En los últimos años han surgido cada vez más pruebas nos ayudan a comprender las consecuencias de los traumas durante la infancia; entre ellas las que sugieren que los traumas pueden transmitirse a la descendencia de las personas, llegando a afectar la salud mental y física de las futuras generaciones.
Uno de los ejemplos más impactantes son los estudios que han demostrado que los hijos de los sobrevivientes del Holocausto tienen más probabilidades de sufrir esquizofrenia grave y otros problemas de salud.
Aunque se sabe que esto está guiado por cambios en el epigenoma (una multitud de factores biológicos y químicos que afectan a la forma en que se expresan los genes), nunca ha quedado claro cómo las señales desencadenadas por la experiencia traumática se «imprimen» en las células reproductoras.
Ahora, en un artículo publicado en la revista especializada en biología molecular The EMBO Journal (factor de impacto: 9.96), un grupo de científicos de la Universidad de Zurich en Suiza utilizaron ratones para comprender mejor cómo los impactos de un trauma en los primeros años de vida podrían transmitirse de generación en generación a través de los cambios que ocurren en la sangre.
Los resultados confirman la hipótesis de que la sangre envía señales de estrés a las células reproductivas, es así como transmiten el legado del trauma a la siguiente generación.
En el estudio, los científicos involucrados compararon primero la sangre de los ratones que experimentaron un traumatismo en los primeros años de vida con la sangre de los ratones de control. Después, observaron algunas diferencias significativas en el metabolismo de los lípidos (grasas), ya que la sangre de los ratones traumatizados mostraba niveles mucho más altos de ciertos ácidos grasos poliinsaturados. Luego observaron que esos mismos cambios se encontraban también en la descendencia de los ratones traumatizados.
Para seguir con las conclusiones del experimento con los ratones, el equipo evaluó a 25 niños de un orfanato de Pakistán que habían perdido a su padre y estaban separados de su madre. Compararon muestras de sangre y saliva con las de otros niños y encontraron que los niños huérfanos tenían niveles más altos de varios lípidos, al igual que los ratones traumatizados.
A partir de estos resultados, los científico trataron de encontrar el mecanismo molecular que guió este proceso. Encontraron que el PPAR, un receptor en las células que ayuda a regular la expresión de los genes en numerosos tejidos, se regula mejor en el esperma de los varones traumatizados. Activaron este receptor de manera artificial en los ratones machos, lo cual provocó una disminución del peso corporal y cambios en los niveles de glucosa. Una vez más, este efecto también se observó en su descendencia e incluso en los nietos de los ratones.
Este estudio ofrece un elemento más para comprender de manera más amplia los efectos que tienen los traumas de la infancia, no sólo en la persona que los sufre, sino en sus hijos. Los responsables de esta investigación están interesados en que sus resultados sirvan para examinar cómo las infancias en contextos difíciles pueden tener efectos negativos en generaciones futuras.
«Estos hallazgos son extremadamente importantes para la medicina, ya que es la primera vez que se caracteriza una conexión entre el trauma temprano y los trastornos metabólicos en los descendientes», dijo en una declaración Isabelle Mansuy, profesora de neuroepigenética del Instituto de Investigación Cerebral de la Universidad de Zúrich y del Instituto de Neurociencia del ETH de Zúrich.
Es muy importante mencionar que una experiencia negativa, un trauma o experiencias dañinas, no se reduce a la condición biológica, fisiológica o genética de una persona. Los traumas son producto de las maneras en las que las personas se relacionan. Sin embargo, tener un conocimiento más amplio y desde diferentes perspectivas (psicología, ciencias sociales, humanidades, biología), nos ofrece un panorama mucho más sólido para poder resolver los malestares y consecuencias negativas en la vida de una persona.
https://pijamasurf.com/2020/11/los_traumas_de_la_infancia_pueden_pasar_de_una_generacion_a_otra_estudio/