Una manera distinta de clasificar a la gente en introvertidos y extrovertidos consiste en dividirlos en intuitivos y racionales. Estos primeros van por la vía más fácil a la hora de tomar una decisión, mientras que los segundos tienden a complicarse la vida para –según ellos– equivocarse menos. Digamos de antemano que los partidarios de utilizar la razón en lugar de la intuición se equivocan tanto o más que los segundos y que la mente se mueve con menos dificultades en el último caso.
Por muchas vueltas que le demos, solo parece haber dos grandes sistemas a la hora de tomar decisiones. ¿Cómo hemos tardado tantos siglos en descubrir algo que resultaba esencial hasta para andar por casa? Fue el premio Nobel Daniel Kahneman el que descubrió esa obviedad: el sistema intuitivo es mucho más influyente de lo que la experiencia parece aconsejar; es, sencillamente, el secreto de muchos juicios y pareceres que la gente elige.
La verdad es que cada vez comparto más el sentimiento de la señora de avanzada edad que, en plena calle, se me quejaba, llorando, de que nunca le habían permitido fiarse de la intuición frente a la razón; de pequeña le habían enseñado, erróneamente, que la intuición no era tan válida como la razón.
Hubo dos experimentos que pudieron comprobar la existencia de la intuición, y no solo eso, sino que la percepción de la realidad dependía de una y mil cosas, como la presencia de un recuerdo a largo plazo que justificaba lo que estábamos viendo, una foto que no solo nos avivaba el recuerdo sino que lo podía reformar, una nota o melodía cuyo impacto iba a ser netamente mayor que el de una fotografía. El primer experimento es de sobra conocido. Se trataba de demostrar que podemos estar ciegos a la hora de ver algo que no vemos, simplemente, porque estamos obnubilados en otra cosa
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Puede que estemos, efectivamente, como estaban los alumnos objeto del experimento, obcecados por ver quién ganaba el partido de baloncesto, sin darnos cuenta de que nos estábamos codeando con un gorila al que se había dado rienda suelta para que se mezclara con el grupo de alumnos. El experimento demostró no solo que podemos estar ciegos ante una evidencia, como la de un gorila paseándose por la clase, sino que seguimos estando ciegos ante nuestra ceguera. Hay un dibujo simple que demuestra algo portentoso relativo a nuestra capacidad para equivocarnos. Lo llaman los psicólogos la «ilusión de Müller-Lyer» . Lo que más me fascina de esta ilusión óptica no es tanto el hecho de que añadir unas simples prolongaciones rectilíneas a un rectángulo conduzca al observador a creer que ese rectángulo en particular es más grande que otro de idénticas dimensiones, sino que el observador –una vez explicado por qué un rectángulo parece mayor que el otro– siga sin creernos y siga viendo un rectángulo mayor que el otro. El día que descubrí hasta qué punto las ilusiones ópticas pueden hacerme ver una cosa por otra, retiré toda validez a las comprobaciones que los jueces obtienen de los testigos. El tiempo las borra, transforma, diluye hasta el punto de que no sabemos si el hecho o la supuesta prueba se dio en la realidad. Después de todo este jeroglífico mental, Daniel Kahneman da una pista para no equivocarse a la hora de transmitir un mensaje: manténgalo simple, memorable para que no lo olvide fácilmente, póngalo en verso si es posible. Pero no se olvide de que los racionales, en lugar de los intuitivos, son vagos y no quieren saber nada de esfuerzos. –
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Así es…
Por mucho tiempo he intentado actuar de acuerdo a la «Razón»…
Las cosas no me salían…
Todo era con «resistencia»…
Porque en mi interior rechazaba la opción seleccionada…
Mas luego, al comenzar a adentrarme en todos estos conocimientos decidí dejarme guiar por ese conocimiento del cuál desconozco sinceramente su fuente y abandonar la comodidad de sentirme entre «segura» y avalada por el resto de los mortales…
Haciendo las cosas de un modo en el que «estadísticamente» era la peor de las decisiones y la menos acertada!! Y así fue que me embarqué en lo que llamo el camino del corazón!!
En él me reencontré conmigo misma y descubrí la placentera sensación de sentirme a gusto conmigo misma y sin contradicciones!!
Leal y fiel a mi misma!!
Ese camino no siempre es el más fácil…
O al menos no parece serlo al principio…
Pero esa misma intuición va mostrándote las señales infinitamente y también como dice la frase:
«El Universo adora la iniciativa», tanto como la «novedad», prontamente llegan las recompensas!!
Bienvenida Carla
Me parece estupendo que sigas ese conocimiento interior aunque a veces esté contra la razón.
Eso es consciencia
Un saludo
La intución para mi es algo que se puede nombrar de muchas formas… Se puede decir: La voz de DIOS, o la voz de tu «YO» superior… Tu yo cuántico… Como sea, es esa parte de una misma que puede hacer una evaluación más grande de las cosas por un lado, porque cuenta con una información que el «YO» del ego, o terrenal, o de la tercera dimensión… Material… No puede hacer… Y por otra parte este «YO» te guía hacia la plenitud del ALMA… Sabe lo que de verdad necesitás!!!
Gracias!!
Aprendamos a hacerle caso a la intuición: es con el razonamiento con lo que nos equivocamos. Y después decimos «. . . Yo sabía. . .!»
Me he jubilado en tareas que siempre involucraban tomas de decisiones,y he aprendido que hay una razón practica para ordenar las tareas.
Si eres el responsable de tomar la decisión recuerda que estás en ese lugar por que eres el Líder,lo que asegura que en el desarrollo de tu actividad has acumulado experiencias,conocimientos,ejemplos de situaciones similares,que guardas en la memoria subsconciente;son reales están ahí y recurres a ellos cuando quieres tomar una decisión meditada que te asegure que no te vas a equivocar.
Cuando te encuentres con diez problemas urgentes,si pretendes no equivocarte,mientras te dedicas a solucionar el primero los otros nueve siguen existiendo,pero si tomas las decisiones de los diez intuitiva y rápidamente apelando a los conocimientos y experiencia que has archivado en tu subsconciente y son la base de la idoneidad que te ha puesto en el cargo,darás con la solución en el setenta por ciento de los casos,de los tres problemas que subsisten dedícale toda tu atención al mas grave y vuelve a decidir intuitivamente sobre los dos restantes (ya cuentas con nueva información y sabes lo que no deberías haber hecho),repite el procedimiento cuando hayas solucionado definitivamente el problema mas grave.
Ahora vuelve atrás y revisa todos los problemas con detenimiento para mejorar los resultados.
Ten por seguro (y puedes enorgullecerte de ello) que no te ayudó la suerte,fué tu experiencia,tus conocimientos archivados,tu seguridad en tí mismo,lo que te hace diferente.¡por eso eres el LIDER y estás donde estás!
Creo que así funciona la intuición en todos los órdenes de la vida,es sabiduría que está en tu acervo y del que no estás consciente,algo te pueden haber legado tus ancestros,y tal vez ya has pasado por situaciones similares de las que no guardas memoria.