“El selfie”.

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El selfie es la confirmación del triunfo del sistema de Publicidad sobre las decisiones de la persona. La necesidad de reconocimiento público y anónimo, por encima de la humildad y el amor propio. La entrega del criterio propio a merced de una nebulosa amasijo de criterio de a su vez gente insegura, sin criterio y muchas veces sin valores. El capricho romano del dedo arriba o abajo en su máxima expresión. El selfie es la Roma de los gladiadores, ansiosa de la vida privada de los demás que se engulle en una amorfa capa de mentes sin unir a nada, más que a las tendencias del instante propulsadas por los institutos de ideas.
Adorar el selfie es la confirmación de la entrega del yo, del ego, a un ego gigantemente monstruoso que solo se controla desde fuerzas oscuras que los matrix nunca comprenderán pero les aterrará, y en dónde desaparece la persona y da la propiedad de las manifestaciones de las mismas personas a otras personas y entidades.
El comprender el por qué si o no de algo, es la esencia misma del Ser. Y su pérdida la de la esencia. No hay que caer en explicar estas cosas a quien no las capte. Sencillamente estaremos delante de alguien perdido para siempre.

Se ha cebado con la gente más joven y con mas sueños, pero que al mismo tiempo son los más fraguados y adoctrinados en la inseguridad, en un trending topic, en un momento marcado por los medios, por gente que nunca serán él; en el servilismo a un algo que han sustituido desde la religión perdida a la fe en un sistema, que de hecho es un antisistema, el antisistema de la destrucción de las personas disfrazado de constructor de biografía y curriculums sin peso específico, en la simulación de un contexto falso, como actores en una película que siempre será falsa. Falsos sus amigos de selfie, falsa su felicidad disfrazada de sonrisa dentifrica, y lo peor, esperando un reconocimiento anónimo y ajeno, en lugar del propio o familiar, de los pocos amigos de verdad que se logran en la vida, por el de una masa matrix anónima manipulada del todo y que sin embargo han adquirido la conciencia de que aquella conciencia nebulosa de menús programados son ellos mismos y su elección, pero que se destruye cuando miras a los de al lado y están haciendo exactamente los mismos protocolos. Como ser que no soy nadie. Como saber que nunca seré yo.

«El selfie».

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