Una colaboración de Juan Manuel Mas Candela
Buenas noches, mi nombre es Juan Manuel Mas Candela y soy secretario de la AACC, también soy un afectado por un cáncer de testículos desde hace 14 años.
Durante toda mi enfermedad, sobre todo en los peores momentos de los tratamientos y las cirugías, me hubiera gustado tener algún manual o alguna recomendación que pudiera seguir para poder llevar mejor la quimioterapia, tener menos temor ante la enfermedad y poder afrontar la misma de la mejor manera posible, poder manejar mis emociones y tener más serenidad ante esta situación, pero por desgracia no tuve ese manual, si bien me apoyaron amigos y familiares, otro tipo de apoyo de gente que hubiera pasado por lo mismo, que es lo que yo necesitaba, por eso me he decidido a escribir este pequeño ensayo para poder proporcionar desde mi humilde posición de paciente de cáncer, ayuda a quien la precise con estas ideas.
Lo que voy a exponer a continuación es una serie de “recomendaciones”, o consejos, que a lo largo de mi experiencia con la enfermedad, me han ayudado a enfrentar el día a día de la misma, las consecuencias de su tratamiento y las formas de aplicar “trucos” y otros consejos de gente también afectada qué, con su experiencia, también me ayudaron en este difícil camino que es estar enfermo de cáncer.
No quiero que crean que estas son las soluciones definitivas, ni un método infalible para aliviar los “inconvenientes” de esta enfermedad, pero sí que puede ser una pequeña guía para que cada cual intente afrontar lo mejor posible todo lo que conlleva tener cáncer.
Cómo verán, yo nombro la enfermedad por su nombre (pps de la palabra cáncer en minúscula)
, sin eufemismos ni sinónimos, la nombro como es, con todas las letras y con su crudeza, pero siempre la escribo con minúscula, y lo hago así para quitarle poder, porque al nombrar y reconocer al “enemigo”, entre comillas, le quitamos poder, pues cuando usamos eufemismos para no nombrar la certeza de la enfermedad, ella adquiere el poder de atemorizarnos y de considerarlo como un tabú, qué aún en estos tiempos, sigue siendo un tabú y un estigma para mucha gente, a pesar de los avances en su curación y la información existente.
El cáncer no es una sola enfermedad sino un grupo de más de 200 enfermedades distintas en las que se produce un crecimiento anormal de las células, hasta convertirse en masas de tejidos llamados tumores.
El cáncer es una enfermedad como yo digo, “al revés”, y se preguntarán ¿por qué?, pues por qué todas las enfermedades nos debilitan y nos hacen sentir mal desde el principio, luego tomamos tratamiento y mejoramos poco a poco, el cáncer primero se detecta como una molestia, pérdida de peso excesiva, o al hacernos un examen rutinario y no notamos casi nada, y realmente nos ponemos mal cuando nos estamos tratando con quimioterapia o “curándonos”, es extraño, ¿no?, es quizás, peor el propio tratamiento, que la enfermedad, porque esta solo se manifiesta si afecta algún nervio y está muy extendida, entonces, por el dolor la detectamos, pero muchas veces no existen síntomas y sin embargo estamos enfermos. Por eso se llama la enfermedad del Silencio, y por ello es tan peligrosa.
La Prevención
mediante hábitos de vida saludables, buena alimentación, sortear en lo posible caer en el desánimo y la depresión, y evitando las sustancias tóxicas como el tabaco y el alcohol, las drogas, etc., (porque las que existen en nuestro medio ambiente y que nos afectan, nos es muy difícil evitar), son muy importantes para no padecer esta enfermedad, pero por desgracia, aun teniendo hábitos saludables, la enfermedad también aparece, y a veces ni los propios médicos saben realmente el por qué, hay teorías y en algunos casos pruebas médicas que determinan la causa, pero la mayoría son de origen desconocido aún por la ciencia médica.
Pero cuando una persona entra a una consulta de un oncólogo y por primera vez oye que su diagnóstico es “cáncer”, ¿Cuál es su reacción?, ¿Qué pensamientos surgen en su cabeza cuando oye esta palabra refiriéndose a ella misma?
El tremendo shock que se produce en las personas cuando son diagnosticadas de cáncer o de alguna enfermedad grave es brutal. Por mi experiencia y por lo que me han contado muchas personas afectadas, se pasa por varias fases psicológicas cuando a uno le dicen que tiene cáncer.
