Archivo por días: octubre 28, 2016

Los septenios, la biografía humana desde un punto de vista espiritual.

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En una biografía, el desarrollo de los septenios guarda estrecha relación con la transformación de los cuerpos constitutivos del hombre. De esta manera, estas transformaciones darán origen a las sucesivas etapas biográficas o septenios. Recordemos que la Antroposofía es una cosmovisión del hombre, la cual nos permite conocer cada uno de los cuerpos que lo conforman. Estos cuerpos son:

Ø Cuerpo físico, es lo que visible y conocido.

Ø Cuerpo etérico o vital, impregna el cuerpo físico y le da vida.

Ø Cuerpo astral o cuerpo de sensaciones, que permite que el hombre sienta.

Ø Yo o individualidad, aquello que nos hace inéditos y distintos a todos.

Sobre estos cuatro cuerpos se desarrollan los septenios o la biografía humana.

Clasificación de los septenios

Básicamente, podemos hacer una triestructuración:

Septenios del cuerpo: Del nacimiento hasta los 21 años

Septenios del alma: Desde los 21 años hasta los 42 años

Septenios del espíritu: Desde los 42 años hasta los 63 años

Las posibles clasificaciones de las distintas edades de la vida son muchas: en decenios, en septenios; la diferencia radica que, en la Antroposofía, estos tiempos no están dados arbitrariamente. El tiempo, que demoran los miembros esenciales en hacer su metamorfosis, es lo que determina esta clasificación en septenios. Aproximadamente, cada siete años se produce la transformación de cada uno de los cuerpos que componen al hombre. Así como los chinos dicen: “Aprender, luchar y ser sabio”; en Antroposofía, se habla de:

Ø maduración física,

Ø maduración anímica y

Ø maduración espiritual.

Esto quiere decir que se emplean veintiún años en consolidar la estructura del cuerpo físico. Los primeros tres septenios se llaman septenios del cuerpo, durante los cuales se producen la mayor cantidad de cambios y dan la fisonomía correspondiente a esta etapa. Desde la perspectiva de la organización del cuerpo, del crecimiento de los órganos, hasta los veintiún años, podemos decir que:

Primer Septenio – Desde el nacimiento a 7 años – Cuerpo Físico

Septenios del Cuerpo – Segundo Septenio – Desde 7 años hasta 14 años – Cuerpo Etérico

Tercer Septenio – Desde 14 años hasta 21 años – Cuerpo Astral

Alrededor de esta edad, el cuerpo deja ya de crecer y comienza una transformación de lo que llamamos el alma, el mundo interior. A los 21 años, se produce el nacimiento del Yo y el cuerpo astral es donde se expresa el Yo. Un niño recién nacido no tiene conciencia, tiene conciencia cósmica. El Yo no está totalmente presente; a medida que el niño crece, el Yo se acerca cada vez más. El septenio central, que transcurre entre los 28 y los 35 años, es el período donde el Yo está más cerca de la organización física, período denominado alma racional. Aquí, el Yo se refleja con mayor fuerza en la personalidad. La persona privilegia el pensamiento y trae, también, el reflejo de la individualidad; puede ser el momento de mayor orgullo, de máxima ambición y soberbia. En el septenio de la maduración física, desde el nacimiento a los 21 años, el individuo conoce o empieza a conocer la vida; en el septenio de la maduración anímica, de 21 a 42 años, el individuo acepta la vida y, en el tercer ciclo, el septenio de la maduración espiritual, de 42 a 63 años, recapitula sobre lo vivido. Teóricamente, esto es lo que va sucediendo, cuando no hay alteraciones en los procesos.

Septenios del Cuerpo.

Primer septenio, desde el nacimiento hasta los 7 años.

Cuando es concebido, el hombre como embrión, aún no está organizado, no está constituido por los cuatro cuerpos. En el seno materno, ya es físicamente visible; esto es posible gracias a la ecografía. La madre aporta vitalidad y, a medida que se alimenta, forma sustancia viviente. Esto es un milagro, nadie puede hacerlo como quiere y, así, decimos que la vida no es nuestra sino que recibimos vida. Tanto el embrión como el niño recién nacido no tienen conciencia; el recién nacido no sabe quién es. En el nacimiento, el hombre no sólo es muy parecido a un animalito sino que es mucho más débil que cualquiera de los animales de la creación.

Los estudios nos muestran que, desde el momento del nacimiento hasta la manifestación del Yo, el hombre podría funcionar como un animal porque posee sólo tres cuerpos: cuerpo físico, cuerpo etérico y cuerpo astral. Físicamente, el Yo demora más o menos un año en manifestarse. El hombre sostiene su cabeza a los tres meses; se sienta, a los seis meses; se pone de pie, a los nueve meses y camina, a los doce meses; ésta es la influencia del Yo. Poder caminar significa que la columna vertebral del hombre se yergue como consecuencia de la acción del Yo. Merced a su propio Yo, el hombre puede erguirse y comenzar el trabajo de sostenerse. Como hemos visto, los cuerpos constitutivos del ser humano no están totalmente formados ni están todos presentes en el momento del nacimiento.

