Archivo por días: noviembre 1, 2014

Las mesas tienen usos sexuales que no conocías

La mayoría de los seres humanos tienen relaciones sexuales en el interior de una casa. Por eso, muchos diseñadores y artistas han enfocado su trabajo en la realización de muebles capaces de mejorar el sexo, siendo, a la vez, funcionales, elegantes y discretos.

A lo largo de la historia, muchos han sido los personajes famosos que han utilizado el mobiliario dándole otro uso al ya establecido. En el Reino Unido, Eduardo VII ordenó crear la ‘silla del amor’ para llevar a cabo relaciones sexuales con dos mujeres a la vez.

Sillaamor

En España, un avanzado a su tiempo como fue Dalí logró crear ‘Vis a vis de Gala’ o lo que es lo mismo, un sillón con formas redondeadas que hoy en día está valorado en más de 26.000 euros.

Sillavisavisgaladali

En el mundo hay muchas empresas que se dedican a la comercialización de muebles eróticos, haciendo las delicias de los fetichistas y de los aficionados a practicar sexo en cualquier lugar que se precie. Estas son algunas de las marcas más famosas.

Margarita Bonita: esta firma española se asesora con sexólogos, interioristas, médicos e ingenieros para aunar salud, sexo y decoración en la realización de muebles de alta calidad capaces de hacer gozar del sexo a quienes los usan.

Bala Studio: originaria de México, puede ser una de las firmas más importantes de mobiliario erótico de todo el mundo. Dirigida por Andrés Amaya y Xanath Lammoglia, su primera pieza fue la silla conocida como ‘Barbarella’, ideal para la realización del cunnilingus.

Sillabarbarella

Zen By Desing: innovadora y extravagante. Adquirió un papel importante en el mundo del erotismo tras la fabricación de la ‘silla tantra’. A pesar de que en un primer momento sus muebles estaban destinados a la meditación, pronto supo adaptar sus formas a las del sexo, creando muebles que mejoran y permiten la realización de innumerables posturasextraídas del Kamasutra.

Otros muebles sexuales

La ‘chaise longe’ o ‘silla tantra’ tiene sus formas redondeadas, permitiendo mejores penetraciones y, por tanto, elevando la intensidad del orgasmo de la mujer. Son muy utilizadas en salones eróticos y películas X.

Sillatantra

La ‘silla fuleju’ se diferencia del resto de sillas por poseer unos arneses que permiten lasuspensión de la totalidad del cuerpo o de alguna parte de él. Muy valorada entre los amantes del BDSM.

Sillafuleju

Totalmente distinta es la ‘silla fellatio’, cuyas formas permiten la realización de felacionessin que ningún obstáculo interfiera. Ofrece la posibilidad de realizar el sexo oral a través de diferentes posturas.

Sillafellatio

En cambio, la ‘falcon silla’ posee un reposa brazos en su parte delantera de manera que facilita posturas a veces complicadas.

Sillafalcon

Fuente: gonzoo.com

http://www.sabiasundato.com/las-mesas-tienen-usos-sexuales-que-conocias/

Los 8 datos que WhatsApp sabe de ti cuando lo instalas

Si hay algo que nunca hacemos es leer el contrato de términos y condiciones al instalar una aplicación o un programa en el computador, sin embargo el simple hecho de hacerlo puede cambiar la percepción antes de descargar algo.

Según CNN Expansión, WhatsApp tiene ciertas condiciones, de las que la gran mayoría no sabemos, que pueden invadir tu privacidad. Por ejemplo al descargar la app y aceptar los términos de la empresa, la aplicación puede acceder a diversos datos tuyos como qué paginas visitas, los contactos en tu teléfono, tu tiempo de conexión, mantener los videos y fotos que compartas. ¿Quieres saber más? Lee a continuación

1. Puede acceder a tu lista de contactos y/o a tu libreta de direcciones para obtener los números telefónicos. La compañía indica que esto lo hace sólo para poder ofrecerte el servicio y que no recopila nombres, direcciones de domicilios o correos electrónicos.

2. Cuando visitas el sitio de WhatsApp, éste envía una o más cookies a tu computadora o dispositivo, algunas permanecen algún tiempo y otras siguen ahí pese a que cierres tu navegador. Con estas cookies sabe lo que ves en Internet

3. Cada vez que usas tu navegador, éste envía información a los servidores de WhatsApp, por ejemplo, tu IP, el tipo de navegador que usas, las páginas que visitas, y el orden en que lo haces, los dominios de estas páginas, el número de clics y el tiempo que permaneces en cada una de ellas.

4. La aplicación también recopila tus “status submissions o presentaciones de estado”, que incluyen tu estado, es decir, cuando pones que estás ocupado o disponible, así como tus fotos de perfil, y la información de cuándo te conectaste por última vez.

5. La compañía dice tener derecho a usar, reproducir, distribuir y preparar trabajos sobre tus presentaciones de estado.

6. La app también puede mostrar tu cuenta y foto de perfil a cualquier usuario de cualquier país que tenga tu número telefónico, aunque tú no quieras. Para evitarlo, puedes bloquear al usuario.

7. WhatsApp puede acceder periódicamente a tu lista de contactos para localizar los teléfonos móviles de otras personas que también usan la aplicación.

8. Las fotografías, videos, audios, contactos, y ubicaciones que envíes a través de esta aplicación permanecerán por algún tiempo en los servidores de esa compañía.

