Archivo por días: febrero 8, 2014

domi Los inspirados y los no tanto

Es un error pensar que la Biblia es un bloque compacto, donde todos sus libros estuvieron juntos desde el comienzo. En realidad los expertos dividen a las escrituras bíblicas en tres bloques: protocanónicos, deuterocanónicos y apócrifos.

Los protocanónicos son todos los escritos que ni los judíos ni los cristianos en sus diferentes sectas, discuten su “autenticidad”. Todos están de acuerdo en llamarlos “revelados” o “inspirados”. Los protocanónicos del Antiguo Testamento son:

Génesis———- Isaías
Éxodo———-Jeremías
Levítico———- Ezequiel
Números———- Daniel
Deuteronomio———- Lamentaciones
Josué———- Oseas
Jueces———- Joel
Rut———- Amos
1 y 2 Reyes———- Abdías
1 y 2 Crónicas———- Jonás
Nehemías———- Miqueas
Esdras———- Nahum
Ester———- Habacuc
Job———- Sofonías
Salmos———- Ageo
Proverbios———- Zacarías
Cantar de los Cantares———- Malaquías
1 y 2 Samuel

Los del Nuevo Testamento:

Mateo———- Juan
Marcos———- Hechos de los apóstoles
Lucas———- 14 epístolas de Pablo

Los deuterocanónicos, en cambio, son escritos que nunca han sido reconocidos por los rabinos y tardaron en ser incorporados al canon católico, siendo por largo tiemposometidos a discusión. Los protestantes no los toman en cuenta y acusan a los católicos de haber añadido libros apócrifos a la Biblia. Y viceversa, hay recriminación por el otro lado. Aquí no hay consenso. Son polémicos, la manzana de la discordia.

Tobías———- Sabiduría
Judit———- Baruc
1 y 2 Macabeos———- Fragmentos de Ester
Eclesiastés———- Fragmentos de Daniel

Los del Nuevo Testamento:

Epístola de Hebreos———- Epístola de Santiago
Epístola 2 de Pedro———- Epístola de Judas
Epístola 2 y 3 de Juan———- Apocalipsis de Juan

Cabe preguntarse, ¿por qué la Iglesia católica incluye en su canon a algunos apócrifos y a otros no?

Las historias perdidas de la Biblia

Hablemos ahora de los apócrifos. Éstos tienen múltiples nombres según el caso: pseudoepígrafes, literatura intertestamentaria, libros extracanónicos, etc. Han recibido durante siglos innumerables epítetos: desde blasfemias, bastardos, locuras y calumnias hasta basura. Existen apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento.

El término “apócrifo” se refería a escritos de uso privado de una secta. Pero de ser considerados “ocultos” pasaron a ser “sospechosos de herejía” para finalmente significar “falsos”. Han sido excluidos del canon bíblico por no considerarse “inspirados”. Los pertenecientes al Antiguo Testamento son alrededor de cien, pero muchos de ellos han desaparecido (gracias al hobby piromaniaco eclesiástico o simplemente se han perdido) y sólo han quedado menciones de los padres de la Iglesia. Estos son algunos apócrifos judíos:

Eupolemo———- Interdicción de Salomón
Artapano———- 3 y 4 Macabeos
Pseudo-Hecateo———- El libro de Adán
La Carta de Aristeas———- El Libro de Enoc
Martirio de Isaías———- El Libro Secreto de Enoc
Oráculos Sibilinos———- El Libro de los Patriarcas
Apocalipsis de Baruc———- El Libro de Abraham
Vida de Adán y Eva———- La Oración de José
Testamento de los Doce Patriarcas———- El Libro de Eldad y Modad
Paralipómenos de Jeremías———- El Testamento de Moisés
La Muerte de los Profetas———- Los Salmos de Salomón
La Séptima Visión de Daniel———- El Apocalipsis de Alías
Los Misterios de Elías———- La Visión de Isaías
El Testamento de Adán———- El Apocalipsis de Sofonías
Jubileos o Leptogénesis———- El Apocalipsis de Zacarías
El Libro de Lamec———- El Apocalipsis de Esdras
El libro del Gigante Ogías———- La Asunción de Moisés
Penitencia de Jamne y Mambre———- Etc.

