- Las valiosas décadas de investigación nos muestran convincentemente que el exceso de azúcar daña su salud; sin embargo, la industria azucarera logró enterrar la evidencia y cubrirla con falsa ciencia que respalda al azúcar como un importante alimento
- Un análisis histórico proporciona evidencia sustancial acerca de que la industria azucarera ha manipulado, moldeado e influido durante décadas la investigación nutricional, para exonerar al azúcar, y en vez de ello culpar a las grasas saturadas
- La mayoría de los estudios que le proporcionan al azúcar un pase libre tienen un obvio conflictivo financiamiento de la industria tras ellos. Por ejemplo, un reciente estudio llegó a la dudosa conclusión de que comer dulces podría ayudar a prevenir el aumento de peso
Por el Dr. Mercola
Durante años, hemos sido advertidos acerca de los peligros de consumir demasiadas grasas o sal, pero las autoridades de salud y medios de comunicación han sido relativamente silenciosos acerca del azúcar, a pesar de haber tasas de obesidad cada vez más altas y problemas de salud en casi todas las áreas que han adoptado la alimentación procesada Occidental.
La triste realidad es que hay una gran cantidad de investigación, la cual se realizó durante muchas décadas, que muestra que consumir un exceso de azúcar daña su salud de muchas maneras; no obstante, la industria azucarera logró enterrar la evidencia y cubrirla con falsa ciencia que respalda sus propias afirmaciones, que exponen que el azúcar tiene poco o nada que ver con el aumento de peso y una mala salud.
En la actualidad, ellos quieren que continúe creyendo el mito obsoleto de que lasgrasas saturadas son las culpables, en vez del azúcar y las calorías que entran, y salen. Afortunadamente, la verdad empieza a salir a la luz, y muchas almas valientes han hecho frente para exponer y desmantelar el engaño orquestado.
Los Fraudes del Azúcar Son Expuestos
Uno de ellos es el periodista científico y autor, Gary Taubes, quien en el 2012 se asoció con Cristin Kearns, una dentista y compañera suya en la Universidad de California, en San Francisco, para escribir «Big Sugar’s Sweet Little Lies» (Las Pequeñas y Dulces Mentiras de la Industria del Azúcar). En su exposición, que apareció en Mother Jones, ellos escribieron que:1
«Durante 40 años, la prioridad de la industria del azúcar ha sido poner en duda los estudios que sugieren que su producto hace que las personas enfermen. En las pruebas federales, los científicos financiados por la industria citan los estudios financiados por la misma, para desestimar al azúcar como culpable«.
Su último libro, el cual será lanzado este otoño, es «The Case Against Sugar» (El Caso Contra el Azúcar). He leído este libro, y en breve, entrevistaré a Taubes. Si alguna vez tuvo alguna duda acerca de lo corrupta e influyente que es la industria azucarera, entonces simplemente debe leer este libro.
Taubes profundiza en el encubrimiento sistemático de la ciencia, al mostrar que el azúcar en efecto causa enfermedades, y es la causa más probable de nuestras actuales crisis de obesidad, diabetes, enfermedades cardiacas y cáncer. El libro de Gary lo expone mucho más detalladamente que el presente o el artículo publicado en The New York Times.2
Asimismo, docenas de científicos, de tres universidades de los Estados Unidos, se han unido para crear un sitio web educativo llamado SugarScience.org,3 orientado a que la investigación independiente acerca del azúcar esté disponible al público.
Kearns – entrevistado anteriormente por NPR–también ha sido noticia debido a un nuevo artículo en la Revista de la Asociación Médica Americana (JAMA, por sus siglas en inglés) de Medicina Interna,4 que detalla la influencia de la industria azucarera en las recomendaciones alimenticias.5,6,7,8,9,10
El Análisis Histórico Muestra Que la Industria Azucarera Ha Manipulado la Ciencia de los Alimentos
El análisis histórico de Kearns proporciona una prueba sustancial de que la industria azucarera ha manipulado, moldeado e influido, durante décadas, a la investigación alimenticia para exonerar al azúcar, y en vez de ello, culpar a las grasas saturadas. Según informó The New York Times:11
«Los documentos muestran que un grupo comercial llamado Sugar Research Foundation, conocido actualmente como Sugar Association, pagó a tres científicos de Harvard el equivalente a alrededor de $ 50 000 en dólares, para publicar un análisis realizado en 1967 acerca de la investigación sobre el azúcar, grasas y enfermedades cardiacas.