Así, describimos la vida de siete en siete años, ya que éste es el tiempo que necesitan los cuerpos para madurar. Por lo tanto, cada siete años se producen crisis que generan cambios importantes. Nuestro primer planteo es determinar qué pasó en los tres primeros septenios y cómo ellos se reflejarán en el resto de nuestras vidas.

Las experiencias por las que atraviesa un ser humano en las primeras etapas de su vida se reflejarán en los últimos años de la misma. Lo importante de este planteamiento es descubrir los procesos de enfermedad o las situaciones problemáticas que surgen, determinar cuáles son sus raíces y tratar de analizar estas cuestiones desde otros puntos de vista, más allá de un enfoque estrictamente psicológico.

Después de nueve meses de embarazo, el niño no está totalmente formado; son necesarios, aproximadamente, treinta y tres meses para hablar de una evolución mínima completa. En ese tiempo culmina la formación del sistema nervioso. Todo lo que es normal para un niño antes de los dos años resulta patológico en el adulto: sus reflejos, la circulación sanguínea; todo esto necesita una transformación. En los primeros siete años, el niño conforma y consolida su cuerpo físico; a partir de ahora, su cuerpo físico está completo. Éste es, además, el septenio durante el cual aparecen las enfermedades infantiles. El niño, al nacer, trae el cuerpo vital de la madre, al cual quemará con las altas temperaturas de las enfermedades infantiles. La fiebre que se manifiesta, en estos primeros años de vida, no tiene nada que ver con la fiebre que se desarrolla en los otros períodos de la vida. Las enfermedades infantiles tienen el propósito de que el niño desarrolle su propio cuerpo vital, a partir de los siete años, abandonando el cuerpo vital donado por su madre. Esto es el principio de su proceso de individualización. Por lo tanto, es importante no interrumpir estas enfermedades cuando aparecen.

Entonces, a los siete años se produce una transformación muy importante: el niño ha completado la formación de sus órganos; la formación de su cuerpo. A partir de ahora, las fuerzas que estaban dedicadas al crecimiento se liberan, transformándose en fuerzas del pensamiento; es decir, las fuerzas vitales que ayudaron al crecimiento formarán la conciencia del niño y, desde este momento, podrá pensar. Por esta razón, es muy importante no interrumpir la evolución física del niño aplicando estas fuerzas del crecimiento al pensar.

Segundo septenio, desde los 7 a los 14 años.

Desde los siete a los catorce años, se desarrolla el septenio del cuerpo vital. Este nuevo nacimiento, invisible para nosotros, está señalado por dos hechos fundamentales:

Ø se completa el proceso de cambio de dientes.

Ø el sistema nervioso ya está conformado.

A partir de los siete años, el niño está más despierto al mundo, ya ha desarrollado su capacidad de aprendizaje y, así, podrá iniciar su vida escolar. Esto es posible porque las fuerzas formadoras del cuerpo vital o cuerpo etérico se liberan de la tarea de configurar órganos y sistemas, correspondientes al cuerpo físico, y se transforman en fuerzas de pensamiento. El cuerpo vital es la base del temperamento, razón por la cual el segundo septenio se caracteriza, también, por la manifestación de los temperamentos. Son cuatro los temperamentos, a saber:

Ø temperamento melancólico, con preponderancia del cuerpo físico, se expresa en el predominio de los órganos de los sentidos, tendiendo a los sabores ácidos.

Ø temperamento flemático, con preponderancia del cuerpo etérico, se expresa en el predominio del sistema glandular, tendiendo a los sabores salados.

Ø temperamento sanguíneo, con preponderancia del cuerpo astral, se expresa en el predominio del sistema nervioso, tendiendo a los sabores dulces.

Ø temperamento colérico, con preponderancia del Yo, se expresa en el predominio del sistema sanguíneo, tendiendo a los sabores amargos.

El temperamento es una cuestión de destino; es decir, el hombre, a lo largo de su biografía, deberá trabajar su temperamento. Cada ser humano tiene, en su interior, los cuatro temperamentos, predominando, en él, uno de ellos. En el suceder de la vida y con el trabajo del Yo, debiera lograrse la armonía de los cuatro temperamentos.

Durante el desarrollo de este septenio, el niño tiene la posibilidad de adquirir hábitos, no sólo los hábitos de comer, dormir, sino también hábitos de conducta, como: no criticar, respetar a los otros, saber perdonar. Por lo tanto, la labor de los educadores, no sólo la de los maestros sino también la de los padres, adquiere fundamental importancia.

Tercer septenio, desde los 14 a los 21 años.