FASES PSICOLÓGICAS ANTE UN DIAGNÓSTICO DE CÁNCER
1ª Fase: Shock. De repente te encuentras como en una nube, como en una historia de la que sabes que tú formas parte pero en la que estás como espectador, diríamos que es el principio del shock, a veces como que la cosa no va contigo. Todo parece irreal en esos momentos.
2ª Fase: Negación e incredulidad, sabes que es verdad lo que te dice tu médico pero intentas negarlo, no te lo crees, tu mente se resiste a creer que es verdad lo que te pasa, aunque sabes que es inevitable, esperas que todo sea un falso diagnóstico. Aunque normalmente no lo es.
3ª Fase: Aceptación. Ya asimilas lo que te pasa y sabes que es verdad, no puedes evitar lo que te tiene que venir y debes aceptar con resignación tu nuevo estado vital.
Aquí se puede también experimentar ira y culpa, pues la mayoría nos preguntamos el por qué de nuestra actual situación, lo injusto de la misma, y qué hemos hecho para tener la enfermedad. El sentimiento de culpa es muy frecuente y debemos tener en cuenta que aunque hayamos tenido hábitos como el fumar o el tomar alcohol, aunque nos predispone a la enfermedad, también hay gente que no fuma y bebe y se le presenta la misma, por lo tanto la enfermedad surge y puede haber más predisposición o menos, pero es como la lotería, a quien le toca, le toca y punto. Debemos tratar de desechar los sentimientos de culpa y centrarnos en intentar sanarnos lo mejor posible, aceptando nuestra actual situación de enfermos.
4ª Fase: Miedo. Miedo al tratamiento, miedo al dolor, a la pérdida de todo lo que era nuestra vida anterior a la enfermedad, a la muerte, en esta fase es donde está el verdadero peligro psicológico de la enfermedad, aquí es donde, o nos fortalecemos para afrontarla, o nos hundimos en la depresión y en la dejadez agravando los síntomas de los tratamientos y de la enfermedad, por no participar activamente en el proceso de los mismos y tomar medidas para paliar sus efectos.
5ª Fase: Esperanza en la curación y la remisión:
Aquí ya es según la persona, hay quien siempre la ha tenido desde el primer momento, hay quién la va adquiriendo según los resultados de los tratamientos y hay quien siempre la ha negado y de repente se aferra a ella para soportar el sufrimiento de los tratamientos y de la propia enfermedad.
Tener esperanza nos hace ver la enfermedad como un objetivo a superar y nos predispone a participar activamente junto con los tratamientos médicos, mediante nuestro ánimo y optimismo para sanarnos y vivir el proceso de forma activa y consciente ayudando a nuestro cuerpo con mensajes de salud y de bienestar.
6ª Fase: Incertidumbre, la incertidumbre ante el futuro y ante el progreso de la enfermedad y de la posible curación, remisión o cronicidad de la misma, aquí es donde se debe aprender a vivir con la enfermedad, pues siempre se tendrá la duda de si volverá a surgir, si se volverá a enfermar o nunca más aparecerá, pero la amenaza siempre está ahí, aprender a vivir con ella es quizás lo más difícil de asimilar.
Todas estas fases no tienen porque ocurrir en este orden, ni tienen porque ser siempre las mismas, este es un pequeño esquema de lo que suele ocurrir, descrito por afectados con los que he conversado y también por haber experimentado estas fases en mí mismo, pero no deben ser consideradas como totalmente ciertas y probadas, pues cada persona es un mundo y no todos pasamos por los mismos sentimientos y emociones, pero alguien puede sentirse identificado y si le ayuda a comprender su proceso, me doy por satisfecho.
Cuando un enfermo reconoce todas estas fases o alguna de ellas y se ve desbordado por las emociones que produce el shock de saber que se tiene la enfermedad, y no es capaz de asimilarlo, cae en tristeza profunda, depresión o ansiedad, se debería poner en manos de un especialista, a ser posible de un psicólogo oncológico, aunque cualquiera le puede ayudar, no debemos ser reacios a buscar ayuda, es normal sentirse mal psicológicamente durante esta enfermedad y aún después de pasar la misma. No tengamos dudas en consultar a expertos y a nuestro médico para que nos aconseje a quien acudir o como actuar ante estos problemas psicológicos.
