La Iglesia de San Pedro El Viejo se sitúa en el casco antiguo de la ciudad. En sus orígenes -según fuentes arqueológicas- fue templo romano, posteriormente visigodo, luego mozárabe y finalmente románico. (Esta secuencia es constante en lugares de culto habitados por sucesivas culturas: Cada vencedor destruye el lugar de culto anterior y honra a los nuevos dioses.)
Según la bula del papa Pascual II, de 25-Mayo-1107. “la antigua iglesia de San Pedro con su cementerio, era la única que había subsistido en la ciudad de Huesca, habiendo dispuesto de ella los cristianos durante la dominación musulmana” (Durán Gudiol. Iglesias y Procesiones. 1994)
A raíz de la conquista de Huesca por el Rey Pedro I tras la batalla del Alcoraz (1096), donó el templo al monasterio francés de San Ponce de Tomeras, convirtiéndose en monasterio benedictino y siendo acometidas las reformas necesarias para adaptarlo a tal fin. Es por ello que en 1117 se derribó casi toda la obra mozárabe para edificar el monasterio adaptado a los cánones dominantes en el momento siguiendo la ideología y la estética cluniacenses.
Esta es la obra, que con las abundantes modificaciones y deterioros posteriores, ha llegado hasta nosotros.
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La edificación es una iglesia de planta basilical de tres naves (Imagen 1) rematadas en sendos ábsides de tambor (rojo). En el crucero, por delante del altar mayor, se sitúa un cimborrio de crucería tardorrománica, datado en el S XIII (1236 – 1240).
La torre (amarillo); adosada al primer tramo norte de la nave (Imágenes 2 y 3); data del XIII. En su zona inferior, se ubica la capilla de San Ponce de Tomeras, comunicada con el interior del templo, y recientemente restaurada.
El claustro, se sitúa al costado sur de la iglesia; conservando en su extremo sureste la capilla de San Bartolomé; único vestigio del templo mozárabe, hoy en funciones de Panteón Real (Verde).
Del primitivo templo mozárabe ha quedado muy poco. La zona más significativa es la capilla de San Bartolomé, que fuera sala capitular del monasterio benedictino y que hoy ostenta la función de panteón real (azul)
Las dimensiones exteriores del templo son de 41,30 m de largo por 14 de ancho. El claustro mide 35,50 x 19 m; y templo más claustro ocupan una superficie de 1.568 metros cuadrados (Datos calculados mediante ortofotografía del Sig Pac)
Edificaciones circundantes han asfixiado el templo privándolo de su perspectiva; condenando su portada de poniente y ocultando su cabecera. En la restauración que se está llevando a cabo -pienso que con la intención de contentar a todos, y a la postre dejando a todos descontentos- se mantienen las edificaciones adosadas a los ábsides; pero dejando un angosto callejón (Imagen 7) desde el que atisbar el monumento. Es inaudito que sobre el Panteón Real haya edificaciones con sus cuartos de baño sobre esta zona (Imagen 9).
El acceso al templo se realiza a través de la Plaza de San Pedro (Imágenes 4 a 6 ) mediante pórtico, en un cuerpo ligeramente adelantado en el muro norte. Es de arco de medio punto decorada con tres arquivoltas con bezante, palmetas y ajedrezado jaqués sucesivamente. Apean en imposta asimismo decorada con palmetas. Su aspecto nos sugiere bien a las claras que esta portada se ha restaurado y que probablemente el tímpano no se halle en su original situación
Las sucesivas obras de restauración que está recibiendo el monumento están liberando parcialmente a su cabecera. En la actualidad desde un angosto callejón podemos observar la porción liberada de su cabecera, en la que aun se advierten los residuos dejados de cuando estos muros no eran sino tabiques de las habitaciones colindantes.
Los vanos de esta cabecera son de sencilla hechura. Tres en el ábside central -de los que tan solo dos están liberados- (Imagen 11) y uno en cada uno de los laterales, de los que el del lado norte, espera todavía salir a la luz, al igual que el resto del cilindro absidal, del que podemos adivinar su arranque en los bajos de edificaciones adosadas (Imagen 10).
A pesar de las agresiones sufridas por estos paramentos, podemos advertir en ellos abundantes marcas de cantería, en especial en las piezas que conforman los vanos. Vanos que son de doble derrama, rehundidos y con un pequeño y fino guardapolvo sin decoración enmarcando su medio punto (Imagen 12).
Toda la fachada de poniente del monasterio, en la que debió de hallarse su portada principal, así como la zona correspondiente al lado occidental del claustro se hallan ocultos tras los edificios que muestro en la imagen 14. Quizá “emparedada” pudiera quedar parte de la portada occidental, si no fue demolida y reutilizada. En los bajos de los establecimientos de los mencionados edificios perduran dependencias abovedadas hoy con sillares y ladrillo, sin duda vestigios de estructuras monásticas.
Desde algunos de los balcones situados a poniente del templo, las vistas del claustro y de las cubiertas del templo, aportan una visión poco habitual del mismo (Imágenes 16 y 17). La acuarela de Fernando Alvira publicada por Heraldo de Aragón, nos permite imaginar con gran realismo cómo debió de ser el aspecto de la cabecera del templo y dependencias anexas antes de quedar asfixiadas por la urbanización de la zona.
En el lado sur del claustro, el que da a la calle “Cuatro Reyes” hallamos otra portada de acceso al mismo. es “neorrománica”, al igual que toda la decoración de esta zona (Imagen 15).
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Ya hace algún tiempo que se vienen realizando obras para dejar exenta la cabecera de San Pedro el Viejo. Probablemente no lleguemos nunca a poder verla como en la acuarela de Fernando Alvira; pero si que pronto habrá un pasillo que separará cabecera de edificios cercanos.
Podemos intuir cómo va a verse, con la imagen 20 tomada desde balcones de enfrente a los ábsides.
http://www.romanicoaragones.com/3-somontano/990394-hu-spedro.htm