Archivo por meses: abril 2010

¿Es ésta el Arca de Noé?

Un grupo de investigadores evangélicos integrado por expertos turcos y chinos asegura haber localizado la bíblica Arca de Noé en el Monte Ararat, según informó este martes la prensa turca.

A pesar de que los arqueólogos se muestran casi convencidos de que han encontrado la mítica embarcación, de momento no han aportado pruebas que confirmen que se trata del Arca de Noé: «No es 100% seguro que sea el Arca, pero sí pensamos que lo es al 99,9%», indicó Ving en declaraciones a la agencia turca Anadolu.

Uno de los miembros del grupo, el documentalista chino Yang Ving Cing aseguró que han localizado una estructura de madera antigua a una altitud de 4.000 metros en el Ararat, situado al este de Turquía, cerca de la frontera con Irán. Afirma que los restos encontrados tienen una antigüedad de 4.800 años.

El explorador es miembro de una organización internacional dedicada a la búsqueda de la mítica embarcación en la que, según la Biblia, Noé y su familia escaparon del Diluvio Universal.

Compartimentos para animales

«La estructura del barco tiene muchos compartimentos y eso señala que pueden ser los espacios en los que se ubicaron los animales», indicó.

También explicó que ha contactado ya al Gobierno turco para pedir que proteja la zona y poder iniciar las excavaciones y añadió que se solicitará a la Unesco que incluya esta región en su listado de patrimonio de la humanidad.

No es la primera vez que grupos de buscadores del Arca aseguran haber localizado la embarcación en el Ararat, la montaña más alta de Turquía, donde la Biblia narra que varó Noé cuando bajaron las aguas del Diluvio Universal.

En Hong Kong, donde el pasado año se inauguró la mayor réplica del Arca de Noé del mundo, se exhibe un pedazo de madera petrificada de unos 5.000 años de antigüedad obtenida durante una expedición hongkonesa al Monte Ararat y que algunos creen que pudo haber pertenecido a la verdadera embarcación.

Diluvio Universal

Los científicos sí han hallado evidencias de lo que pudo ser el Diluvio Universal. En 2007 un estudio encontró pruebas de que hace más de 8.000 años un inmenso glaciar se derritió en el Atlántico Norte y provocó una subida de hasta 1,4 metros en el nivel del mar. Como consecuencia, el Mar Negro se inundó de agua salada y hubo un gran desplazamiento de población entre los primeros campesinos humanos. Los científicos calculan que se inundaron 72.000 kilómetros cuadrados en 34 años, lo que causó la emigración de 145.000 personas. El episodio pudo transmitirse de generación en generación como el recuerdo de un gran diluvio y pudo dar origen al mito de Noé.

En 1999 el oceanógrafo estadounidense Robert Ballard encontró restos geológicos de una gigantesca avenida de aguas que pudo dar lugar al Diluvio Universal y que, según sus cálculos, ocurrió hace entre 7.500 y 6.900 años.

Algunos expertos en geología son escépticos respecto a la presencia de los restos del Arca de Noé en Turquía.

No, el título no es una contradicción. El Ararat es el pico más alto de Turquía pero pertenece a la Armenia histórica, de hecho se encuentra muy cerca de la frontera con la actual República de Armenia y es visible desde gran parte de este país, especialmente desde su capital, Yereván.

El Ararat, con sus 5137 metros de altura, es una cumbre legendaria. Según la propia Biblia, fue allí donde se posó el Arca de Noé después del diluvio universal. Algunas fotografías aéreas modernas muestran restos de lo que podría ser un barco enterrado, y se han encontrado trozos de madera de miles de años de antigüedad, lo que es fuente de especulaciones.

Sea como fuere, el Ararat es un pico imponente, visible desde muchísima distancia, que atrae a muchos viajeros. Existen rutas de escalada asequibles para alpinistas expertos, pero se requiere el permiso del gobierno turco así como el empleo de guías turcos acreditados.

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La Biblia del Diablo

En plena Guerra de los Treinta años (1618- 1648), durante el enfrentamiento de los estamentos protestantes checos y los católicos ortodoxos de la Casa de los Habsburgo, una tropa de protestantes suecos robaron, del Palacio de Praga, un misterioso manuscrito medieval, el más grande del mundo.

Aunque, a priori, pasó inadvertido en el botín de guerra, compuesto principalmente por obras de arte y libros coleccionados por el emperador Rodolfo II, al tratarse de un voluminoso volumen, llamó la atención de la monarca sueca. Ésta lo definió como una obra diabólica, y encabezó el catálogo de sus colecciones desde el año 1650.

Se decía que “La biblia del diablo” había sido escrito por un monje emparedado vivo. Independientemente de su extraño y siniestro contenido, llamaba la atención sus dimensiones -90 X 50 centímetros-; las crónicas de la época recogen que eran necesarios dos hombres para trasladarlo.

Las primeras referencias respecto a este libro se retoman al año 1295, pero algunos expertos apuntan a que es mucho más antiguo. Más de 160 animales fueron sacrificados para elaborar sus páginas, que contienen versiones latinas de la Biblia y de la Crónica Checa del canónigo praguese Kosmas del siglo XII.

Igualmente, entre sus 300 páginas se encuentran -extrañamente- dos trabajos del historiador judío José Flavio; los famosos “Orígenes” del arzobispo San Isidoro de Sevilla (VII) y tratados sobre el cuerpo humano del médico griego Galeno. La rica y cuidada decoración de la “Biblia del Diablo” hace pensar que este monje escribano dedicó

toda su vida a esta gran obra. Otros apuntan que, antes de la invención de la imprenta, los monjes escribanos eran muy apreciados; es más, sus manos solían embalsamarse si éstos en vida habían sido muy diestros. Muchas leyendas nacieron en torno a estos peculiares monjes. Una de ellas, es la que respecta al autor de “La Biblia del Diablo”.

Un monje benedictino, en la Bohemia oriental, había sido condenado a ser enterrado vivo por una grave ofensa. Desesperado, se atrevió a asegurar que, para expiar su culpa y glorificar al convento, escribiría la mayor obra jamás escrita. A pesar de no creerle, le suministraron pluma y pergamino. Éste intentó reproducir la Biblia en una noche y al comprobar que no lo lograría, invocó al Diablo y le vendió su alma. Al amanecer el libro estaba acabado, con la imagen del Diablo oculto en sus páginas.

Muchos han intentado recuperar este volumen, pero los suecos se niegan a devolverlo. Actualmente, el preciado ejemplar reposa en Estocolmo.

Xenoglosia: ¿evidencia de vidas pasadas?

¿Puede una persona adquirir habilidades comunicativas y sensitivas que hasta ese momento no tenía? ¿Cuál es el causante de extraños fenómenos como la xenoglosia, la prosopagnosia o el Síndrome del Acento Extranjero?

Manuel Martín Loeches, profesor universitario y responsable del Área de Neurociencia Cognitiva del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humano, nos ayudará a conocer algunos de los testimonios más curiosos de este tipo de disfunciones.

Anomalías que en la mayor parte de los casos tienen una base científica, debido a que este tipo de trastornos es producido normalmente por irregularidades en el funcionamiento de nuestro cerebro y sistema neurológico.

Sorprendente historia en Croacia

Hace tan sólo unos días, los periódicos nacionales y locales de Croacia se hacían eco del curioso testimonio de una joven de 13 años de la ciudad de Knin, que tras permanecer durante 24 horas en un estado de coma profundo, se había despertado hablando en perfecto alemán. La paciente había comenzado recientemente a estudiar el idioma. Sin embargo, carecía hasta entonces de un nivel adecuado para poderse comunicar de manera fluida.

Desde los tiempos más remotos, este tipo de insólitos casos han sido atribuidos a razonamientos religiosos e incluso milagros. Sin embargo, los médicos del centro hospitalario KB de Split, responsables del estudio del extraño fenómeno de la niña, han declarado que por el momento, prefieren darle una explicación lógica, ya que nunca se puede conocer de manera definitiva cómo reacciona el cerebro humano ante traumas de esta envergadura.

Cuando el Dr. Morris Netherton escuchó recitar a un niño caucásico de once años de edad, pasajes pertenecientes a una religión prohibida de la Antigua China, probablemente pensó que se trataba de un error. Sin embargo, no sería este el único caso en la historia en el que una persona común se despierta hablando fluidamente un nuevo idioma

5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?

(Hechos 2:5-8)

“Fue increíble. Al recuperar el conocimiento, Matej no tenía ni idea de quien era o donde estaba; ni siquiera sabía que era checo”. Peter Waite, promotor del equipo de competición automovilístico de los “Berwick Bandits”, narra el despertar de su corredor estrella, Matěj Kus, tras una grave colisión en carrera . “No me podía creer lo que oía. Hablaba con un claro acento inglés, nada de dialectos o así”

Resurrección ¿Es la xenoglosia un fundamento válido para su comprobación?.
Pintura que retrata el episodio de las «lenguas de fuego» durante el Pentecostés.

El célebre «Padre Pío». Entre sus diversas virtudes, supuestamente se contaba la de la xenoglosiLa Xenoglosia , o capacidad para hablar un idioma extranjero nunca antes escuchado, constituye uno de los casos más curiosos que la ciencia médica haya tenido que abordar. Memoria genética, telepatía o criptonesia (recordar un idioma extranjero aprendido de forma inconciente o durante la niñez), son solo algunos de los infructuosos orígenes con que religiosos, científicos y escépticos de todo el mundo han intentado explicar el fenómeno del habla extranjera.

Los casos de xenoglosia descriptos y estudiados a través de la historia son tan numerosos, que las evidencias solo apuntan a considerar al fenómeno fuera del fraude científico.

Según algunos historiadores, el repentino don de habla de lenguas extranjeras sufridos por los 120 discípulos durante el Pentecostés, constituye el primer caso registrado del fenómeno de la xenoglosia. No obstante, para detractores de la Biblia como fuente histórica fidedigna, los casos de hablas extranjeras no son propios de los éxtasis místicos (en el cual el fenómeno es más conocido como glosolalia) si no que abundan en los tiempos antiguos, medioevales y modernos.

¿Lenguas desconocidas u olvidadas?

Jensen Jacoby se comunicaba en perfecto sueco; muchas veces en el transcurso de 1958, la joven de 17 años de edad había tenido la oportunidad de entrevistarse con sus pares, en diálogos fluidos y extensos. Sin embargo, su manejo del idioma no provenía del estudio, sino de su propio lugar de crianza. Como habitante de suecia, era normal que hablara sueco; lo peculiar del caso residía en que Jensen Jacoby había nacido en el siglo XVII, y solo se presentaba cuando una mujer de 37 años identificada como T. E., caía en estado de hipnosis profunda.

Tal caso de xenoglosia, fue estudiado en profundidad por el psiquiatra Ian Stevenson, autor de “El idioma no aprendido: Nuevos estudios de Xenoglosia”, quien tenía la teoría de que T. E. solo podría conocer el sueco si lo recordaba de un momento de existencia previo al de su presente vida. El reconocimiento de nombres de artefactos cotidianos al lugar y la época en la que Jacoby decía hallarse, reforzaban la teoría de Stevenson.

Sin embargo, este no sería ni por lejos el único caso de xenoglosia atribuido a vidas previas. El catedrático P. Pal de la Universidad de Itachuna en Bengal Oeste, descubriría en 1953, a Swarnlata Mishra, una joven hindú de solo 4 años de edad, capaz de cantar y bailar canciones en el idioma bengalí, sin haber tenido contacto alguno con dicha cultura. La niña misma afirmaba haber sido un mujer bengalí, cuyos dotes para la danza le habían sido enseñados por una amiga cercana.

Caso similar sería comprobado por el profesor Stevenson, quien hablaba en perfecto alemán con una mujer americana llamada Gretcher, cuando esta era inducida al estado de hipnosis; la misma describía etapas de una adolescencia previa en el país Germano.

Tras el origen de la xenoglosia

Aunque algunos autores atribuyen muchos casos de xenoglosia a la criptomnesia (en el caso de la niña hindú, la posibilidad de haber estado en contacto con bengalíes), el número de casos imposibles de refutar no es pequeño.

Muchos científicos han propuesto como explicación a tales hechos, hipótesis como la capacidad de recordar una lengua mediante el legado genético o la telepatía con mentes extranjeras. Sin embargo, la falta de solidez científica de tales teorías han hechos de ellas un soporte débil para el origen de la xenoglosia.

A la espera de estudios científicos más exhaustivos, muchos investigadores se ven limitados a aceptar el fenómeno de “lenguas no aprendidas”, como un puente hacia vidas previas, o intervenciones de seres en planos desconocidos. De una forma u otra, ambos puntos no dejan de ser el blanco de polémicas interminables entre escépticos y científicos aventurados.

Dioses, demonios y lenguas muertas

Anna Ecklund, quien viviera a principios del siglo pasado, tenía la capacidad de hablar y entender prácticamente la totalidad de los lenguajes mas usados en el mundo. Dicha habilidad, atribuida por muchos religiosos a una posesión demoníaca, no es rara de observar en los llamados episodios de “exorcismo” o casos de igual dramatismo, en los cuales la victima o el poseído comienzan a vociferar un lenguaje extraño que ni ellos mismos comprenden.

La xenoglosia también abarca estos casos en los que, de manera violenta o pacífica, un individuo articula oraciones correspondientes a idiomas no humanos, atribuidos por algunas personas a manipulaciones de seres inmateriales con fines diversos. Más curioso pueda resultar aún, aquellos quienes afirman comprender y recitar dialectos de mundos perdidos, tales como la lengua atlante o el idioma “marciano”, como se diera en el caso registrado por el investigador T. Flournoy en 1899, cuando una paciente llamada “Helen” decía dominar además del hindú y el francés, la lengua del planeta rojo.