QUIMIOTERAPIA
Los médicos consideran a la quimioterapia como un mero “trámite” o “inconveniente necesario” para poder tratar un proceso oncológico, pero muchas veces solo explican por encima y de forma rápida las consecuencias de la misma.
No todas las quimioterapias son iguales, algunas son más agresivas que otras, todas afectan en mayor o menor medida con sus efectos secundarios, pero varían los tratamientos según la edad de la persona, la forma física, y los problemas de salud que tengan aparte del cáncer. Normalmente a los pacientes jóvenes les ponen terapias mucho más agresivas y supuestamente más efectivas que a los pacientes de edad avanzada, pues las toleran, y resisten mejor los posibles efectos secundarios.
Te dicen que tendrás náuseas, que se te caerá el cabello, que tendrás debilidad. Pero la mayoría de las veces, aún a pesar de los avances en este tipo de terapias agresivas, los efectos pueden ser devastadores tanto físicamente, porque literalmente, “envenenan” a la persona, la debilitan y la van destruyendo, a la vez que al cáncer, ya que la quimio no discrimina entre células sanas y enfermas, para luego ir poco a poco restableciéndola y fortaleciendo para otra vez empezar con el tratamiento; como psicológicamente, pues tu mente siente la tremenda incertidumbre que es estar enfermo, sientes que tu futuro se oscurece y puede desaparecer, y te das cuenta de tu finitud , todos los proyectos de tu vida se quedan parados, y no sabes si algún día podrás llevarlos a cabo, o si la película se acabará aquí, por eso la peor emoción, a mi juicio, que genera esta enfermedad es la incertidumbre, que nos separa de la realidad, como en un mundo paralelo en el que vivimos otra realidad.
La realidad oncológica choca con las exigencias de la vida, de las cuales te sientes desconectado pero a la vez tienes que afrontarlas. Pues la vida oncológica es muy exigente, muy pautada y muy severa, todo son controles, análisis, pautas de medicación, pruebas radiológicas y siempre ser lo que su propio nombre indica, paciente, esperar y esperar horas y horas en las consultas del oncólogo, o de la sala de quimio, o en radiología, etc.
Aprender a usar ese tiempo que pasamos en las consultas y en las pruebas médicas, es necesario y nos hará mucho bien, por ejemplo podemos “matar” el tiempo escuchando música, leyendo un buen libro, revista o haciendo ganchillo, ¿por qué no?, alguna manualidad fácil, nos puede ayudar. Hacer crucigramas, etc., hay muchas formas, eso sí, siempre que estemos con ánimo de realizarlas. Pero pienso que es beneficioso distraer la mente y alejarla de la enfermedad un poco en esos momentos.
EFECTOS DE LA QUIMIO
Los efectos de estos tratamientos suelen ser peores de lo que nos cuentan los médicos y muchas veces no nos preparan para los mismos, por eso debemos informarnos de todo, hablar sin tapujos sobre nuestro tratamiento y opinar, para que el oncólogo vea que formamos parte activa del proceso, y poder protestar por los problemas que nos ocasionan y no sentirnos como espectadores de nuestro sufrimiento, sino como protagonistas que, en cierta manera podemos controlar un poco nuestra vida.
Ante cualquier efecto secundario debemos avisar a los enfermeros que nos suministran los medicamentos, preguntar todo, y sobre todo informarnos de las distintas alternativas para suministrar las quimios, por ejemplo, si nos pinchan en las venas y cada vez cuesta más y nos provocan flebitis y obstrucciones porque están deterioradas, pedir a nuestro oncólogo que nos coloquen un reservorio venoso,
que nos dará calidad de vida para suministrar la quimio sin problemas. Es más, yo aconsejaría a cualquiera que tuviera problemas para que le encuentren las venas o las tenga muy finas, que exigiera a su oncólogo que se lo pusiera, es una pequeña operación y no conlleva mucho riesgo, luego se agradece, lo sé por experiencia.
Hay múltiples efectos secundarios de estos tratamientos pero para casi todos existen fármacos que los alivian, como digo, no duden en consultar con las enfermeras y con su médico cualquier síntoma para que ellos intenten darle una posible solución o mejoría.