¿Cuándo fueron escritos los apócrifos del Antiguo Testamento? Diferentes épocas. Algunos de ellos, al igual que los deuterocanónicos se redactaron durante la invasión helena a Palestina (dinastía seléucida, 200 a.C.). Es decir, fueron escritos en el lapso entre el final del Antiguo Testamento y el Nuevo. (entre el siglo II. a.C. al I de nuestra era). Por eso, se les llamó intertestamentarios. Como tienen influencia griega, no les gusta a los rabinos.

 http://sacudirselosdogmas.blogspot.com.es/2009/11/los-inspirados-y-los-no-tanto.html

domi No creer en el amor

Historia sobre un hombre que no creía en el amor. Se trataba de una persona normal, como tú y como yo, pero lo que lo hacía especial era su manera de pensar: estaba convencido de que el amor no existía. Había acumulado mucha experiencia en su intento de encontrar el amor, por supuesto, y observado a la gente que tenía a su alrededor. Se había pasado buena parte de su vida intentando encontrar el amor y había acabado por descubrir que el amor no existía.

Donde quiera que fuese solía explicarle a la gente que el amor no era otra cosa que una invención de los poetas, una invención de las religiones que intentaban, de este modo, manipular la débil mente de los seres humanos para controlarlos y convertirlos en creyentes. Decía que el amor no era real y que, por esa razón, ningún ser humano lo encontraría jamás aun cuando lo buscase.

El hombre continuó hablando incansablemente de todas las razones por las cuales creía que el amor no existía y siguió diciendo: «Yo ya he pasado por todo eso. No volveré a permitir que nadie manipule mi mente y controle mi vida en nombre del amor». Sus argumentos eran bastante lógicos y convenció a mucha gente con sus palabras. El amor no existe.

Sin embargo, un día, este hombre salió a dar un paseo por un parque, donde se encontró, sentada en un banco, a una hermosa mujer que estaba llorando. Cuando advirtió su llanto, sintió curiosidad, se sentó a su lado y le preguntó si podía ayudarla. También le preguntó por qué lloraba. Puedes imaginar su sorpresa cuando ella le respondió que estaba llorando porque el amor no existía. Él dijo: «Esto es increíble: ¡una mujer que cree que el amor no existe!». Por supuesto, quiso saber más cosas de ella.

-¿Por qué dice que el amor no existe? -le preguntó.

-Bueno, es una larga historia -replicó ella-. Me casé cuando era muy joven, estaba muy enamorada, llena de ilusiones y tenía la esperanza de compartir mi vida con el que se convirtió en mi marido. Nos juramos fidelidad, respeto y honrarnos el uno al otro, y así creamos una familia. Pero, pronto, todo empezó a cambiar. Yo me convertí en la típica mujer consagrada al cuidado de los hijos y de la casa. Mi marido continuó progresando en su profesión y su éxito e imagen fuera del hogar se volvió para él en algo más importante que su propia familia. Me perdió el respeto y yo se lo perdí a él. Nos heríamos el uno al otro, y en un momento determinado, descubrí que no le quería y que él tampoco me quería a mí.
Pero los niños necesitaban un padre y esa fue la excusa que utilicé para continuar manteniendo la relación y apoyarle en todo. Ahora los niños han crecido y se han independizado. Ya no tengo ninguna excusa para seguir junto a él. Entre nosotros no hay respeto ni amabilidad. Sé que, aunque encontrase a otra persona, sería lo mismo, porque el amor no existe. No tiene sentido buscar algo que no existe. Esa es la razón por la que estoy llorando.

Como la comprendía muy bien, la abrazó y le dijo:
-Tiene razón, el amor no existe. Buscamos el amor, abrimos nuestro corazón, nos volvemos vulnerables y lo único que encontramos es egoísmo. Y, aunque creamos que no nos dolerá, nos duele. No importa cuántas relaciones iniciemos; siempre ocurre lo mismo. Entonces ¿para qué seguir buscando el amor?
Se parecían tanto que pronto trabaron una gran amistad, la mejor que habían tenido jamás. Era una relación maravillosa. Se respetaban mutuamente y nunca se humillaban el uno al otro. Cada paso que daban juntos les llenaba de felicidad. Entre ellos no había ni envidia ni celos, no se controlaban el uno al otro y tampoco se sentían poseedores el uno del otro. La relación continuó creciendo más y más. Les encantaba estar juntos porque, en esos momentos, se divertían mucho. Además, siempre que estaban separados se echaban de menos.

