Archivo por días: agosto 16, 2016

¿Qué esconde el cambio de nombre de Frente Al-Nusra?

http://carlosagaton.blogspot.com.es/2016/08/que-esconde-el-cambio-de-nombre-de.html

El Frente Al-Nusra, el grupo terrorista que opera en Siria, se divorció por completo de Al-Qaeda, y anunció que no tiene nada que ver con esa organización extremista, por lo que ha elegido el nuevo nombre de Frente Fath al-Sham.
Este hecho se produjo en medio de los profundos cambios en el escenario bélico en Siria a favor del Ejército y justo cuando Rusia y EEUU anunciaron que atacarán a aquellos grupos reconocidos como terroristas en el país árabe.

En el siguiente artículo pretendemos dar un repaso a la historia de ese grupo extremista, además de estudiar los posibles motivos de su cambio de nombre.

Frente Al-Nusra
Según se ha descrito, el grupo está formado por fuerzas suníes cuyo único objetivo es derrocar el Gobierno de Al-Asad e instaurar un califato. Además intenta incitar al pueblo sirio para que tome parte en la guerra contra Damasco.
Incitar
Desde que estalló el conflicto, a principios de 2011, han sido numerosos los grupos terroristas surgidos para luchar contra el gobierno. Uno de los principales ha sido Al-Qaeda, que operaba en el país árabe mediante el Frente Al Nusra, liderado por Abu Mohamad al-Yolani.

Este grupo, gracias a las ayudas de algunos países de la región, como Arabia Saudí, Catar, Turquía, entre otros, empezó a reclutar ciudadanos de Jordania, Túnez, Libia, Chechenia y otros países más. De esta forma se convirtió en uno de los grupos terroristas más poderosos de Siria.

Al-Nusra, para materializar su objetivo, o sea derrocar el Gobierno sirio, recurrió a diferentes tácticas, como coches bomba, ataques suicidas, atentados contra centros comerciales y aeropuertos.

Sus principales actividades se realizaron en la capital, Damasco, y Alepo, bastión terrorista.

Si bien en sus comunicados había reiterado que no atacaría a los civiles, los informes y videos muestran cómo una sombra de muerte degollaba a niños y mujeres chiíes y alauitas.

De acuerdo con la información de la Fundación Quilliam, muchos de los milicianos de Al Nusra seguían al líder de Al Qaeda en Irak, Abu Musab al-Zarqawi, quien luchaba contra las fuerzas armadas de EE.UU. Tras la ruptura entre Al Qaeda en Irak y el Estado Islámico en el 2013, Al Nusra permaneció públicamente dentro de las filas de Al Qaeda.
A diferencia de Daesh y Al Qaeda, el objetivo del Frente Al Nusra no es implantar una Yihad global, sino circunscribirla a Siria y, parcialmente, a El Líbano, donde Al Nusra se enfrenta de vez al Movimiento de Resistencia de El Líbano, Hezbolá.
La dimensión de los crímenes de ese grupo era tan amplia que provocó la rabia y la furia de la comunidad internacional, así como de los centros de derechos humanos. Esto motivó a EEUU a alistarlo, el 11 de diciembre de 2012, como un grupo terrorista, lo mismo que hizo la ONU el 14 de mayo de 2014.
¿Por qué se separó de Al-Qaeda?
Dado que este grupo, de hecho, está representando a varios países en Siria y promulga sus planes contra el Gobierno de Al-Asad, considerarlo como un grupo terrorista, obstaculiza el camino de las ayudas financieras y logísticas.

En este contexto, países como Turquía y Catar celebraron varias rondas de reuniones con los líderes del Frente Al-Nusra en Doha y Estambul, enfatizando en su separación de Al-Qaeda, llegando incluso a amenazar con suspender las ayudas financieras.

Toda esta situación se produce en medio de los avances del ejército sirio, especialmente después de la entrada de Rusia en el campo de batalla del país árabe.

Dado que el hecho de ser considerado terrorista impedía a sus patrocinadores continuar con la ayuda, tal como antes, Al-Nusra se vio muy presionado y al borde de su aniquilación.

Así que, para seguir con sus ataques y la recepción de ayudas, eligió esta nueva estrategia en la que, seguramente, contó con el asesoramiento de sus patrocinadores, quienes persiguen sus objetivos en Siria a través de estos grupos terroristas.

Además de esto, el reciente acuerdo ruso-estadounidense basado en el bombardeo de las posiciones de grupos extremistas como Daesh y el Frente Al-Nusra, les hizo pensar que de cambiar su nombre podrían eludir las presiones y los bombardeos.
Otra oportunidad que le otorga este divorcio a Al-Nusra, radica en que, ahora, puede presentarse como un grupo moderado, que no tiene nada que ver con aquellos pensamientos e ideologías radicales que profesa Al-Qaeda y, así, puede participar en las reuniones que se celebran sobre el futuro de Siria, como una potencia opositora.
Con todo lo expuesto, hay que plantear que la ideología extremista takfirí, que incita a sus miembros a llevar a cabo ejecuciones en masa, degollar niños y mujeres, no es algo que pueda eliminarse con tan solo un cambio de nombre.

Solo se trata de una estrategia bien calculada desde la Casa Blanca y desde varios países de la región de Oriente Medio, con el objetivo de allanar el terreno para mantener con vida a este grupo, tal como se desprende de las palabras del portavoz de la Casa Blanca, Josh Ernest, quien anunció que los Estados Unidos y los socios de la llamada Coalición Internacional contra Daesh se han centrado en hacer mejorar la capacidad de las fuerzas de la oposición moderada sobre el terreno en Siria.

Periodista y analista internacional, Master en Relaciones Internacionales de la Universidad Azad de Irán. Especialista en temas principalmente de Oriente Medio e Irán. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales.

Zoológicos :¿Cautiverio o proteccionismo?

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¿Animales encerrados o libres? ¿Protección de especies o capricho humano? El rol de los zoo es cada vez más cuestionado: un recorrido por estos centros que cautivan espectadores y, también críticas

¿Quien no fue a un zoologico alguna vez? conocer a los animales más exóticos, darles de comer y hasta en algunos casos sacarse fotos con tigres y leones resulta entretenido para chicos y, por qué no, para grandes. Pero ¿es realmente una experiencia alegre para los animales que se encuentran encerrados?

En la Argentina, se calcula que hay alrededor de 100 centros de este tipo. La muerte del oso polar Winner, ocurrida a fines del año pasado, reabrió el debate sobre la existencia de estos lugares. Un repaso, con voces en contra y a favor.

DETRACTORES

Las organizaciones proteccionistas ven con malos ojos la idea de que, en pleno siglo XXI, los animales continúen viviendo encerrados en pequeños reductos, muy alejados de su hábitat natural.