Nuestros datos sanitarios personales están en venta

Datos sanitarios personales

Por Miguel Jara

¿Pueden venderse los datos personales de los enfermos atendidos en la sanidad pública a empresas privadas? Pues eso es lo que al parecer quieren hacer en Cataluña y ya hacen en Reino Unido. El “trafico de datos” es muy rentable para compañías aseguradoras, consultoras, sanitarias y para los laboratorios farmacéuticos.

Los datos del proyecto los han investigado y analizado los periodistas de la revista catalanaCafèambllet. Se llama Proyecto Visc+ y es una herramienta que permitirá al Gobierno de la Generalitat de Cataluña poner en manos de la industria sanitaria internacional los datos médicos de los 7 millones de usuarios del sistema sanitario catalán.

Uno de los máximos responsables del proyecto, Josep María Argimón, lo explica con claridad:

El proyecto Visc+ proporcionará valor aportando mayor capacidad para que lasindustrias sanitarias, las farmacéuticas y las biotecnológicas desarrollen su actividad” beneficiando al ‘tejido económico e industrial’. Según Argimón la apuesta por hacer participar al sector privado en el proyecto Visc+ tiene como objetivo ‘la promoción y comercialización de los servicios que ofrece el proyecto’”.

Los datos generados en el entorno de la sanidad suelen ser datos con información personal y privada, lo que dificulta su liberación ya que los datos de salud requieren generalmente elconsentimiento del sujeto. Una de las compañías que presionan en Cataluña desde hace años es la consultora PriceWaterHouseCoopers (PWC), una de las cuatro grandes consultoras del mundo. En un informe explica que

queda mucho por hacer ya que la confidencialidad y la protección de la privacidad parecen poner barreras al movimiento de allliberament de datos de salud”.

PWC también explica: Pero el reto más difícil será convencer a todos los que actualmente se creen “dueños de los datos”, en clara referencia a las administraciones que custodian la información de los ciudadanos. Es en este punto en el que entra en juego el fenómeno de las “puertas giratorias”. El proyecto Visc+ lo desarrolla la Agencia de Evaluación y Calidad Sanitarias. Este organismo de la Generalitat encargó a PWC el asesoramiento para llevar a cabo el proyecto.

Se da la circunstancia de que el actual director de la división sanitaria de PWC (que elaboró ​​el informe recomendando la liberación de datos) es Joan Guanyabens, quien llegó al cargo directamente de la citada agencia, de la que era máximo responsable. Así Guanyabens pasa de “propietario de los datos” a trabajar para “convencer a quien se cree propietario de los datos”.

Por la génesis del proyecto, bien estudiada como escribo por los compañeros/as de la citada publicación se entiende que no es tanto una demanda del Gobierno catalán como de una “sugerencia” de las compañías interesadas en este negocio de los datos.

¿Qué empresas serían beneficiadas? Consultoras como la citada o IMS Health o Deloite (con gran presencia de ex altos cargos públicos, como David Madí o Jordi Sevilla, máximos hombres de confianza de Artur Mas y Zapatero respectivamente), Atos, Everis y McKinsey. Encontramos también a las tecnológicas Accenture, T-Systems, HP y ECISA, filial de El Corte Inglés. También aseguradoras e industria farmacéutica.

En el resto de España desconozco si se hará algo similar pero en el Reino Unido ya desarrollan algo parecido y hubo polémica en su introducción pues aunque gobiernos y empresas aseguran que los datos personales seguirán siendo confidenciales, se ha demostrado que con diferentes técnicas informáticas el anonimato puede romperse.

Quienes prefiráis que os lo expliquen en catalán podéis leerlo en dicha lengua.

Nuestros datos sanitarios personales están en venta

El silencio del alma

El silencio del alma

En el silencio de tu alma, se esconden los más bellos secretos de tu corazón.
El silencio no es la ausencia de sonidos, es un estado tranquilo en el que puedes oír lo que se mueve en tu interior con mayor claridad .

En silencio se descubren maravillosas conversaciones, que la palabra sería incapaz de pronunciar.

En el trabajo callado y tranquilo los dones de las personas se hacen visibles.
La palabra, cuando es clara y sincera, nos acerca a los demás, nos ayuda a darnos a conocer, nos muestra lo que los demás piensan y viven… el silencio es el mayor grado de comunicación que podemos conseguir con un ser humano.

Ábreme el cofre sagrado de tu silencio, comparte conmigo desde lo que eres, desde lo que vives, desde lo que lloras y desde donde te alegras… sin palabras.
Entraré de puntillas, sin hacer ruido, para no romper la hermosura que me ofreces a través de tu silencio…

El silencio es el mayor grado de comunicación.

domi La plenitud inalcanzable que siempre es

Plenitud.

Eso queremos. Quizá con otros nombres. Pero la esencia de la búsqueda es la misma:

Sentirnos realizados, felices y en paz.

Sentir que quienes somos, importa.

Sentir que nuestra vida tiene sentido.

Sentir que somos merecedores y capaces de disfrutar la vida que tenemos en su máxima expresión.

Sentirnos llenos de vida.

En esa búsqueda, se nos ha escapado algo fundamental a la estructura de la existencia:

La plenitud, como un estado a alcanzar, no existe.

La plenitud, simplemente… es.

No está para ser lograda. De hecho, cualquier intento de alcanzarla es elusivo. Y en el momento en que te detienes para evaluar si llegaste, la idea de la brecha entre tú y tu plenitud se vuelve a agrandar.

Desde la idea de la búsqueda, continuamente re-creamos la ilusión de la incompletitud.

Creemos que al ahora –al único momento de presencia en tu existencia– algo le falta. Aquello que cuando lo tengamos, nos dará la plenitud.