Un día él, durante un viaje que lo había llevado fuera de la ciudad, tuvo una idea verdaderamente extraña. Pensó: «Mmm, tal vez lo que siento por ella es amor. Pero esto resulta muy distinto de todo lo que he sentido anteriormente. No es lo que los poetas dicen que es, no es lo que la religión dice que es, porque yo no soy responsable de ella. No tomo nada de ella; no siento la necesidad de que ella cuide de mí; no necesito echarle la culpa de mis problemas ni echarle encima mis desdichas. Juntos es cuando mejor lo pasamos; disfrutamos el uno del otro. Respeto su forma de pensar, sus sentimientos. Ella no hace que me sienta avergonzado; no me molesta en absoluto. No me siento celoso cuando está con otras personas; no siento envidia de sus éxitos. Tal vez el amor sí existe, pero no es lo que todo el mundo piensa que es».
A duras penas pudo esperar a volver a casa para hablarle de su extraña idea. Tan pronto empezó a explicársela, ella le dijo: «Sé exactamente lo que me quieres decir. Hace tiempo que vengo pensando lo mismo, pero no quise compartirlo contigo porque sé que no crees en el amor. Quizás el amor sí que existe, pero no es lo que creíamos que era». Decidieron convertirse en amantes y vivir juntos, e increíblemente, las cosas no cambiaron entre ellos. Continuaron respetándose el uno al otro, apoyándose, y el amor siguió creciendo cada vez más. Eran tan felices que incluso las cosas más sencillas les provocaban un canto de amor en su corazón.

El amor que sentía él llenaba de tal modo su corazón que, una noche, le ocurrió un gran milagro. Estaba mirando las estrellas y descubrió, entre ellas, la más bella de todas; su amor era tan grande que la estrella empezó a descender del cielo, y al cabo de poco tiempo, la tuvo en sus manos. Después sucedió otro milagro, y entonces, su alma se fundió con aquella estrella. Se sintió tan inmensamente feliz que apenas fue capaz de esperar para correr hacia la mujer y depositarle la estrella en sus manos, como una prueba del amor que sentía por ella. Pero en el mismo momento en el que le puso la estrella en sus manos, ella sintió una duda: pensó que ese amor resultaba arrollador, y en ese instante, la estrella se le cayó de las manos y se rompió en un millón de pequeños fragmentos.

Ahora, un hombre viejo anda por el mundo jurando que no existe el amor, y una hermosa mujer mayor espera a un hombre en su hogar, derramando lágrimas por un paraíso que una vez tuvo en sus manos pero que, por un momento de duda, perdió. Esta es la historia del hombre que no creía en el amor.

“La maestría del amor”.
Dr. Miguel Ruiz.

http://pensamientocritico.wordpress.com/

domi Cuatro años persiguiendo la gran tormenta y por fin…

Mike Olbinski es un fotógrafo afincado en Phoenix que alterna las labores propias de su trabajo en aburridas bodas y bautizos con una faceta mucho más salvaje y arriesgada: Cazatormentas.

Durante cuatro largos años ha estado persiguiendo la toma perfecta de la formación de una gran tormenta sin conseguirlo… Cuatro largos años trasladándose por los estados de Arizona, Texas y Wisconsin hasta encontrarse de cara con uno de los fenómenos más alucinantes que vais a ver en internet…

Tras muchos días de viajes y acampadas, la encontró en Booker (Texas) y Mike, armado con su Canon 5D Mark II, consiguió al fin el que probablemente sea uno de los timelapse más fascinantes que he dejado por el blog…

Desde 2010, cuatro años, para un minuto y medio de video, así pues… qué menos que ponerlo en pantalla completa y en HD para disfrutarlo a lo bestia.

http://aldea-irreductible.blogspot.com.es/search/label/naturaleza%20asombrosa