Archivo por días: noviembre 22, 2014

domi EL PECADO DE LOS ERUDITOS: LA TERRIBLE COSTUMBRE DE HABLAR COMO ENCICLOPEDIA

Por Anddy Landacay Hernández

La ciencia es fantástica. Por eso intento enseñarle a mi hija de 4 años la importancia de la misma para poder avanzar en medio de la oscuridad de los misterios del universo. Y este simple hecho se ha convertido en todo un reto (o varios) para mi habilidad de comunicador: cómo lograr que me entienda, que no se aburra y sobre todo como no caer  en el enorme pecado de los eruditos: la terrible costumbre de hablar como enciclopedia.

En mi experiencia como padre, en estos cuatro años, he descubierto que una de las “ventajas” de la religión es que te da respuestas fáciles para las tremendas preguntas que pueden hacer los niños.

Desde luego, que a la pregunta de “papá… ¿quien creó el universo?” uno se siente literalmente agarrado de los huevos.

Un podría empezar con un largo discurso sobe la teoría de las cuerdas, en donde tenemos que pasar por la revisión de conceptos como electrones, dimensiones, fotones o quarks, llegando al Bosón de Higgs, pero claro, pasando por la explicación de fermiones y bosones y un largo etecé de términos físicos. Uno podría hacer muchas cosas, pero siempre resulta más fácil decir: hijito dios creó todo, lee la biblia y ya no jodas más.

Creo que el problema fundamental para la ciencia y la cultura del pensamiento crítico es la difusión. Y lamentablemente muchos amigos míos, especialistas y doctores en filosofía, biología, física, matemáticas, genética, antropología, etecé, con enorme erudición y conocimiento no se preocupan nunca en la forma que tienen sus mensajes.

Esto es lo que yo llamo el “gran pecado de los eruditos”: el meta lenguaje. Algunas veces cuando leo artículos o escucho sus intervenciones siento que se van elevando poco a poco de la tierra y llega un momento en que sus debates literalmente se proyectan en una cuarta dimensión.

Creo que un problema consustancial a la erudición es el uso (abuso) de tecnicismos y palabras poco convencionales. El que obtiene más y más conocimiento termina cayendo en la tentación de suponer que todos entienden lo que él habla. Y de esta forma las conversaciones o exposiciones terminan siendo una oda a la paja lingüística.

Y ahí se encuentra el punto fundamental de lo que yo llamo la democratización de la ciencia: ¿El conocimiento debe ser sólo para uno o el que sabe más tiene la obligación moral de compartir y difundir lo que sabe?

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Este punto es básico para avanzar en este terreno paradójico. ¿Me conformo con aprender y hablar para mis cuatro amigos? o busco las formas creativas de hacer que el conocimiento pueda ser difundido a la mayor cantidad posible de personas.

Tal vez esta respuesta sea más fácil para mí. Los comunicadores sabemos que la forma del mensaje es elemental. Es un principio de la prensa, por ejemplo, que cualquier nota debe tener un titular y un lead agradable, además de tener un lenguaje sencillo.  Si tu lector no se interesa por el texto, entonces tu objetivo ha fallado.

Creo que no pasa lo mismo para la mayoría de los físicos o biólogos (por poner 2 ejemplos), a quienes solo les interesa trasmitir lo que saben en el lenguaje queellos saben.

Esto nos pone en una seria desventaja a los interesados en  luchar contra las pseudociencias y las supercherías, porque mientras no socialicemos los descubrimientos y principios científicos y los eruditos sigan mirando despectivamente al lector común no ganaremos una sola batalla.

Las religiones y las pseudociencias tienen mayor aceptación entre el gran público precisamente porque utilizan un lenguaje sencillo, inventan historias reconocibles, en suma, manejan códigos agradables y entendibles para el común de la gente. No importa que el contenido del mensaje sea falso, amañado o ridículo; es la forma la que hace que sea aceptada por una gran cantidad de personas.

Tal vez peque de optimista, pero creo que si hacemos el esfuerzo pordemocratizar el lenguaje,  más gente sabrá que la ciencia no tiene que ser aburrida ni pesada, que las personas que estudian estos temas no son viejitos con lentes, barba blanca y terno, sino personas comunes y corrientes que están interesadas en conocer el mundo.

Hagamos el esfuerzo amigos míos: cada vez que piensen en escribir un artículo o hacer alguna exposición o simplemente vayan a iniciar una conversación, piensen en esto: Lo que voy a decir ¿Lo entenderá mi hija, sobrina o vecina de 4 años? ¿Escribo para difundir conocimiento o para hacerme una paja mental?¿Quiero contribuir a mejorar el mundo o hablo solo para parecer inteligente?

Por lo pronto, yo ya empecé haciéndole entender a mi hija que el sol está en el centro del sistema solar y que los planetas son redondos y giran alrededor de ella. Su mamá ha sacrificado sus set de maquillaje (redondo) sin saberlo. Pero creo que eso fue más productivo que hablar como enciclopedia.

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domi El fiasco de «El sepulcro olvidado de Jesús» ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?

Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los
muertos, ¿cómo dicen algunos de ustedes que no hay resurrección?

1 Corintios 15:12

En años recientes, parece que se ha puesto de moda en este mundo
globalizado lanzar cada tanto algún osado desafío a las creencias más
básicas del cristianismo. Vino Dan Brown con las pamplinas de El
Código Da Vinci y vendió millones de ejemplares (aunque la película
fue un rotundo fracaso). Luego la cadena National Geographic presentó
en 2006 el manuscrito titulado El evangelio de Judas con gran pompa,
como si un documento tardío escrito por un grupo sectario bastase para
poner en entredicho los documentos del Nuevo Testamento. El último
contendiente en este extraño concurso es un «documental» del Discovery
Channel que presenta casi como un hecho demostrado que los huesos de
Jesús de Nazaret fueron a dar a una caja (osario) en la tumba de su
familia.