Y lo que falta, en algún lugar que no es éste se encuentra.

No sólo está en algún sitio por descubrir. También se nos van los momentos creyendo que está en un después.

No está aquí y ahora. Está, eso creemos, en un allá y después.

Ahora, imagina por un momento…

¿Qué tal si esa mirada, esa manera de relacionarnos con nuestra vida, no es fiel reflejo de la naturaleza de nuestra existencia?

¿Qué tal si en vez de vivir buscando lo que creemos que nos hace falta, vives disfrutando y expresando lo que siempre ha estado en ti?

¿Cómo podría transformarse la experiencia de tu vida, si das ese giro de consciencia?

¿Cómo sería vivir sin la angustia y el agotamiento de la eterna búsqueda?

Y es que la plenitud es.

Y la hermosa oportunidad que tenemos en cada ahora es doble:

Apreciarla.

Y expresarla.

¿Pero cómo así? ¿Cómo que lo que hemos buscando por tanto tiempo… no hace falta buscarlo?

Imagina una pantalla de cine. Blanca. Amplia. Estable.

En ella, la película de tu vida se proyecta. Cada escena. Cada momento. Cada cuadro que marca un instante en tu existencia.

Ahora, por un nano segundo, congela el contenido de la pantalla. La escena se para. Queda en un cuadro de la película.

El cuadro de tu ahora.

No importa cuáles sean los detalles del cuadro, la escenografía y utilería en escena, los personajes presentes o ausentes, ni tu apariencia en pantalla…

El cuadro es completo. Y la pantalla también.

Avanza (o retrocede si quieres) la película a otro cuadro.

¿Qué encuentras?

Otro cuadro completo, proyectándose en la pantalla que siempre es.

La imagen del cuadro puede lucir diferente. Puede haber más o menos luz. Más o menos objetos. Más o menos personas. La expresión de tu rostro en escena puede ser plácida o tensa.

Y el cuadro es igualmente tan cuadro como el anterior. Y la pantalla también.

Las variaciones en las imágenes y escenas en la película siempre ocurren dentro de las mismas dimensiones del cuadro y la pantalla.

El tamaño del cuadro nunca es menos. Nunca más. El área de la pantalla siempre igual.

Por siempre, en todo momento, cada cuadro es un cuadro al cien por ciento. Lo mismo la pantalla. Siempre blanca… amplia… estable.

Nunca jamás, hay un cuadro que es menos que otro cuadro. Nunca jamás, la pantalla es menos –ni más– de lo que siempre es.

Sí, de pronto encuentras un cuadro en el que sólo un 10% de su área parece contener algo. Y podemos confundirnos creyendo que hay un 90% por completar.

Pero detrás de la ilusión, lo que encuentras es lo que siempre es: la totalidad de la existencia, mostrándose.

¡Siempre es el 100%! Siempre es el cuadro en su plenitud, mostrándose en el 100% de la pantalla.

Un cuadro nunca puede llegar a ser más cuadro. Y la pantalla nunca será más de lo que ya es.

Así lo han sido desde que existen. Y así permanecerán mientras sean.

Y es en esa eterna e inmutable completitud, que el juego visual de cambios, apariencias, desapariciones y transformaciones se presentan en la película.

Pero la película, así como los cuadros que la definen, como la pantalla en la que se experimenta, siempre es completa.

Los cuadros, la pantalla y la película, siempre son plenamente plenos.

¿Lo ves?

Tú vida es la película. La pantalla, la presencia y consciencia que eres como Ser espiritual. Cada cuadro, la manera particular de enfocar la luz de tu existencia en cada ahora.

Y ni a tu vida, ni al Ser que eres, ni a cada ahora, algo le falta.

Ni ahora. Ni luego. Ni antes.

Cuando te das cuenta de esto, cuando esta mirada se asienta no en tu intelecto sino en tu consciencia, tu relación con la vida se transforma.

Radicalmente.

Ya no buscas, porque no puedes encontrar lo que nunca has perdido.

Ahora aprecias. Reconoces y celebras la completitud de tu Ser y de cada ahora.

Y desde ese espacio de consciencia, te encuentras jugando a experimentar más de la plenitud que eres y siempre ha estado en ti.

Ahora descubres que tus deseos no son por encontrar, sino por expresar.

La vida ya no es una carrera para alcanzar. Ahora es un maravilloso viaje a más de quien realmente eres.

Y en la liberación de re-conocer la completitud de tu Ser, surge el regalo de vivir la plenitud que eres.

No te hace falta nada más.

Sólo Ser. Aquí. Ahora.

¿Quieres volarle los tapones a tu mente?

Juega con imaginarte una pantalla infinita, sin bordes; incontables películas proyectándose simultáneamente, cada una de ellas sin fin; miles de millones de cuadros por segundo.

En esa prácticamente inimaginable infinita plenitud, quizá nos acerquemos un poco más a la experiencia directa de la magnificencia de nuestra existencia.

 

http://elpoderdeser.com/plenitud

Cráneos con orificio de bala hace miles de años

Por RIMBEL35

Existen cráneos de miles de años de antigüedad que presentan orificios pulidos y perfectamente redondeados que nos plantean la incógnita, siempre sugerente, de que parecen ser el resultado de un impacto de bala. Por ahora, no parece existir una prueba concluyente que lo demuestre, y en el caso de existir, esta se nos ha ocultado. Analizamos algunos casos curiosos de cráneos con esta anomalía y que están expuestos en varios museos.

domi RECORDAR A NUESTROS DIFUNTOS ES TENER LA CERTEZA QUE RESUCITAREMOS

Conmemorar hoy a los fieles difuntos es ir al centro mismo de nuestra fe, es recordar que nuestro Dios no es un Dios de muertos sino de vivos, como lo afirma la primera lectura, tomada del libro de Job: “Yo sé que mi Redentor está vivo y que al final se alzará sobre el polvo”.

