por Javier del Arco
del Sitio Web Tendencias21
El humanismo clásico se ha convertido en un espectáculo de masas en el que el fútbol ha sustituido al circo romano.
El Homo Sapiens recupera los instintos propios del primate depredador que es.
Y el mundo globalizado forma una remezcla de la que surge el subhumano, adorador del dios dinero, ahora envuelto en un manto tecnológico.
El nihilismo, como ya decía en un artículo anterior, es un fenómeno que ha existido siempre. Lo que sucede es que en el siglo XIX la mejor literatura rusa y la filosofía de Nietzsche lo des-ocultaron.
Utilizo esta palabra exótica porque me parece más exacta que desvelar y sobre todo que la palabra descubrir, que tiene otro sentido.
Llegado a este punto he de decir que renuncio, en aras de la legibilidad y comprensión de estos artículos sobre el nihilismo, a tratar de abordar frontalmente el cómo Heidegger entendió el nihilismo nietzscheano y cómo produjo el «diálogo unilateral» con Nietzsche en el tomo II de su obra de ese nombre, que ya reseñé en un artículo anterior.
Sin embargo, no quedará marginado el gran friburgués, sino tras-portado en el tiempo.
Por ello y para comenzar este debate sobre el ocaso del humanismo, quiero mostrar un texto mucho más actual que recibí en el año 2000 editado por Siruela y escrito por el filósofo alemán Peter Sloterdijk.
Su título «Normas para el Parque Humano – Una respuesta a la Carta del Humanismo», (1) texto este último de Martín Heidegger.
Su origen: