Amazonia, El pulmón del planeta

. Introducción

La selva amazónica, cuyo desarrollo tardó más de 22 mil años, es una obra natural de bellezas difícilmente imaginables. Pero lo que más importa resaltar aquí es su importancia ecológica.

Esta selva, en su intercambio de gases con la atmósfera, libera el 50% del oxígeno necesario para la vida de los seres humanos y de las demás especies animales; además es la generadora de las corrientes de calor que, expandiéndose hacia el norte y hacia el sur, consiguen templar el clima del planeta.

En 1982, de un relevamiento de flora y fauna se obtuvieron los siguientes datos: en un espacio de 10 Km2 hay 760 especies de árboles, 125 clases de mamíferos, 400 tipos de aves, 100 de reptiles y 60 de anfibios, entre otras. Por otra parte, el Río Amazonas, de 7 millones de metros de longitud, es el mayor sistema hidrográfico del planeta: contiene las dos terceras partes del agua dulce disponible y lo habitan 200.000 especies de peces.

Dicho esto, es fácil medir la importancia que tiene este ecosistema para la vida de todos los seres que habitamos el tercer planeta. Sin embargo estas estimaciones no parecen hacer mella en el espíritu de codicia de las multinacionales y en el indolente de los lugareños, pues todos a una colaboran para continuar la destrucción de este tesoro de valor incalculable (para no hablar de la generalizada dilapidación de los recursosnaturales en todo el planeta): la construcción de la Ruta Transamazónica, a más de haber demandado la destrucción del hábitat natural de cientos y miles de especies, es ahora un camino seguro para quienes se internan para seguir destruyendo; los incendios provocados por granjeros y hacendados en busca de tierras cultivables han llegado a liquidar 80 mil Km2 de jungla por año, con su consiguiente contaminación de 620 millones de toneladas de gases carbónicos, etc.

Todo esto, a más de ser inútil (el suelo del Amazonas es paupérrimo para la siembra común), representa poco menos que un suicidio. La salud del planeta está ya en pésimas condiciones. Ya no es sólo el efecto invernadero provocado por los gases o el enrarecimiento del aire, sino que el mismo Río Amazonas –la mayor reserva de agua dulce– se ve hoy contaminado por el abuso de herbicidas, plaguicidas y fertilizantes, además de los desperdicios imputrescibles que se arrojan en él.

Los grupos ecologistas están intentando detener por todos los medios la degradación, no sólo del Amazonas, sino de todos los recursos naturales; pero, aunque quisieran, no pueden hacer milagros. Por lo mismo, aquí se intentará hacer un pequeño review y, si se quiere, análisis del problema, y, dentro de lo posible, proponer soluciones. Todo esto con el objeto de despertar conciencias, para que no lleguemos al punto de hacer irreversible el daño.

2. Características generales. biodiversidad.

Edad y ubicación del Amazonas y su río homónimo.

La selva amazónica, de 5 millones de kilómetros cuadrados, fue durante la era mesozoica el lecho de un mar, y se desarrolló progresivamente durante 22 mil años. De estos 5 millones de Km.2, pertenecen a Brasil 3.579.991 Km.2, repartidos entre los Estados de Amazonas, Pará y los territorios de Acre, Rondonia, Río Branco y Amapá. Lo demás pertenece a los países limítrofes de Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana Francesa al Norte; Bolivia al Sur, y Colombia y Perú al Oeste. Se sitúa, aproximadamente, entre los paralelos 10º N y 15 Sº, y entre los meridianos 40º y 75º W.