 

La Iglesia pone a nuestra consideración esta memoria cada año no para que ahondemos en nuestro dolor, sino para que, desde la óptica de la fe, repensemos nuestra vida y redescubramos que más allá de la vida hay algo… ¡La Resurrección!

 

No recordamos a nuestros difuntos para rendirle culto, lo hacemos porque sabemos cuán importantes han sido para nosotros, para agradecerles todo lo que hicieron por nosotros en vida, para recordar que ellos ya no están glorificados porque gozan de la Resurrección como copartícipes de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

 

Nuestra fe se fundamenta en la Resurrección, bien lo dice Pablo: “si Cristo no hubiese resucitado vana sería nuestra fe…”; sin resurrección la vida del cristiano no tendría sentido, todo sería vacío. Pero sabemos que Cristo Resucitó, que nuestros familiares y amigos que se nos han adelantado en la última experiencia de la vida, que es la muerte, ya comparten la dicha de haber Resucitado y que, nosotros, algún día también estaremos gozosos, muy cerca de Dios, Resucitados por la acción del Espíritu Santo.

 

No es mirar sólo la muerte ni el vacío que ella deja; es proyectar nuestra visión más allá: en la vida eterna. Por eso, hoy en el evangelio, hemos leído el relato de la muerte de Cristo, que se hizo igual a nosotros, que sufrió, padeció y murió, pero que Resucitó, primero entre todos y que nos participa su vida en abundancia. El único requisito es Creer.
http://www.victorneira.co/

La nueva física abre una nueva imagen del universo

La mecánica cuántica nos introduce en un universo holístico y borroso
Las grandes cuestiones metafísicas no pueden ser respondidas sin atender a la imagen de lo real que hoy proporcionan las ciencias físicas. . La física cuántica desarrollada en el siglo XX ha constatado una arquitectura fenomenológica que exige una revisión crítica de los presupuestos ontológicos clásicos. Sin duda nuestra concepción ilustrada de la realidad ha de abrirse a la luz de la física moderna y prepararse para una nueva cosmovisión de referencia que oriente el desarrollo del nuevo humanismo científico. Por Manuel Béjar.

 

El físico alemán Werner Heisenberg en 1933. Fuente: Wikipedia.

El físico alemán Werner Heisenberg en 1933. Fuente: Wikipedia.

La metafísica no se reduce a la física, pero, si quiere estar referida a la razón, debe contar con la imagen del universo que hoy nos proporcionan las ciencias físicas. En un artículo anterior publicado en Tendencias21 de las Religiones reflexionamos en general sobre el lenguaje de la física.

En un segundo artículo comentamos la imagen del universo que instauró durante siglos la mecánica clásica, mostrando por qué el rígido determinismo inicial acabó entrando en crisis por razón de los principios estadísticos que eran necesarios para la misma mecánica clásica.

En este tercer artículo abordamos ya la gran cuestión sobre el lenguaje y la ontología de la mecánica cuántica. Finalmente, en un cuarto artículo seguiremos abordando igualmente el análisis de las consecuencias de la mecánica cuántica en nuestra imagen del universo y las grandes cuestiones metafísicas.

El lenguaje de la física cuántica

La novedosa mecánica cuántica de la segunda década del siglo XX supuso una revolución epistemológica en la ciencia física. Si ya la mecánica estadística decimonónica asestó un duro golpe a quienes pretendían explicar el Universo a partir de un conjunto determinista de ecuaciones diferenciales con unas condiciones iniciales concretas, el desarrollo de la física cuántica hizo prevalecer las predicciones estadísticas sobre las deterministas.

El indeterminismo cuántico de Niels Bohr y otros fundadores derrocaba a la epistemología newtoniana de un universo determinista descrito por leyes universales y necesarias. El nacimiento de la física cuántica traería consigo el desarrollo de un nuevo lenguaje físico, más técnico y sorprendente.

Los experimentos de finales del siglo XIX y principios del XX que provocaban la interacción entre luz y materia producían resultados inexplicables en el marco clásico. La incidencia de luz sobre una lámina de metal producía un espectro de electrones (efecto fotoeléctrico) con distintas velocidades cuyas características sobrepasaban cualquier explicación clásica. Del mismo modo, el estudio de la interacción de luz con las paredes de un cuerpo negro, originaba un espectro térmico que desafiaba a la estadística clásica de Maxwell-Boltzmann.

Otros resultados como el discreto espectro de luz que emitían los átomos de la materia, o los fenómenos de interferencia y difracción de luz por la estructura de la materia, no hacían sino poner en entredicho la teoría clásica y sugerir la introducción de nuevos conceptos en el lenguaje de la física cuántica.

La mecánica cuántica es una teoría unitaria que admite la superposición de diferentes estados del sistema, cuyo lenguaje descriptivo asume discontinuidad, indeterminismo y no-localidad. El estado de un objeto cuántico puede ser una combinación lineal de distintos estados cuánticos, que evolucionan unitariamente en el tiempo, sin perder la coherencia de la superposición.

Por ejemplo, un electrón en el régimen cuántico, es descrito por una función de estado que lo ubica simultáneamente en dos regiones distintas, correspondientes a dos estados en coherencia cuántica. Si el sistema cuántico está suficientemente aislado del entorno, la evolución temporal unitaria de la función de onda, simétrica en el tiempo, mantiene la coherencia cuántica de los estados superpuestos; es decir, el electrón sigue, simultáneamente, distintos caminos cuánticos.

El proceso de reducción del estado cuántico, la medida de un sistema cuántico, supone una pérdida, con carácter absoluto, de la relación de fase (coherencia) entre los estados en superposición. Una vez se mide un observable del sistema, el sistema se encuentra en uno de los anteriores estados en superposición coherente.

Se trata de un proceso que impide al sistema revertir el efecto de la medida y volver al estado de superposición cuántica. La reducción del vector de estado es pues, un proceso asimétrico en el tiempo que no evoluciona unitariamente. La medida cuántica sigue una evolución no unitaria y temporalmente asimétrica.

Como vemos, el lenguaje de la física cuántica incluye ya toda una terminología basada en la posibilidad de describir la evolución de una multiplicidad de estados físicos simultáneos que no son observables. Las leyes estadísticas permiten describir los patrones clásicos que resultan tras una sucesión de medidas cuánticas. Las fluctuaciones cuánticas impiden en general predecir el estado clásico concreto que emerge tras un proceso de medida.

Sin embargo, estas fluctuaciones son balanceadas cuando el número de medidas es suficientemente elevado para que se forme un patrón estadístico. En el límite clásico las fluctuaciones cuánticas se anulan y el proceso estocástico de la medida se reduce a una simple medición clásica bien determinada.

Con el desarrollo exitoso de la mecánica cuántica se intensifica el proceso de tecnificación del lenguaje físico y surgen nuevos conceptos sin referencia en la física clásica, que originan nuevas carencias ontológicas. Desprovistos de un soporte ontológico bajo el ras del lenguaje matemático de la física cuántica es muy razonable caer en un idealismo formal, que tan solo es una interpretación bastante reduccionista de la realidad con altas probabilidades de rozar un cierto irracionalismo causal. Esto es, entender la realidad como una manifestación sin causas: un epifenómeno cuántico que se liga muy fácilmente con la idea de un mundo ideal entendido como la fenomenología de una información cuántica sin más soporte ontológico que ella misma.

Del indeterminismo al irracionalismo causal

El nuevo lenguaje de teoría cuántica queda globalmente caracterizado por el principio de indeterminación de Heisenberg: es imposible conocer con exactitud, simultáneamente, la posición y velocidad de una partícula. Tanto más indeterminado es el valor de la posición de un electrón cuanto más precisa es la medida de su velocidad, y viceversa.

En el lenguaje técnico de la física cuántica se dice que posición y momento son magnitudes conjugadas. Al igual que la posición y el momento, magnitud que resulta del producto de la velocidad por la masa de la partícula, son magnitudes conjugadas, existen otros ejemplos físicos como el tiempo y la energía.

Antes de la medida de la posición de un electrón, la interpretación canónica de la teoría cuántica afirma que existe una nube de carga negativa espacialmente distribuida, sin una posición concreta. Posteriormente, una vez realizada la medida cuántica, observamos un sistema físico con posición bien definida (en el instante mismo de la medida), es decir, una partícula puntual: un electrón con una determinada posición. ¿Qué es, pues, el electrón: onda o partícula?

A la vista de los experimentos, Bohr concluyó que el electrón es una onda y una partícula: una ondícula. De acuerdo con su principio de complementariedad, la naturaleza del mundo físico sólo es inteligible en términos de conceptos complementarios que se manifiestan, de un modo (onda- momento) u otro (partícula-posición), según las condiciones experimentales.

La naturaleza ondulatoria de la materia que anticipó de Broglie con el principio de dualidad onda-corpúsculo fue desarrollada con mayor precisión matemática por Schrödinger, quien obtuvo una ecuación diferencial que determinaba la evolución de la onda. La famosa ecuación de Schrödinger es el análogo cuántico para las ondas de las ecuaciones clásicas de Maxwell que describen los fenómenos electromagnéticos.

Los electrones –superada ya la idea atomista clásica de las partículas esféricas macizas– se concebían como ondas de densidad de carga cuya evolución era predicha por la ecuación de Schrödinger. Esta interpretación, factible en sistemas electrónicos confinados (como el átomo), fracasaba cuando las partículas eran libres, pues la onda de carga se desperdigaba rápidamente por todo el espacio.

El esparcimiento espacial de la onda suponía que las partículas no tenían una posición bien definida sino que se asemejaban a una especie de nube electrónica. Desde la perspectiva de la física cuántica, el átomo se concebía como una pobremente definida y ligera nube electrónica alrededor de un diminuto núcleo pesado y positivo, cuya forma dependían de las condiciones físicas del entorno. Esta idea de los electrones no podía comprenderse a la luz de los experimentos con electrones libres que eran casi siempre detectados dentro de una cierta región especial limitada.

Fue Born quien propuso que la función de onda de la ecuación de Schrödinger se interpretara como una densidad de probabilidad; es decir, la probabilidad matemática de encontrar el electrón en una cierta región espacial. El punto de vista de Bohr restringe el alcance de la función de onda como descripción precisa de una sola partícula (electrón) en el régimen cuántico. La interpretación de Born sobre la función de onda, tan acorde con los resultados experimentales donde intervienen muchas partículas, fracasa cuando el sistema físico bajo estudio es una sola partícula.

En este caso, debido a fluctuaciones cuánticas, no es posible determinar, con mayor precisión que la permitida por el principio de Heisenberg, el momento y posición de la partícula individual. En el mejor de los casos es posible restringir una región espacial donde existe la máxima probabilidad de encontrar al electrón después de medir su posición, sin certeza de que tal predicción ocurra finalmente.

La nube electrónica se interpretó en el lenguaje matemático como una nube de probabilidad que, pudiendo localizarse por todo el espacio físico, permanece más o menos confinada en una región espacial donde la función de onda marca probabilidades más altas. Al medir la posición de electrones que tuvieran la misma función de onda, se alcanzaría un patrón de medida cuya distribución espacial coincidiría con la predicha por la función de onda.

La mayoría de las medidas daría una posición del electrón próxima al máximo de la función de onda y sólo tras muchas medidas más se apreciaría una distribución de electrones alejados de dicho máximo. La facilidad de la mecánica cuántica para describir con gran precisión las probabilidades de transición entre distintos estados cuánticos (órbitas estacionarias de un átomo) permitió la consolidación, hasta nuestros días, de la interpretación estocástico-estadística de la teoría cuántica.

En rigor positivista, la actuación del aparato de medida sobre el sistema observado modifica su estado físico previo de tal manera, que la medida cuántica genera un sistema físico distinto al que se pretendía estudiar.

Siguiendo esta epistemología empirista radical, los positivistas llegaron a la conclusión de que no tiene sentido hablar de las propiedades previas de un sistema físico: las nubes electrónicas no tienen propiedades físicas hasta que no les son atribuidas por una determinada observación experimental. La posición o el momento de un electrón no son propiedades internas del ente físico, sino adquiridas momentáneamente en un proceso de medida.

De acuerdo con el lenguaje de la teoría cuántica estándar los estados físicos de los sistemas cuánticos evolucionan unitariamente y deterministamente bajo el rectorado de la ecuación de Schrödinger. Consecuentemente, todo sistema en superposición cuántica no puede transformarse en un estado concreto clásico.

Una vez más, la teoría física no se adecua correctamente a la experimentación, puesto que no se observan sistemas físicos en estados cuánticos superpuestos. La observación es el resultado clásico de la medida de alguna magnitud del sistema. El hecho de medir un sistema cuántico produce la pérdida de coherencia cuántica interna y genera un proceso no unitario e indeterminista que finaliza en la concreción del estado clásico.

Con el principio de complementariedad de Bohr, la epistemología de la física cuántica retoma la propuesta inicial de de Broglie plasmada en su principio de la dualidad onda-corpúsculo. En vez de reconsiderar la nebulosa ontología de los experimentos cuánticos, la ciencia física se consagró a un lenguaje técnico sin cabida para el discernimiento ontológico. Los grandes físicos condujeron a la ciencia del mundo físico hacia una década dorada de relevantes descubrimientos en el campo de las partículas elementales y sus interacciones fundamentales; aunque a un elevado precio: la pérdida de todo sustrato físico donde basar los fenómenos cuánticos.

Fueron los grandes momentos del positivismo físico-matemático donde Bohr y el prestigioso matemático John Von Neumann parecían dar por definitiva la doctrina que reducía la ontología a una triunfante epistemología de predicciones físicas basadas en complejos cálculos matemáticos.

Von Neumann enfatizó la dimensión lógica y coherente del formalismo cuántico hasta construir una estructura matemática, el teorema de von Neumann, que corroboraba el principio de complementariedad de Bohr. En él se afirma que es imposible verificar experimentalmente cualquier teoría causal que prediga de modo determinista el comportamiento de un sistema físico individual.

Con otras palabras, la teoría cuántica de Bohr contiene todo el conocimiento accesible de la naturaleza. La ausencia de trayectorias cuánticas, las incertidumbres en la posición y momento de una partícula cuántica, no son limitaciones propias del desarrollo tecnológico-experimental sino consecuencias físicas manifiestas de la ausencia de leyes sub-cuánticas que determinen la evolución física.

En última instancia, el teorema de von Neumann niega cualquier interpretación causal que explique por qué una partícula se detecta en un determinado lugar. Es decir, no hay explicación posible para la existencia de las fluctuaciones cuánticas observadas experimentalmente en sistemas de partículas individuales. El azar, la arbitrariedad es la ley estocástica fundamental que rige los sistemas cuánticos. Sólo un sistema de muchas partículas, donde se contrarresten dichas fluctuaciones, puede ser descrito con determinación estadística sujeta a caprichosos golpes de suerte en la naturaleza del mundo físico.

A continuación enumeramos las tres primeras afecciones ontológicas consecuentes con el nuevo lenguaje de la física cuántica, de un total de siete que presentamos en este artículo (y en el siguiente, en que concluiremos esta reflexión sobre la mecánica cuántica).

1) Fin del determinismo ontológico

El principio de incertidumbre invalida cualquier referencia a leyes causales que predijeran resultados bien determinados. La incertidumbre en las condiciones iniciales de las partículas supone el fin del determinismo en la ciencia física. No es posible conocer la evolución futura exacta de una partícula sin medir con precisión absoluta su posición y velocidad.

Sin importar cuán sofisticado sea el diseño instrumental de un experimento, la precisión de la medida de dos magnitudes conjugadas (momento-posición, energía-tiempo) no puede ser inferior al límite establecido por Heisenberg: la mitad del cuanto mínimo de acción (h).

La incertidumbre cuántica no es solamente una limitación experimental que impide conocer simultáneamente la posición y la velocidad precisas de una partícula. La física cuántica describe una realidad cuántica donde las magnitudes clásicas como la posición y la velocidad no están bien definidas.

No solamente la partícula clásica pierde sus atributos clásicos. También la misma idea clásica de partícula se desvanece en favor de una existencia cuántica distinta. En consecuencia, el determinismo causal propio del lenguaje de la física clásica se resiente ante un tipo de existencia sin los parámetros clásicos que predicen el comportamiento futuro de una partícula que, cuánticamente, ya no se entiende como una pieza individual de materia.

La física cuántica presenta una realidad cuántica de fondo muy distinta del mundo clásico macroscópico. La materia se presenta en un estado de indefinición cuántica con el potencial de producir la realidad clásica ordinaria.

Esta falta de determinismo ontológico exige una alternativa epistemológica que explique el incontrolable e impredecible resultado de una medida cuántica. De acuerdo con los cánones de la física cuántica, la definición de las propiedades físicas clásicas se produce tras un proceso indeterminista en el régimen cuántico conocido como la transición clásico-cuántica en la medida de un sistema cuántico.

El denominado “problema de la medida cuántica” arroja luz sobre el fondo ontológico de la realidad cuántica. Aún hoy el problema de la medida es controvertido y suscita interesantes debates entre los físicos cuánticos. El planteamiento del problema es cómo explicar la emergencia de la realidad concreta y delimitada del régimen clásico desde un fondo cuántico indefinido. La incertidumbre cuántica hace inviable una explicación causalbottom-up.

No es fácil explicar la determinación del sistema físico clásico desde un fondo cuántico de indeterminación. En el mejor de los casos es posible explicar el problema de la medida cuántica como una anulación de las fluctuaciones cuánticas cuando se observa el sistema cuántico con la interacción de un instrumento de medida clásico.

La compensación de las fluctuaciones es un proceso indeterminado que solo puede ser estudiado clásicamente a partir de leyes estadísticas cuando el número de sucesos es elevado. En este sentido, la indeterminación cuántica se entiende desde la indefinición ontológica de la realidad que se proyecta clásicamente en un conjunto de sucesos individualmente estocásticos cuya regularidad solo admite leyes estadísticas cuando se repite muchas veces.

La consideración absoluta del principio de Heisenberg exige renunciar a la imagen de un mundo físico macroscópico constituido por entidades microscópicas bien definidas en interacción causal. No es posible, pues, mantener por más tiempo la idea griega de un mundo determinista constituido por átomos.

Más bien, la teoría cuántica invita a pensar en una realidad ontológica dinámica e indefinida. Desde nuestra habitual perspectiva clásica, fruto de la experiencia de fenómenos concretos y bien definidos, diríamos que el mundo clásico emerge de un turbulento fondo de indefinición cuántica.

2) Fin del continuismo ontológico

La renuncia de la continuidad del movimiento de una partícula en el régimen cuántico, así como la pérdida de la causalidad clásica en la mecánica cuántica, fueron consideradas por Bohr como las irracionales consecuencias de haber introducido el cuanto elemental de acción física. Podemos decir que la irracional epistemología advertida por Bohr fue el precio que los físicos fundadores de la mecánica cuántica se dispusieron a pagar para poder explicar –con excelente grado de precisión experimental– los novedosos fenómenos físicos que hicieron temblar los cimientos de la física clásica.

Como consecuencia del fin del determinismo ontológico, es lógicamente necesario prescindir del concepto de trayectoria en sentido clásico. El concepto clásico de trayectoria desaparece en el régimen microscópico, pues no es posible definir experimentalmente la geometría lineal continua descrita por la partícula. Conocer la trayectoria exige determinar con absoluta precisión los sucesivos valores de la posición de una partícula.

Si bien la relación matemática del principio de incertidumbre permite conocer sin error la posición de una partícula, la incertidumbre consecuente en su momento se hace infinita y la partícula se dispersa en una región de espacio enorme, impidiendo así, hallar su posición en un instante posterior. En el mejor de los casos, se puede regular la precisión de la posición y velocidad de la partícula y describir una banda geométrica donde con probabilidad se encuentre la partícula.

Desde nuestra perspectiva clásica diríamos que la incertidumbre en la posición y velocidad haría que la partícula fuera saltando cuánticamente de una posición a otra de la banda de probabilidad que sustituye a la trayectoria clásica. Ahora bien, desde la teoría cuántica las consecuencias son aún más sorprendentes, pues ni siquiera podemos decir que haya una partícula clásica definida. Si la analogía con el mundo clásico fuera posible, entonces la partícula describiría una trayectoria discontinua. Pero en la realidad ontológica que se intuye bajo la teoría cuántica no hay una partícula siquiera –al menos en sentido clásico.

La incertidumbre cuántica impide definir tanto la continuidad de la trayectoria como la continuidad de la partícula. La partícula en sentido figurado es un concepto clásico. En sentido cuántico la partícula se diluye en un fluido cuántico desperdigado cuya geometría no asume necesariamente el continuismo clásico, sino que tiene una existencia más modulable como consecuencia de una ontología fluctuante que aún no se ha definido en una realidad clásica concreta.

 

El físico estadounidense David Bohm. Fuente: Wikipedia.

El físico estadounidense David Bohm. Fuente: Wikipedia.

3) Fin de la causalidad ontológica clásica

En mecánica clásica los fenómenos físicos son efectos consecuentes con unas causas que lo preceden. Las leyes de causa y efecto de la física permiten predecir el comportamiento futuro de numerosos sistemas clásicos. Especialmente, la evolución futura de los sistemas planetarios, galácticos y cosmológicos se rige de manera precisa por leyes clásicas universales.

