Existe una creciente evidencia de que nuestra adicción a los teléfonos celulares podría estar afectando la funcionalidad del cerebro y ser la causa de,
estrés
ansiedad
insomnio
falta de atención y enfoque
Ahora, un nuevo informe ha descubierto que no somos los únicos seres vivos afectados por nuestra creciente dependencia de la tecnología inalámbrica.
Existe una zona en la tierra, donde puede verse un espectáculo fuera de lo normal.
Este lugar se encuentra en uno de los países más desconocido para occidente, Nueva Zelanda, situado al sur del mar de Tasmania, en Oceanía, y formado por dos islas solitarias en el mapa.
Auckland es la ciudad más poblada del país, y a unos 300 km de ella, se encuentra un pequeño pueblo llamado Waitomo, que esconde bajo sus verdes colinas, un laberinto de cuevas, simas y ríos subterráneos.
Un número cada vez mayor de mujeres en Corea del Sur elige no casarse, no tener hijos e incluso no tener relaciones sentimentales con hombres. Con el índice de fertilidad más bajo del mundo, la población del país comenzará a declinar, a menos que algo cambie.
«No tengo planes de tener hijos, nunca», me dice la joven de 24 años Jang Yun-hwa, cuando conversamos en un café de moda en pleno centro de Seúl.
«No quiero sentir el dolor físico del parto. Y perjudicaría mi carrera».
Al igual que muchos otros adultos jóvenes en el extremadamente competitivo mercado laboral surcoreano, Yun-hwa, caricaturista en internet, trabajó muy duro para llegar a la posición en que está, y no quiere ahora tirar a la basura todo el esfuerzo invertido.
«Más que ser parte de una familia, me gustaría ser independiente, vivir sola y alcanzar mis sueños«, dice.
Yun-hwa no es la única mujer coreana joven que creen que carrera o familia son dos opciones mutuamente excluyentes.
Leyes que no se ponen práctica
Corea del Sur tiene leyes diseñadas para evitar que se discrimine a las mujeres por quedar embarazadas o por sencillamente tener una edad en la que esto es una posibilidad, pero, en la práctica, dicen los sindicatos, no se implementan.
La historia de Choi Moon-jeong, una mujer que vive en los suburbios de Seúl, es una poderosa ilustración de este problema.