Uno de los muertos misteriosos en Estados Unidos fue Frank Edwards, investigador ufológico americano, que tenía en su poder importante documentación sobre astronáutica y sobre acontecimientos habidos en el espacio exterior con las naves tripuladas. Frank Edwards, antes de su muerte, había preparado un detallado informe con las pruebas que poseía sobre la presencia de seres del espacio, naves ajenas a la Tierra y acontecimientos fundamentales producidos en el encuentro, entorpecimiento o experimentaciones intencionadamente negativas de naves tripuladas terrestres, enviadas en dirección a la Luna y al espacio exterior.
Entre los varios informes secretos que Edwards no pudo ver publicados, se ha conocido uno fundamental. El que se refiere a los astronautas rusos que perdieron la vida en el espacio. El informe pasó a manos de un amigo poco antes de que Edwards perdiera la vida de modo repentino.
En la cabecera del informe aparecían los nombres de los astronautas rusos que habían perdido la vida camino de la Luna, en la Luna o de regreso, sin que la información hubiese sido confirmada, divulgada o admitida oficialmente por la URSS. En esta línea incompleta figuran los siguientes datos:
Terentity Shiborin, perdido en 1959,
Piort Dolgev, desaparecido en 1960,
Wassilievch Zavadovsky, perdido en 1961,
Gennedy Mlkhailov y Alexy Belokonev, ambos diplomados del Centro de Entrenamiento Especial de la URSS, desaparecidos en mayo de 1961.
Según figuraba en el informe, Gennedy Mikhailov y Alexy Belokonev, ambos científicos fueron lanzados al espacio, en dirección a la Luna, el día 17 de mayo de 1961. El lanzamiento tuvo lugar desde Baikonur, base que los rusos tienen a orillas del mar Aral.
Inmediatamente después del lanzamiento de la nave tripulada, las estaciones de Turín (Italia), Jodrell Bank (Inglaterra), Bochum (Alemania) y Meudon (Francia), comenzaron a captar las comunicaciones que los tripulantes mantenían con la base de lanzamiento de Baikonur.
La captación de emisiones duró una semana completa, justo el tiempo que emplearían años después las naves tripuladas, destinadas a realizar órbitas alrededor de la Luna o alunizar, en llegar a sus objetivos. Curiosamente los mensajes de los astronautas soviéticos entraron en la zona del silencio el día 24, siete después de su lanzamiento. Es presumible, por tanto, que en este tiempo se habían acercado ya a su objetivo.
Kennedy, en uno de sus discursos ese mismo año de 1961, anunció que Norteamérica pondría un hombre en la Luna en el año 1970. A Kruscheff le faltó tiempo para responder afirmado que la URSS no entraría en una competición por la Luna. Los hechos han demostrado todo lo contrario. La Luna y el espacio exterior, ya en aquellos años, eran un objetivo militar. En aquellos años, científicos como el director del Centro de Investigaciones Espaciales de Bochum, en Alemania Federal; Heinz Kaminski, o Sir Bernard Lowell, o James Webb, anunciaron dramáticamente que vuelos como el del Zond V, que dio unas vueltas al satélite y regresó a la Tierra el 21 de septiembre de 1968, mostraban una estructura básica que podría cambiar el equilibrio de poder en el mundo. El vuelo del Zond V dejó ya de ser únicamente un vuelo de investigación espacial para convertirse en el inicio de una carrera planteada en términos militares, posiblemente vinculada a futuro a hechos de conflagración nuclear.
Según los datos que han sido oficialmente facilitados en la historia de la astronáutica, la primera nave tripulada soviética fue lanzada al espacio el 12 de octubre de 1964.
Fue el Voskhod I, tripulado por el coronel Vladimir Komarov, el comandante y piloto Konstantin Keoktistov y el médico especialista en Medicina del Espacio Boris Yegorov. Al Voskhod I siguió el Voskhod II el 18 de marzo del 65 y el 24 de ese mismo mes los norteamericanos lanzaron su primera nave tripulada al espacio exterior, el Géminis Titán III, tripulado por el mayor Virgil Grissom y el teniente coronel John Young, que dio tres vueltas a la Tierra durante cuatro horas y 53 minutos.
