No se si existen estos territorios legendarios, pero me gustaría. A continuación algo de lo que se cuenta sobre ellos.
Ambas islas existirían, “de alguna manera y en algún momento”. Una en torno a la colina de Glastonbury (Inglaterra). La otra sería una supuesta octava isla canaria, la más occidental de todas ellas.
Ese es justo uno de los puntos clave: el Oeste, el lugar donde el sol se pone, el lugar de la muerte. Un lugar de transformación. Ambas parecen ser materializaciones de un mismo espacio mítico, donde desaparecerían las coordenadas espacio temporales de nuestro mundo y se entraría en otra dimensión más espiritual que física, en cuanto que según estas leyendas sólo el que tiene los ojos abiertos y el interior (corazón y espíritu) adecuados podrá acceder a su geografía física.
Incluso coinciden en una de sus múltiples denominaciones. Ambas han sido llamadas, entre otras cosas, islas afortunadas. Y a su vez pertenecerían a ese tipo de territorios míticos, reinos o ciudades, como Shambala (ver en sección de mitos de wakan en números anteriores), o las ciudades “perdidas” en Sudamérica.
Su carácter legendario tiene dos vertientes. Una sería su naturaleza más espiritual que física. Otra sería una parcial naturaleza física, pero perteneciente a otra dimensión, lo que enlazaría estos territorios con la existencia de otros mundos paralelos, otras dimensiones contempladas por la física actual en su teoría de las supercuerdas. A esto último se asociaría ese mundo paralelo llamado, entre otros muchos nombres, reino borroso. El país de hadas y duendes que coexistiría con el plano humano de manera paralela a veces, aunque a veces se cruzan en puntos y lugares comunes. Momentos del espacio y espacios temporales que serían umbrales de apertura, puertas que podrían abrirse y cerrarse en cualquier momento inesperado y en determinados tiempos fronterizos: amanecer, atardecer y días o noches de solsticio (el de verano, la noche de las hogueras de San Juan, hacia el 23 de junio. Y el de invierno, navidad) y otros días mágicos en que las diferentes dimensiones se entrelazan y visitan como la noche de las ánimas el 31 de octubre. Esta asociación con el pueblo gentil está plasmada concretamente en la Isla de Ávalon, en la que salen a relucir nombres como la Dama del Lago o el Hada Morgana.
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Hay, además, una característica del país borroso cuya lógica interna encajaría con el tipo de avistamientos de estos territorios. Es la capacidad del “encanto”, el poder materializador de hadas y duendes, moldeando la forma de las cosas con su deseo puro, esto es sin mezclas (también parte de su naturaleza, en este caso de su forma de sentir y actuar). Su propia forma la modificarían así, de ahí la variedad de las imágenes con las que se aparecen ante el humano testigo. Y relacionándolas con las imágenes arquetípicas que ya posee ese testigo, con sus propias creencias y simbología. Algunos esoteristas hablan de un estado mental llamado “jinas” en el cual las criaturas y toda materia física pude penetrar en otras dimensiones, tan reales como la nuestra.
Ese aire de mundo aparte vendría remarcado por ser islas, lugares separados y rodeados por el mar, que simbólicamente es el inconsciente, la fuente de la vida no sólo material sino emotiva y espiritual. Y como territorios distintos tendrían características ajenas a la normal apariencia de la vida en la geografía humana, como la inmortalidad, la ausencia de fatiga y la materialización extraordinaria, la abundancia inagotable.