Para Carlos Fernández Balboa, Coordinador de Educación de la Fundación Vida Silvestre, pocos zoo cumplen con todas las características de un centro moderno, «el resto sigue con los criterios de los zoo victorianos donde prevalecen los temas recreativos».

«Es cierto que un animal en cautiverio tiene más expectativa de vida que uno que vive en la naturaleza. Pero eso no nos dice nada. Además, en nuestro país hemos confundido los zoológicos con centros de recepción de decomisos de fauna y ese no debe ser el rol de un zoo», asegura Fidel Bascheto, autor del libro Repensando los Zoológicos de Argentina. Para él, una solución sería adquirir tierras en ambientes naturales con la intención de crear en el futuro potenciales reservas.

Algo similar opinan desde la ONG Especismo Cero, defensora de los derechos de los animales, que presentó proyectos de cierre de los zoológicos. Sin embargo, aclaran que la clausura de estos centros debe ser «definitiva, en etapas y progresiva», liberando a los animales que pueden ser liberados y enfocando el resto de los recursos en los que no podrán serlo. La fundadora de la institución, Marcela Palavecino, plantea como solución la creación de santuarios, es decir, espacios donde los animales vivan en libertad sin ser explotados, con cuidados mínimos por parte de médicos veterinarios, solamente para asegurarles salud y comida.

«La única forma de devolverles la dignidad a los animales es creando parques nacionales donde las especies autóctonas continúen con su vida normalmente. La naturaleza hará su trabajo, se reproducirán y si la gente desea observarlos, puede realizar safaris fotográficos, ver filmaciones en 3D y hacer uso de toda la tecnología. Pero los animales deben vivir en su lugar de origen y no ser trasladados sólo por una cuestión de egoísmo humano», explica la profesora Myrta Montiel, presidenta de la asociación Canadian Voice for Animals de la Argentina, dueña del único santuario de caballos del país.

La Fundación Cullunche es una ONG de Mendoza que lucha contra el maltrato animal en cualquiera de sus formas. Para su presidenta, la veterinaria Jennifer Ibarra, el tiempo de vida en cautiverio de muchos animales se acorta porque son víctimas del estrés y de las dietas que no se asemejan con lo que ingieren en la vida natural. Desde la institución que preside, también brega por cambiar la realidad de estos seres que permanecen en cautiverio y, al igual que las demás organizaciones, es tajante en cuanto a su postura. «No habrá mejora real en ningún zoológico mientras sigan existiendo seres vivos sensibles privados de su libertad y de expresar su comportamiento natural, privados de comodidades, todo para satisfacer un objetivo del que todo humano puede prescindir», concluye.

 
Foto: Archivo la Nacion

 

DEFENSORES

Desde el punto de vista de los zoológicos, el rol que ocupan es fundamental para proteger y conservar las especies, ser una reserva genética de las que ya se extinguieron o que van en vías de ello, y llevar a cabo acciones educativas y de investigación. Sin embargo, muchas organizaciones protectoras de los derechos de los animales alegan que tener a una especie encerrada es sólo un capricho del hombre para su propio beneficio.

«Aunque hay quienes opinan que los humanos no tenemos derecho a privar a los animales de su libertad, los zoológicos se han convertido en importantes reductos de protección para especies salvajes en vías de extinción. Como los pandas en China, que son criados en diversos zoológicos para que no se extingan», asegura el Dr. Miguel Rivolta, director de Bienestar animal del Zoo de Buenos Aires, donde un equipo integrado por 73 personas cuida las necesidades de cada ejemplar. Además, año tras año realizan programas de conservación para distintas especies y, en muchos casos, después de cuidarlos y sanarlos, los liberan a la naturaleza.

«Hay pocos zoológicos victoreanos como en décadas pasadas, donde los enrejados saltaban a la vista. Ahora se trata de priorizar aquello que le ofrezca a los animales amplitud, higiene, agua limpia, asistencia veterinaria y comida, ‘lo más natural posible’. Aquí los ambientes son amplios y los animales tienen su techo, pero están al aire libre», precisa Oscar Gastiarena, presidente de la sociedad que explota el Zoológico y Parque Botánico «El Paraíso» de Sierra de los Padres. La mayoría de los más de 300 animales que conviven allí proceden de incautaciones hechas a gente que los tenía ilegalmente en su casa. De hecho, muchos pumas, zorros, reptiles, loros, carpinchos y aves llegaron al centro de esta manera.

El zoo de Luján también actúa como «centro de rescate» de ejemplares que provenían de circos y hasta de colecciones privadas. «Tenemos animales que de no habernos encargado nosotros estarían muertos. Desde monos y víboras hasta caballos de cartoneros. ¿A dónde se podría llevar a un puma que se escapó y anda por la calle? ¿O los más de 20 caballos lastimados y enfermos rescatados de la vía pública que fueron explotados hasta casi matarlos tirando carritos cargados de cualquier cosa? ¿A dónde sino al Zoológico de Luján?», asegura eufórico su director, Jorge Alberto Semino. Este zoo es un caso particular porque a diferencia de los otros centros, uno de sus mayores atractivos es la posibilidad de sacarse fotos con los animales más salvajes y hasta acariciarlos. «La base de todo es el amor, el respeto y la responsabilidad. Ellos tienen confianza en su cuidador y en la gente, y nos permiten compartir hermosos momentos de vida, paseos, mimos, peinarlos, cepillarlos y adorarlos como lo hacemos todos los días, desde hace 25 años», afirma..

Casos emblemáticos: el tráfico de animales es un problema que, por desgracia, sigue siendo frecuente en la Argentina y en el mundo. Muchas especies de los zoo provienen de la gente que las compró y que, por controles realizados, se les fue incautadas y llevadas a un centro. En el zoo «El Paraíso» de Sierra de los Padres una mujer tenía como mascota a Lito, un mono carayá. El simio usaba pañales, era bañado periódicamente y dormía con su dueña. Pero al quedar embarazada, su médico le dio a elegir entre el animal o su bebé. Como consecuencia, Lito fue llevado al zoo y cada vez que la mujer lo visitaba eran conmovedoras las escenas de cariño entre ambos, con abrazos apretados, y lágrimas por parte de su exdueña. «Esos monos, después de convivir con personas, rechazan a otros seres y hay que hacer una larga tarea para evitar que mueran de tristeza», afirma Oscar Gastiarena, presidente del zoo. Los más de 50 monos carayá que tiene el Zoológico de Luján fueron rescatados de casas de familia. «Hoy en día duermen con calefacción todas las noches, se les prepara sus cómodas camitas y hay camiones que les traen la fruta del mercado y un grupo de gente que les prepara la comida, los limpia y los cuida», manifiesta su director, Jorge Alberto Semino.