Por otra parte, en la selva tropical del Amazonas se halla el río homónimo, el mayor del mundo por su caudal y por la extensión de su cuenca (esta comprende el 56% del área total del país) y el tercero por su longitud, que es de 6.500 Km. Nace en Los Andes del Perú, cuyo país atraviesa en dirección S. a N. con el Nombre de Marañón, y después de recibir las aguas del segundo brazo inicial, el Uyacali, tuerce en dirección E. al llegar cerca de la ciudad de Iquitos, donde toma el nombre de Amazonas, penetrando después en el país y atravesándolo de O. a E. hasta desembocar en el Atlántico. Este río es, como ya se dijo, el mayor sistema hidrográfico del planeta, conteniendo las dos terceras partes del agua dulce disponible en el mundo y lo habitan 200 mil especies de peces, cifra que tiene importancia si tenemos en cuenta que en todos los ríos deEuropa apenas suman 150.

3. Biodiversidad. Los primeros habitantes de la selva.

Desde la llegada de los primeros europeos allá por el 1800, entre los cuales se cuenta el historiador Humboldt, se han hecho continuos relevamientos de esta jungla, que junto con todas las selvas tropicales lluviosas ocupan sólo el 6% de la superficie del planeta y albergan entre el 70% y 90% de las especies existentes en la tierra. El Amazonas en particular, según uno de los más serios relevamientos (1982), alberga en un espacio de 10 Km.2, 760 especies de árboles, 125 clases de mamíferos, 400 tipos de aves, 100 de reptiles y 60 animales anfibios. Este mismo análisis demostró que cada árbol alberga 400 especies de insectos. Y así se podría continuar agregando especies a esta cadena de nunca acabar.

Esta gran diversidad de especies animales y vegetales que existe en el Amazonas, así como en todas las selvas tropicales, hizo pensar a los primeros conquistadores que llegaron a estas tierras que las mismas no eran otra cosa que el Edén; imaginaban que la selva era una inagotable fuente de fertilidad al ver esos gigantescos árboles sobre los que viven tantas clases de animales e insectos, plantas parásitas y, en fin, todo un despliegue de vida sin igual en cualquier otra parte del planeta. Despliegue de vida del que también formaba ya parte el hombre. Pues aquellos conquistadores encontraron varias tribus salvajes a su llegada. Estas tribus eran descendientes de aquellos hombres que, según las teorías más aceptadas, cruzaron el Estrecho de Bering en plena Edad de Hielo, para luego establecerse en los territorios del actual Canadá desde donde se diseminaron por todo el continente. Se cree que las primeras sociedades salvajes del Amazonas se formaron hace aproximadamente 20 mil años de las cuales aún subsisten algunas, aunque muy pocas. Estas sociedades nunca formaron una civilización propiamente dicha, pues eran tribus dedicadas casi exclusivamente a la caza, aunque no se puede negar que vivían, y viven, en perfecta armonía con la naturaleza.

Algunas de las tribus que habitaron este territorio son las siguientes: los tucanos, cobeuas, yahunas, tuyucas, tamas, panos, kaiowas y mikiritare. Éstas dos últimas aún viven en la jungla conservando su estilo de vida casi inalterado.

En estos gráficos se puede ver cuanto ocupan las selvas tropicales de la superficie total del planeta y la cantidad de especies que albergan:

4. Ecoturismo

Las tribus que aún subsisten en la selva forman parte del atractivo de los recorridos turísticos que se hacen actualmente. En claros circulares abiertos en la jungla los visitantes son alojados en chozas de paja y adobe sin puertas ni ventanas, lo cual les permite convivir casi directamente con caimanes, jaguares, pumas, monos y miles de aves al mismo tiempo que, por expreso pedido de los guías, tienen un cuidado especial de las serpientes más peligrosas que son la coral, la cobra papagaio y la surucucu pico de jaca. Estos tipos de campamento son realizados a orillas del Río Negro, donde no hay mosquitos ni pirañas debido a que sus aguas son muy ácidas (tampoco hay una gran variedad de peces). Por otra parte, cuando los lugares están cerca de ríos verdes como el Xingu o el Tapajós, los visitantes se alojan en cómodos hoteles con aire acondicionado. En ese caso los turistas pueden pescar y llevarse la presa, siempre y cuando el pez mida más de 1.50 m. de largo. A este respecto hay algunos ecologistas, exagerados si se quiere, como Brigitte Bardot, que no ven con buenos ojos estos viajes ecológicos; pues, según Bardot, el solo hecho de que un hombre pise este edén significa contaminación. Esto no es del todo falso, si se toma en consideración que muchas veces se ha abusado del tráfico de fauna: resulta una tentación muy grande para los turistas llevarse algún animalito a modo de souvenir. Lamentablemente, en un tiempo, los más los rapaces habían elegido al chimpancé de cabeza dorada al que, luego de matarlo le cortaban las manos y, después de embalsamdas, lucían en lujosos livings de Roma o New York.

