Archivo por días: junio 13, 2014

domi La «Presencia» de Tezanos Pinto

¿Quién no ha escuchado hablar de la estancia de la Aurora en el departamento Salto de la República del Uruguay?. ¿Quién no se ha preguntado respecto al grado de veracidad de los sucesos, según se dice, allí ocurridos?. A partir de una secuencia de apariciones OVNI, la finca, propiedad de la familia Tonna ha recibido un aluvión de visitantes, investigadores y turistas de los cuatro confines del globo, que, en ocasiones más que reiteradas, han relatado observaciones de entidades humanoides, luces espectrales, extrañas distorsiones del tiempo y del espacio…
Las opiniones dominantes en el mundillo ovnilógico parecen señalar que en La Aurora han ocurrido ciertos hechos puntuales, a partir de los cuales la desesperada necesidad colectiva de ver y creer ha inducido, seguramente, otros, donde el fraude y la alucinación no quedan afuera.

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Supuestas curaciones milagrosas (lo de “supuestas” es a título de la dificultad de rastrear con un seguimiento médico serio tales recuperaciones galopantes), materializaciones del padre Pío de Pietralcina, mensajes telepáticos… Uno podría tomar la actitud facilista de echar al cesto deresiduos todas esas declaraciones, habida cuenta de que la mayoría de ellas provienen de lo que podríamos denominar “mesiánicos de los OVNIs”, y la aparente contradicción entre los decires de exaltación espiritual de algunos de esos turistas y sus discutibles valores morales (cualquiera que haya visto los desmanes que algunos de esos “contactados” han cometido contra las propiedades de los dueños del lugar, como cortar clandestinamente alambradas cuando se les inhibía el paso, carnear subrepticiamente algún animal de corral para comer, pisotear impunemente sembradíos, estará de acuerdo en un todo conmigo) si no ocurriera que otros testigos, eventualmente dignos de crédito, en ocasiones (pocas, es cierto, si se eliminan las exageraciones malintencionadas y las burdas confusiones, más que comunes en ciertos “investigadores” incapaces de distinguir un satélite, una inversión de temperatura o los faros de un automóvil reflejándose en una capa baja de nubes de un OVNI) refieren testimonios dignos de crédito.

En estos últimos casos, uno se siente tentado de abordar una explicación parapsicológica de los fenómenos de la estancia uruguaya como generaciones ectocoloplasmáticas, “tulpas” o egrégoros, o “infecciones” telepáticasinconscientes, como si la extrema tensión vivida en la zona gatillara reservas de energía del inconsciente colectivo que se exteriorizaran materialmente.

Como veremos después, posiblemente esto es lo ocurrido en el caso que relataremos a continuación. Uno de esos casos en los cuales nos sentiríamos tentados a olvidar por su aparente cuota de absurdo (actitud que reconocemos poco científica) sino fuera por la credibilidad y seriedad que nos merece la fuente.

A principios de 1991, un matrimonio cuyos datos, por expreso pedido de los mismos, mantenemos en reserva –lo que invalida el fraude o la mitomanía, donde la publicidad, amén de encontrarse con algunos dinerillos, es siempre la dominante– oriundos de la ciudad de Santo Tomé, provincia de Santa Fe, Argentina, viajó a la Aurora, en compañía de su pequeño hijo de tres años. Tras dos días sin grandes novedades, deciden improvisar un picnic, antes de despedirse del lugar, en el ya famoso monte de eucaliptus. Allí se les reúne un pequeño cabrito, y comienza la historia.

El padre obtiene varias fotos de su hijo jugando con el animal, una de ellas, la que reproducimos, donde el pequeñuelo fue recortado de la misma fotografía (tal la insistencia de sus padres en no ser reconocidos). Se observa al cabrito parado sobre sus dos patas traseras y al contemplar la copia algo llamó poderosamente la atención del matrimonio. Algo de lo que tienen la más absoluta seguridad que no estaba allí cuando se tiró la placa –atendiendo sobremanera al hecho de que cuidaron de dejar el lugar en las mejores condiciones de limpieza– y que parecía, a simple vista, uno de esos duendecillos o gnomos de los cuentos infantiles (foto 1). En plan de averiguar de qué se trataba, nos trajeron la fotografía.

