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La percepción visual solo capta la «esencia» del mundo que nos rodea

Investigadores del MIT señalan que lo mismo ocurre con el resto de nuestros sentidos
Algunos neurocientíficos creen que nuestros ojos capturan todo lo que tenemos delante. Sin embargo, investigadores del MIT sostienen que nuestra visión sólo capta la “idea esencial” de lo que vemos. Así nos basta para hacernos la composición del escenario en que nos movemos. Apuntan, además, a que lo mismo ocurriría con el resto de nuestros sentidos.

Imagen: Adina Voicu. Fuente: Pixabay.
Mira por la ventana y luego cierra los ojos. ¿Qué has visto? Tal vez has notado que está lloviendo y que había un hombre que llevaba un paraguas. ¿De qué color era? ¿Qué forma tenía su mango? ¿Has retenido todos esos detalles?

Algunos neurocientíficos dirían que, aunque hayas percibido solo algunos de dichos detalles de la escena de la ventana, tus ojos han registrado todo lo que estaba frente a ti.

Sin embargo, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU) argumentan que esta idea no es cierta y que, en realidad, puede que nuestra visión sólo refleje la esencia de lo que vemos. Publican su hipótesis enTrends in Cognitive Sciences.

Método empleado

“Muchos trabajos que señalan que la percepción de nuestra experiencia visual es muy rica y viva son totalmente inciertos”,  asegura Michael A. Cohen, del Instituto McGovern para la Investigación Cerebral del MIT y autor de la investigación. “Pero incluso aunque podamos ver solo unas cuantas cosas, definitivamente tenemos la comprensión del mundo que nos rodea; un sentido del tipo de escena en la que nos encontramos”.

Cohen y su equipo deducen esto a partir de experimentos realizados con un método de cuantificación de la conciencia visual, que consiste en mostrar a la gente destellos de diferentes formas u objetos en una pantalla de ordenador, para preguntarles luego cuántos detalles de lo visto pueden recordar.

En la mayoría de los casos, los sujetos suelen dar cuatro o cinco respuestas correctas. La excepción surge cuando están previamente preparados para buscar algo, lo que cambia su forma de prestar atención. Este enfoque selectivo podría explicar por qué los especialistas no se ponen de acuerdo sobre lo que realmente “vemos”, a pesar de que en realidad la vista no es tan variable.

Encuadre general

Al respecto de la conciencia, Cohen explica que en general esta es una combinación de varios procesos que incluyen la concentración y la memoria; y que nos ayudan a tomar decisiones sobre acciones futuras.

En lo que se refiere a la conciencia visual, hay estudios que sugieren que nuestros cerebros están programados para registrar rápidamente objetos y escenas de gran tamaño (por ejemplo, una carretera, un parque, una tienda), en fracciones de segundo.

Si miramos por la ventana, enseguida registraremos aspectos como la profundidad o la apertura del entorno; aunque el cerebro también captará algunos detalles, como un hombre que lleva paraguas. En otras palabras, la mayor parte de nuestra percepción visual se centrará en el “cuadro grande” o general.

 

En el centro se refleja el punto de fijación y el foco de atención de las instantáneas situadas a ambos lados. Imagen: Cohen et al. Fuente: Trends in Cognitive Sciences.

En el centro se refleja el punto de fijación y el foco de atención de las instantáneas situadas a ambos lados. Imagen: Cohen et al. Fuente: Trends in Cognitive Sciences.

Filtros automáticos y voluntarios

Si vemos menos de lo que pensamos que estamos viendo, probablemente ocurra algo similar con el resto de nuestros sentidos, explican los investigadores.

Hay evidencias de que la percepción del sonido también está basada en “ideas esenciales” de todos los sonidos que oímos: la lluvia al caer, el canto de los pájaros, los motores de los coches… Una vez más, nuestros oídos capturan sobre todo la esencia de nuestro entorno.

Probablemente haya investigadores que no estén de acuerdo con las ideas de Cohen y sus colaboradores. “Es muy difícil medir de manera objetiva y sin confundir la conciencia con la experiencia subjetiva», explica Cohen. «Creo que este trabajo nos da la esperanza de que podamos cerrar la brecha entre lo que nosotros como científicos podemos cuantificar y las impresiones subjetivas que tienen las personas al abrir los ojos”.

Recientemente, otro estudio realizado en Canadá demostraba que los filtros que aplicamos al percibir el entorno visualmente no solo son automáticos (como parecen señalar Cohen y su equipo), sino que también pueden controlarse. Es decir, que podemos ignorar voluntariamente objetos que no nos interesen en un momento dado.

 

Referencia bibliográfica:

Cohen et al. What is the bandwidth of perceptual experience?Trends in Cognitive Sciences (2016). DOI:10.1016/j.tics.2016.03.006.

http://www.tendencias21.net/La-percepcion-visual-solo-capta-la-esencia-del-mundo-que-nos-rodea_a42481.html

La Experiencia de Muerte Clínica de Mellen-Thomas Benedict

Introducción:

Mellen-Thomas Benedict es un artista que sobrevivió a una experiencia cercana a la muerte en 1982. Murió durante más de una hora y media, durante ese tiempo se elevó por encima de su cuerpo y fue a la Luz. Con curiosidad por el universo, fue llevado lejos a las remotas profundidades de la existencia e incluso más allá, en el Vacío energético de la Nada más allá del Big Bang. En relación con su experiencia cercana a la muerte el Dr. Kenneth Ring declaró: “Su historia es una de las más notorias de entre las que he tenido conocimiento en el curso de mis amplias investigaciones sobre las experiencias cercanas a la muerte.”

EL CAMINO HACIA A LA MUERTE (por Mellen-Thomas Benedict)

Mellen Thomas BenedictEn 1982 me morí de un cáncer terminal. Mi caso era inoperable y cualquier tipo de quimioterapia que pudiesen darme tan sólo me haría ser aún más un vegetal. Me dieron de seis a ocho meses de vida.

En los años 70, había sido un fanático de la información y me volví cada vez más pesimista con respecto a la crisis nuclear, la crisis ecológica, y así sucesivamente. Así, como no tenía una base espiritual, empecé a creer que la naturaleza había cometido un error, y que probablemente éramos un organismo canceroso en el planeta. No veía la forma de salir de todos los problemas que nos habíamos creado a nosotros mismos y al planeta. Percibía a todos los humanos como cáncer, y eso es lo que tuve.

Eso es lo que me mató. Ten cuidado con cuál es tu visión del mundo. Ello puede volver a ti, especialmente si es una visión negativa del mundo. Yo tenía una visión seriamente negativa. Eso es lo que me llevó a mi muerte. Intenté todo tipo de métodos curativos alternativos, pero nada funcionó.

Entonces determiné que aquello en realidad era un asunto tan sólo entre Dios y yo. Nunca antes me había encarado realmente con Dios, ni siquiera había tratado con Él. En aquel tiempo, no estaba dentro de ningún tipo de espiritualidad, pero comencé un viaje de aprendizaje sobre espiritualidad y terapias alternativas. Me embarqué en la lectura de todo lo que podía y me zambullí en el tema, pues no quería sorpresas al otro lado. Así que empecé a leer sobre varias religiones y filosofías. Todos eran muy interesantes y daban esperanzas de que hubiera algo al otro lado.

Por otro lado, como era trabajador autónomo (yo era entonces artista sobre vidrios de colores) no tenía ningún seguro médico. Los ahorros de toda mi vida, pues, se esfumaron de la noche a la mañana en exámenes médicos. También tuve que hacer frente al personal médico sin seguro alguno. No quería que mi familia se arruinase, por lo que decidí ocuparme de ello personalmente. No tenía dolores permanentes pero perdía el conocimiento. Aquello evolucionó de tal manera que ya no me atreví a conducir más. Acabé, finalmente, en el hospicio.

Una cuidadora del hospicio se ocupaba personalmente de mí. Este ángel fue una verdadera bendición, sufrió conmigo la última fase. Resistí unos 18 meses. No quería tomar muchos medicamentos porque quería permanecer lo más consciente posible. Padecí entonces tal dolor, que me impedía percibir nada más. Afortunadamente, esto sucedía tan sólo durante períodos de unos días.

LA LUZ DE DIOS

Recuerdo que me desperté en casa una mañana a eso de las 4 y media de la madrugada y supe sin más que había llegado el momento. Ése era el día en que me iba a morir. Así que llamé a unos pocos amigos y me despedí. Desperté a mi cuidadora del hospicio y se lo dije. Tenía un acuerdo privado con ella, y era que dejaría mi cadáver a solas durante seis horas, ya que había leído que cuando uno muere suceden toda clase de cosas interesantes. Volví a dormir.

Lo siguiente que recuerdo es el comienzo de una típica experiencia cercana a la muerte. Súbitamente, me encontraba totalmente consciente y de pie, pero mi cuerpo seguía en la cama. Había aquella oscuridad a mi alrededor. Estar fuera del cuerpo era una experiencia aún más vívida que la ordinaria. Era tan vívida, que podía ver cada habitación de la casa, podía ver el techo de la casa, podía ver los alrededores de la casa, podía ver por debajo de la casa.

Había esta Luz brillando. Me volví hacia la Luz. La Luz era muy parecida a lo que tantos otros han descrito en sus experiencias cercanas a la muerte. Era tan magnífica. Es tangible. Se la puede sentir. Es atractiva. Quieres ir a ella como querrías hacerlo a los brazos de tu madre o padre ideal.

Cuando empecé a moverme hacia la Luz, supe intuitivamente que, si iba hacia ella, moriría. Por lo que, mientras me movía hacia la Luz, dije: “Por favor, espera un minuto, paremos aquí tan sólo un segundo. Quiero pensar sobre esto; querría hablarte antes de ir.” Para mi sorpresa, toda la experiencia se paró en ese punto. Tú controlas tu experiencia de vida tras la muerte. No vas montado en una montaña rusa.

Así que mi petición fue atendida y tuve algunas conversaciones con la Luz. La Luz continuaba transformándose en diferentes figuras, tales como Jesús, Buda, Krishna, mandalas, imágenes arquetípicas y signos. Le pregunté a la Luz: “¿Qué pasa aquí? Por favor, Luz, aclárate para mí. De veras que quiero conocer la realidad de la situación.” En realidad no puedo decir las palabras exactas, porque era una especie de telepatía.

LA LUZ RESPONDIÓ

La información que se me ha transmitido es que, durante tu experiencia de vida tras la muerte tus creencias dan forma al tipo de reacción que se obtiene ante la Luz. Si fuiste budista o católico o fundamentalista, según lo que haya en ti así será la respuesta que obtengas de vuelta. Tú tienes la oportunidad de mirarla y examinarla pero la mayoría de la gente no puede. Cuando la Luz se me reveló a sí misma, me hice consciente de que lo que estaba viendo en realidad era la matriz de nuestro Yo superior.

Todos tenemos un Yo Superior o super-alma que forma parte de nuestro ser. Se reveló a mí en su forma más verdadera de energía. La única forma en que puedo describirlo es que el ser de nuestro Yo Superior es más como un conducto. No se parecía a eso, pero es una conexión directa a la Fuente que todos y cada uno de nosotros tenemos. Estamos directamente conectados a la Fuente. Así que la Luz me estaba mostrando la matriz de nuestro Yo Superior.

Se me apareció muy claramente que todos los Yos Superiores están conectados a un solo ser, todos los humanos están conectados a un solo ser, somos de hecho un solo y mismo ser, diferentes aspectos del mismo ser. Yo no estaba comprometido con ninguna religión en particular, así que eso era lo que estaba retroalimentándose hacia mi en mi experiencia de vida tras la muerte.

Cuando le pedí a la Luz que me siguiera aclarando, que siguiera explicando, entendí lo que es la matriz de nuestro Yo superior. Tenemos una red alrededor del planeta donde están conectados todos los Yos superiores. Es como una gran compañía, un cercano y sutil nivel de energía en torno a nosotros, el nivel espiritual podríamos decir. Entonces, tras un par de minutos, pedí más clarificación. Quería en verdad saber lo que es el universo, y en aquel momento estaba listo para partir. Dije: “Estoy listo, llévame.”

Entonces la Luz se transformó en la cosa más hermosa que he visto jamás: un mandala de almas humanas en este planeta. Vine ahora a esto con mi visión negativa de lo que sucedía en el planeta. Por lo que, como le pedí a la Luz que se me siguiera aclarando, vi en este magnífico mandala cuan hermosos somos todos en nuestra esencia, nuestro núcleo. Somos las más bellas creaciones.

El alma humana, la matriz humana que formamos todos juntos es absolutamente fantástica, elegante, exótica, todo. Apenas puedo describir lo mucho que cambió mi opinión sobre los seres humanos en aquel instante. Dije: “¡Oh Dios! ¡No sabía lo hermosos que somos!” A cualquier nivel, alto o bajo, en cualquier forma en la que estés, eres la más hermosa creación, lo eres.

Las revelaciones provenientes de la Luz parecían seguir y seguir, entonces le pregunté a la Luz: “¿Significa esto que la Humanidad será salvada?” Entonces, como un toque de trompeta con una lluvia de luces en espiral, la Gran Luz habló diciendo: “Recuerda esto y no lo olvides nunca; tú te salvas, tú te redimes y tú te curas a ti mismo. Siempre lo has hecho. Siempre lo harás. Fuiste creado con el poder de hacerlo así desde antes del principio del mundo.

