El único hecho verdaderamente inobjetable, lo único que realmente podemos saber de cierto, es que somos conscientes. Tenemos experiencia subjetiva, el mundo aparece en la luz de nuestra mente, se siente de cierta forma, tiene qualia. Como ha dicho el físico Andréi Linde, todo lo demás, todo la materia y sus propiedades, es algo secundario e inferencial a este hecho. En cierta forma, esto ya nos intima la más profunda identidad entre el ser y la conciencia. La conciencia es la existencia. Como sugiere el famoso dicho hindú: sacchidananda, lo absoluto, Dios, Brahman, etc., tiene tres cualidades esenciales: Sat (ser), Cit (conciencia) y Ananda(deleite o gozo).
El gran maestro del tantrismo shaiva, Abhinava Gupta, comenta en su monumental Luz del tantra un pasaje de la Bhagavad Gita en el que Krishna enseña que no importa a qué dios se adore -llámese Shiva, Vishnu, Brahma, Devi, etc.-, es a él a quien realmente se está adorando:
El gurú enseñó: «Incluso aquellos dedicados a otras deidades, si adoran con fe y devoción, de hecho me están adorando a Mí» (BG. 9.23). (Pero nosotros diríamos así:) Aquellos que creen que la deidad específica que adoran es otra cosa que la Conciencia, si se mantienen investigando el objeto de su atención (y devoción) (llegarán a) entender que éste no es más que la Conciencia (bodha).
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