El «documental» titulado en inglés Jesus’ Lost Tomb fue emitido el 4
de marzo pasado. Está anunciado en español, con el título El sepulcro
olvidado de Jesús en el Discovery Channel para el domingo 18 de marzo
a las 20. Sus principales responsables son el periodista israelí-
canadiense Simcha Jacobovici, el escritor Charles Pellegrino y el
cineasta James Cameron (Titanic) quien fue el productor ejecutivo.
Jacobovici y Pellegrino publicaron semanas antes un libro, prologado
por Cameron, con el título The Jesus Family Tomb («La tumba de la
familia de Jesús»). Esta obra fue subtitulada «El descubrimiento, la
investigación y la evidencia que podrían cambiar la historia». Cabe
preguntarse cómo y por qué podría producir tal cambio.

Algo de historia

En tiempos de Jesús, los pobres se sepultaban directamente en la
tierra, sin ataúd. Los más pudientes se construían tumbas cavadas en
la roca blanda, donde se depositaban los cadáveres amortajados en
nichos. Como las tumbas tenían capacidad limitada, luego de un tiempo
prudencial los huesos de los difuntos eran colocados en cajas de
piedra caliza llamados osarios. Los osarios se depositaban en pequeños
túneles dentro de la tumba, con lo cual los nichos quedaban libres
para colocar allí otros cadáveres. Algunas tumbas llegaron a contener
decenas de osarios.

Según los Evangelios, luego de su muerte en la cruz Jesús de Nazaret
fue sepultado en una de estas tumbas que estaba cercana al sitio de
ejecución, al norte de Jerusalén. Esto ocurrió en la tarde de un
viernes. La tumba era nueva. Pertenecía a José de Arimatea y se
cerraba con una gran piedra circular. Cuando algunas discípulas de
Jesús concurrieron al sepulcro en la mañana del domingo, la tumba
estaba abierta y vacía. Pensaron inicialmente que alguien había robado
el cuerpo, pero luego ellas, los Apóstoles y cientos de discípulos
pudieron ver a Jesucristo resucitado. El resto es historia, verdadera
historia.

La «tumba de Jesús y familia»

El libro y la película de Jacobovici y colaboradores se presentan como
una investigación objetiva centrada en una tumba que se halló en 1980
en Talpiot, algunos kilómetros al sur de la ciudad vieja de Jerusalén.
En la tumba se hallaron diez osarios, y según los arqueólogos
israelíes que exploraron el sitio, seis de ellos tenían las siguiente
inscripciones: «Mariamene quien es (también llamada) Mara» (Mara es
una forma breve de Marta), «Judas, hijo de Jesús», «Mateo», «Jesús,
hijo de José», «José» y «María». Los nombres, de los más comunes de la
época, no llamaron la atención de los que catalogaron los osarios. En
1996 un documental de la BBC sugirió que esa podía ser la verdadera
tumba de Jesús de Nazaret, pero la hipótesis fue unánimemente
desestimada por los expertos. ¿Qué aportaron de nuevo Jacobovici y
colaboradores que amerite reabrir la cuestión? Principalmente una
hipótesis principal absurda y varias hipótesis secundarias igualmente
descabelladas.

La «nueva» trama

Eclesiastés dice que «no hay nada nuevo bajo el sol». La trama está
tejida con destreza, pero con materiales de pésima calidad, y en su
mayoría reciclados. Los autores retoman la idea de El Código Da Vinci
que Jesús desposó a María Magdalena y que ambos tuvieron un hijo.
Según ellos, este hijo es el «Judas, hijo de Jesús» de Talpiot, y los
restos del matrimonio y su vástago habrían sido depositados en la
tumba familiar. Los demás osarios contendrían restos de otros
parientes cercanos de Jesús. Obviamente, los autores también emplean
el rumor, inventado por los mismos líderes judíos que condenaron a
Jesús, de que los discípulos de él se habían robado el cuerpo para
sepultarlo en otro lado.

La evidencia proporcionada

Jacobovici y colaboradores lanzan numerosas insinuaciones y
especulaciones indemostrables. De todo lo que dicen, las únicas cosas
que podrían pasar por evidencia son las siguientes:

Evidencia A. El osario que supuestamente dice «Jesús, hijo de José».
Sólo los incrédulos y adversarios llamaban a Jesús el «hijo de José».
Sus seguidores nunca lo llamaron así. Como los dos nombres eran muy
comunes en la época, es posible que haya muchos otros osarios con una
inscripción similar, sin relación con Jesús de Nazaret. Uno de ellos,
hallado en 1926, está en el catálogo oficial israelí. Por otra parte,
es dudoso que la familia de Jesús pudiese pagar una tumba así. Aun si
hubiera tenido un sepulcro familiar, lo natural sería que estuviera en
Nazaret, 120 kilómetros al norte de Jerusalén. Además, varios expertos
dudan que la inscripción realmente diga «Jesús». La primera parte de
la inscripción es clara, pero la última no. En todo caso, nada indica
que el «Jesús» de Talpiot tenga relación alguna con Jesucristo.

Evidencia B. El osario que supuestamente dice en griego «Mariamene
quien es (también llamada) Mara». Jacobovici y colaboradores
interpretan la inscripción como «Mariamne llamada Maestro». Toman mara
como un título en arameo = Señor o Maestro (¡masculino!) – como en la
expresión cristiana maranatha (1 Corintios 16:22). Especularon que la
única que podría ser llamada así es María Magdalena (Mariamne es una
forma del nombre Mariam = María) y creyeron hallar apoyo en los Hechos
de Felipe, un libro apócrifo del siglo IV donde hay una Mariamne que
algunos eruditos identifican con María Magdalena. Aunque esto fuera
cierto, no probaría que la Magdalena era llamada así en la Palestina
del siglo I. Pero además, un examen cuidadoso de la inscripción
muestra que en realidad dice «Mariame y Mara» (Mariame kai Mara),
escrito por dos manos diferentes. Esto indica que el osario contuvo
los huesos de dos mujeres. Primero los de una Mariame, a la que luego
se agregaron los de una Mara o Marta. No hay conexión concebible con
María Magdalena.

Evidencia C. El osario que dice «Judas, hijo de Jesús». Si el osario
de la «Prueba A» de veras dice «Jesús» sería natural suponer que este
es el padre de ese Judas. Los autores del libro y del documental
plantean aquí hipótesis sin ningún fundamento. Por ejemplo, que un
Judas hijo de Jesús de Nazaret fuera el que se menciona en los
Evangelios como su hermano (Mateo 13: 55; Marcos 6:3), y el «discípulo
amado» (Juan 13:23). Interpretan las palabras de Cristo desde la cruz
«¡Mujer, he ahí tu hijo!» y «¡He ahí tu madre!» (Juan 19: 26-27) como
dichas respectivamente a María Magdalena y al hijo de ambos, Judas.
Para esto sugieren que el Evangelio habla en clave y no dice lo que
quiere decir. Además no explican el final del párrafo, donde dice que
desde entonces el discípulo recibió a la madre de Jesús en su propia
casa. Otra hipótesis que plantean es que el Apóstol Tomás, llamado
Dídimo, era en realidad Judas el hijo de Jesús. Es cierto que Tomás y
Dídimo son sobrenombres que significan «gemelo» en arameo y griego
respectivamente. Pero al Gemelo nunca se lo llama de otro modo en el
Nuevo Testamento, y Juan 14:22 indica que solamente había dos Judas
entre los Apóstoles, que, según las listas conservadas eran Judas el
de Jacobo y Judas Iscariote (Mateo 10: 2-4; Marcos 3:16-19; Lucas
6:14-16; Hechos 1:13). Lo rebuscado de estas hipótesis delata lo tenue
del argumento. Además muestra un uso irresponsable de las Escrituras,
que se emplean como fuentes confiables en algunos casos y dudosas en
otros.

Evidencia D. El osario «desaparecido». Según Jacobovici y
colaboradores, en la tumba de Talpiot había un osario que desapareció.
Ellos sostienen que este sería el osario con la inscripción «Jacobo,
hijo de José, hermano de Jesús» cuya aparición en poder de un
traficante de antigüedades causó gran revuelo en 2002. Esta
«evidencia» tiene tres problemas, cualquiera de ellos fatales por sí
mismo. El primero es que si bien el osario de «Jacobo» es un genuino
osario antiguo, un grupo de especialistas oficialmente designado al
efecto dictaminó que la inscripción era fraguada. El propietario del
osario se encuentra actualmente procesado por fraude. El segundo es
que quienes catalogaron los osarios de Talpiot coinciden en declarar
que el osario no tenía inscripciones y que nunca desapareció. El
tercero es que el osario de «Jacobo» es 10 cm más corto que el osario
de Talpiot supuestamente desaparecido.

Evidencia E. La estadística. Los autores del libro y del «documental»
obtuvieron la colaboración de un especialista en estadística, que
concluyó que existía una probabilidad de 1 en 600 de que no fuera la
tumba de la familia de Jesús. Esta es una probabilidad bajísima. El
problema es que ningún cálculo estadístico posible con los datos
existentes podría jamás llegar a semejante conclusión. Lo que en todo
caso podría afirmarse es que la probabilidad de encontrar esa precisa
combinación de nombres en una tumba de la región es de 1 en 600, lo
que es muy diferente (e inútil para convalidar la hipótesis).
Simplemente no existe una base de datos adecuada para estimar las
probabilidades de que sea la tumba de una familia determinada. Los
nombres hallados en la tumba se encuentran entre los más comunes de la
época, por lo cual no es nada extraordinario hallarlos juntos en una
misma tumba que tiene un porcentaje de osarios con inscripciones mayor
que el promedio. Esta es la razón por la cual los profesionales, tanto
arqueólogos como estadísticos, rechaza como inválida la supuesta
evidencia estadística.

Evidencia F. El análisis de ADN. Los autores del libro y el documental
obtuvieron restos biológicos, presuntamente humanos, de sólo dos de
los osarios: el de «Jesús» y el de «Mariame y Mara» (pensando que se
trataba de una sola persona, María Magdalena). Como no se posee ADN de
la familia de Jesús, nunca se podría demostrar ni refutar que los
restos hallados eran de él. De todos modos, no se pudo recuperar ADN
nuclear (que compone el genoma humano) sino sólo ADN mitocondrial. En
este contexto, el análisis de ADN mitocondrial sólo permite verificar
si dos personas están emparentadas por línea materna (madre e hijo o
hija, hermanos de la misma madre, etc.). El ADN mitocondrial indicó
que los restos del Jesús de Talpiot y de la o las mujeres del otro
osario no estaban emparentados por línea materna. La conclusión de
Jacobovici y colaboradores fue que la única explicación es que fueran
marido y mujer. Pero obviamente no es la única explicación. Por
ejemplo, las mujeres podrían ser esposa e hija de otros de los varones
allí sepultados, o podrían ser medio hermanas de «Jesús» por parte de
padre. Hubiera sido más interesante ver, ante todo, si Mariame o Mara
eran la madre del «Judas, hijo de Jesús». ¡El ADN mitocondrial jamás
puede probar un matrimonio! Además, como la tumba se empleó por varias
generaciones, es posible que el «Jesús» de Talpiot ni siquiera haya
conocido a Mariame y Mara.

Evidencia G. La suciedad adherida a los osarios. Los objetos presentes
en las tumbas se recubren a lo largo de los años de una capa adherente
llamada pátina. La composición química de esta pátina puede ser
analizada. Según Jacobovici y colaboradores, esto permitiría
determinar una «huella digital» química. Dos osarios que provengan de
la misma tumba tendrán la misma pátina. Como podía anticiparse, dos
osarios de Talpiot generaban una señal química virtualmente idéntica,
y osarios procedentes de otras localizaciones daban señales
diferentes. En cambio, el osario de «Jacobo, hijo de José, hermano de
Jesús» daba una señal muy parecida (no idéntica) a la de los osarios
de Talpiot. Pero no demostraron lo esencial, es decir que de veras el
método puede identificar inequívocamente la tumba precisa de origen de
un osario sólo por su pátina. A juzgar por los resultados el método no
funciona, pues como vimos antes, el osario de «Jacobo» no es el décimo
osario de Talpiot, y no hay razón para pensar que estuvo jamás en esa
tumba.