En ese instante, me di cuenta de más cosas aún. Me di cuenta de que NOSOTROS YA HEMOS SIDO SALVADOS, y nos salvamos porque fuimos diseñados para auto-corregirnos como el resto del universo de Dios. De eso es de lo que trata el segundo advenimiento. Le di las gracias a la Luz de Dios con todo mi corazón. Lo mejor que acerté a decir fueron estas sencillas palabras de total aprecio: “Oh querido Dios, querido Universo, querido Gran Yo, Amo Mi Vida.”

La Luz pareció aspirarme aún más profundamente. Fue como si la Luz me absorbiera completamente. El Amor Luz sigue siendo, aún a día de hoy, indescriptible. Entré en otro reino, más profundo que el último, y advertí algo más, mucho más. Era una enorme corriente de Luz, vasta y plena, profunda en el Corazón de la Vida. Pregunté qué era esto.

La Luz respondió: “Éste es el RÍO DE LA VIDA. Bebe de esta agua del maná hasta que se contente tu corazón.” Por lo que lo hice. Tomé un gran trago y luego otro. ¡Beber de la misma Vida! Estaba en éxtasis.

Entonces la Luz dijo: “Tú tienes un deseo.” La Luz lo sabía todo sobre mí, cada cosa pasada, presente y futura. “¡Sí!”: susurré.

Pedí ver el resto del Universo; más allá de nuestro sistema solar, más allá de toda ilusión humana. La Luz me dijo entonces que yo podía ir con la corriente. Lo hice, y fui llevado a Través de la Luz hasta el Final del Túnel. Sentí y oí una serie de estampidos sónicos muy suaves. ¡Qué torrente!

EL VACÍO DE LA NADA

Súbitamente, parecí ser propulsado lejos de este planeta en esta corriente de Vida. Ví la tierra volar a lo lejos. El sistema solar, en todo su esplendor, pasó zumbando y desapareció. Más rápido que la velocidad de la luz, volé a través del centro de la galaxia, absorbiendo más conocimiento al pasar. Aprendí que esta galaxia, y todo el Universo, es una explosión de muchas diferentes variedades de VIDA. Vi muchos mundos. ¡La buena noticia es que no estamos solos en este Universo!

Mientras cabalgaba esta corriente de conocimiento a través del centro de la galaxia, la corriente se expandía en impresionantes ondas fractales de energía. Las super agrupaciones de galaxias con toda su antigua sabiduría pasaron volando. Al principio pensé que iba a algún sitio; viajando realmente. ¡Pero entonces me di cuenta de que, a medida que la corriente se expandía, mi conciencia también se expandía hasta englobar cada cosa del Universo! Toda la creación pasó por mí. ¡Era una maravilla inimaginable!  ¡Yo era realmente un Niño Maravilloso; un bebé en el País de las Maravillas!

Era como si todas las creaciones del Universo desfilasen por mi lado y se desvanecieran  en una mancha de Luz. Casi inmediatamente, una segunda Luz apareció. Venía de todas partes. Era tan diferente; una Luz compuesta de frecuencias más numerosas que las presentes en el Universo. De nuevo, sentí y oí múltiples dulces explosiones sonoras. Mi consciencia, o mi ser, se expandía para interfazarse con todo el Universo y más aún.

Cuando pasé en la segunda Luz, tomé consciencia de que acababa de trascender la Verdad. Es como mejor puedo explicarlo, pero voy a intentar explicarlo. Cuando pasé en la segunda Luz, me desarrollé más allá de la primera Luz.

En este punto, me encontré en una calma profunda, más allá de todo silencio. Podía ver o percibir PARA SIEMPRE, más allá del Infinito.

Estaba en el Vacío.

Estaba en la pre-creación, antes del Big Bang. Había cruzado el principio del tiempo / la Primera Palabra / la Primera vibración. Estaba en el Ojo de la Creación. Sentí como si tocara la Cara de Dios. No era un sentimiento religioso. Simplemente era uno con la Vida y la Conciencia Absolutas.

Cuando digo que podía ver o percibir para siempre, quiero decir que podía experimentar toda la creación generándose ella misma. Era sin comienzo y sin fin. Es un pensamiento que expande la mente ¿No?

Los científicos perciben el Big Bang como un solo evento que creó el Universo. Vi durante mi experiencia de vida después de la muerte que el Big Bang es sólo uno de un infinito número de Big Bangs creando Universos simultáneamente y sin fin. Las únicas imágenes que se les aproximan en términos humanos serían aquellas creadas por supercomputadoras usando  ecuaciones de geometría fractal.

Los antiguos sabían de esto. Ellos decían que Dios periódicamente creaba nuevos Universos al exhalar y des-creaba otros Universos al inspirar. Estas épocas eran llamadas Yugas. La ciencia moderna llamó a esto Big Bang. Yo estaba en la pura consciencia absoluta. Podía ver o percibir todos los Big Bangs o Yugas creándose y des-creándose a sí mismos. Instantáneamente, entré en todos ellos simultáneamente. Vi que toda y cada pequeña pieza de la creación tenía el poder de crear. Es muy difícil tratar de explicar esto. Y sigo sin encontrar palabras acerca de esto.

Me llevó años tras volver de mi experiencia cercana a la muerte asimilar cualesquiera palabras para la experiencia del Vacío. Puedo deciros esto ahora: ¡El Vacío es menos que nada, pero es más que todo lo que es! El Vacío es el cero absoluto; caos formando todas las posibilidades. Es la Consciencia Absoluta; mucho más incluso que la Inteligencia Universal.

El Vacío es la vacuidad o la nada entre todas las manifestaciones físicas. El ESPACIO entre los átomos y sus componentes. La ciencia moderna ha empezado a estudiar este espacio entre todo. Lo llaman el punto Cero. Siempre que tratan de medirlo, sus instrumentos llegan a su límite de escala, o se van al infinito por así decirlo. No tienen manera, de momento, de medir el infinito con exactitud. ¡Hay más del espacio 0 en tu cuerpo y en el Universo que cualquier otra cosa!

Lo que los místicos llaman Vacío no es un vacío. Está tan repleto de energía, una clase diferente de energía, que ha creado todo lo que somos. Después del Big Bang todo es vibración, desde la primera Palabra, que es la primera vibración. El bíblico “Yo soy” en realidad lleva un signo de interrogación tras él. “Yo soy— ¿Qué soy yo?”. Así que, la creación es Dios explorando el Ser de Dios de cada manera imaginable, en una exploración permanente e infinita a través de cada uno de nosotros. Empecé a ver durante mi experiencia cercana a la muerte que todo lo que existe, es el Ser, literalmente, tu Ser, mi Ser. Todo es el gran Ser. Por eso Dios sabe hasta cuándo cae una hoja. Eso es posible porque dondequiera que estés ahí está el centro del universo. Dondequiera que se encuentre un átomo ahí está el centro del universo. Hay Dios en eso y hay Dios en el Vacío.

Mientras exploraba el Vacío durante mi experiencia cercana a la muerte y todas las Yugas o creaciones, estaba completamente fuera del tiempo o el espacio tal como los conocemos. En este estado expandido, descubrí que la creación es la Conciencia Absoluta Pura, o Dios, adentrándose en la Experiencia de Vida tal como la conocemos. El Vacío en sí está desprovisto de experiencia. Es pre-vida, antes de la primera vibración. La Divinidad es más que la Vida y la Muerte. ¡Por lo tanto hay aún más que la Vida y la Muerte que experimentar en el Universo!

Cuando me di cuenta de esto, había terminado con el Vacío, y quise volver a esta creación, o Yuga. Hacer eso, sencillamente parecía ser lo natural. Entonces, súbitamente volví a través de la  segunda Luz, o Big Bang, oyendo varios estampidos aterciopelados más. Cabalgué el río de consciencia de vuelta a través de toda la creación, ¡vaya cabalgada! Los super grupos de galaxias pasaron a través de mí con más comprensiones aún. Pasé por el centro de nuestra galaxia que es un agujero negro. Los agujeros negros son los mayores procesadores o recicladores del Universo.

¿Saben lo que hay al otro lado de un Agujero Negro? Nosotros, nuestra galaxia, que ha sido reprocesada desde otro Universo. En su configuración energética total, la galaxia parecía una fantástica ciudad de luces. Toda energía de este lado del Big Bang es luz. Cada partícula subatómica, átomo, estrella, planeta, incluida la consciencia misma, está hecho de luz y tiene una frecuencia y / o partícula. La luz es algo vivo. Todo está hecho de luz, incluso las piedras. Por lo que todo está vivo. Todo está hecho de la Luz de Dios; todo es muy inteligente.

LA LUZ DE AMOR

Mientras cabalgaba y cabalgaba el río, pude eventualmente ver llegar una inmensa luz. Supe que era la Primera Luz; la Matriz de la Luz del Yo Superior de nuestro sistema solar. Luego, el sistema solar entero apareció en la Luz, acompañado de uno de estos estampidos de terciopelo.

¡Pude ver toda la energía que este sistema solar genera y es un increíble espectáculo de luz! Pude oír la Música de las Esferas. Nuestro sistema solar, como todos los cuerpos celestes, genera una matriz única de luz, de sonidos y de energías vibratorias. Gracias a la impresión de la matriz energética o vibratoria, las civilizaciones avanzadas de otros sistemas estelares pueden detectar en el universo la vida tal como la conocemos. Es un juego de niños. El niño Maravilla de la tierra (los seres humanos) produce una abundancia de sonido en este mismo momento, como niños jugando en el patio trasero del universo.

Cabalgué el río directamente en el centro de la Luz. La sentí abrazarme cuando me englobó de nuevo en su respiración. Le siguió otro estallido sonoro.

Yo estaba en esa gran Luz de Amor con el río de la vida pasando a través de mí. Tengo que decirlo otra vez, es una Luz extremadamente amante, sin juicio. Es el padre ideal del Niño Maravilla. “¿Y ahora?” me pregunté.

La Luz me explicó que la muerte no existe; somos seres inmortales. ¡Nosotros ya hemos estado vivos desde siempre! Me di cuenta de que formamos parte de un sistema vivo natural que se recicla interminablemente. Nunca se me dijo que tenía que regresar. Simplemente sabía que así sería. Era totalmente natural tras lo que había visto durante mi experiencia cercana a la muerte.

Ignoro cuánto tiempo estuve con la Luz en tiempo humano. Pero llegó un momento en que me di cuenta de que todas mis preguntas habían sido contestadas y que mi regreso estaba cerca. Cuando digo que todas mis preguntas recibieron una respuesta en el más allá, es eso exactamente lo que quiero decir. Todas mis preguntas habían sido contestadas. Cada humano tiene una vida y un conjunto diferente de preguntas que explorar. Algunas de nuestras preguntas son Universales, pero cada uno de nosotros está explorando esta cosa que llamamos Vida de un modo propio único. Y así es para todas las otras formas de vida, desde las montañas hasta cada hoja en cada árbol.

Y eso es muy importante para el resto de nosotros en este Universo. Porque todo contribuye al Gran Retrato, la plenitud de la Vida. Somos literalmente Dios explorando el Ser de Dios en una infinita Danza de Vida. Tu singularidad realza toda la Vida.

REGRESO A LA TIERRA

Cuando comencé mi regreso al ciclo vital, nunca se me cruzó por la mente, ni se me dijo que regresaría al mismo cuerpo. Simplemente carecía de importancia. Tenía plena confianza en la Luz y en el proceso de la Vida. Cuando la corriente se unió con la gran Luz, pedí que no se me olvidaran nunca las revelaciones ni los sentimientos de lo que había aprendido al otro lado.

Hubo un “Sí”. Lo sentí como un beso a mi alma.

Entonces fui llevado de vuelta a través de la Luz de nuevo al interior del reino vibratorio. El proceso entero revirtió, dándoseme más información aún. Volvía a casa, y se me estaban dando lecciones desde mi experiencia cercana a la muerte sobre los mecanismos de la reencarnación. Se me estaban dando respuestas a todas esas pequeñas preguntas que tenía: “¿Cómo funciona esto? ¿Cómo funciona aquello?” Sabía que sería reencarnado.

La tierra es un gran procesador de energía y de ahí evoluciona la conciencia individual en cada uno de nosotros. Por primera vez, pensé en mí mismo como humano y era feliz de serlo. Después de lo que había visto, sería feliz de ser un átomo en este universo. Un átomo. Así que ser la parte humana de Dios…eso es la bendición más fantástica. Es una bendición más allá de nuestra más salvaje estimación de lo que una bendición puede ser. Para todos y cada uno de nosotros, ser la parte humana de esta experiencia es impresionante y magnífico. Todos y cada uno de nosotros, no importa dónde nos encontremos, estemos fastidiados o no, es una bendición para el planeta, precisamente ahí donde nos encontremos.

Así que pasé por el proceso de la reencarnación, esperando ser un bebé en cualquier parte. Pero se me dio una lección sobre cómo evoluciona la identidad individual y la consciencia. Estaba tan sorprendido cuando abrí mis ojos. No sé por qué, pues yo lo entendía, pero siguió siendo una gran sorpresa estar de vuelta en este cuerpo, de vuelta en mi habitación con alguien inspeccionándome, llorando a lágrima viva. Era mi cuidadora del hospicio. Mi cuerpo estaba rígido e inflexible.