Curiosamente, estos vuelos tripulados tuvieron gran publicidad, incluida la televisión de ambos países, pero paradójicamente cuando se llevaron a cabo, los dos Jefes de Estado que habían impulsado de un modo sorprendente la carrera del espacio estaban fuera de juego: Kennedy, por asesinato, y Kruscheff por eliminación política…
Ante estos datos, el informe secreto de Frank Edwards cobraba especial relieve, lo que motivó que sus amigos conjeturaran en torno a una relación directa entre su muerte repentina y sus documentos sobre la investigación espacial de ambos países.
El documento salvado de la quema a que venimos haciendo alusión, al situar un vuelo tripulado en dirección a la Luna por parte de la URSS en 1961, echa por tierra todos los calendarios oficiales de ambos países en ese terreno. El documento se completaba en su primera parte con extractos de la conversación que mantuvieron con la base los dos astronautas del vuelo tripulado, que había partido de Baikonur el 17 de mayo de 1961. Esta conversación fue la siguiente:
ASTRONAUTA: – La altura es la prevista, las condiciones son inmejorables. Podemos probar de nuevo. Las primeras noticias se reciben con claridad.
BASE: – Permaneced atentos a los instrumentos… ¡Un momento…! Empiece otra vez… Repita… Las señales ahora no son muy claras…
A.: – Hemos perdido visibilidad, detrás de nosotros hay una zona totalmente oscura. ¡No tenemos ninguna visibilidad!
B.: – ¿Nos escuchan? ¡Oiga…! ¡Oiga…! Envíen alguna señal. Es necesario que controlen todo y comuniquen cualquier incidencia. ¿Recuerdan…? ¡TODO!
A.: – Está bien…, está bien…
VOZ FEMENINA.: – Ten la mano firme… Es absolutamente necesario. Mantén la misma posición… (espacios de silencio entre frase y frase).
A. (Voz muy excitada): – ¡Responded más claramente…! ¿Por qué… por qué? ¡Cambiamos de posición! ¿Cómo, cómo? ¡Ustedes sabrán lo que hay que hacer, lo que tenemos que hacer!…
B.: – Seguimos a la escucha, seguimos a la escucha… Aquí estación de radio de la Base… Informen…
A.: – Sí, pronto…
A.: – No, no es nada… Estamos en peligro…
A.: – Hay algo…
A.: – Es difícil…
A.: – Hay algo…
A.: – Si nosotros no lo explicamos, el mundo no lo sabrá nunca… Es muy difícil.
A.: – Sí, las ocho, hora de Moscú… ¿Por qué…? ¿Por qué…? ¡Hazlo pronto…! ¡No comprendo!
Esta conversación, captada por radio y grabada en cinta, acompañaba como documentación los informes de Edwards.
Antes de enviar las primeras naves tripuladas en el 64, se habían iniciado los vuelos tripulados. El primero tuvo lugar el 12 de abril de 1961. Fue el Vodstok, tripulado por Yuri Gagarin. El vuelo duró 1 hora y 48 minutos, y describió una órbita en torno a la Tierra a la altura de 328 kilómetros.
Siguió el Vodstok II en agosto, y el 20 de febrero de 1962 tuvo lugar el primer vuelo orbital tripulado de los Estados Unidos, con John Glenn como piloto, con una duración de 4 horas y 55 minutos, y se hizo a una altura de 257 kilómetros.
Los últimos vuelos orbitales tripulados de la URSS, fueron el Vodstok V y VI y precedieron a la «primera capsula orbital», llamada Voskhod I. En el informe de Frank Edwards también aparecía transcrita una cinta grabada durante esos dos últimos vuelos simultáneos.
