Lo primero es no consumir productos industrializados de las grandes multinacionales que apoyan estos transgénicos como Nestlé, Coca Cola, Pepsi (lays, quaker), Unilever y todas sus marcas derivadas como Hellman’s etcétera, comprar fruta y verdura en mercados a productores ecológicos, sembrar semillas ecológicas, exigir a nuestros gobiernos agricultura sostenible, seguridad alimentaria y prohibición de estos transgénicos.
Empresas como Monsanto, Syngenta, Basf y otras empresas que promueven, desarrollan y venden semillas transgénicas, están aprovechando las leyes que protegen a las empresas, la falta de conocimiento o moral de gobernantes a lo largo y ancho del mundo, para imponer su modelo de semillas esclavas.
¿Por qué son semillas esclavas?
Mas allá de las polémicas sobre la seguridad alimentaria, o sobre los peligros sobre la biodiversidad, la muerte de abejas y mariposas por no hablar de los miles de millones de microscópicos habitantes de los suelos; las semillas transgénicas son esclavas de una patente, la empresa que las fabrica posee una patente por lo que el fruto de esa semilla continua estando patentado y se acaba la posibilidad de replantar semillas de tu propia cosecha, además son semillas esclavas del uso de un paquete de herbicidas, insecticidas y fertilizantes que la misma compañía vende, ya que sin esto los rendimientos caen en picado.
En definitiva las semillas transgénicas que se venden y plantan hoy en el mundo, no son más que un medio para que algunas empresas vendan toneladas de herbicidas, insecticidas específicos, fertilizantes a la vez que obligan a los campesinos a tener que comprar sus semillas una y otra vez.
¿Por qué los campesinos las plantan?
En un principio muchos cayeron en la trampa publicitaria, de mejores rendimientos, más simples métodos para sembrar, colores y tamaños uniformes y otros por el estilo, hoy muchos se arrepienten y otros logran dejar este modelo, cansados de las altas facturas, el uso de maquinaria costosa, el alto costo de herbicidas, insecticidas, fertilizantes y semillas año tras año.
En países del tercer mundo la cosa es más compleja, muchas veces los agricultores se ven forzados a pedir recursos a un Banco o al estado para poder llevar a cabo su siembra y estos obligan al agricultor a usar tal o cual semilla, con el falso entendimiento que tendrán garantías de rendimiento, lo cual hoy sabemos que es incierto.
Hoy también muchos gobiernos impulsan o aprueban leyes y normativas desarrolladas por estas mismas empresas que aseguran el uso y la venta de transgénicos, la estrategia es simple la ley en general plantea que para que la semilla pueda ser vendida e incluso simplemente sembrada, debe estar certificada como una semilla limpia, libre de plagas, etcétera; de esta forma el pequeño agricultor al carecer de medios económicos para certificar sus semillas se ve obligado a comprar las de las empresas.
Este tipo de leyes están por ser aprobadas en varios países como Argentina, Chile, Uruguay, España, Paraguay; ya fueron aprobadas en países como Colombia, donde E.E.U.U. la exigió a cambio de un tratado de libre comercio.
Rendimiento y contaminación del medio ambiente
Los transgénicos no están hechos para rendir, mas solo son hechos para vender más, de hecho está constatado por la USDA (departamento de agricultura de estados unidos) que su rendimiento es menor que los cultivos tradicionales ante situaciones como la sequía, también son mas propensos a las plagas incluso aquellos transgénicos que producen insecticida propio, sucumben como causa del monocultivo y nuevas generaciones de insectos que van creando resistencia a estos insecticidas, lo mismo pasa con los herbicidas cada vez se necesitan formulas mas letales ya que las malezas se están convirtiendo en supermalezas. *1
Todo esto ocasiona una profunda crisis medio ambiental, desaparece la flora y la fauna como las abejas y las mariposas en el camino, la tierra queda mal trecha carente de nutrientes y este modelo solo promueve destrucción a cambio de una rápida explotación pero tras unos cuantos años la tierra queda totalmente arruinada.
¿Donde conseguir semillas libres?
Las semillas libres, o
semillas ecológicas se consiguen por intercambio con otros agricultores, en pequeños mercados comprando productos regionales que se llevan cultivando por años, en comercios especializados hay muchas empresas que producen semillas certificadas como ecológicas con variedades muy interesantes, adaptadas a climas extremos, sequías de buen rendimiento y naturalmente resistentes a plagas.
¿Que hacer contra estas empresas que contaminan el mundo?
Las semillas transgénicas promueven el uso de herbicidas cancerígenos como el glifosato (Roundup) recientemente clasificado con “posiblemente cancerígeno” por el iARC (agencia de la ONU encargada de clasificar los posibles cancerígenos y desarrollar tratamientos y curas contra el cáncer, además de existir múltiples estudios que así lo han demostrado. *2
Lo primero es no consumir productos industrializados de las grandes multinacionales que apoyan estos transgénicos como Nestlé, Coca Cola, Pepsi (lays, quaker), Unilever y todas sus marcas derivadas como Hellman’s etcétera, comprar fruta y verdura en mercados a productores ecológicos, sembrar semillas ecológicas, exigir a nuestros gobiernos agricultura sostenible, seguridad alimentaria y prohibición de estos transgénicos.
Pero buscar un mundo sostenible no solo pasa por nuestra agricultura,
también debemos buscar y promover fuentes limpias de energía, gestionar mejor la basura que producimos y tratar de no dañar y remediar el daño ya ocasionado en el medio ambiente. Hay muchas formas, desde usar un
horno solar para ahorrar energía, compostar los residuos orgánicos, reutilizar todos lo que podamos, separar y reciclar la basura a pequeños cambios, usar más la bicicleta y el transporte publico etcétera, el mundo del mañana está en juego y se precisa que todos luchemos por un futuro sostenible.