EFECTOS DE LA RADIOTERAPIA
La Radioterapia es un tipo de tratamiento
oncológico que utiliza las radiaciones para eliminar las células tumorales, (generalmente
cancerígenas), en la parte del organismo donde se apliquen (tratamiento local). La radioterapia actúa sobre el
tumor, destruyendo las células malignas y así impide que crezcan y se reproduzcan. Esta acción también puede ejercerse sobre los tejidos normales; sin embargo, los tejidos tumorales son más sensibles a la radiación y no pueden reparar el daño producido de forma tan eficiente como lo hace el tejido normal, de manera que son destruidos bloqueando el ciclo celular.
Los efectos no deseados de la Radioterapia varían en función de la zona donde se efectúe el tratamiento con la misma, desde cansancio, reacciones de la piel, caída del cabello si se realiza en zonas donde haya mucho folículo capilar, como la cabeza o la barba, reacciones en la mucosa de la boca, pérdida del gusto, alteración de las glándulas salivares, infecciones por hongos, pérdida del gusto, diarreas, nauseas, etc., quizás casi los mismos síntomas que la quimioterapia, pero en diferente medida y proporción, ya que la quimioterapia afecta a todo el cuerpo, y la radioterapia a zonas localizadas del mismo.
ALIMENTACIÓN
Durante el proceso de la enfermedad y durante el tratamiento de la misma debemos aprender a alimentarnos lo mejor posible, dentro de las posibilidades de cada persona y de cada tratamiento.
Generalmente la quimioterapia y la radioterapia nos hacen no tener apetito porque nos cambian completamente el metabolismo del cuerpo al destruir todo tipo de células con su agresividad, pero podemos hacer más llevadero todos los efectos secundarios y restablecernos más rápido y mejor si al cuerpo le proporcionamos la mayor cantidad de nutrientes beneficiosos posible, por ejemplo, debemos restablecer la flora intestinal mediante yogures y fermentos en la medida de lo posible. Comer fruta nos ayudará con sus vitaminas a mejorar la producción de defensas, además de aportarnos energía saludable. Sobre todo comer cosas ligeras y que nos apetezcan en esos momentos, pero siempre intentando no dejar de hacerlo, para no desnutrir el cuerpo, que está luchando y necesita energía, aunque parezca no quererla.
En mi caso yo solía beber actimel, yogurt, comía kiwis, peras, manzanas, y cosas frescas. Muchas veces no podía con nada más. Caldos, zumos, y cosas a la plancha, me sentaban bien. Las verduras y ensaladas no son aconsejables, porque la fibra cuesta digerirla y puede provocar indigestión en esos momentos. Se puede cocer brócoli o coliflor, esta es una verdura que contiene muchas sustancias anti cancerígenas y son de fácil asimilación cuando están bien cocidas, aparte de muy nutritivas.
Evitar las carnes rojas, fritos y los dulces en esos momentos, así como los refrescos, la comida rápida y comidas difíciles de digerir nos evitarán problemas y malas digestiones.
Hidratarnos con zumos naturales y beber mucha agua es fundamental, pues las células cancerígenas destruidas se eliminan por el riñón, y el agua los hace funcionar mejor y más rápido. Beber como mínimo de litro y medio a dos litros de agua al día, es muy importante.
Nuestro médico de cabecera o nuestro oncólogo nos pueden dar consejos para alimentarnos en esta fase lo mejor posible.
EJERCICIO FÍSICO PARA SANAR
Todos los médicos recomiendan el ejercicio moderado para mantener nuestra salud en un estado optimo, pero cuando estamos recibiendo tratamiento contra el cáncer, ya sea quimioterapia, radioterapia u otro tipo de terapia, nuestro cuerpo está debilitado y debemos restablecer sus fuerzas poco a poco mediante la voluntad y la actividad física siempre que estemos fuera de peligro por la bajada de defensas o debilidad.
En mi experiencia yo siempre aprovechaba los intervalos entre quimioterapias en los que relativamente me encontraba bien para caminar unas dos horas diarias, eso me benefició mucho y me hizo subir las defensas en momentos clave del tratamiento.
El ejercicio activa la circulación sanguínea y estimula la producción de la médula ósea, por lo tanto se fabrican más defensas, aparte de tonificar los músculos y beneficiar a los órganos, a la digestión y hacer que nos sintamos mejor.