Conclusiones

Lo que distingue una genuina investigación es el manejo responsable de
la evidencia, que se valora cuidadosamente, con especial atención a
las posibles explicaciones alternativas. Por ejemplo, si algunos
textos bíblicos admiten más de una interpretación, el investigador
debe justificar por qué admite una explicación y descarta otra. En el
libro y el programa televisivo sobre el presunto «sepulcro de Jesús»
no ocurre nada de esto.

Los autores tienen una hipótesis y solamente presentan los datos que
supuestamente la apoyan. Recurren a datos bíblicos que consideran
favorables y descartan otros, sin ninguna justificación racional.
Presentan fragmentos de evidencia arqueológica sin justipreciar su
valor. Reemplazan el pensamiento crítico con conjeturas e
insinuaciones. La Real Academia Española define un documental como una
película o un programa televisivo que «representa, con carácter
informativo o didáctico, hechos, escenas, experimentos, etc., tomados
de la realidad». El programa sobre el «sepulcro de Jesús», que no
informa ni instruye, manifiestamente carece de lo que define un
auténtico documental. La certeza de la resurrección corporal de
Jesucristo es la mejor explicación disponible del surgimiento y
expansión de la Iglesia en los primeros siglos. No fue sólo la tumba
vacía, sino la aparición de Cristo resucitado primero a María
Magdalena y otras discípulas, luego a los Apóstoles, a sus propios
hermanos y a cientos de otros (1 Corintios 15: 1-12). Nada menos que
el Señor resucitado pudo transformar un hato de galileos
desmoralizados, desorientados y abrumados, en una fuerza pacífica tan
poderosa que creció descomunalmente en los primeros siglos a pesar de
encarnizadas persecuciones. Los discípulos de Jesús dieron gustosos
sus vidas por su Señor porque tenían la certeza que él había vencido a
la muerte.

Para un tratamiento más completo de este tema, con numerosas
referencias, puede verse el artículo del mismo autor: El «sepulcro
olvidado» de Jesús. Ambos artículos puede citarse y reproducirse
libremente si se menciona la fuente – Razones para Creer, Argentina.

Dr. Fernando D. Saraví

http://es.charla.religion.narkive.com/N36lR1cl/el-fiasco-de-el-sepulcro-olvidado-de-jesus-por-que-buscan-entre-los-muertos-al-que-vive

domi ¿Qué sucede después de la muerte? Patrick Zukeran

Distintas perspectivas sobre la muerte

Desde el principio de la humanidad, el hombre se plantea la pregunta «¿Qué sucede después de la muerte?». Nuestra respuesta ante esta disyuntiva tiene enorme implicancias para nuestra vida aquí en la tierra. Si bien hay muchos que intentan escapar del tema, tarde o temprano debemos enfrentarlo. Hay muchas respuestas a esta pregunta, todas ellas distintas.

Los ateos creen que al morir dejamos de existir. No hay vida después de la muerte ni un alma eterna que continúa hasta la eternidad. Lo único que podemos esperar es nuestra muerte inevitable, la futura muerte de la humanidad, y del universo. Y es frente a este futuro que el ateo debe encontrar un sentido y un propósito para su propia existencia.

Las religiones orientales y de la Nueva Era, que apoyan una visión panteísta del mundo, enseñan que cada uno atraviesa un ciclo infinito de reencarnaciones hasta que se rompe el ciclo y la persona se hace uno con lo divino. La forma que tome una persona en la vida siguiente dependerá de la calidad de la vida anterior. Al unirse con lo divino, deja de existir como individuo, pero se vuelve parte de la fuerza de vida divina, como una gota de agua que vuelve al océano.

Los que sostienen religiones animistas o tribales creen que después de la muerte el alma humana permanece en la tierra o viaja para reunirse con los espíritus de los ancestros que yacen en el submundo, también llamado el reino de las sombras. Durante toda la eternidad vagan a oscuras, sin experimentar gozo o desolación. Se puede llamar a los espíritus de algunos muertos para ayudar o atormentar a los que están en la tierra.

El Islam enseña que al final de los tiempos Dios juzgara las obras de todos los hombres. Aquellos cuyas buenas obras son más que sus malas obras entrarán en el reino de los cielos. El resto quedará sentenciado al infierno. El Corán enseña que en el cielo los hombres tomarán vino y recibirán las atenciones de doncellas celestiales, y que podrán tomar a varias de estas doncellas por esposas.

La mayoría de las perspectivas del mundo deben aceptar la creencia en la vida después de la muerte sobre la base de una fe no comprobada, pero la esperanza cristiana tiene una particular certeza por dos razones: la resurrección de Cristo y el testimonio de la Palabra de Dios. La Biblia ofrece la visión verídica de lo que sucede después de la muerte. Sin embargo, muchos cristianos están equivocados con respecto a su interpretación de la vida después de la muerte. Algunos creen que se convierten en ángeles, otros creen que entran en un estado de «sueño del alma», mientras que aun otros creen que estarán flotando en las nubes tocando el arpa. En este artículo consideraremos algunos de los conceptos populares erróneos de lo que hay más allá de la tumba, e intentaremos percibir lo que enseña la Biblia.

Los cristianos pueden tener la certeza de que la muerte es algo que no deben temer. Muy por el contrario, al morir llegamos a nuestro hogar en el cielo. El vivir implica existir en un país extranjero. La muerte ya no tiene aguijón y hoy es victoria a través de la resurrección de Jesús nuestro Señor.