Las islas son, además, uno de los espacios favoritos de las hadas. Habitarían en algunas exclusivamente “suyas” y en otras compartidas con el ser humano. Algunas serían islas flotantes, sin asidero firme como las islas humanas, otras se hallarían sumergidas parcial o completamente saliendo a la superficie sólo en ciertos momentos, y existe la creencia de que es posible acceder a ellas cada 7 años, y conseguir que se mantengan aparecidas si se lleva a ellas el fuego. Las islas españolas albergan este tipo de habitantes. El follet es un duende de las islas baleares, doméstico y apegado a uno de los habitantes de una casa. Servicial y bondadoso, muy activo y juguetón, con la típica forma de jugar y embromar a los habitantes de una casa escondiéndoles las cosas. Y con la particularidad de traspasar, al humano que él elija, el poder materializador de modificar su apariencia física. Pero también existe el barruguet, un duende molesto a quien le encanta martirizar y hacer rabiar a los humanos. Tiene brazos desproporcionadamente largos, barba y voz ronca y fama de perverso y lascivo. Sus lugares favoritos para vivir son cuevas, molinos, agujeros de las paredes, pozos y cisternas. También se habla de hadas, llamadas a veces Damas Blancas y relacionadas con cuevas y fuentes, una vez más. Y tengo que contar aquí una experiencia que le sucedió a un amigo, en una casa retirada en el campo de la isla de Ibiza, de la que salió huyendo con su novia tras tres noches de oír, aterrados, el impactante sonido de gigantescas puertas metálicas abriéndose y cerrándose bajo tierra. En las Canarias se han perdido las referencias mitológicas de los guanches y los seres mágicos que ahora la pueblan son espíritus que recorren los campos pudiendo adoptar las formas de perros o gatos blancos, que tan pronto pueden guiar rebaños como perseguir a personas, provocar estrépitos, o irrumpir en la vida cotidiana de alguna manera. Es curiosa su manera de hacer notar su presencia en una casa, produciendo el ruido de caída de gotas de agua y a continuación comenzar con sus “bromas”. También hay seres encantados cerca de algunas fuentes. Y “seres blancos” de ambos sexos en muy especiales lugares. Por ejemplo en el barranco de Badajoz en Tenerife donde existen numerosos testimonios de apariciones mágicas. Y luces misteriosas, a veces asociadas con el fenómeno ovni, en numerosos lugares del archipiélago. Existe una fotografía en la caldera de Taburiente en la isla de la Palma, hecha a dos niños. Detrás de ellos en la foto revelada aparece una figura blanca de aspecto femenino, una vez descartadas orígenes técnicos en el laboratorio fotográfico. Más que de hadas en Canarias se habla de espíritus y de antiguas y poderosas civilizaciones paralelas. Y de puertas inducidas, donde al cruzarlas el tiempo se modifica, característica típica del acceso al país borroso. En el pueblo de San Juan en Tenerife se cuenta la historia de una niña que se quedó dormida en una cueva y al despertar habían pasado 30 años humanos. Es curioso el hecho de que actualmente se ha cerrado la puerta de dicha cueva, aunque los vecinos no la olvidan y saben de sus propiedades de acceso a otros mundos. (Recomendamos vivamente la trilogía sobre duendes, hadas y gnomos en España, deJesús Callejo y Carlos Canales para más detalles sobre la naturaleza de los seres del país borroso en toda la península ibérica).
A continuación San Borondón y Ávalon, mencionando algunas de sus referencias históricas, físicas y legendarias.
San Borondón
Por supuesto se ha querido dar una explicación racional a sus avistamientos, hablando de reflejos y espejismos. Y ciertamente suena muy sensato, sólo que eso sólo, como suele suceder, no explicaría toda la leyenda sobre ella. Tan sólo sería una base, un pretexto físico.
El nombre se deriva de un monje irlandés medieval, llamado Barandán o Brandán nacido en 480. Es curioso que aquí surja otro nexo en común entre ambas islas, el nexo celta, la religión anterior al cristianismo.
Se trata de uno de esos santos curiosos, de vida sumergida en brumas y maravillas, aunque es cierto que existió históricamente y de él han quedado escritos, entre otros algunos tratados geográficos y astronómicos, una regla monástica, unas “Revelationes” de carácter profético y su “Navigatio” en donde se relatan sus viajes marítimos y en concreto atlánticos, que fue el origen de la leyenda por la que es conocido.
Su figura permaneció en el olvido hasta el siglo XI cuando diversos monjes, entre otros el abad de Cluny Raoul Glaber, empezaron a difundir sus viajes oceánicos, incluyendo ya sus detalles maravillosos y una gran riqueza simbólica, en varias versiones de la “Navigatio” del santo, inspiradas tanto en el aire iniciático de la Odisea homérica, como en los relatos fabulosos de las “1001 noches”. Se trata de la misma simbología que conforma la tradición mágica o esotérica ancestral. Por ejemplo, en una de sus peripecias San Borondón y sus compañeros recalan en una isla que es en realidad una ballena (recordar el famoso pasaje de las 1001 noches dentro del relato de Simbad), aunque es una imagen ampliamente extendida en diferentes culturas. Una isla ballena es una tierra viva, capaz de acoger y cuidar a los que tienen conciencia de esa cualidad esencial, que sumada a otro elemento vivo como el agua remarca el origen sagrado de todo lo existente, y permite alcanzar la “meta”, el “puerto”, a quienes saben reconocer e identificar su profunda naturaleza.
Recalan también en una tierra donde crece la hierba que conduce a la locura, que si la consideramos en su acepción antigua como un don misterioso divino, se relacionaría con el estado de conciencia diferente, sagrado, que permite conectar con planos superiores mentales. Y allí las aves permiten, o conceden, comprender su idioma, el famoso y mágico “lenguaje de los pájaros”, esto es de los seres que “vuelan”.