Actualmente, este tipo de viajes están siendo organizados por empresas responsables e incluso por organizaciones ecologistas, como W.W.F. (World Wildlife Found). De esta forma los recorridos rísticos se hacen con una verdadera conciencia ecológica, y están programados de forma talquenointerfieran, o interfieran lo menos posible, en la vida de la selva.

5. El pulmón del planeta en peligro de muerte

Los incendios y la producción

Los miles de incendios intencionales que se producen día con día destruyen aproximadamente 100 mil Km2 de jungla por año, y lanzan al espacio alrededor de 620 millones de toneladas de gases carbónicos (aproximadamente el 10% de todos los contaminantes presentes en la atmósfera). Las emisiones de dióxido de carbono, óxido nitroso y metano provocan una concentración que actúa como barrera aislante y mantiene el calor de la Tierra provocando el efecto invernadero, al tiempo que contribuye a la destrucción de la capa de ozono. Se calcula que si la destrucción de la selva sigue así, dentro de 50 años los efectos del desastre serán más que notorios: la flora y la fauna estarán tocados de muerte y aún no se puede predecir cuál será el destino del hombre con el aire tan enfermo.

Hoy mismo se hacen sentir los efectos del desastre. El Estado de San Pablo ha eliminado los bosques del 93% de su superficie; la Cuenca del Plata ha perdido 47 millones de hectáreas de las cuales 43 pertenecen al Brasil. Estos datos se vuelven impresionantes cuando se hace la relación deforestación-inundaciones. Las áreas boscosas linderas con los grandes ríos, según un informe de la UNESCO, funcionan en épocas de lluvias como gigantescas esponjas que absorben el agua caída y la liberan lentamente, determinando que el caudal aumente tan sólo en un tres por ciento. Cuando la zona está deforestada, se incrementa en un 97 por ciento y así se producen los aluviones y las violentas inundaciones. Según expresiones de los expertos, «el Brasil está yéndose al mar por el Río de la Plata». También han contribuido al desastre los embalses que, a más de haber cambiado completamente el paisaje del Amazonas, han inundado unos 5.000 Km2 de bosque. Bajo el agua quedaron los hogares de cientos y miles de especies.

Los principales responsables de esta destrucción son los hacendados, que aniquilan todo lo que se oponga a sus proyectos expansionistas: hombre, animal o planta. Las hogueras que devastan el centro de Sudamérica se desatan a razón de ocho mil focos por día, según las fotografías tomadas por los satélites artificiales. Como ya se mencionó, estos incendios se hacen con el objeto de obtener tierras cultivables y para que paste el ganado. Sin embargo, esto es un sacrificio terrible e inútil, puesto que el suelo del amazonas es casi totalmente improductivo, es muy ácido para la siembra común; los hongos que habitan la capa de humus, son totalmente inofensivos para la homogénea vegetación de la jungla, pero son una plaga irremediable para las plantaciones que el hombre programa. En realidad, sólo el tres por ciento de esta región es cultivable, el resto es suelo ácido tropical que no vale nada sin su protección arbórea. Los expertos aseguran que estas tierras pobres en humus pronto se volverán inservibles.