La prolongación de la incertidumbre cuántica hasta el nivel planetario obliga a renunciar al determinismo y tener en cuenta factores caóticos que impiden predecir claramente el futuro de un sistema físico. Igualmente, en retrospectiva, la ley de la causa y el efecto nos sitúa frontalmente y sin escapatoria con el clásico problema filosófico acerca del primer origen de toda actividad física.

Al seguir la concatenación causa-efecto se alcanzaría finalmente el primer efecto con sentido físico sin posibilidad de explicarlo físicamente a partir de una causa precedente o sin recurrir a una sucesión ilimitada de causas y efectos. No es posible, por tanto, explicar el origen del universo físico sin recurrir a una primera causa de origen metafísico.

En mecánica cuántica la dimensión casual propia de un proceso de medida –suerte en última instancia– es una parte integrada en los fenómenos cuánticos descrita en términos estocásticos y generalizables a leyes estadísticas. La dinámica natural es esencialmente azarosa. Desde la perspectiva clásica diríamos que está regida por leyes casuales cuya explicación trasciende las fronteras de la ciencia física.

En física cuántica no hay una explicación causal para la definición clásica de un sistema físico desde la indefinición ontológica que rige el comportamiento cuántico. No existe una ley causa-efecto que define la trayectoria desde lo clásico a lo cuántico. Es más, algunas interpretaciones físicas introducen la idea de un salto cuántico totalmente opuesto a la idea del continuismo clásico.

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Misterios de la catedral de León

Pocas construcciones encierran una cantidad tan grande de elementos simbólicos como las altas catedrales góticas. Este período de la historia arquitectónica europea se caracteriza, al contrario de lo que puede creerse por el epíteto de “La era Oscura”, por un uso magistral de las luces y las sombras, pues las iglesias góticas fueron diseñadas como estructuras ligeras, en donde el grosor de las paredes debía reducirse lo más posible para lograr que atreves de los vitrales y los altos techos la cercanía entre Dios y el pueblo se lograra con la fuerte impresión que el juego de luces y colores causa en el individuo que entra a estos edificios. Hoy vamos a centrarnos en losmisterios de la catedral de León.

Como íbamos diciendo, las catedrales góticas son, además de templos magníficos, una enciclopedia en imágenes, pues como en La Edad Media el pueblo era ignorante el uso de las imágenes era fundamental para transmitir los conocimientos, ¿cuáles conocimientos? Pues los del temor a Dios y la magnificencia del reino de los cielos. Y el mejor modo de lograr transmitir esto era llenando las catedrales de imágenes alegóricas a las historias sagradas y a los peligros del pecado que corre libremente por La Tierra.

La Catedral de León es un buen ejemplo español del estilo Gótico importado de Francia. Este imponente edificio se sitúa sobre una capa de varios otros edificios antiguos, como suele pasar en las ciudades centenarias. Lo primero que alguna vez hubo en el terreno donde hoy se levanta la catedral fue una terma romana construida por los romanos en el siglo I d.C., que luego sería reemplazada por una iglesia primitiva y posteriormente por una catedral de estilo Románico. La actual catedral se comenzó a construir en 1205, y como suele ocurrir con las construcciones góticas, su terminación se logró siglos después, en 1400.

Interior de la misteriosa catedral de León

Símbolos y misterios de la catedral de León

Esta catedral esconde entre sus abundantes motivos arquitectónicos muchos misterios que hasta el sol de hoy no han obtenido respuesta. Entre las imágenes alegóricas a la vida de Jesucristo y el Antiguo Testamento se pueden apreciar también otros elementos que no pertenecen precisamente a la tradición católica. Uno de esos símbolos misteriosos que han sido famosos durante siglos es la presencia de divinidades pertenecientes a otras culturas, pues entre las muchas figuras de piedra que adornan los muros de la catedral hay algunas referencias a Mitra, el dios persa del sol, que llega a Roma gracias a la conquista de Oriente Medio.

Hasta los antiguos dioses egipcios fueron aceptados en la arquitectura de esta majestuosa catedral,en uno de los muros puede leerse “Sol Ra”. Es posible que, al ser Cristo una deidad solar, los escultores hayan utilizado referencias a mitos paganos para hacer resaltar la superioridad del dios de los católicos por sobre todos los otros, pero esta hipótesis no justifica varios otros elementos referentes a los monstruos mitológicos representados por las gárgolas. El último gran misterio de la catedral de León es que se sabe que debajo del edificio permanecen aún los restos de las construcciones romanas, guardados celosamente bajo llave. Y hasta aquí nuestro artículo sobre losmisterios de la catedral de León.

http://oculto.eu/misterios-de-la-catedral-de-leon/

Argentina: Ordenan la detención del exvicepresidente del Gobierno español Martín Villa

En Argentina, la jueza María Servini ha ordenado la detención de Rodolfo Martín Villa, quien fuera vicepresidente del Gobierno español entre los años 1981 y 1982, por los crímenes del franquismo.

La jueza ha ordenado también el arresto del exministro franquista José Utrera Molina (ministro de Vivienda en 1973 y Ministro-Secretario General del Movimiento entre los años 1974 y 1975), así como del suegro de Alberto Ruiz-Gallardón, hasta hace poco ministro de Justicia del país.

La Ley de Amnistía promulgada en España en 1977 impide juzgar en este país los crímenes de la dictadura franquista, por eso las víctimas del franquismo buscan investigar estos crímenes en Argentina, donde en el año 2010 se abrió una querella al respeto.

Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/145465-argentina-detencion-vicepresidente-espana-martin-villa