El Vodstok V de Valeri Bikovski, había sido lanzado el 15 de junio de 1963. El Vodstok VI, con Valentina “Valia” Tereskova a bordo, se lanzó el 16 de junio de 1963. De modo que ambos estuvieron simultáneamente en el espacio tres días. En ambos vuelos hubo elementos extraños que interfirieron, siendo grabados en las cintas de escucha de las bases de seguimiento. Estos documentos se encuentran en poder del Centro Studi Fratellanza Cósmica.
El 18 de junio de 1963, Valeri Bokovski comunicó con su base en un estado de enorme agitación:
– ¡Aquí Nibbio! ¡Un cuerpo luminoso parece volar en dirección a la cápsula!
– ¡Aquí Nibbio, aquí Nibbio! ¡Algo me acompaña por el espacio! ¡Parece que vuela muy cerca de mi cápsula! ¡En este instante se precipita hacia mí!
Bikovski enmudeció, la base también. Poco después el astronauta volvió a hacer uso de la radio:
– El bólido me ha rebasado a enorme velocidad! Ha pasado casi rozando la cápsula…
La conversación fue captada por las bases del Pacífico. Poco después, el aparato no identificado se dirigió hacia la cápsula de Valentina Tereskova. Alarmada por la aproximación del objeto, Valia intentó comunicar con Bikovski y con la base:
– Veo un vehículo desconocido que se acerca peligrosamente a la cápsula… ¡Dadme instrucciones…! ¡Espero instrucciones…!
– Está excesivamente próximo…
Luego el objeto siguió su curso en el espacio y los dos Vodstoks aterrizaron el mismo día 19 de junio.
Un mes exacto antes, en el vuelo orbital, el mayor Gordon Cooper se vio repentinamente seguido por una misteriosa luz verde de cola roja en su 15.
a vuelta y a la altura de Australia. El fenómeno fue corroborado por el Tracking Station de Muchea, siendo confirmado el paso y la presencia del objeto extraño por testigos.
En el primer reportaje que hizo la emisora NBC, a las 10,45 de mañana del 16 de mayo de 1963, el redactor John Chanceller, de la Radio Space Central, de Cabo Kennedy, dijo:
«Cooper ha divisado una extraña luz verde, de cola roja. desplazándose en sentido contrario a la cápsula.» Diez minutos más tarde en «New on The Hour», de la NBC, Chanceller volvió a informar:
«También nos han confirmado desde la estación de seguimiento australiana de Muchea, que Cooper se ha encontrado a la altura de Australia con un objeto luminoso de color verde y cola roja, desplazándose en sentido opuesto a su cápsula.»
Cuando Cooper llegó a la Tierra los periodistas le asaetearon a preguntas, pero Cooper ya había recibido la orden de callar y respondió con el laconismo más absoluto. Sin embargo, en la investigación posterior que llevaron a cabo miembros de la NICAP, fue aceptado el informe del encuentro como válido.
El mismo fenómeno se había producido también el año anterior, en el vuelo orbital de Scott Carpenter el 24 de mayo en el Aurora, cuando describía tres órbitas en sentido casi idéntico a Glenn. Al poco tiempo de iniciar su giro, y a la altura de Australia, Carpenter comunicó a la base:
– Estoy observando unas «Partículas luminosas» que vienen a mi encuentro. ¡Son muy rápidas! y parecen tener una luz más brillante que las estrellas…
Poco después volvió a comunicar:
– Entoces ellos existen!… Son ellos… Decídselo a Glenn!