Los estudios utilizados en el análisis fueron elegidos por el grupo del azúcar, y el artículo,12 fue publicado en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine, donde se minimizó el vínculo entre el azúcar y la salud cardiaca, y se lanzaron calumnias acerca del papel de las grasas saturadas.
A pesar de que el tráfico de influencias revelado en los documentos data de hace casi 50 años, los informes más recientes indican que la industria alimentaria ha seguido influyendo en la ciencia de los alimentos«.
Una Detestable Investigación Que Debería Levantar Sospechas
Algunos de los estudios que le dan luz verde al azúcar, claramente tienen las visibles huellas digitales de la industria, por todas partes. Por ejemplo, un estudio reciente13 llegó a la increíble y extraña conclusión de que consumir dulces podría ayudar a prevenir el aumento de peso, ya que los niños que los comen tienden a pesar menos que los que no lo hacen.
La fuente de los fundamentos revela que la base de tan extraña conclusión es: The Confectioners Association, que representan a los fabricantes de dulces como Butterfingers, Hershey y Skittles.
El año pasado, Coca-Cola Co. fue expuesto por canalizar millones de dólares a un grupo líder antiobesidad, al que se le pagó para desestimar el vínculo entre la soda y obesidad1–una relación que se ha establecido firmemente por muchos estudios anteriores.
Asimismo, ha surgido evidencia que muestra cómo la industria del azúcar influyó en la agenda científica del Instituto Nacional de Investigación Dental, en 1971, y creó un programa nacional contra la caries–una vez más, para minimizar cualquier vínculo entre el consumo de azúcar y la caries dental.15
Incluso, fue minimizado el papel del azúcar en la alimentación que consumen las personas que padecen diabetes, a pesar de sus evidentes riesgos. Como señaló Kearns en la anterior entrevista con NPR, a menudo, la bibliografía relacionada con la diabetes ni siquiera menciona la necesidad de restringir el azúcar.
Trágicamente, aunque la diabetes tipo 2 puede ser revertida exitosamente con una alimentación adecuada baja en azucares, en vez de ello, el enfoque se centra en el simple control de la enfermedad al utilizar insulina–una estrategia que por lo general empeora este padecimiento.
Además, a las personas que padecen diabetes se les insta a utilizar endulzantes artificiales, a pesar de que los estudios han demostrado claramente que los endulzantes artificiales fomentan un aumento de peso y la sensibilidad a la insulina empeora a un grado mayor que el azúcar.
Por otro lado, la investigación respaldada por Coca-Cola y Pepsi, llegó a la inquietante y altamente irresponsable conclusión de que beber soda de dieta era más útil para la pérdida de peso, en comparación con el agua pura.16
Las Directrices Alimentarias de los Estados Unidos Estaban Contaminadas Desde el Principio
De acuerdo con el análisis histórico de Kearns, en 1967, Mark Hegsted, un investigador de nutrición–quien falleció en 2009–fue uno de los científicos de Harvard a quienes pagaron para crear investigación para la industria del azúcar.
En 1977, mientras dirigía la oficina de nutrición en el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), Hegsted ayudó a redactar un primer documento que eventualmente se convirtió en las directrices alimentarias de los Estados Unidos.
En las décadas posteriores, los funcionarios de salud de los Estados Unidos han exhortado a los habitantes del país a adoptar una alimentación baja en grasas para prevenir las enfermedades cardiacas, y como resultado, en vez de ello, las personas cambiaron a los alimentos procesados, bajos en grasas y con altos niveles de azúcar.
Resulta que esta es la VERDADERA receta para tener enfermedades cardiacas; sin embargo, las industrias del azúcar y alimentos procesados han logrado mantener estos hechos en secreto todos estos años, al tomar el control y estructurar el análisis científico. El resultado final es claramente visible en las actuales estadísticas de salud.