En otros casos, además de marciano, atlante o “lenguajes cósmicos”, la xenoglosia se manifiesta como idiomas perdidos, lenguas muertas, o dialectos raros.

Los enigmas de la xenoglosia o “el arte de hablar una lengua desconocida” son, al parecer de muchos investigadores, uno de los ejemplos más contundentes a la hora de discutir sobre la existencia de vidas previas, el alma o dimensiones extra. El fenómeno, que pocos se atreven a estudiar, continúa sorprendiendo tanto en los años actuales (caso Matěj Kus en el 2007) como lo hacía en épocas remotas. Por que, aunque hablar idiomas no aprendidos por vías naturales sea un caso ignorado por gran parte de los científicos modernos, el fenómeno de la xenoglosia no requiere permiso de la ciencia para seguir existiendo.

Datos Curiosos

Un caso de xenoglosia registrado, es el de un estadounidense que decía haber vivido en Francia, en siglo XV; el individuo hablaba un dialecto de dicho período.

Otro caso apunta a regresiones protagonizadas por una mujer alemana, que decía recordar su vida en el siglo XVIII, mientras se encontraba bajo la influencia del «Príncipe Galitzin», un famoso hipnotizador.

En un principio, el profesor Ian Stevenson se mostraba muy escéptico respecto a los casos de regresión hipnótica; tiempo después, se convertiría en uno de los autores más prolíficos en el tema.

Carmine Mirabelli, uno de los más conocidos médium de la historia, no solo hablaba sino que dejó escritos documentos técnicos en más de treinta idiomas, bajo el escrutinio científico de investigadores y miles de testigos ocasionales.

Uno de los sucesos de múltiples lenguas más sorprendentes se dio en 1977, cuando el convicto Billy Mulligan de la penitenciaría estatal en Ohio, Estados Unidos, comenzó a presentar dos personalidades extra: una, identificada como Abdul, quien hablaba en perfecto árabe y otra, llamada Rugen, que se comunicaba en serbocroata. Según los doctores de la prisión Mulligan nunca había salido de los Estados Unidos, donde nació y creció hasta la edad adulta.

Otra caso relatado por Stevenson en el Journal of the American Society for Psychical Research, narraba como una mujer hindú llamada Uttar Huddar, era poseía por una mujer de Bengala Occidental que provenía del principios del siglo XIX. En muchas oportunidades, la mujer no podía recordar su verdadero idioma.

Lyall Watson describe el caso de Indio Igarot, un niño filipino de 10 años, que se comunicaba en trance por medio del idioma zulú, el cual nunca había escuchado.

El psicólogo australiano Peter Ramster, autor de “The Search for Lives Past”, mantenía fluidas conversaciones en un francés antiguo con su alumna Cynthia Henderson, pero solo bajo el estado de trance; fuera de tal estado, la joven solo poseía una instrucción secundaria básica del idioma.

Harold Jaworski decía ser un vikingo en su vida pasada. Las palabras que el transcribió fueron traducidas de forma independiente por lingüistas que identificaron idiomas como antiguo noruego, ruso, serbio o eslavo. Las palabras estaban fuertemente relacionadas a la vida marina.

En 1931, una joven inglesa llamada Rosemary, decía ser (en estado de trance) Telika-Ventiu, quien vivía en el 1400 a.C. y dialogaba y escribía en un antiguo dialecto egipcio nadie más que pocos especialistas conocían en el mundo.

Pearl Curgen, una médium analfabeta de San Louis, Estados Unidos, escribió sesenta documentos literarios bajo una personalidad que se expresaba en un inglés típico de la Edad Media.

Mary Resurrection, el fantasma del cementerio

Maria Resurrección

Chicago es, para cualquiera, simplemente una ciudad de Estados Unidos; sin embargo, desde hace años una leyenda se hace presente en cualquier charla esotérica o en las calles abandonadas cercanas al cementerio Resurrección: se trata ni más ni menos que de el fantasma de “María Resurrección”, una joven que en el año 1930 murió en un accidente de tráfico en la Av. Archer, muy cercana al cementerio que hoy en día es conocido por su propio nombre.

El fantasma de María Resurrección es tan famoso como Chicago misma, debido quizás a la docena de testigos que afirman haber visto a Mary por las inmediaciones del cementerio. Una de las primeras historias sobre el espectro de la joven fue contada por el propio cuidador de este cementerio.

Arthur Bonelly tenía para ese entonces 67 años y cuidaba el cementerio de la Av. Archer desde hacía veinte. Una noche decide dar un paseo por el lugar cuando de pronto sintió ruidos cerca de la tumba de Mary Resurrection. Al llegar al lugar encontró la tumba de la joven totalmente revuelta y el cajón a un costado de la misma. En ese mismo momento llamó a las autoridades del cementerio para denunciar el hecho y volver a enterrar el cajón, pero nadie lo atendía.

Pasó la noche y Arthur decidió hacer el trabajo solo, logrando después de varias horas terminar con el nuevo entierro. A la mañana siguiente habló por fin con las autoridades del cementerio, quienes deciden desenterrar nuevamente el cajón para corroborar que estaba todo bien. Cuando lo hace descubren que los restos de Mary no estaban. Después de algunos meses de investigación cesó la búsqueda sin éxito.

Pero Arthur Bonelly permaneció internado en el un centro psiquiátrico durante un tiempo. Los enfermeros del lugar cuentan que había perdido casi por completo la capacidad de habla pero que, sin embargo pasaba el tiempo jugando solo, pero con alguien al que él llamaba “Mary”.

Otra de las historias que nos llegan de manos de los lugareños es la del taxista de la Av. Archer, quien en 1979 paseaba por las calles de la misma cuando de repente lo frena una joven vestida de gala que se encontraba en la puerta de un salón de bodas. El taxista la levanta y decide llevarla a donde ella quiera sin cobrarle nada. A partir de allí la joven le indica al taxista que siga camino por Archer y unos minutos más tarde le pide al taxista que pare el automóvil. Justo en ese momento el taxi estaciona frente al cementerio Archer: cuando el conductor se dirige a la joven para saludarla, ésta desparece sin explicación alguna.

Hoy en día puedes visitar el cementerio de la Av. Archer y conocer la tumba de Mary Resurrection. Eso si, recuerda que sus restos pasean por las calles aledañas el cementerio…como dice el dicho popular: “el que avisa, no traiciona”.


Chemtrails, ¿qué son?

Al menos dos tipos de proyectos podrían estar siendo llevado a cabo relacionados con los chemtrails:

1) proyectos relacionados con la modificación del clima

2) experimentos de guerra biológica relacionados con patógenos producidos en laboratorio.

De hecho, es muy probable que esas estelas en forma de “X” que vemos en el cielo sean marcas que dejan los pilotos para que puedan ser visualizadas desde los satélites para hacer un seguimiento de la evolución de la dispersión de las estelas químicas.

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El clima y sus estados no son más que intercambio de calor. La generación de calor puede ser inducida artificialmente en la atmósfera añadiendo polvo de óxido de hierro magnético al  polímero, para después calentarlo por medio de la energía que desprenden las antenas HAARP o cualquier otra fuente más localizada.  El investigador de chemtrails Tommy Farmer que en los análisis que él llevó a cabo para examinar unos filamentos llamados “cabello de ángel” bajo un potente microscopio, vio unas aureolas hechas por el hombre de color rojo amarillento impregnadas en los filamentos de material. Farmer está convencido de que se trata de una aleación de hierro oxidado empleada en experimentos de modificación del clima.De manera que la modificación del clima se podría estar llevando a cabo sin la ayuda de las antenas de HAARP, sistemas que según el Dr. Nick Begich, se activa aparentemente sólo durante cortos periodos al año. La modificación climática se puede inducir como vemos vertiendo ciertas sustancias al aire, mezcla de metales y polímeros. Según Eastlund, el inventor de HAARP y el poseedor de la patente original dijo que esto era teóricamente posible y que los aditivos de polímero para absorción de microondas se comercializaban. Muy probablemente el proyecto HAARP está relacionado con los efectos que se producen por encima de los 50 km; sin embargo los chemtrails se producen en los límites de los 10 km de altura.Documentos del Pentágono que han sido revelados muestran que éste está muy interesado en “sistemas de tormentas dirigidas” para la modificación del clima y en emplear aerosoles para oscurecer el cielo.

Las fumigaciones generalmente se llevan a cabo por aviones de ciertos tipos: Boeing KC-10 A, Boeing KC-135 (707) y C-130 para elevadas alturas y el jet C-130 para bajos niveles de fumigación (Ver estudios del experto en chemtrails Tommy Farmer).

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El avión KC-10 es un avión de 3 motores y deja normalmente 3 chemtrails paralelos a su paso.

Foto de KC-10

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Tanto el KC-135 como el KC-10 son jets grandes habitualmente empleados para repostado de aviones en el aire.

El KC-135 es un avión pequeño, de cuatro motores y deja normalmente cuatro líneas paralelas en contrails.

Foto de KC-135

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Sin embargo, cuando se usa para misiones chemtrails deja una única, banda ancha nubosa y no deja simultáneamente otros contrails. Se han empleado otros aviones en las fumigaciones pero los expertos aseguran que estos son los más comunes. Se realizan dos tipos de fumigación: la de alta altitud desde 20.000 pies de altura y fumigaciones bajas (por debajo de esa altura).Los informes que existen de testigos oculares en EEUU hablan de aviones que son de color blanco o negro (sin marcas ni distintivos ni manchas de otro color) con la excepción de dos KC-135 que tienen los colores de aviones de entrenamiento-naranja y negro.

Composición de los chemtrail

Una buena parte de las sustancias que componen los chemtrails han sido identificadas, como hemos explicado en otros posts.

Además de sustancias como bario, aluminio, polímeros (que contienen silicio) se ha encontrado un cocktail de fuel del tipo JP8 + 100, mezclado con 1,2 Dibromoetano. Este pesticida químico fue prohibido en 1983 por la Agencia para la Protección del Medioambiente de EEUU (EPA) como un cancerígeno y una toxina química. foto: arco iris formado por dibromoetano.

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La refracción o fluorescencia que se observa en la foto en un área de nubes ocurre por la caída de las sustancias de los chemtrails. En la foto abajo nubes brumosas por encima de los árboles muestran particulas mezcladas con etileno dibromida.

Si ves algo así, no hace falta que te diga que debes correr como alma que lleva el Diablo y salir de esa zona porque el etileno dibromida es altamente tóxico incluso en pequeñas dosis.

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La exposición a estas sustancias puede provocar los siguientes síntomas:

–          problemas en el tracto respiratorio

–          dolores de cabeza

–          sinusitis

–          hinchazón de las glándulas linfáticas

–          tos-          incapacidad respiratoria

–          fallo respiratorio generalizado

–          daño al corazón y al hígado

El EDB produce una severa irritación pulmonar. Al material que se adhiere a edificios y coches, como resultado de las fumigaciones  en EEUU le llaman  “viscosidad marrón” , a falta de un nombre mejor. Es casi imposible remover esta sustancia con agua y jabón y se ha demostrado que es altamente tóxica cuando se entra en contacto directo con ella.

Abajo en la foto partículas que forman parte de esa viscosidad marrón que más tarde impregnará las casas, campos y automóbiles.

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También se han encontrado glóbulos blancos y rojos y células de tipo no identificado en las muestras extraídas de los chemtrails. Esas células parecen estar disecadas o congeladas e introducidas dentro de las fibras microscópicas.

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La fuerza aérea de los Estados Unidos admite realizar acciones rutinarias de dumping de fuel de JP8 altamente tóxico y usar negro de carbón para la modificación del clima. De acuerdo con un estudio reciente de la NASA sobre estudio de las nubes, el negro de carbón es un núcleo muy efectivo entorno al cual se puede condensar el vapor, formando un cubierta nubosa inducida artificialmente.

Filamentos “tela de araña” o cabello de ángel

Hace algunos años estaba tumbada en el campo, disfrutando del contacto de mis pies en la hierba y me percaté de una cosa que no había visto nunca en mi vida. Me fijé que si el sol orientaba sus rayos directamente sobre la hierba y se miraba desde determinado ángulo a la hierba se podían ver perfectamente hilos muy finos sobre la hierba. Me fijé bien y los hilos estaban en todas partes sobre el césped. Me pareció muy extraño porque no es un lugar que suelan escoger las arañas para hacer sus redes, ya que no hay esquinas ni lugares donde poder hilar sus telas de araña.

Comencé a fijarme en aquello a partir de ese momento y me di cuenta que los “hilos” estaban por todas partes, sobre las copas de los árboles, entre las ramas, entre dos árboles a largas distancias de 10 o 15 metros, y nunca se veía a arañas por ninguna parte. Nunca relacioné aquel fenómeno con los chemtrails. Realmente casi pasó a ser algo místico para mi, y en alguna ocasión en que se lo mostré a amigos, concluyeron, eso sí sorprendidos, que debían ser arañas. Si te dijas bien, puedes verlos sin demasiado esfuerzo, si no los has visto ya.

Esos filamentos son arrastrados por el viento y, debido a su naturaleza pegajosa, se adhieren a cualquier superficie. Esos filamentos tienen una longitud de hasta 15 metros y más. Y sólo recientemente, leyendo los trabajos de Farmer he caído en la cuenta de que eso que yo veía eran filamentos globulares que simplemente recuerdan las telas de arañas. Pueden ser tan pequeños como el tamaño de la punta de un lápiz o tan largas como una cuerda de 15 o 20 metros. A estos filamentos los llaman “cabello de ángel” y hay que tener mucho cuidado con tocarlos. Farmer asegura que tuvo molestias de garganta e infección sinusítica durante varios meses.