Reconocemos que de no inspirarnos confianza estas personas, seguramente la habríamos dejado dormir en el fondo de algún atestado cajón de nuestro escritorio. Pero les creímos. Esto puede ser muy subjetivo, de acuerdo, pero no es pecado, y a lo largo de estos años creemos haber desarrollado un particular olfato para saber cuándo somos víctimas de un fraude o no. Así que nos sentamos a poner en orden algunas ideas.


La impresión de “duende de historieta” se vio ampliada junto con la nueva copia. No somos particularmente reacios a admitir que en este universo el espíritu y la inteligencia pueden manifestarse de formas alternativas a las del hombre, lo que es lo mismo que decir que no nos repugna la posibilidad de que ciertos seres, “elementales”, coexistan con nosotros.
Pero tocados con gorro frigio, de rostro abotagado y abdomen prominente…

Claro que alguno puede preguntarse, lícitamente y después de todo –si por un momento aceptamos la existencia de estos humanoides– que las versiones renacentistas, barrocas y románticas también tuvieron origen en declaraciones testificales, y si a estos geniecillos se les ocurre andar por el mundo vestidos de esa manera, no somos estos servidores árbitros suficientes de la moda en dimensiones paralelas.

Pero se nos ocurre otra posibilidad, tal vez más seria (lo que no es más que un eufemismo para disfrazar nuestra reaccionaria actitud de rechazar hipótesis demasiado audaces). En Parapsicología conocemos un fenómenollamado ectocoloplasmía, masa de ectoplasma –esa sustancia exudada por ciertos dotados– que adoptan una forma específica. Algo así como una ideoplastia o un tulpa, expresión tibetana para referirse a las formas de pensamiento. También hemos tomado debida nota de la relativa facilidad de obtener escotofotografías (literalmente: “fotografías en la oscuridad”) o, más correctamente, psicofotografías, como las de Ted Serios y otros. Así que la teoría es sencilla: el intenso deseo de los testigos por ver algo, o las energías remanentes de los grupos que visitan –en ocasiones con un alto nivel de dolor, estrés y esperanza– el lugar, podría haber creado esa fantasmagórica aparición, alimentada en recuerdos infantiles (porque, después de todo, ¿qué buscamos los amigos de lo insólito, sino satisfacer los sueños del niño que llevamos dentro?) y significando que entre el mundo de las ilusiones mágicas y el de la prosaica realidad cotidiana existe un vaso comunicante: el que duerme en los estratos más profundos del inconsciente del hombre.

http://www.formarse.com.ar/paranormal/pinto.htm

domi LOS SECRETOS DE LOS ESENIOS

Un extracto de los manuscritos del mar Muerto nos aclara por qué los antiguos esenios se separaron de las zonas urbanas de su tiempo y formaron comunidades en el desierto: «Siempre han vivido los hijos de la luz dUonde se regocijan los ángeles de la madre terrenal: «cerca de los ríos, de los árboles, de las flores, de la música de los pájaros, donde el sol y la lluvia pueden abrazar al cuerpo que es el templo del espíritu».» La naturaleza y las leyes naturales eran la clave de la forma de vida de los esenios. Se puede hallar la vía para comprender su visión del mundo en sus creencias respecto a la relación entre el cuerpo humano y los elementos de la Tierra.
Para los esenios de Qumrán, la palabra ángel describía los elementos del mundo que hoy vemos como fuerzas eléctricas y magnéticas. Algunas fuerzas eran visibles y tangibles, mientras que otras eran etéricas, aunque estaban igualmente presentes, por ejemplo, una referencia al «ángel de la tierra» puede incluir al ángel del aire y a los del agua y de la luz. Las fuerzas de la emoción y la conciencia también eran consideradas como ángeles, como los ángeles del júbilo, del trabajo y del amor. Estas revelaciones del pensamiento de los esenios nos permiten ver sus palabras 2.500 años después con una nueva esperanza y comprensión.
En el lenguaje de su tiempo, los autores de los manuscritos del mar Muerto ofrecían una visión del mundo que tiene en cuenta una relación holista y unificada entre la Tierra y nuestros cuerpos.
Mediante palabras elocuentes y poéticos recordatorios, los textos de Qumrán nos recuerdan que somos el producto de una unión muy especial, un matrimonio sagrado entre el alma de los cielos y el tejido de nuestro mundo. El principio afirma que todos sin excepción formamos parte de todo lo que vemos como nuestro mundo, y que estamos íntimamente interconectados dentro del mismo.
 Mediante hilos invisibles y cuerdas interminables, somos parte de cada una de las expresiones de la vida. Cualquier roca, árbol y montaña, cualquier río y océano forma parte de nosotros. Quizá lo más importante sea que a ti y a mí nos recuerdan que ambos formamos parte el uno del otro.
Las tradiciones esenias hacen referencia a esta unión como a la de «nuestra Madre Tierra» y «nuestro Padre en el Cielo»: «Pues el espíritu del Hijo del Hombre fue creado del espíritu del Padre Celestial, y su cuerpo del cuerpo de la Madre Terrenal. Tu Madre está en ti y tú en ella. Ella te dio a luz: ella te da la vida.
 Fue ella quien te dio tu cuerpo… como el cuerpo de un recién nacido nace del útero de su madre».» Nosotros somos la unión asexuada de estas fuerzas, la masculina de «nuestro Padre en el Cielo» fusionada con la femenina de «nuestra Madre Tierra».
E