La cápsula Mercury en que viajaba Carpenter, en un momento determinado se quedó falta de carburante y Carpenter tuvo que servirse de los mandos manuales para mantener la cápsula en posición. Por distracción, Carpenter dejó a la vez conectado el mando automático y ello provocó un error de 400 kilómetros con relación al lugar de amerizaje. Durante la fase del vuelo que duró desde la conexión del mando manual al amerizaje, se interrumpieron las comunicaciones por radio. Los técnicos supusieron que la Mercury, con Carpenter a bordo, se habían desintegrado. Sin embargo la cápsula llegó intacta. Los paracaidistas que recuperaron a Carpenter, le encontraron en un estado de completa confusión mental. Parecía semiinconsciente y no les reconoció. Al verlos dijo:
– ¿Quiénes sois vosotros? ¿De dónde venís?…
Contrariamente a las leyes físicas, la cápsula no había sido afectada por el calor desprendido del contacto con la atmósfera. En unas manifestaciones exclusivas para «Time Life Inc.», Carpenter dijo:
«La caída, durante la mayor parte de la trayectoria, fue muy dulce. El calor de frotamiento no penetró nunca en la cabina a pesar de que la temperatura exterior fue de 1.093 grados. Cuando miré fuera vi un halo anaranjado. Luego noté un centelleo de un verde difuso que se había formado alrededor de las extremidades de la cápsula, que desapareció cuando la cápsula franqueó la zona de frotamiento. Tampoco sentí el impulso hacia atrás en el momento del encendido de los cohetes de retroceso.»
En julio de 1969, los astronautas americanos del Apolo XI, Armstrong, Aldrin y Collins, consiguen el primer alunizaje. Asmstrong pisa por primera vez la Luna. Le acompaña Aldrin, y Collins permanece en órbita en el módulo. Al acercarse a la superficie lunar, Armstrong comunicó a la base:
– Divisamos una luz en el cráter Aristarco.
Mientras Aldrin desplegaba el aluminio en forma de pantalla para recoger el viento solar, sobre el horizonte negro aparecieron dos puntos luminosos que se fueron acercando y agrandando hasta definirse como dos naves.
Las fotos que hicieron los astronautas aparecieron en la prensa, pero luego fueron censuradas. El hecho más importante del viaje tuvo lugar en el momento mismo en que Armstrong pisó la Luna dando media vuelta sobre la posición de la cápsula. En un estado de gran excitación comunicó a la base:
ARMSTRONG: – ¡Oh Dios, están ahí, son enormes!
BASE: – ¿Qué es? ¿Qué diablos sucede? BASE llamando a módulo lunar: ¿Qué pasa? ¿No funciona?
A.: – ¡Son objetos enormes, enormes! Son otras naves y están alineadas al otro lado del cráter. Están en la Luna y nos observan.
La luz del cráter Aristarco que vieron los astronautas y sobre la cual preguntaron, también fue vista desde el observatorio holandés de Oudensbosch.
La luz apareció poco antes del alunizaje. Ni los astronautas ni los técnicos supieron interpretarla. Cuando posteriormente Armstrong y Aldrin vieron las naves alineadas en el horizonte lunar, tuvieron miedo y fueron incapaces de ir al encuentro de los habitantes de nuestro satélite. Los tres astronautas no fueron capaces de hacer nada. No estaban preparados para algo así.
Con esa misma fecha un satélite ruso, el Lunik 15, no tripula
do, fue enviado en torno a la Luna el día 13, tres días antes que los norteamericanos del Apolo XI, y descendió en el suelo lunar el día 21…No faltan los que dicen que los rusos enviaron el Lunik 15, como espía y documentador. Según sus criterios, pensaban que el Apolo XI podría llevar a cabo un encuentro entre terrestres y extraterrestres en el suelo lunar.
De todos modos, los rusos saben mucho sobre la Luna. Supuestamente alunizaron primero y conocen el secreto de la cara oculta de la Luna desde el año 1959, en que el Lunik III envió las primeras fotografías del lado oculto de la Luna. El interés despertado por estas fotos provocó una aceleración de los viajes y, les hizo enviar el Zond, que llegó a sacar en un solo vuelo fotografías de ocho millones de kilómetros cuadrados de superficie lunar.
En noviembre de ese mismo año, los astronautas americanos Conrad y Bean consiguen el segundo alunizaje en el Apolo XII. En el módulo de órbita permaneció Gordon. El paseo duró ocho horas y realizaron experimentos en el suelo lunar. ¿Qué experimentos? ¡ Sísmicos !