A los catorce años ha terminado la escolaridad primaria y se prepara para ingresar en uno de los septenios más dramáticos que tendrá que vivir: el tercer septenio, que transcurre entre los catorce y los veintiún años. A partir de los catorce años, aparecen las formas corporales características y determinantes de ambos sexos: la menstruación, en las niñas; la aparición del vello; el cambio de voz, en los varones. Algunos hablan de bisexualidad otros de asexualidad; se diría que los sexos se confunden, estableciéndose amistades muy profundas e íntimas entres seres del mismo sexo. Es una etapa durante la cual no hay una clara discriminación sexual. En el embrión, hasta los dos meses de gestación, están los esbozos genitales del hombre y de la mujer; luego, uno de los sexos se atrofia, desarrollándose el restante. Por lo tanto, venimos de un mundo espiritual en el cual no hay diferenciación sexual. Lo sexual aparece después, en el plano físico. Las fuerzas espirituales son las que promueven el funcionamiento glandular con la secreción hormonal, determinando que ese ser, que ha encarnado, sea hombre o mujer. Por consiguiente, un ser humano, por el hecho de ser mujer, segregará hormonas femeninas y su condición femenina guarda una estrecha relación con las experiencias a desarrollar en su vida terrenal. El código genético es el resultado del plan que se trae del mundo espiritual, tiene relación con el Yo, con la individualidad, y no con el cuerpo físico. Es el resultado del destino del ser.

Durante este septenio tan difícil, se desarrolla el cuerpo astral o cuerpo de sensaciones; es decir, el ser humano comienza a tener nuevos sentimientos y sensaciones. Básicamente, comienza el aprendizaje para quererse o para distinguirse a sí mismo. El joven se encuentra inmerso en un mar de sensaciones y, así, frente al mundo, actuará según su gusto o disgusto; es decir, aparecen las polaridades. El joven de esta edad vive el deseo. A partir de los veintiún años, esta situación se modifica porque nos acercamos al nacimiento del Yo.

Septenios del Alma

Desde los 21 hasta los 42 años

A partir de los veintiún años, nos acercamos al nacimiento del Yo. Todo este proceso conduce a separar al joven de la madre. A través de las distintas etapas de la vida del niño, la madre lo siente de diferente manera. La madre percibe al niño y ese estar percibiéndolo es una conexión vital. A los siete años, cuando nace el cuerpo vital del niño, la madre va desconectándose un poco del niño, proceso necesario para su desarrollo y crecimiento. A los catorce años, surge el cuerpo anímico del niño y, a partir de este momento, la madre percibe a su hijo de una manera diferente; hasta puede dudar de si ese ser es verdaderamente su hijo. Esta sensación se acrecienta al llegar a los veintiún años, cuando la madre puede sentir que desconoce totalmente al joven que tiene a su lado. Cuando la madre dice conocer mucho a su hijo; en realidad, sólo conoce al embrión de ese ser, conoce los pasos previos necesarios para que ese ser llegue a ser la individualidad que ahora es con sus veintiún años. A partir de este momento, podremos observar quién es en verdad la persona que comienza a manifestarse, un personaje que la madre aún no conoce. Los padres, como constituyentes del medio que rodea al niño, influyen pero no pueden conocer los impulsos que recién aparecen a los veintiún años. Esto es lo nuevo para cada uno de ellos.

Alrededor de los veintiún años, muchos jóvenes sufren crisis violentas relativas a su propia identidad. Muchos jóvenes sienten que deben liberarse de las imágenes fuertes de su padre o su madre, para lo cual abandonan la casa paterna. En este septenio, la mayoría de las personas inicia su carrera profesional, iniciando una etapa de experimentación, una etapa en la cual se adquieren experiencias de vida. Es una etapa de gran creatividad, de una gran satisfacción por vivir y probar todo aquello que fue aprendido, especialmente, en la fase anterior. El joven está “abierto” hacia su entorno, sus capacidades todavía son ilimitadas y, por lo tanto, todo es posible para él. El desafío que debe enfrentar el joven, en esta etapa de su vida, es tratar de alcanzar el equilibrio interno, su seguridad interna, independientemente del medio que lo rodea.

Estos son los tres septenios centrales de la Biografía Humana, aquellos que corresponden a la conformación del alma. Pueden ser descritos como los septenios de la vida anímica ya que, desde los veintiún años, el Yo se hace presente plenamente en la vida de nuestras sensaciones. El alma es nuestro mundo interno al cual sólo nosotros tenemos acceso. Existen tres niveles en la conformación del alma que llamaremos

Alma sensible, se desarrolla entre los veintiún y los veintiocho años;

Alma racional, se desarrolla entre los veintiocho y los treinta y cinco años;

Alma consciente, se desarrolla entre los treinta y cinco y los cuarenta y dos años.

Durante el septenio del alma sensible el ser humano comenzará a controlar su vida anímica; es el momento del autodominio. Aquellos juicios impregnados de simpatía o antipatía son tomados con mayor seguridad. El Yo aún no se constituyó en el centro del alma, pero el individuo quiere saber cómo son realmente las cosas, quiere aprender a conocer la vida y el mundo. Busca con empeño una posición en la vida, afirmarse en su trabajo o en su profesión, compartir sus días con alguien y, también, formar una familia. El joven percibe en sí una gran creatividad y satisfacción de vivir.