TERAPIAS COMPLEMENTARIAS
Es posible que en un momento dado cualquier enfermo se plantee la opción de tratarse con otro tipo de medicina diferente a la tradicional, existen multitud de terapias basadas en productos naturales, reiki, relajación y terapias energéticas, así como terapias holísticas, pero yo no recomiendo a nadie que deje a la medicina tradicional para cambiar a otra “natural”, por el simple motivo que lo más probable es que no funcione correctamente y haga empeorar la enfermedad o no proporcione ningún resultado.
Lo que sí recomiendo es intentar buscar apoyo en otro tipo de terapias que no sean “alternativas” sino que sean complementarias, por ejemplo, hay muchas persona que se decantan por técnicas de relajación, incluso yoga adaptado a las necesidades de un enfermos oncológico, además de ir a nutricionistas que nos pueden ayudar a alimentarnos mejor durante esta etapa vital. Pero sustituir el tratamiento médico por otro alternativo no es una buena opción, conlleva mucho riesgo y no es seguro el resultado.
Por mi experiencia yo he recurrido a alguna terapia energética, exactamente la “bioresonancia cuántica”, para restablecer el equilibrio de mi cuerpo cuando estaba en tratamiento quimioterápico, pero no dejaba de tomar la quimio por hacerme este tratamiento, más bien lo complementaba y la verdad es que a mí me fue bien, (si alguien está interesado en saber más de esta terapia puede hablar conmigo más tarde y le diré encantado en qué consistía, pues no quiero hacer publicidad de la misma en un sitio público).
Por eso recomiendo que cualquier paciente de cáncer que quiera complementar su tratamiento con otras terapias, se informe bien y vaya a la que más esté acorde con su personalidad y crea que le va a hacer bien, todas tienen sus beneficios, pero con cuidado. Eso sí, siempre llevar precaución con gente que quiera sacarnos el dinero con charlatanerías y con falsas promesas, mejor ir a centros homologados y con certificados médicos.
CÁNCER Y SEXUALIDAD
La sexualidad es una de las áreas centrales de la calidad de vida. Sin embargo, y por desgracia, muchas alteraciones sexuales que resultan del cáncer y de sus tratamientos y que alteran la calidad de vida del paciente y sus relaciones de pareja pasan desapercibidas a pesar de que, probablemente, se podrían aliviar o eliminar con el tratamiento médico o psicológico adecuado.
Muchas personas consideran que hablar de sexo en la consulta del oncólogo o del cirujano es un tema tabú. Para otros, los problemas sexuales no son importantes cuando los comparan con la enfermedad.
Los enfermos de cáncer suelen experimentar cambios en su sexualidad.
Cambios que pueden deberse a factores físicos, psicológicos o a una combinación de ambos.
- La presencia de depresión, ansiedad y estrés conlleva alteraciones fisiológicas que pueden dificultar la respuesta sexual.
- Los tratamientos producen cambios físicos u hormonales que influyen directa o indirectamente en la sexualidad. Algunos tipos de cáncer y sus tratamientos pueden causar disfunciones sexuales, especialmente el cáncer ginecológico en mujeres y de próstata en los hombres.
La respuesta sexual de una persona puede verse afectada de muchas maneras. En el caso de los enfermos de cáncer, las dificultades sexuales más frecuentes que pueden aparecer son:
- Disminución o pérdida de deseo sexual. Incluso puede llegar a resultar incómoda o desagradable cualquier insinuación o acercamiento por parte de la pareja.
- Problemas en la excitación. Déficit en la lubricación y sequedad vaginal en la mujer o problemas de erección en el hombre.
- Dificultades para alcanzar el orgasmo. Ausencia de orgasmo o disminución en su intensidad o duración.
- En las mujeres, dolor y molestias durante la relación sexual.
Muchos de estas alteraciones son transitorias y tras un tiempo después de los tratamientos pueden desaparecer.
Es muy importante que no olvidemos que se puede mantener relaciones sexuales satisfactorias aunque puedan haber cambiado determinados aspectos de la sexualidad. Sea cual sea el tratamiento de tu cáncer, la sensibilidad sexual permanece casi siempre.