Por esto mismo la productividad de la ganadería extensiva amazónica es nula: para criar una sola vaca se necesitan diez hectáreas; esto es, una producción de alrededor de 40 kilos de carne por hectárea al año. Pésima producción, si se tiene en cuenta que, por ejemplo, en la Argentina una zona mala como el Salado produce el doble o el triple, y el oeste de la provincia de Bs. As., siete veces más.

En este gráfico se vera con más claridad cuán deficiente es la ganadería amazónica, por la que se está pagando un precio tan alto:

Si bien este es el ecosistema más rico, es también el más frágil. El calor y la humedad, permanentes todo el año, permiten el desarrollo de una vegetación perenne de hoja ancha sobre la cual se sustenta la mayor diversidad de especies animales; determinando, al mismo tiempo, que la vida y la muerte se sucedan aquí con una velocidad desconocida en otras latitudes. Los expertos explican que «aquí todo se quema con rapidez sin igual: la materia orgánica que cae sobre el suelo, en lugar de acumularse en gruesas capas de tierra negra en promesa de futuras cosechas como en las pampas húmedas argentinas, vuelve rápidamente a la vida en forma de nuevos organismos vegetales y animales.»

6. Los excesos de hacendados y buscadores de oro

Los terratenientes no sólo están contribuyendo a la degradación del medio ambiente, sino que para llevar a cabo sus proyectos cometen toda clase de violaciones contra los derechos humanos, mientras la justicia del país hace oídos sordos a todo tipo de reclamos. Pero empecemos por el principio.

Esto comenzó a principios de la década del setenta. por esta época nadie sabía con exactitud quién era propietario de qué en aquellas espesuras. En líneas generales este título le correspondía al Estado brasileño, por entonces en manos de los militares, y éstos decidieron colonizar la Amazonia. El primer paso consistió en la constricción de la carretera Transamazónica, mencionada anteriormente, que tenía por objeto llevar «hombres sin tierra a una tierra sin hombres». Toda persona capaz de demostrar que había ocupado y hecho fructificar una parcela durante cinco años se convertía en su dueño. En teoría la cuestión era clara, pero en la práctica todo resultó una barrabasada. El gobierno de Mato Grosso otorgó, por ejemplo, títulos de propiedad equivalentes a una vez y media la superficie real de ese Estado; otras veces las autoridades estatales y federales vendían los mismos lotes a distintos colonos.

De todo esto los campesinos salieron perdiendo y los fazendeiros se llevaron la mejor parte, pues además de poseer casi todas las tierras (el 67% de las tierras pertenece al 4% de los propietarios), consiguieron mano de obra muy barata, por no decir lisa y llanamente esclava. Los pequeños agricultores, cuyas parcelas son reducidas a cenizas, se ven obligados a trabajar en las fazendas donde les entregan comida, carpas yherramientas a crédito, una deuda que jamás podrán pagar porque los precios de las cosas son mucho más altos que sus salarios. La deuda se hace cada vez mayor y si estas personas intentan escapar son cazados como animales por los ejércitos privados de los propietarios.

En la última década, sus matones asesinaron a 2 mil campesinos y seringueiros (extractores de savia de heveas -látex-). éstos suelen venir del Nordeste o de las villas miseria de Río y San Pablo en busca de otra vida. Se instalan en las miserables parcelas situadas en los límites indecisos de las grandes estancias y encuentran la muerte.

Quienes protestan ante tamaña injusticia también son asesinados. En 25 años 1.500 sindicalistas agrícolas fueron callados a balazos, entre ellos Chico Mendes. Como la ONU le había otorgado el premio Global 500 por sus esfuerzos en favor de la selva amazónica, su asesinato desencadenó un gran escándalo mundial, lo que provocó que salieran distintos defensores para su causa: el Partido de los Trabajadores brasileño, laIglesia, organizaciones ecologistas e incluso los grandes bancos internacionales. Pero, a pesar de esto, tan escandalosa matanza de campesinos y sindicalistas no ha producido más que una veintena de juicios.