En un estudio de investigación de las Fuerzas Aéreas de EEUU, Weather as a Force Multiplier, que se publicó en Agosto de 1996, siete oficiales militares de USA subrayaron cómo HAARP y el aerial germinación de nubes desde los los aviones cisterna permitiría a las fuerzas Aeroespaciales de USA “poseer el clima” (“own the weather”, como aparece en el informe wn inglés) para el año 2025. Entre los objetivos deseados estaban “aumento de las tormentas”, “ Modificación de tormentas” y “Sequía inducidas”. Según ese informe, “en los Estados Unidos, la modificación del clima será con toda seguridad una parte de la política de seguridad nacional con aplicaciones domésticas e internacionales”.

Otras misiones de modificación del clima rutinarias están dirigidas a crear escudos de cirros formados por chemtrails de aviones a gran altura.

Si te estás preguntando de qué estoy hablando, entra en esta sesión de fotos tomada por una ciudadana más, como cualquiera de nosotros hace pocos días en Fénix, abajo podrás leer sus comentarios.

http://homepage.mac.com/carolepellatt/feb13photo/PhotoAlbum282.html

Eso mismo pasa en cualquier ciudad española y en el mundo entero cada día.

El proyecto Chemtrail también llamado Proyecto Escudo es un proyecto consensuado por nuestros gobiernos de forma secreta, de espaldas a la ciudadanía, basándose en los estudios de un panel de “expertos” que asegura que las emisiones de CO2 y el efecto invernadero están ocasionando un cambio climático peligroso en la Tierra, y que, de no ponerle freno, la Tierra sufrirá en pocos años cataclismos que nos llevarán como especie al borde la destrucción.

Para ello, han decidido de forma secreta y desde hace años poner en marcha este proyecto del que puedes leer aquí y más detalladamente sobre las razones aquí.

La lectura de ambos posts te aclarará muchas cosas sobre este asunto y te darás cuenta definitivamente de que lo que ves en los cielos no es una nube de vapor de agua fruto de la reacción normal de un motor de un avión.

VIDEO EXPLICATIVO              http://www.youtube.com/watch?v=68F5lC8y0B4&feature=player_embedded

FORO SOBRE EL TEMA

http://chemtrails.foroactivo.com/

OTRAS PAG

http://www.slideshare.net/mirimt/chemtrail

Cueva de los Tayos, ¿el enigma de una civilización intraterrestre?

A una altitud aproximada de 800 metros, en una zona montañosa irregular, en las faldas septentrionales de la Cordillera del Cóndor en Ecuador, se sitúa la entrada «principal», o más bien, la entrada «conocida» a este fascinante mundo subterráneo.

Fue en 1969 cuando Juan Moricz, un flemático húngaro nacionalizado argentino, espeleólogo aficionado y experto en leyendas ancestrales, encaró este apasionante misterio del oriente selvático del Ecuador. Aunque Moricz no era el primero en tropezarse con el intrincado de túneles y galerías subterráneas que dan cobijo a los Tayos ¾aves nocturnas cuyos polluelos son muy codiciados por los indios shuaras¾, es innegable su valentía y arrojo al haber sido, sin duda, el primero en dar a conocer a nivel mundial la existencia de este sistema intraterrestre.

Leyendo tan sólo la acta notarial de su hallazgo, con fecha 21 de julio de 1969, en la ciudad costeña de Guayaquil, a cualquiera se le encrespan los cabellos frente a estas detonantes afirmaciones:

«…he descubierto valiosos objetos de gran valor cultural e histórico para la humanidad. Los objetos consisten especialmente en láminas metálicas que contienen probablemente el resumen de la historia de una civilización extinguida, de la cual no tenemos hasta la fecha el menor indicio…»

Frente a esto, es inevitable pensar en la posible relación entre las planchas que menciona Moricz -halladas en una cámara secreta de la Cueva de los Tayos- con las planchas metálicas de complejos ideogramas que han sido visualizadas en nuestra experiencia de contacto, aquella biblioteca cósmica que los Guías extraterrestres denominaron «El Libro de los de las Vestiduras Blancas».

Veamos a continuación los intrincados de este misterio -que palpita aun en la selva ecuatoriana- y cómo llegó Moricz a descubrir los túneles de esa esquiva humanidad subterránea.
UBICACION Y DESCRIPCION DE LA CUEVA

A una altitud aproximada de 800 metros, en una zona montañosa irregular, en las faldas septentrionales de la Cordillera del Cóndor, se sitúa la entrada «principal», o más bien, la entrada «conocida» al mundo subterráneo de la Cueva de los Tayos. El acceso consiste en un túnel vertical, una suerte de chimenea con unos 2 metros de diámetro de boca y 63 de profundidad. El descenso -no apto para cardíacos- se realiza con un cabo y polea. De allí, un verdadero laberinto se abre al explorador por kilómetros de misterio, que deben ser recorridos en la más absoluta oscuridad. Las linternas más potentes son nada ante semejantes galerías donde una catedral entera podría caber.

La Cueva es denominada habitualmente «de los Tayos» debido a que su sistema de cavernas es el hábitat de unas aves nocturnas llamadas Tayos (Steatornis Caripensis), que constituyen la misma especie que se ha hallado en otras cavernas de Sudamérica, como por ejemplo, los «guacharos» en Caripe, Venezuela. El estudio inicial de esta conexión intraterrestre entre especies de aves nocturnas lo abordó detalladamente el sabio alemán Alejandro de Humboldt, en su obra: «Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente» (1800). Es sumamente sospechoso que una misma especie de aves ciegas esté diseminada en diversas cavernas de Sudamérica. ¿Será que todos aquellos laberintos intraterrestres no son cavernas aisladas y guardan una conexión?

En las inmediaciones de la Cueva de los Tayos del Ecuador viven los Shuaras, quienes en el pasado fueron conocidos con el nombre «Jíbaro» -denominación despectiva para ellos-, famosos -también en el pasado- por su bravura y el arte de reducir cabezas. Ellos son los primeros exploradores del sistema subterráneo, ya que cada mes de abril bajaban a la cueva para hurtar los polluelos de los Tayos -que son más grandes que una paloma-. Y en medio de esta faena se toparon con una serie de sorpresas. La más resaltante, fue sin duda, el hallazgo de gigantescas huellas sobre bloques de piedra que, por sus ángulos rectos y simetría, sugieren un origen artificial. Moricz recogió estos relatos en su visita al oriente Ecuatoriano, pudiendo comunicarse sin mayor dificultad con los nativos gracias a su dominio del Magiar, un antiquísimo lenguaje húngaro similar al dialecto Shuar. Obviamente, Moricz sabía muy bien a qué blanco apuntar.

Desde 1950 seguía pacientemente la «pista» que lo podría llevar al reino subterráneo. Algunas fuentes, incluso, lo vinculan con una extraña orden esotérica húngaro-germana, hecho que podría explicar el profundo conocimiento esotérico que esgrimía en sus controvertidas entrevistas a los medios de prensa. Sea como fuere, Moricz estuvo en Perú, Bolivia y Argentina buscando estas entradas antes de llegar al Ecuador. En más de una entrevista subrayó lugares como Cusco, el Lago Titicaca y Tierra del Fuego, como los posibles lugares desde donde «se puede descender al reino subterráneo». Según él, la Cueva de los Tayos es sólo una de las tantas entradas a este mundo perdido, y lo más apabullante: que aun así, estaríamos hablando de un simple «arañazo» al mundo real de estos seres intraterrestres, que yacen a profundidades difíciles de alcanzar por el ser humano.

LAS PLANCHAS METÁLICAS DEL PADRE CRESPI

Pero la cosa no queda allí. Quizá una de las aseveraciones más inquietantes es la existencia de la presunta biblioteca metálica. De existir, y siempre bajo el testimonio de Moricz, allí encontraríamos registrada la historia de la humanidad en los últimos 250.000 años, una cifra que moviliza a cualquiera.

Un punto a tener en cuenta en relación a estas planchas, nos lleva en línea recta a los extraños objetos que en su momento custodió el padre salesiano Carlo Crespi, en el patio de la Iglesia María Auxiliadora de Cuenca. Los objetos habían sido encontrados por nativos quienes, en acto de amabilidad y gratitud, se los cedieron al padre Crespi para su custodia. Muchos de estos objetos -por no decir todos- posteriormente fueron robados. Si el padre Crespi aun estuviese con vida, quizá podríamos rastrear el origen exacto de tan enigmáticas piezas que parecían ser muy antiguas, mostrando indiscutibles ideogramas en relieve, una suerte de «código de información» o «escritura».

En 1976, en la primera página de la revista norteamericana Ancient Skies, apareció un revelador artículo del filólogo hindú Dileep Kumar, quien analizando los símbolos que se muestran en una de las piezas del padre Crespi -una lámina aparentemente de oro, de unos 52 cms. de alto, 14 cms. de ancho y 4 cms. de grosor- concluyó que los ideogramas pertenecían a la clase de escritura Brahmi, utilizada en el período Asokan de la historia de la India, hace unos 2.300 años… Cuatro años más tarde, el doctor Barry Fell -Profesor de Biología de la Universidad de Harvard- identificaba 12 signos de la lámina en cuestión con los propios signos empleados en el Zodíaco.

Y bien, teniendo en cuenta que estos objetos se hallaron en el Ecuador, no era descabellado darle al menos el beneficio de la duda a la biblioteca metálica descubierta por Moricz en la Cueva de los Tayos.

Todo esto no tardaría en atraer la atención de los cazadores de lo misterioso.

ERICK VON DÄNIKEN Y NEIL ARMSTRONG

Y la cosa se puso color de hormiga. Primero apareció en escena el famoso escritor suizo Erick Von Däniken, quien supo cautivar a Moricz para que le diese material fotográfico y la versión oculta de su hallazgo, hecho que fue espectacularmente explotado en el libro «El Oro de los Dioses» (1974), donde Däniken no sólo se limitó a fantasear con la versión original de la historia, sino, por si fuera poco, sostenía haber ingresado él mismo a la Cueva de los Tayos ¾en sus sueños¾ y haber visto con sus propios ojos la biblioteca metálica. El libro fue un bestseller mundial, vendiendo 5 millones de copias y traducido a 25 idiomas.

NI UN PESO PARA MORICZ.

El libro, cautivó de manera particular al lector europeo ¾Däniken incluyó fotografías del Archivo Moricz-Peña Matheus que mostraban el interior de las cuevas, e imágenes de la planchas metálicas del Padre Crespi¾, y fue así como el ingeniero escocés Stanley Hall contacta con Moricz para proponerle una expedición internacional a la Cueva de los Tayos. Moricz aceptó siempre y cuando él fuese el jefe de la expedición y que ningún objeto hallado en el mundo subterráneo podría ser retirado. Como era de esperarse, Hall no aceptó la propuesta. Inmediatamente desechó la presencia de Moricz en la expedición y se comunicó con el Gobierno de Inglaterra. Resultado: En julio de 1976 se llevaría a cabo una expedición Ecuatoriano-Británica, con un intimidante personal militar y científico y, para añadir la cereza a la torta, la presencia del astronauta norteamericano Neil Armstrong.

Desde luego, esta no sería la primera incursión del astronauta en un lugar donde «las papas queman». Recordemos tan sólo sus frecuentes visitas a Paysandú, Uruguay, debido a la intensa actividad Ovni en la estancia de la Aurora -popularizada por el escritor brasilero Trigueirinho-. El mismísimo dueño de la estancia donde ocurrieron los hechos, Angel Tonna -con quien tuve la oportunidad de compartir en su casa de Paysandú en 1999- aun recuerda las visitas de Armstrong quien, además, le confió en su propia estancia de Uruguay que la misión Apolo XI de 1969, enfrentó un encuentro cercano del Tercer tipo en la Luna.

¿UN PLAN SECRETO?

Las investigaciones Ecuatoriano-Británicas se desarrollaron por 35 días, instalando un generador de electricidad en el campamento base, a escasos metros de la boca misma de la Cueva, descendiendo a diario a las profundidades para desarrollar sus «investigaciones geológicas y biológicas». Según el informe final, la comisión de estudiosos concluyó que la Cueva de los Tayos no tenía origen artificial, y que no existían indicios de trabajo humano. Todo lo había hecho la naturaleza…

Una conclusión desconcertante teniendo en cuenta los claros dinteles y bloques de piedra que se pueden encontrar en el sistema intraterreno, muy similares a los que halló, paradójicamente, el equipo de arqueólogos de la expedición a mitad de camino entre el campamento base y la unión del río Coangos con el Santiago. Hallaron un muro megalítico de aproximadamente 4,50 metros de largo por 2,5 metros de alto.

El espeleólogo argentino Julio Goyen Aguado -presente en las primeras expediciones a la Cueva de los Tayos, incluyendo la incursión ecuatoriano-británica- sostenía que la expedición de 1976 fue financiada por la Iglesia Mormona, ya que las planchas metálicas que aludía Moricz recordaban las propias planchas de oro que recibiera el profeta Joseph Smith de manos del ángel Moroni. Teniendo en cuenta diversas leyendas mormonas apuntan a que los citados registros estarían ocultos actualmente en algún lugar de la cordillera de los Andes, es curioso notar que la zona donde se ubica la Cueva de los Tayos se denomina «Morona», similar al nombre del «enviado» que contactara a Smith. Sea como sea, Aguayo -ya fallecido- sospechaba que Stanley Hall pertenecía a los Servicios Secretos del Reino Unido, además de formar parte de la masonería inglesa, sumamente interesada en encontrar la biblioteca metálica. Neil Armstrong, y recordemos bien esto, también era masón.

No obstante a todo ello, aunque el tema de la biblioteca metálica ha atraído a muchos buscadores, en verdad este tesoro oculto despistó a quienes se embarcaban en su busca del verdadero secreto del mundo subterráneo: aquellos seres que grabaron las planchas.