Tener presente que la sexualidad la define cada pareja según su edad, sexo, actitudes, etc. El peor enemigo de una sexualidad sana y placentera es el silencio. Habla con tu pareja. Comparte sus sentimientos., Si estás cansado, débil, si tienes miedo… considera todas estas reacciones como normales.
En caso de que lo consideres necesario, consulta con un sexólogo. Hay muchas técnicas que pueden ayudarte a mejorar tu vida sexual. Como cada cambio importante en la vida, todo requiere un tiempo de adaptación.
APOYO PSICOLÓGICO AL PACIENTE DE CÁNCER
EL PAPEL DE LA FAMILIA
El papel de la familia es fundamental para que una persona pueda afrontar la enfermedad, el apoyo de la misma es fundamental, por eso los familiares deben estar informados en todo momento del estado del enfermo, de los problemas derivados de su tratamiento y de los cambios que experimentarán sus vidas ante esta enfermedad.
El problema del cáncer es que no solo afecta a la persona que padece la enfermedad, sino que también a la familia y sobre todo a la persona cuidadora, ya sea pareja, madre, padre, hermano/a, amigo, etc. Pues esta enfermedad llena de incertidumbre a las familias que la padecen, y sobre todo, las exigencias de la misma, en el tratamiento y en los problemas derivados de los mismos, causan muchos trastornos en las relaciones familiares, laborales y sociales, por ello también se debe cuidar al cuidador, pues no está enfermo, pero padece la enfermedad a través de su familiar.
Hay que ser comprensivos con nuestros cuidadores y darles tregua porque hay que ser consciente de su preocupación y de sus miedos. Cada cuidador tiene su propia vida y no debe desatenderla por atendernos a nosotros, debemos dejarle espacio también, aunque dependamos mucho de ellos. La comprensión es la clave.
Toda la familia debe de apoyar al enfermo, darles ánimos y sobre todo “reconocer”
Cuando digo reconocer la enfermedad, me refiero a que no intenten ocultar la misma con eufemismos como: -Tiene algo malo, el bicho, el bulto, la cosa, no sé, hay muchos- porque hay que quitarle hierro al asunto nombrando las cosas por su nombre, sin darle más importancia que considerar al cáncer como una enfermedad más, como lo puede ser la gripe, o cualquiera de las miles que existen, solo es una más.
La gente moría no hace tantos años de una simple gripe, y aún hoy lo siguen haciendo, y de muchas enfermedades, sin embargo, el cáncer nos produce un terror que me parece ya “trasnochado” pues antes podría ser sinónimo de muerte, pero hoy en día y gracias a la medicina, ya no, se puede vivir con cáncer toda la vida, y morir de otra cosa…
Hay que destruir el tabú que existe sobre esta enfermedad y darla a conocer para que se pueda prevenir, no en vano uno de cada tres la va a padecer alguna vez en su vida, por no decir dos de cada tres. Y estos son estadísticas de la Organización Mundial de la Salud.
El cáncer es la enfermedad de este siglo, junto con los problemas cardíacos es la principal causa de muerte en el mundo “desarrollado” y por eso debemos estar informados sobre los métodos para prevenir estas enfermedades y la forma de afrontarlas, pues es probable que padezcamos alguna de ellas más tarde o temprano.
LA AMISTAD
Muchos enfermos de cáncer con los que he hablado siempre me han comentado lo mismo, respecto a los amigos, siempre ha habido unos pocos que están siempre a nuestro lado, que nos llaman, que nos visitan y que incluso nos acompañan a las consultas, pero por desgracia, la mayoría en los peores momentos tienden a desaparecer, ya sea por miedo, por “no molestar”, o por no querer tener “malos rollos” en su vida, y luego se excusan diciendo que no querían llamar para no recordarte la enfermedad, para no molestarte si te encontrabas mal, o sea, excusas de mal pagador, como se suele decir.
Estas personas con su comportamiento no deben ser dignas de nuestra amistad, porque la verdad es que los que estamos enfermos queremos sentirnos apoyados, queridos y rodeados de gente con la que hablar, conversar y que sean conscientes de nuestro problema, que reconozcan nuestra enfermedad, y nos tiendan su mano para lo que necesitemos. Por desgracia, solo unos pocos suelen permanecer al lado del enfermo, pues los miedos y los tabúes que generan esta enfermedad siguen haciendo mella en la gente, el miedo hace alejarse de los “problemáticos enfermos” y por si acaso, mejor no permanecer con ellos, parece fuerte, pero así es. La gente quiere ocultar el cáncer y por eso les molestan los enfermos, a la misma sociedad le molesta la enfermedad y por eso la evita y la esconde, al igual que esconde a los moribundos y a la muerte.