La Luna, no está circundada de atmósfera y resulta suspendida libremente en el vacío cósmico. Al ocurrir o realizarse artificialmente un terremoto, su masa vibra sin freno alguno externo hasta que las oscilaciones no se liberen solas. El terremoto provocado por los astronautas del Apolo XII, ha sido de modesta intensidad. Pero un terremoto de mayor intensidad podría hacer vibrar la masa selénica en medida tal que causase directamente el desplazamiento de la órbita lunar, con consecuencias absolutamente incalculables.
El 11 de abril de 1970 era lanzada la Apolo XIII rumbo a la Luna. El día 17, Lowell, Swigert y Haise tuvieron que valerse del módulo lunar para poder regresar a la Tierra. La explicación de la NASA es que la ruptura de un tanque de oxígeno en el módulo de servicio obligó a abandonar la misión. Lo que no se dice es que la Apolo XIII llevaba una atómica entre 5 y 10 kton para producir un sismo considerable en la Luna y fue atacada por naves desconocidas que utilizaron ondas electromagnéticas que en el interior se sintió como un “sonido insufrible” que perturbó los instrumentos. El 9 de febrero del 71, el Apolo XIV realizó otro tipo de experimentos en la Luna durante 33 horas sin ser molestada.
El 30 de junio de 1971 el Soyuz II, tras acoplarse a la Estación Salyut y
permanecer en ella tres semanas, regr eso a la Tierra. Al abrir los científicos rusos la cápsula, que había aterrizado sin novedad, encontraron a los tres astronautas muertos. Eran
Dobrovolsky, Volkov y
Patsavev.
Sello de la URSS de 1971 homenajeando los cosmonautas Georgi Dobrovolski (izquierda), Vladislav Volkov (centro) y Viktor Patsayev (derecha)
Pero la primera tragedia espacial conocida oficialmente ocurrió el 27 de enero de 1967 en los Estados Unidos cuando los astronautas
Virgil Grissom, Edward White y
Roger Chaffee perecieron durante un entrenamiento en condiciones reales a bordo de la cápsula del Apolo 1. Un conjunto de cables mal aislados provocaron un corto circuito que empezó a consumir los plásticos de la nave que, aunados a que el interior de la cápsula contenía una atmósfera de oxígeno puro, provocó que el incendio se propagara a gran velocidad. La muerte de los tres astronautas fue duramente criticada por el público norteamericano y la NASA tuvo que prorrogar sus lanzamientos del proyecto Apolo.
Importantes declaraciones oficiales
El premio Nobel de Química en 1951, Glenn Seaborg, y presidente de la Comisión estadounidense de energía Atómica escribía en 1969, en su articulo «Los desconocidos de la Luna» lo siguiente:
«Varias percepciones de los astronautas de Apolo XI y XII indican que en un tiempo no determinable con exactitud, aterrizaron otros seres no terrestres. Unas fotos que no se han publicado hasta la fecha, tomadas por el Apolo XI, demuestran en diversos lugares de la Luna huellas clarísimas, cuyos contornos son extraordinariamente precisos. Posiblemente aterrizaron allí otras naves que utilizaron la Luna como estación de enlace».
La NASA siempre ha dicho que lo encontrado en la Luna por las expediciones no tiene ningún secreto, sin embargo, el doctor Farduk Elbaz, uno de los mas prominentes científicos de la NASA admitió: «No todo lo descubierto se ha anunciado». Añadió también que se utilizó un «código secreto» en las conversaciones entre los astronautas y la base de control de la Tierra.
El científico Maurice Chatelain, quien estuvo a cargo del equipo de comunicaciones del Apolo, declaro que: «Todas las naves Apolo y Géminis fueron seguidas por vehículos espaciales que no pertenecen a este planeta. Siempre que esto ocurre los astronautas informan al centro de control y desde allí se les ordena silencio absoluto». Añadió además que: «Los astronautas del Apolo XI no solo escucharon ruidos extraños en la radio cuando se acercaban a la Luna, sino que se encontraron con un comité de bienvenida: dos ovnis que contemplaban el alunizaje».Chatelain piensa que algunos ovnis están en nuestro sistema solar, específicamente en Titán.