Experiencias cercanas a la muerte

En los últimos treinta años hubo miles de personas que afirmaron haber tenido experiencias cercanas a la muerte (ECM; en inglés, NDE:»near death experiences«). Las ECM son sucesos en los que una persona en estado de total conciencia abandona su cuerpo e ingresa en otro mundo. Las experiencias de este tipo llevaron a una transformación total en la vida de muchas personas. ¿Qué interpretación se puede dar a estos relatos?

Es importante comprender que las ECM provienen de personas que han estadoclínicamente y no biológicamente muertas. En el caso de muerte clínica, desaparecen todas las señales externas de vida, como la conciencia, el pulso y la respiración. En estos casos sobreviene la muerte biológica si no se toman medidas para revertir la situación. La muerte biológica, en cambio, no se puede cambiar con ningún tipo de atención o cuidados, ya que es físicamente irreversible.{1}

Los relatos de ECM se producen en distintas etapas de la muerte clínica. Algunos ocurren cuando el paciente se encuentra en estado de coma, muy cercano a la muerte, o ya clínicamente muerto. Otros relatos se producen cuando deja de latir el corazón del paciente, o cuando el cerebro del paciente deja de registrar actividad en el monitor del EEG. No existen registros de casos de muerte biológica o irreversible durante un tiempo significativo seguido de una resurrección.

Lo que intriga a científicos y teólogos por igual en sus estudios de las ECM es que muchos pacientes describen experiencias similares, entre las que se incluyen abandonar el cuerpo y observar desde arriba mientras los médicos están trabajando, ingresar a un túnel oscuro, ver luz, ver a otras personas, encuentros con seres espirituales, una sensación de inmensa paz, y luego el retorno al cuerpo.

Muchos científicos y médicos con distintas visiones del mundo han intentado encontrar una explicación de este fenómeno. Los que tienen una visión atea buscan darle explicaciones desde lo natural, que van desde alucinaciones inducidas por la medicación, reacciones químicas que experimenta el cerebro durante una crisis cercana a la muerte, encuentros anteriores que habían caído en el olvido, y otras. Pero de ninguna manera logran develar este fenómeno.

Muchas ECM se producen sin medicación, como en el caso de personas rescatadas del agua, clínicamente muertas. Además, miles de víctimas de ECM pudieron describir claramente y con lujo de detalles lugares y personas que vieron mientras se encontraban en estado de muerte clínica. Una jovencita, que se encontraba casi muerta, pudo describir lo que hizo su familia esa noche en la casa, lo que hicieron para cenar, dónde se sentó cada uno e incluso las conversaciones que tuvieron. Otros pudieron describir en detalle objetos que se hallaban en habitaciones cercanas y más alejadas de la propia. Un paciente describió un zapato que estaba en la azotea del hospital. Cuando las enfermeras fueron a ver, encontraron el zapato exactamente como lo había descrito ella. Un niño que sufrió un accidente junto a su madre y su hermano dijo a los que lo rodeaban, sólo unos instantes antes de morir: «Me están esperando ahora». El médico descubrió que justamente a esa hora en otro hospital habían muerto la madre y el hermano del niño. Gary Habermas y J.P. Moreland consideran el tema de las ECM desde distintas perspectivas en su libroBeyond Death [Más allá de la muerte], donde argumentan que las explicaciones desde lo natural no aclaran de manera satisfactoria lo que sucede durante las ECM.

Si bien las ECM no ofrecen una prueba concluyente de la existencia del cielo o del infierno, al menos indican que en el momento de la muerte el alma se separa del cuerpo y que el espíritu de la persona está conciente y es coherente.

Sin embargo, las ECM no reflejan claramente lo que se encuentra más allá de la tumba. Las ECM son relatos que ofrecen apenas un vistazo de lo que sucede más allá de la cortina de la muerte, y por lo tanto el panorama que nos dan es incompleto. Colosenses 1:18 nos dice que Jesús «es el primogénito de la resurrección, para ser en todo primero». Cristo superó la muerte biológica y vive para siempre con autoridad sobre toda la creación. Su supremacía sobre todas las cosas se estableció a través de su resurrección. Sabemos, además, que Satanás se disfraza de ángel de luz y que puede aparecer con distintos aspectos. Es fundamental que evaluemos todas las experiencias a la luz de las Escrituras.

¿Podemos comunicarnos con los muertos?

¿Los espíritus de los muertos pueden comunicarse con los vivos? Uno de los programas más populares de la televisión moderna es «Crossing Over» [Cruzando del otro lado], conducido por el vidente John Edward. Al igual que otros videntes, Edward asegura poder comunicarse con los espíritus de los muertos. Deja boquiabiertos a los espectadores al revelarles detalles que sólo el ser amado fallecido podría saber. A partir de esta comunicación, las personas buscan consuelo, consejos y aliento. La Biblia enseña que la comunicación con los muertos no es posible. Una y otra vez en la Biblia, Dios ordena a su pueblo desistir de la práctica de la necromancia, el arte de comunicarse con los muertos. Deuteronomio 18:10, 11 dice:

Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos . . .

Los cananeos consultaban a los espíritus y a los muertos con la esperanza de obtener poder y de predecir los eventos futuros. Esta práctica es una abominación ante Dios y es la razón por la que los cananeos fueron expulsados de esa tierra. Israel recibió la advertencia de no imitar a los cananeos, pues de lo contrario ellos sufrirían una pena similar.

El contacto con los muertos está prohibido porque los espíritus de los muertos no pueden comunicarse con los vivos. En Lucas 16, el hombre rico que sufría en el infierno buscaba una manera de comunicarse con su familia que estaba viva para advertirles del destino que les esperaba. Sin embargo, no hubo manera de que se comunicara con ellos, y los vivos tampoco podían comunicarse con él.

