Como costumbre social, sólo se realizaba en quienes eran destinados desde su nacimiento a ser gobernantes, sacerdotes o chamanes. Esto significa sólo una cosa: que, simbólicamente, se asociaba el poder y el conocimiento a la deformación craneal. ¿Un poder venido o legado de las estrellas acaso?
El tema es ciertamente conocido: periódicamente se presenta al público el hallazgo de cráneos con evidente deformación craneal artificial, ya sea braquicéfala (vista de frente, más ancha que alta) o dolicocéfala (la deformación más larga hacia atrás y arriba); y se ha teorizado sobre su relación con visitantes extraterrestres, por lo que volver sobre el particular puede no significar para algunos lectores una idea novedosa. Sin duda, eso será correcto; más quisiera resérvame la ocasión de aportar algunas observaciones.
En el tema de la deformación craneal debemos hacer, en primer lugar, una distinción: los cráneos ya naturalmente —diríamos, de nacimiento— de aspecto «deforme» —según cánones convencionales— y los deformados «ex profeso», tras el nacimiento. De los primeros un buen ejemplo son los de Paracas. De ello se ha hecho un debate extensísimo y por momento violento, ya que su sola presencia los ubica como restos no humanos. Inclusive si los tomamos como veraces —cosa que hoy no estoy en condición ni de afirmar ni de refutar—, la sola ausencia de la sutura sagital (línea de unión de los dos parietales, por ello también se le llama «interparietal»), que quizás si se tratara de un caso aislado podría plantearse como una anomalía genética, habla a las claras de una subespecie con identidad propia. Seguir leyendo Deformación craneal: ¿evidencia de visitas extraterrestres en la antigüedad?