Piers Compton, ex director de un periódico católico norteamericano llamado The Universe, se preguntaba en su libro La cruz torcida: «¿Qué es lo que realmente ha causado los cambios en la Iglesia?» Y se contestaba a sí mismo: «La obra deliberada de un plan de siglos para destruirla desde dentro.» Compton recordaba que entre los planes originales de Adam Weishaupt (Fundador de los Iluminatis de Baviera), figuraba su intención de amalgamar las religiones al disolver todas las diferentes creencias y rituales que las habían mantenido aparte, y apoderarse del papado, colocando a un agente suyo en la silla de Pedro» sin que los fieles católicos lo advirtieran. Y señala que en el Congreso Eucarístico de Filadelfia de 1976, justo en el 200 aniversario de la fundación de los illuminados de Baviera,
un gran triángulo con un ojo en su interior presidió las reuniones de los fieles. Una reproducción de esta imagen apareció en una serie de sellos emitidos por el Vaticano en 1978. Pero Compton va mucho más allá. En su opinión, el primer Papa que «se rindió» a los Iluminati fue Pablo VI, quien el 4 de octubre de 1965 pronunció un discurso en las Naciones Unidas «que propagó el evangelio social, tan cercano al corazón de los revolucionarios, sin un sola referencia a las doctrinas religiosas que los mismos revolucionarios encontraban tan perniciosas«. Después, fue al salón de Meditación de la ONU, donde, en secreto, realizó «un ritual ocultista de iniciación» cuya validez quedó rubricada por la posterior construcción en Washington del llamado Templo del Entendimiento, provisto también de un triángulo con el ojo correspondiente, y en el que se representa a las seis creencias más extendidas del mundo: hinduísmo, budismo, confusianismo, judaísmo, cristianismo e islamismo. Por último, Pablo VI fue el primer Pontífice que empezó a utilizar un «símbolo siniestro, utilizado por los satanistas en el siglo VI.[…] Éste era una cruz torcida
o partida, en la que se exhibe la figura repulsiva y distorsionada de Cristo, de la cual los practicantes de la magia negra […] habían hecho uso».
Pablo VI fue el primer papa en utilizar la cruz torcida del satanismo del siglo VI El actual pontífice, Juan Pablo II, también porta la cruz torcida del satanismo del siglo VI
En el último tomo de las memorias de Karol Wojtyla, titulado ¡Levantáos, vamos!, una inquietante fotografía nos muestra al Papa detrás de esa «cruz torcida» mientras mira a la cámara con un solo ojo. También se comenta que el 14 de agosto de 2004, Juan Pablo II visitó Lourdes, donde oró por la paz del mundo. En ese viaje tuvo ocasión de entrevistarse con el presidente de Francia Jacques Chirac en el mismo aeropuerto de Tarbes. Chirac pronunció algunas frases firmes pero conciliadoras, tales como: «Francia y el Vaticano coinciden en la afirmación de una conciencia universal en defensa de los valores de paz, libertad y solidaridad y en el combate por un mundo que coloca al hombre en el centro de todo proyecto», todas ellas opiniones que nos resultan familiares.
Pero más espectaculares resultaron las palabras del Papa: «La Iglesia católica desea ofrecer a la sociedad su específica contribución en la edificación de un mundo en el que los grandes ideales de libertad, igualdad y fraternidad puedan constituir las bases de la vida en la búsqueda y en la promoción incansable del bien común».
Por primera vez en la historia del Vaticano un Papa se atrevió a reclamar como propios, en voz alta, los ideales masónicos (libertad, igualdad y fraternidad), los ideales de los Iluminati,
aunque es claro que la interpretación de la frase queda reducida a su aplicación en relación con los miembros de la sociedad secreta, así como el famoso «América para los Americanos» no incluye a las tres américas a la hora del reparto sino sólo a la del norte. En definitiva, a buen entendedor, pocas palabras. Por favor, note el crucifijo que el papa Juan Pablo II sostiene frente a las personas, a la izquierda. Estúdielo de cerca, y se dará cuenta de que no es un crucifijo tradicional. Este crucifijo es conocido como la «Cruz Torcida». Pero, ¿qué significa eso? Para la respuesta a esa pregunta, volvámonos a un autor católico romano, Piers Compton, que escribió en su libro, «The Broken Cross: Hidden Hand in the Vatican» (La cruz partida: Mano oculta en el Vaticano), Channel Islands, Neville Spearman, 1981.
Este Crucifijo Torcido es «… un símbolo siniestro, usado por los satanistas en el siglo sexto, que había sido revivido para la época del Vaticano Segundo. Esta era una cruz torcida o rota, en la cual se mostraba una figura repulsiva y distorsionada de Cristo, que los practicantes de la magia negra y brujos de la Edad Media habían usado para representar el término bíblico «marca de la Bestia».
Así, no sólo Paulo VI, sino sus sucesores, llevaron ese objeto y lo sostuvieron para que fuera reverenciado por las multitudes, que no tenían la menor idea de que representaba el anticristo» (p.72). En la página 56, Compton presenta una imagen del actual papa, Juan Pablo II, sosteniendo su cruz torcida o partida, justo como hemos mostrado, a la izquierda. De ese modo, Juan Pablo II le está diciendo a todos los ocultistas de todo el mundo que él no es un Papa Tradicional, sino un papa que está comprometido a realizar el papel del Líder Religioso Mundial como lo pide el Plan para el Nuevo Orden Mundial.
