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En un hecho sin precedentes, este miércoles Estados Unidos se abstuvo de votar a favor del embargo que impuso a Cuba ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
Por primera vez, la resolución contra el embargo que año tras año presenta Cuba en la ONU pasó sin un solo voto en contra: fueron 191 a favor y dos abstenciones, las de EE.UU. e Israel.
Nunca antes en los 25 años que Cuba ha presentado el asunto ante la ONU, el mismo gobierno de Estados Unidos había evitado apoyar su propia ley.
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Lo que deja sobre la mesa un escenario paradójico, Washington se alinea con Cuba y el resto del mundo contra sus propias políticas hacia la isla.
O más bien, el gobierno saliente (las elecciones son el 8 de noviembre) escenificó en la ONU su oposición a una política que, por ser una ley, sólo puede cambiar el Congreso.
Algo, por cierto que ya se sabía, lo había repetido el presidente Barack Obama cada vez que tuvo ocasión. Incluso, en la misma Asamblea General de la ONU.
«Estoy seguro de que el Congreso levantará inevitablemente un embargo que no debería seguir ahí», dijo Obama el pasado mes de septiembre.
Will Grant, corresponsal en Cuba de BBC Mundo
El gobierno cubano ve la abstención de EE.UU. en la ONU como una victoria. Llevan décadas criticando el embargo (o «bloqueo» como lo llaman) por considerarlo una política cruel e injusta que busca hacer daño a los cubanos ordinarios.
Aunque el voto no tenga un peso real a la hora de levantar la medida -eso depende del Congreso de EE.UU. -, sí que tiene importancia simbólica. Es el último mensaje de Obama sobre lo que considera una política caduca y contraproducente.
En cualquier caso, eso no va a hacer cambiar de postura a líderes republicanos como el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien ha prometido sostener el embargo mientras él esté en el cargo.
El futuro del embargo, como tantas otras cosas, ahora pende del resultado de las elecciones en noviembre.
La abstención
Aunque se esperaba incluso el año pasado, la histórica abstención se produjo en la última votación sobre el tema con Obama como presidente de Estados Unidos antes de las elecciones.
La embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Samantha Power, hizo el anuncio de la decisión de su gobierno ante el pleno de la ONU.
«La resolución que se vota hoy es un ejemplo perfecto de por qué la política estadounidense de aislar a Cuba no estaba funcionando«, afirmó la diplomática.
Inmediatamente después de ese anuncio, los aplausos del pleno de la Asamblea General interrumpieron el discurso de Power por unos segundos.
«En lugar de aislar a Cuba nuestra política aislaba a EE.UU. Incluso aquí, en Naciones Unidas», añadió Power.
Mientras, el canciller cubano Bruno Rodríguez afirmó que la abstención «constituye un paso positivo en el proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y EE.UU.«.
El jefe de la diplomacia cubana, sin embargo, añadió que «el bloqueo económico, comercial y financiero persiste y provoca daños al pueblo cubano y obstaculiza su desarrollo económico».
«Lo importante y concreto es el desmontaje del bloqueo, más que los discursos, las declaraciones de prensa o incluso el voto de una delegación en esta sala», dijo Rodríguez.
Esperando las elecciones
Para el embajador de Cuba en Estados Unidos, Jose Ramón Cabañas, el resultado de la votación fue un jonrón con Fidel Castro al bate.
Al menos, eso se puede deducir de la fotografía del histórico líder cubano que compartió en la red social.
Aunque la prensa de su país la noticia fue recibida sin triunfalismo: en la web de la agencia de noticias Prensa Latina, junto al titular «Bloqueo a Cuba sufre en ONU nuevo bloqueo universal» se podía ver «Bloqueo de Estados Unidos sigue vigente, denuncia Cuba».
Y es que aunque recibieran la abstención como una victoria diplomática de su país, no deja de ser una apuesta del presidente saliente, Barack Obama.
Quien además tiene en contra a la mayoría republicana del Congreso, abiertamente a favor de endurecer la política hacia Cuba.
Y debido a que el embargo es en realidad un conjunto de normas contenidas en diferentes leyes, por consiguiente, sólo el poder legislativo (la Cámara de Representantes y el Senado) lo pueden modificar.
Aunque ese escenario tiene los días contados: las elecciones son el 8 de noviembre.
Si gana Hillary Clinton, es de esperar, ya sea con matices, cierto continuismo con la política de «normalización» de Obama. Donald Trump, por su parte, ha dicho que va a revocar el acercamiento.
Aunque en realidad, en lo que respecta al embargo, lo importante está en cuál será la formación del legislativo tras las elecciones.
Las intenciones de la Casa Blanca
Si bien la embajadora de EE.UU. reiteró la voluntad de su gobierno de mejorar las relaciones entre Washington y La Habana, también manifestó las preocupaciones de la Casa Blanca respecto a la situación de los derechos humanos en la isla.
«(La abstención) no significa que EE.UU. está de acuerdo con todas las políticas y prácticas del Gobierno cubano», dijo Power.
La diplomática reiteró que EE.UU. sigue preocupado por las «graves violaciones de los derechos humanos» y las detenciones arbitrarias de opositores.
El gobierno de Obama, que restableció las relaciones diplomáticas con Cuba en 2015, ha dicho explícitamente que quiere el fin del embargo contra Cuba.
Pero la ley solo puede ser levantada por el Congreso de EE.UU., controlado por el partido Republicano.
Estados Unidos impuso el embargo comercial, económico y financiero a Cuba en octubre de 1960 y lo endureció en 1996 con la ley Helms-Burton.
Las votaciones
En las 24 votaciones anteriores, Estados Unidos rechazó la iniciativa cubana ante las Naciones Unidas.
En la votación del año pasado, también 191 países se habían declarado a favor de levantar el embargo.
En esa oportunidad, sólo EE.UU. e Israel se declararon en contra de la posición de La Habana y no hubo abstenciones.
En la primera votación de 1992, 59 países votaron a favor de Cuba y tres en contra. Hubo 71 abstenciones y 45 ausencias.
La Asamblea General de la ONU, cuyas resoluciones no son jurídicamente vinculantes, lleva aprobando textos pidiendo el fin del embargo desde ese año.