Los investigadores han descubierto el más grande jamás huellas de dinosaurio en la Tierra


Huella gigante (3)


Imagine que esos dinosaurios carnívoros estaban todavía vivos hoy en día, esto significaría que no sólo tenemos que estar preocupados por sus dientes extremadamente nítidas, pero sus cuerpos grandes también.

Los investigadores han descubierto recientemente una huella de un dinosaurio en Bolivia, y resulta que es la huella más grande que se ha encontrado en la Tierra, que dejó un dinosaurio carnívoro millones de años atrás.

Hasta ahora la mayor huella de dinosaurio de un dinosaurio carnívoro mide 110 centímetros y se encuentra en Nuevo México, de acuerdo con el paleontólogo Sebastián Apesteguia.

Sin embargo, todo cambió cuando Grover Marquina, un guía turístico, fue de excursión en el cráter de Maragua, a unos 65 kilómetros de Sucre, capital de Bolivia, cuando se topó con una huella fosilizada masiva.

Curiosamente, la huella gigante mide la asombrosa cifra de 115 centímetros.

Por lo general, estos tipos de huellas son entre 85 y 100 centímetros.

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¿Fueron LOS RUSOS LOS PRIMEROS en LLEGAR A LA LUNA?

http://www.xn--revistaaocero-pkb.com/secciones/conspiraciones/llegaron-primero-rusos-luna

 

¿Y si la hoz y el martillo ondearan en la Luna?

¿Fueron realmente los norteamericanos los primeros en pisar nuestro satélite?
Desvelamos las claves del proyecto espacial soviético que hace ahora 50 años consiguió posar una sonda en la Luna y enviar imágenes a la Tierra.
La nave LK-3 es una descomunal araña metálica de cinco metros de alto que fue diseñada para transportar al primer ser humano a la Luna en 1968.
La Unión Soviética que, para entonces, ya había enviado al espacio al Sputnik, su primer satélite, a Laika, el primer perro, a Yuri Gagarin, el primer hombre y a la primera mujer, Valentina Tereshkova, se disponía a dar el último paso de gigante en la carrera espacial poniendo al primer cosmonauta en la Luna, Alexei Leonov, pero… se adelantaron los americanos, ¿o no?
Hace poco, se cumplieron 50 años de un evento que, en ese momento, sugería que Moscú podía haberse adelantado a poner un hombre sobre la Luna.
El 3 febrero de 1966, una nave espacial rusa, Luna 9, logró el primer alunizaje “suave” sobre la Luna.
La misión constituyó una maravilla de ingeniería que ayudó a responder cuestiones fundamentales sobre la superficie lunar y allanó el camino para las primeras misiones tripuladas.
La Luna 9 (o Lunik 9) se lanzó el 31 de enero de 1966.
La sonda alunizó exitosamente el 3 de febrero del mismo año sobre el Océano de las Tormentas.
Durante tres días estuvo mandando imágenes de nuestro satélite natural.
Los rusos, por tanto, fueron en realidad los primeros en llegar a la Luna, sólo que lo hicieron con un robot, “Fueron los auténticos pioneros de la era espacial, aunque por factores históricos y políticos nunca se hayan reconocido suficientemente sus méritos” -reconoce Ian Blatchford, director del Museo de Ciencia que acoge en Londres una colección no antes vista de artefactos espaciales soviéticos.
Pero, en lugar de anunciar el exitoso alunizaje en las coordenadas 7,08ºN-64,4ºW de nuestro satélite, los planificadores de la misión soviética adoptaron un enfoque más sutil para darle publicidad global.
Las imágenes que la sonda enviaba a la Tierra estaban en una frecuencia que podía ser interceptada rápidamente, algo que denota ser algo deliberado.
 Así fue como el radiotelescopio Jodrell Bank las recibió y fueron transmitidas por todo el mundo.
Para los lectores de periódicos de la época, era una prueba de que los soviéticos estaban camino a derrotar a los estadounidenses en la carrera espacial.
Luna 9 demostró que el suelo de nuestro satélite era sólido lo que ayudó tanto a los soviéticos como a los estadounidenses a seguir adelante con las misiones tripuladas.
 ¿Por qué no lo consiguieron entonces?
Valentina Tereshkova asegura que la tecnología estaba lista, que llevaban ya años orbitando alrededor de la Luna y que “la decisión final la tenía el Gobierno”.
El último cosmonauta soviético, Sergei Krikalev prefiere una justificación más deportiva: “En toda competición, unas veces ganas y otras veces pierdes, y eso fue ni más ni menos lo que nos ocurrió al final”…
Pero los teóricos de la conspiración dicen otra cosa.
El padre del programa espacial soviético y el diseñador jefe de cohetes y naves espaciales, Serguéi Koroliov, falleció el 14 de enero de 1966.
 Como homenaje Yuri Gagarin decidió enterrar sus restos en la Luna ya que siempre había soñado visitarla.
 El plan era tan secreto que solo un pequeño círculo de cosmonautas, en el que se encontraba el cosmonauta Alexéi Leónov.
 Después de la cremación, Gagarin habría tomado las cenizas de su instructor y las habría puesto en una cápsula especial que guardaba en su oficina.
Según cuenta la Leónov, Gagarin planeaba llevar los restos en 1968 durante la primera misión soviética a la Luna.
Sin embargo, el proyecto fracasó con la muerte del cosmonauta en 1968 y con el abandono de la planeada misión tras varios intentos fallidos.
La cápsula con los restos de Korolióv se perdió.
 Casi todos los miembros del pacto secreto fallecieron y ahora no se puede encontrar ninguna prueba de la existencia de aquel proyecto, a excepción del testimonio su testimonio.
 ¿Sigues pensando que los norteamericanos fueron los primeros en pisar la Luna?

¿El ORIGEN de la CULTURA EGIPCIA viene DE LAS ESTRELLAS?

http://www.unsurcoenlasombra.com/el-origen-de-la-cultura-egipcia-viene-de-las-estrellas-parece-que-si/

Según la tradición egipcia los primeros reyes de Egipto no fueron hombres, sino dioses.

Al principio de los tiempos, cuando los dioses descendieron sobre la Tierra, la encontraron cubierta por el fango y el agua.

El principal de los dioses, al que los egipcios denominaron “Dios del Cielo y de la Tierra”, Ptah, fue el encargado de realizar grandes obras hidráulicas y de canalización, que lograron ganar terreno a las aguas.

Ptah ubicó su residencia en la Isla Elefantina, cerca de la actual Asuán, y desde allí controló las crecidas del Río Nilo, asentando las bases para la civilización.

Después de 9.000 años de reinado, el Dios Ptah cedió el gobierno de Egipto a su hijo Ra, que al igual que su padre llegó a la Tierra en una barca celestial.

El reinado de Ra duró 1.000 años, y le continuaron en el trono cinco dioses más, Shu (700 años), Geb (500 años), Osiris (450 años), Seth (350 años) y Horus (300 años).