No sabemos cuánto tiempo estuve muerto, pero sabemos que fui descubierto una hora y media antes. Tanto tiempo como pudo, durante unas horas, respetó mi voluntad de dejar solo mi cuerpo recién muerto. Con el fin de ver lo que pasaba, disponíamos de un estetoscopio amplificado y de numerosos medios para verificar las funciones vitales del cuerpo. Ella pudo verificar que estaba realmente muerto. No era una experiencia cercana a la muerte, sino que experimenté la muerte misma durante al menos hora y media. Ella me descubrió muerto, verificó durante hora y media con el estetoscopio, el monitor cardíaco y de presión arterial. Ella entró a otro cuarto. Entonces desperté y vi luz fuera. Traté de levantarme para ir allí pero me caí de la cama. Ella oyó un fuerte ruido, corrió y me halló en el suelo.

Cuando me recuperé, estaba muy sorprendido, y mucho más aún fascinado, en relación con lo que me acababa de  suceder durante mi experiencia cercana a la muerte. Al principio, toda la memoria del viaje que ahora tengo, se hallaba ausente. Sin cesar, me deslizaba fuera de este mundo y sin cesar me preguntaba: “¿Estoy vivo?”. Este mundo se parecía más a un sueño que aquél. Al cabo de tres días, me sentía normal de nuevo, más claro, pero diferente como nunca me había sentido en mi vida. Mi memoria de mi experiencia cercana a la muerte volvió más tarde. No pude ver nada malo en ninguno de los seres humanos con quienes me pude encontrar. Antes de todo esto, yo juzgaba mucho. Pensaba que mucha de la gente estaba mal de la cabeza, de hecho pensaba que todos lo estaban menos yo. Pero ahora lo veo todo claro.

Unos tres meses más tarde, un amigo me dijo que debería examinarme, fui pues y me hice escáneres y todo lo demás. Me sentía realmente bien, por lo que temía recibir malas noticias. Recuerdo al médico de la clínica mirando los escáneres de antes y de después, diciendo: “Bien, aquí ahora no hay nada.” Yo dije: “Realmente, debe ser un milagro.” Él dijo: “No, estas cosas pasan; se les llama remisión espontánea.” No parecía nada impresionado. Pero ahí había un milagro, y yo estaba impresionado, aunque nadie más lo estuviese.

LAS LECCIONES QUE APRENDIÓ

El misterio de la vida tiene muy poco que ver con la inteligencia. El universo no es en absoluto un proceso intelectual. El intelecto es útil, es brillante, pero hoy en día no nos servimos más que de él, en vez de nuestros corazones y de la parte más sabia de nosotros mismos.

El centro de la tierra es un gran transformador de energía, como puede verse en las imágenes que representan el campo magnético de nuestro planeta. Es nuestro ciclo, retirando las almas reencarnadas y reinsertándolas de nuevo. La señal indicativa de que se va a alcanzar el nivel humano es cuando se empieza a desarrollar una consciencia individual.

Los animales tienen un alma colectiva y se reencarnan con almas colectivas. Un ciervo siempre será un ciervo. Pero el simple hecho de nacer humano, ya se sea malformado o genial, muestra que se está en el camino del desarrollo de la consciencia individual, que forma parte ella misma de la consciencia de grupo llamada humanidad.

Vi que las razas son agrupaciones de personalidades. Las naciones como Francia, Alemania y China tienen su propia personalidad. Las ciudades tienen su personalidad, existen almas de grupo locales que atraen a ciertas personas. Las familias tienen un alma de grupo. La identidad individual se desarrolla como ramificaciones fractales, el alma de grupo explora nuestra individualidad. Las diferentes preguntas que se plantea cada uno de nosotros son muy, muy importantes. Es así cómo la Divinidad explora el Yo Divino, a través de vosotros. Plantead, pues, vuestras preguntas, realizad vuestras investigaciones. Encontraréis vuestro Ser y encontraréis a Dios en ese Ser, pues sólo Él es el Ser.

Más que eso, empecé a ver que cada uno de nosotros, los humanos, somos almas gemelas. Formamos parte de una sola alma ramificándose en fractales en muchas direcciones creativas, pero permaneciendo siempre esa misma alma. Ahora miro a cada ser humano que veo y distingo un alma gemela, mi alma gemela, ésa que siempre he buscado. Más allá de esto, la mayor alma gemela que se puede tener, es uno mismo.

Cada uno de nosotros es macho y hembra. Lo vivimos en el seno materno y lo experimentamos en los estados de reencarnación. Si buscáis el alma gemela última fuera de vosotros, podríais no encontrarla jamás. No está “allí”, al igual que Dios no está “allí”, hay que buscar a Dios aquí. Rebuscar en vuestro Ser. Empezad la mayor historia de amor que hayáis tenido jamás…con vuestro Ser.

A partir de allí, lo amaréis todo.

Bajé a lo que se podría llamar el Infierno, era muy sorprendente. No ví ni a Satanás ni al diablo. Mi descenso al Infierno fue un descenso a la miseria humana, la ignorancia y la oscuridad del no-conocimiento personalizados de cada individuo. Aquello parecía ser una eternidad miserable. Sin embargo, cada una de las almas, por millones a mi alrededor, tenía siempre una pequeña estrella de luz a su alcance. Pero ninguna parecía darse cuenta. Estaban tan abrumadas por su propia pena, su malhumor, su estado de shock. Pero, tras lo que pareció ser una eternidad, empecé a llamar a esta Luz, como un niño pide auxilio a su padre.

La Luz entonces se desplegó, formó un túnel que vino derecho sobre mí y me aisló de todo este miedo y este dolor. He ahí lo que es realmente el Infierno. Así, lo que nosotros hacemos, es aprender a tomarnos las manos, a juntarnos. Las puertas del Infierno están ahora abiertas. Vamos a juntarnos, a tomarnos de la mano y a salir juntos del Infierno. La Luz vino hacia mí y se transformó en un inmenso ángel dorado. Yo dije: “¿Eres tú el ángel de la muerte?” Me comunicó que era mi super-alma, la matriz de mi Yo Superior, una parte de nosotros mismos super antigua. Luego fui llevado a la Luz.

Pronto nuestra ciencia cuantificará el espíritu. ¿No será maravilloso? Ahora inventamos aparatos que son sensibles a  la energía sutil o energía del espíritu. Los físicos utilizan los aceleradores de partículas para romper los átomos con el fin de ver de qué están compuestos. Los han reducido a quarks, a charms, etc. Pues bien, un día llegarán a la pequeña cosa que mantiene todo esto junto y tendrán que llamarlo…Dios. Apenas hemos empezado a entender que, de igual modo, estamos creando mientras progresamos. Cuando vi la eternidad, fui a un reino en el que se halla un punto donde sobrepasamos todo conocimiento y donde empezamos a crear el siguiente fractal, el siguiente nivel. Tenemos ese poder de crear a medida que exploramos. Y es Dios quien se desarrolla a través de nosotros.

Tras mi regreso, experimenté espontáneamente la Luz, aprendí cómo ir casi en cualquier momento a este espacio mediante la meditación. Cualquiera de vosotros lo puede hacer, no necesitáis morir para hacerlo. Ello forma parte de vuestro equipamiento; ya estáis “cableados” para ello. El cuerpo es el ser de Luz más magnífico que existe. El cuerpo es un universo de increíble Luz. El Espíritu no nos empuja a disolver este cuerpo. Eso no es lo que ocurre. Deja de tratar de volverte Dios; Dios se está convirtiendo en ti. Aquí.

El pensamiento es como un niño corriendo alrededor del universo, exigiendo esto y aquello, pensando que él ha creado el mundo. Pero yo le pregunto al pensamiento: “¿Cuál es la participación de tu madre en todo esto?” Y es entonces el nivel siguiente de consciencia espiritual. ¡Oh! ¡Madre mía! De golpe se abandona el ego porque no se es la única alma en el universo.

Una de mis preguntas a la Luz fue: “¿Qué es el Paraíso?” Me hicieron visitar todos los paraísos que han sido creados: los Nirvanas, los Felices Territorios de Caza, todos. Fui allí. Son creaciones de pensamientos-formas que hemos creado. En realidad, no vamos al paraíso, sino que somos reciclados. Pero, sea lo que sea lo que hemos creado, lo dejamos allí como una parte de nosotros mismos. Es real, pero no es la totalidad del alma.

Vi el paraíso Cristiano. Se espera que sea un bello lugar donde se permanece delante del trono en eterna adoración. Lo he intentado. ¡Se aburre uno ahí! ¿Y eso es todo lo que vamos a hacer? Es pueril. No tengo la intención de ofender a nadie, algunos paraísos son muy interesantes y otros muy aburridos. Encontré que los más antiguos eran los más interesantes, tales como los de los indígenas americanos, los Felices Territorios de Caza, los Egipcios los tienen fantásticos. Y así sigue sin fin. Hay tantos. En cada uno de ellos hay un fractal que es una interpretación individual. A menos que no se forme parte de un alma de grupo que no cree más que en un Dios de una religión específica. Entonces se está muy cerca, juntos sobre el mismo terreno de juego. Sin embargo, incluso en este caso, cada uno es un poco diferente. Es una parte de sí mismo que se deja ahí. La Muerte es la vida, no el paraíso.

Le pregunté a Dios: “¿Cuál es la mejor religión del planeta? ¿Cuál tiene razón?” La Divinidad respondió con un gran amor: “Eso no me importa.” Es una gracia increíble, eso significa, que en la ocurrencia, nosotros somos los seres a quienes eso interesa. La Divinidad Última de todas las estrellas nos dice: “La religión que ustedes practican no importa.” Las religiones aparecen y desaparecen, cambian. El Budismo aún no ha existido, el Catolicismo todavía no ha existido, todas van a estar más iluminadas. Más luz llega actualmente a todos los sistemas. Va a haber allí una reforma de la espiritualidad que será tan radical como la Reforma Protestante. Muchos se batirán a causa de eso, religión contra religión, creyendo que poseen la verdad.

Cada religión y filosofía cree poseer a Dios, pero sobre todo las religiones, pues forman grandes instituciones alrededor de su filosofía. Cuando la Divinidad dijo: “Eso no me importa” comprendí inmediatamente que los seres a los que les interesa eso somos nosotros. Ello es importante, porque nosotros somos los seres que se interesan. Es crucial para nosotros, y ahí es donde radica su importancia. Se trata de la ecuación de energía en la espiritualidad. A la Divinidad Última no le importa si eres Protestante, Budista o cualquier otra cosa. Todo es una floreciente faceta del total. Deseo que todas las religiones se den cuenta de ello y se dejen existir mutuamente. No es el fin de toda religión, sino que hablamos del mismo Dios. Vivir y dejar vivir. Cada uno tiene una visión diferente que se añade a la imagen general, todas son importantes.

Pasé al más allá con muchos miedos en lo que respecta a los residuos radiactivos, los misiles nucleares, la explosión demográfica, la deforestación. Volví amando cada problema. Amo los residuos radiactivos. Amo el champiñón atómico, es el mandala más santo que hayamos manifestado hasta hoy en día como arquetipo. Éste, más que toda filosofía o religión sobre la tierra, nos ha reunido de repente en un nuevo nivel de consciencia. Sabiendo que podemos hacer explotar el planeta quizás 50 veces, o 500 veces, nos hemos dado finalmente cuenta de que quizás ahora estamos todos juntos.

Durante un tiempo, hizo falta seguir poniendo a punto más bombas para que comprendiésemos. Luego, empezamos a decir: “Ya no necesitamos esto.” De hecho, ahora estamos en un mundo más seguro de lo que nunca lo ha sido y lo va a ser más aún. Volví, pues, amando los residuos radiactivos porque nos reúnen. Estas cosas son tan grandes. Como lo podría decir Peter Russell, estos problemas están ahora a escala del alma. ¿Tenemos respuestas a escala del alma? ¡SI!

La deforestación de la selva tropical se desacelerará, en cincuenta años habrá más árboles en el planeta de lo que nunca los hubo desde hace mucho tiempo. Si os ocupáis de la ecología, implicaros a fondo; vosotros sois aquella parte del sistema que se ha vuelto consciente. Comprometeros con todas vuestras fuerzas, pero no os deprimáis. Se trata tan sólo de parte de algo mucho más grande.

La tierra está en proceso de domesticarse a sí misma. Nunca más será un sitio tan salvaje como lo ha sido. Habrá grandes zonas salvajes, reservas donde la naturaleza prosperará. La jardinería y las reservas serán el futuro. El crecimiento de la población se aproxima mucho al umbral óptimo de energía que traerá un cambio de consciencia. Este cambio de consciencia cambiará la política, el dinero, la energía.

Tras morir y haber vuelto, realmente respeto la vida y la muerte. En nuestros experimentos con el ADN, quizás hemos abierto la puerta a un gran secreto. Pronto, seremos capaces de vivir tanto tiempo como lo queramos en este cuerpo.

Tras haber vivido unos 150 años, tendremos intuitivamente en nuestra alma la sensación de que queremos cambiar de canal. Vivir eternamente en un cuerpo no es tan creativo como la reencarnación, como transferir la energía en este fantástico torbellino energético en el que nos encontramos. Vamos en realidad a percibir la sabiduría de la vida y la muerte, y a gozarla.

Tal como están las cosas actualmente, ya hemos estado vivos eternamente.

Este cuerpo en el que estás, ha estado vivo desde siempre. Viene de una corriente interminable de vida, volviendo al Big Bang y más allá.

Este cuerpo da vida a la vida siguiente, en energía densa y sutil.

Este cuerpo ha estado vivo desde toda la eternidad.


Fuente original: www.mellen-thomas.com

Aida. ¿Por qué tu cerebro necesita escuchar música?

