La presidenta andaluza, Susana Díaz, y el vicepresidente, Manuel Jiménez Barrios.
A contrarreloj a favor de la abstención. Con el cronómetro ya en cuenta atrás, los máximos dirigentes del PSOE se preparan para salir en tromba de aquí al domingo y hacer pedagogía por la abstención como única salida para evitar unas terceras elecciones, que creen muy dañinas para el partido y para los ciudadanos. Dan por hecho que el PP mejoraría sus resultados, situándose casi al borde de la mayoría absoluta. Ya se acabaron los eufemismos. No queda tiempo para eso, admiten.
En este contexto, los socialistas andaluces, capitaneados por Susana Díaz, están convencidos además de que cuentan con una abrumadora mayoría en el próximo comité federal. Consideran que todas las advertencias en cascada sobre el no a Mariano Rajoy, con Miquel Iceta, flamante primer secretario del PSC, al frente, y Cantabria, País Vasco o Baleares detrás, son solo exhibiciones de fuerza ante la próxima cita socialista y que después plegarán velas. Restan trascendencia a la posibilidad de ruptura con el PSC, pese a que la situación es muy tensa.
Aunque el riesgo es evidente y la foto fija de una grave fractura el día de la investidura del presidente del PP parece seria, en las filas de Susana Díaz no aflojan. Están convencidos de que habrá un acuerdo “casi unánime” en la reunión prevista el próximo 23 de octubre. Y lo están porque, como advierten en privado desde el puente de mando del PSOE-A, la federación andaluza no solo es la más poderosa cuantitativamente sino que la baronesa socialista ha hecho un trabajo callado y constante en el último año y medio para recabar apoyos a su favor. Estaba pensando ya en su candidatura para un próximo congreso federal y ahora va a empezar a demostrar su fuerza interna, insisten fuentes próximas a la presidenta. Su control del aparato y sus exhibiciones de poderío orgánico no son nuevas. Subrayan que incluso en las federaciones que se han mostrado a favor del no a Rajoy, la dirigente andaluza cuenta con importantes apoyos. El empuje de Alfredo Pérez Rubalcaba y de Eduardo Madina es también crucial en este nuevo envite.
Los socialistas andaluces se muestran muy vehementes con el hecho de que nadie se atreverá a romper la disciplina de voto y el acuerdo que se adopte en el comité federal, máximo órgano del partido, recuerdan. Lo verbalizó el número dos del PSOE andaluz, Juan Cornejo, que dejó claro que si él no quisiera acatar un acuerdo adoptado democráticamente, entregaría su acta. En el fondo, hay una amenaza velada. Tras hablar por primera vez abiertamente de abstención, subrayó la importancia de cumplir las normas internas. “Si sale el no, todos vamos a respetarlo. ¿Por qué no garantizan ellos lo mismo? Esto qué es, si no jugamos con mis reglas me llevo la pelota. No es democrático”, asegura un dirigente del PSOE de Andalucía. Esta afirmación no es casual. Se creen que tendrán una mayoría incuestionable en el comité federal, que dejan claro que no tendrá nada que ver con aquel sábado negro que puso fin a Pedro Sánchez.
La mayoría de dirigentes del partido consultados por este periódico insisten en señalar los estatutos del partido. Estos dicen en su artículo 78: “Las personas miembros del Grupo Parlamentario Federal están sujetas a la unidad de actuación y disciplina de voto. Si no la respetasen, el Grupo Parlamentario y la Comisión Ejecutiva Federal podrían denunciar su conducta al Comité Federal. Si la actuación originada por esa persona del Grupo se estimase grave por el Comité Federal, este tendría facultades para proceder a darle de baja en el Grupo Parlamentario, procediendo a incoar el correspondiente expediente, que será tramitado por la Comisión Federal de Ética y Garantías para que dicte las resoluciones a adoptar”.
© Proporcionado por El Confidencial Díaz, el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla (c), y el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández.
De momento, nadie quiere que las advertencias suenen a amenaza y abogan por reforzar el diálogo con el PSC y otras federaciones rebeldes. En eso está el presidente de la gestora, el asturiano Javier Fernández, pero también la propia Susana Díaz, admiten fuentes del PSOE.
Como ya avanzó este periódico, los socialistas andaluces han sido además los primeros en rechazar con fuerza una posible abstención técnica de 11 diputados, o incluso la ausencia de este número del hemiciclo. Una maniobra que permitiría al PSOE salvar la situación sin retratarse con la abstención, pero que Susana Díaz y otros barones como Guillermo Fernández Vara no ven en absoluto. El número dos del PSOE andaluz lo dejó claro este lunes. Pidió “ir por derecho y de frente”, “sin buscar caminos cortos ni alternativas”. Otros barones como Emiliano García-Page apuestan sin embargo por propiciar una abstención técnica y evitar ahondar en la fractura. El presidente de la gestora comparte también que sería más coherente fijar el sentido de voto de todo el grupo parlamentario, pero desde posiciones más flexibles, según fuentes de su entorno directo, y siempre tratando de evitar una división interna.
Restan importancia a Sumelzo, Elorza o Robles
Los socialistas andaSusana Sumelzluces restan importancia a los avisos de diputados como o, Odón Elorza o Margarita Robles, que amagan con mantenerse en el no a Rajoy diga lo que diga el comité federal. También ponen el foco en Pedro Sánchez, ex secretario general, e insisten en que no creen que “sea capaz” de romper la disciplina. Más complicadas, admiten, son las relaciones con el PSC. Sin embargo, el mensaje es claro: o abstención o se requerirán las actas de diputados.
Susana Díaz afronta este miércoles un importante debate sobre el estado de la comunidad, que estará marcado de nuevo por la coyuntura política nacional. Será inevitable que la abstención a Rajoy marque el ritmo de un debate andaluz que muchos creen que podría ser el último de Díaz como presidenta de la Junta. Desde su entorno, aseguran que ahora toca poner el acento en la gestión que ha hecho el Gobierno andaluz en estos últimos meses e incluso abogan por que sea Susana Díaz desde el sur la que marque el paso de la oposición a Rajoy. En eso están. Habrá que estar atentos a las medidas que traslade o exija la baronesa andaluza, porque posiblemente se avancen algunas de las condiciones que el PSOE desde la oposición impondrá al PP. Hablan de la importancia de marcar la agenda social, anulando políticas clave como la reforma laboral, la ley de educación o la llamada ley mordaza. También dejan muy claro que ese recorte de 5.000 millones sobre los Presupuestos Generales del Estado deberá dejar al margen las políticas sociales que, recuerdan, manejan en gran medida las comunidades autónomas.