El Dios Ptah
Esta Primera Dinastía de Dioses-Reyes rigió en un “Tiempo Primero” o “Zep-Tepi”, el antiguo Egipto durante 12.300 años, sucediéndole una segunda dinastía con el Dios Thot a la cabeza que alcanzó una duración de 13.870 años. Posteriormente a estos dos periodos, el poder fue cedido a gobernantes semidivinos, mitad hombre mitad dioses, durante 3.650 años en los que se sucedieron, uno tras otro, treinta reyes.
En total fueron 17.520 años de poder y control de los dioses y semidioses, que finalizaron en un oscuro periodo de caos y anarquía, del que no existe la más mínima referencia, y que duró 350 años. Es en este momento cuando aparece la Primera Dinastía de gobernantes humanos, en la figura del faraón Narmer, primer gobernante reconocido oficialmente por la egiptología, pues el resto de lo anteriormente expuesto pertenece al mundo de la mitología y la fantasía.
Es imposible, aseguran tajantemente los expertos, que, antes de la aparición de la I Dinastía o Periodo Tinita (3.100 a.C.-2.700 a.C.), pudieran existir durante un tiempo tan prolongado semejante número de gobernantes, eso sin mencionar su origen divino y extremada longevidad.
Pero los egipcios estaban muy seguros de sus orígenes y de su historia. El tiempo era algo que controlaban muy bien los antiguos egipcios, precisamente gracias a sus dioses, quienes, según ellos, les enseñaron a dividir el año (renpet) en doce meses (abed), de treinta días cada uno y divididos en tres semanas (mellu) de diez días cada una. Este calendario alcanzaba 360 días, y era complementado con cinco días especiales (jeriu-renpet).
El año estaba formado por tres estaciones que venían claramente determinadas por el Río Nilo. La Primera Estación era la de la crecida del río (ajet), de mediados de junio a mediados de octubre. La seguía la Estación de la Germinación (peret) que finalizaba a mediados de febrero. Por último la Estación de la Cosecha (shemu).
Existían otros tipos de calendario, pero todos seguían una minuciosa y escrupulosa exactitud, transmitida generación tras generación. Con total seguridad, si un antiguo egipcio escuchara hoy en día que la cronología de los Dioses-Reyes que gobernaron Egipto mucho antes de Narmer, no es más que una fantasía, se llevaría un gran disgusto y un no menor enfado.
Hace 2.500 años, Heródoto escribía en su “Libro II de la Historia” que, en su visita a Egipto, los sacerdotes de tebas le habían mostrado personalmente 341 estatuas, cada una de las cuales correspondía a una generación de sumos sacerdotes desde 11.340 años atrás en el tiempo. Le dijeron que las figuras representaban a hombres, pero que antes de esos hombres en Egipto reinaron los dioses, que habían convivido con los seres humanos. De todo ello guardaban datos muy precisos, ya que siempre, desde el principio de los tiempos, ésa había sido su misión.
Un grupo de dioses viaja a bordo de una embarcación
Otro historiador griego, Diodoro, que visitó Egipto en el Siglo I d.C., también habló y aprendió de los sacerdotes egipcios sobre su historia y tradición. Al igual que Heródoto pudo escuchar de boca de los sacerdotes que los humanos reinaban en el Valle del Nilo desde hacía poco menos de 5.000 años. Uno de los primeros cronistas de la Iglesia Cristiana, Eusebio, logró recoger numerosas crónicas que hacían el mismo tipo de referencias que Heródoto y Diodoro. Pero tal vez ninguno como Manetón, sumo sacerdote y escribano egipcio, supiese acaparar en sus textos la increíble historia de Egipto.
Manetón fue contemporáneo del General de Alejandro Magno Ptolomeo, fundador de la Dinastía Ptolomeica (304-282 a.C.). Vivió en la Ciudad de Sebennitos y fue Gran Sacerdote en el Templo de Heliópolis, donde escribió los Tres Volúmenes de su Historia de Egipto, cuyos originales han desaparecido, y que conocemos en gran medida gracias al historiador griego Julio Africano, que recopiló numerosos fragmentos de su obra.
Manetón o Manetho (verdad de Thot), relataba en esta obra que los dioses reinaron sobre Egipto durante 13.900 años, y los semidioses que les continuaron otros 11.000 años más. Gracias a su clase sacerdotal, pudo acceder a numerosa información restringida que había sido recogida durante cientos y cientos de años. Según sus fuentes el primer Rey de Egipto fue Hefestos, quien inventó el fuego, le siguieron Cronos, Osiris, Tifón y Horus. Después, los “Shemsu-Hor” o seguidores de Horus, de origen semidivino, gobernaron durante 1.255 años. Les continuaron otros reyes por un periodo de 1.817 años.
Distintos investigadores aseguran ver en estos dibujos (tumba de Ramsés VI, Valle de los Reyes)
seres con escafandras provenientes de las estrellas, tal y como aseguraban las antiguas tradiciones egipcias.
Otro periodo más de 1.790 años formado por treinta reyes que gobernaron en Menfis y 350 años más de otros diez soberanos que reinaron en Tanis. En total, sólo el reinado de los semidioses hasta la aparición de los reyes de la Epoca Dinástica Temprana, alcanzó 5.813 años, una auténtica patada a la historia y a la cronología establecida por la moderna egiptología.
Este mismo problema ha aparecido con las Listas de Reyes Sumerios, aparecidas en distintos textos como el W-B/144 ó W-B/62, donde se establecen fantásticos gobiernos de los dioses que se remontan a docenas de miles de años antes de lo establecido por la arqueología oficial.
Aunque tal vez el caso más conocido por todos nosotros sea el de los Patriarcas Bíblicos, auténticas “máquinas de hacer años”, como los míticos Adán, Set, Enós, Cainán, Mahaleel, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec, Noe, Sem, Arfaxad, etc, etc. La edad alcanzada por cualquiera de ellos, haría estremecer los presupuestos destinados a jubilaciones de la Seguridad Social.
A pesar del innegable esfuerzo de la arqueología por establecer una cronología “lógica” de los antiguos reinos e imperios, el prejuicio a la hora de establecer la existencia física de los dioses que todas las culturas establecen como los fundadores de la civilización en la Tierra, hacen imposible profundizar en una verdadera historia que continúa oculta a todos nosotros.