En un editorial complementario,17 Marion Nestle, una profesora de nutrición, estudios alimenticios y salud pública de la Universidad de Nueva York, escribe:
«A partir de una inmersión profunda en los archivos de los años ’50s y ’60s, se ha producido evidencia convincente acerca de que una asociación comercial de azúcar no solo pagó, sino que también inició e influyó en la investigación que exonera expresamente al azúcar como un importante factor de riesgo para la enfermedad cardíaca coronaria (CHD, por sus siglas en inglés)«.
Como Formar la Opinión Pública a Través de la Investigación y los Programas Legislativos
Los registros, que son alrededor de 1 500, incluyen cientos de páginas de cartas y correspondencia entre científicos, nutricionistas y ejecutivos de la industria del azúcar. Los documentos fueron encontrados en los archivos de las compañías azucareras ya desaparecidas, así como en registros en la biblioteca de la Universidad, de investigadores ya fallecidos, quienes desempeñaron un papel clave en la estrategia de la industria.
Los registros revelan que ya desde 1964–un momento en que los investigadores comenzaban a sospechar una relación entre los tipos de alimentación con altos niveles de azúcar y las enfermedades cardiacas–John Hickson, un ejecutivo de la industria azucarera, presentó un plan acerca de cómo la industria del azúcar podría influir en la opinión pública «a través de nuestra investigación y programas de información y legislativos».
Como informó el artículo presentado:18 «Hickson propuso contrarrestar los alarmantes descubrimientos acerca del azúcar con la investigación financiada por la industria. ‘Entonces podemos publicar los datos y refutar a nuestros detractores’, escribió».
Esta fue la idea por la que se contrató a Hegsted y a otros dos científicos de Harvard, para examinar y refutar los estudios que relacionan a la alimentación cargada de azúcares con las enfermedades cardiacas. «Considero que es terrible», dijo Nestlé para The New York Times.19 «Simplemente, uno nunca ve ejemplos tan evidentes«.
El Dr. Walter Willett, Presidente del departamento de nutrición de la Facultad de salud pública TH Chan de Harvard, también observó que los documentos son un poderoso recordatorio de «por qué la investigación debe ser apoyada por fondos públicos en vez de depender del financiamiento de la industria».
Por desgracia, tomará mucho hacer tal cambio. Incluso, resulta difícil tomar medidas drásticas contra los conflictos de interés. Como Nestlé dijo para Bloomberg:20
«Por ejemplo, me han dicho en repetidas ocasiones que desde que escribí «Food Politics» (La Política Acerca de los Alimentos), no soy elegible para participar en comités federales de asesoramiento, porque soy demasiado parcial. Lo que esto me indica es que las personas que desde un principio se niegan a aceptar los fondos de la industria de los alimentos, son excluidos de la lista de candidatos.
Sin embargo, las personas que toman fondos de la industria son considerados aceptables, siempre y cuando revelen sus vínculos financieros debidamente, lo que por desgracia muchos no hacen«.
La Industria del Azúcar Responde
Mientras tanto, Sugar Association se mantiene firme en su postura, al responder al artículo de Kearns, con lo siguiente:21
«Cuestionamos los continuos intentos de este autor al replantear los sucesos históricos para alinearlos convenientemente con la tendencia actual del discurso contra el azúcar, en particular cuando las últimas décadas de investigación han concluido que el azúcar no tiene una función exclusiva en las enfermedades cardíacas«.
Es interesante señalar que la principal defensa de la industria azucarera es apoyarse en ¡una «base científica» de investigación contaminada por sus propias conclusiones! Tome como ejemplo su respuesta al trabajo del nutricionista británico, John Yudkin.
En 1972, Yudkin publicó el libro, «Pure White and Deadly» (Blanco, Puro y Mortal), en el que presentó décadas de investigación que apuntan hacia el azúcar en la alimentación–en vez de las grasas–como el factor subyacente de la obesidad y diabetes.