Además de campesinos y sindicalistas, han aniquilado tribus indígenas completas, que vivían allí desde hacía milenios. La Transamazónica, por ejemplo, perjudico a noventa y seis tribus, de las cuales muchas desaparecieron (casi la mitad de los indios parakanás murieron durante su construcción). Muchas de ellas desaparecieron durante los incendios de la jungla con napalm (combustible de uso bélico). La desesperación llevó al suicidio a más de un centenar de kaiowas.

también los mineros invadieron sus territorios en busca de oro, quienes además de traer enfermedades (gripe, malaria, bronquitis) contra las cuales los nativos no tienen defensas, muchas veces masacraron a todos los que se opusieron ante la indiferencia oficial: «Los indios son unos holgazanes y unos imbéciles que ocupan demasiada tierra –declaró hace un tiempo el secretario de Justicia de Mato Grosso–. Un lujo folklórico que ninguna nación moderna, con aspiraciones de desarrollo, puede permitirse». A modo de ejemplo, en el año 1992, un grupo de garimpeiros (mineros) mutilaron y decapitaron a setenta y tres yanomamis (20 mujeres y 35 niños, entre ellos).

La «fiebre del oro» comenzó a principios de 1980, cuando la onza alcanzó los 850 dólares en el London Metal Exchange. Desde entonces empezaron a surgir miles de minas en la jungla, hasta que a mediados de la década contaban más de un millón y medio. Cada patrón de un yacimiento formó su ejército y empezaron las guerras entre los distintos bandos: hubo miles de muertos. Las autoridades hacían la vista gorda a estos horrores, con tal de seguir cobrando el 20% de la explotación. A medida que la competencia se fue haciendo más ardua los garimpeiros comenzaron a invadir las reservas aborígenes; nadie, ni siquiera el papa pudo detener semejantes atropellos.

Luego de extraído el precioso metal, las minas se convierten en tierra de nadie, pues los mineros no sólo llevan la muerte a través de las armas. Para separar el oro de otros minerales, los garimpeiros usan grandes cantidades de mercurio (una tonelada por cada tonelada de oro extraído); el metal tóxico se arroja a los ríos y va contaminando toda la cadena alimentaria. Ya en 1988 se calculaba que medio millón de personas estaban envenenadas. Otras sustancias, llevadas por la «civilización», como desfoliantes e insecticidas, han terminado de envilecer el medio ambiente: en muchas partes el aire es irrespirable.

Ante todos estos crímenes contra la humanidad, ya que no sólo contra los aborígenes y la selva; ante las flagrantes violaciones de los derechos humanos declarados por la ONU, derechos que pregonan la igualdad jurídica: «Ante la ley, todos los hombres son considerados iguales, tienen deberes y derechos iguales e iguales posibilidades»; «Todo ser humano tiene derecho en todas partes al reconocimiento de su personalidadjurídica», ante las violaciones a estos derechos, decía, el gobierno brasileño es ciego, sordo y mudo. Si bien en Brasil se han puesto en práctica leyes que tienden a sofrenar todos estos excesos y que ha puesto coto a la caza indiscriminada, las hay más que amparan a los hacendados y mineros.

Algunos políticos brasileños protestaron por los retos de las naciones desarrolladas que «parecen haber olvidado los apremios económicos del país». Se quejan: «con tanta miseria no nos podemos dar el lujo de organizar una cruzada ecológica». Sin embargo, cuando en 1989 Francia y Estados Unidos propusieron al entonces presidente José Sarney canjear parte de la deuda externa por la conservación de esa preciosa selva, que ocupa más de la mitad de Brasil, no dieron respuesta y todo quedo casi en la nada. En cuanto a la demarcación de los novecientos mil Km2 de territorio indígena, la respuesta de Mauricio Correa, ministro de Justicia, fue la siguiente: «No se justifica resolver el problema de algunos indios –los pocos que quedaron después de la llegada de los terratenientes– perjudicando a millares de blancos que viven en la región».

