A muchos les gustó la película de 1999 The Matrix . La conclusión principal de esta película de ciencia ficción es que nuestra realidad es una ilusión, una matriz. Es sólo una realidad secundaria. Quienes lo dirigen están tratando de reprimir la primera realidad. De hecho, la realidad secundaria casi ha logrado borrar el recuerdo de la primera realidad que es la más primordial.
El budismo en realidad está allanando el camino hacia la primera realidad, la más temida por quienes dirigen la segunda realidad. Pero incluso el budismo ha sido cambiado por aquellos que manejan la segunda realidad. Temen lo trascendente que va más allá de la nesciencia, las formaciones y la conciencia ( vijñāna ). Estos son los requisitos previos necesarios para el renacimiento: involucrarse profundamente una vez más en el sufrimiento de la carne y la segunda realidad.Seguir leyendo La matriz de la casa en llamas→
Fragmento del libro de Roger Ferrer Ventosa, “Mágica belleza”, en el que se estudia comparativamente la no-dualidad en Oriente y en Occidente.
Vajradhara con su consorte, Tibet, s. XIX
Aunque en el marco europeo la vía de pensamiento no dual fuera minoritaria, en Asia y en el subcontinente indio siempre gozó de predicamento y de prestigio. Encontramos variantes en las tres grandes religiones, tanto en el hinduismo —vedanta y advaita—, como en el budismo — theravada, mahayana, vajrayana— o en el taoísmo en China, con escuelas filosóficas de gran prestigio. Las características del no dualismo occidental, además de haber sido siempre minoritarias, en general no han alcanzado un nivel teórico y práctico tan profundo como en las de escuelas consolidadas orientales.
La idea se cita a menudo en el arte de ámbito cultural tántrico, —y, en términos generales, en buena parte del arte realizado en la India—, por ejemplo, en la figura del dios con su Shakti (su poder), ambos representados en figuras de hombre y mujer.
Dhondup T. Rekjong comparte la historia de Geshe Tenzin Tsepak, un monje tibetano que fue testigo de la destrucción de la cultura tibetana a principios de la década de 1980 y participó en su reconstrucción y renacimiento.
Gueshe Tenzin Tsepak. Foto cortesía de Dhondup T. Rekjong.
En 2017, mientras cursaba mi maestría en la Universidad de Columbia Británica, conocí a Geshe Tenzin Tsepak. En ese momento, solo lo conocía como un Geshe-la tibetano ordinario en el monasterio Tsendok en Vancouver. Unos años más tarde, me enteré de su asombroso viaje desde Labrang, en el este del Tíbet, hasta la India a principios de la década de 1980 y le pedí que se sentara conmigo para una serie de entrevistas sobre sus viajes y estudios monásticos.
Tenzin Tsepak fue uno de los primeros monjes tibetanos en llegar a la India en 1982 y el primero de los recién llegados en obtener un título de Geshe Lharampa, el equivalente a un doctorado. en el oeste. Para mí, su historia es un tesoro viviente para comprender la existencia dentro de las instituciones culturales tibetanas a principios de la década de 1980. En ese momento, los tibetanos estaban reconstruyendo monasterios mientras el gobierno tibetano en el exilio en la India intentaba mantener la cultura tibetana en una tierra extranjera. Tenzin Tsepak fue testigo tanto de la destrucción como de la eventual reconstrucción de la cultura tibetana en el período posterior a la Revolución Cultural. Formó parte de la preservación y reconstrucción del budismo tibetano en la India y más allá. Seguir leyendo Destrucción y reconstrucción: dos años en la vida de un monje tibetano→
Thay nos enseña a poner en práctica el sexto de sus mantras de amor verdadero, “En parte tienes razón”.Él enfatiza que la autoaceptación también conducirá a la felicidad de las personas que te rodean.
Si podemos aceptarnos a nosotros mismos, enseña Thich Nhat Hanh, viendo quiénes somos realmente, nos será fácil aceptar a otras personas y ver quiénes son realmente. Pero si no podemos aceptarnos a nosotros mismos, no podremos aceptar a otras personas.
Muchos de nosotros nos encontramos difíciles de aceptar. Tenemos complejo de inferioridad y nos enfadamos con nosotros mismos. Cuando no podemos aceptarnos a nosotros mismos, ¿cómo podemos aceptar a otras personas? Y si no podemos aprender a aceptarnos unos a otros, no podemos vivir en armonía y felicidad unos con otros. Seguir leyendo Aceptarnos a nosotros mismos y tener parte de razón→
Vacío significa estar lleno de todo pero vacío de una existencia separada.
