Una colaboración de lalunagatuna
El coronel de artillería español Isidoro Cabanyes fue realmente el pionero de la tecnología conocida como torre solar, ya que puso en marcha un motor aéreo-solar en Cartagena hace casi 110 años, concretamente el 1 de abril de 1903. En septiembre de aquel año, el sistemafue definido de la siguiente manera:
“El principio del invento está en provocar por la acción del calor solar corrientes de aire cuya fuerza, transformada por un motor, se pueda aplicar a fines prácticos. La base del aparato es un alambrado de hierro muy tupido, la chimenea está formada con postes telegráficos empalmados [como Urdangarin], y sus paredes son de alambre también. El aire caliente determina el funcionamiento de la rueda motriz. La instalación carece de calderas, válvulas, engranajes, etc. y, según su autor, pueden construirse motores de esta clase de cincuenta y aún más caballos”.
El motor aéreo-solar de Cabanyes constaba de una gran chimenea, pintada de negro y abierta por su parte más inferior (a ras de suelo). Se trataba de aprovechar el mismo principio del tiro de cualquier chimenea convencional, y hacer pasar a la corriente ascendente generada por la radiación solar, por una serie de palas que transmitían movimiento a un eje.
Cabanyes, primero en solitario y después junto a Luis de la Mata, fue experimentando y construyendo modelos mejorados y cada vez más grandes, e incluso llegó a emplear su invento en aplicaciones de gran utilidad en la época, como la elevación de aguas para el suministro económico de riegos.
Una vez que murió Cabanyes, el invento cayó en el olvido, hasta que en 1982 se construyó una torre eólico-solar experimental en Manzanares (Ciudad Real), aunque con financiación e ingeniería alemanas. Funcionó sin problemas hasta 1989, en que el experimento tuvo que ser abandonado por los daños causados por una tormenta en los tensores que sostenían la torre, que medía casi 200 metros de altura y 10 metros de diámetro. El invernadero que calentaba el aire que ascendía por la torre tenía unos 46.000 metros cuadrados y el prototipo llegó a producir hasta 50 Kw de potencia eléctrica.
Así pues, teóricamente parece muy posible la obtención de grandes cantidades de energía barata por este sistema. Únicamente necesitaríamos unos enormes campos cubiertos de plásticos u otros elementos transparentes de materiales modernos absorbentes del calor, a modo de colector solar, alrededor de una torre que ejerza de “chimenea”. El aire calentado en este ‘invernadero’ ascendería por el interior de la torre, donde estarían colocados unosaerogeneradores para la obtención de la energía eléctrica. Cuanto más alta fuese la torre, mayor velocidad alcanzaría el aire en su ascenso y mayores posibilidades de aprovechamiento de esa energía. Por eso, en Australia se están planteando seriamente la construcción de torres de este tipo de hasta un kilómetro de altura, que podrían generar más de 40 MW de potencia eléctrica, para una población de más de 100.000 habitantes.
Parece ser que existe también interés aquí por este sistema por parte de varias empresas, de la Universidad de Castilla la Mancha y del Gobierno español, pero me temo que estos 110 años que ya hemos desaprovechado en poder rentabilizar este concepto teórico tan simple, no nos van a hacer reaccionar ahora, y seguramente, los australianos, o cualquier otro país, incluso con peores condiciones climáticas que el nuestro, terminará por desarrollar el sistema, comercializarlo, beneficiarse de él en todos los sentidos, a no ser que alguien lo impidiera mafiosamente, mientras que nosotros tendremos que seguir pagando a Iberdrola y Endesa por su energía cara, porque nunca ha interesado realmente abaratar la producción.
Si se hubiera invertido en este tipo de tecnologías tanto dinero como el que se ha invertido (casi todo público) en la fisión nuclear y como el que se está todavía invirtiendo (casi todo público) en conseguir domar la fusión nuclear, seríamos capaces de generar energía abundante y muy barata, pero… ¿dónde está entonces el negocio?
TZI
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