El 22 de septiembre a las 20:54 hora del centro se celebrará el equinoccio (el evento astronómico ocurrirá el 23 de septiembre en países europeos, africanos y asiáticos). Para los habitantes del hemisferio norte, el equinoccio marcará el inició del otoño; en el hemisferio sur las cosas se tornan más luminosas y el equinoccio marca la llegada de la primavera.
La hora marca también el ingreso del Sol a Libra en el movimiento zodiacal aparente. Esto es simbólicamente apropiado, ya que Libra es el signo de la balanza, del equilibrio y justamente esta fecha, salvo en los polos, el día dura exactamente igual que la noche, lo cual es el significado de la palabra «equinoccio» aequs-nox: «noche igual». Para los ciudadanos del hemisferio norte, el Sol inicia un marcado descenso hacia la oscuridad que acalla en la muerte simbólica del solsticio de invierno, el día más oscuro del año. Para las culturas antiguas que tenían una vida estrechamente vinculada a la naturaleza esta fechas eran muy importantes ya que significaban importantes cambios estacionales ligados a la agricultura y a la espiritualidad en general. El hecho de que hubiera menos luz era interpretado -sin equivocarse- como un declive en la energía y en la vida en general; por lo cual era un momento apropiado para la conservación de los recursos y el recogimiento.