Fred Bell, otro científico que trabajo para la NASA dice: «Los astronautas han guardado silencio sobre sus encuentros con ovnis porque están entrenados para creer que es una cuestión de seguridad nacional». Además el doctor Bell aseguro haber visto fotografías de ovnis tomadas por los astronautas.
Aseguro que el Proyecto Apolo fue interrumpido abruptamente debido a que se habían encontrado «demasiadas cosas allá afuera», temiéndose seguramente que todo salga a la luz y sea de conocimiento público.
El ex astronauta John Glenn, posteriormente senador de los EEUU, hizo importantes declaraciones para un programa radiofónico, sin saber que estaba siendo grabado:
«Sabemos perfectamente lo que vimos allí afuera, pero no podemos contar nada». Además agregó lo siguiente: «Nunca conoceremos la verdadera respuesta… Aún así, vimos cosas allá afuera, cosas extrañas…»
El astronauta de la NASA, Guion Bluford, doctor en Ingeniería Aeroespacial y 700 horas en el espacio, participando en 4 misiones espaciales, declaró en una entrevista, que sus exploraciones en el espacio han contribuido a su creencia en la vida extraterrestre en el Universo. En su tercer viaje en 1991, cuenta que tuvo una experiencia que nunca olvidaría. De su cuarta misión en 1992, dice que esta permanece clasificada y que «les podría hablar sobre ello, pero después tendría que dispararles a todos».
¿Los rusos llegaron primero a la Luna?
En el lado “oscuro” de la Luna hay muchísima actividad. En 1969, el científico ruso Lev Mohilin fuga con su hijo a través de Turquía y se refugia en Francia. Ya libre del peligro de la KGB declara ante la sorprendida prensa parisina que el 5 de junio del 68 Rusia había lanzado desde cierta base de los Urales, el Marx I tripulado por los cosmonautas: Ilya y Eugini.
Se dirigieron al lado oculto. Eugini bajó y caminó cautelosamente hasta que súbitamente gritó de espanto: «No, no puede ser. Santo cielo, se vuelve contra mi!» Cuando Ilya lo trata de recoger, lo encuentra muerto. Entonces recibe la orden terminante de abandonar la Luna. Ya en la Tierra cuenta: «Un artefacto mecánico de forma aracnoide aplastó a Eugini». Después de ser exhaustivamente interrogado por las autoridades rusas, Ilya fue trasladado a un sanatorio de recuperación en donde lo declararon oficialmente insano y presa de alucinaciones recurrentes. Aunque muchas estaciones europeas interceptaron las comunicaciones del Marx I, esta misión «jamás existió». «Esa es la razón por la cual los rusos no se atrevieron a mandar gente allá después de ese traumático encuentro».
A todo el mundo se le dijo que el primer hombre que orbitó la Tierra fue el
comandante de las Fuerzas Aéreas soviéticas Yuri Alexeyevitch Gagarin (muerto en un accidente el 27-MAR-68), quien a bordo de la cápsula «Vostok I», dio una vuelta alrededor del planeta el 12 de abril de 1961. Lo que desconoce la mayoría es que mucho antes de que Gagarin pasara a la historia como el primer ser humano que viajaba por el espacio, muchos de sus compatriotas y colegas cosmonautas desaparecieron antes y después de abril de 1961, al parecer en circunstancias extrañas.
Autores como Eugenio Danyans de la Cinna, de España, y Peter Kolosimo, de Italia, habían hecho algunas investigaciones que les hacía sospechar que algunos cosmonautas rusos habían sido «raptados» por «algo» que se acercaba a sus cápsulas espaciales.
Recordemos el hermetismo que siempre caracterizó al régimen soviético, lo que hacía poco más que imposible que en Occidente supieron de sus fracasos y éxitos, pero gracias a que estos investigadores estaban en Europa, pudieron conocer cierto tipo de información que se filtraba del programa espacial ruso.