El septenio del alma racional es el centro de la biografía y durante el cual el pensar actúa de manera más intensa. Lentamente, el Yo se emancipa del alma, ha disminuido la violencia de los deseos y de los impulsos. Por lo general, el individuo se torna escéptico y le es muy difícil acceder a un pensar que no sea científico – racional. Modifica su relación con los otros, ya que terminada la juventud la vida se torna más seria.

Durante el septenio del alma consciente se desarrolla la autoconfianza, lo cual demanda un trabajo de la voluntad. Con este septenio culmina el proceso de maduración del alma humana. A partir de este momento, el individuo siente la exigencia de ser él mismo; no es ya el simple hecho de hacer y lograr lo correcto sino de hacer y lograr aquello que tenga valor. En el plano físico suele producirse una disminución de la vitalidad y de la capacidad de trabajo; inconvenientes que pueden superarse con el aumento de la autoexigencia, lo cual tendrá un costo en el futuro. Es una etapa en la cual aparece frecuentemente la sensación de vacío; vacío que predispone al encuentro consigo mismo. Es un período de aceptación de sí mismo y de los otros, constituyendo un verdadero ejercicio para lograr la autoconfianza.

Septenios del Espíritu.

De los 42 a los 63 años.

Existen cinco cualidades que se manifiestan en una evolución sana de un proceso biográfico de madurez, ancianidad y muerte.

Estas son: unicidad, desapego, amor al prójimo, agradecimiento y perdón. La sensación de unicidad ocupa el centro del alma del hombre y de allí se desprenden las otras cuatro características.

La idea de que la unicidad ocupa el centro del alma ha surgido al observar que, cuando la persona llega a experimentarla, las otras cualidades pueden ser alcanzadas sin dificultad. Ocupar el centro significa que la persona se siente ubicada allí reiteradamente y hace de esto un aspecto central de su vida. Al hablar de la sensación de unicidad nos referimos a esa especial sensación de unidad con el Todo.

Pero, ¿qué es el Todo? En realidad, no hay conceptos que puedan definirlo, ya que en el caso de lograrlo, lo definido dejaría de serlo; simplemente, el Todo Es. Las personas, que han hecho abandono de su cuerpo físico en una situación de extremo riesgo, como un accidente o una operación quirúrgica, describen la sensación de unicidad como la sensación de no poseer un cuerpo y, a la vez, de sentirse parte del Universo. El cuerpo es el Cosmos mismo y la sensación de unicidad se manifiesta con la esencia de las cosas y no con las cosas en sí. Las cosas del mundo físico se vivencian como una consolidación material de aquella esencia. Sin embargo, no es una fusión cósmica con pérdida de conciencia; siempre existe la conciencia de sí mismo participando y gozando de esta experiencia inédita. Cuando la experiencia cesa y se retorna al cuerpo, por lo general, se duda de lo vivido, ya que el imperio de los sentidos y nuestro condicionamiento cultural no dejan resquicios para experiencias suprasensibles. Pero lo más valioso de estas experiencias es el cambio de vida de quienes las han vivido y su necesidad de conocimiento acerca de los mundos espirituales.

Existe otra forma de acercarse a esta sensación de unicidad y es la que verdaderamente interesa en todo proceso biográfico. No se manifiesta bruscamente y no posee ni la fuerza ni la intensidad de las experiencias relatadas por las personas que atravesaron por dichas situaciones de extremo riesgo. Es un proceso que se instala lentamente, a partir de la cuarta década de la vida, debiendo ser cultivado cuidadosamente. En este caso, si la persona abre sus sentidos a esta nueva sensación de unicidad, decidiéndose a profundizarla conscientemente, se habrá iniciado el verdadero camino del principiante que aspira a la fraternidad y unidad en el camino espiritual.

Para este proceso son de gran ayuda la meditación diaria y la observación constante de sí mismo.

De esta manera, es posible romper con la esclavitud de la conciencia de vigilia y apreciar la causalidad. Al tomar conciencia de esta causalidad, que obra en nuestra existencia, nos preparamos para abordar el concepto de karma.

Sólo así, la vida adquiere sentido como escuela y cada tropiezo será bienvenido por el mensaje que encierra.

Todo hecho deberá relacionarse con la causalidad y el orden universal y, así, la persona logrará instalarse, poco a poco, en la sensación de unicidad emergente.

Más aún, todo conocimiento adquirido debe apuntar a la unión con el Todo y aquel conocimiento antiguo deberá ser reformulado en relación con la Totalidad.

Cuando este estado de unicidad ocupa el centro del alma se percibe una agradable sensación de paz y un germinar de sentimientos serenos de amor y fraternidad universal. Estas sensaciones de unidad y de paz interior suelen despertar el desapego.