A fin de cuentas, el informe de la Expedición echó por tierra el verdadero secreto que yace en la Cueva de los Tayos, mientras a mitad de todo el jaleo, se llevaban cuatro cajas selladas de madera que no permitieron abrir a los shuaras, quienes se sintieron engañados y estafados. Hoy en día recuerdan claramente aquel triste episodio. Los nativos piensan que se llevaron «algo» de las cuevas… Cuando Neil Amstrong salió de la Cueva de los Tayos -donde permaneció tres días- declaró a los medios de prensa que su visita al mundo subterráneo había superado su vivencia en la Luna (!). Saquen sus conclusiones.

Video resumen  http://www.youtube.com/watch?v=0ZgAgfPrik8

Javier Sierra nos cuenta:

 

 

 

 

 

 

 

Despues de treinta años de silencio, uno de los pocos supervivientes de las expediciones que exploraron la Cueva de los Tayos en 1976, el escocés Stanley Hall, ha empezado a desvelar en entregas quincenales de su pagina web detalles de su participacion en el tema. Resucita así el interés por las investigaciones de Juan Moricz, el aventurero hungaro que se autoproclamó descubridor de las cavernas y de su supuesta biblioteca. Según Hall, Moricz descubrió el recinto-biblioteca gracias a los aborígenes shuaras, que le pusieron tras la pista de «ciertas cosas» que sus antecesores habían dejado atrás.

Pero Moricz llevó sus especulaciones aún más lejos al asegurar que entre la lengua shuara y el idioma de su tierra natal, el Magyar, existían notables analogías.

Siempre al lado de Moricz estuvo el espeleólogo vasco-argentino Julio Goyen Aguado, de religión mormona, que logró el apoyo para la primera expedición al lugar (1968) junto a directivos de la «Iglesia de los Santos de los Últimos Días». Lo hicieron porque el relato de Moricz concordaba con el mito de las láminas perdidas del «Libro de Mormón» que dio origen a su fe.

Aunque entonces ni Moricz ni Goyen Aguado pudieron probar la realidad de la biblioteca de los Tayos, Hall consideró que debían revisarse los trabajos de Moricz. A la vez, entre 1997 y 1998, Aguado se interesó en ayudar al productor de televisión Alex Chionetti (del que procede esta información) para elaborar un completo documental sobre el tema y se ofreció a guiarlo hasta la biblioteca perdida. Pero por desgracia, la entonces guerra abierta entre Ecuador y Perú en la región truncaría sus intenciones.

Ahora, parece que partes perdidas de la historia de los Tayos contadas por Goyen Aguado (muerto accidentalmente en una expedición a los Andes argentinos en 1999) reemergen: Aguado nunca reveló a Chionetti que tenía parte de la «biblioteca perdida» en su poder. Fue un acto de silencio y lealtad a Moricz, que no quebrantó en vida ni con su propia mujer. De hecho, ha sido un viejo amigo y compañero de oficina de Aguado, Guillermo Aguirre, quien mientras ayudaba a su viuda a organizar sus archivos y biblioteca, dio con varias laminas de oro y plata presuntamente recuperadas en los Tayos.

Aunque algunas de estas laminas muestran similitudes estilísticas con las del padre Crespi (un salesiano de Cuenca, Ecuador, que contaba con un Museo  privado en su parroquia y que atesoraba fragmentos de la mítica biblioteca, como el de la foto que acompaña a esta información), hay otras de un estilo muy diferente, casi indígena, aunque distinto a la orfebreria regional del área de los Tayos.

Al morir Juan Moricz en 1991 se llevó todas las respuestas de este enigma a su tumba. No dejó testamento. Tan solo un opúsculo con sus interpretaciones acerca del origen de la humanidad y de los magyares en las estribaciones de la cuenca amazonica.

Confíemos que nuevas investigaciones de campo y exploraciones al lugar puedan arrojar en breve alguna luz a esta historia de nunca acabar, y se recupere (si realmente sigue ahí abajo) la biblioteca de oro de los Tayos.

 

Las catacumbas de los monjes Capuchinos

Muertos de las catacumbas de los Capuchinos.

Una de las leyendas más terroríficas de la historia nos remonta a Palermo, (Sicilia, Italia) en el año 1599, época en la cual las Catacumbas de los monjes Capuchinos dieron que hablar. Fue en ese mismo año en el que los frailes se dieron cuenta que el espacio de las antiguas catacumbas resultaba poco espacioso para la demanda de cuerpos que debían depositar en ellas y decidieron ampliarlas bajo la zona del altar mayor de la Iglesia de los Capuchinos. El antiguo lugar en donde se encontraban las mismas quedó deshabitado y listo ara usarse como una especie de hospital para los frailes y fieles de la región de Palermo. Pero fue a partir e ese momento en que la leyenda comenzó.

Todos aquellos que llegaban a Palermo debían entrar por una compuerta; cada vez que alguien quería ingresar a la ciudad las compuertas se cerraban casi herméticamente resultando imposible adentrase en la misma. Mientras tanto, los frailes seguían moviendo los cuerpos de los frailes muertos hasta las nuevas catacumbas y fue allí que todo se mismos permanecía “blanda”, tal como sucede en muertos que llevan pocos días de defunción. No existía explicación lógica para este suceso ya que además de haber enterrado a dichos sacerdotes hacía varios años ya, los frailes encargados de dar la sepultura habían embalsamado por medio de una técnica especial a los cuerpos.

Los cuerpos fueron colocados en las nuevas tumbas y nichos excavados en las paredes. El tiempo pasaba y los mismos no se deterioraban, de hecho permanecían casi intactos (recordemos que los frailes capuchinos no enterraban los cuerpos en ataúdes sino directamente en la tierra).

Entre los años 1866 y 1897 los frailes capuchinos fueron expulsados de Palermo. El Ayuntamiento de Palermo se hizo cargo de las catacumbas pero no se interesaron por el cuidado de los cuerpos tal como lo hacían sus antiguos propietarios. Fue recién en el año 1897 cuando los capuchinos regresan a Palermo y comienzan la enorme labor de restauran los daños producidos en los cuerpos por el mal cuidado de las autoridades sicilianas.

A partir de 1898 se da lugar no solo a frailes sino a cualquier tipo de ciudadano que quisiese ser sepultado en las catacumbas. Allí todo cambió: los misterios comenzaron a hacerse presente nuevamente. Se comentaba que los cuerpos de las mujeres expuestos en las galerías de la cripta cobraban vida. Los lugareños comentaban que pasadas las 12 de la noche veían salir el espectro de una mujer embarazada corriendo alrededor de las cripta con un bebe ensangrentado en brazos.

Una de las historias más famosas que proviene de las catacumbas de los Capuchinos es la de la pequeña Rosalía Lombardo, una niña que por orden de sus padre, un mafioso de principios del siglo pasado, es mandada a embalsamar por medio de una técnica que consistía en una inyección de fuertes químicos. Tan exitosa fue la técnica que hoy en día el cadáver parece estar intacto, parece que Rosalía durmiera, sin embargo muchos afirman que no es así. Los encargados del cuidado de las instalaciones afirman haber visto a la niña jugar sola en los oscuros pasillos de las catacumbas. El 4 de marzo de 1967, Juan Antonelli, un turista curioso, afirmó haber visto a Rosalía llorando en una de las galerías.

Muchas son las historias que se desprenden de las misteriosas catacumbas capuchinas. Hoy en día puedes conocerlas y descubrir los misterios tu mismo.

El misterio del Palacio de Justicia de Las Palmas


Nos remontamos en esta ocasión a uno de los lugares mas emblemáticos de la isla de Gran Canaria no sólo por el uso que se hace de él, sino también por su edad y acontecimientos que atesora en su interior; éste edificio no es otro que el Palacio de Justicia de Las Palmas de Gran Canaria.
Este antiguo edificio, situado en el barrio de Vegueta, en la capital grancanaria, es un inmueble de relativa nueva construcción, aunque sus cimientos fueron erigidos sobre un antiguo convento agustino. En su ala lateral posee una gran torre que une a dicho edificio con la iglesia de San Agustín, adyacente al palacio de justicia, aunque dicha torre pertenece al ministerio de justicia; y es en ésta torre donde suceden la mayoría de los acontecimientos que relatamos a continuación.

Según cuentan diversos testimonios, tanto de empleados del interior como de personas que esporádicamente han frecuentado el lugar, en su interior suceden una serie de manifestaciones de índole paranormal, que como relatan dichas personas van desde el movimiento de pesados muebles, al encendido y apagado de las luces del edificio, pasando por ruidos, voces y cánticos de procedencia desconocida.
Estos fenómenos llevan aconteciendo durante mas de 20 años en el palacio de la justicia, y a lo largo de los años son diversos los comentarios que han visto luz en la prensa local de labios de los funcionarios que trabajan en su interior, como «escuchar pasos, risas, luces que se encienden solas al paso de las personas, o incluso cánticos, a lo que el personal de vigilancia acude para comprobar posteriormente que no hay nadie en dicho lugar. Además de contemplar los funcionarios que ahí trabajan como se rodaban muebles o máquinas; y, en ocasiones en ciertas habitaciones, sienten como una energía que les observa, aunque nunca han visto nada mas allá de sombras en las paredes, que si bien son algo que les sobresalta, nunca le han visto ua silueta determinante o extraña como para sentenciarla como algo explícitamente paranormal».

El cuerpo de seguridad del lugar también vierte cierta veracidad al efecto de escuchar voces, ruidos y sonidos extraños, aunque se muestran algo mas reticentes en la creencia de algo fuera de lo meramente empírico a ciencia cierta, y tachan dichos acontecimientos con total seguridad a que pueden ser ruidos normales, bien por animales en el patio interior, o bien por el crujir de la madera del lugar.´Éste último dato es bastante curioso, ya que como se puede comprobar in situ en el palacio y varias personas lo han afirmado así, el edificio carece de cualquier estructura de madera, por lo que el origen de los crujidos de dicho material a partir de su estructura son meramente imposibles.
Es en este lugar donde ciertos testimonios se contradicen, los funcionarios de justicia de su interior, así como diversos testigos ocasionales afirman de movimientos, ruidos, risas y cánticos en su interior, a lo que el cuerpo de seguridad responde que nunca han presenciado nada a lo que no le pudieran dar una explicación lógica, aunque no desmienten que sean testigos de sonidos de procedencia incierta.

Y es en el origen de este lugar donde muchos orientan la explicación a los misterios que esconden sus frías paredes en un silencio sepulcral, ya que, como mencionábamos al comienzo de este artículo, el palacio de justicia fue construido sobre los cimientos de un antiguo convento agustino, lo que daría cierta explicación a los fenómenos de cánticos y diversos sonidos que algunos testigos coinciden que sucede en su interior, siendo las almas en pena de los agustinos muertos en dicho convento los protagonistas de esas fúnebres manifestaciones.
A pesar de que, en la actualidad, no se conoce a ciencia cierta el porqué de dichos fenómenos, lo que sí es cierto es que, bajo el techo del palacio de justicia grancanario se esconde un secreto que espera ser descubierto algún día.

El manuscrito Voynich

 

«En ese temible volumen yace el misterio de los misterios».
Sir Walter Scott

 

Días pasados, en una lista de correos, mi querida amiga y autora de sabrosos relatos de ciencia ficción, fantasía y horror Olga Appiani de Linares comentó una noticia acerca del Manuscrito Voynich, un antiguo conocido de los ocultistas, nigromantes y creyentes en seudociencias. Le agradecí el comentario, expresándole que hacía muchos años que no escuchaba nuevas sobre el tal manuscrito, que jamás ha podido ser descifrado. Ella, a su vez, se sorprendió de que yo lo conociera.

 


El Manuscrito Voynich

 

Pocos días más tarde, una noticia en Scientific American llamó mi atención: un psicólogo norteamericano —que no un lingüista, y esto es lo que más me asombró— había estado trabajando sobre el libro, hallando interesantes descubrimientos sobre él que muy bien podrían aplicarse en otros campos.

 

Pero comencemos por el principio.

 

El emperador estaba contento: su hijo había nacido. Maximiliano II y su esposa María, hija a su vez del emperador Carlos V, habían concebido y dado a luz a un pequeño que, andando el tiempo, estaba destinado a su vez a ocupar el serenísimo trono del Sacro Imperio Romano. Corría el mes de julio de 1552 en Viena.

 

De carácter cultivado y curioso, el niño evidenció desde siempre una personalidad similar a la de su tío, Felipe II de España. En aquel país peninsular el pequeño Rodolfo recibió una educación completa y de gran profundidad.

 

En 1572 Rodolfo fue coronado rey de Hungría, más tarde subió al trono de Bohemia, y en 1575 fue nombrado rey de Alemania. Por último, en 1576, a la muerte de su padre, fue coronado Emperador romano con el nombre de Rodolfo II.

 


Detallada foto que muestra la caligrafía del libro

 

El reinado de Rodolfo II es importante en la historia y en la ciencia por varios motivos, tanto encomiosos como negativos. Se lo recuerda, por ejemplo, como el soberano que no supo impedir las guerras religiosas y a quien se le fue de las manos el conflicto que culminaría conociéndose como Guerra de los Treinta Años.

 

Inversamente, la ciencia lo recuerda con respeto y agradecimiento, ya que fue este soberano quien ejerció el mecenazgo sobre Tycho Brahe y Johannes Kepler, y todos los historiadores de la ciencia están de acuerdo en que ninguno de ellos hubiese logrado lo que logró sin el apoyo político y económico de Rodolfo II.

 

Con una larga historia hereditaria de demencia y antecedentes de depresión y tendencia a la excentricidad, la salud del monarca fue decayendo sensiblemente hasta morir, casi loco y totalmente recluido en su palacio de Praga, en enero de 1612.

