(CNN) — Hablar con Fabien Cousteau es como sumergirse en una oscuridad de ensueño.
La luz del sol se desvanece conforme te adentras más y más en las aguas junto con él y no puedes evitar contener un poco la respiración mientras describe las creaturas extrañas que flotan en el horizonte.
No tenía por qué temer. Fabien es un buzo experto y nieto del legendario Jacques Cousteau.
Su acento estadounidense, con ligeros toques franceses, me guía 20 metros debajo de la superficie hasta que posamos nuestras aletas imaginarias en un sitio muy especial del suelo marino ubicado a 14 kilómetros de los cayos de Florida.
Hace frío aquí abajo: casi dos grados centígrados. La enorme presión del agua —tres veces mayor que la de la atmósfera en la superficie— nos afecta: llena nuestras venas con nitrógeno y nos provoca una sensación de ligero mareo.
Conforme nuestros ojos se acostumbran a la penumbra, unas luces amarillas centelleantes revelan una cápsula de acero del tamaño de un autobús escolar que tiene pequeñas portillas que permiten echar un vistazo a los científicos que trabajan adentro.
Bienvenidos al Aquarius, el único laboratorio submarino del mundo y hogar de Fabien durante 31 días, todo un récord.
El legado de Cousteau
Cinco años después de que su famoso abuelo, Jacques Cousteau, pasara 30 días en una aldea submarina en el fondo del mar Rojo, Fabien seguirá sus pasos con un proyecto al doble de profundidad y que durará un día más.
En 1963, el mayor de los Cousteau hizo realidad la ciencia ficción cuando él y un equipo de buzos vivieron en un entorno submarino —llamado Conshelf II (acrónimo en inglés de Estación de Plataforma Continental II)— e investigaron los efectos de vivir en las profundidades del mar.
En este primer experimento descubrieron que ciertas heridas y raspones sanaban más rápido y que el pelo crecía más lento. Hallaron nuevas especies de animales y el inquietante diario en video de Cousteau se convirtió en un documental ganador del Oscar: World Without Sun.
“Espero que podamos volver a capturar la magia, el misterio y la belleza del océano como mi abuelo los presentó al mundo durante tantas décadas”, dijo Fabien, quien se sumergirá el próximo 30 de septiembre.
Misión 31
Esta será una nueva era en la exploración del océano, ya que el equipo de seis buzos —llamado Mission 31— examinará no solo los efectos físicos y psicológicos de vivir bajo el agua, sino el impacto del cambio climático.
Usarán motocicletas de la era espacial para recorrer el suelo marino durante nueve horas al día y examinarán la vida marina, los arrecifes de coral y la acidez del océano, que está relacionada con las emisiones de carbono en el aire.
“Es casi el mismo espíritu de aventura y exploración que existía en los tiempos de mi abuelo”, dijo Fabien Cousteau, de 45 años. “Sin embargo, ahora es una época en la que el impacto de la humanidad está directamente relacionada con la salud del océano”.
“El océano contiene un 99% del espacio vital total de la Tierra. No obstante, sabemos muy poco acerca de él: solo se ha explorado cerca del 5%”.
Un reality submarino
Mientras que el público de la década de 1960 tuvo que esperar a que el innovador documental de Jacques Cousteau estuviera disponible en las salas de cine, esta vez podremos seguir a Fabien a cada paso de su camino gracias a la colaboración especial de la cadena estadounidense The Weather Channel, a las videollamadas por Skype en aulas de todo el mundo, a las actualizaciones en Twitter y Facebook, y finalmente a una cinta IMAX.
Esta no es solo una nueva etapa para las fronteras ambientales, sino para la gestión de medios, ya que el Aquarius recibe a bordo a celebridades como el magnate de la empresa Virgin, Richard Branson, y al cantante Will.i.am.
“Habrá miles de ojos puestos en nosotros, será como un Truman Showsubmarino”, dijo Cousteau.
“Por dentro parece un submarino, tiene literas, una cocineta y un laboratorio. De hecho hace bastante calor y hay casi tanta humedad como en el río Amazonas”.
Un negocio arriesgado
Este será el periodo más largo que los investigadores habrán pasado en el Aquarius: el récord anterior fue de 18 días; además, la ambiciosa misión tendrá sus riesgos. El buzo Dewey Smith murió cuando su equipo falló afuera del laboratorio en 2009.
El equipo realizará 15 días de entrenamiento extremo: estarán sumergidos a 20 metros, se quitarán los visores, los harán girar para que se desorienten y nadarán de vuelta al hábitat.
“El objetivo del entrenamiento es asegurarnos de estar preparados para cualquier situación”, dijo Cousteau, quien ha buceado desde los cuatro años.
“Una vez que tus venas están completamente saturadas de nitrógeno, no puedes regresar a la superficie a causa del síndrome de descompresión: tenemos que volver paulatinamente durante 24 horas”.
Un reino mágico
Para Cousteau, quien creció jugando en la cubierta manchada de sal del barco de su abuelo, el océano es un lugar hechizante y lo quiere compartir con un mundo que ha visto a más gente viajar al espacio que al océano profundo.
“Estar en el agua es un sueño, es en parte una fantasía”, dice. “Aún es tan mágico y misterioso que solo puedo imaginarme la clase de creaturas que se acercarán a nosotros durante esos experimentos en la oscuridad”.
“Mi abuelo decía que la gente protege lo que ama. ¿Pero cómo puedes proteger lo que no entiendes?”.