el ataque de la aviación estadounidense no fue precisamente un error. Si EE.UU. considera su ocupación de Irak como un error porque creía que poseía armas de destrucción masiva, y considera que el bombardeo occidental contra Libia como un error por tener informes de inteligencia erróneos, y si tiene tantos errores no le conviene que sea una potencia mundial”.
La acción de la aviación estadounidense es muestra de una clara provocación con el objetivo de hacer fracasar la frágil tregua pactada el pasado 9 de septiembre y al mismo tiempo mostrar que el objetivo final de Estados unidos sigue el de fragmentar Siria, derrocar a Bashar al Assad, cercar a la República islámica de Irán y frenar el avance a occidente por parte de la Federación Rusa. La gestión que permita contrarrestar esta idea de Washington implica que la Coalición formada por el gobierno sirio, Rusia, Irán y Hezbolá unido a todos aquellos voluntarios y milicias que combaten el terrorismo takfirí, intensifiquen su labor destinada a exterminar de todo el territorio sirio y luego en Irak todas aquellas bandas, que aprovechando esta tregua han continuado con su accionar, su aprovisionamiento y descanso para persistir con su labor criminal.
No es hora de mostrar debilidad ante el terrorismo que tiene en Washington, sus socios de la Unión Europea y la triada conformada por Ankara-Tel Aviv y Riad sus valedores, financistas y proveedores de armas e informes de inteligencia. Frente a la política de doble estándar que Washington ha mostrado: con una mano negociar y con la otra asesinar no se puede tener contemplaciones. La tregua en Siria, a partir de la conducta y las acciones de bombardeo de Estados Unidos, ha sido un rotundo fracaso. Nos encontramos ante una clara provocación, en las postrimerías del gobierno de Barack Obama, destinada a ver de qué manera reaccionan Siria, Rusia e Irán.
Lo primero es agotar las denuncias en el seno de las Naciones Unidas, develar al mundo la doble moral de estos defensores de la democracia que bombardean, agreden y asesinan a los ciudadanos de Siria, Irak, Yemen, Libia entre otros países que son destinatarios de la política belicista de occidente. Posteriormente encauzar los esfuerzos para destruir todo movimiento que combata al pueblo sirio, destruir sus instalaciones, bombardear sin cesar a todo grupo terrorista sea este Daesh, Frente Fath al Sham, Ahrar al Sham o aquellos que occidente, descaradamente, califica de “rebeldes moderados” y si ello implica frenar y combatir los apoyos de Turquía, Israel y Arabia Saudita, hacerlo con fuerza y contundencia. La historia de relaciones con Estados Unidos, en cada uno de los continentes del planeta demuestra que efectivamente llegar a acuerdos con Estado Unidos y esperar su cumplimiento es infructífero, nocivo y a estas alturas de la vida una ingenuidad.