 


El mago y ocultista John Dee

 

Durante toda su vida, Rodolfo II se interesó por la magia, la alquimia, la brujería y los objetos y libros extraños. Su mansión de Praga se convirtió en el centro de reunión no sólo de astrónomos y científicos serios como Tycho y Kepler, sino también de religiosos como Giordano Bruno (luego quemado por hereje), magos negros como John Dee y mistificadores, aventureros y falsarios como Edward Kelley.

 

Rodolfo tenía una enorme habitación, la Kunstkammer, llena de libros y manuscritos de magia y alquimia, y abrazó la astrología como pasión y pasatiempo.

 

Se dice que la colección de textos que reunió sobre esos temas era soberbia, y aquí entra el Sacro Emperador en nuestra historia del Manuscrito Voynich.

 

El hombre por cuyo apellido iba a conocerse todo este asunto para la posteridad nació mucho después, el 31 de octubre de 1865 (algunos biógrafos dicen 1863) en Kaunas, Lituania, bajo el complicado nombre de Wilfryd Michal Habdank-Wojnicz. «Habdank» es el nombre de un clan heráldico polaco, ascendencia que nuestro héroe compartía, pero, dada la dificultad de la gente para pronunciarlo, pronto lo abandonó.

 


Wylfrid Voynich

Químico y farmacéutico, estudió en las Universidades de Varsovia y San Petersburgo, doctorándose en su especialidad por la Universidad de Moscú. Acosado por problemas políticos fue encarcelado, y en 1885 fue deportado a Siberia. Wilfryd soportó este suplicio durante cinco años, hasta fugar de su presidio en 1890. Wojnicz huyó a Alemania y se escondió en Hamburgo porque sabía que el largo brazo de la policía política del Zar era muy capaz de alcanzarlo también allí. «Sucio, hambriento y miserable», según sus propias palabras, el científico comprendió que si se quedaba en Hamburgo sería capturado nuevamente… o algo peor. De manera que vendió su abrigo y sus anteojos para, con la mísera suma que le dieron por ellos, comprar un pasaje de tercera clase en un barco de carga que transportaba fruta a Londres, un arenque ahumado y un pedazo de pan para acallar su hambre.

 

 


Una página de gran belleza

 

En Londres, Wojnicz se casó con una correligionaria irlandesa, que era nada menos que la quinta hija del matemático y filósofo George Boole (todos los que trabajamos en informática conocemos y hemos estudiado el Álgebra Booleana), Ethel, y ambos pasaron su tiempo escribiendo y enviando a Rusia literatura revolucionaria y traduciendo al inglés las obras de Marx y Engels.

 

Wojnicz (que a esta alturas había anglicanizado su nombre y ya firmaba «Voynich»), comenzó a interesarse por los libros, manuscritos y catálogos antiguos. En esta tarea prosperó, y pronto estableció un importante comercio de libros raros en Soho Square N° 1, Londres, a donde acudían todos los coleccionistas deseosos de adquirir un ejemplar largamente soñado.

 

En 1914, Voynich se mudó a Nueva York, donde continuó con su oficio de librero especializado en textos raros, y allí se quedó hasta su muerte, ocurrida en 1930 (o en 1931, según algunos biógrafos).

 

 


Una página del manuscrito

 

En 1912, Voynich viajó a Italia por segunda vez: ya había estado en ese país en 1898. En ese segundo viaje, totalmente dedicado a la adquisición de volúmenes antiguos para su negocio, recaló en la biblioteca del Colegio Jesuita de Villa Mondragone en Frascati, una población cercana a Roma.

 

Revisando un arcón que contenía los libros que los curas deseaban vender, le llamó la atención un volumen en cuarto escrito en unos extraños caracteres que Voynich no pudo identificar.

 

Pasando las hojas del manuscrito, observó que la mayoría de ellas estaban ilustradas con dibujos de diversas plantas, estrellas y figuras humanas, ninfas o mujeres desnudas.

 

Para colmo de las sorpresas, entre las páginas del libro Voynich halló una antigua carta en latín, fechada en 1666.

 


Página 43

 

Los sacerdotes se mostraron de acuerdo en vender a Voynich el manuscrito y su carta, y éste los llevó a su negocio londinense. Confundido por los extraños símbolos que cubrían las páginas, Voynich fotografió cada una de ellas por el anverso y el reverso (son en total 246), y envió las copias a los más reputados lingüistas de su tiempo: ninguno de ellos fue capaz de identificar la lengua, como tampoco el juego de caracteres con el que el libro está escrito. Era sólo el comienzo de una de las historias más increíbles y uno de los enigmas más sorprendentes de la historia de la ciencia humana.

 

El Manuscrito Voynich es bastante pequeño: sus páginas miden apenas 15 por 22 cm. Sus páginas son de vitela, una especie de pergamino hecho de cuero de cordero muy trabajado y fino, y todo el libro ha sido escrito por la misma mano. Contiene más de 40.000 palabras y la mayoría de las páginas incluye ilustraciones. Solamente 33 de sus páginas son sólo texto.

 

No tiene título, fecha ni indicación del autor. No está tampoco dividido en secciones ni capítulos pero, en base a la naturaleza de las ilustraciones, los expertos lo han dividido tentativamente en cinco partes, denominadas Herborística, Astronómica, Biológica, Farmacéutica y Recetario. Insistimos en que esta división puede ser totalmente errónea, por el hecho de que, desde el momento en que no se comprenden los textos, está basada exclusivamente en las ilustraciones. Muy bien la sección de astronomía pudiera tratar sobre historia de la hidráulica y la de herboristería contar una novela burlesca.

 


La página 86 no contiene ilustraciones

 

La sección herborística ocupa más o menos la mitad del manuscrito (unas 130 páginas). En cada página hay normalmente el dibujo de una planta, acompañada de una breve ¿descripción? de la misma. En algunos pocos casos se describen dos ejemplares en una misma página. Las ilustraciones, por supuesto, llevan casi un siglo sometidas al análisis de los botánicos y biólogos. La previsible pero no menos sorprendente conclusión es que la inmensa mayoría de ellas corresponde a plantas que no existen ni han existido nunca, o, dicho en otras palabras, a especies que no pueden ser identificadas por ningún botánico del mundo.

 

Esta norma, por cierto, tiene unas pocas excepciones: por ejemplo, la hoja dibujada en la página 42 vuelta pertenece a Rumex acetosa, una hortaliza que se come como hoja verde en ensalada. Se trata de la conocida «acedera», de sabor ligeramente amargo (de allí su nombre latino). Junto al dibujo de la acedera puede verse, en la misma página, una imagen más pequeña de una hoja perteneciente a una especie del género Oxalis Linneo. Lo único que ambas plantas tienen en común es el gusto amargo debido a que ambas contienen ácido oxálico, que en grandes dosis es sumamente tóxico. ¿Por qué figuran en el libro? Misterio.

 

En la página 100 hay un dibujo de una planta que, dado el parecido, ha sido identificada por el botánico O´Neill como Botrychium lunaria Swartz. Su nombre común es «lunaria menor», y desde antiguo se la conoce como astringente y antidiarreica. También se la menciona en el Dioscórides, un célebre tratado de herboristería, como buena para la fertilidad de las vacas: «Así la pacen, se van derecho al toro».

 

En la sección «astronómica» encontramos dibujos de soles, de lunas y de estrellas, y algunas páginas muestran también símbolos astrológicos.

 


Una página del «recetario» del manuscrito

 

La sección biológica muestra enormes cantidades de dibujos de mujeres desnudas, casi todas bañándose en cisternas o piletas interconectadas por lo que parecen ser complejas instalaciones de plomería, con caños, sifones, derivaciones, etc. Una interpretación bastante lógica estima que estas conducciones de agua representan, en sentido figurado, a los vasos sanguíneos, el sistema cardiocirculatorio, el aparato digestivo y los órganos reproductivos.

 

La parte «farmacéutica» continúa con los dibujos de plantas y se ven numerosos frascos con etiquetas. Por último, la sección llamada Recetario consiste en breves párrafos, cada uno indicado con una estrella en el margen izquierdo, tal como nosotros destacamos párrafos con asteriscos (*) o viñetas (u ,l ,ª , etc.).

 

 

Muy clara es la semejanza del Manuscrito Voynich con un manual medieval de alquimia o magia: a pesar de que el idioma y los caracteres son desconocidos, muchas de las ilustraciones están relacionadas con símbolos y encantamientos utilizados en textos alquímicos perfectamente estudiados. Un manuscrito bizantino del siglo IX contiene un dibujo de una ninfa en el interior de un círculo con signos del zodíaco que es prácticamente idéntico a una imagen del Voynich, incluyendo la postura de la figura femenina (a pesar de que el otro texto ha sido realizado con una técnica, unas herramientas y materiales completamente diferentes del Voynich).

 


Extraordinario círculo astrológico. El animal del centro parece unSmilodon, el famoso Tigre Dientes de Sable, desconocido en tiempos del manuscrito

 

La fecha de composición del manuscrito es también bastante fácil de establecer. Ciertos aspectos de los caracteres definen a la caligrafía utilizada como «cursiva humanista», un estilo de escritura que estuvo en boga en Europa durante un par de décadas del siglo XV. Por añadidura, el estilo de los peinados que llevan las figuras femeninas es exactamente el de los que se utilizaron entre 1480 y 1520. No hay duda al respecto.

 

Pero aún no hemos hablado del significado de los textos, es decir, sabiendo bastante acerca del manuscrito, no hemos entrado aún en el campo más trascendente de su estudio: ¿qué significa?

 

Como hemos apuntado, al momento de ser redescubierto por Voynich en 1912, el extraño libro guardaba entre sus páginas una carta. Sin embargo, no es la primera que se escribió sobre el Manuscrito. Hubo otras tres, y, curiosamente, las cuatro estaban dirigidas al mismo hombre: Athanasius Kircher. Conservamos tres de ellas.

 


Una esfera celeste con un sol y constelaciones desconocidas

 

El destinatario de tanta preocupación nació en Ulster, Alemania, el 2 de mayo de 1601 (ó 1602), y toda la bibliografía referida a él lo reputa como el hombre más ilustrado de su tiempo.

 

Era hijo del filósofo Johannes Kircher, que además recibió un doctorado en teología por la Universidad de Mainz. Johannes hizo que sus seis hijos (tres varones y tres mujeres) ingresaran todos en diversas órdenes religiosas, porque la familia era demasiado pobre como para costearles los estudios.

 

Científico, matemático e inventor, Kircher desarrolló un instrumento para medir el campo magnético terrestre (considérese la época de la que hablamos), un eficiente anemómetro, y diversos tipos de relojes solares. Fue astrónomo, geógrafo, sismólogo y vulcanólogo, y lingüista experto en idiomas orientales. Tanto, que fue el primero en traducir el texto alquímico La Tabla Esmeralda del árabe al latín. Fue experto en antigüedades egipcias y reputado descifrador de jeroglíficos, disciplinas ambas sobre las que escribió varios libros.

 

A los 16 años, Athanasius ingresó en el seminario jesuita, y en 1628 fue ordenado sacerdote en de la Compañía de Jesús. Fue dentro de su orden que aprendió griego y hebreo a la perfección. Estudió luego, en otro colegio jesuita, humanidades, ciencias naturales y matemática, complementándolas con filosofía en Colonia. En 1623, en Koblenz, enseñó griego, mientras que alcanzó lo que hoy llamaríamos un posgrado en lenguas en Heiligenstadt. Al tiempo de ordenarse sacerdote, había recibido ya su doctorado en teología.

 


Athanasius Kircher

Fue el primer lingüista en comprender que el copto era una lengua derivada del egipcio antiguo, y fue comisionado por el Papa para traducir los textos de un obelisco egipcio que se llevó a Roma. Tras el éxito en esta tarea, el pontífice lo colmó de ricos presentes y atenciones como premio. Hallada la Piedra de Rosetta varios siglos más tarde, y traducida la lengua egipcia por Jean-Francois Champollion, sabemos hoy que la traducción de Kircher estaba completamente errada, pero en su tiempo, su reputación de lingüista y orientalista llegaba al punto de llamarlo universalmente «el hombre capaz de leer cualquier texto».

 

Kircher murió en 1680 en París, luego de haber pasado la mayor parte de su vida convertido en una especie de superestrella o celebridad científica internacional en numerosas ramas de la ciencia, pero especialmente en la lingüística y la filosofía.

 

Es a causa de ello que uno de los primeros propietarios del Manuscrito Voynich, Georg Baresch, pensó en Kircher como el único hombre capaz de interpretar sus extraños caracteres. Así, Baresch le escribió una carta en 1637, en la que le pedía estudiara el texto y tratara de hallar una solución al problema. Esta primera carta se ha perdido, y no parece que Kircher le haya dado mucha importancia, porque tampoco se halla una respuesta.

 

Aún esperanzado, Baresch volvió a escribir al erudito dos años más tarde. Esta segunda carta —que sí se conserva— reitera el pedido de que Kircher se ocupe del manuscrito, aprovechando el viaje de algunos religiosos amigos de Baresch desde Praga (donde estaba Baresch) hacia Roma (donde estaba Kircher). La carta está actualmente en los Archivos de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, en el armario APUG 557, folio 353.

 

La carta fue primeramente traducida al inglés por M.J. Gorman, del Museo e Instituto de Historia de la Ciencia de Florencia, Italia, así como al italiano por la profesora R. Mugellesi del Instituto de Filología Clásica de Pisa. Según René Zandbergen y su colaborador Mark Sullivan, la versión inglesa se corresponde exactamente con la italiana y la latina. La traducción castellana que aquí se expone me pertenece, así como los comentarios entre paréntesis.

