Arielev
Sleepwalkings
Constitución de la Nación Argentina
Inonstitucional, esa es la palabra correcta para definir el sistema de datos biométricos SIBIOS (Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad) instaurado por la presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, con el objetivo de reducir las libertades de los ciudadanos, así como para controlar a las personas que se manifiesten pacíficamente en contra de las políticas del peculiar gobierno Argentino.
Se preguntará qué es exactamente este sistema, pues bien este es muy similar a los utilizados por países imperialistasque alegan su existencia bajo el lema de la “seguridad nacional” tanto de amenazas locales e invididuales, como de amenazas locales y grupales (protestas sociales legítimas) El gobierno argentino deja el claro mensaje orwelliano de que usted se encuentra apto para protestar, pero tendremos sus datos a mano por si acaso se le ocurre decir o hacer algo que nos moleste o perjudique; de todas formas, vaya y proteste tranquilo.
Este sistema de espionaje, como dicen sus siglas, trabaja con datos biométricos; se puede obtener una gran cantidad de información a través de estos, algunas de ellas son:
- Reconocimiento Facial
- Huellas Dactilares
- Fotografías Personales
- Grupo Sanguíneo
- Estado Civil
- Grabaciones de Voz
- Imágenes en “Tiempo Real”
- Un extenso etcétera
Hace un tiempo subí al blog un peculiar artículo denominado “Las operaciones encubiertas del Pentágono en América del Sur” el cual invito a leer y a encontrar la relación con la aplicación de esta tecnología y los aportes de EE.UU. a la hora de ayudar a que concrete la vigilancia total en países que consideran “algo rebeldes”. Veamos la relación:
“Al día siguiente, después de intensas consultas con el Pentágono y el Departamento de Estado, la embajada de EE.UU. tuvo que ceder a la presión. Argentina abrió las puertas del contenedor. En su interior se encontraron dispositivos para la comunicación, codificación secreta, e interceptación de audio, GPS, software, y una amplia gama de sustancias psicotrópicas y estupefacientes. Según los expertos argentinos, todos estos dispositivos y los materiales se destinaron a inteligencia y el trabajo de distracción. La apertura de la “maleta”, su contenido, así como las cajas con armas de contrabando (“la propiedad de 7 º Grupo de Fuerzas Especiales”) – todo esto se muestra en la televisión nacional. Con el fin de evitar una escalada del conflicto, las autoridades argentinas permitieron que el Boeing EE.UU. abandone el país con la “parte legal de la carga” y los instructores.
Teniendo en cuenta toda la tecnología que había en ese cargamento proveniente de Estados Unidos, ¿es muy descabellado sospechar que gran parte de esta se haya quedado en Argentina y que luego “casualmente” nazca SIBIOS?
El mismo artículo ofrece otro punto alarmante:
Hacen vuelos secretos de diversos acuerdos firmados en tiempo y bajo diferentes excusas. Casi todos los aeródromos en América del Sur tienen un sitio reservado para ofrecer el aterrizaje de un avión de combate de EE.UU.. Las cargas y los pasajeros de estos no son controlados tan meticulosamente, como ocurrió en el aeropuerto de Ezeiza. ¿Cómo puede ser esto diferente? Debemos confiar en nuestro compañero (USA), que tomó una pesada carga en la lucha contra los carteles de droga y el terrorismo en el Hemisferio Occidental.
El artículo 19 de la Constitución Nacional Argentina habla de “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero” esto me hace pensar en esos terceros que se ven perjudicados por las protestas sociales, en los dueños de corporaciones afines a este gobierno argentino de turno que deben regocijarse por el hecho de que habrá más controles ilegales sobre la población y sobre sus libertades constitucionales.
Según la Cristina Fernández de Kirchner, los datos biométricos de los 40.000 millones de cuidadanos argentinos estarán disponibles en dos años:
“Quería hacerlo obligatorio, porque sólo hay 10 millones de identificados. Pero temimos el colapso del sistema. Se tendrá en un plazo de dos años a los 40 millones o más de argentinos identificados a través de la huella digitalizada y de su rostro biométrico, lo que es un salto cualitativo importante”,
Cualitativamente importante para las empresas y para el gobierno, que ahora podrá controlar cada movimiento de los ciudadanos argentinos. Probablemente este solo sea el comienzo de una serie de robos de datos por parte de este gobierno, mucho más si tenemos en cuenta que recién comienza su nuevo mandato de 4 años…
Si usted es Argentino seguramente se preguntará en manos de quién estarán sus datos que deberían ser íntimos, solamente suyos; he aquí la lista (al menos la oficial)
- Policía Federal Argentina
- Gendarmería Nacional
- Prefectura Naval Argentina
- Policía de Seguridad Aeroportuaria
- Registro Nacional de Personas
- Dirección Nacional de Migraciones
Tal vez este sistema no sea tan peligroso como el utilizado en otros países, pero es importante destacar que, el hecho de que se comience a aplicar, ya significa una amenaza para la privacidad de los ciudadanos argentinos.
Invito a todos los lectores de tal país a que investiguen sobre esta cuestión.
Los países de Sudamérica gozan de cierta privacidad en comparación con otros tantos en los que tal concepto es una utopía. Sería realmente triste despertar un día y darse cuenta que gran parte de nuestras vidas está en manos de desconocidos…
¿Desearía que ese sea el destino de sus hijos y seres queridos?
Amigos de Argentina, es hora de unirse y luchar por sus derechos. No se dejen engañar por un gobierno que utiliza el doble discurso.
A nada temo amigo, yo voy a resistir pacíficamente a este régimen que es la antesala del nuevo orden, es mentira que chavez o fidel u estos tipos son contrarios a este plan, ellos solo buscan posicionarse para sacar el mayor rédito.
Soy Argentina y se de lo que escribo.
Y COMO PUDIERON REELEGIRLA?
Argentino alguno pensó o cuestionó sobre este punto?
Cada Nación tiene el Gobierno que se merece, o nó?