La cada vez más reconocida antigüedad de algunos de los monumentos que nos han llegado, como es el caso de la Esfinge de Giza , han hecho posible que algunos investigadores hayan reconsiderado el revisar las cronologías dogmáticas a lo largo de los dos últimos siglos. Por desgracia los máximos responsables continúan aferrados a una serie de intereses y al mantenimiento de un estatus que tratan de defender a toda costa.
En esta antiquísima tabla mesopotámica existente en el Museo Británico, y en caracteres cuneiformes, aparece según el investigador Zecharia Sitchin el mapa de la ruta seguida por los dioses para llegar a nuestro planeta a través del Sistema Solar.
El afamado arqueólogo francés Gaston Maspero (1846-1916), uno de los personajes más influyentes en el campo de la egiptología, disciplina de la que fue pionero, se preguntaba en la Revue de l’Histoire des Religions por el que, sin duda, constituye el enigma central de esta civilización: ¿De dónde salieron los antiguos egipcios? ¿Cuál fue el verdadero origen de su religión y de sus textos? Maspero, que combinaba a la perfección el perfil de erudito con el de arqueólogo a pie de excavación, concluyó que el pueblo que elaboró aquel sofisticado corpus de creencias «ya estaba establecido en Egipto mucho antes de la Primera Dinastía y, si queremos entender su religión y sus textos, debemos ponernos en las mentes de quienes las instituyeron hace más de siete mil años».
Como advertimos por las palabras de este arqueólogo francés, la idea de que el Antiguo Egipto fue fundado por una civilización remotísima no es ni mucho menos nueva. Sin embargo, Maspero y sus ideas sobre la fundación de la civilización egipcia no son del agrado de la egiptología «oficial».
SHEMSU HOR: Los arquitectos de la Gran Esfinge que vinieron de las estrellas
Mencionados en el Papiro de Turín y en otros textos a priori históricos, los Compañeros de Horus o Shemsu Hor constituyen uno de los enigmas más inquietantes de la prehistoria egipcia. Las alusiones a estos misteriosos personajes son vagas e imprecisas, pero su intervención en tiempos muy anteriores a la primera dinastía pudo concretarse en el diseño estelar de la Gran Esfinge y de otros importantes monumentos. Pero, ¿quiénes eran los Shemsu Hor? Para los egiptólogos, se trata de entidades legendarias y, por ende, sin base real. Otros investigadores, en cambio, creen que desarrollaron un papel muy relevante como intermediarios entre dioses y hombres.
El afamado arqueólogo francés Gaston Maspero (1846-1916), uno de los personajes más influyentes en el campo de la egiptología, disciplina de la que fue pionero, se preguntaba en la Revue de l’Histoire des Religions por el que, sin duda, constituye el enigma central de esta civilización: ¿De dónde salieron los antiguos egipcios? ¿Cuál fue el verdadero origen de su religión y de sus textos? Maspero, que combinaba a la perfección el perfil de erudito con el de arqueólogo a pie de excavación, concluyó que el pueblo que elaboró aquel sofisticado corpus de creencias «ya estaba establecido en Egipto mucho antes de la Primera Dinastía y, si queremos entender su religión y sus textos, debemos ponernos en las mentes de quienes las instituyeron hace más de siete mil años».
Como advertimos por las palabras de este arqueólogo francés, la idea de que el Antiguo Egipto fue fundado por una civilización remotísima no es ni mucho menos nueva. Sin embargo, Maspero y sus ideas sobre la fundación de la civilización egipcia no son del agrado de la egiptología «oficial».
Antes que los faraones
Padre de la denominación «Pueblos del Mar» y principal impulsor de los trabajos de Sir Flinders Petrie, Gaston Maspero había visitado Egipto en 1880, formando parte de la Misión Francesa y, como no podía ser de otro modo, quedó extasiado al ver de cerca las pirámides de Guiza, pero, sobre todo, al contemplar la Gran Esfinge, un monumento que le desconcertó. ¿Qué hace aquí, junto a las pirámides, este extraño coloso?, debió preguntarse Maspero, al observar la Esfinge en el contexto de la explanada de Guiza.
En adelante, el arqueólogo francés se dedicaría en cuerpo y alma a estudiar los numerosos enigmas de la civilización egipcia, aunque siempre mantuvo cierta predilección por la enigmática estatua, sobre la que escribió lo siguiente: «la Gran Esfinge Harmakhis monta guardia en el extremo norte desde los tiempos de los Seguidores de Horus, una estirpe de seres semidivinos y predinásticos que, según las creencias de los antiguos egipcios, habían gobernado esta región miles de años antes que los faraones históricos» (The Dawn of Civilization: Egypt and Chaldea, 1894).
Que Gastón Maspero aludiera sin prejuicios al papel desempeñado por los Seguidores de Horus o Shemsu Hor, puede resultar chocante desde la perspectiva de la arqueología actual, encorsetada por el academicismo y las posiciones frecuentemente dogmáticas. No obstante, Maspero no hizo sino reflejar cuáles eran las creencias de los antiguos egipcios en relación con sus ancestros, recordando la relevancia que éstos concedían a los Seguidores o Compañeros de Horus. Pero, ¿quiénes eran estos personajes? ¿Es cierto que «gobernaron» el Egipto predinástico?
La referencia más conocida a los Shemsu Hor la hallamos en el Canon Real de Turín (Italia), un papiro fragmentado donde se dice que, en efecto, habrían gobernado Egipto durante seis mil años, en un periodo intermedio comprendido entre el reinado de los dioses y las primeras dinastías de faraones. No obstante, ¿qué grado de fiabilidad tiene este documento?
Custodiado en el Museo Egipcio de la capital lombarda, el también conocido como Papiro Real de Turín contiene, básicamente, una relación de los gobernantes del Antiguo Egipto desde Menes (o Narmer) hasta la convulsa XVII dinastía. Aunque el principio y el final de la lista se perdieron, de manera que no conocemos ni la introducción a la misma ni los detalles de los gobernantes que siguieron a la citada XVII dinastía, la relación incluye —en la parte posterior del papiro— a los gobernantes de Egipto antes que Narmer, reyes que, insistimos, eran de naturaleza divina, semidivina o no enteramente humana. ¿Cómo debemos interpretar esto último?
Turín: Un papiro auténtico