Esto dicho es bastante claro que quienes deben tomar decisiones urgentemente para frenar este desastre son los funcionarios brasileños. De otro modo la selva continuará desapareciendo, como hasta ahora, a razón de varias hectáreas por minuto, y los excesos de los terratenientes no tendrán límite.

7. Conclusión

De lo dicho anteriormente podemos sacar en claro que la destrucción de la selva amazónica es un problema gravísimo que no sólo afecta a Brasil, Venezuela, Guyana y a todos los demás países por donde se extiende este maravilloso vergel, sino que nos afecta a todos.

Los problemas ya mencionados: los incendios, la contaminación de la atmósfera, del Río Amazonas, el asesinato de los aborígenes y de los campesinos, y, en fin, la alarmante desaparición de la selva tropical más importante del planeta, con todas sus consecuencias, no son problemas fáciles de resolver. Pero hay muchas personas que se están ocupando permanentemente del tema y están buscando soluciones para este, el mayor desastre ecológico del siglo.

Dado que el problema tiene un origen económico, y que por lo mismo se agrava cada vez más, las organizaciones ecológicas (GREENPEACE, WWF, Amazonas Forever Green Foundation, etc.) se centran en la búsqueda de emprendimientos económicos de tipo sustentable. Por ejemplo, algunos especialistas sostienen que si Brasil se concentrara en la explotación del caucho y de una fruta llamada aguaje, abundantísima en la región, lograría duplicar los ingresos que le reportan el ganado y la madera. Greenpeace también pone de manifiesto que la extracción de caucho, entre otras cosas, reportaría mayores ingresos que las actividades nocivas que se están llevando a cabo. De hecho, el gobierno brasileño ya ha establecido 63.000 familias de extractores de caucho en zonas de la selva que han sido nombradas reserva con este único objeto, y que en un principio ocupaban el 1% del total del amazonas; los extractores esperan que en un tiempo más se les designe el 10% del Amazonas como zona de reserva. También se ha echado mano, para este tipo de emprendimientos, a las fibras, semillas, flores, frutas y miel, entre otras muchas opciones. Un ejemplo de esto es la palmera y su fruto. Esto es una pequeña parte del informe de Greenpeace:

«The fruits of Acai Palm are traditionally used to make a wine rich in minerals. One palm tree produces about 20 Kg. of fruits per year. The tasty, dark violet wine is the most important non wood forest product in terms of money from the river delta of the Amazon. In 1995 almost 106.000 tons were produced at a value of US$ 40 million.»

Esto es: «Los frutos de la palmera Acai son usados tradicionalmente para hacer un vino rico en minerales. Una palmera produce alrededor de 20 Kg. de fruta por año. El sabroso vino de color violeta oscuro es le más importante producto, no proveniente de madera, en términos de dinero, del delta del Río Amazonas. En 1995 fueron producidas 106.000 toneladas por un valor de US$ 40 millones.»

Para concluir, baste decir que, si bien los problemas son muchos a más de graves, no bastará con el sólo emprendimiento de estas organizaciones. Es llegado el momento de que todo el mundo tome conciencia porque la selva no puede esperar y –según los pronósticos más agoreros– de seguir a este ritmo, para el 2.490 no quedará un solo árbol sobre la tierra. Cabe aclarar aquí que mucho antes de que eso suceda, tal vez dentro de 50 o 60 años, la vida será casi imposible. Ojalá que no sea demasiado tarde.

8. Fuentes:

–Sue Brooks, Atlas de la Tierra, Editorial Sigmar. Bs. As.,1993.
Revista Conozca Más (Vida Verde), Editorial Atlántida, Números varios. Bs. As.,años 1989 a 1996.
–Revista Nueva, Editorial Antártida, Números varios. Santiago de Chile y Bs.As., años 1990 a 1999.
–Greenpeace, Website: www. greenpeace.com

Trabajo enviado y realizado por:
Ramirez Dario

http://www.monografias.com/trabajos5/amazon/amazon.shtml

 

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