El especialista plantea que estos mitos provienen de los modelos de roles de género que han existido por muchos años en la sociedad y que de cierto modo influyen en la manera que vemos nuestra biología y conducta.
En este sentido, el experto se atrevió a derribar 10 mitos sexistas que están muy internalizados en la sociedad:
1. Las hormonas hacen la diferencia
“Todo el mundo piensa que los machos y las hembras tienen diferentes hormonas: Testosterona en los hombres y estrógeno en las mujeres. No, las hormonas reales de hombres y mujeres son iguales: no hay hormonas sólo masculinas o femeninas. Tanto hombres como mujeres pueden contraer una avalancha de testosterona cuando pelean o participan en una competencia deportiva. Tanto hombres como mujeres pueden inundarse de oxitocina y prolactina cuando toman a un bebé recién nacido.
No puede haber diferencias en los niveles, patrones y el impacto de algunas de estas hormonas en cuerpos masculinos y femeninos, pero la variación individual es a menudo más importante que la variación entre los sexos”, explicó.
2. Los genitales de hombres y mujeres son totalmente distintos
“La mayoría de la gente piensa que los genitales masculinos y femeninos son muy diferentes: pene = hombre; vagina = mujer. Pero incluso esta dicotomía básica no es del todo correcta: los genitales emergen de la misma masa de tejido embrionario. Durante las primeras seis semanas de vida, las masas de tejido desarrollan de forma idéntica. A las 6 o 7 semanas, dependiendo de si el feto tiene cromosomas XX o XY, los tejidos recién se empiezan a diferenciar. Una parte de éste se empieza a transformar en clítoris o pene y otro da forma a los labios o el escroto. Otra área comienza a convertirse en testículos u ovarios. Esto quiere decir que fisiológicamente, los órganos genitales masculinos y femeninos están hechos del mismo material y trabajan de forma similar“, dijo el antropólogo.
3. Los cerebros de hombres y mujeres son distintos
“Si hubiera diferencias realmente arraigadas en la biología y comportamiento de hombres y mujeres, debería aparecer en el cerebro. Los genitales comienzan en el mismo lugar y terminan siendo diferentes, el cerebro no. Nuestros cerebros son más o menos iguales. Los de los machos son un poco más grandes al igual que sus cuerpos y los cerebros de las féminas dejan de crecer antes que los varones, como también ocurre con su anatomía. Sin embargo, (…) el tamaño realmente no importa en lo más mínimo. Salvo aspectos menores, no existen diferencias consistentes y fiables en los cerebros masculinos y femeninos”, expresó.
4. Sexo y género es lo mismo
Sexo y género están interconectados, pero no son lo mismo. El sexo es un estado biológico que se mide a través de los cromosomas (XX o XY), aspectos del cuerpo y la fisiología. En cambio, el género incluye roles, expectativas y percepciones que una sociedad tiene para los dos sexos. La mayoría de las sociedades tienen dos sexos en un continuo de masculinidad-feminidad. Algunos tienen más. Nacemos con un sexo biológico, pero adquirimos el género. Hay una tonelada de diversidad individual dentro de las sociedades. (…) Existe una amplia gama de datos que demuestra esto, pero las personas han decidido ignorarlos”, manifiesta.
5. Los hombres son más agresivos que las mujeres
“Todo depende de lo que entendamos por agresión. Los hombres y las mujeres no son diferentes en la expresión de la ira y la agresión en general, pero los varones son más propensos a usar la agresión física. Los sexos son más o menos iguales cuando agreden al otro, pero ‘ellos’ son más grandes y, por lo general, más fuertes. Los hombres no son naturalmente ‘más agresivos’ que las mujeres, pero pueden utilizar la agresión física con más eficacia que ellas“, explicó el experto.
6. Las mujeres tienen instinto maternal, pero los hombres no tienen instinto paternal
“Las mujeres dan a luz y los hombres no. Las mujeres amamantan y los hombres no. Sin embargo, tanto varones como damas tienen las mismas posibles respuestas hormonales ante la llegada de un bebé, con una gran variación entre los individuos. Los humanos son capaces de criar a los hijos sin distinción de sexo, y la historia demuestra con éxito que como especie tanto hombres como mujeres (de todas las edades) han ayudado a elevar la generación siguiente. Las mujeres dan a luz y amamantar, pero todos podemos cuidar a los niños, el sexo no convierte automáticamente a un sexo en mejor padre que el otro” aclaró.
7. Los hombres quieren sexo, las mujeres relaciones de pareja
“La mayoría de las personas asumen esto. Sin embargo, (…) los datos muestran que los hombres y las mujeres tienen más o menos la misma cantidad de relaciones sexuales durante sus vidas. Pero hay algunas diferencias importantes en el interés sexual. Por ejemplo, las mujeres casadas reportan un menor deseo en tener sexo con sus esposos cuanto más tiempo han estado con ellos y los hombres más jóvenes son más propensos a la masturbación y el interés en la pornografía visual. Pero, ¿son estas diferencias sexuales biológicas o hay algo más?
Todavía tenemos mucho que aprender acerca de la sexualidad y como en muchas otras áreas parece que la variación es más alta entre los individuos, no entre los sexos. Ambos cuerpos masculinos y femeninos responden de la misma manera a la unión en pareja y no hay ninguna diferencia biológica en los patrones de apego o deseo.
Sin embargo, los datos de las encuestas sugieren que los hombres quieren tener muchas más parejas sexuales a lo largo de su vida que las mujeres. No obstante, si se mira las respuestas promedio de hombres y mujeres (no la cantidad), ambos desean lo mismo. ¿Estos resultados tendrán que ver con la biología o con los roles de género inculcados en la crianza? En realidad, tanto ellos como ellas quieren estar con otras personas en una amplia gama de relaciones sexuales y emocionales. La variación una vez más está en el individuo más que entre los sexos”, puntualizó.
Por su parte, Helen Fisher, otra antropóloga, sostiene: Existen muchas diferencias de género, cualquiera que piense que hombres y mujeres somos iguales simplemente no han tenido un hijo o una hija. En palabras de Ted Hughes:
“creo que fuimos hechos para ser como dos pies,
nos necesitamos mutuamente para salir adelante”