¿Con quiénes se están comunicando, entonces, los médium y espiritistas? Si efectivamente están comunicándose con un ser espiritual, lo más probable es que sea un impostor demoníaco. Y si bien el espíritu demoníaco puede comunicar algunas cosas ciertas, la verdadera intención del espíritu es engañar a los familiares y alejarlos del Señor. Esta práctica a la larga puede llevar a la posesión demoníaca y a que la persona quede muy lastimada.

En Hechos 16:16 Pablo se encontró con una joven que podía predecir el futuro porque estaba poseída por un espíritu. Sabiendo esto, Pablo finalmente expulsó al espíritu. La Biblia siempre prohíbe la práctica de la necromancia.

Algunos seguramente intentarán defender la necromancia señalando el pasaje de 1 Samuel 28. Aquí Saúl pide a la adivina de Endor que llame a Samuel de la tumba. El espíritu de Samuel se levanta y anuncia un mensaje profético a Saúl. Las opiniones de los estudiosos bíblicos están divididas con respecto a este relato. Algunos creen que fue un impostor demoníaco haciéndose pasar por Samuel. Yo creo que, ya que se cumplió esta profecía, éste realmente era el profeta Samuel. A pesar de la desobediencia de Saúl, Dios hizo una excepción en este caso.

Cualquiera sea el punto de vista que uno defienda, es claro que este versículo no nos alienta a consultar con los médium. Saúl en este momento de su vida estaba fuera de la voluntad de Dios y debido a que el Espíritu de Dios le había abandonado, no podía recibir palabra de Dios. Desesperado, y siguiendo una constante en su vida, desobedeció a Dios, y sufrió las consecuencias. Este relato de Saúl nos enseña una lección y no es un ejemplo que debamos seguir.

Un minuto después de la muerte

¿Qué sucede con nuestro último aliento? La Biblia nos enseña lo que habrá de ocurrir. En primer lugar, nuestra alma y espíritu inmaterial se separan de nuestro cuerpo físico. Luego, recibiremos de inmediato la sentencia en el juicio que determinará nuestro destino eterno. Aquellos que hayan confiado en el pago de Cristo en la cruz por nuestros pecados entrarán a la vida eterna en la presencia de Dios. 2 Corintios 5:8 dice: «Así que nos mantenemos confiados y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor». No habrá demora en un estado de inconsciencia al que muchos denominan «sueño del alma-2. Estaremos de inmediato ante la presencia de Dios. En segundo lugar, el alma en el cielo se perfecciona en santidad, y desaparece por completo nuestra antigua naturaleza pecaminosa. Hebreos 12:23 menciona «los espíritus de los justos que han llegado a la perfección». Los espíritus de los santos están en el reino de los cielos y han llegado a la perfección. La lucha contra el pecado que describió Pablo y en la cual participan todos los cristianos finaliza para siempre cuando, después de la muerte, entramos en nuestra condición glorificada.

Aquellos que rechazan este don recibirán lo que han elegido, la eternidad separados de Dios en el infierno. Hebreos 9:27 dice: «Así como está establecido que los seres humanos mueran una vez, y después venga el juicio…» No hay segunda oportunidad, y no hay ciclo de reencarnación. Nuestro destino eterno está determinado por la decisión que tomamos con respecto a Cristo aquí en la tierra. Muchos asumen que después de recibir a Cristo todo lo que queda es una entrada gozosa al paraíso. Las Escrituras nos enseñan que Jesús nos recompensará según la manera en que hayamos vivido en la tierra. Enseñó este principio con la parábola de los talentos en Lucas 19. A cada siervo se le encomendó que administrara los talentos que su señor le entregaba. Al retorno del señor, cada siervo debía rendir cuentas sobre la forma en que había administrado los talentos encomendados. Los siervos juiciosos recibieron una recompensa mientras que el siervo malvado fue expulsado.

La lección para el cristiano es que cada uno de nosotros deberá rendir cuentas por el tiempo que hemos pasado aquí en la tierra. Esto no es lo mismo que el juicio que evaluará nuestra condición con respecto a la salvación. La muerte de Cristo en la cruz permite que todos los que crean entren al reino de Dios. Seremos juzgados por nuestras obras hechas a partir del momento de nuestra salvación. Este juicio a los creyentes se denomina el Tribunal de Cristo, acontecimiento que se describe en 1 Corintios 3:11-15:

Porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo. Si alguien construye sobre este fundamento, ya sea con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y paja, su obra se mostrará tal cual es, pues el día del juicio la dejará al descubierto. El fuego la dará a conocer, y pondrá a prueba la calidad del trabajo de cada uno. Si lo que alguien ha construido permanece, recibirá su recompensa, pero si su obra es consumida por las llamas, él sufrirá pérdida. Será salvo, pero como quien pasa por el fuego.

Pablo declara que Cristo es nuestro fundamento. Nuestras obras son la edificación sobre este fundamento. Los materiales de oro, plata y piedras preciosas se refieren a obras realizadas con motivos puros para la gloria de Dios. Las obras de madera, heno y paja son las que se hacen con motivos equivocados, sólo para gloriarse uno mismo.

En el Tribunal de Cristo nuestras obras serán probadas con fuego divino. Aquellas obras que se hicieron para la gloria de Dios resistirán las llamas y serán nuestra recompensa. Algunos verán con tristeza cómo las llamas consumen ante sus ojos todas las obras que realizaron en la tierra y entrarán al cielo con poca recompensa o ninguna.

Los no creyentes serán juzgados y sentenciados al infierno. Al final de los tiempos se enfrentarán al juicio ante el Gran Trono Blanco. Aquí serán juzgados todos los muertos no justos desde el comienzo de los tiempos conforme a su rechazo del Salvador. Luego serán echados al lago de fuego para toda la eternidad. Apocalipsis 20:11-15 dice:

Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno. Vi también a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Se abrieron unos libros, y luego otro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según los que habían hecho, conforme a lo que estaba escrito en los libros. El mar devolvió sus muertos; la muerte y el infierno devolvieron los suyos, y cada uno fue juzgado según lo que había hecho. La muerte y el infierno fueron arrojados al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda. Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego. Sabiendo que como cristianos algún día tendremos que rendir cuentas de nuestras vidas, deberíamos vivir como juiciosos mayordomos administrando lo que Dios nos dio. El saber el destino que le tocará a los que no son salvos debería llenarnos del coraje de compartir a Cristo sin vergüenza, con urgencia, a todos los que nos rodean. El saber lo que se encuentra más allá de la tumba debería motivarnos a vivir nuestra vida en la tierra con una misión.