La isla de San Borondón ha sido también llamada La Encubierta, o La Inaccesible, en concreto en algunos escritos de la antigüedad clásica de Plinio y Ptolomeo. Y desde luego, ya se habla de ella desde la conquista de las Canarias, con su carácter de isla de la eterna juventud. Así mismo se la ha llamado en algunas viejas crónicas Isla de las 7 Ciudades, donde aparece otro elemento simbólico con la presencia de ese número arquetípico.
Luego existen muchas referencias a ella por parte de historiadores y viajeros. El historiador canario Juan de Abreu en el siglo XVII la da por auténtica y hasta trata de ubicarla: “parece estar en 10º y 10’ de longitud y 29º y 30’ de latitud”. Y se organizaron diversas expediciones en su búsqueda durante los siglos XVI y XVII, la mayoría precipitadamente después de algún avistamiento, de las que se guardan referencias documentales. Pero la isla desaparecía cuando la nave se aproximaba demasiado.
Existen también testimonios de algunos que afirman haber arribado a ella. Por ejemplo en el siglo XVI, el piloto portugués Pero Velo de Setúbal, a quien se tomó declaración oficial. Contó que dos marineros tuvieron que ser abandonados allí porque al poco de desembarcar se desencadenó una impresionante tormenta que obligó a volver al navío y levar anclas por la cercanía de una costa rocosa.
Un curioso testimonio es el de Marcos Verde, también en el siglo XVI, que también afirmó haber desembarcado en ella y cuenta que algunos hombres que se internaron en ella por diferentes senderos empezaron a dar gritos de terror, volviendo al barco, levando anclas y desapareciendo también su costa nada más alejarse de la playa.
Viera Clavijo en el tomo I de sus Noticias cuenta (en 1772) que: “Hace pocos años que, retornando de América uno de los Registros de nuestras islas creyó un día su capitán que había avistado la isla de la Palma, más al día siguiente, en que esperaba llegar a la de Tenerife, se halló frente a la verdadera isla de la Palma.
También hay datos curiosos. En 1723 un sacerdote exorcizó la isla mientras aparecía y desaparecía entre nubes y niebla, ante numerosas personas y quedando constancia ante notario. Y la existencia de una única foto de San Borondón, hecha en 1958 por M. Rodríguez Quintero, de la Palma.
Y se da una coincidencia en el aspecto físico relatado por los testigos. Sería una isla alargada con dos sistemas montañosos en sus extremos, una gran depresión o valle en su centro y una claridad desconcertante. Aparte de la ya citada neblina o bruma en la que se envuelve antes de aparecer y desaparecer (característica ésta presente en todos los testimonios de supuestos contactos con otras dimensiones, desde reinos legendarios a experiencias de tiempos perdidos y traslaciones espaciales “imposibles”, por no haber recorrido el camino aunque se tratara de una traslación dentro de nuestra propia realidad física).
Isla de Ávalon
En esta isla aparecen referencias concretas que relacionan su carácter extraordinario (ya citado más arriba, eterna juventud, abundancia, etc.) con otro cuerpo legendario: el griálico del rey Arturo. ¿Completándolo?. En ella se unirían así la simbología femenina de la sabiduría (Sofía) de la copa, o receptáculo, con la ancestral Diosa Blanca inspiradora de los poetas y fuente de la vida y la muerte, y los mágicos territorios paralelos donde “ese tipo de cosas” tiene lugar.
En el siglo XII, cuando surgió y se extendió por toda Europa la leyenda del grial (ver esta sección de mitos en otro número de wakan), el escritor Geoffrey de Monmouth fue quién popularizó la conexión de Arturo con la isla de Ávalon, a donde fue conducido una vez muerto y donde se dice que permanece “dormido”, guardado su profundo sueño por el Hada Morgana (según el poeta y estudioso de los mitos antiguos Robert Graves sería la misma identidad de la Dama del Lago, con distinto nombre, y a su vez ambas serían nombres diferentes de la Diosa Blanca, la gran diosa primordial). Su sueño duraría hasta el momento en que despertaría al ser necesitado. El poeta Lydgate del siglo XV describe a Arturo como “un rey coronado en el país de las hadas”.
Justo en este siglo, en 1191, los monjes de la abadía de Glastonbury (abajo foto) anunciaron el descubrimiento de una posible tumba de Arturo y así es como lo venden todavía a los turistas de esta colina sagrada, ya que desde la más remota antigüedad fue un enclave sagrado para las diferentes religiones. Es un lugar fuertemente empapado de conexiones y puertas con otros mundos.
