Por Preston Nichols
Extracto de su libro «Encuentro en las Pléyades».
Igual que hablamos de abducciones físicas y astrales, también existen implantes tanto físicos como astrales. En el transcurso de mi trabajo, he llegado a ver una unidad de pensamiento colocada en el campo áurico que rodea el cuerpo de una persona. Éste es un típicoimplante astral, que actúa como una entidad propia cuando transmite sus influencias o datos de lecturas.
Los implantes físicos se pueden desglosar en dos categorías: inertes y biológicos. Un implante inerte o puramente físico es un trozo de metal, de cristal, un chip de silicona u otra sustancia que es insertado en el cuerpo. Este tipo tiene como objetivo transmitir directamente al sistema nervioso del sujeto. No hace mucho tiempo descubrí que muchos de estos implantes son biológicos. Cuando escogen a un sujeto para un implante biológico, toman una muestra de su estructura celular. Los abductores realizan entonces algún tipo de manipulación genética del ADN y de la estructura celular, hacen un cultivo y fabrican un receptor-emisor con la materia biológica. Esto suena bastante vanguardista, pero no existe ninguna investigación científica que indique que un material biológico no pueda ser configurado para fabricar un receptor-emisor de radio. Allí donde un aparato normal tendría cables, la versión biológica utiliza estructuras celulares biónicas que sustituyen a los cables y otros circuitos.
Se ha descubierto un implante que normalmente se inserta en el cuerpo masculino justo encima de las gónadas. No estoy seguro de dónde iría su equivalente en el cuerpo femenino. El objetivo del implante es transmitir cuando el sujeto está sexualmente excitado. Si no llega a excitarse, no hay transmisión.
Aunque estos implantes suelen estar relacionados con la sexualidad, no siempre es así. Descubrí un caso en que este tipo de implante también estaba conectado con el centro óptico del cerebro. En otras palabras, al pasar la mano por delante de los ojos y la cara del sujeto, la transmisión del implante cambiaba.
Un ejemplo gráfico y extraño de un implante biológico salió a la luz cuando una persona de Brooklyn me vino a ver porque quería que le hiciera una revisión para ver si llevaba implantes. En esa época yo utilizaba analizadores de espectro, osciladores de inclinación magnética (se trata de un aparato que busca redes de resonancia) y otro equipo para detectar implantes que lleva circuitos de radio. Al pasar una sonda RF (frecuencia de radio) por su cuerpo, vi que aparecía una señal cuando llegaba a la zona del abdomen. Si alejaba la sonda, la señal disminuía y casi desaparecía del analizador de espectro. Naturalmente, cualquiera que trabaje en electrónica sabe que los analizadores de espectro no son tan precisos, así que tuve que poner la señal a «pulsación cero». Esto significa que coloqué la señal en un analizador para que pudiera ser emparejada con la señal transmitida a través del cuerpo del individuo y ser así identificada. Quería descubrir la frecuencia real del implante, y lo hice. ¡Sorpresa: era la misma que la del canal 25 de televisión de Brooklyn!
Fue un descubrimiento bastante sorprendente e increíble. Entonces convertí la señal para poderla leer en un monitor de televisión. Efectivamente, era el mismo canal 25 y podía verlo en la pantalla. Esta persona en realidad estaba interceptando el canal 25 de Brooklyn y lo volvía a emitir. Su implante tenía la misma frecuencia exacta, pero también había una rareza técnica muy extraña. Este receptor-emisor implantado actuaba a la manera de lo que se conoce como un repetidor simplex (unidireccional). Se trata de un artilugio que tiene un receptor que recibe la señal, después hay un tiempo de espera, y a continuación se transmite la señal. Se llama repetidor porque repite la señal. El implante de ese hombre era desconcertante, porque tanto el receptor como el transmisor funcionaban a la vez. Puede que esto no le suene raro al lector medio, pero como experto en electrónica yo estaba perplejo. Nunca había visto un aparato así, ni sabría cómo construir uno igual.
Después de reflexionar un poco sobre el tema, me di cuenta de que alguien había instalado un sistema muy ingenioso. En realidad habían montado sus transmisiones implantadas encima de las del canal 25. Si alguien se acercaba lo suficiente con un detector de radio y captaba la señal, automáticamente asumiría que se trataba del canal 25 y no le daría más importancia, ya que el sujeto pasa la mayor parte del tiempo por esa zona. La información visual viaja por lo que se llama un impulso sincronizado. O más específicamente, se desplaza por encima del impulso. El aspecto ingenioso de esta transmisión implantada en particular era que iba en una dirección descendente, por debajo del impulso. Habían montado la transmisión utilizando otro aspecto del impulso para transmitir su información. Lo mínimo que se podía decir es que se trataba de una emisión clandestina.
Después de que este hombre se diera cuenta de que tenía algún tipo de receptor-emisor implantado en su cuerpo, se ofreció voluntariamente a pasar por rayos X. Aunque se le realizaron varias radiografías, no pudimos descubrir ningún implante. Después le practicaron una resonancia magnética, que reveló la existencia de una bolsa de tejido donde no debería haber ninguna. Era simplemente un depósito de grasa. Eso es todo lo que el médico dijo sobre el tema. Cuando me di cuenta de que la sangre es una solución salina que actúa como buena conductora, el patrón quedó claro. Los vasos sanguíneos llegaban hasta la zona de la ingle, que actuaba como una antena para el implante. Su combustible era biológico y, a efectos prácticos, estaba vivo.