Escuchar música es una actividad realmente placentera. Tanto, que en ocasiones oír canciones es una auténtica necesidad. ¿Por qué ejerce este efecto en nuestro cerebro? Porque nos ayuda a secretar dopamina y a ser más eficaces.

© seanomatopoeia (Flickr)

Reconócelo: te despiertas con la radio, y mientras preparas el desayuno y te duchas, tarareas tu canción favorita. Es lunes, pero mantienes tu optimismo al ir hacia la oficina escuchando música. Sabes que nada sería igual sin ella. ¿Qué «trucos» ocurren en tu cerebro para que sea tan importante en nuestra vida?

La música, ese verdadero placer mental

Hace unos meses, una investigación canadiense lograba «fotografiar» lo que ocurría en nuestro cerebro cuando escuchábamos canciones. Las imágenes obtenidas porresonancia magnética mostraron a los científicos cómo la música ejercía un auténtico efecto placentero sobre nuestra mente.

En particular, el lugar del cerebro encargado de que sintiéramos esa sensación de agradotan característica cuando escuchamos canciones se denomina núcleo accumbens. El grupo de Valorie Salimpoor publicó sus resultados en la revista Science, y gracias a su trabajo concluyeron que la música suponía una «auténtica recompensa intelectual» para nuestro cerebro.

El placer que sentimos con la música se debe a la liberación de dopamina en esta región del cerebro. Este neurotransmisor se produce desde neuronas del área tegmental ventral hasta estructuras como la de núcleo accumbens (entre otras), donde actúa mediando un «mecanismo de refuerzo».

En otras palabras, si practicamos una actividad que nos gusta (ya sea escuchar música, comer nuestro plato favorito, tener sexo o consumir algunas drogas), la dopamina se encargará de decirle a nuestro cerebro que aquella tarea es placentera, y que tendríaque repetirla. El problema aparecería cuando alguna de estas rutinas es dañina para nuestro organismo, como ocurre en el caso de alguna adicción.

Escuchar música nos permite ser más eficaces

Llegar a la oficina o lugar de estudio no tiene por qué romper nuestro rutina musical. Y es que muchas veces necesitamos ponernos nuestro disco favorito para repasar los apuntes o trabajar más rápidamente. ¿Significa esto que la música nos ayuda a incrementar nuestra eficacia?

Un estudio publicado en la revista Neuroscience and behavioral physiology en 1999 indicaba que escuchar canciones podría permitirnos trabajar más rápido. En su caso, examinaron el comportamiento de varios voluntarios mientras escuchaban música clásica o rock. Los participantes en esta investigación debían hacer ejercicios de reconocimiento visual y, sorprendentemente, lograban los mejores resultados mientras oían piezas de audio.

Esta iniciativa, sin embargo, no demostró ningún tipo de relación entre el volumen de la música y la eficacia de los voluntarios al realizar sus actividades. En otras palabras, no poner ese disco que tanto nos gusta a todo volumen, significa que vayamos a trabajar más rápido.

Otra de las conclusiones curiosas de este estudio fue que cuanto más se repetía una determinada canción, menor eficacia demostraban los participantes en los ejercicios de reconocimiento visual. Es decir, no lograremos ser más eficaces si nos ponemos una y otra vez nuestra canción favorita.

¿Es necesario estudiar y escuchar música a la vez?

Aunque podría parecer que oír canciones siempre mejora nuestra eficacia, lo cierto es que no siempre es así. Un estudio realizado por científicos de la Cardiff Metropolitan Universitydemostraba que, en ocasiones, «el silencio era oro».

Y es que cuando nuestro cerebro debe hacer un esfuerzo extra para comprender, asimilar y memorizar nueva información, necesitamos que toda nuestra mente se concentre en eso. En ese caso, escuchar música podría desviar nuestro foco de atención hacia la música, y hacer que nuestro cerebro no trabajara al máximo rendimiento.

Personalmente, a pesar de que me encanta escuchar música a diario, prefiero estudiar en ´ambientes silenciosos, para así lograr concentrarme mejor. Si en esas ocasiones me pongo a oír canciones, parece que mi mente deja de centrarse en «lo importante», para comenzar a tararear la música y no rendir lo suficiente.

La explicación, según estos científicos, se basa en que la música interfiere en cómo se forma la memoria a corto plazo, que es el mecanismo utilizado para aprender mientras estudiamos. No importa si las canciones que escuchaban los participantes en el estudio pertenecía al genero pop o al heavy metal. El problema es que recordaban y asimilaban menos conceptos cuando su cerebro oía a la vez los diferentes grupos.

Estos trabajos de investigación, sin duda, son una buena muestra del poder de la música sobre nuestras actividades diarias. Sin duda, escuchar a nuestros grupos favoritos es una práctica muy placentera, y más si encima nos ayuda a trabajar con mayor eficacia. Tal es su potencial, que nuestro cerebro «se va por las nubes» y deja de concentrarse lo suficiente cuando nos ponemos a estudiar y memorizar algo. No hay duda: la música es fundamental para nuestra vida diaria.

alt1040.com

Sott.net

Adriana – Algunos típicos comportamientos de la lucha‏

tuszonasagradas

Sé que ya soy un ser entero
y que no necesito perseguir nada
con el fin de estar completo

Cuando se ponga en el camino de la búsqueda espiritual ya habrá de­cidido
cómo abandonar tales comportamientos.

• Manifestaciones corporales. Presión sanguínea alta, malestar general,
úlceras, comerse las uñas, fumar, beber y comer en exceso son pruebas
de un perpetuo estado de lucha y ansiedad.

• Medir su felicidad basándose en la posición que ocupa, ya sea en su pro­
fesión, ya en su comunidad. Usted busca constantemente posiciones más
altas y más prestigio para demostrar su competencia o valor.

• Búsqueda de símbolos externos de éxito. Dedica su atención a las no­
tas, los trofeos, las clasificaciones o cualquier otro reconocimiento que
usted necesita para sentirse bien consigo mismo.

• Vivir en un permanente estado de preocupación y ansiedad. Usted man­
tiene conversaciones consigo mismo que giran en torno a cosas como la
necesidad de conseguir un ascenso, el temor de que su seguridad se ha­
lle en peligro a menos que obtenga más dinero, y la ansiedad respecto
de la falta de propósito en su familia. Estos pensamientos le apartan
del momento presente y le causan preocupación o temor.

• Poner una etiqueta con el precio a cada cosa que hace. Usted centra su
pensamiento en el dinero. Su tendencia es emplear el criterio monetario­
como medio exclusivo de evaluación de sí mismo y de los demás.

• Hacer del «intento» y el «esfuerzo» las piedras angulares de su filosofía
vital. Usted siente que tiene que estar siempre atareado con el fin de ser
digno de aprecio. Juzga a los demás como haraganes o indignos de
aprecio si disfrutan del ser en lugar del hacer.

• Hallar defectos en el mundo tal cual es. Usted es incapaz de aceptar
lo impredecible de la naturaleza. Está preocupado por el miedo a la
muerte y se siente atraído por las conversaciones que se lamentan de los
desastres que suceden.

• Ser incapaz de pasar un rato en calma y a salas. Usted llena su tiempo­
con conversaciones telefónicas, mirando la televisión o planeando acciones futuras.
Está siempre preocupado con las fechas límite que se avecinan. Rechaza la idea de la
meditación o la contemplación como una pérdida de tiempo.

• No ser capaz de permitir que el silencio sea una parte natural de su rela­
ción con los otros. Se siente impelido a llenar cualquier hueco de silencio
con actividad o conversación.

• Tendencia a hacerlo todo rápido. Se impacienta con quienes no hablan, se mueven,
comen o conducen con la rapidez suficiente como para encajar en su modelo de conducta.
Corre por la vida y juzga negativamente a los que avanzan a paso más lento.

Estos son algunos conceptos de la interminable lista de comporta­mientos típicos de la lucha.
Cuando confiamos en nuestro falso yo en lugar de hacerlo en nuestra conciencia espiritual, estos
comportamien­tos se transforman en una parte habitual de nuestras vidas.
Es posible transformar estas pautas de comportamiento del ego cuando uno exa­mina el por
qué su ego le insiste tanto en que vaya en esa dirección.

Dr. WAYNE W. DYER
de TUS ZONAS SAGRADAS
http://nodejardeleer.blogspot.com.ar/
http://mauandayoyi.blogspot.com.ar

Adriana – A pesar de las arrugas, nos seguiremos buscando con la mirada

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Tener la piel surcada por arrugas no es el final ni aún menos la derrota de la juventud, sino el símbolo de una vida vivida. Si durante esa aventura contamos además con un compañero del alma, ese viaje merecerá la pena. Porque hay amores que a pesar de las arrugas se siguen buscando con la mirada y porque, aunque no lo creamos, hay pasiones que duran para siempre.

Los expertos en relaciones de pareja nos explican que el secreto de estos “amores imperecederos”, estarían sustentados por tres componentes clave: el compromiso, el deseo sexual y ese apego saludable donde hay una clara necesidad por compartir cosas, experiencias y un proyecto en común. Todo ello hace que no importe demasiado el paso del tiempo, siempre y cuando tengamos a esa persona a nuestro lado.

La vida y el tiempo nos dejan arrugas en la piel, es algo inevitable, pero si no la vivimos con amor, con pasión e intensidad, se nos arrugará el alma.

Helen Fisher, en su libro “Por qué amamos, naturaleza y química del amor romántico” nos comenta que el amor es como una tarta de chocolate. No basta con conocer sus ingredientes, hay que probarlo para saber si nos va a gustar o no. Una relación requiere por encima de todo que dos personas “se lancen” al vacío para iniciar ese proyecto, y aunque las estadísticas nos dicen que casi en el 50% de los casos puede fracasar, en ocasiones, ese amor se vuelve eterno…

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Cuando las arrugas nos sorprenden sintiendo aún la misma pasión

Para algunos la imagen de la ancianidad y la pasión, la de la llegada de la madurez avanzada junto al mismo amor de juventud, les puede parecer poco más que un imposible. Sin embargo, son muchas las parejas que llegan a esa etapa de la mano, y no por costumbre u obligación. Sus corazones siguen encendiéndose, a pesar de las arrugas, de las dificultades y las rutinas.

Un aspecto que nos parece interesante y que abordan diferentes estudios, como el publicado en el “Harvard medical school“, es que el amor romántico suele ser esencial para que una pareja mantenga una relación duradera. Ahora bien, este tipo de amor tendría unas características muy particulares y algo alejadas de clásica concepción del romanticismo más puro.

En una relación duradera existe una necesidad emocional de estar junto al ser amado. A través de resonancias magnéticas ha podido comprobarse que las parejas más estables y enamoradas presentan una mayor activación de ciertas estructuras pertenecientes a nuestro cerebro “más primitivo”.

El amor apasionado puede pasar a una fase más relajada en la que se refuerza la complicidad. Una etapa donde siempre existe el placer de la intimidad y ese apego del uno por el otro basado en el respeto y la reciprocidad.

Las parejas que llegan a la ancianidad y a las arrugas con el mismo cariño, creen en su amor. Es mas, “creen en el amor romántico” y lo practican a través de los detalles, de la atención y el cuidado mutuo.

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La psicología de los amores que perduran en el tiempo

Todos nosotros conocemos a alguna pareja anciana que nos llena de admiración y que, de algún modo, nos permite confiar en que verdaderamente existen esos amores que perduran en el tiempo. Que son eternos, que son auténticos…

La belleza siempre se arruga, pero el amor, como los buenos perfumes se contienen en el corazón de quienes se siguen mirando con la juventud y el cariño de antaño…

La psicología, la antropología y la ciencia en general se han interesado desde siempre en conocer qué componentes son los que edifican este tipo de relaciones que no solo son duraderas, sino también felices. En el 2012, Universidad Stony Brook de Nueva York, se llevó a cabo un interesante estudio donde se definieron una serie de claves muy interesantes que te revelamos a continuación.

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Los secretos de las parejas que logran mantener vivo el amor cada día

Ya sabemos que los tres ingredientes que alimentan las relaciones más exitosas son el compromiso, el deseo sexual y el apego saludable o enriquecedor. Ahora bien, a estos tres pilares se le suman una serie de dinámicas imprescindibles que propician aún más dichas dimensiones.

Las parejas más felices siempre intentan hacer cosas nuevas juntos: una forma de evitar caer en la rutina, es permitirnos experimentar, aprender el uno del otro, propiciar nuevas situaciones para así alimentar aún más la “chispa de la atracción”.

Respetan la independencia y el crecimiento personal de la pareja. Así es, las relaciones más estables y felices son aquellas donde se respetan los espacios personales y, a su vez, se propicia y se respeta que cada uno disponga también de sus aficiones, intereses y amistades.

La pasión por la vida se transmite a la propia relación. Esta idea no sería más que la eterna y saludable concepción de que uno necesita ser feliz consigo mismo y un apasionado de la propia vida, para que ese bienestar propio beneficie también a la pareja.

La relación de pareja es un viaje de descubrimiento continuo, nunca una carga ni una obligación. Esta es sin duda “la piedra filosofal” de toda relación. El comprender que vamos a pasar por momentos felices pero también por dificultades y que todo va a merecer la pena.

pareja

Hacer pareja es saber ser un equipo dispuesto a emprender retos, para ir siempre de la mano ante los múltiples amaneceres que tenemos por delante. Porque, al fin y al cabo, nos envejece más la cobardía que el tiempo y el alma solo necesita la valentía de un buen compañero de viaje que nos acompañe también en cada amanecer…

Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

¿Qué le hacen las películas de terror a tu cerebro?

