El steampunk es un movimiento muy amplio que se acepta como retrofuturismo (retrofuturismo es un género estético y de la ciencia-ficción que rescata las visiones de futuro generadas en el pasado, es decir, la visión por lo menos descrita en escritos, ilustraciones y otras formas de expresión, acertadas o no, que se hicieron en otras épocas y que siempre tienen un toque estético del momento en que se hicieron), centrado especialmente en la 2ª mitad del siglo XIX, momento en que se da aproximadamente la 2ª Revolución Industrial y todo lo que conllevó.
Computadora Retro-Futuristica – Cultura Steampunk
La Historia del Steampunk
El steampunk nació de la mano de diversos escritores de la ciencia-ficción de los años 80s, que entonces se inscribían en el género cyberpunk. Podríamos citar a Tim Powers, James Blaylock, William Gibson y B. Sterling, o incluso un autor de la New Wave (finales de los 70s) Michael Moorcock.
Si el cyberpunk, género hermano más que padre del steampunk, intentaba mostrar un futuro distópico, oscuro, pesimista, de lo que podría pasar o derivar de la sociedad si continuábamos por un camino de consumismo y capitalismo dándole más poder a las megacorporaciones, y de consumir e integrar en nosotros la tecnología electrónica e informática (hasta el extremo de ser cyborgs o ser substituidos por las máquinas), el steampunk se presentó también como un género crítico, pero más optimista.
Para ello, en vez de mirar el futuro, miró al pasado, y se situó en el punto de inflexión donde la sociedad tomó el rumbo más capitalista, fabril y consumista -en consideración por sus creadores- y tomó el positivismo científico, positivismo depositado en pos de la ciencia y la tecnología, donde éstas nos concederían una vida cómoda y emocionante pero sin ocupárnosla ni controlándonos la vida, y mostrándola de forma romántica (véase la acepción original de Romanticismo como ideología) como desveladora de misterios e ilimitada.
El añadido -punk no se refiere en su inicio a una fusión estética, sino al sentimiento de crítica activa a la sociedad, del mismo modo que el cyberpunk.
Así pues, el steampunk representa una crítica de la sociedad queriendo cambiar un pasado y creando uno nuevo de la mano de la imaginación y creatividad, imaginándose especialmente tecnología derivada del vapor (steam en inglés) y los mecanismos como alternativa a “la alternativa” -valga la redundancia- que los sustituyó en nuestro pasado real (tecnología eléctrica y diesel). Deriva pues máquinas extraordinarias, experimentos y descubrimientos increíbles…
Nota: la energía eléctrica no queda excluída, pero no es tan mayoritaria como lo fue a finales del XIX, queda más como una curiosidad científica y tecnológica, o estética.
Obviamente, se inspira fuertemente en las novelas de la primera ciencia-ficción como las de Jules Verne (atención, esto no es steampunk, pero sí una gran fuente de inspiración, y su aplicación y renovación se plantea como un verdadero retrofuturismo) y H.G. Wells. También se inspira en novelas de aventuras y ciencia romántica, como por ejemplo Mundo Perdido de Sir A. C. Doyle.
Poco a poco, en su evolución, el steampunk fue tomando un calibre más aventurero, más romántico, llegando a crear verdaderas corrientes o gustos generalizados manifestados en lo que conocemos como “Airship Pirates” (Piratas en dirigibles o de los aires). Esto es, del supuesto que la aviación rudimentaria, los globos aerostáticos y zeppelines hubieran evolucionado, en vez de haber rutas marítimas se habría generalizado más unas rutas aéreas, y los piratas “harían de las suyas” por los cielos, así como habrían aventureros y otros roles pertinentes,…
El steampunk pasó rápidamente de la literatura escrita al comic (citamos por ejemplo La Liga de los Hombres Extraordinarios o Steampunk), del comic al cine (Wild Wild West, y el homónimo al comic), así como a una estética que ha inspirado a escultores, ilustradores, gente del cosplay, etcétera.
Poniendo unas bases estéticas teniendo en cuenta lo anterior, podremos ver una estética retro que iría desde el 1850 hasta el 1910 (victoriano, eduardiano, art nouveau/modernismo, y otras modas de la época), con una gran carga estética de tecnología tales como aparatos, máquinas, autómatas y partes de maquinaria, y otros elementos aventureros (especialmente las gafas de aviador, o de soldador) del pasado.
