España es un desastre. El panorama político español es tan vergonzoso y lleva tanto tiempo impregnando el marco social de un hedor tan fuerte, que el olor a mierda… ni se siente. Aquella llamada transición ya traía consigo un aroma muy desagradable y penetrante y, desde entonces, apenas si se han alterado los modos de «gobernar».
De puertas hacia fuera, en el inframundo de las redes sociales y el marketing, los partidos se hacen fuertes con unos medios de comunicación que les respaldan y con todo tipo de usureros que reinventan los discursos para seguir promocionando la debacle y el asedio de la impunidad.
El consultor político es una figura muy demandada en comunicación. Su objetivo no es otro que satisfacer los deseos de quien va a pagar los honorarios. Y su trabajo consiste en utilizar todas las herramientas posibles para, a través del engaño, conseguir el respaldo necesario para hacerse fuertes al frente de cualquier causa.
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