Cuando nos sentamos a ver una película, sabemos que lo que estamos viendo no es real. Aún así, a veces las escenas pueden ser tan realistas que nos mantienen en expectación durante toda la película y nos parece que somos nosotros quienes estamos viviendo las experiencias del protagonista.
Puede que la película no sea real, pero las emociones que experimentamos y las reacciones que se desencadenan sí lo son. Sin duda, se trata de un efecto muy poderoso que ahora está siendo estudiado en el marco de una ciencia en ciernes denominada Neurocinema, que se dedica a estudiar la influencia de las películas en nuestro cerebro.
De hecho, ¿recuerdas cuándo fue la última vez que saltaste en el asiento mientras veías una película de terror? Ahora vamos a descubrir qué pasó exactamente en tu cerebro y cómo reaccionó tu cuerpo.

Las escenas de terror activan directamente el cerebro primitivo

Normalmente cuando nos sentamos a ver un filme, “desconectamos” las zonas motoras del cerebro ya que estas no nos sirven. Sin embargo, en ocasiones las escenas que vemos son tan impactantes que superan esa inhibición del sistema motor y nos hacen reaccionar.
Saltamos en el asiento o gritamos porque la escena logra superar ese bloqueo cerebral nutriéndose de nuestros instintos primarios. Es decir, el contenido es tan fuerte desde el punto de vista emocional que nos hace reaccionar de inmediato, para protegernos a nosotros mismos o avisar a los demás que están en peligro. De hecho, al gritar les avisamos a quienes nos rodean o incluso a los personajes que existe un peligro del que deben escapar. Es una reacción atávica.
Y todo eso ocurre en cuestión de milisegundos, no tenemos tiempo para procesar lo que estamos viendo o modular nuestra respuesta. En práctica, reaccionamos de esta manera porque, durante esos milisegundos, nuestro cerebro no es consciente de que se trata simplemente de una película y que nosotros estamos a salvo.
Si lo pensamos bien, esta reacción no debe extrañarnos ya que nuestro cerebro está programado para asumir que todo lo que vemos es real. Por eso, es muy difícil indicarle a las partes más primitivas, que son precisamente las que se activan en estos casos, que lo que estamos viendo es una ficción. Como resultado, nuestro cuerpo no tarda en reaccionar.
De hecho, aunque se trata de casos aislados, se han documentado personas que han sufrido trastorno de estrés postraumático debido a una película, un problema que es más común en los niños, a los cuales ya les resulta complicado de por sí distinguir los límites entre la realidad y la fantasía.
En el caso de los adultos este trastorno podría estar causado por un exceso de identificación con los personajes. De hecho, lo más característico de una película de terror o suspense es que el espectador sabe tan poco como los personajes, por lo que les resulta mucho más fácil ponerse en su lugar. Al producirse esa identificación, en el cerebro se pueden crear huellas muy profundas, casi tanto como las que ocasionaría una vivencia real. En práctica, el cerebro de las personas muy sugestionables puede verse atrapado en la montaña rusa emocional que viven los protagonistas de la película.
Sin embargo, todo no termina ahí.

3 cambios que ocurren en tu cuerpo cuando ves una película de terror

La reacción a lo que estamos viendo en la pantalla no se queda a nivel de cerebro sino que se extiende por todo el cuerpo. Esto se debe a que el cerebro envía una señal de alarma que activa el sistema nervioso autónomo a través del aumento de la producción de cortisol y adrenalina, dos neurotransmisores que provocan ciertos cambios a nivel fisiológico.
 
1. Tu corazón se desboca. Un estudio llevado a cabo en un grupo de jóvenes desveló que ver una película de terror provoca un aumento de 14 pulsaciones por minuto en el ritmo cardíaco. También se apreció un aumento significativo de la presión arterial. Además, los investigadores constataron un aumento de los leucocitos que circulaban por la sangre, así como una mayor concentración de hematocritos, como si el cuerpo estuviera respondiendo ante un agente agresor.
2. Comienzas a sudar. La conductancia de la piel es uno de los indicadores más antiguos de la activación emocional. En otras palabras: cuando tenemos miedo, sudamos. Investigadores de la Universidad de Wollongong analizaron la respuesta de un grupo de personas ante películas violentas y de terror y apreciaron que quienes son más empáticos suelen sudar más durante estos filmes, y no muestran señales de habituación.
 
3. Tus músculos se tensan. Una vez que el cerebro primitivo ha detectado un peligro y ha dado la señal de alarma, es difícil detenerlo, sobre todo si las escenas de terror se suceden unas detrás de otras y están acompañadas por esa banda sonora escalofriante. Investigadores de la Universidad de Ámsterdam han descubierto que en estas películas la música genera lo que se conoce como “reacción de alarma”, una respuesta simultánea de la mente y el cuerpo ante un estímulo repentino e inesperado que da lugar a una contracción de los músculos de brazos y piernas. Es por eso que durante una película de terror nos mantenemos constantemente a la expectativa, con los músculos tensos.

Entonces, ¿por qué vemos películas de terror?

En este punto, queda bastante claro que la mayoría de las personas no la pasamos muy bien viendo películas de terror. Aún así, mucho siguen sucumbiendo al “encanto” de estos oscuros personajes. ¿Por qué?
La Teoría de la Transferencia de la Excitación indica que los sentimientos negativos que crean estas películas intensifican los sentimientos positivos que experimentamos cuando el héroe triunfa al final. En práctica, nos gusta este tipo de filmes porque es como subirse a una montaña rusa emocional.
Otra teoría apunta al hecho de que las películas violentas o de terror nos ayudan a lidiar con nuestro propio miedo. En práctica, estos filmes tendrían un efecto catártico, nos ayudarían a procesar nuestros temores más ancestrales y ocultos.
O quizá podría tratarse simplemente de una curiosidad morbosa fomentada por nuestra necesidad innata de mantenernos a salvo de los peligros que pueden acecharnos en nuestro entorno.
Fuentes:
Bos, M. et. Al. (2013) Psychophysiological Response Patterns to Affective Film Stimuli. PLoS One; 8(4).
Mian, R. et. Al. (2003) Observing a Fictitious Stressful Event: Haematological Changes, Including Circulating Leukocyte Activation. Stress: The International Journal on the Biology of Stress; 6(1): 41-47.
Barry, R. J. & Bruggemann, J. M. (2002) Eysenck’s P as a modulator of affective and electrodermal responses to violent and comic film. Personality and Individual Differences; 32(6): 1029–1048.

Rincón de la Psicología

Diez preguntas básicas acerca del enojo

Dr. Norberto Levy

1 – ¿Por qué nos enojamos?

Nos enojamos cuando algo nos frustra: desde algo tan pequeño como un atascamiento de tránsito hasta una amenaza a mi integridad física o a mi honor. Los motivos son variadísimos y los grados de intensidad también, pero todos tienen un elemento común: debajo de cada enojo hay una frustración.

2 – ¿Cumple alguna función el enojo?

Veamos un ejemplo: Un amigo me prometió que me devolvería un libro y cuando llega me dice que se olvidó. Mi deseo de recuperar el libro se frustra y ese deseo frustrado se convierte en enojo. La función esencial del enojo es darme más energía para enfrentar el obstáculo que produce mi frustración. El tema fundamental acá es si yo he aprendido a canalizar adecuadamente esa fuerza, o no. Ese aprendizaje es una de las tareas más significativas que los seres humanos necesitamos realizar.

3 – ¿De donde surge la idea de que enojarse es algo malo?

Surge de todo lo que en general hacemos cuando no sabemos encauzar la energía del enojo. Me gusta citar una frase de Marco Aurelio, que en el siglo II dijo: «¡Cuánto más penosas son las consecuencias del enojo que las causas que lo produjeron!». Es muy hermosa y sintetiza muy bien lo que es la inadecuada utilización de esa energía. Por esta razón es fundamental que distingamos dos tipos de enojo: el enojo que destruye y el enojo que resuelve. La idea que tenemos del enojo como algo malo es a partir del enojo que destruye, que es, lamentablemente, la manera más frecuente que tenemos de enojarnos. Pero por eso mismo es bueno saber que esa no es la única forma del enojo.

4 – ¿En qué se diferencia una forma de la otra?

Volvamos al ejemplo del libro que mi amigo no trajo. El enojo que siento puedo encauzarlo en dos grandes direcciones. Puedo decirle: “¡Sos un egoísta, siempre el mismo irresponsable!, ¡Sos un falso! En vos no se puede confiar.” En ese caso he utilizado mi enojo para herir, castigar y hacer sufrir a mi amigo por lo que hizo. Cuando hago eso, no es por maldad. Es porque creo que sentir y expresar enojo es así: insultar, castigar y hacer sufrir. Cuando reacciono de ese modo, el otro, en este caso mi amigo que se siente herido por lo que le dije, responde, generalmente con otro agravio: “¡Y vos siempre el mismo autoritario, crees que todos somos tus esclavos, sos un déspota!” También me recuerda otras situaciones en las que yo lo herí y me dice: “Vos sos el egoísta irresponsable y manipulador. Sos un hipócrita!” Y así seguimos, de insulto en insulto. La intensidad continúa creciendo, cada vez nos herimos más, y al rato estamos los dos lastimados y resentidos. Ninguno quiere saber más nada con el otro.. y el libro no lo recuperé.
Este es un ejemplo del típico enojo que destruye. Es muy común oír después de una gran pelea en la que todos han quedado muy heridos: ¿Por qué era que empezó esta discusión?

5 –  ¿Cómo es el enojo que resuelve?

Allí dirijo ese plus de energía sobre el obstáculo que me frustra. En este mismo ejemplo le puedo decir a mi amigo, con toda la intensidad con la que lo sienta: “¡Estoy muy frustrado y enojado. Vos prometiste que me ibas a traer el libro y yo contaba con él. Lo necesito. Vamos a ver cómo me lo podés acercar. O llamás a alguien para que lo traiga o llamamos a una mensajería. Fijate qué se te ocurre!” Y ahí me quedo esperando y demandando una respuesta. Cuando concentro mi energía en esa dirección el enojo cumple su propósito esencial: darme más energía para tratar de resolver el obstáculo que me frustra.
Este tipo de enojo se apoya en dos pilares: expresar lo que siento ante lo que sucedió y demandar la respuesta que me «des-enojaría».

Expresar la frustración y el enojo que me produce la situación es necesario para mí, para desahogar lo que me pasa y es necesario para el otro, para que pueda saber lo que me ocurre a mí ante lo que hizo, porque ese es además uno de los motores que lo ayudarán a cambiar su actitud. Cuando se cuánto le molesta a una persona mi impuntualidad eso es algo que me ayuda a que lo tenga en cuenta y me dispone a tratar de ser puntual.
Expresar lo que siento no quiere decir enjuiciar al otro. Son dos respuestas muy distintas que es necesario aprender a distinguir con claridad. Una cosa es decir: ¡estoy muy enojado por lo que hiciste!, y otra muy distinta es decir: ¡Sos una basura, (una mala persona, una porquería, etc.) por esto que hiciste!
En última instancia la esencia del enojo que resuelve es autoafirmarse con claridad, fuerza y respeto. Y para eso no es necesario descalificar ni agraviar, ni insultar. Me concentro en la acción que me frustra y demando una solución.

6-  ¿Qué sucede cuando no puede haber reparación en el presente?

Por ejemplo cuando alguien llega tarde, me deja una hora esperando y eso no tiene arreglo porque ya ocurrió. En ese caso lo que uno puede hacer es, además de decir lo que siente, orientar la demanda  hacia el futuro. Generar algún acuerdo para que no vuelva a ocurrir. La clave es descubrir en cada caso la situación que me des-enojaría. Yo sugiero a mis alumnos que cuando un enojo es intenso y los confunde se formulen la siguiente pregunta: ¿qué  tendría que ocurrir acá para que mi enojo cese? Esa pregunta tiene la virtud de enfocar la mente sobre el punto central de la cuestión que es precisamente cómo se resuelve ese problema que me enoja.

7 – ¿Qué pasa cuando la persona con quien estoy enojado es alguien a quien quiero?

Mucha gente cree que si le tengo afecto a una persona no puedo enojarme con ella, que tengo que cerrar los ojos y dejar pasar porque es o el afecto o el enojo. Y en realidad no es así, es más bien todo lo contrario. Una de las cosas que más ayuda a hacer resolutivo el enojo es expresar el enojo con afecto. Puede parecer una contradicción insalvable en sí misma pero no es así, es simplemente recordar, cuando esa es la situación, que la persona con quien estoy enojado es alguien a quien, además, le tengo afecto.
Entonces se pasa del: «Porque le tengo afecto no me puedo enojar» a «porque siento que le tengo afecto es que le puedo expresar mi enojo cuando lo siento».

8-  ¿Cómo reaccionar ante el enojo de los demás?

Cuando uno aprendió a enojarse respetuosamente y lo hace, se da cuenta con más claridad cómo es el enojo del otro: si es resolutivo o destructivo (o cuánto hay de cada uno). Entonces puede distinguir qué parte de verdad puede haber en ese enojo y que reparación requiere y cuánto hay de enjuiciamiento, agravio o maltrato, que es parte de la inmadurez y la ignorancia de quien se enoja así. Cuando establezco esa distinción ya estoy en mejores condiciones de no quedar sometido al modo destructivo del enojo del otro.