Ahora bien, esta estética comenzó a gustar a mucha gente y diversos colectivos. La fusión de la estética retrofuturista con lo victoriano gustó a neovictorianos (a secas), góticos neovictorianos, cyberpunkies, Lolita y punkies inclusive. Es por ello que desde el 2000 se han observado fusiones estéticas diversas.
Hoy en día el steampunk ofrece muchas visiones y es por tanto un movimiento elástico y adaptable.
El steampunk teóricamente original es más positivista y tecnófilo frente a la tecnología, y muy romántico. Sus historias son más bien utópicas o tienen un aire muy bohemio y optimista.
El steampunk presenta cierta ingenuidad en muchas ocasiones (consciente o no) frente a otros aspectos del siglo XIX, como los conflictos sociales, el neocolonialismo y conflictos políticos diversos, la diferencia de clases y la economía, llegándola a olvidar, tergiversar (al gusto de la imaginación; recordemos, esto es un retrofuturismo, algo creativo y no purista), o incluso a cambiar expresamente con finalidades críticas, o bien estéticas (al gusto del autor).
También existe un steampunk más distópico, que puede ser desde un pasado/presente alternativo más oscuro, donde se da énfasis en las clases dominantes de por entonces el siglo XIX (aristocracia y burguesía) y se perfila un bajo proletariado, entre otras cosas, y aquí se puede incluir cierta fusión con ideas cyberpunk (cyborgs autómatas, invasión de las máquinas,…); o bien se plantea como un futuro alternativo, donde, después de una supuesta catástrofe mundial donde el ser humano quedaría relegado a la supervivencia más estricta, se serviría de la tecnología mecánica y de vapor como supuestas tecnologías eficientes y fáciles de entender y realizar, sin perder un aire bohemio (este también conocido como steampunk post-apocalíptico).
Finalmente, existe el dark steampunk, fruto de diversas fusiones con la visión “darkie” y gótica, pero también con una propia evolución, donde el steampunk, cogiendo ciertas ideas del steampunk distópico, siente pasión por una visión victoriana idealizada oscura: los aspectos ocultistas y la afición al espiritismo, ciencia “tabú” experimental o ciencia menos ética (pero en principio sin rebasar límites de mal gusto y bizarrismo), gusto por la teratología (freaks, monstruos y extrañas mutaciones), etcétera.
Si bien estas son catalogaciones, el steampunk es muy versátil y hay diferentes grados, pero sin perder la esencia de lo que representa que es (pues si pierde la esencia, ya no es steampunk).
Hacia el 2007 aparecieron diversas manifestaciones digitales en las redes donde se presentó el steampunk como un manifiesto estético, o quizá algo más. Webs como el primero blog y después foro Brass Goggles; Steampunk Workshop de J. V. Slatt, o la revista Steampunk Magazine (ésta última con una fuerte influencia de sus editores de un anarquismo americano singular o por lo menos el movimiento punk), significaron un importante impulso para dar a conocer el steampunk más allá de un género literario o visual en el mundo.
Así pues, comenzaron a transformar, o al menos colaborar en ello, al steampunk como un fuerte movimiento estético que hoy en día parece más evolucionado que su aspecto literario original, y a evolucionarlo en un movimiento contracultural. Aparte de su base teórica, el steampunk se dibuja ideológicamente como un movimiento de crítica a la sociedad consumista y capitalista, queriendo concienciar de ello especialmente a través de la tecnología y todo tipo de objetos cotidianos. Así pues, quiere convertir en la tecnología no sólo en objetos de una sola utilidad que cada vez en menos tiempo se estropean, sino que además sean piezas decorativas o incluso artísticas (de ahí las conversiones de PCs y teclados, USBs,…). Da un valor fuerte a las creaciones artesanales por encima de las producciones industriales, a lo hecho por uno mismo (Do It Yourself/DIY), a las conversiones de las producciones industriales en personales y decorativas/artísticas y en lo vintage y de 2ª mano.
Hay muchos más aspectos en el steampunk, casi diríamos tantos como personas aficionadas.
Han aparecido también otros movimientos retrofuturistas o similares con la construcción -punk, tales como el dieselpunk (parecido al steampunk, pero que en vez de situarse de 1850 a 1910 estéticamente, se situa más entre el 1920 y 1950, entreguerras y su tecnología base es la diesel. Para más info ver el tema correspondiente), el clockpunk (inspirado en la época renacentista y Leonardo Da Vinci), medievalpunk,… Existen otros géneros de similar construcción nominal como el horrorpunk, pero no tiene NADA que ver, tienen un origen y una esencia diferente, no son retrofuturistas tampoco.
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