Debemos ser conscientes de este error y apoyar a todo aquel que podamos mediante nuestros ánimos y nuestras conversaciones y sobre todo con nuestra amistad.
Qué no os de miedo llamar a vuestro amigo enfermo cuando sea, a un enfermo le ayuda mucho el saber que se preocupan, no le molesta que le pregunten o que quieran hablar con él, solo en raras ocasiones y porque a lo mejor no se encuentra bien por los efectos del tratamiento, pero en general sentirse parte de la vida de la gente nos alienta y nos da optimismo, sobre todo para no sentirse solo.
Tener vida social nos ayuda mucho porque nos da motivos por los que vivir y luchar, los amigos son muy importantes en el proceso de curación del cáncer, sobre todo los buenos amigos.
ESPERANZA Y FE
Muchas personas encuentran consuelo en la religión, en la espiritualidad, el sentirse amparados por fuerzas superiores a nosotros suele ser beneficioso para los enfermos y los familiares, con esto no digo que se deba ser religioso, es una opción, se puede creer y tener fe en Cristo, en Alá, en Buda o simplemente en el Universo, en la vida, en la energía que nos rodea, en nosotros mismos, porque existen muchas creencias sobre la existencia y ni los religiosos ni los ateos poseen la verdad absoluta, pero en mi opinión, y por experiencia, creo que tener fe en la curación y en la vida, nos ayudará en el proceso de la enfermedad.
Respeto todas las creencia y cualquiera puede aferrarse a lo que quiera, para mí la religión fue de gran ayuda, pues reconozco que soy Cristiano, creyente, no practicante, y pensar en Cristo me daba paz, y me ayudó mucho, pero para quien es ateo, que no se sienta ofendido por nombrar a la religión, es una opción, creer en la vida y el Universo o en uno mismo, es igual de beneficioso, sin alterar las convicciones de cada uno.
Así como la oración es beneficiosa, las afirmaciones de salud y de bienestar sobre uno mismo también reporta beneficios a los que estamos enfermos.
El poder de nuestra palabra es enorme, afirmar todos los días en voz alta nuestra intención de curarnos, de amarnos y de cambiar a mejor, nos puede ayudar a afrontar la enfermedad y a superar los “malestares” de la misma.
Todos deberíamos levantarnos cada día por la mañana y mirarnos al espejo afirmando, por ejemplo: –Con amor perdono y libero todo el pasado. Elijo llenar mi mundo de alegría. Me amo y me apruebo-
O sobre nuestra enfermedad– – Es preciso ir al interior para curarla. Vino de ninguna parte y volverá a ninguna parte. Todos los días ocurren milagros. Entro en mi interior para disolver la pauta que creó esta enfermedad y acepto una curación divina. Así es.
Existen multitud de libros sobre afirmaciones y sobre autoayuda para enfermos de cáncer, puedo recomendar varios que nos pueden ayudar mucho en el proceso de nuestra enfermedad, sobre todo recomiendo leer libros de Louis L.Hay, como –Usted puede Sanar su vida—El poder está dentro de ti—
, en ellos se habla sobre las afirmaciones y el beneficio de las mismas, sé por experiencia que es difícil asimilar algunos conceptos en los que nos introducen estos libros, pero vale la pena intentar seguir sus consejos, nos pueden ayudar a sanar, o por lo menos a aprender a conocernos mejor y elevar un poco nuestra autoestima, tan necesaria en estos momentos de “malestar”.