9 – ¿Cuál es la causa del enojo explosivo y desproporcionado con la situación?

Ese es el tema de la acumulación del enojo. Cuando uno no aprendió a expresar el enojo tiende a retenerlo, y se va acumulando. Entonces alguna situación menor activa el enojo acumulado y sale con una intensidad desproporcionada que desconcierta al otro, y a veces también a uno mismo. Por esto es bueno estar al día con los enojos, pero para eso es necesario haber aprendido a expresarlos de un modo resolutivo. Si no, inevitablemente uno tiende a callar por temor a complicar más las cosas.

10 –  ¿Qué sucede cuando el enojo es con uno mismo?

Uno no se enoja consigo mismo de un modo global si no con alguna parte de sí. Por ejemplo: la parte insegura, miedosa, exigente, etc. Por lo tanto lo primero es descubrir con qué parte propia estoy enojado.  Es útil imaginar que esa parte está enfrente y expresarle el enojo tal como lo siento. En el universo interior el enojo también puede ser destructivo o resolutivo. La mejor manera de saberlo es ponerse en el lugar de quien recibió ese enojo y observar cómo se siente al oírlo: si destruida o ayudada. Si se siente destruida, la tarea es clara: aprender a enojarme con ella de un modo tal que ese enojo le exprese mi desacuerdo de una manera que la enriquezca y la estimule a evolucionar en la dirección deseada. Ese aprendizaje es el mejor punto de partida para aplicarlo después en el trato con los otros y es, en última instancia la esencia de la Autoasistencia Psicológica, que consiste precisamente en aprender a relacionarme con la parte de mí que no me gusta de un modo que la ayude genuinamente a transformarse.

Fuente: Revista «Luz del Alma»: http://www.luzdelalma.jetband.com.ar/revista34/pagina6.htm

EXISTEN FUNCIONES CEREBRALES QUE SE DEBILITAN CUANDO SE DESTINAN A LABORAR MÁS DE 25 HORAS A LA SEMANA; LO DICE LA CIENCIA.

Loa antiguos cánones del individuo híper trabajador, presumiendo una productividad avasalladora y dedicándose de forma compulsiva a sus labores, parece que pronto dejarán de definir a una persona ejemplar y, en cambio, podrían comenzar a ser sinónimo de poca salud e incluso de un pobre desempeño mental. Lo anterior se debe a que el cerebro humano, si desea mantenerse en óptimas condiciones, no debería dedicarse más de 25 horas a la semana en modo laboral.

El Institute of Applied Economic and Social Research recién publicó los resultados de un estudioque revelan que emplearte más de ese número de horas a la semana puede resultar dañino para tu cerebro, ya que a partir de esa frontera tus funciones cognitivas comienzan a debilitarse. Uno de los investigadores que participó en el estudio, el cual evaluó a 6,500 personas, Colin McKenzie, declaró al respecto:

Los resultados sugieren que para maximizar el funcionamiento cognitivo de una persona, un trabajo de medio tiempo es mejor.

En cuanto al caso de los «maratonistas laborales», aquellos que trabajan más de sesenta horas semanales, sus funciones cerebrales reflejaron un desempeño pero a aquellos que no trabajan nada.

Para el funcionamiento cognitivo, trabajar demasiado es peor que no trabajar en absoluto. Al principio el trabajo estimula las células de tu cerebro. En algún punto el estrés asociado a las labore tanto físicas como psicológicas se detona y eso va en detrimento de los beneficios que puede implicarte el trabajar.

Ahora, también vale la pena recalcar que el gusto que tengas por tu trabajo debe influir significativamente en este tabulador. Quizá esta medición se refiere al modo tradicional de empleo que, como hemos sugerido anteriormente, quizá ya sea un modelo obsoleto. Y aquí no podemos evitar recordar la máxima de Confucio que dice: «Haz lo que amas y no habrás trabajado un solo día en tu vida».

¿Y tú, cuánto trabajas?

http://pijamasurf.com/2016/04/trabajar-mas-de-25-horas-a-la-semana-te-puede-estupidizar-estudio/

Aida. Musicofilia (Oliver Sacks)

Conozco a muchos amantes de la pintura que disfrutan de este arte profundamente, pero no me imagino a ninguno de ellos llorando ante un cuadro.

Conozco a infinidad de ávidos lectores que devoran cuanto pasa bajo sus ojos con ansia irracional, pero creo que de prácticamente ninguno de ellos podría decir que leer la primera línea de una novela les estremezca o arrebate hasta el punto de ser víctimas de sus propios sentimientos.

Pero lo que parece imposible o improbable con libros, cuadros, esculturas o arquitectura, está al alcance de cualquiera a través de la música. Porque sí conozco a muchas personas que aún sin estar dotadas musicalmente, sin ser capaces de cantar y acertar una sola nota de la canción más trivial, sin poder distinguir un bajo de un piano o sin poder apreciar la diferencia entre dos personas que cantan al unísono o en armonía, pueden emocionarse hasta las lágrimas o excitarse hasta el paroxismo con una determinada canción.

 Y todo esto es ajeno a la apreciación de un arte como tal. Nadie queda libre del influjo de la música. Quien la estudia y domina escalas y armonía podrá disfrutarla de un modo diferente a quien sólo es capaz de dejarse llevar y tararear en la ducha. Pero no me atrevería a apostar por quién disfruta más.

La música nos afecta de un modo que ninguna otra actividad creativa humana consigue, estableciendo una conexión directa entre nuestros sentimientos y lo que escuchamos, pero también entremezclando nuestras vivencias con los sonidos que nos rodean y que, posteriormente, permiten a nuestro cerebro recuperar lo vivido como una llave a un tiempo pasado y tal vez olvidado.

Tradicionalmente el primer aspecto, la conexión entre música y sentimientos, ha sido explotada a conciencia. Desde el movimiento romántico a los cantantes melódicos más histriónicos, la música ha modelado nuestros sentimientos y ha sido su más eficaz vehículo de expresión.

Solo en épocas más recientes se ha estudiado de manera sistemática el influjo de la música en nuestro cerebro. Los primeros psicólogos y neurólogos abrieron paso a través del estudio de casos singulares. Posteriormente, la tecnología ha permitido radiografiar la actividad cerebral favoreciendo un acercamiento más científico y evitando los casos más extremos y llamativos, creando una neurología de la normalidad.

El reputado neurólogo Oliver Sacks ha dedicado su último libro a recopilar gran parte de la información disponible sobre el cerebro y la música, el modo en que nos influye pero también los infinitos modos en que la música se adueña de nuestras mentes, no siempre para bien, y de qué modo la música puede acudir en ayuda del enfermo.

Oliver Sacks

 Resulta sorprendente que haya esperado al final de su carrera (Sacks nació en 1933) para escribir esta obra ya que la música forma parte de su vida del mismo modo que la neurología o la química. Buen pianista, aprendió de sus padres el amor por la música y ha vivido siempre rodeado de partituras e instrumentos. La música le ha servido para aumentar su disfrute de la vida y para salir airoso en momentos difíciles. Pero tal vez por todo ello, cuando ya no es esperable un nuevo gran trabajo, es concebible que  Sacks haya preferido esperar a escribir este libro como testimonio de su pasión.

Como es habitual en toda su obra, Musicofilia (Ed. Anagrama, 2009 traducida por Damián Alou) se compone de diversos capítulos alrededor de casos clínicos descritos con la delicadeza y cercanía que hacen de sus libros un goce continuo pese a lo arduo del tema o lo espantoso de las situaciones descritas.

Porque también la música engendra monstruos. La primera parte del volumen (Poseídos por la música) describe cómo en ocasiones la música puede convertirse en una obsesión. Es el caso de Tony Cicoria, un médico totalmente ajeno a cualquier interés por la música más allá del silbido camino del trabajo pero que, tras sobrevivir a un rayo, desarrolla una pavorosa afición por el piano que termina por dominar a la perfección a costa de su vida profesional y su matrimonio.

Parecido patrón siguen quienes sufren de lo que Sacks denomina “gusanos musicales”, pequeñas secuencias de apenas segundos, pocas notas, repetidas de manera insistente durante horas, hasta casi hacer enloquecer a quien las padece. Es curioso que, en muchos casos, esta dolencia sucede a músicos profesionales arruinando su carrera, incapaces de volver a tocar con normalidad o de lograr la concentración necesaria para sus tareas de composición.

Pero en otras ocasiones, estos músicos logran reconvertir su arte y explorar los sonidos de su mente para sus creaciones, un arte lunático o demente pero no por ello menos emotivo o hermoso.

En la segunda parte de Musicofilia (Una musicalidad variada) Sacks repasa casos como la sinestesia musical, en la que el sujeto identifica notas o escalas con colores o sabores, una experiencia más habitual de lo sospechado. Esto enlaza con la presencia excepcional de personas con tono absoluto, capaces de identificar una nota de manera perfecta. Pero esta perfección puede perderse con facilidad lo que altera de manera definitiva la percepción musical del individuo que, en ocasiones, termina por no ser capaz de distinguir una simple armonía.

En Memoria, movimiento y música,  Sacks destaca la conexión entre enfermedades como el Parkinson y la música como medio de mitigar sus manifestaciones más aparatosas o elsíndrome de Tourette cuyos espasmos y tics parecen controlarse cuando el paciente se enfrenta a una actividad musical tal y como ya había relatado en obras anteriores. .

Parecida influencia parece ofrecer la música en el caso de la afasia, la incapacidad para el lenguaje (su emisión o comprensión)  y que, sin embargo parece ser burlada cuando la música entra en juego. Personas incapaces de pronunciar una frase completa pueden elaborar complicadas reflexiones empleando melodías conocidas.

Por último,  en Emoción, Identidad y Música, el autor reflexiona sobre la depresión, los sueños musicales y otras interacciones entre los aspectos más sensitivos de nuestro espíritu y la música.

Los archivos de Oliver Sacks se nutren no sólo de su actividad clínica profesional sino de la inagotable correspondencia que los lectores de sus libros le hacen llegar con casos propios o de familiares y que, continuada en el tiempo, permite un estudio a medio y largo plazo realmente enriquecedor.

Musicofilia  lleva por subtítulo Relatos de la música y el cerebro, y nada más apropiado para definir este libro que da cuenta con pasión y amor de todas las manifestaciones que la música tiene en nuestro cerebro, en muchas ocasiones aderezadas con anécdotas personales del propio autor o con referencias a célebres músicos o compositores.

No recomendaría este libro para quienes aún creen que poner a su hijo todas las noches laPequeña serenata nocturna de Mozart hará a sus hijos más inteligentes. Sí para quienes crean que la música se puede disfrutar con pasión y racionalidad y que, escuchen a Satie o a losRamones, sean capaces de vibrar con la combinación de 12 doce notas.

Fuente: Confieso que he leído

La mirada puede inducir a estados alterados de conciencia

Un experimento muestra los efectos de mirar fijamente a los ojos de otra persona y se asemejan a los producidos por ciertas sustancias psicoactivas
Mirar a los ojos puede crear alucinaciones
En un sorprendente estudio psicológico respecto al poder de la mirada, el investigador de la Universidad de Urbino (Italia) Giovanni B. Caputo, , concluyó que mirar a otra persona continuamente a los ojos puede inducir un estado alterado de conciencia (EAC), similar al que generan ciertas sustancias psicoactivas.
Caputo reunió a 50 voluntarios para realizar dos experimentos. En el primero, formó 15 parejas sentadas frente a frente con una separación de apenas un metro. La idea es que centrasen la mirada durante 10 minutos en los ojos de su «pareja» En otra habitación situó al grupo de control. Los 20 individuos restantes estuvieron mirando hacia la pared.
El segundo experimento consistió en que los 50 participantes miraran fijamente sus propios ojos en un espejo durante 10 minutos. Al término de las pruebas se recabaron datos mediante un cuestionario con preguntas sobre la experiencia.
Caputo y su equipo comprobaron que varios voluntarios comenzaron a alucinar, El 90% de ellos con la deformación del rostro que tenían enfrente (propio o ajeno) y 75% con figuras monstruosas que parecían surgir de la nada y enfrente suyo. Muchos también dijeron sentirse “desconectados” de la realidad o abandonados en una especie de vacío.
Estos resultados son sin duda inquietantes y de algún modo, nos plantean qué hay en la mirada del otro -o en la propia- que puede ser tan perturbador.
FUENTE www.revistaañocero.com

«Hablar bien no cuesta nada: Algunos términos psicológicos que deberíamos evitar» Paula Jose Quintero.

geralt / Pixabay

Agosto trajo bajo el brazo un nuevo artículo de Scott Lilienfeld. Esta vez se detiene en algunos términos usados en el ambiente psi que es recomendable evitar. ¿Las razones? El que no es confuso, es incorrecto, ambiguo o simplemente inadecuado. Como le encantan las listas (al menos eso parece) menciona 50 términos o expresiones y los motivos por los cuales es conveniente evitarlos, basándose en la evidencia, cosa que siempre es bienvenida.

Su preocupación, que es compartida, se relaciona con los efectos que pueden tener estos términos en la enseñanza de la disciplina así como en la clínica y el área de investigación, en un campo en el que de por sí los términos son con frecuencia vagos o poco precisos.

Lilienfeld divide estos términos en 5 categorías: 1) Términos inexactos o engañosos, 2) Términos frecuentemente mal utilizados, 3) Términos ambiguos, 4) Oxímoros (dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión tales como “luz oscura” o “fuego helado”) y 5) Pleonasmos (expresiones redundantes tales como “subir arriba” o “regalo gratuito”).