Al contrario de lo que sucede con otros papiros, cuyo contenido parece referirse a sucesos legendarios, mágicos o especulativos —o eso es lo que interpretaría un observador pragmático—, muy pocos dudan de la historicidad del Canon Real; esto es: refleja nombres y detalles fidedignos, datos que han podido contrastar los prestigiosos egiptólogos y papirólogos que han tenido acceso al mismo, desde Jean François Champollion hasta Richard Parkinson y Bridget Leach, pasando por Giulio Farina y Alan Gardiner, por citar sólo a unos pocos de entre quienes lo han investigado.

Así, la opinión generalizada es que el escriba autor del texto, probablemente a las órdenes de Ramsés II, compiló varias listas depositadas en los principales templos de Egipto, limitándose a transcribirlas. La relación de los gobernantes mencionados en el documento es asombrosamente prolija en detalles, a tal punto que los periodos de los reinados están consignados por años, meses e incluso días, lo que da idea de la minuciosidad de sus autores.

Se trata, pues, de un informe burocrático cuyo contenido nada tiene que ver con formulaciones esotéricas o recetas mágicas.

Cuando la versión oficial no funciona
No obstante, la arqueología oficial parece menoscabar la relevancia histórica de este manuscrito, tendiendo a pasar por alto su contenido. La razón de tal olvido probablemente tiene que ver con la incómoda «cara b» del Papiro Real de Turín, ésa que otorga rango de gobernantes carnales a personajes poco o nada materiales, como los mitad humanos mitad divinos Shemsu Hor.

Que la arqueología oficial haya soslayado el Papiro de Turín no debe sorprendernos. En general, los egiptólogos han despreciado sistemáticamente los textos que contravenían sus tesis. Cualquier evidencia que contradijera «su versión» de la historia de Egipto, ha acabado siendo desprestigiada. Y no sólo ha ocurrido con papiros o grabados.

Cuando un investigador ha puesto en duda esa «versión oficial», inmediatamente se le ha excluido del establishment académico, por mucho que sus propuestas tuvieran el aval de documentos fidedignos o estudios científicos rigurosos.

De ese modo, ocurre que los nombres de Robert Schoch, John Anthony West, Robert Bauval, Graham Hancock y tantos otros, suelen ir acompañados de apostillas como «arqueología alternativa», «pseudociencia», etc. A la arqueología ortodoxa le irritan estos investigadores de mente abierta, que no comulgan con los dogmas que venden Mark Lehner y compañía.

El caso de Lehner resulta especialmente sangrante, pues él mismo, siendo un joven seguidor de Edgar Cayce, no parecía hacerle ascos a la idea de que la civilización egipcia estuviese conectada con la mismísima Atlántida… Dicho sea con el mayor de los respetos hacia el trabajo de este, sin duda, eminente egiptólogo.

Si nos lo permiten, existe un gran problema con Lehner y demás arqueólogos que han investigado o investigan el Antiguo Egipto. Y no se trata de una cuestión menor, pues tiene que ver con el concepto fundacional de la egiptología.

A grandes rasgos, la egiptología es una disciplina moderna, que integra otras ciencias de la antigüedad como la arqueología, la papirología, la epigrafía, etc.

Sin embargo, hasta hace muy poco, la generalidad de los egiptólogos rechazaban que el diseño y emplazamiento de las pirámides y templos a lo largo del Nilo tuvieran que ver con la posición de los cuerpos celestes en la época en que fueron erigidos.

De hecho, todavía encontramos a egiptólogos que refutan esta visión arqueoastronómica de los monumentos egipcios. Que se lo pregunten a Robert Bauval…

Pero este error de enfoque de la egiptología nace, en nuestra opinión, mucho antes. Veamos, ¿cómo puede una disciplina basada en el método científico dilucidar el misterio de una cultura tan profundamente esotérica como la del Antiguo Egipto?

¿Cómo puede un egiptólogo enfrentarse al enigma de que seres mitad humanos mitad divinos construyeron la Gran Esfinge? En cuanto a lo primero, está claro que el esoterismo escapa al análisis materialista científico.

Y en lo que respecta a lo segundo, plantear que entidades no humanas gobernaron en la práctica a seres humanos sería un disparate desde la perspectiva científica.

No obstante, sin las ataduras de los dogmas, hagamos un esfuerzo por ubicar en la historia de Egipto a los Compañeros de Horus.
Ya hemos mencionado que el Papiro de Turín sitúa a los Shemsu Hor inmediatamente antes de la primera dinastía faraónica, la comenzada por Menes o Narmer. Pues bien, la egiptología aceptó que la cronología establecida por el papiro es correcta, pero sólo de Narmer en adelante. Lo anterior, en cambio, no era «historia», sino «mitología». Así, el Canon Real es histórico sólo hasta donde les conviene a los egiptólogos. El resto, lo que no pueden confirmar —ni aceptar desde su lógica—, es legendario… Pero, ¿y si no fuera así? ¿Y si todo lo que se cuenta en este papiro fuera cierto?
De las cavernas a la Gran Esfinge
En este caso, tendríamos que, hace alrededor de 12.000 años, Egipto fue gobernado por unas entidades híbridas dotadas de avanzados conocimientos, tantos como para haber diseñado la Gran Esfinge de Guiza y realizado quién sabe cuántas otras proezas arquitectónicas o tecnológicas.
Paradójicamente, la irrupción de los Shemsu Hor se habría producido en los albores de la civilización en el Valle del Nilo, si hacemos caso de la historia aceptada sobre la evolución humana. Así, hace 12.000 años, justo cuando declinaba la última glaciación, la temperatura subió gradualmente en el norte de África —Delta del Nilo incluido—, región que comenzó a recibir importantes precipitaciones que, más tarde, dieron paso a la formación de pastizales con cereales silvestres que atrajeron a gran variedad de animales y éstos, a su vez, a grupos humanos de cazadores-recolectores. Claro está que este complicado proceso no se produjo de la noche a la mañana, sino que duró milenios, estableciéndose el Neolítico egipcio tan «tarde» como hace 6.000 años…
Obviamente, esta última cronología de los hechos no «funciona» con la datación de la Gran Esfinge propuesta por Bauval —alrededor del 10500 a.C.—, ni mucho menos con la que sugieren los geólogos ucranianos Vjacheslav I. Manichev y Alexander G. Parkhomenko, según los cuales el monumento ya estaba en Guiza hace ¡800.000 años! (Leer más AQUÍ).
Por otra parte, si aceptamos las divisiones de la historia de la humanidad para el Antiguo Egipto y situamos a los habitantes de esta región en la Edad de Piedra (IV milenio a.C.), ¿cómo es posible que estos hombres y mujeres recién salidos de las cavernas fueran capaces de construir algo ni remotamente parecido a la Gran Esfinge de Guiza?
Algo nos dice que la cronología sobre la historia de la humanidad está equivocada. Eso o antes que la nuestra existió otra «humanidad», una especie de «civilización madre» altamente evolucionada desde el punto de vista tecnológico y probablemente espiritual.
En el primero de los casos, Heródoto (siglo V a.C.) —a menudo considerado «padre de la Historia»— recogía por boca de los sacerdotes de Tebas una historia de Egipto bien distinta a la que conocemos hoy. Así, el cronista griego se refería a un episodio en el que los sacerdotes tebanos le mostraron 345 estatuas que parecían representar a imponentes dioses. Sin embargo, para sorpresa del historiador, los religiosos apuntaron que no se trataba de dioses, sino que cada coloso simbolizaba cada una de las generaciones de grandes sacerdotes que les precedieron, hasta completar 11.340 años de gobiernos de los hombres. Y subrayaban esto último, «gobiernos de los hombres», para a continuación remarcarle que «antes de estos hombres, los dioses eran quienes reinaban en Egipto, morando y conversando entre los mortales, y teniendo siempre cada uno de ellos un imperio soberano» (Los Nueve Libros de la Historia, Libro II, Cap. CXLIV). Por lo anterior, se infiere que los sacerdotes de Tebas distinguían claramente dos rangos de reyes de Egipto: los humanos, que habían gobernado el país desde hacía 11.340 años y los dioses, que no sólo gobernaron físicamente Egipto durante un periodo igual o mayor, sino que lo hicieron mezclándose con aparente naturalidad entre los habitantes del País del Nilo.
Por su parte, Manetón (siglo III a.C.), sacerdote e historiador egipcio que vivió durante los reinados de Ptolomeo I y Ptolomeo II, también se refería a estos dioses y semidioses gobernantes en su obraAegyptíaka, una especie de cronología que confeccionó a partir de las Listas Reales que le facilitaron los sacerdotes de otros templos.
Diseño estelar
En la misma, Manetón establecía cuatro dinastías anteriores a Menes (dos de dioses, una de semidioses y una cuarta de transición), adjudicando el origen de la civilización egipcia al gobierno de 7 grandes divinidades —Ptah, Ra, Shu, Geb, Osiris, Seth y Horus—, que permanecieron en el poder durante 12.300 años. A continuación, gobernó una segunda dinastía encabezada por el primer Toth e integrada por 12 «faraones» divinos (1.570 años de gobierno), tras los cuales ascendieron al poder 30 semidioses —generalmente identificados con los Shemsu Hor y simbolizados por halcones—, que gobernaron el país durante 6.000 años. Tras éstos, siempre según Manetón, se produjo un periodo de caos, hasta que, finalmente, Menes encauzó la situación y logró la unificación de Egipto.
Obviamente, la egiptología ortodoxa incluye estas cronologías en la categoría de los mitos, no en la de los sucesos históricos comprobables. Al fin y al cabo, las fuentes que nos ofrecen información sobre los Shemsu Hor son ciertamente escasas. Claro que también podemos extraer información sobre los Compañeros de Horus —y sobre los dioses que gobernaron Egipto— de las obras que nos legaron estos misteriosos personajes, construcciones que, en todos los casos, se erigieron siguiendo un «plan estelar», como ha quedado atestiguado por los estudios arqueoastronómicos de estos monumentos.
De confirmarse la datación extrema de la Gran Esfinge o, cuanto menos, la propuesta por Bauval, los arquitectos de estas imponentes maravillas sin duda tendrían más de «celestes» que de humanos.