Los dramas del espacio han sido ocultados tras una barrera de silencio por parte de la extinta Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, para no divulgar las verdaderas causas de los incidentes vividos por las tripulaciones de las cápsulas rusas, causas que tal vez siguen sin poder ser determinadas hasta nuestros días.
El 17 de febrero de 1961 fueron lanzados al espacio desde la base o cosmódromo de Baikonur, junto al Mar Aral, un hombre y una mujer cosmonautas. Unos radioaficionados italianos captaron la voz de la mujer que debió coger algo que flotaba en las cercanías de su cápsula… pero las cosas se complicaron.
«¡Mira, mira eso! ¡Allí hay algo! ¡Si no volvemos el mundo no lo sabrá nunca! Es difícil…», no se escuchó nada más, fue lo último que se recibió de este vuelo de lo que pudo ser la primera «pareja» que surcaba el espacio exterior.
El 18 de mayo de 1961, unos meses después, se captaron los mensajes ahora de tres cosmonautas, dos hombres y una mujer: ellos se llamaban Chibotin y Dolgov, aunque la voz de uno de ellos se parecía extrañamente a la de Gagarin. La comunicación registrada decía: «Todo se desarrolla de acuerdo con nuestros planes y según las instrucciones. ¿Por qué debemos de continuar aquí?», preguntó uno de ellos. «Por favor, tengan más cuidado, todo ha sido comprobado», comentó el otro cosmonauta. Después, sobrevino un largo silencio y a pesar de todos los esfuerzos, no se supo más nada de los tripulantes.
Piotr Dolgov es posiblemente el cosmonauta fantasma con más consistencia real. Aunque a veces se le haya calificado como cosmonauta, en realidad hay que decir que trabajaba para el programa espacial (Instituto de Aviación y Medicina Espacial), aunque no llegara a prepararse para ir al espacio. Dolgov murió el 1 de noviembre de 1962 en una prueba de los trajes espaciales que se usaban en el programa Vostok. Ascendió hasta más de 28 Km de altura en un globo y saltó con el traje espacial. Sin embargo, un objeto impactó contra el visor y lo rompió, por lo que se perdió el aire almacenado en el traje. Dolgov fue encontrado muerto en el suelo, asfixiado. Según la nunca muy confiable Rusia de esos días en que contaba mas la propaganda que la vida de un hombre y los fracaso se eliminaban mediante negar que se realizó.
El autor del libro «Stranger than truth» logró oír hablar de Dolgov, pero publicó que había efectuado un vuelo espacial real el 11 de octubre de 1960. Aseguró que dicho vuelo había sido seguido por más de 20 minutos por estaciones de radio en Turquía, Japón, Suecia, Inglaterra e Italia.
El diálogo más patético que se llegó a establecer entre unos cosmonautas y el control en Tierra fue sin duda alguna el que se sostuvo con Alexei Belokonev, los días 8 y 12 de noviembre de 1960.
«¡Atención! ¡Atención! No lleven demasiado lejos los ensayos, porque podría ser peligroso. He tomado las fotografías ¡qué maravilla!». En ese momento, Belokonev orbitaba probablemente la Tierra tomándole fotografías, pero el diálogo no había terminado aún.
«Todo está oscuro, muy oscuro. Sí, partículas pequeñas, minúsculas, de dos o tres milímetros…». ¿Había entrado Belokonev en un denso campo de partículas que se acumulaban alrededor de nuestro planeta? El cosmonauta, al parecer, intentó tomar muestra de una de aquellas partículas, pues se quejaba de que los mandos funcionaban mal. «Lo he logrado, he tomado una muestra, es una cosa extraña, rara, no tiene peso». Pero la tragedia se aproximaba. «Las baterías están estropeadas, los instrumentos ya no funcionan, ¡oxígeno!… esto es horrible camaradas… ¡cómo!… no puedo hacer nada. ¡Maldición!, si no lo consigo, es imposible, ya no puedo más, se los aseguro. Comprendan, comprendan… ¡Soledad atroz, terrible!…». No se supo más de Belokonev ni de su cápsula.