¿Qué es el desapego? Es un cambio de valores. Es la transformación de valores materiales en valores espirituales. Es un valor que está en el centro, equidistando entre la posesión y la indiferencia.

El verdadero despego produce una sensación de paz y esta misma sensación lo incentiva. La actitud de desapego estimula en la persona la alegría de descubrir que necesita cada vez menos para estar cada vez mejor.

Desapegarse no significa no tener, significa no depender de lo que se tiene.

Los valores materiales susceptibles de ser trabajados internamente como actitud de desapego abarcan todos los objetos físicos que nos rodean, desde los más insignificantes hasta los más grandes. Mucho más difíciles de ser abandonados son los valores anímicos, porque son más sutiles y están menos expuestos al campo iluminado de nuestra conciencia; por ejemplo, los roles que ejercemos diariamente, el prestigio alcanzado o el manejo del poder.

Las razones espirituales del desapego son casi obvias: la conciencia superior sabe de lo efímero de la existencia física; basta elevarse a otro nivel de conciencia para que el desapego del mundo físico se constituya en un hecho lógico y necesario.

Desde el punto de vista de la conciencia de vigilia u objetiva, hay un solo acontecimiento en la vida que no resiste la menor objeción por parte de la razón, esto es la muerte del cuerpo físico. Es muy comprensible, entonces, que a partir de la segunda mitad de la vida esta tremenda verdad humana cobre fuerza inconscientemente en el alma.

Todo desapego del mundo de los sentidos, antes de enfrentar la muerte física, facilitará enormemente el tránsito hacia el otro plano de conciencia y permitirá, en futuras encarnaciones, disfrutar serenamente del proceso tan temido.

La sensación de unicidad y la actitud de desapego confluyen en un sentimiento muy elevado: el amor al prójimo.

El amor al prójimo se cultiva y crece. Es un largo camino que parte del egoísmo para llegar al altruismo, al otro. Desde un punto de vista es un proceso que, por un lado, recibe aportes de la unicidad y del desapego y, por otro lado, del agradecimiento y del perdón. Es una sensación que se instala en nuestro Ser y se manifiesta como sensibilidad ante la necesidad ajena. Cuando esta sensibilidad se expande en el alma, se expresa en el mundo como acto de generosidad. La sensación de amor al prójimo siempre despierta un sentimiento de sana alegría, un verdadero bálsamo anímico-espiritual.

¿Y qué podemos decir del agradecimiento y del perdón? El agradecimiento es una sensación muy poco cultivada en el alma humana. El agradecimiento nace de los hechos más insignificantes, como respirar, caminar conscientemente, oír el canto de un pájaro, presenciar una puesta de sol, recostarse sobre el tronco de un árbol o acariciar a un animalito. Todo esto despierta un sentimiento de amor y fraternidad universal que incentiva el amor al prójimo, pudiendo trascenderse lo humano para llegar a lo divino.

El perdón provoca una sensación de benevolencia. Si analizamos el vocablo en detalle nos encontramos que la palabra perdón se compone de una preposición inseparable: per, que refuerza su significado y de un verbo que tiene una profunda significación en sí mismo como acción de desprendimiento y entrega, donar. Sin embargo, en el mismo vocablo permanece en silencio otro significado el de don. El sentido de la donación es el de la dádiva u ofrenda, como así también es una cualidad del ser humano.

Por lo tanto, el perdón es una verdadera cualidad del hombre que le permite desprenderse tanto de objetos materiales como del orgullo personal; desapego, para ofrecer una dádiva; amor al prójimo, que estimula en el espíritu la sensación de agradecimiento que lo une con el Todo, unicidad.

Aquí hablamos del perdón como una actitud del alma en relación con el mundo; una actitud libre que, en cada momento, podemos elegir asumir o rechazar.

La actitud interior de perdonar encierra un doble aspecto: anímico y espiritual. En el aspecto anímico produce un alivio y una liberación, es un desprenderse de algo que a su vez nos mantenía atrapados y esclavizados.

Nos desprendemos de sentimientos tales como odio, humillación, dolor.

En el aspecto espiritual, el trabajo consciente del perdón nos abre las puertas del aprendizaje, nos torna flexibles y compresivos con respecto a la naturaleza humana.

Es un excelente instrumento para cincelar aspectos oscuros del alma y nos abre el camino a la indulgencia y la compasión. La compasión se apoya en la humildad y es el profundo sentimiento de amor hacia el semejante, sin guardar relación con el sentimiento de lástima.

Saber que el otro es nuestro espejo, que los mismos errores que hoy criticamos fueron nuestras equivocaciones ayer, que en nuestro corazón y en el de nuestros semejantes brilla la misma luz, es suficiente para que se agigante el sentimiento de unicidad y amor al prójimo.

Por estos motivos, los tres septenios de Espíritu constituyen, en cada encarnación, la oportunidad de que el Yo evolucione un poco más para acercarse a sus verdaderas metas espirituales.