 

Dice en su parte relevante: «En ocasión de la partida hacia Italia y Roma de cierto religioso, obtuve permiso de él para llevar a Usted esta carta, con la cual quisiera recordarle cierto escrito que le envié desde Praga a través del Reverendo Moretto, de la Compañía de Jesús. La razón de haberle enviado esos escritos es la siguiente: Después de la publicación del Prodromus Copti (un célebre libro de Kircher sobre la lengua egipcia), Su Reverencia se hizo famoso en todo el mundo, y en ese libro Usted solicitó ayuda para encontrar material adicional para otro libro que pensaba publicar», de lo que se desprende que Baresch parece creer que el libro está escrito en copto o en jeroglíficos egipcios.

 

Más adelante pone: «Por lo tanto he decidido repetirle este pedido. Moretto me ha dicho que llegó felizmente a Roma, de lo que me complazco, y más complacido estaré cuando el contenido del libro mencionado nos sea revelado gracias a Su Reverencia, de modo que las buenas gentes puedan compartir los buenos conocimientos que hay en él. De los dibujos de hierbas, de enorme número dentro del Códex, de varias imágenes y estrellas y de otras cosas que aparentan ser secretos de la química, he conjeturado que todo él es de naturaleza médica».

 

Luego de rogar varias veces más a Kircher que libere los portentosos secretos científicos enterrados en los pliegos del manuscrito, Baresch se despide y firma: «Pragae A[nn]o [Domini] 1639. 27 die Aprilis, quo olim Romam, in Universitate Sapientiae Romanae, Predicae Sapientiae operam daturus, apprili A[nn]o [Domini] 1605. V[estr]ae R[everen]dae Paternit[ate], Ad obsequia, P[er]oratissimus, M. Georgius Baresch» («En Praga, a los 27 días de abril de 1639, en el mismo día en que, en abril de 1605, comencé mis estudios en la Universidad de La Sabiduría de Roma»).

 

La pertinacia de Baresch, al parecer, no tuvo éxito.

 

Hemos dicho que dentro del libro en sí, Voynich encontró una carta. La misma, por cierto, también está dirigida a Kircher y está fechada en 1666 (aunque algunos estudiosos leen la fecha como 1665).

 

Como sea, el autor de la misiva es Johannes Marcus Marci de Cronland, rector de la Universidad de Praga. Sabemos (porque se conserva) que Marci también había escrito una carta anterior a Kircher sobre el mismo asunto, cuyo original puede encontrarse asimismo en los Archivos Gregorianos, armario APUG 557, folio 127.

 


Johannes Marci de Cronland, autor de la carta hallada en el libro

 

Tantas cartas al mismo hombre sobre el mismo tema nos llevan a conjeturar que Kircher era perfectamente consciente de que no podía ni podría descifrar el manuscrito y que, siendo una celebridad científica y lingüística mundialmente respetada, tenía vergüenza de responder a sus corresponsales diciéndoles que el asunto superaba su conocimiento. En consecuencia, hizo lo único que podía hacer sin sacrificar su orgullo: guardó silencio y jamás le contestó a nadie.

 

Pero la segunda carta de Marci, la que Voynich encontró dentro del Manuscrito, es especial porque aporta, por primera vez, elementos internos de la historia del libro e, incluso, ensaya una hipótesis acerca del autor de la extraordinaria obra. El original se encuentra en la Biblioteca Beinecke, está escrito en un latín muy culto y ha sido traducido al inglés por John Tiltman. En esa versión he basado mi traducción castellana. La carta (conocida en los ambientes académicos como «Carta Marci») comienza con las palabras: «Reuerende et Eximie Domine in Christo Pater. Librum hunc ab amico singulari mihi testamento relictum, mox eundem tibi amicissime Athanisi ubi primum possidere coepi, animo destinaui: siquidem persuasum habui a nullo nisi abs te legi posse» («Reverendo y distinguido Maestro, Padre en Cristo: este libro, que heredé de un íntimo amigo, estuvo destinado a ti desde que llegó a mis manos, mi muy querido Athanasius, porque estoy convencido de que nadie más que tú será capaz de leerlo»).

 

Vana esperanza la de Marci, a juzgar por los resultados.

 

Marci continúa diciendo: «El propietario anterior de este libro (a quien, aunque Marci no nombra, nosotros ya conocemos: se trata de Georg Baresch) pidió una vez tu opinión por carta (error: la pidió dos veces, sin obtener respuesta), copiando y enviándote un extracto del libro, del cual pensaba que serías capaz de leer el resto, pero en ese momento no quiso enviarte el libro en sí».

 

Dos párrafos más abajo, Marci revela a Kircher algunos datos trascendentales. Dice textualmente: «Retulit mihi D. Doctor Raphael Ferdinandi tertij Regis tum Boemiae in lingua boemica instructor dictum librum fuisse Rudolphi Imperatoris, pro quo ipse latori qui librum attulisset 600 ducatos praesentarit, authorem uero ipsum putabat esse Rogerium Bacconem Anglum». Traduzco: «El profesor de lengua bohemia de Fernando III, entonces rey de Bohemia, el Señor Doctor Rafael, me ha contado que el antedicho libro perteneció al Emperador Rodolfo (se refiere a nuestro ya conocido Rodolfo II de Bohemia), que pagó por el libro a su poseedor la cantidad de 600 ducados. Él (no está muy claro si se refiere a Rodolfo, al desconocido que se lo vendió, al tal Rafael o a Baresch) creía que el autor era el inglés Roger Bacon».

 


Página 78 vuelta

 

Concluye despidiéndose: «Reuerentiae Vestrae. Ad Obsequia. Joannes Marcus Marci a Cronland. Pragae 19 Augusti AD 1666 (¿1665?)». «A las órdenes de Su Reverencia, Johannes Marcus Marci de Cronland. En Praga, a 19 de agosto del Año del Señor de 1666 (ó 1665, según otros)». Todos los comentarios entre paréntesis son míos.

 

La carta Marci es la pieza de información que enlaza, entonces, al Manuscrito Voynich con Rodolfo II, introduciendo además en el ya de por sí complicado asunto al sacerdote franciscano del siglo XIII, monje, matemático, filósofo y alquimista inglés Roger Bacon.

 

Y tiene sentido, porque fue Bacon quien permanentemente preconizaba en sus trabajos que los conocimientos científicos no estaban destinados al público en general, sino que los sabios harían muy bien en publicar los libros en códigos cifrados. La carta de Baresch dice algo parecido, aunque sin mencionar el nombre de Bacon.

 


El franciscano Roger Bacon

 

Roger Bacon nació en Ilchester, Somerset, Inglaterra, en 1214, y murió en Oxford en 1292. Sus padres, terratenientes venidos a menos, deben haber tenido un afán de progreso inédito para la época, ya que dos de sus hijos llegaron a ser académicos y uno, Roger, conocido universalmente hasta hoy.

 


Frasco de medicinas con una raíz parecida a la mandrágora

 

Roger estudió matemática y latín con el párroco de su aldea antes de trasladarse a Oxford para presentarse en la Universidad, porque sabía que allí toda la enseñanza se impartía en latín. Bacon se convirtió en estudiante universitario a la edad de trece años, y se destacó en gramática, lógica, retórica, geometría, aritmética, música y astronomía. Pronto fue convocado a enseñar en Oxford, y siguió como profesor allí hasta 1241. El joven Bacon llegó a ser en la mayor autoridad sobre Aristóteles, y, cuando fue llamado para enseñar en la Universidad de París, introdujo la aristotélica como ciencia central dando incansables (e interminables) clases que comenzaban a las 6 de la mañana y dejaban a sus estudiantes extenuados. Tan ducho en meteorología, botánica, ciencias naturales y medicina como en teología y filosofía, alargaríamos innecesariamente este artículo si citáramos todas las obras y logros de Bacon desde entonces hasta su muerte a los 78 años de edad.

 

Baste decir que muy bien pudo haber sido el autor del Voynich, pero que la opinión del corresponsal antiguo no se condice con nuestras modernas teorías acerca de la fecha del libro. Hasta donde sabemos, Bacon vivió más de dos siglos antes de la aparente composición del Manuscrito Voynich.

 

La historia posterior del manuscrito es también sorprendente.

 

Desde que Rodolfo II se lo cedió (¿vendió?) a Baresch y desde que éste se lo heredó a Marci, perdemos su rastro durante la friolera de 246 años, hasta que Voynich lo redescubre en el monasterio jesuita. ¿Cómo llegó el manuscrito hasta allí? Es probable que nunca lo sepamos.

 

Una vez en Londres, el manuscrito permaneció en manos de Voynich hasta la muerte del librero.

 

Ethel Boole Voynich, su viuda, aparentemente lo vendió. Esto resulta extraño, porque la fecha que se maneja es 1961, pocos meses antes del fallecimiento de la dama. Si el matrimonio había conservado celosamente el documento durante casi medio siglo ¿qué sentido puede tener venderlo poco antes de morir? Se trata de otro de los misterios inexplicables en la incomprensible historia del libro.

 

Como sea, el Manuscrito Voynich aparece posteriormente en manos del experto en libros antiguos H.P Kraus, de nacionalidad norteamericana. Kraus manifestó haber pagado por él a Ethel Voynich la suma de 24.500 dólares, con la intención de revenderlo por una cantidad superior.

 

Tasó el volumen en 160.000 dólares y lo puso efectivamente en venta, pero durante 8 años de esfuerzos fracasó en su empeño. Jamás logró encontrar un comprador interesado.

 

Descontando el fallido —y acaso ni siquiera intentado— esfuerzo de Kircher y las fotos que Voynich envió a los especialistas de principios del siglo XX, fácil es imaginar que los esfuerzos por develar la incógnita del contenido del manuscrito no cesaron.

 


Detalle de los desnudos femeninos

 

El primer intento serio de decodificarlo llegó en 1921, de la mano del Profesor Newbold de la Universidad de Pennsylvania. Newbold observó que en cada caracter había unos trazos misteriosos, tan pequeños que sólo podían ser vistos con lupas muy potentes. Creyó identificar esos trazos como caracteres griegos, y concluyó que había un subtexto griego oculto por los caracteres desconocidos. Por razones no muy bien aclaradas, Newbold afirmó que el texto griego microscópico era el verdadero contenido del Manuscrito Voynich, que databa del siglo XIII y que su autor era Roger Bacon. Estos dos últimos asertos siguen obviamente la carta de Marci, pero lo de las letritas griegas fue desestimado científicamente menos de una década más tarde. Lo que el académico creyó que eran «trazos griegos» no son más, en realidad, que grietas microscópicas en la capa de tinta de los caracteres, provocados por el mero paso de los siglos.

 

Los fracasos continuaron. En 1940 Joseph M. Feely y Leonell C. Strong, ambos criptógrafos aficionados, intentaron aplicar una técnica llamada «cifrado de sustitución», que no es más que asignar a cada caracter del texto una letra del alfabeto latino. Es la simple técnica utilizada en «El escarabajo de oro», de Poe. Según ellos, lograron traducir todo el manuscrito, salvo que… el resultado no tenía ningún sentido.

 

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el equipo de criptógrafos que rompió el código de la Armada Imperial Japonesa pasó bastante tiempo descifrando textos antiguos encriptados. Tuvieron éxito con todos menos con el Voynich.

 

En 1978 el filólogo aficionado John Stokjo aseguró que el texto estaba escrito en ucraniano pero sin las vocales. Su traducción, desafortunadamente, no se correspondía con las ilustraciones ni tenía que ver con la historia de Ucrania. Contenía frases tan «claras» como «La Vacuidad es aquello por lo que lucha el Ojo de un Dios Bebé» (¿?) —la traducción es mía—.

 

Un médico llamado Leo Levitov afirmó en 1987 que el documento había sido escrito por los cátaros, secta herética que floreció en la Francia Medieval, y que estaba escrito en una mezcla de palabras de varios idiomas. La traducción de Levitov, sin embargo, entraba en franca contradicción con la teología cátara, que se encuentra perfectamente documentada.

 


Ilegibles caracteres

 

Más aún: todas las traducciones mencionadas usaban mecanismos que permitían, por ejemplo, que una misma palabra fuera traducida con un significado en una parte del manuscrito y con otro diferente en otra. Una muestra: uno de los pasos del razonamiento de Newbold echaba mano de los anagramas, método impreciso si los hay. Así, el anagrama de caso puede ser tanto cosa como osca, saco ó asco. La mayoría de los académicos están de acuerdo en que los intentos de decodificación del manuscrito Voynich están irremediablemente teñidos de un inaceptable grado de ambigüedad. Peor aún, es imposible, usando cualquiera de esos métodos pero a la inversa, codificar un texto llano para obtener nada que se parezca ni remotamente al Manuscrito Voynich, y ya se comprende que un sistema capaz de decodificar un texto en clave tiene que ser capaz de funcionar a la inversa.

 

La conclusión es que, luego de 90 años de esfuerzos de parte de varios de los mejores especialistas en códigos, nadie fue capaz de descifrar el «voynichés», como a veces se lo ha llamado. Es por ello que la naturaleza y origen del manuscrito permanece en el misterio.

 

El más serio de los intentos recientes, y posiblemente el único que ha aplicado un razonamiento abarcativo, inteligente y creativo, es el del doctor Gordon Rugg, que comenzó a interesarse en el Manuscrito Voynich alrededor del año 2000. Lo interesante es, como se apuntó al principio, que Rugg no es filólogo, lingüista ni historiador, sino médico y psicólogo, recibido en la Universidad de Reading en Inglaterra en 1987. Hoy se desempeña como profesor de la Escuela de Computación Matemática en la Universidad

 


La flor superior se parece a la pasionaria (salvo que aquella es roja). Las demás son desconocidas

 

Keele es, además, director de «Sistemas Expertos», periódico internacional especializado en Ingeniería del Conocimiento y redes neurales. El campo de investigación de Rugg es, precisamente, la naturaleza del conocimiento y los modelos de información, conocimiento y creencias. Al fin había llegado alguien capaz de atacar el enigma del manuscrito desde un ángulo nuevo y original.