Ávalon se deriva de la palabra arcaica inglesa “aval”, manzana, y de ahí vendría el nombre de isla de las manzanas. Fruto especialmente relacionado con los cultos femeninos más antiguos y uno de los símbolos de Afrodita, y asociada entre los celtas con la inmortalidad. Curioso también que en la Biblia cristiana sea un fruto asociado con el conocimiento, más allá del bien y del mal. El centro de la manzana con sus pepitas forma una estrella de cinco puntas, de ahí el famoso pentáculo mágico. Y uno de los trabajos de Hércules es el de robar las manzanas del jardín de las Hespérides. Los celtas llamaban también a esta isla Isla de Cristal o Isla Radiante y allí colocaron una entrada a otro mundo. El ya citado Geoffrey de Monmouth la llama Isla Pomor en su “Vita Merlini ”.
Merlín, enigmático y multifacético personaje, asociado al poeta Taliesin y el caldero mágico. Y es que antiguamente un poeta no era un simple hacedor de versos (para los más sensibles ahora tampoco, aunque en todo caso no tendría tanto “poder” como antes). Tenía también algo mágico como intermediario entre la dimensión de los dioses y la humana, y el efecto de sus versos era abolir el espacio y el tiempo humanos, acceder literalmente a otras dimensiones, a través del nivel más profundo de la nuestra. Un poder de revelación de la esencia de las cosas y un “fijador” del tiempo por un lado, y materializador por otro a través de su palabra. Taliesin-Merlín es una figura clave en la leyenda sobre la diosa galesa Cerridwen, que a su vez es uno de los nombres de la gran diosa triple primordial a la que estaría dedicada la isla de Ávalon bajo los nombres, ya citados, de Dama del Lago y Hada Morgana.
Esta diosa tenía dos hijos, uno oscuro y feo y el otro, una hija blanca y bella. Cerridwen era dueña del caldero del Otro Mundo, donde se cocinaban la inspiración y el conocimiento y en él decide preparar la poción mágica que dará a su hijo oscuro la suprema inteligencia y la visión sagrada, para equilibrar su fealdad. Para ello elige como ayudante al pequeño Gwion, para removerlo durante su larga cocción durante un año y un día, con la prohibición de no tocar nunca el líquido ardiente. Pero al cumplirse el plazo 3 gotas candentes caen sobre un dedo de Gwion y para aliviar el dolor éste se chupa el dedo y de inmediato conoce la naturaleza y el significado de todas las cosas, tanto del presente como del pasado y el futuro. Por eso se da cuenta de que tiene que huir. Cerridwen le persigue y durante esa persecución ambos adquieren formas simbólicas complementarias (liebre-perro de caza, pez-nutria, pájaro-halcón, grano de trigo-gallina negra). Con esas últimas formas ella se traga al grano de trigo Gwion y se queda embarazada. Su hijo, será uno de esos niños míticos abandonados en una corriente de agua. Será Taliesin, que significa el “muy valioso”, o “muy radiante” que se convertirá en el más grande poeta de todos los tiempos.
Ese caldero mágico se halla en Caer Sidi, el castillo espiral de la muerte que lleva a la vida, lugar asociado también con Ávalon, el reino de la transmutación. Donde los mundos se conectan y confunden y sólo los preparados para afrontar el Misterio pueden recorrer sus caminos. Mujer, Diosa, Serpiente y Manzana, elementos todos ellos relacionados con la Diosa Primordial.
En los alrededores de la colina de Glastonbury se levantaban alrededor de 30 menhires, posible observatorio astronómico y señal del carácter sagrado milenario del lugar, complementado por un manantial sagrado y el “laberinto druídico” construido como vereda procesional. Aunque la mayoría de las piedras ya habían sido removidas a finales del siglo XIX, aún permanece una considerada piedra de poder y llamada La Roca Viva. Se dice que quien la toca al amanecer o a media noche siente una corriente eléctrica que emana ostensiblemente de ella. En Ávalon también fue forjada la espada sagrada Excalibur del ciclo artúrico y cuya “propietaria” es la Dama del Lago, al fondo del cual retornó. Y en Ávalon también vivirían las 9 (otro número asociado a la Diosa Blanca en relación con las fases lunares y su duración) doncellas hermanas del Hada Morgana, guardianas del caldero mágico. Algunos de estos seres, la más conocida el Hada Morgana, fueron satanizados por el cristianismo convirtiéndolos en seres malignos con poderes maléficos.
Como decía el poeta Rilke a principios del siglo XX, quien se acerca a ese lugar sin abrirse a las posibilidades de ser, sólo verá la abadía de Glastonbury. Imposible ver el lago ni la isla sagrada, ni sus misteriosos habitantes. Yo añadiría que el conocimiento para él será un imposible. Sólo tendrá acceso a la información.
http://www.twakan.com/numero17/Mitos17.htm