Antroposofía. Septenios: la biografía humana

7 preguntas que te pueden cambiar la vida

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A veces no encontramos las respuestas, porque no sabemos cómo formular las preguntas. Nos embarcamos en la aventura de diseñar grandes interrogantes sobre temas generales y profundos, pero al final no llegamos a ninguna parte. Preguntar, por ejemplo, “¿Qué sentido tiene mi vida?” puede ser una buena forma de perdernos aún más.

Las grandes preguntas conducen a grandes respuestas. Pero hay una diferencia entre “grandes preguntas” y “preguntas imprecisas”. Estas últimas se vuelven más que difíciles de responder porque involucran demasiadas variables al mismo tiempo y carecen de límites que las acoten.

Por eso, lograr formular correctamente la pregunta es ya una manera de adelantar la respuesta.Enseguida te vamos a presentar 7 interrogantes diseñados para que evalúes la forma en la que vives y definas si estás en el rumbo correcto, o si es hora de hacer un alto para dar un giro en la dirección que caminas. No se trata de un examen, así que tómate tu tiempo para contestarlas.

1. ¿Qué cambiarías en tu vida si te dijeran que vas a morir dentro de 10 años? ¡Una gran pregunta!

Las experiencias cercanas a la muerte cambian la vida de muchas personas. Esto no es gratuito. Por lo general, vivimos como si fuéramos eternos. Eliminamos por completo la idea de la muerte, pese a que es lo único totalmente cierto que hay en nuestro porvenir.

mujer con tres ojos pregunta

Al recordar que todo terminará, emergen con mayor nitidez todas las cosas que son realmente importantes para nosotros. Por eso, si te atreves a contestar a esta pregunta con total sinceridad, podrás trazar una nueva jerarquía de prioridades que te haga más feliz.

2. ¿Qué consejo le darías a un niño recién nacido?

Piensa esta pregunta muy bien antes de contestar. En esa respuesta va a quedar condensado mucho de lo que has aprendido desde que tu corazón comenzó a latir. Va a ser como una conclusión de tus experiencias y de lo que has conseguido con ellas.

Lo interesante es que después de diseñar tu “cápsula de sabiduría”, lo que debes hacer es ser coherente con ese consejo que tú le darías a ese recién nacido imaginario. ¿Ya lo practicas o deberías comenzar a hacerlo?

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El lobby negacionista de la contaminación electromagnética queda con el culo al aire

La Defensora del Pueblo de la Unión Europea ha reconocido un grave conflicto de interés de empresas de telecomunicaciones que consiguió evitar la prevención y el reconocimiento de laelectrosensibilidad, el síndrome relacionado con la contaminación electromagnética. El lobby negacionista de este problema de salud pública al descubierto.

Las irregularidades se produjeron en el Comité Económico y Social Europeo (CESE), un órgano consultivo de la UE que a comienzos de 2015 hubo de votar la aprobación de un dictamen sobre la exposición a campos electromagnéticos (los creados por toda fuente eléctrica o de comunicaciones inalámbricas) y la electrosensibilidad.

La historia es la siguiente. La Sección de Transportes, Energía, Infraestructuras y Sociedad de la Información (TEN), perteneciente al citado CESE, había elaborado un dictamen que recomendaba a los gobiernos europeos paliar la grave situación de marginación y precariedad en la que viven las personas afectadas por la contaminación electromagnética.electrosensibilidad

Una comisión de estudio sobre el llamadoSíndrome de Electro Hipersensibilidad (EHS) contrastó todas las pruebas científicas y reconoció entre ellas las que muestran efectos de los campos electromagnéticos en las personas electrohipersensibles.

El informe reconocía el incremento de laprevalencia de la EHS, así como los problemas que acarrea, en todos los órdenes -laboral, social y familiar- a quienes padecen el síndrome y enmarca la enfermedad como síndrome ambiental ligado a la exposición a los campos electromagnéticos.

Y en eso que apareció un contradictamen. Lo presenta un miembro del CESE con numerosos conflictos de interesés, Richard Adams, a menos de 24 horas de la aprobación y sin ningún proceso de estudio previo.

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Las otras violencias del cáncer de mama y la campaña de marketing rosa

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En los últimos años, un entramado de administraciones sanitarias, asociaciones contra alguna enfermedad y empresas promueven campañas “preventivas” para detectar posibles problemas de salud entre la población sana. El complejo médico-industrial abre así nuevos mercados y se autolegitima. Un claro ejemplo es lo que ocurre con las mamografías para detectar el cáncer de mama.

Los mensajes suelen ser paternalistas y no dejan lugar a la reflexión. La demanda de pruebas está inducida. Creada ex profeso para hacer sentir a las mujeres, en este caso, que realizarse estos controles periódicos, las mamografías, es algo “obligatorio”.Cáncer mamografía mama

El complejo médico-industrial puede estar contento, la ecuación a mayor consumo sanitario más salud funciona a la perfección entre la ciudadanía.