Existe otro tipo de implante que estamos viendo últimamente, parte del cual actúa como un computador portátil y está situado debajo del esternón, en el centro del tórax. Sobre el corazón, a la izquierda, justo donde está el esternón, a veces se descubre un chip. Éste actúa como el CPU o unidad de procesado central del implante. Almacena la memoria y los programas que serán activados. Al final de la caja torácica se encuentra el implante biológico que es el receptor-emisor. Recibe señales y las envía al chip de la CPU en la parte superior de las costillas. Todo ello está conectado mediante un cable increíblemente fino a otro chip en la base del cuello. Se trata de la interfaz neuronal que conecta con la columna vertebral y el cerebro.
Este implante está regulado por un grupo de cinco electrodos para cada nervio. A medida que el impulso nervioso desciende por la neurona, un electrodo lo percibe. Otro cancela el impulso. Un tercero volverá a insertar el impulso nervioso previo u otro nuevo. Los otros dos electrodos que he mencionado son simplemente instrucciones opuestas concebidas para anular los impulsos descritos. De esta manera se puede acceder a toda la «red neuronal» y el implante tiene acceso total a las funciones motoras del ser humano. Todo muy sofisticado.
Las investigaciones adicionales han demostrado que las emisiones en la banda de alta frecuencia revelan una pulsación de inter-pretación imprecisa que se parece a los patrones indicados por la información neurológica que acabo de describir. Puede que ésta sea la señal utilizada para transmitir a este tipo concreto de implante, pero por el momento no estoy totalmente convencido.
La razón de que no descubriera antes este implante es que deja de funcionar si se intenta sondear la red neuronal para detectarlo. Afortunadamente me encontré con un joven cuyo implante al parecer era defectuoso y no dejaba de funcionar. Inmediatamente lo escaneé y descubrí un conjunto de implantes. Ante mi sorpresa, descubrí que podía sintonizar con los implantes y llegar directamente a la CPU a través de una función empática que precisamente responde a los códigos que yo conocía de Montauk. Pude desconectarlo, volverlo a conectar e incluso escanear algunos de los programas y memorias que habían sido grabados. Pasó mucho tiempo antes de que recordara que yo también había diseñado algunas de sus partes. Yo formaba parte del equipo que lo creó. El implante había sido desarrollado en Montauk, con mi ayuda. Ello explicaba el por qué podía conectar o desconectar el dispositivo a voluntad. Los circuitos me reconocían.
Siempre me gusta pensar que yo no estuve involucrado en una actividad tan nefasta como ésa, pero he tenido que enfrentarme a la verdad y confesar. Yo fui uno de los miembros del equipo de comprobación y programación de Montauk. Eso también pone otro tema sobre la mesa: ¿fui programado? Me he tenido que plantear esta cuestión en numerosas ocasiones. Mi respuesta es «sí». Fui programado y probablemente todavía lo esté, en cierta medida. Es por ello que trabajo con personas y realizo investigaciones. También cuento con un grupo de psíquicos que siguen mi trayectoria para asegurarnos de que trabajo para el bien de las personas implicadas y no llevo a cabo ningún tipo de programación gubernamental. Soy muy consciente de ello y me preocupa este aspecto de mi ocupación. A veces siento que puede que sea el único capaz de realizar este tipo de tarea, porque quizá sea el único que se ha salido de un proyecto gubernamental y que es capaz de realizar este nivel de desprogramación. Y si hay que desprogramar a alguien, antes hay que saber cómo se hizo el programa original. En muchos casos, sé cómo «abrir» a las personas, porque yo ayudé a programarlas. Me encantaría que alguien que conozca estos métodos me desprogramara, pero no he logrado encontrar a nadie de confianza y disponible que esté dispuesto a aprender los métodos. También tengo que ser extremadamente consciente del tema seguridad.
Existen otros implantes aparte de los que ya he descrito. Por ejemplo, hay toda una categoría de implantes cuyo objetivo es detectar señales de un punto exterior y volver a transmitir en esa dirección. Estos implantes pueden estar colocados en todo el cuerpo, pero lo más frecuente es detrás de la oreja izquierda. Este tipo se parece a una astilla de cristal o piedra negra con unas rayas. Se trata de tecnología muy avanzada, y la utilizan los alienígenas para localizar a sus abducidos. Estos implantes no afectan necesariamente el proceso cognitivo. Se trata de transponedores, mediante los cuales se transmite una señal desde una base. El implante la reconoce y responde con otra señal. Con el equipo adecuado, el abducido puede ser localizado.
De vez en cuando, el cuerpo del abducido rechaza estos implantes y van subiendo hasta la superficie. Un abducido informó de un cristal que le salió de la frente, mientras que otro vio uno saliéndole del pene. Creo que los implantes gubernamentales practicados en la zona genital están basados en el diseño alienígena original. Después de descubrir implantes en el escroto, el pene y la vagina, empezaron a comprender por qué lo hacían así los alienígenas y comenzaron a realizar los suyos. El siguiente paso fue añadir algo al diseño y fabricar su propia estructura de implantación. La parte del cuerpo donde están colocados estos implantes depende de lo que se esté controlando o en qué estructura nerviosa se supone que ese implante tiene que interferir.
Estos aparatos normalmente parecen una piedra y casi todos tienen forma de lágrima. Los lados son rectos, con medias lunas en la parte delantera y trasera. Normalmente están colocados en el tejido y allí se dejan. A veces se encuentran cables que salen de los implantes, normalmente sujetos a los ganglios nerviosos. No estoy seguro de qué potencia tienen estos implantes cristalinos, ya que no he podido captar las señales que emiten.
No son éstos los únicos implantes, pero espero que con lo dicho el lector se pueda hacer una idea de lo complejos e intrincados que pueden ser.