Nuevos documentos desclasificados sobre la barbarie en Argentina

http://www.rebelion.org/

Los primeros documentos desclasificados anunciados en marzo de este año por el presidente Obama en su última visita a Argentina, comienzan a ver la luz.
Por supuesto que las primeras mil páginas se refieren al período que va de 1977 a 1980, es decir, aquellos documentos producidos mayormente durante la presidentica de Jimmy Carter, el presidente estadunidense más humanitario, menos agresivo y menos hipócrita del período de las dictaduras latinoamericanas.
En Argentina se llamó “Guerra Sucia”, como si los 25.000 torturados y desaparecidos hubiesen integrado una facción armada.
El nombre correcto es “Terrorismo de Estado”, que es la peor forma de terrorismo, si consideramos que su objetivo es la manipulación moral e ideológica de todo un país, y que en dicho caso las víctimas directas no tienen opción alguna de acudir ni a la policía ni a ningún tribunal del Estado, no tienen opción alguna ni de protección ni de reparo por las acciones criminales perpetradas con todo los recursos bélicos, económicos e institucionales financiados compulsivamente por una sociedad, ni tienen opción siquiera de reparo moral a través de la verdad, ya que no de la justicia.
La idea de “Guerra sucia” o teoría de “Los dos demonios” se basó en el argumento de que los golpes militares (salvadores de la patria, la libertad y la democracia y los derechos humanos), fueron provocados por los actos terroristas de grupos armados como los Montoneros, por lo cual, bajo dicho argumento, no se entiende cómo en Estados Unidos no se apoyó un golpe de Estado luego del bombardeo de Oklahoma en 1995 por parte de un grupo de fanáticos de extrema derecha en el cual perecieron 168 personas. Por mencionar un solo caso.
La eterna excusa que aún se repite hoy ignora absolutamente todos los golpes de Estados que se llevaron a cabo en América latina desde generaciones anteriores.
En los golpes de última generación, como el de Guatemala en 1954, se comenzó a usar la nueva excusa, por entonces, de “la amenaza comunista”, cuando ha quedado harto probado por documentos desclasificados durante los años 90, que la motivación fueron los meros intereses económicos de la United Fruit Company y el miedo al mal precedente de que un presidente democrático intentara devolver su país a sus ciudadanos. Y un largo etcétera.
El más infantil de los argumentos en favor de los golpes militares todavía reza, con voz reumática y mirada senil, “yo sé lo que digo porque lo viví”, como si haber vivido en una sociedad fuese suficiente para saber lo que estaba ocurriendo en ella; como si dos personas que vivieron los mismos hechos no fueran capaces de entender esos hechos de forma radicalmente diferente.
En las primeras mil páginas de los últimos documentos desclasificados se pueden leer los informes de Robert Pastor, miembro del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos de la época, según el cual en la Argentina de 1978 habían 15.000 desaparecidos y continuaban desapareciendo a un ritmo de 40 por mes, al tiempo que el devoto hombre de fe y padre de familia, el General Rafael Videla, aseguraba que en el país no quedaban más de 400 terroristas aunque desconocía el paradero de los desaparecidos, porque por algo eran “desaparecidos”.
Excepto en algunos casos. Según el gobierno argentino, de las 3.500 personas que continuaban en prisión en 1977, para complacer al gobierno de Estados Unidos se estaban estudiando los casos de Jacobo Timerman, Guillermo Vogler y la familia Deutch. Según el congresista por California Waxman, “Deutch no es un hombre político, pero es judío” (Memorando de David Aaron del 6 de setiembre de 1977).
El 11 de octubre, y de regreso de Washington, el presidente Videla responde a las alegaciones de secuestro de la familia Deutch informando que tanto Daniel Deutch como su esposa habían abandonado el país, los acusa de ser miembros del Partido Comunista Revolucionario y acusa a su padre, Alejandro, de haber encubierto a sus hijos, por lo cual se encontraba en interrogatorios, es decir, en sesiones de tortura.
Pero hubo casos menos atendidos y más crueles. Miles, varios miles.
Dentro de la mayoría de páginas desclasificadas, muchas de ellas casi ilegibles, se pueden leer brutales testimonios mientras predomina la visión de la comisión de Derechos Humanos de Estados Unidos que, con la llegada de Jimmy Carter a la presidencia, tuvo un giro significativo, lo que confirma las conversaciones que de niño escuchaba en la granja de mi abuelo en Uruguay durante la dictadura que (al igual de las conversaciones sobre los detenidos arrojados al mar en los vuelos de la muerte) sólo se explica por el trafico subterráneo de información que por entonces tenía lugar: el recorte (en el caso de Argentina) y la eliminación (en el caso de Uruguay) de la ayuda militar por parte de Estados Unidos y en consideración a la violación de los derechos humanos de las dictaduras del sur.
En otros casos, la compra de cueros y zapatos de Uruguay había sido condicionado a las mejoras en la situación de los disidentes detenidos.
Por entonces ocurrió lo que ya sabemos: los gobiernos del cono sur intentaron aliarse contra las nuevas medidas de Carter (a algunos militares torturadores como Nino Gavazzo se les negó visa de entrada en base a informes que indicaban intenciones de emular casos como el atentado con bomba que le costó la vida a Orlando Letelier en Washington) pero, como lo indican los informes, la desconfianza y el rechazo mutuo entre los mismos gobiernos de la región no hicieron efectivo el propósito.
Sin embargo, tampoco el gobierno de Carter era un monolito. El célebre Henry Kissinger continuó ejerciendo sus ya conocidas tácticas criminales. En un memorando secreto a Zbigniew Brezezinski fechado el 11 de julio de 1978, Robert Pastor informaba sobre la visita de Kissinger a la Argentina con motivo de la Copa Mundial de Futbol.
“Sus palabras de aprecio por los logros del gobierno en su lucha contra el terrorismo fueron música en sus oídos, lo que habían estado esperando por mucho tiempo”. Luego: “sus declaraciones sobre la amenaza soviético-cubana me parecieron desactualizadas, con un retraso de quince o veinte años”.
 “Lo que me preocupa es el deseo de atacar las nuevas políticas de la administración Carter sobre los derechos Humanos en América Latina. Por otra parte, no queremos una discusión pública sobre esto, sobre todo porque necesitamos su ayuda para el SALT” (parece referirse al tratado para limitar el uso de armas nucleares).
Un año después, el 5 de marzo de 1979 Pastor consideraba la situación de los derechos humanos en Argentina como “la peor del hemisferio”, con “el 90 por ciento de los prisioneros políticos torturados o ejecutados” con un promedio de 55 desaparecidos por mes”, aunque el “Ministro del Interior argentino insiste que son solo 40 por mes” y los vínculos con la izquierda de desaparecidos son “cada vez más vagos” y “a pesar de que según los Servicios de Seguridad Federal de Argentina hay sólo 400 terroristas en 1978 y Videla ha declarado que la guerra se terminó”.
Seguidamente Robert Pastor le pide a Brezezinski que trate de preguntarle a Kissinger si no le importaría el hecho de que un miembro de su staff (“yo mismo”) pudiese cuestionar los objetivos de su viaje a Argentina. Más adelante, con cierta ambigüedad o con una fuerte dosis de ingenuidad, Pastor concluye:
 “Eso podría darme un indicio sobre si a él realmente le interesa algo sobre nuestras políticas de derechos humanos para promover una campaña y darle alguna información sobre la efectividad de nuestra política de derechos humanos para América Latina”.
Los documentos desclasificados abundan en menudencias como la costumbre de las fiestas, los conciertos y las cenas de rigor a los que estaban expuestos los diplomáticos en Argentina; la reunión de Kissinger con Jorge Luis Borges y unas horas después con Martínez de Hoz.
En fin, sólo nuevos detalles de una realidad que aquellos que insisten en la fórmula “yo sé lo que digo porque lo viví” continúan negando. Porque no lo vivieron todo. Ni siquiera lo vieron todo, como el personaje del cuento El Aleph, de Borges.