Imagina, por un momento, una hermosa flor. Puede ser una orquídea, una rosa o la humilde margarita que crece al borde del camino. Contemplando la flor, podemos ver que está llena de vida. Contiene tierra, lluvia y luz del sol. También está llena de nubes, océanos y minerales. Incluso está llena de espacio y tiempo. De hecho, todo el universo está presente en esta pequeña flor. Si hubiéramos eliminado uno solo de estos elementos «no-flor», la flor no habría podido estar presente. Sin los nutrientes del sustrato, la flor no podría crecer; sin la lluvia o la luz del sol, la flor moriría. Si eliminásemos todos los elementos no-flor, no quedaría ninguna sustancia que pudiéramos llamar «flor». Así que nuestra observación nos indica que la flor está llena del universo entero, y al mismo tiempo está vacía de una existencia propia separada. La flor no puede existir de forma independiente y aislada. Nosotros también estamos llenos de innumerables cosas y, sin embargo, vacíos de un yo separado. Al igual que la flor, contenemos tierra, agua, aire, sol y calor. Contenemos espacio y conciencia. Contenemos a los ancestros, a padres y abuelos, educación, alimento y cultura. Todo el universo se ha reunido para crear la maravillosa manifestación que somos. Si eliminamos cualquiera de esos elementos «no-nosotros», nos daremos cuenta de que no queda un «nosotros».
El vacío: la primera puerta de liberación
Vacío no significa inexistencia. Decir que estamos vacíos no quiere decir que no existamos. Independientemente de que algo esté lleno o vacío, es obvio que ese algo debe, ante todo, existir. Cuando decimos que una taza está vacía, la taza debe existir para poder estar vacía. Cuando decimos que estamos vacíos, queremos decir que hemos de existir para poder estar vacíos de un yo permanente, separado.
Hace unos treinta años buscaba una palabra en inglés que describiera nuestra profunda conexión con todas las cosas. Me gustaba la palabra togetherness, «unión», pero finalmente di con el término interbeing, «interser». El verbo «ser» puede dar lugar a error, porque no podemos ser de forma aislada, independiente. «Ser» es siempre «interser». Si combinamos el prefijo «inter-» con el verbo «ser», creamos un nuevo verbo: «interser». Interser refleja de forma más precisa la realidad. Inter-somos unos con otros y con todo lo vivo.
Aprecio mucho la obra de un biólogo llamado Lewis Thomas. Expone que el cuerpo humano es «compartido, alquilado y ocupado» por una infinidad de minúsculos organismos sin los cuales no podríamos «mover un músculo, levantar un dedo o generar un pensamiento». Nuestro cuerpo es una comunidad. Los billones de células no humanas que hay en nuestro cuerpo superan en número a las células humanas. Sin ellas no podríamos estar ahora aquí; sin ellas no podríamos pensar, sentir o hablar. Thomas afirma que no existe ningún ser que esté aislado. Todo el planeta es una única célula gigante, viva, que respira, hecha de partes que trabajan unidas en simbiosis.
Eres un río
Podemos considerar el vacío como interser en el espacio: nuestra relación con todos y todo en rededor. También podemos considerar el vacío como impermanencia en el tiempo. Impermanencia significa que nada se mantiene igual en dos momentos consecutivos. El filósofo griego Heráclito de Éfeso dijo: «No podrás bañarte dos veces en el mismo río». El río fluye sin cesar, por lo que si salimos a la orilla y luego volvemos a sumergirnos, el agua ya habrá cambiado. Incluso nosotros hemos cambiado en ese breve espacio de tiempo. En nuestro cuerpo hay células muriendo y naciendo a cada segundo. Nuestros pensamientos, percepciones, sensaciones y estados mentales cambian también de un instante al siguiente. Por tanto, no podemos nadar dos veces en el mismo río y el río tampoco recibe dos veces a la misma persona. Nuestro cuerpo y nuestra mente son un continuo en cambio constante. Aunque parezca que nuestro aspecto no cambie y mantengamos el mismo nombre, somos diferentes. Por muy sofisticadas herramientas que empleemos, no podremos encontrar en nosotros nada que permanezca inalterado y que podamos llamar un alma, un yo. Una vez que hemos aceptado la realidad de la impermanencia, debemos aceptar también la verdad del no-yo.
Las dos concentraciones en el vacío y en la impermanencia nos ayudan a liberarnos de la tendencia a creer que somos entidades separadas. Son visiones profundas que pueden ayudarnos a salir de la prisión de nuestras opiniones erróneas. Debemos entrenarnos en mantener la visión del vacío mientras observamos a otra persona, un pájaro, un árbol o una roca. Esto es muy diferente de sentarse para limitarse a especular acerca del vacío. Debemos percibir realmente la naturaleza de vacío, de interser, de impermanencia, en nosotros y en los demás.