Otro autor católico, Malachi Martin, hace este mismo reclamo de que el papa Juan Pablo II está comprometido con el Plan para el Nuevo Orden Mundial, en su libro, The Keys to This Blood (Las claves para esta sangre). Nosotros los protestantes siempre hemos objetado el crucifijo tradicional, porque mantiene a Cristo en vergüenza continua, lo cual está prohibido en Hebreos 6:6. Sin duda, esta es la base sobre la cual nosotros los protestantes objetamos la Misa entera, pero ese es tema para otro artículo. Como puede ver, el crucifijo que sostiene el papa Juan Pablo II ante las multitudes en adoración no es el Crucifijo Tradicional, ¡sino la Cruz Torcida Satánica! ¡Este Crucifijo Torcido fue creado por los satanistas para representar al anticristo y su marca de la Bestia!
Muy pronto, usted verá la aparición de un líder mundial, que se llamará a sí mismo el Cristo, que reclamará ser Jesucristo que ha regresado, el Mesías Judío, y la figura del avatar por la cual todas las religiones principales esperan, todo en un hombre. Este será el anticristo. Entonces, muy poco después de eso, un líder religioso mundial saldrá a ayudar al anticristo; este líder religioso poseerá el mismo poder milagroso del anticristo. En este momento, la profecía de Apocalipsis 13:11-14 se cumplirá; este líder religioso mundial será el Falso Profeta bíblico. El Plan para el Nuevo Orden Mundial pide que este líder religioso mundial [el Falso Profeta] sea el papa católico romano, y ciertamente, el uso por Juan Pablo II de esta cruz torcida satánica es consistente con esta parte del plan.
En las semanas pasadas, hemos estudiado los lazos entre las Sociedades Secretas y la implementación del Nuevo Orden Mundial. Estudiaremos cómo el Vaticano podría estar ahora totalmente controlado por estas Sociedades Secretas, en camino a completar la Religión del Nuevo Orden Mundial, que estiman es una parte indispensable de su Nuevo Orden Mundial.
Ahora volvamos a la palabras de Compton concernientes a la Iglesia Católica Romana actual: «El deseo de dominar el mundo, ya sea a través del poder de las armas, la cultura o la religión, es tan viejo como la historia….» (p.5). Luego de detallar algunos de los intentos de tomar el control del papado por parte de elementos no cristianos, Compton llega entonces a Adam Weishaupt, el sacerdote jesuita que creó los Maestros de los Iluminati, sobre los cuales hemos hablado repetidamente. Compton declara: «…Adam Weishaupt pudo ver el prospecto que tenía delante de sí con una mente militar. Tenía empuje y visión. Sabía el valor de la sorpresa, basada en el secreto… Era decidido… Fusionaría a la humanidad en un todo, eliminaría la tradición, suprimiría los dogmas…». Weishaupt «se diferenció de sus compañeros en nombre de la hermandad universal. El estado ideal que Weishaupt tenía en mente estaba… basado en el sueño imposible de la perfección humana… El primer día de mayo de 1776, la sociedad secreta que habría de afectar profundamente gran parte de la historia subsiguiente comenzó a existir con el nombre de los Iluminati. «Los Iluminati tenían…un plan .. se decidieron por una muy abarcadora línea de conducta. Esta formaría y controlaría la opinión pública. Amalgamaría las religiones al disolver todas las diferencias de creencias y rituales que las habían mantenido aparte, y se apoderaría del papado y pondría a un agente suyo en la Silla de Pedro» (p. 7-8). Estos planes se escribieron en 1776. Posteriormente, un miembro de los Iluminati, Nubius, en un escrito de 1818 declaró que la meta de los Iluminati es «la completa aniquilación del catolicismo, e incluso, finalmente del cristianismo. Posteriormente, examinaremos las mismas metas, según se expresan en el libro de la Nueva Era «The Occult Conspiracy» (La conspiración oculta). Compton continúa citando la explicación de Nubius sobre la necesidad de los Iluminati de infiltrar el papado.
«El papado ha estado entrelazado durante setecientos años con la historia de Italia. Italia no puede moverse ni respirar sin el permiso del Sumo Pontífice… Es necesario buscar un remedio. Muy bien, hay un remedio a la mano. El Papa… nunca entrará a una sociedad secreta. Por tanto, se convierte en deber de las sociedades secretas hacer el primer avance hacia la Iglesia y el Papa, con el objeto de conquistar a ambos» (p.13). Esto no es nada más que un llamado a los Iluminati a infiltrar el papado. Así, la meta desde el principio (1776) fue plantar un iluminista confeso en el papado, mientras las filas católicas estarían completamente ignorantes de que esto había ocurrido.
Nubius reconoció entonces que ese proceso podría tomar muchos, muchos años. Previmos la necesidad de invadir y tomar los conventos y seminarios, para ganar las mentes de las monjas y especialmente los sacerdotes que suben para convertirse en cardenales. Los cardenales eligen al Papa (p. 12-15). ¿Cómo fue financiado Weishaupt en su empeño de establecer los Maestros de los Iluminati? Compton explica: «El (Weishaupt) recibió respaldo financiero… de un grupo de banqueros de la Casa de Rothschild. Fue bajo su dirección que se elaboraron los planes a largo plazo y a nivel mundial de los Iluminati…»
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