No los vamos a aburrir con la larga lista de los 50 pero sí quisiéramos compartir algunos de los más importantes, para los cuales mantendremos la numeración original. Las referencias completas las encuentran en el artículo original que les pasamos para quienes tengan dominio del idioma inglés, tiempo y entusiasmo suficiente (vale la pena, realmente).
Términos inexactos o engañosos

 

(2) Medicación Antidepresiva. Fármacos como los tricíclicos o los inhibidores de la recaptación de Serotonina (IRSS) son usualmente llamados “antidepresivos”. Sin embargo hay poca evidencia de que estos fármacos sean más eficaces para tratar (o prevenir recaídas) los desórdenes del estado de ánimo que para tratar otras varias condiciones, como los desórdenes de ansiedad (por ejemplo el trastorno de pánico o el TOC, Donovan et al., 2010). Así, su especificidad para depresión es dudosa y su nombre deriva más de cuestiones históricas que de la evidencia científica.

(7) Desequilibrio Químico. En parte gracias a las campañas de marketing de la industria farmacéutica, la idea de que la depresión es causada por un desequilibrio químico de neurotransmisores, como la serotonina o la noradrenalina, se ha convertido en una especie de axioma a los ojos del público (France et al., 2007; Deacon and Baird, 2009). Esta expresión a veces aparece incluso en algunas fuentes académicas (Wheeler, 2011). Sin embargo, la evidencia para este desequilibrio químico es muy débil. Se desconoce el nivel “optimo” de neurotransmisores en el cerebro, por cual es poco claro qué constituiría un “desbalance”. Más aún, aunque algunos inhibidores de la recaptación de serotonina parecen aliviar los síntomas de la depresión severa hay evidencia de que al menos un potenciador de la recaptación de serotonina –llamado Tianeptina- es también eficaz para depresión (Akiki, 2014). El hecho de que dos clases de fármacos eficaces generen efectos opuestos en los niveles de serotonina hace dudar del modelo simplista del desequilibrio químico.

(12) Programados (Hard-wired). El término se volvió muy popular incluso en escritos académicos en referencia a algunas capacidades psicológicas humanas que algunos académicos presumen que son parcialmente innatas, tales como sesgos cognitivos, el prejuicio o la agresividad. Sin embargo, los datos sobre neuroplasticidad sugieren, con la posible excepción de los reflejos innatos, que poquísimas capacidades psicológicas en humanos están “programadas” (Shermer, 2015).  . Más aún, virtualmente todas las capacidades psicológicas, incluyendo las emociones y el lenguaje, son modificables por las experiencias ambientales (Merzenich, 2013).

El hecho de que dos clases de fármacos eficaces generen efectos opuestos en los niveles de serotonina hace dudar del modelo simplista del desequilibrio químico

(16) La Molécula del Amor. Más de 6000 websites han bautizado a la Oxitocina como la “molécula del amor” (por ejemplo: Morse, 2011). Sin embargo los datos indican que esta denominación es extremadamente simplista (Wong, 2012). La mayoría de la evidencia sugiere que la oxitocina hace a las personas más sensibles a la información social (Stix, 2014), sea positiva o negativa. Denominaciones similares de este estilo, como el nombre “molécula del placer” para la dopamina, son igualmente engañosas (Kringelbach and Berridge, 2010).

(22) p = 0.000. Aunque este resultado aparezca en más de 97.000 manuscritos deberíamos evitar incluirlo en el apartado de Resultados de nuestra investigación. Esta expresión implica erróneamente que hay cero probabilidad de que los investigadores hayan cometido un error de Tipo 1 (esto es: un falso rechazo de una hipótesis nula verdadera) (Streiner, 2007). Esa conclusión es lógicamente absurda, porque a menos de que uno haya examinado a la población entera, siempre hay una chance de error Tipo 1, aunque sea muy pequeña. No hace falta decir que la expresión “p < 0.000” es aún peor ya que la probabilidad de cometer un error de Tipo 1 no puede ser menor a cero.

(23) Grupo control. Esta expresión connota erróneamente que a) grupos de individuos ostensiblemente normales o pacientes con trastornos mixtos que están siendo comparados con b) grupos de individuos con el desorden de interés, son verdaderos grupos “control”. No lo son. Son grupos “de comparación” y deberían ser nombrados de esa manera. El término “grupo control” puede implicar que la única diferencia entre estos dos grupos es la presencia o ausencia del desorden de interés. De hecho, casi con seguridad estos dos grupos difieren en varias valiables “molestas” tales como rasgos de personalidad e historia familiar haciendo que la interpretación de los datos de las diferencias entre grupos queden abiertas a múltiples interpretaciones (Meehl, 1969).

(24) Confiable y Válido. Si ganáramos un dólar por cada vez que leemos esta frase “este test es confiable y válido” seríamos millonarios. Hay al menos tres problemas con esta expresión. Primero, implica que un test psicológico es o bien válido o bien invalido. Sin embargo, y de manera similar a como ocurre con las teorías científicas, el proceso de validación nunca está completo. Como consecuencia, no se puede decir de un test que ha sido de manera concluyente validado o invalidado (Cronbach and Meehl, 1955). Por lo tanto los autores deberían reformular el término “validado” por el de “con soporte empírico” o bien “tiene evidencia sustancial para la validez de constructo”. La misma advertencia aplica para los tratamientos psicológicos. Cuando la División 12 de la APA listó las psicoterapias que funcionan para trastornos específicos, inicialmente usaron el término “terapias empíricamente validadas”. Sin embargo, reconociendo luego el hecho de que la validación implica “un resultado final y definitivo”, el comité cambió el nombre a “terapias con soporte empírico” que es el que usan en la actualidad.

Segundo, la expresión “confiable y válido” implica que la confiabilidad y la validez con conceptos unitarios. No lo son. Hay varias formas de confiabilidad y varias formas de validez.

Tercero, la confiabilidad  y la validez están condicionadas a la muestra específica que fue examinada y no deben ser consideradas como propiedades inherentes del test en sí.

(27) El Método Científico. Muchos libros sobre ciencia, incluso en psicología, presentan a la ciencia como un “método” monolítico. Frecuentemente describen a ese método como un receta hipotético-deductiva, según el cual los científicos parten de una teoría de la cual deducen hipótesis (predicciones), testean esas hipótesis y examinan el encastre entre los datos y la teoría. Si los datos son inconsistentes con la teoría, la teoría es modificada o abandonada. Es una linda historia pero rara vez funciona de esa manera (McComas, 1996). Aunque la ciencia a veces opera por deducción, las observaciones inductivas al servicio del “contexto de descubrimiento” también juegan un rol crucial en ciencia. Por esta razón Popper escribió en tono de broma: “Siempre empiezo mis lecciones sobre el Método Científico diciéndole a mis estudiantes que el método científico no existe” (Popper, 1983).

Si ganáramos un dólar por cada vez que leemos esta frase “este test es confiable y válido” seríamos millonarios

Contrariamente a lo que parece pensar la mayoría de los científicos, la ciencia no es un “método”, es un enfoque hacia el conocimiento (Stanovich, 2012). Específicamente es un enfoque que se esfuerza para aproximarse mejor al estado de la naturaleza reduciendo errores inferenciales y para minimizar errores, especialmente el sesgo de confirmación.

(29) Disfunción Biológica Subyacente. En esta era de biologización de la psicología y de la psiquiatría, algunos autores asumen que las variables biológicas son la “base” de los fenómenos psicológicos. Conceptualizar el funcionamiento biológico como inherentemente más “fundamental” (esto es: causalmente anterior) que el funcionamiento psicológico (como el funcionamiento cognitivo y emocional) es engañoso  (Miller, 1996). La relación entre las variables biológicas y otras variables es siempre bidireccional. Por ejemplo, la magnitud de x neurotransmisor puede estar dismunída en el trastorno de personalidad y, pero esto no significa que el nivel de x tiene un rol causal sobre y. Es igual de plausible que determinadas disposiciones de la personalidad y, contribuyen a disminuir x.

Términos frecuentemente mal utilizados

(32) Negación. Se trata de un mecanismo de defensa psicodinámico propuesto por Freud, consistente en un rechazo inconsciente de ciertos hechos obvios de la realidad, como la muerte de un ser querido en un accidente de tránsito. Sin embargo, gracias a la industria de la psicología popular, es utilizado inadecuadamente para referirse a la tendencia de los individuos con una determinada condición psicológica (como el alcoholismo) a minimizar su patología (por ejemplo, Wing, 1995).

(33) Fetichismo. Se trata de una condición marcada por una activación sexual intensa y persistente provocada por objetos inanimados y partes no genitales del cuerpo. Este término, que es técnicamente una parafilia, no debería utilizarse para referirse a las preferencias genéricas por objetos específicos, ideas o personas. Un escritor por ejemplo describió la fascinación de los japoneses por los smartphones como un “fetichismo por los teléfonos” (Smith, 2015).

Términos ambiguos

(35) Comorbilidad. Este término ubicuo en las publicaciones sobre las relaciones entre dos o más trastornos mentales, se refiere a la superposición entre dos diagnósticos. Sin embargo, “comorbilidad” puede significar dos cosas bastante diferentes. Se puede referir a a) la co-variación (o correlación) entre dos diagnósticos dentro de una muestra o la población o b) la co-ocurrencia de dos diagnósticos en un individuo (Krueger and Markon, 2006). Si los autores utilizan este término, deberían establecer cuál de estos dos sentidos es el que están utilizando.

Algunos autores (Lilienfeld, 1994) incluso cuestionan el uso rutinario del término “comorbilidad” en investigación en psicopatología, dado que este término, al igual que el de “patología dual”, presupone que las condiciones en cuestión son entidades separadas, etiológica y patológicamente. Y podríamos pensar que un alto nivel de “comorbilidad” en realidad podría reflejar el hecho de que el sistema diagnóstico actual está dándole diferentes nombres a pequeñas variaciones de una diátesis compartida, cayendo así en una falacia jangle. Llevándolo al extremo, ¿cuántas chances hay de que un participante en un estudio publicado que simultáneamente reúne criterios para los 10 trastornos de la personalidad del DSM, genuinamente tenga 10 trastornos diferentes al mismo tiempo? Las críticas al uso del término comorbilidad para describir psicopatología incluyen que estos acertijos diagnósticos se explican mejor por una falla en el sistema diagnóstico que está dándole nombres diferentes a constructos que se superponen en gran medida.

Posiblemente no haya peor insulto en el ambiente psi que llamar a un colega “reduccionista”

(37) Modelo Médico. Aunque muchos autores que invocan este término presumen que tiene un solo significado, esto no es así. Algunos autores insisten en que el término es tan vago y poco útil que estaríamos mejor sin él. El término ha sido utilizado por varios autores para significar: a) la asunción de un modelo psicopatológico categorial en lugar de dimensional, b) un énfasis en procesos de enfermedad subyacentes más que en los signos y síntomas, c) un énfasis en la etiología biológica de la psicopatología, d) un énfasis en la patología más que en la salud, e) la asunción de que los desórdenes mentales se tratan mejor con medicación que con psicoterapia y f) la asunción de que los desórdenes mentales son mejor tratados por los médicos que por los psicólogos  (Blaney, 1975, 2015). Similares ambigüedades semánticas y conceptuales se encuentran detrás también de términos similares tales comomodelo de enfermedad” aplicado a adicciones y a otras condiciones psicológicas (Graham, 2013).

(38) Reduccionismo. Posiblemente no haya peor insulto en el ambiente psi que llamar a un colega “reduccionista”. La connotación negativa que se le da al término termina ocultando el hecho de que el reduccionismo no es un solo enfoque. Encontramos múltiples de formas de reduccionismo (Robinson, 1995), incluyendo a) reducción nominal, es decir una reducción a nivel de los nombres, b) reducción nomológica, es decir reducción al nivel de la explicación científica y c) reducción ontológica, es decir la reducción que se produce por eliminar las entidades inmateriales. De esta manera, la palabra “reduccionismo” no tiene un solo significado en psicología y debería especificarse el sentido con el cual es utilizada cada vez que lo sea.

Oxímoros

(41) Síntoma Observable. Este término confunde signos con síntomas. Los signos son las características observables de un desorden, los síntomas son las características no observables de un desorden que sólo pueden ser reportadas por el paciente (Kraft and Keeley, 2015). Los síntomas son por definición inobservables.

(45) Prueba Científica. Los conceptos de “prueba” y “confirmación” son incompatibles con la ciencia, la cual por naturaleza es provisional y sometida a correcciones constantemente (McComas, 1996). Así, es entendible porque Popper (1959) prefirió usar el término corroboración en lugar de confirmación, ya que todas las teorías pueden en principio ser revocadas por nueva evidencia. Tampoco la evidencia de las teorías científicas es dicotómica. Las teorías casi siempre varían en su grado de corroboración. Como consecuencia, de ninguna teoría en ciencia, incluyendo la ciencia psicológica, puede decirse que está estrictamente probada.

Pleonasmos

(46) Influencias Biológicas y Ambientales. Esta expresión implica que las influencias biológicas son necesariamente genéticas y no pueden ser ambientales. Sin embargo, las influencias ambientales abarcan todo lo exterior al organismo que afecta su conducta luego de su fertilización como cigoto. Como consecuencia, el ambiente no sólo incluye las influencias psicológicas sino también las influencias biológicas no genéticas tales como la nutrición, los virus y la exposición a toxinas. Por lo tanto la expresión es un pleonasmo parcial.