En respuesta, Sugar Association financió silenciosamente un artículo técnico llamado «Sugar in the Diet of Man» (El Azúcar en la Alimentación del Hombre), que afirma que el azúcar no solo era seguro y saludable, sino que es un importante alimento «energético».
El titular de la nota de prensa de Sugar Association, decía «Científicos Disipan los Miedos Hacia el Azúcar».22 Y mientras que financiaban el documento en cuestión, lo hicieron parecer como un estudio independiente.
El mayor apologista de Sugar Association fue Ancel Keys quien, con el financiamiento de la industria, ayudó a destruir la reputación de Yudkin, para desacreditarlo y etiquetarlo como un charlatán. La campaña de difamación fue un gran éxito, lo que hizo que la investigación de azúcar se detuviera.
Al igual que las industrias del tabaco y químicos, aquellos que se benefician del azúcar son muy hábiles para aplastar las voces disidentes, incluyendo a aquellos que se encuentran en los ámbitos de la ciencia.
Al silenciar las críticas acerca del azúcar, la industria azucarera fue capaz de continuar promoviendo a las grasas saturadas como el villano en la alimentación, a pesar de la falta de sustento científico. El siglo XXI trajo consigo las sodas súper grandes, junto con mayores problemas de salud, mientras la industria alimentaria continua mirando hacia otro lado–con la esperanza de que no se darán cuenta de la verdad.
Al igual que las grandes tabacaleras culpan a otros por el cáncer, las importantes empresas azucareras se han cubierto, a través de las prácticas aprendidas de la industria tabacalera, tales como mermar la ciencia, intimidar a los científicos, y socavar las políticas de salud pública.
¿Qué Cantidad de Azúcar Sería Demasiada?
Según un estudio realizado en el 2014,23 más de 7 de cada 10 adultos en los Estados Unidos obtienen al menos el 10 % de sus calorías diarias del azúcar; 1 de cada 10 recibe el 25 % o más de sus calorías diarias de los azúcares añadidos. También encontró que:
- Las personas que consumieron el 21 % o más de sus calorías diarias en forma de azúcar, fueron dos veces más propensas a morir por enfermedades cardiacas, en comparación con los que obtuvieron un 7 % menos de sus calorías diarias de azúcares añadidos
- El riesgo casi se triplicó entre los que recibieron el 25 % o más de sus calorías de los azúcares
Una investigación más reciente muestra que los tipos de alimentación que tienen un alto contenido de azúcar también son un importante factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares en los niños—y representan un riesgo significativo, incluso muy por debajo de los niveles actuales de consumo.
Como fue señalado en la última declaración científica acerca del consumo de azúcar de los niños, en la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés):24
«Hay mucha evidencia que sustenta que existe una relación entre los azúcares añadidos y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares en los niños, a través de un mayor consumo de energía, de adiposidad y dislipemia…
[E]s razonable recomendar que los niños consuman ≤ 25 g[ramos] (100 cal[orias] o ≈ 6 cucharaditas) de azúcares añadidos por día y evitar, estos últimos, en los niños que son < 2 años de edad«.
De acuerdo con la AHA, los niños consumen un promedio de 19 cucharaditas de azúcar por día–cerca de tres veces más de lo recomendado, y la evidencia indica claramente que esta tendencia alimenticia va de la mano junto con nuestras actuales epidemias de obesidad y enfermedades crónicas.
Una sola lata de soda o ponche de frutas puede contener aproximadamente 40 gramos de azúcar, preparar bebidas endulzadas es especialmente peligroso para los niños pequeños.
Asimismo, los cereales para el desayuno, barritas de cereales, bagels y hojaldres tienden a contener altas cantidades de azúcares añadidos. Durante mucho tiempo, no hubo un verdadero límite recomendado para el azúcar, además de las recomendaciones para consumir azúcar «con moderación»–algo que es prácticamente imposible de hacer si come alimentos procesados.
Por fortuna, esto finalmente ha cambiado. Ahora, la AHA recomienda limitar el consumo de azúcares añadidos diarios a:25,26,27,28,29,30,31