The Voise Of Russia: El 10 de noviembre de 1960 el cosmonauta ruso Belokonev informa desde órbita: “Veo por el ojo de buey extrañas partículas luminosas”. Desde la Tierra le pidieron conseguir una muestra. Belokonev contestó: “Trataré pero no sé cómo hacerlo. Tengo mucho frío”. Al día siguiente del vuelo el ruso dio a conocer desde órbita: “¡Tengo suerte. He conseguido una muestra! ¿Qué? ¿Radiación? No pensaba en esto. ¿Es peligrosa? Pasado un día más, desde el espacio se dejó oír una voz inquieta de Belokonev: “No les oigo. Las baterías no funcionan, estoy a oscuras. Los aparatos fallan. ¡Oxígeno! ¡Compañeros!” El habla del cosmonauta se volvió ininteligible y en fin de cuentas se dejó de percibir. Nunca más hemos oído nada del valiente y desafortunado Belokonev. ¿Y cuántos más había habido como él?
http://www.vor.ru/Spanish/Cosmos/cosmos_sp_24.html
Estas pequeñas partículas que orbitan a la Tierra, también fueron vistas por John H. Glenn Jr., primer astronauta estadounidense que entró a la órbita terrestre. Suponemos que estas partículas no tuvieron que ver nada con la desaparición de Belokonev, pero tal vez hubieron otras causas que provocaron su desaparición o su muerte al despresurizarse su cápsula o al acabarse su oxígeno.
Según datos obtenidos, se estima que son 14 los cosmonautas rusos que han desaparecido así, unos tras otros, pudiendo mencionar a: Tarentity Shiborin, perdido en 1959; Piort Dolgev, perdido en 1960; Vassilievich Zavadovsky, perdido en 1961; Gennady Mihailov y Alexei Belokonev, y de los restantes solo se tienen las grabaciones captadas por las estaciones escuchas sin los nombres que los rusos jamás comunicaron.
Ahora bien, ¿cuáles fueron las causas de tanta desaparición? ¿Acaso fallas mecánicas de los primeros ingenios que mandaba el hombre para internarse en el espacio exterior? Tal vez, literalmente hablando, «no haya nada de otro mundo», en la desaparición de los cosmonautas soviéticos en el espacio exterior. Aunque la verdad no la sabremos nunca. Pero lo único que sí es una contundente realidad es que los rusos fueron los primeros en enfrentar el gran reto de mandar cápsulas con tripulación alrededor de la Tierra. Pero… ¿qué vieron allá arriba? ¿Fueron raptados por alguna nave procedente de otro planeta o se trató todo de accidentes provocados por ser novatos como raza humana, en el espacio?
Si hay algo que los servicios secretos rusos hicieron muy bien siempre, es el
ocultamiento de datos y evidencias, por lo tanto la KGB (castellanizado: Komitet Gosudárstvennoj Bezopásnosti, traducido como Comité para la Seguridad del Estado) fue el nombre de la agencia de inteligencia, así como de la agencia principal de policía secreta de la Unión Soviética del 13 de marzo de 1954 al 6 de noviembre de 1991, con sede en La Gran Lubyanka.
No es posible certificar cada una de las informaciones procedentes de escuchas de comunicaciones, pero ya en los años 60 comenzó a circular la noticia proveniente de Italia, de que unos radioaficionados habían captado y grabado pedidos de auxilio de cosmonautas en órbita que nunca fueron reconocidos por los rusos, ellos solo reconocían los éxitos y por supuesto ningún fracaso.
No necesariamente debe ser verdad todo lo que digamos los occidentales ya que no tenemos que olvidar que estaba en pleno apogeo la “Guerra Fría” y de ambos bandos se intercambiaban supuestos accidentes y catastróficos desenlaces de misiones al espacio.