Solo que en ocasiones la ecuación resulta errónea. Hay dudas sobre los beneficios reales de la generalización de estos cribados.

Lo que es cierto es que lasadministraciones sanitarias no son neutrales, no ofrecen TODA la información, los pros y contras de dichas pruebas, para que la población pueda decidir con libertad.

A mediados de este mes veíamos desnudarse a la popular cantante Marta Sánchez para
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El terrorífico Rauðskinna: misterioso y legendario tratado islandés de Magia Negra

Portada - Libro de Magia (CC BY 2.0)

El Rauðskinna es un libro legendario, uno de los más terroríficos tratados de magia negra escritos jamás. Era tan oscuro que la mayoría de sus lectores no podían creer que hubiese sido escrito por un obispo cristiano. Su objetivo principal era utilizar la magia para llegar a controlar al mismísimo Satanás.

Conocido también como El Libro del Poder, el Rauðskinna (‘piel roja’ en islandés) tomaba su nombre del color de su cubierta, roja con letras rúnicas de oro. Era un compendio de las más oscuras normas y hechizos conocidos, creados por un hombre que oficialmente profesaba la religión cristiana. Sin embargo, parece que su autor, Gottskalk Nikulausson, anhelaba mucho más en su vida aparte de servir a su religión. ¿Qué pretendía conseguir? ¿Y por qué decidió explorar el mundo de la magia negra, tan opuesto a su cargo eclesiástico de obispo?

El obispo y su Libro Sagrado

Gottskalk Nikulausson nació en el año 1469 en Islandia, y entre 1496 y su muerte el 8 de diciembre de 1520 fue obispo de Hólar.

Había nacido en una familia de arraigada tradición cristiana. Su tío, Olaf Rognvaldsson, fue también obispo, y Gottskalk fue su sucesor. Sin embargo, como pronto veremos, los actos de Gottskalk se alejaban notablemente de los valores que predicaba en su cargo oficial eclesiástico.

Gottskalk tenía una concubina llamada Gurdun, y además dos hijos: Odd Gottskalksson y Gurdun Gottskalksdottir. También mantuvo una relación con otra mujer conocida como Jondsottir, con quien tuvo una hija llamada Kristin.

Los documentos históricos se refieren a él como un hombre manipulador, ambicioso y cruel. Estaba más interesado en mejorar su posición social que en cumplir sus deberes como obispo. Además, empezó a explorar el conocimiento oscuro de la antigua brujería en sus formas más tenebrosas, lo que se convirtió en su mayor obsesión.

Elementos mágicos de la brujería islandesa. (Ben Sisto / CC BY 2.0)

Elementos mágicos de la brujería islandesa. (Ben Sisto / CC BY 2.0)

Como los autores del Libro de las Sombras, dedicado a la brujería, Gottskalk sentía pasión por la magia, e invirtió muchos años en la tarea de escribir el Rauðskinna. El objetivo principal del libro era crear y dominar una magia tan fuerte como para controlar a Satanás. Gottskalk deseaba hacer de Satanás su esclavo para reinar sobre el mundo.

En los últimos años de su vida, Gottskalk era considerado un hombre muy peligroso y poderoso, alguien que conocía la magia negra mejor que cualquier islandés de la época. Cuando murió en el invierno de 1520, el Rauðskinna fue enterrado con él, llevándose así consigo sus secretos para siempre.

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La psicología detrás de los disfraces de Halloween

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Con la llegada de Halloween, muchos deciden disfrazarse para tan oscuro y tétrico día donde se mezclan los vivos con los muertos. ¿Qué indica nuestro disfraz?

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Una noche al año, niños y adultos se visten con sus galas más terroríficas -o no tanto- para conmemorar la Noche de las Brujas. Mientras los hombres suelen disfrazarse de estereotipos del género de terror, las mujeres tienden a calzarse versiones hipersexualizadas de enfermeras, niñeras o policías pero… ¿qué dice nuestro disfraz sobre nuestrapersonalidad?

 

En Halloween a nadie le preocupa ser juzgado, por lo que tendemos a liberarnos de ciertos tabúes gracias a nuestro traje y a nuestra máscara o maquillaje. Este sentimiento de confianza para encarnar un nuevo personaje o una nueva identidad más osada es similar a lo que reveló un estudio de 2015 llevado a cabo por el Hanover College (EE.UU.) acerca del peso del maquillaje en las mujeres. Todas ellas afirmaban sentirse más seguras de sí mismas cuando iban maquilladas “para salir” de cara a una salida nocturna con amigos que si aparecían maquilladas de forma casi natural como un día normal.

 

Las máscaras y trajes de Halloween nos permiten asumir una nueva identidad que nos da “permiso” para disfrutar de algo que a priori puede parecernos tabú

Así pues, “disfrazarse y adoptar una personalidad diferente es una excelente forma para que la gente trabaje a través de comportamientos y sentimientos con los que no se siente particularmente cómoda”, afirma April Masini, experta en relaciones y etiqueta.