¿Cómo seremos en el cielo?

En el momento de la muerte física, el alma se separa del cuerpo y entra de inmediato a la presencia del Señor. Miremos una vez más las palabras de Pablo en 2 Corintios 5:8, que dice: «Así que nos mantenemos confiados y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor». El alma en el cielo se perfecciona en santidad y desaparece por completo nuestra antigua naturaleza pecaminosa. Como se señaló anteriormente, Hebreos 12:23 menciona «los espíritus de los justos que han llegado a la perfección». Los espíritus de los santos están en el cielo y han llegado a la perfección. La lucha contra el pecado que describió Pablo y en la cual participan todos los cristianos finaliza para siempre cuando, después de la muerte, entramos en nuestra condición glorificada.

No permaneceremos en el reino de los cielos como alma sin cuerpo. En el tiempo establecido por Dios habrá una resurrección final donde el espíritu se unirá al cuerpo resucitado. Si bien varían las opiniones de los cristianos con respecto a cuándo se producirá esta resurrección, todos estamos de acuerdo con respecto a la resurrección del cuerpo. ¿Qué apariencia tendrá el cuerpo resucitado? Filipenses 3:20, 21 dice: «Somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso». 1 Juan 3:2 promete: «Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es».

A partir de estos dos pasajes sabemos que nuestros cuerpos glorificados serán como el de Cristo. No seremos deificados, sino que nuestros cuerpos tendrán las mismas cualidades que el cuerpo resucitado de Jesús. Nuestros cuerpos celestiales serán nuestros cuerpos terrenales glorificados. El cuerpo de Cristo que murió en la cruz era el mismo que resucitó. Su cuerpo glorificado pudo pasar a través de las paredes, aparecer repentinamente, y ascender a los cielos.

2 Corintios 5:1 nos dice: «Tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas». Las manos de Dios formarán el cuerpo resucitado. Según dice 1 Corintios 15:39, 40, 42b, 43:

No todos los cuerpos son iguales: hay cuerpos humanos; también los hay de animales terrestres, de aves y de peces. Así mismo hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero el esplendor de los cuerpos celestes es uno, y el de los cuerpos terrestres es otro. . . Lo que se siembra en corrupción, resucita en incorrupción; lo que se siembra en oprobio, resucita en gloria; lo que se siembra en debilidad, resucita en poder; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Al responder a los que desprecian la resurrección, Pablo explica que nuestros cuerpos celestiales tendrán diferencias con nuestros cuerpos terrenales. Serán cuerpos encarnados, pero tan distintos de nuestros cuerpos terrenales como lo son nuestros cuerpos de los de los animales.

Podemos concluir además que, como una semilla, el cuerpo será sembrado o enterrado y que algún día volverá a la vida. Se entierra en muerte, corrupción, debilidad y deshonor. Al resucitar será cambiado desde todos los puntos de vista. Resucita imperecedero, glorioso, poderoso y espiritual. Entonces tendremos cuerpos eternos, permanentes y perfeccionados.

También mantendremos nuestra identidad. En Lucas 16:23, Lázaro, el hombre rico, y Abraham retuvieron todos su identidad. Llegará el día en que ya no tendremos que enfrentarnos a la debilidad del pecado, la enfermedad, la vejez. Hay un gran futuro por delante para los que están en Cristo.

¿Qué haremos en el cielo?

¿Qué haremos en el cielo durante toda la eternidad? Algunos se imaginan jugando al golf eternamente, mientras que otros imaginan santos flotando en las nubes con arpas de oro. Si bien son pensamientos agradables, no llegan a vislumbrar el glorioso futuro que les espera a los que están en Cristo. Sabemos relativamente poco sobre las actividades que tendrán lugar en el cielo ya que sólo se nos ofrece un breve pantallazo de nuestra vida venidera. En primer lugar, el momento que los santos de todos los tiempos esperan ansiosos es encontrarse cara a cara con el Señor al que han servido. Este será el primer y más grandioso momento después de la muerte física. A partir de allí disfrutaremos de la«koinonia» y la comunión en su presencia durante toda la eternidad.

En segundo lugar, nuestra vida en el cielo implica adoración. Tenemos una clara descripción de esto en Apocalipsis 19:1-5:

Después de esto oí en el cielo un tremendo bullicio, como el de una inmensa multitud que exclamaba: «¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, pues sus juicios son verdaderos y justos…» Y volvieron a exclamar: «¡Aleluya! El humo de ella sube por los siglos de los siglos.» Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y dijeron: «¡Amén, Aleluya!» Y del trono salió una voz que decía: «¡Alaben ustedes a nuestro Dios, todos sus siervos, grandes y pequeños, que con reverente temor le sirven!»

Como el bullicio de una gran multitud, llegan las alabanzas de los santos de todos los tiempos. Hace un tiempo los hombres de nuestra iglesia describieron la experiencia de cantar un himno, «Cuán grande es Él» en una conferencia de un grupo denominado Promise Keepers [Cumplidores del pacto]. No tenían palabras que pudieran describir con precisión tan sublime experiencia. Su mejor intento por ponerlo en palabras fue: «¡Impresionante! ¡Simplemente impresionante!». ¿Pueden imaginarse entonces lo que será cuando cantemos «Santo, Santo, Santo» junto con los santos de todos los tiempos en la presencia de Dios? Nuestra adoración aquí en la tierra es la preparación para nuestra gran adoración futura en el cielo.