 

Al principio, Rugg se aproximó al problema considerándolo sólo un rompecabezas interesante: más tarde comprendió que podría convertirse en un caso testigo de una profunda investigación sobre las maneras de reexaminar problemas complejos.

 

Rugg comienza especulando acerca de que el fracaso de los intentos de decodificar el libro puede significar que tal vez no haya ningún código que descifrar: después de todo, el manuscrito muy bien puede no contener mensaje alguno, siendo tan sólo el fruto de una elaborada broma.

 

Los críticos de esta hipótesis han argumentado que el voynichés es demasiado complejo para no tener sentido. ¿Cómo podría un bromista medieval producir 230 páginas de un texto con tantas sutiles regularidades en la estructura y la distribución de las palabras?

 

Sin embargo, Gordon Rugg ha descubierto que cualquiera puede reproducir la mayor parte de las extraordinarias características del manuscrito utilizando una sencilla herramienta criptográfica que ya era bien conocida en el siglo XVI, como veremos más adelante. Dice: «El texto generado por esta herramienta parece voynichés, pero en realidad no es más que jerigonza que no transmite ningún mensaje oculto. Este hallazgo no pruebaque el manuscrito sea una burla, pero refuerza el rumor de que un aventurero inglés llamado Edward Kelley habría pergeñado todo el asunto para defraudar al crédulo Rodolfo II, ya que se dice que el emperador pagó la suma de 600 ducados por el libro —algo así como 50.000 dólares de hoy».

 

Pero supongamos por un momento que el manuscrito no es un engaño ni está escrito en código. La tercera posibilidad sería: ¿podría corresponder a un idioma desconocido?

 

Rugg responde a esta pregunta de la forma siguiente: «A pesar de que no podemos descifrarlo, sí sabemos que el texto muestra una desacostumbradamente alta tasa de regularidad. Por ejemplo, las palabras más comunes a menudo aparecen dos o más veces por renglón. Para representar las palabras, utilizo el Alfabeto Voynich Europeo (EVA), una convención para transliterar los caracteles voynicheses al alfabeto romano. Un ejemplo de la página 78 vuelta del manuscrito dice: qokedy qokedy dal qokedy qokedy. Este grado de redundancia no se encuentra en ningún lenguaje conocido. En sentido contrario, el voynichés contiene muy pocas frases donde dos o tres palabras diferentes aparezcan juntas. Estas características hacen muy improbable que el voynichés sea una lengua humana: sencillamente, es demasiado diferente de todos los demás idiomas conocidos».

 

La posibilidad de que el manuscrito sea sólo un muy bien tramado engaño con intencionalidad económica o, sencillamente, los delirios de un alquimista loco vuelve, pues, a estar en discusión. «La complejidad lingüística del texto parece argumentar en contra de esta teoría», afirma Rugg. «Además de la repetición de palabras, hay numerosas regularidades en la estructura interna de los vocablos. La sílaba qo, muy común, sólo aparece al principio de las palabras. La sílaba chek puede aparecer al comienzo, pero si la palabra contiene también qo, entonces qo viene antes de chek. La sílaba dy, también común, aparece normalmente al final de las palabras y en ocasiones al principio, pero nunca en el medio. Un método simple de ´elegir y mezclar´ que combinase las sílabas al azar nunca podría producir un texto con tal grado de regularidades. El voynichés es, asimismo, mucho más complejo que el discurso patológico observado en pacientes con daños cerebrales o desórdenes psicológicos. Incluso si un alquimista loco diseñó una gramática para una lengua inventada por él, y se pasó luego años y años escribiendo un manuscrito que empleara esa gramática, el texto resultante no presentaría las características estadísticas que encontramos en el Voynich».

 


Distribución binomial de las palabras del manuscrito, según Jorge Stolfi

 

Es verdad: en el Manuscrito, los tamaños de las palabras toman la forma de una distribución binomial, o sea, las palabras más comunes tienen cinco o seis caracteres, mientras que la frecuencia de aparición de las palabras más largas o más cortas cae bruscamente para formar una curva en forma de campana simétrica, conocida como «campana de Gauss». Dice el experto: «Esta clase de distribución es extremadamente inusual en las lenguas humanas. En la práctica totalidad de los idiomas conocidos, la distribución de las longitudes de palabras en mucho más ancha que una campana de Gauss y por añadidura asimétrica, con una clara preeminencia de las palabras relativamente largas. Es altamente improbable que la distribución binomial del voynichés haya sido deliberadamente incluida como parte del engaño, simplemente porque el concepto estadístico en que se basa no fue inventado sino hasta siglos después de que se escribió el manuscrito».

 

En suma, el Manuscrito Voynich parece ser o bien un código extremadamente inusual, una lengua extraña y desconocida o bien una mentira altamente sofisticada, y no hay una manera fácil de resolver esta disyuntiva, lo cual es el motivo de que el misterio haya persistido casi cinco siglos.

 


Comparación de Stolfi de la distribución de palabras según su longitud. En azul, el Manuscrito Voynich. Las otras curvas representan al Antiguo Testamento en latín, al Nuevo Testamento en griego, al Don Quijote en castellano y a un texto etíope.

 

Cuando Rugg y su colega Joanne Hyde comenzaron a buscar un problema como éste, porque estaban desarrollando un método para evaluar críticamente el tipo de conocimientos y razonamientos utilizados en la resolución de difíciles problemas de investigación, se toparon con el Manuscrito Voynich. Comenzaron por determinar qué tipos de conocimiento habían sido aplicados previamente al problema.

 

«La afirmación de que las características del voynichés son inconsistentes con cualquier idioma conocido se basaban en conocimientos lingüísticos sustanciales. Esta conclusión parecía correcta, por lo que continué con la hipótesis del engaño. La mayor parte de la gente que había estudiado el manuscrito estaba conciente en que el voynichés era demasiado complejo para ser un chiste. Sin embargo, esta afirmación se basaba más en opiniones que en evidencias firmes. No hay ningún corpus de conocimientos que trate acerca de cómo reproducir un texto cifrado medieval muy largo, por la sencilla razón de que, dejando de lado los engaños, difícilmente se encuentren ejemplos de un texto tal», escribe Rugg.

 

Varios investigadores, como Jorge Stolfi de la Universidad de Campinas en Brasil, han dudado acerca de si el Manuscrito Voynich se produjo utilizando tablas de generación de textos al azar. Estas tablas tienen celdas que contienen caracteres o sílabas; el usuario selecciona una secuencia de celdas —por ejemplo tirando los dados— y las combina para formar una palabra. Esta técnica puede generar algunas de las regularidades internas de las palabras voynichesas. Bajo el método de Stolfi, la primera columna de la tabla contiene los prefijos, como qo, que sólo se presenta al comienzo de las palabras; la segunda contiene las sílabas que aparecen en el medio de las palabras (como chek) y la última las sílabas que sólo aparecen al final, como por ejemplo y. Eligiendo sílabas de las tres columnas en secuencia, el investigador producirá palabras con la estructura característica del voynichés. Algunas de las casillas pueden quedar vacías para que puedan existir palabras sin prefijo, medio o sufijo.

 

Pero esto no es suficiente: hay muchas otras características estadísticas del voynichés que no pueden reproducirse con tanta facilidad. Por ejemplo, algunos caracteres son comunes considerados individualmente, pero rara vez o nunca aparecen uno junto al otro. Los caracteres transcriptos como ae y l son comunes, al igual que su combinación al, pero el es casi inexistente. Este efecto no puede lograrse combinando caracteres de una tabla al azar, por lo que Stolfi y otros rechazan esta explicación. La cuestión capital aquí es la alocución «al azar». Para los investigadores modernos, la aleatoridad es un concepto muy útil y común. También es un concepto desarrollado mucho tiempo después de la creación del manuscrito.

 


Dibujo de una flor inexistente, aunque se parece a un girasol (detalle)

 

Rugg está en contra de la teoría del azar: «Un bromista medieval hubiera usado, probablemente, una manera diferente de combinar las sílabas, que no habría sido ´aleatoria´ en el estricto sentido estadístico moderno». Rugg comenzó a sospechar si algunas de las propiedades del voynichés no serían efectos de algún método largamente olvidado y obsoleto.

 

Volvió entonces a la hipótesis del engaño para investigarla en profundidad. El paso siguiente fue intentar producir un documento falso para ver qué efectos colaterales aparecían. La primera pregunta era, entonces: ¿qué técnica utilizar? La respuesta dependía de la fecha en la que el manuscrito fue producido. Habiendo trabajado en arqueología, un campo donde la datación de artefactos es una preocupación fundamental, Rugg conocía el consenso general acerca de que el Voynich fue creado antes de 1500. Las ilustraciones eran del estilo de las de fines de 1400, pero este atributo no demostraba necesariamente la antigüedad del material: los trabajos artísticos a menudo presentan el estilo de períodos anteriores, tanto inocentemente como para hacer aparecer un documento como anterior a lo que realmente es.

 

«Busqué entonces una técnica de encriptación que fuera de uso común durante el más ancho rango posible de fechas de origen del Manuscrito Voynich: de 1470 a 1608. Una posibilidad muy buena era la Grilla de Cardano, desarrollada por el matemático italiano Girolamo Cardano en 1550. Consiste en una tarjeta con ranuras recortadas en ella. Cuando se apoya la ´grilla´ sobre un texto aparentemente inocuo (pero escrito con una tarjeta igual), las ranuras permiten leer el texto oculto en el mensaje». Rugg comprendió que una grilla de este tipo permitía seleccionar permutaciones de prefijos, medios y sufijos de una tabla, a efectos de generar palabras similares a la voynichesas.

 


Mujeres desnudas, animales, caños, cisternas…

 

Una página típica del Manuscrito Voynich contiene entre 10 a 40 renglones, cada una compuesta pòr entre 8 a 12 palabras. Usando el modelo de tres sílabas del voynichés, una tabla de 36 columnas y 40 filas contendría suficientes sílabas como para producir una página completa del manuscrito con una sola tarjeta ranurada. La primera columna contendría los prefijos, la segunda las partes centrales y la tercera los sufijos de las palabras; las columnas siguientes repetirían el mismo patrón.

 

El psicólogo nos explica el procedimiento: «Uno puede alinear la grilla contra el ángulo superior izquierdo de la grilla para generar la primera palabra y luego moverla tres columnas a la derecha para hacer lo mismo con la siguiente, o moverla más hacia a la derecha o a una fila inferior. Ubicando la tarjeta en distintas posiciones de la tabla, el investigador puede crear cientos y cientos de palabras en voynichés. Y la misma tabla podría usarse con diferente tarjeta para generar las palabras de la página siguiente».

 

Quedaba por probar el tiempo que se tardaría para escribir un libro como el Manuscrito Voynich. Uno de los argumentos utilizados y socorridos por los ocultistas para desestimar la teoría del fraude siempre fue, precisamente, que un falsificador medieval hubiera tardado años o décadas en completar un manuscrito tan complejo y elaborado. Nunca nadie se había puesto a cronometrar un intento serio.

 

¿Cuánto se tardaría utilizando el método de Cardano?

 


Página 36 vuelta

 

Rugg dibujó tres tablas a mano, lo que le tomó dos o tres horas por tabla. Recortar cada tarjeta o grilla le llevó de dos a tres minutos, y se fabricó 10 de ellas. Escribe gozoso: «Hecho esto, pude generar de 1.000 a 2.000 palabras, comprobando que mi método me permitía reproducir fácilmente la mayor parte de las características del voynichés. Por ejemplo, uno puede cerciorarse de que ciertos caracteres nunca aparezcan juntos diseñando cuidadosamente grillas y tablas. Si las grillas sucesivas están siempre sobre distintas filas, las sílabas de las celdas adyacentes en sentido horizontal nunca aparecerán juntas, incluso aunque sean muy comunes individualmente. La distribución binomial en Campana de Gauss puede lograrse mezclando sílabas cortas, medianas y largas en la tabla. Otra característica del voynichés, que es el hecho de que las palabras iniciales de los renglones tienden a ser más largas que el resto, puede reproducirse simplemente colocando más sílabas algo más largas en el lado izquierdo de la tabla. Parece ser, entonces, que el Manuscrito Voynich pudo escribirse utilizando el método de la Grilla de Cardano. La reconstrucción realizada por mí y mis colegas sugiere, por ende, que una sola persona pudo haber compuesto el manuscrito completoincluyendo las ilustraciones, en sólo tres o cuatro meses«.

 


Sorprendente diagrama astrológico

 

Pero subsiste la cuestión crucial: ¿es el libro sólo jerigonza incomprensible o contiene un verdadero mensaje codificado?

 

Rugg encontró dos maneras o métodos de emplear el sistema de grillas y tablas para codificar y decodificar texto plano. El primero consiste en un cifrado de sustitución que convierte las letras del texto normal en sílabas mediales que quedan empotradas entre un prefijo y un sufijo sin significado, utilizando el método indicado más arriba.

 


Los girasoles del Voynich

 

El segundo asigna un número a cada carácter del texto original y luego usa esos números para especificar la ubicación de la grilla sobre la tabla. Ambas técnicas, sin embargo, producen textos con mucho menor nivel de repetición que la que presenta el Manuscrito.

 

Este hallazgo indica que si en realidad se usó la Grilla de Cardano para redactar el Manuscrito Voynich, el autor probablemente creó un gran volumen de texto sin ningún significado en absoluto —aunque soberbia e inteligentemente diseñado— en vez de un texto verdadero cifrado.