Microsoft incluye por «error» una «llave maestra» que permite invadir cualquier computadora

http://adictamente.blogspot.com.es/2016/08/microsoft-incluye-por-error-una-llave.html

Durante los últimos años ha habido mucha polémica sobre las puertas traseras (o backdoors) instalados tanto a nivel de hardware como a nivel de software en los dispositivos que utilizamos a diario. Uno de los casos más sonados fue el del FBI, insistiendo a Apple para que le diera acceso a una puerta trasera en los iPhone para acceder al teléfono del suicida de San Bernardino, negándose Apple con rotundidad.

Intel también parece hacer algo similar en sus procesadores, y a quien se le ha ido la mano con este sistema ha sido a Microsoft. Según han descubierto dos investigadores de seguridad bajo los pseudónimos de MY123 y Slipstream, Microsoft tiene una llave maestra para el sistema de arranque seguro (o Secure Boot), el cual está pensado para evitar la instalación de bootkits (malware que se ejecuta antes del inicio del sistema) y proteger a los dispositivos cuando estos inician Windows.

Este sistema está desarrollado conjuntamente por Microsoft y los fabricantes de la industria del PC, y todos los fabricantes de placas base lo incluyen en el UEFI, de ahí que hacer que este sistema sea seguro es de vital importancia.

El fallo ha sido descubierto a raíz de la última actualización de Windows 10, la Anniversary Update (Windows 10 v1607 Redstone). Esta actualización añade unas ‘políticas adicionales’ al arranque seguro. El problema surge a raíz de que estas ‘políticas adicionales’ se pueden utilizar para desactivar el arranque seguro, el cual comprueba si los archivos que se ejecutan al iniciar el ordenador están cifrados bajo la firma de Microsoft.

A partir de ahí, los atacantes podían cambiar el arranque seguro a un modo de pruebas, que permitía a cualquiera que tuviera acceso físico a un ordenador cargar cualquier binario sin firmar, pudiendo tomar el control de la secuencia de arranque e introducir malware antes de que cargue el sistema operativo.

Dejado en la versión final por error

Este sistema fue dejado por error, ya que es utilizado normalmente por los desarrolladores para probar drivers sin firmar y desarrollarlos para Windows. Este sistema se hizo público en la red, permitiendo a cualquiera acceder al arranque seguro. Microsoft lanzó un parche bajo el código de MS16-096 (CVE-2016-3287), pero no arreglaba del todo el problema. Posteriormente, lanzó el parche MS16-100 (CVE-2016-3320), que en principio debería arreglarlo definitivamente.

Una puerta trasera ideal para el FBI
Este sistema hace las veces de una ‘llave maestra’ que permite acceder a cualquier parte del sistema, lo cual es el sueño del FBI. Tener acceso a cualquier ordenador inadvertidamente es algo que tanto el FBI como cualquier atacante desea tener. Lo ocurrido con el arranque seguro es un claro ejemplo de que introducir este tipo de puertas traseras no es una buena idea, porque si acaban estando disponibles en la red, el resultado puede ser terrible.