Otro libro que recomiendo leer es “Volver a vivir” de Frank Arthur,
porque cuenta una experiencia bastante parecida a la mía, pero de una forma tan clara y amena que no cuesta comprender lo que es estar enfermo en su lectura, a la vez que nos da una nueva perspectiva sobre la enfermedad desde la visión de un enfermo de cáncer, como lo fue el propio autor. (Pps de Volver a Vivir de Frank Arthur). En este libro hay una cita que me gustó mucho y que voy a leerles porque creo que es muy elocuente respecto a los sentimientos que tenemos los enfermos de cáncer respecto a esta enfermedad:
“No es poca cosa tener cáncer. Darse cuenta que se está enfermando, sufrir esa enfermedad y correr el riesgo de la muerte, estar muriéndose o haber regresado a los vivos y comenzar de nuevo la vida con el conocimiento de la propia mortalidad. No es poca cosa que el cuerpo de uno se reordene, primero por la enfermedad y después por las intervenciones quirúrgicas y químicas que intentan curar esa enfermedad. La enfermedad grave lleva a sus viajeros hasta los márgenes de la experiencia humana. Un paso más y alguien tan enfermo no regresaría. Quiero que se reconozca ese viaje.”
Por último quiero nombrar otro libro que para mí fue de una gran ayuda en su momento, y es el que escribió el malogrado Lance Armstrong, “Mi vuelta a la vida”
donde cuenta todo el proceso de su enfermedad, “cáncer de testículos” y su lucha por volver a estar en primera línea en el ciclismo, es una verdadera lección de superación, aunque la ambición y el dopaje pudo con su carrera, pero no deja de tener mérito su lucha contra la enfermedad, tanto por el libro como su fundación, que hoy ya no existe y dio esperanza y ayuda a mucha gente.
AUTOIMAGEN POSITIVA
Cuando una persona está enferma y se siente mal, la imagen que suele ver en el espejo es reflejo de lo que pasa en su vida, si aunque nos sintamos mal por la enfermedad y el tratamiento, intentamos siempre tener un buen aspecto, cuidando nuestra apariencia, siempre que nos sea posible, logramos que suba nuestra autoestima y nos sintamos mejor con nosotros mismos.
Sobre todo las mujeres sois las que más sufrís estos reveses por los tratamientos contra el cáncer, ya que para vosotras es más difícil sentiros bien sin vuestro cabello, y además el color de piel de una persona que está en tratamiento de quimioterapia y a veces ojeras e hinchazones de la cara no favorece el verse bien.
Por eso se están fomentando en los últimos años talleres de maquillaje para mujeres con problemas oncológicos, el éxito de los mismos es abrumador y está haciendo mucho bien a mucha gente con los consejos y trucos de belleza que proporcionan.
Nuestra Asociación ya realizó un taller de maquillaje hace unos años y fue un gran éxito de asistencia, y la gente salió muy motivada y contenta del mismo, sobre todo las mujeres que asistieron.
Y POR ÚLTIMO…
En esta pequeña charla he querido exponer los principales problemas tanto físicos como psicológicos a los que nos tenemos que exponer los enfermos de cáncer. La intención de este escrito no es otra que servir de guía para cualquiera que esté enfermo de cáncer y se enfrente a estas emociones y estos síntomas, sepa un poco de antemano que es normal sentirse con miedo y con incertidumbre, sentirse mal con los tratamientos, etc., y si con ello podemos hacer que las personas afectadas tengan menos temor y más optimismo respecto a su enfermedad, nos damos por satisfechos.
Nuestra asociación lleva muchos años atendiendo a quien nos llama, a veces solo para charlar, para preguntar cosas sobre la enfermedad, y sabemos que este pequeño gesto ayuda mucho al que está enfermo, pues sabiendo que hay personas que han pasado por lo mismo que tú, y que ahora están relativamente bien, y que te explican su experiencia y ves similitudes con la tuya, te da esperanza y te anima a seguir luchando para salir del trance de la enfermedad.
No he querido hablar de la gente que no supera la enfermedad, que por supuesto la hay, porque es evidente que los problemas en estos casos ya son de índole mayor y pertenecen a la medicina de paliativos y a la psicología especializada en oncología, para pacientes terminales.
He centrado esta charla en la esperanza y en el optimismo para poder salir adelante y superar la enfermedad, como me dijeron una vez unos pacientes que conocí—ten presente que el 50 por ciento del tratamiento es la medicina, pero el otro 50 por ciento son tus ganas de vivir y tu fuerza para superar la enfermedad, tu esperanza y tu optimismo—por eso digo que querer curarse y luchar por ello es la mitad del tratamiento, la otra mitad la ponen los médicos, y todo en su conjunto es el camino hacia la curación y la salud, muchas gracias.