Por ejemplo: dices que yo soy vietnamita. Quizá pienses firmemente que soy un monje vietnamita. Pero, de hecho, desde el punto de vista legal, yo no poseo un pasaporte vietnamita. Desde el punto de vista cultural, hay en mí elementos franceses, así como elementos de la cultura china e incluso de la cultura india. En mis escritos y enseñanzas puedes descubrir aportes de diversas corrientes culturales. Y desde el punto de vista étnico no existe raza vietnamita alguna. En mí hay elementos melanesios, indonesios y mongoles. Así como la flor está hecha de elementos no-flor, así yo estoy hecho de elementos no-yo. La visión profunda del interser nos ayuda a alcanzar esta sabiduría de la no-discriminación. Nos libera. Ya no deseamos pertenecer únicamente a una sola área geográfica o identidad cultural. Vemos en nosotros la presencia de todo el universo. Cuanto más empleemos la visión profunda del vacío, más descubriremos y más profunda será nuestra comprensión. Y esto, de forma natural, genera compasión, libertad y ausencia de miedo.
El bien es la moderación en el cuerpo; bueno es la moderación en el habla; bueno es la moderación en el pensamiento. La moderación en todas partes es buena. El monje refrenado en todos los sentidos se libera de todo sufrimiento.
Título original en vietnamita: “Chấp Nhận Chính Mình – Thực Tập Câu Linh Chú Thứ Sáu [Thực Tập Căn Bản Làng Mai] – TS Nhất Hạnh”
Lower Hamlet, Plum Village –
Si podemos aceptarnos a nosotros mismos, viendo quiénes somos realmente, nos será fácil aceptar a otras personas y ver quiénes son realmente. Pero si no podemos aceptarnos a nosotros mismos, no podremos aceptar a otras personas.
Muchos de nosotros nos encontramos difíciles de aceptar. Tenemos el complejo de inferioridad. Nos enfadamos con nosotros mismos. Cuando no podemos aceptarnos a nosotros mismos, ¿cómo podemos aceptar a otras personas? Y si no podemos aprender a aceptarnos unos a otros, no podemos vivir en armonía y felicidad unos con otros.Seguir leyendo Aceptarte tal como eres: Practicando el Sexto Mantra→
La maestra budista Judy Lief explica el profundo análisis de Buda sobre las raíces de la ansiedad y muestra cómo la atención plena puede ayudarnos a aliviar el sufrimiento de una mente ansiosa.
La mente es una cosa engañosa y obstinada. Cuando tratamos de obligarlo a comportarse, se resiste. A veces parece como si fuera una fuerza externa que se apodera de nosotros, fuera de nuestro control, en nuestra cara. Este es definitivamente el caso de la ansiedad.
La ansiedad se aloja en nuestra mente y asusta nuestro cuerpo. Una vez allí, nos convence de por qué tiene todas las razones para mudarse. Están las grandes lógicas: el mundo se está yendo al infierno. Todos vamos a morir. Están las variaciones personales: me van a despedir.Seguir leyendo Desentrañar la ansiedad→
Sandra Gonzalez nos habla sobre la percepción directa, donde el escuchar simple nos lleva a vivir en contacto directo con lo que está pasando aquí en el momento presente.
Foto de Taneli Lahtinen
Vivir en el momento requiere que actuemos de forma compasiva, directa y responsable; actuando en armonía y en contacto directo, de manera abierta con lo que está ocurriendo en este momento, dentro y fuera de nosotros, ¿no es así? En este momento, exactamente como es, no como pensamos o sentimos que está ocurriendo. Un momento libre de interpretar, comparar o proyectar, siempre en referencia a nuestras ideas, creencias o estados emocionales. Vivir día a día, momento a momento, es desde donde una acción completa es posible, “La acción completa ocurre en armonía con la circunstancia presente” – Lao TzuSeguir leyendo Día a día, momento a momento.→
¿En qué consisten las enseñanzas que Shantarakshita, Vimalamitra, Padmasambhava, así como otros muchos maestros, legaron a los tibetanos? Estas instrucciones se articulan en torno a aquello que se conoce como los diferentes vehículos (yana) de teoría y práctica del budismo, un completo mapa que da cuenta de las perspectivas filosóficas, los métodos meditativos, los principios de acción y los resultados finales que comprenden todo el espectro de las escuelas budistas. Seguir leyendo Un mapa integral del budismo→