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videoesculturas de la energía que generan los movimientos de un maestro de tai-chi

El colectivo Universal Everything ha montado una serie de videoesculturas que visualizan los trazos energéticos que forma el movimiento de un maestro de tai-chi: arte marcial interna que tiene como principio el dominio de la energía vital.

Las artes marciales chinas que se desprenden del taoismo, como el tai-chi y qi-gong, se basan en sentir la energía y dirigirla (la energía inerna y la energía del cosmos y de la tierra). Visualizar la energía en movimiento: esa estela invisible pero imprescindible para cualquier práctica espiritual, es lo que ha realizado el colectivo Universal Everything con estas videoesculturas que trazan en el espacio los movimientos energéticos de un maestro de tai-chi.

Para realizar estas “esculturas imposibles”, Matt Pyke, de Universal Everything llevó a cabo una sesión demotion-capture con un maestro de tai-chi, convirtiendo sus movimientos en datos. “Luego vestimos esta data en disfraces físicos”, dice Pyke, los cuales están basados en los movimientos pero ejecutan una libertad creativa, aquello que sugiere la energía: una masa de bloques goemétricos, una serie de filamentos chamánicos que se desintegran y conectan con las líneas del universo o un huevo energético de plasma.

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Las esculturas incorporan una estética tomada de la arquitectura moderna y de la iluminación LED para traducir un protocolo de movimiento ancestral a la escena contemporánea de estimulación visual. “Al usar los movimientos del cuerpo, puedes percibir el espíritu humano dentro de formas abstractas, brinándoles calor, empatía y vida”, señala Pyke.

El arte marcial el tai-chi-chuan, “puño supremo”, es un arte marcial interno que busca la circulación adecuada de chi (energía vital) y en última instancia la fusión de la energía femenina con la energía masculina. De esta forma ligado al principio fundamental de la alquimia que atraviesa todas las disciplinas espirituales.

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[Fast CoDesign]

http://pijamasurf.com/2012/10/videoesculturas-de-la-energia-que-generan-los-movimientos-de-un-maestro-de-tai-chi/

La teoría alternativa sobre la antigua presencia de los Fenicios en Brasil

La teoría alternativa sobre la antigua presencia de los Fenicios en Brasil

Según la visión histórica ortodoxa, no hubo contacto entre el mundo medio-oriental y América antes de la llegada del navegante genovés Cristóbal Colón en 1492.
Sin embargo, hay muchas evidencias de que el mundo medio-oriental y también el céltico-megalítico tuvieron esporádicos contactos con Suramérica a partir de la época de los Sumerios.
La teoría del pre-contacto de los sumerios se apoya tanto en elementos de semejanza lingüística entre el antiguo idioma sumerio y la lengua aymara hablada todavía hoy en Bolivia, como en dos hallazgos muy particulares en el lago Titicaca. Me refiero a la Fuente Magna y alMonolito de Pokotia, los cuales contienen inscripciones sumerias que fueron descifradas por el epigrafista Clyde Winters.
La teoría del descubrimiento casual está apoyada en el hecho de que los pueblos antiguos, en este caso los sumerios, eran buenos navegantes y pudieron haber circunnavegado África en el mismo sentido de las agujas del reloj, o bien, partiendo del Mar Rojo y dirigiéndose inicialmente hacia el Cabo de Buena Esperanza. No obstante, apenas llegaron a las islas de Cabo Verde, los vientos contrarios, o bien los alisios, los habrían impulsado hacia Brasil y de esta manera habrían llegado por primera vez a la Amazonía.
Según esta teoría, el segundo pueblo de navegantes que llegó casualmente a Brasil fueron los Fenicios, quienes sin embargo dejaron en el continente suramericano muchas más evidencias arqueológicas y fonemas lingüísticos en las lenguas locales, como el Tupí Guaraní.
Uno de los primeros sostenedores de la teoría de la presencia antigua de los fenicios en Brasil fue el profesor de historia austríaco Ludwig Schwennhagen (Siglo XX), quien en su libro “Historia antigua del Brasil” citaba los estudios de Hunfredo IV de Torón (siglo XII), que a su vez había descrito los viajes del rey Hiram de Tiro (993 a.C.), y del rey Salomón de Judea (960 a.C.), al estuario del Río Amazonas.
Según Schwennhagen, la lengua Tupí Guaraní tiene el mismo origen de las lenguas medio-orientales y, específicamente, evidencia muchas semejanzas con la lengua sumeria.
En cuanto a las evidencias arqueológicas y documentales que probarían la llegada y la antigua presencia de Fenicios en Brasil, se debe ante todo mencionar la cuestión de la Piedra de Paraíba, que fue descubierta en 1872 en Pouso Alto (Paraíba).
La piedra que se partió en cuatro pedazos no se recuperó nunca, pero la copia de las inscripciones que, según quienes la descubrieron, tenía grabadas, fue enviada al vizconde de Sapuachay, que era el presidente del Instituto Histórico de Río de Janeiro.
En un principio la transcripción fue declarada falsa, pero luego, en 1960, el epigrafista Cyrus Gordon afirmó que el texto fenicio que la Piedra de Paraíba reproducía no podía ser falso porque transmitía conceptos gramaticales de la lengua fenicia que eran todavía desconocidos en 1872, cuando el conocimiento del antiguo idioma medio-oriental era aún muy limitado en el mundo. He aquí la traducción de la Piedra de Paraíba:

Somos Cananeos de Sidón de la ciudad del rey mercante. Llegamos a esta isla lejana, una tierra montañosa. Sacrificamos un joven a los dioses y diosas celestes, en el decimonoveno año de nuestro rey Hiram y nos embarcamos en Ezión-Geber en el Mar Rojo. Viajamos con diez naves por dos años alrededor de África, luego fuimos separados por la mano de Baal y ya no estamos con nuestros compañeros. Así llegamos aquí, doce hombres y tres mujeres, a la isla del hierro, en una nueva playa que yo, el almirante, gobierno. Pero seguramente los dioses y diosas nos favorecerán.

Según Cyrus Gordon, el rey Hiram que se menciona sería Hiram III, lo que establecería que la fecha de la inscripción corresponde al 531 a.C. Además, cuando se refiere a la “mano de Baal” estaría aludiendo al dios de las tempestades, lo que avalaría la tesis de los vientos alisios que de las islas de Cabo Verde soplan constantemente hacia Brasil.
Hay otras fuentes documentales sobre la posible llegada de barcos fenicios a Brasil. Por ejemplo, las fuentes de Heródoto, que en sus Historias menciona una expedición fenicia contratada por el faraón egipcio Necao II (610 a.C. – 595 a.C), que partió del Mar Rojo y llegó al estrecho de Gibraltar tres años después. Además, hay que mencionar la expedición cartaginense del 425 a.C. dirigida por Hannón, que tenía que fundar colonias en el golfo de Guinea, durante la cual potencialmente también los Cartaginenses (descendientes de los Fenicios) habrían podido llegar a Brasil.
En lo que respecta a las evidencias documentales, se deben nombrar la Pedra da Gávea y la Pedra do Ingá.
La primera, ubicada en la Barra da Tijuca en el estado de Río de Janeiro, contiene petroglifos que fueron parcialmente descifrados por el especialista Bernardo de Azevedo da Silva Ramos. (Inscrições e Tradições da América Pré-Histórica, 1932). Según esta interpretación, la inscripción podría ser transliterada de la siguiente manera:

LAABHTEJBARRIZDABNAISINEOFRUZT

Que traducido significaría:
Aquí Badezir, rey de Tiro, el hijo más viejo de Jetbaal.

Por tanto, la inscripción se remontaría al 840 a.C. aproximadamente, ya que Jetbaal reinó hasta el 847 a.C.
Si bien algunos históricos ortodoxos consideran que la inscripción de la Pedra da Gávea es falsa, hay que preguntarse cómo fue posible, a principios del siglo XIX, cuando el petroglifo de la Pedra da Gávea se dio a conocer públicamente, reproducir una inscripción fenicia, teniendo en cuenta que el conocimiento de este idioma era muy limitado en el mundo (lo misma situación se dio con la Piedra de Paraíba).
La otra evidencia arqueológica de la posible antigua presencia de los fenicios (o quizás de los Hititas, como sostuvo el italo-brasilero Gabriel D’Annunzio Baraldi), en Brasil es el misterioso y complejo Petroglifo de Ingá que tuve la oportunidad de estudiar en un reciente viaje a Brasil.
Analizando la Pedra do Ingá se pueden observar muchos signos que, según Baraldi, fueron hechos utilizando moldes cuando todo el monolito era un enorme pedazo de lava fundida, luego de la erupción de un antiguo volcán.
Por ejemplo, se observa un signo muy parecido al qoph fenicio, o bien, un círculo con una línea vertical en el centro, que corresponde a la q latina.
La última evidencia, esta vez documental, sobre la posible presencia de pueblos medio-orientales (quizás cartaginenses) al interior de Brasil es el famoso Documento 512, el cual hace poco traduje integralmente del portugués antiguo.
Como puede verse, la posibilidad de que los fenicios hayan llegado en épocas antiguas a Brasil está apoyada en varias evidencias documentales, arqueológicas y lingüísticas. Falta verificar si realmente se establecieron en Suramérica y si pudieron explotar algunas minas de metales preciosos que fueron utilizadas por los Templarios en los siglos sucesivos, como lo sostienen algunos investigadores del Cono Sur.

YURI LEVERATTO
Copyright 2012

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