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Mientras los comentarios de 2005 del ahora candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, siguen resonando e indignando a la audiencia, al magnate se le acumulan acusaciones públicas de acoso sexual. Algo que su campaña niega y tilda de «ficción» para beneficiar a su rival, la demócrata Hillary Clinton.
Apenas han pasado cinco días desde que el diario estadounidense The Washington Post difundiera el video en el que el magnate metido a político se vanagloriaba de besar a mujeres sin permiso y hasta de tocarles sus genitales, unos comentarios por los que el candidato ya pidió disculpas.
Y desde entonces varias mujeres lo han acusado públicamente de haberlas tocado indebidamente, algo que Trump ha negado.
Dos de ellas, Jessica Leeds, de 74 años, y Rachel Crooks, de 33, hablaron conThe New York Times y el diario estadounidense publicó sus testimonios este miércoles.
A estas dos denuncias se sumó también la de Natasha Stoynoff, exreportera de la revista People, quien contó que durante una entrevista con Trump en 2005 éste se le tiró encima y le «metió la lengua hasta la garganta» y la de una joven de Florida, Mindy McGillivray, quien le dijo al Palm Beach Post que en 2003 el magnate le tocó el trasero.
Además, varias exconcursantes de Miss Teen USA dijeron a la cadena estadounidense CBS y al medio digital Buzzfeed News que Trump irrumpió en el vestuario mientras ellas se estaban cambiando: «Tranquilas, yo ya lo vi todo».
El magnate era el dueño de Miss Universo por aquel entonces y las candidatas al premio, algunas de ellas menores, estaban en bikini o desnudas.
Ninguna de estas mujeres presentó en su momento una denuncia formal ante la justicia por los hechos ahora descritos.
«Conversación de vestuario»
El domingo, durante el segundo debate presidencial, Trump tuvo la oportunidad de decir la verdad sobre su controvertida relación con las mujeres, después de un fin de semana de críticas y abandonos entre las propias filas republicanas por la filtración de la conversación de 2005.
Ante su rival política, Hillary Clinton, y los millones de espectadores que seguían el evento, Trump insistió en que no se trató más que de «palabras», de una «conversación de vestuario» tras la que no se escondían hechos de verdad.
«No, no lo he hecho», declaró con firmeza cuando el moderador le preguntó si había realizado esos actos.
Pero también aprovechó la ocasión para atacar a su contrincante.
«Si miras a Bill Clinton, lo suyo es mucho peor. Lo mío son palabras y lo de él fueron acciones», dijo, en referencia a tres acusaciones de supuesto acoso sexual y violación contra el expresidente y pareja de Hillary Clinton.
Fue precisamente esa respuesta la que llevó a las dos mujeres que hablaron conThe New York Times a hacer su denuncia, reconocen ellas.
La campaña de Trump emitió un comunicado en el que califica el artículo de «ficción» y acusa al diario neoyorquino de «lanzar una completamente falsa y coordinada difamación sobre Trump en un asunto tan peligroso».
Por su parte, el equipo de Clinton calificó la información de The New York Timescomo «preocupante» y agregó que «coincide con lo que sabemos de la manera en que Donald Trump ha tratado a las mujeres».
«Estas informaciones sugieren que mintió en el debate y que el repugnante comportamiento del que se jactó en el video es más que solo palabras».
Acciones
Una de las protagonistas de la información del diario es Jessica Leeds, quien contó que, hace más de 30 años iba sentada al lado de Trump en un vuelo a Nueva York, en primera clase, cuando este le tocó los pechos y trató de meter su mano debajo de su falda.
«Era como un pulpo. Sus manos estaban en todas partes», dijo a The New York Times. «Fue un asalto».
Rachel Crooks contó que en 2005, cuando tenía 22 años, se encontró con el magnate inmobiliario fuera de un ascensor en la Torre Trump, en Manhattan.
Se dieron la mano, pero él no la soltó y empezó a besarla en las mejillas. «Luego me besó directamente en la boca», dijo.
Ni Crooks ni Leeds han presentado sus denuncias ante las autoridades, pero ambas contaron sus experiencias a familiares y amigos.
El equipo de Trump niega estos hechos y asegura que «es absurdo pensar que uno de los líderes empresariales más conocidos del planeta, con un sólido historial de empoderar a las mujeres en sus empresas, haría las cosas que se alegan en esta historia».
«Y que se vuelvan públicas en el último mes de una campaña presidencial debería decirlo todo. No es más que un ataque político», agrega.
Por otra parte, en la revista People, la periodista Natasha Stoynoff relató otro incidente que tuvo como protagonista a Trump en diciembre de 2005, cuando fue a entrevistarlo a él y a su mujer de entonces con motivo del primer aniversario de casamiento.
Según Stoynoff, Trump le dijo que quería mostrarle su mansión en Florida, incluyendo una «tremenda» sala.
«Entramos a la habitación solos y Trump cerró inmediatamente la puerta. Cuando me di vuelta, en cuestión de segundos, él me empujó contra la pared y me metió la lengua hasta la garganta«, escribió Stoynoff.
Un portavoz del candidato republicano dijo que lo escrito en People «no tiene veracidad alguna».
«Donald me acaba de tocar el trasero»
Otra mujer, Mindy McGillivray, le contó al Palm Beach Post que en 2003, cuando tenía 23 años, Trump le agarró el trasero en Mar a Lago, el club propiedad del magnate en Florida.
McGillivray contó que estaba de pie junto a Melania Knauss, entonces era la prometida del empresario.
Además reconoció que nunca reportó el incidente a las autoridades.
Pero su compañero ese día, el fotógrafo Ken Davidoff, le dijo al periódico que recuerda haberla visto apartarse bruscamente de Trump y que luego le dijo: «Donald me acaba de agarrar el trasero».
La campaña de Trump respondió que las alegaciones «carecen de cualquier verosimilitud».
Las tres mujeres dijeron que apoyan la candidatura de Clinton.