La sabiduría esenia, con estos sutiles conceptos, se encontraba entre la inconexa colección de textos que formarían nuestras tradiciones bíblicas actuales. Esos mismos textos, entre otros documentos, fueron eliminados por el Concilio de Nicea en las revisiones realizadas en el siglo iv.

 La elegante simplicidad que conecta las grandes enseñanzas de los esenios con elementos significativos de nuestras vidas actuales fue redescubierta -conservadas en muy buen estado- en las grandes bibliotecas de la casa de los Habsburgo alemanes y de la Iglesia Católica.
 Los manuscritos del Vaticano, que habían sido guardados durante más de 1.500 años, fueron esenciales entre todos los documentos que condujeron a Edmond Bordeaux Szekeley a publicar traducciones revisadas de estos extraordinarios textos esenios.
 En 1928 publicó el primero de una serie de trabajos que se conocerían como El evangelio esenio de la paz, donde se ofrecían nuevas revelaciones y un renovado respeto por este linaje de sabiduría que precede a casi todas las grandes religiones de la actualidad.

Fuente: Greeg Braden,  texto: «El poder de la profecía»

Fuente en internet: gaoalma.blogspot.com
 Quiénes eran los Esenios?
 
Desde el descubrimiento arqueológico de los Rollos del Mar Muerto en 1946, la palabra «esenio» ha dado la vuelta al mundo, haciendo surgir con frecuencia muchas preguntas.
Muchas personas se han mostrado asombradas al descubrir que hace dos mil años, una fraternidad de hombres y mujeres santos vivían juntos en una comunidad y portaban las semillas de la cristiandad y la futura civilización occidental.

Esta hermandad –que era más o menos perseguida y mantenida en el ostracismo– daría personas que cambiarían la faz del mundo y el curso de la historia. Sin duda, casi todos los principales fundadores de lo que luego se denominó la cristiandad fueron esenios: Santa Ana, José y María, Juan el Bautista, Jesús, Juan el Evangelista, etc.

 Los esenios se consideraban separados a sí mismos, no por causas externas, como el color de la piel, el pelo, etc., sino porque la iluminación de su vida interna y su conocimiento de los ocultos misterios de la naturaleza eran desconocidos para otros hombres. También se consideraban un grupo en el centro de todos, porque cualquiera podía formar parte de su Fraternidad tan pronto pasaran con éxito las pruebas selectivas.
Ellos pensaban, con muy buenas razones para ello, que eran herederos de los antiguos hijos e hijas de Dios, herederos de su antigua y gran civilización. Poseían avanzados conocimientos y trabajaban arduamente en secreto por el triunfo de la luz sobre las tinieblas en la mente humana.