En tercer lugar está el aspecto del descanso. El descanso celestial aquí no implica una cesación de nuestras actividades, sino la experiencia de llegar a una meta de crucial importancia. El escritor de Hebreos 4:9, 10 dice, al hablar al pueblo de Dios: «Por consiguiente, queda todavía un reposo especial para el pueblo de Dios; porque el que entra en el reposo de Dios descansa también de sus obras, así como Dios descansó de las suyas». El cielo es la meta final que alcanzamos después de nuestro peregrinaje aquí en la tierra. Descansaremos de nuestros sufrimientos y esfuerzos contra las enfermedades, la carne, el mundo y el diablo.

En cuarto lugar serviremos al Señor. Lucas 19:11-27 enseña una parábola sobre la mayordomía. Los siervos juiciosos que multiplicaron los talentos del maestro recibieron autoridad sobre diez y cinco ciudades. Apocalipsis 22:3 nos dice: «El trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad. Sus siervos lo adorarán». En 1 Corintios 6:3 Pablo reprende a los cristianos carnales que no pueden solucionar las diferencias entre ellos y les pregunta: «¿No saben que aun a los ángeles los juzgaremos?». En Apocalipsis 3:21 el Señor Jesús promete: «Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono». Aparentemente tendremos autoridad sobre una esfera del reino eterno de Dios. La cantidad que recibamos dependerá de nuestra fidelidad a él en esta tierra.

En quinto lugar, experimentaremos comunión con Dios y con los que nos rodean. Una de las experiencias más dolorosas es la despedida. Ya sea que un ser querido se traslade a otro lugar, o que muera, siempre implica dolor el decir adiós. El cristiano tiene la esperanza de saber que nuestras despedidas no serán para siempre. Algún día volveremos a encontrarnos, y esta vez nunca más volveremos a despedirnos. ¡Lo que encontrará el creyente después de la muerte es un futuro glorioso imposible de imaginar en todas sus dimensiones!

Notas

1. Gary Habermas & J.P. Moreland, Beyond Death (Wheaton, Ill.: Crossway Books, 1998), 156.

Bibliografía

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  • Walvoord, John. The Revelation of Jesus Christ. Chicago: Moody Press, 1966.

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Traducción: Elizabeth Birks


http://www.ministeriosprobe.org/docs/despues-muerte.html

domi Idea para hacerte rico, con el dinero de los crédulos

Extracción de la piedra de la locura (El Bosco 1475-1480)

Teniendo en cuenta el gran mercado que es el grueso de la población crédula, que cree en los productos milagros y además están dispuesta a pagar lo que sea por dicho producto, presento a continuación una idea para abordar dicho mercado.

La idea básica es una tarjeta -del tamaño de una de crédito-, que se encargue de captar y recoger la energía negativa que hay al rededor, por lo que se puede llevar encima o dejarla en una habitación de la casa. Esa tarjeta al principio es blanca y a medida que se carga de energía negativa -y eliminándola de nuestro ambiente- se va oscureciendo hasta volverse negra.

El funcionamiento es simple, se crea la tarjeta de tamaño de crédito -para que quepa en la cartera- y se la recubre de un material que se vaya oscureciendo, por ejemplo, mediante el contacto del aire, de esta forma se vende envasada al vació y cuando se abre empieza a reaccionar con el oxígeno del aire y se oscurece, se tendría que programar para que oscureciera lentamente y tardase entre 50-60 días. De esta manera obtenemos dos beneficios, por un lado la gente ve que hace algo, se pone negra (color asociado a lo malo), y por otro tiene fecha de caducidad, y deben comprar otra.

Extracción de la piedra de la locura (El Bosco 1475-1480) detalle de la bolsa del dinero atravesada por un puñalLuego viene el marketing, para ello se dice que esta tarjeta absorbe la energía negativa que hay a nuestro alrededor, dejando solo la positiva, esta energía negativa, es la causante de.. y aquí lo que quieras; dolores de cabeza, desequilibrio, dolores de estómago, gases, estrés, etc.

El funcionamiento se envuelve en misticismo y echamos mano de la pseudociencia que vende muy bien.

Se puede decir, que esta recubierta de un material hecho con un polvo que hace milenios que se usa en algunas tribus de Asia, las cuales han demostrado una gran resistencia a… lo que sea que hayamos dicho que hace la tarjeta. Si se quiere se puede hablar del Feng Shui -que está muy de moda-, indicando que la tarjeta favorece las corrientes de energía de la casa ya que hace que las corrientes negativas disminuyan. La imaginación aquí no debe tener límites.

Para rematar la faena y darle más autenticidad, se puede incluir un sobre ya franqueado (que se ha cobrado al comprar la tarjeta), para que una vez que esté negra y ya haya absorbido toda la energía negativa de que es capaz, se meta en el sobre y se envíe al fabricante, para que se deshaga de ella. Ya que es muy peligrosa para el medio ambiente, dejarla en la basura con tanta carga negativa acumulada y así de paso recuperamos la tarjeta, se le aplica de nuevo el proceso para volverla blanca y a venderla de nuevo.

Extracción de la piedra de la locura (El Bosco 1475-1480) detalle del embudo en la cabezaAdemás, hay que ponerle un nombre, pero en ingles, que parece más real, algo como EnergyClean o EnergyFilter.

Y ahora una buena campaña con famosillos del momento que la usan y dicen lo fantástica que es, y a esperar a recoger el dinero.

¿Que crees que esto es una tontería y no funcionaría?. Pues a alguien se le ocurrió coger una pulsera de silicona, colocarle un holograma y decir que ese holograma tiene una energía (ni que fuera una pila, ¿pero la gente sabe que es un holograma?) que equilibra el cuerpo y se quedaron tan tranquilos. Ahora, se están forrando.

Que el mercado de los crédulos que buscan el remedio milagro, es muy abundante y siempre están dispuestos a soltar dinero.Solo necesitas una inversión inicial y una falta de escrúpulos gigantesca.

 

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