 

Rugg no encontró ninguna evidencia de que el texto contenga en realidad un mensaje.

 

«Esta ausencia de evidencia no prueba, por supuesto, que el manuscrito sea una broma, pero mi trabajo demuestra que la construcción de un engaño tan complejo como éste es muy fácil de lograr. Esta explicación enlaza con ciertos intrigantes hechos históricos: el académico isabelino John Dee y su socio Edward Kelley visitaron la corte de Rodolfo II en la década de 1580. Kelley fue un notorio falsificador, místico y alquimista, que probadamente conocía bien el método de Cardano. Durante mucho tiempo los expertos han sospechado que Kelley fue el autor del manuscrito».

 


Detalle de un folio del Manuscrito

 

Una alumna de Rugg, Laura Aylward, está investigando hoy si las peculiaridades estadísticas más complejas del Voynich pueden ser también reproducidas con la técnica de Cardano. Para contestar estas preguntas, será necesario generar enormes cantidades de texto usando tablas y grillas de distinto diseño, por lo que Rugg está escribiendo el software necesario para automatizar el proceso.

 

Es fácil entender que, siendo Rugg un psicólogo, la traducción del Manuscrito le importa muy poco. Sus intereses son otros: «Este estudio muestra invalorables aprendizajes, empero, acerca del proceso de reexaminar problemas dificultosos para determinar si cualquier posible solución ha sido pasada por alto. Un buen ejemplo de este tipo de problemas es buscar la causa del Mal de Alzheimer». Rugg planea examinar si el mismo criterio de aproximación al Manuscrito Voynich puede usarse para reevaluar la investigación previa sobre este desorden neurológico. La preguntas a formular deben incluir, por ejemplo, las siguientes: ¿han los investigadores olvidado algún campo o grupo de conocimientos relevantes? ¿Hay algunos sutiles malentendidos entre las diferentes disciplinas involucradas en el estudio de la enfermedad en cuestión? Las cosas que se admiten como ciertas, ¿han sido suficientemente probadas?

 

Si este proceso puede usarse para ayudar a los investigadores del Alzheimer a encontrar nuevos rumbos de investigación, entonces un manuscrito medieval que parece un manual de alquimia puede probar, eventualmente, haberse convertido en un regalo para la medicina moderna.

 


 

En efecto, es posible que los métodos utilizados para analizar el misterio de Voynich pudieran ser aplicados para resolver importantes cuestiones de otras áreas. Armar el complejo rompecabezas del manuscrito requiere grandes conocimientos en varios campos, incluyendo criptografía, lingüística e historia medieval. Como investigador en el campo del razonamiento experto Rugg ve su trabajo sobre el Manuscrito Voynich como un test de aproximación informal que podría ser aprovechado para identificar nuevas formas de aclarar cuestiones científicas no resueltas desde hace mucho tiempo. El paso clave es la identificación de las fortalezas y debilidades de los conocimientos que se poseen sobre los campos relevantes a la cuestión.

 

Si el método de Rugg se muestra eficiente en otros campos, el desconocido autor del Manuscrito Voynich habrá «regalado» a la ciencia una herramienta fabulosa e invalorable, sin haberlo pretendido ni sospechado nunca.

 


¿Una galaxia espiral en un manuscrito del siglo XV?

 

Mientras tanto, el volumen causante de toda esta investigación y tantos desvelos duerme hoy en una vitrina. Pasaron por el misterio, a los largo de 500 años, las figuras de Rodolfo II, Roger Bacon, Voynich, John Dee, Kircher, Kraus, Marci, Kelley, Baresch, y los investigadores modernos Stolfi, Cardano, Joanne Hyde, Aylward y el propio Rugg. Todos ellos estuvieron presentes, pero, como lo haremos usted y yo, pasaron y desaparecieron en el polvo de los siglos, o lo harán (y haremos) cuando llegue el momento. Pero el misterio persistirá, porque, a estas alturas, los expertos guardan muy pocas esperanzas de que el Manuscrito Voynich pueda ser descifrado alguna vez.

 

En 1969, harto ya de intentar venderlo, H.P Kraus donó el Manuscrito Voynich a la Universidad de Yale, la que lo archivó, junto con la Carta Marci, en su Biblioteca Beinecke de Libros Raros.

 

Allí sigue, rotulado con el número de catálogo MS 408, junto a la carta de Marci (MS 408A).

 

Dicen los que lo han visto que parece sonreír y guardar silencio, como si supiera un secreto que no somos ni seremos capaces de develar.

 http://axxon.com.ar/rev/140/c-140Divulgacion.htm

El Piri Reis

En el año 1929, durante la renovación del museo del palacio Topkapi Sarayi de Estambul, el director de los museos nacionales turcos, el Sr Halil Edem encontró el famoso mapa de piel de gacela de Piri Reis, pintado en el año 1513.

Este mapa representa el Océano Atlántico con una parte de las costas americanas, africanas y del Antártico.

Lo que escribió Piri Reis en su mapa, en forma de notas o en su » Bahriye » :

«Actualmente nadie tiene semejante mapa».
«Estos mapas se levantaron según los datos de cartas, de portulanos de cuatro portugueses que enseñan el Sind, el Hind y China y de un mapa dibujado por Cristóbal Colón.
Son tan exactos, para navegar sobre los siete mares, como los mapas de nuestros países.»

Dice que compiló su mapa a partir de veinte otros procedentes de la Gran Biblioteca de Alejandría y fechados por lo menos del siglo IV antes de Jesucristo.

A primera vista este mapa puede parecer inexacto, si uno está acostumbrado a los mapas, pero no, si conoce las proyecciones estereográficas polares ( mas precisamente es una proyección cordiforme ). Sin duda alguna este mapa formaba parte de un conjunto que constituía un mapamundi semejante a este :

El mapa de Piri Reis fue estudiado por muchos investigadores:

El ingeniero americano A. Mallery.
M. Walters de la sección de hidrografía de la U.S. Navy.
El profesor D. Lineham, director del observatorio de Weston y jefe de los servicios de sismología del año geofísico.
El profesor C.H. Hapgood del Keene College, New Hampshire, EE.UU., autor de la teoría sobre el corrimiento de la corteza terrestre.
El profesor R. Strachan, del Massachusetts Institute of Technology.
El Teniente-Coronel H.Z. Ohlmeyer, Comandante del 8° escuadrón de reconocimiento técnico de la US Air Force.

Resulta de estas investigaciones que este mapa es imposible, y por motivos numerosos, si se tienen en cuenta los conocimientos de su época, fuera de su tiempo :

La isla de Marajo en la desembocadura del río Amazonas sólo fue descubierta en el año 1543.

Las islas Malvinas fueron descubiertas en el año 1592.

Los Andes están representados, a pesar de que todavía no se les conoce.

El llama, mamífero típico de América del Sur, está pintado sobre los Andes, y fue en 1598 cuando los españoles lo identificaron.

Las grandes islas por encima del ecuador, desconocidas, corresponden a las altiplanicies submarinas de los islotes San Pedro y San Pablo, sobre la Gran Dorsal Atlántica (cuya existencia nadie sospechaba).

En él se ven las costas del Antártico que se descubrirá sólo en 1818, es decir 300 años más tarde.

América del Sur está unida con el Antártico por un istmo que desapareció hace 10.000 años.

Por fin, el elemento más sorprendente, el que más plantea problemas :

Las orillas del Antártico que se pueden ver son las de la Tierra de la Reina Maud ¡sin ningún hielo!
Este trazado fue confirmado en 1949 con los apuntes sísmicos de una expedición anglosueca.
Aún si quedan algunos científicos para seguir pretendiendo que el casquete entero data de varios millones de años, otros aceptan la posibilidad que esta parte del Antártico pudiera emerger de los hielos durante aproximadamente 9.000 años, hace por lo menos ¡6. 000 años!

Javier Sierra nos ilustra sobre el mapa en un programa de 4º Milenio

http://video.google.es/videoplay?docid=8879656873237214093#

MISTERIOS CRISTIANOS

La aparición en Alejandría hace más de un año de un vaso de cerámica con una inscripción en griego que parecía decir “Cristo, el mago”, parece reforzar el vínculo entre el Nazareno y Egipto, escuela de toda clase de sabios y profetas en la Antigüedad. Sin embargo, no es la única prueba que une a Jesús con la tierra de los faraones. Algunas tradiciones, mitos y leyendas señalan a Egipto como la cuna del conocimiento del Mesías.


Jesús y Egipto constituyen una combinación difícilmente superable; un verdadero cóctel de misterio, tradición, magia y fe. Quizá la figura del Mesías, más asentada en nuestra tradición judeocristiana, nos aproxima al entendimiento de una de las culturas más fascinantes de la Antigüedad, la egipcia. El conocimiento de su paso por el Valle del Nilo no viene de las Escrituras Sagradas, sino de fuentes indirectas, textos apócrifos e, incluso, de leyendas de dudosa credibilidad, pero, en definitiva, señala a Egipto como la escuela donde se formó como sabio. La vasija descubierta en el Portus Magnus de Alejandría podría ser una prueba de ello, como ya veremos. El Nuevo Testamento proporciona muy pocos datos en relación a los años pasados por Jesús en este país. El Evangelio de Mateo es el único que recoge el viaje del niño al Valle del Nilo. En el versículo 13 podemos leer: “Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle’”.

En aquella época, pocos años antes del cambio de era, Egipto era ya una provincia del Imperio que estaba gobernada por el emperador romano Octavio Augusto. Aun así, conservaba gran parte del conocimiento y de la sofisticación que la habían caracterizado durante miles de años. Filósofos, pensadores, sabios y científicos de toda clase viajaban a Alejandría, ciudad que había sustituido a la Atenas de la época clásica como centro del saber de todo el mundo. Sin embargo, y a pesar de la abundancia de menciones, en muchos casos solamente la tradición oral y las leyendas alimentadas durante siglos a la luz de las hogueras del desierto constituyen la prueba fidedigna de la presencia de Jesús en tierras del Valle del Nilo. ¿Es la nueva vasija descubierta en Alejandría por Franck Goddio la prueba tangible de la presencia de Jesús en Egipto? Y, yendo mucho más allá, ¿podríamos dudar no solamente de la existencia histórica de Jesús sino, como es lógico, de su presencia en Egipto? Muchos expertos, sin embargo, no necesitan la aparición de un objeto tangible para demostrar los movimientos de Jesús por el País del Nilo. Ni tampoco la fe.

En palabras del doctor Antonio Piñero, catedrático de Filología Griega en la Universidad Complutense de Madrid, no se puede concebir el nacimiento y la expansión del cristianismo sin el reconocimiento de una figura real como la de Jesús”. Tomando como premisa esta afirmación podemos analizar la abundancia de lugares y objetos relacionados con Jesús que hay en aquel país. Según la tradición, fue el apóstol san Marcos quien en el año 40 evangelizó Egipto. Fuera o no así, lo cierto es que Egipto siempre ha sido uno de los lugares predilectos de las Sagradas Escrituras. Muy cerca del monasterio de la Virgen María de Maadi (El Cairo), lugar en el que descansó la Sagrada Familia, sucedió un supuesto hecho milagroso el 12 de marzo de 1976. En las aguas del Nilo apareció flotando una Biblia abierta por el Libro de Isaías, capitulo 19, versículo 25, en el que se puede leer “Bendito sea mi pueblo Egipto”. Hoy la Biblia se guarda en el citado monasterio como una reliquia para devoción de todos los fieles.

¿Podemos conocer con certeza los lugares donde supuestamente descansó Jesús o las escuelas en las que se formó en Egipto?

La ruta sagrada

En Egipto encontramos casi una veintena de lugares en los que, supuestamente, descansó la Sagrada Familia durante su estancia en el país, escondida de las fuerzas de Herodes.
Estos enclaves van desde el Delta, en el norte del país, hasta el Egipto Medio y conforman un enrevesado recorrido de casi 3.000 km. A lo largo del mismo podemos encontrar reliquias sorprendentes, algunas de las cuales recuerdan al mundo islámico, cultura en la que, no lo olvidemos, se ve imbuido Egipto desde el siglo VII. Relatos imprecisos, principalmente de monjes eremitas de los primeros siglos de la era cristiana, refieren la visita de Jesús a varios lugares del Delta.

Entre ellos cabe destacar Bubastis, la actual Tel Basta, localidad dedicada a la antigua diosa gata Bastet. Pero de la presencia de Jesús en ella –si realmente estuvo allí– solamente quedan algunos monasterios e iglesias dedicados a la advocación de la Virgen María. Sin embargo, el azar del destino sí nos ha legado una supuesta prueba en forma de reliquia de la estancia de la Sagrada Familia en la moderna ciudad de Sakha. La tradición cuenta que a su paso por este lugar Jesús posó el pie sobre una piedra y dejó su divina impronta en ella. Desde entonces el lugar pasó a llamarse en lengua copta Bikha Isous, es decir, “la huella de Jesús”. La supuesta reliquia fue descubierta en el transcurso de unas excavaciones arqueológicas realizadas en el año 1986 en los alrededores de la iglesia. En la actualidad, esta “huella” es uno de los objetos de devoción más venerados por los cristianos coptos.

Algo parecido sucedió camino del Alto Egipto (al sur), cuando la Sagrada Familia recorría en barca las aguas del Nilo que cruzan la ciudad de Cinópolis, dedicada antiguamente al perro Anubis. Al pasar por la montaña de Gebel Al Tair, un enorme bloque de roca se desprendió de la cima y se precipitó sobre la embarcación. Ante el susto de María y José, el niño Jesús levantó la mano y detuvo con ella la piedra, quedando su impronta grabada en la misma. Cuando el rey de Jerusalén, Almerico, invadió el Alto Egipto, cortó la piedra y se llevó la reliquia a Siria en el año 1168.