(47) Datos Empíricos. “Empírico” significa basado en la observación o la experiencia. Como consecuencia, con la posible excepción de la información derivada de fuentes como archivos, todos los “datos” en psicología son empíricos (¿cómo se vería un dato psicológico No empírico?). Parte de la confusión probablemente reside en la enorme confusión que hay entre “empírico” y “experimental” o “cuantitativo”. Los datos derivados de observaciones informales, tales como algunas impresiones realizadas durante una sesión de psicoterapia, también son empíricos.

“¿No estás pudiendo persuadir a otros sobre tu punto de vista? Usá el prefijo “neuro”; satisfacción garantizada o le devolvemos su dinero”

(48) Constructo Latente. Un constructo en psicología es un atributo hipotético de los individuos que no puede ser directamente observado, como la inteligencia, la extroversión o la esquizofrenia. Por lo tanto, todos los constructos son latentes. Las mismas consideraciones aplican al término “constructo hipotético”.

(50) Neurocognición. Muchos autores evocan el término “Neurocognición” para referirse a la cognición, especialmente cuando se la conceptualiza dentro un marco biológico. Sin embargo y debido a que toda cognición es necesariamente neural en algún nivel de análisis, el término cognición alcanza por sí solo. Para ser justos, “Neurocognición” es sólo uno de los tantos términos precedidos por el prefijo “neuro” que últimamente se ha vuelto tan popular, como neuroeducación, neuropolítica, neuropsicoanálisis, etc. Un psicólogo una vez dijo: “¿No estás pudiendo persuadir a otros sobre tu punto de vista? Usá el prefijo “neuro”; satisfacción garantizada o le devolvemos su dinero” (Laws, 2012).

Hasta aquí nuestra selección. Mi abuela solía decir “hablar bien no cuesta nada”. Estaba equivocada. Cuesta y mucho. Algunos sin embargo están dispuestos a dedicarse a la tarea. Estamos agradecidos por ello.

Referencias

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France, C. M., Lysaker, P. H., and Robinson, R. P. (2007). The “chemical imbalance” explanation for depression: origins, lay endorsement, and clinical implications. Prof. Psychol. Res. Practice 38, 411–420. doi: 10.1037/0735-7028.38.4.411

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Reseña publicada en Grupo ACT, una web especializada en la difusión y cursos de las Terapias de Tercera Generación y cedida a Psyciencia para su publicación.

Paula José Quintero:
Psicoterapeuta especializada en psicoterapias conductuales de tercera generación.
Trabaja en Buenos Aires en Fundación Foro para la Salud mental.
psyciencia.com

Renuncia a las personas a las que has dejado de importarle

Hay renuncias difíciles, sobre todo cuando se trata de dejar atrás a personas que nos han importado y a las que les hemos importado. Sin embargo, hay determinadas situaciones o momentos en la vida en los que debemos llenarnos de valor para dar ese paso. Si hemos dejado de importarle a una persona, si esa persona ya no mira en nuestra dirección, mantenernos atado a ella solo nos hará sufrir y nos impedirá seguir nuestro camino. Por eso, lo mejor que podemos hacer es renunciar a ella.

Renunciar a una persona por respeto a ti

La vida es como un tren, en el cual vamos conociendo a diferentes personas. Con algunos pasajeros solo intercambiaremos un breve saludo, con otros estableceremos una relación más profunda y puede que nos acompañen durante gran parte del camino.
Sin embargo, no podemos obligar a esas personas a acompañarnos hasta nuestro destino final, algunos decidirán que es mejor bajarse en su propia estación y es probable que poco a poco dejemos de ser significativos para ellos. En ese caso, mantenernos aferrados a su recuerdo nos impedirá conocer a otras personas interesantes que pueden volver a traer alegría e ilusión a nuestra vida.
De hecho, en muchos casos renunciar a las personas a las que hemos dejado de importarles es una cuestión de respeto hacia nosotros mismos. Cuando la otra persona no se preocupa por nuestras necesidades y hemos dejado de ser una prioridad en su vida, no hay razón para que nos aferremos a esa relación porque de esta manera solo nos haremos daño.
Cuando damos continuamente sin recibir nada a cambio, corremos el riesgo de quedarnos estancados en una relación que no nos aporta más que sufrimiento y frustración. Si amamos sin ser amados o nos aferramos a personas que ya han rehecho su vida sin guardar un espacio para nosotros, nos quedaremos atados al pasado y, lo que es aún peor, nos negaremos la posibilidad de ser felices.
Por eso, en algunas ocasiones renunciar a una persona es un acto de amor propio, implica darnos una oportunidad para que nuestras heridas cicatricen y poder empezar de nuevo. Después de todo, recuerda que todo final también es un nuevo inicio.

Las señales que indican que has dejado de importarle a alguien

Hay ocasiones en las que, aunque hemos dejado de importarle a la persona que está a nuestro lado, esta no nos abandona, al menos físicamente, quizá porque no se atreve o porque está vinculada a nosotros por otros lazos más difíciles de romper. Tal es el caso de muchas relaciones de pareja en las que uno de los miembros ha dejado de amar al otro pero no se atreve a terminar la relación. En esos casos, nuestra implicación emocional, nuestro deseo de que todo funcione y de que nada cambie, nos impide ver la realidad, nos impide darnos cuenta de que hemos dejado de importarle al otro.
En esos casos, ambas personas terminan sufriendo. Uno porque se siente atado a alguien por quien ya no siente nada y el otro porque experimenta un gran vacío emocional ya que sus necesidades no son satisfechas en la relación. Por eso, es importante aprender a reconocer las señales del distanciamiento emocional que indican que hemos dejado de importarle a otra persona:
– Has dejado de ser una prioridad para esa persona, probablemente porque sus intereses y metas han cambiado y ya no coinciden con los tuyos.
– Esa persona no se preocupa por tus necesidades, sobre todo desde el punto de vista afectivo, por lo que comienzas a experimentar sentimientos de soledad y abandono, aunque estés a su lado.
– Eres la parte más entregada de la relación, mientras que el otro simplemente se limita a recibir lo que le das, mostrando muy poco compromiso.
– Esa persona no tiene en cuenta tus ideas y criterios, sino que toma decisiones unilaterales por ambos, casi siempre dirigidas a satisfacer sus propias necesidades.
– Esa persona comienza a humillarte, criticarte o alejarse sin ninguna razón aparente. Estar a su lado ha dejado de ser una fuente de felicidad para convertirse en un calvario.

¿Cómo renunciar a alguien que fue importante para nosotros?

Renunciar a alguien que fue importante para nosotros es difícil. Ante todo, debemos ser conscientes de lo que significa la palabra “renunciar”, que no es más que apartar de forma voluntaria lo que tenemos o podríamos tener. Significa desistir de un empeño, prescindiendo de esa persona. Por tanto, renunciar implica tomar conscientemente la decisión de apartarse de alguien, eliminándole de nuestros planes de futuro.
Cuando tomamos una decisión consciente de apartarnos de alguien que ya solo nos causa sufrimiento, retomamos de cierta forma el control sobre nuestras vidas y esa renuncia es menos dolorosa. Obviamente, eso no significa que será sencillo ya que normalmente estamos muy implicados emocionalmente y no podemos borrar a esa persona de un plumazo de nuestra mente.
De hecho, la meta no es olvidar, sino lograr vivir sin esa persona, reconstruyendo nuestro proyecto de vida sin ella. No se trata de hacer borrón y cuenta nueva sino de aprender la lección y seguir adelante, convirtiéndonos en personas más resilientes que se dan otra oportunidad para crear nuevos lazos emocionales con personas que aporten más a nuestra vida y nos permitan crecer a su lado.

Rincón de la Psicología

De la antimateria a la antimemoria: Nueva teoría sobre la formación de recuerdos

Investigadores de la Universidad de Oxford y del University College London (UCL) proponen una nueva teoría sobre la formación de recuerdos: la existencia de antimemorias o huellas de actividad eléctrica neuronal opuestas a las huellas que provoca el aprendizaje. La finalidad de estas antimemorias es mantener el equilibrio de la actividad eléctrica del cerebro, afirman los científicos. Las primeras pruebas realizadas al respecto con humanos parece que les dan la razón.

Cuando vivimos cualquier experiencia (vemos un objeto, aprendemos a conducir, nos llevamos un susto), en nuestro cerebro se forma una «traza neuronal» o circuito neuronal exclusivo de dicha experiencia; una «huella» cerebral única que constituye ‘una memoria’ de esa experiencia. En principio, así se forman los recuerdos en nuestro cerebro.

Por ahora, se sabe que este proceso puede dar lugar a varios tipos de memoria (a corto o largo plazo), que en cierta manera está relacionado con las emociones; y además que tiene una sorprendente materialidad intrínseca (por ejemplo, se ha logrado grabar la producción de proteínas en las conexiones neuronales o sinapsis en el momento de la creación de un recuerdo).

Por otra parte, está la antimateria. No parece que tenga mucho que ver con los recuerdos, pero enseguida entenderemos la relación. En física, se denomina antimateria a una forma de materia constituida por antipartículas, esto es, por partículas como las de la materia corriente, pero con carga opuesta.

Así que la antimateria es como una «imagen espejo» de la materia: En lugar de electrones, tiene antielectrones o positrones (electrones con carga positiva); y en lugar de protones, tiene antiprotones, que son protones con carga negativa.

El hallazgo de la antimateria fue uno de los descubrimientos más interesantes de la física del siglo pasado, pues aumentó nuestra comprensión del universo y de las leyes de la física. Según los científicos, en el origen del universo existían materia y antimateria en iguales proporciones, aunque luego la materia «triunfó» sobre la antimateria por causas aún no del todo aclaradas, y eso ha hecho posible, entre otras cosas, que hoy estemos aquí escribiendo-leyendo este artículo.

La antimemoria equilibra el cerebro

Pues bien, ahora se está proponiendo una explicación para la memoria muy cercana al concepto de antimateria: investigadores de la Universidad de Oxford y del University College London (UCL) señalan que existe la antimemoria, es decir, que cuando se crean nuevas conexiones entre neuronas (en la formación de un recuerdo), al mismo tiempo se genera un patrón de actividad eléctrica neuronal exactamente opuesto a esa ‘traza neuronal’ nueva.

Los científicos creen que, de esta forma, mediante la ‘antimemoria’, el cerebro mantiene el equilibrio de su actividad eléctrica general. Esta teoría viene respaldada por investigaciones realizadas con ratas y ratones y con modelos matemáticos, informa The Conversation.

Como hemos dicho, cuando aprendemos algo, aumentan las conexiones entre las neuronas (aumento de la excitación). A pesar de ello, los niveles de actividad eléctrica cerebrales se mantienen normalmente finos y delicadamente equilibrados. Esto es necesario para la salud del cerebro, pues las alteraciones en ese equilibrio eléctrico están relacionadas con trastornos cognitivos como el autismo o la esquizofrenia.

Los científicos creen, por tanto, que la formación de antimemorias es un segundo proceso cerebral vinculado al aprendizaje, cuyo papel es reequilibrar la excitación neuronal y mantener todo el sistema bajo control. Así, del mismo modo que hay materia y antimateria, existiría una antimemoria para cada recuerdo, que inhibiría una excesiva actividad eléctrica cerebral; aunque sin borrar el nuevo recuerdo.

Destapando el recuerdo inhibido

Las evidencias sobre la existencia de antimemorias hasta ahora solo nos habían llegado de experimentos con animales, en los que se grabó directamente el interior del cerebro de estos con electrodos. Como este tipo de experimentos no puede hacerse con humanos, hasta la fecha no existían pruebas de antimemoria en nuestra especie.

Pero los investigadores de Oxford y UCL han ideado un ingenioso método para determinar si la memoria humana funciona de esta forma. Lo explican en un artículo recientemente publicado en la revista Neuron,

Ellos ya han probado este método: pidieron a una serie de personas que aprendieran una tarea para crear en ellas un nuevo recuerdo. Unas horas después de este aprendizaje, exploraron los cerebros de dichas personas usando una tecnología poco invasiva: la resonancia magnética funcional.

Entonces no hallaron ningún rastro (eléctrico) de la formación del recuerdo, pues la antimemoria ya había hecho su efecto. Después aplicaron un flujo débil de electricidad en el área del cerebro donde se había formado la memoria y la antimemoria (para esto usaron otra técnica segura llamada ‘Estimulación de Corriente Directa Transcraneal’), que les permitió reducir la actividad cerebral inhibitoria en esta área -interrumpir la antimemoria inhibitoria-.

Esto reveló la ‘huella’ de actividad eléctrica neuronal correspondiente al recuerdo oculto. En otras palabras, reducir la antimemoria permitió hacer resurgir la huella del recuerdo, inhibido en primer lugar por dicha antimemoria.

Implicaciones

Así que parece que en los seres humanos, como en los animales, las antimemorias también resultan críticas para evitar una potencialmente peligrosa acumulación de excitación eléctrica en el cerebro.

Se cree además que las antimemorias podrían desempeñar un papel importante en la detención de la activación espontánea de recuerdos que subyace a la confusión y a ciertos problemas mentales graves.

En última instancia, según han señalado algunos medios, el descubrimiento de antimemorias podría ser tan importante para la neurología como lo fue para la física el pasado siglo el descubrimiento de la antimateria. El tiempo lo dirá.

http://es.sott.net/article/45480-De-la-antimateria-a-la-antimemoria-Nueva-teoria-sobre-la-formacion-de-recuerdos