Sentían que les había sido confiada una misión, que eventualmente sería la fundación del cristianismo y la civilización occidental, y estaban apoyados en este esfuerzo por seres altamente evolucionados que dirigían la fraternidad. Eran verdaderos santos, Maestros de sabiduría, hierofantes de las antiguas artes maestras.

Los esenios no se limitaban a una sola religión, sino que estudiaban todas para poder extraer de ellas los grandes principios científicos. Consideraban que cada religión era un estado diferente de una misma manifestación. Le daban gran importancia a las enseñanzas de los antiguos caldeos, de Zoroastro, de Hermes Trismegistos, a las secretas instrucciones de Moisés y de uno de los fundadores de su orden, que había trasmitido técnicas similares a las del budismo, así como a las revelaciones de Enoc.
Poseían la ciencia viviente de estas revelaciones y, de este modo, sabían cómo comunicarse con los seres angélicos y habían resuelto la pregunta del origen del mal en la tierra.
Una de sus más grandes preocupaciones era protegerse de cualquier contacto con espíritus del mal, para poder preservar la pureza de sus almas. Sabían que estarían en la tierra durante un corto período de tiempo y no querían prostituir sus almas eternas. Fue esta actitud, esta estricta disciplina, esta absoluta negativa a mentir o a comprometerse, lo que les hizo objeto de muchísimas persecuciones a través del tiempo.

Los esenios se consideraban guardianes de las Divinas Enseñanzas. Poseían un gran número de manuscritos muy antiguos, algunos de los cuales databan del inicio de los tiempos. Una gran parte de los miembros de la Escuela pasaban el tiempo descifrando sus códigos, traduciéndolos a varias lenguas, reproduciéndolos para perpetuar y preservar este avanzado conocimiento, y consideraban este trabajo como una tarea sagrada.

Los esenios consideraban su Fraternidad, compuesta de hombres y mujeres, como la presencia en la tierra de las enseñanzas de los hijos y las hijas de Dios. Ellos eran la luz que brilla en las tinieblas, que invita a la oscuridad a convertirse en luz. Así, para ellos, cuando un candidato solicitaba ser admitido en la Escuela, ello significaba que dentro de él se había puesto en marcha un completo proceso del despertar del alma. Un alma así, estaba lista para ascender las escaleras del sagrado templo de la humanidad.

Los esenios sabían diferenciar entre las almas que aún estaban dormidas, las que estaban sólo medio despiertas, y las despiertas. Su tarea era ayudar, consolar y aliviar a las almas dormidas, tratar de despertar a las que estaban a medias, y dar la bienvenida y guiar a las almas despiertas. Sólo las almas que se consideraban despiertas podrían recibir la iniciación en los misterios de la Fraternidad esenia, integrada por hombres y mujeres. Entonces comenzaba para ellos el sendero de evolución, que ya no se detiene más a través del ciclo de sus encarnaciones.

Todos conocían a «los hermanos y hermanas vestidos de blanco». Los hebreos los llamaban «La Escuela de los Profetas»; para los egipcios, ellos eran «los Sanadores, los Médicos». Tenían propiedades en casi todas las grandes ciudades, y en Jerusalén había incluso una puerta que llevaba su nombre: La Puerta de los Esenios.

A pesar de algunos temores y bromas, debido principalmente al rechazo a aquello que se desconoce, las personas sentían en general respeto y estimación por los esenios, por su honestidad, su pacifismo, su bondad, su discreción, y su talento como sanadores, dedicados tanto a los pobres como a los ricos. Las gentes sabían que muchos grandes profetas hebreos provenían del linaje de la Escuela esenia.

Es más, aún cuando la Fraternidad era muy estricta sobre las leyes secretas en relación con su doctrina interna, cultivaban muchos puntos de contacto con las personas, principalmente a través de los sitios donde daban alojamiento a peregrinos de todo horizonte, proporcionando ayuda en los períodos difíciles, y especialmente a través de la sanación de los enfermos. Estos sitios donde se impartían las enseñanzas básicas y se practicaba la sanación estaban localizados en lugares que tuvieran acceso público para que todas las personas pudieran acudir.

http://clepxydrarevistavirtual.blogspot.com.es/2013/01/religiones-y-creencias-sectas-el-ser_26.html