 

La investigadora de la Universidad de Hertfordshire (Reino Unido) Karen Pine, afirma que la ropa puede acrecentar o disminuir nuestros procesos mentales y nuestras percepciones, teniendo consecuencias cognitivas, sociales y emocionales según lo que vistamos.
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Conciencia Emocional: Las emociones que no gestionas, te controlan

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Todos experimentamos emociones, pero no todos somos capaces de reconocerlas y ponerles nombre. De hecho, ¿sabías que se han llegado a catalogar unas 250 emociones y sentimientos? Entre la tristeza y la alegría, entre sentirnos mal o bien, existe un amplio abanico emocional en el que deberíamos profundizar.
Si no somos capaces de reconocer nuestras emociones y sentimientos, si no encontramos sus causas y no comprendemos cómo impactan en nuestros comportamientos y decisiones, no podremos gestionarlos adecuadamente y terminaremos viviendo en una montaña rusa emocional. Por eso es tan importante desarrollar la conciencia emocional.

Bruma emocional: Los peligros que entraña no distinguir las emociones

Un estudio muy interesante realizado por psicólogos de la Universidad de Michigan reveló que las personas que sufren depresión tienen una característica en común: no distinguen con precisión las
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Fue de la NASA Voyager 2 ‘hackeado’, ya que entró en el espacio profundo?

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Voyager-1

A medida que el Voyager 2, uno de los objetos artificiales más distantes en espacio-se acercó a los límites exteriores del sistema solar o en 2010, algo totalmente inesperado . Los científicos encontraron que cuando la nave se acercaba el espacio profundo se cambió un solo dígito en el código binario del sistema de mando a bordo de la nave espacial Voyager 2. Un ‘0’ se volcó a un ‘1’.La nave comenzó a enviar datos en un lenguaje científicos no entendían. Alguien o algo alterado el sistema de comunicación Voyager 2 .

de la NASA Voyager 2 es una nave espacial no tripulada que se encuentra en un viaje épico a través del espacio. Se puso en marcha el 20 de agosto 1977 y su objetivo principal era estudiar planetas exteriores.

Después de completar con éxito una serie de misiones dentro de nuestro sistema solar, su misión se amplió para estudiar los límites exteriores del sistema solar. La nave espacial ha estado en funcionamiento durante casi 40 años.

La nave espacial se encuentra oficialmente a una distancia de 112,5 unidades astronómicas del Sol


Voyager-1-y-2-misión


Es uno de los más distantes objetos hechos por el hombre en el espacio y los científicos esperan que la nave espacial alcanzará el espacio interestelar en algún momento entre 2019 y 2020.

Mientras que la nave continúa su largo viaje al espacio exterior, resulta que en 2010 alguien o algo alterado sistema de comunicación de la Voyager 2. Un código binario se alteró.

Kevin Baines declaró que: «Comprobación de los sistemas con otro enlace de datos para que los que tienen, (Voyager 2 equipo) puede decir otra cosa que está mal en la nave espacial. Es un solo sistema «.

Pues resulta que, después de que científicos diagnostican los problemas que descubrieron que un solo dígito en el código binario del sistema de mando a bordo de la nave espacial Voyager 2 fue cambiado. Un ‘0’ se volcó a un ‘1’.

Según los informes, esto significa que alguna parte desconocida realidad interfirió con ordenadores de a bordo de la nave espacial. Pero, ¿quién lo hizo y por qué? ¿Era un problema técnico al azar?

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El pasado era una mierda.

Una recomendación de Profesor J
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Nunca existió una Arcadia feliz.

No es poca la gente –incluso gente muy joven– que sustenta la idea de que existió un tiempo en el pasado donde la gente vivía felizmente, hasta libremente, en una especie de mundo bucólico y sencillo sin las preocupaciones, presiones y condicionantes del presente. Unos pocos (cada vez menos) siguen creyendo que todo tiempo pasado fue mejor, mientras otros consideran que en algún punto de nuestra historia existió una época dorada, un paraíso terrenal estropeado por nosotros mismos, por nuestra codicia, nuestra cerrazón o nuestra maldad. Algunos aprovechan para arrimar el ascua a su sardina política, tratando de asimilar ese periodo arcádico a algún momento del pasado en que sus ideas eran dominantes; la mayoría, se limitan a referirse a él como un modelo ideal hacia donde deberíamos caminar, pero no lo hacemos por ambición, ceguera y orgullo.

Disiento profundamente de todos ellos. Más allá de vanos idealismos, el pasado era un lugar donde ni tú ni yo querríamos permanecer más de una semana, en plan turista temporal, ni por asomo. Ni por broma, vamos. El pasado era un lugar horrible para vivir, un tiempo de mugre, piojos, dolor de muelas, tiranía, superstición, ignorancia, plagas, niños muertos y mamás adolescentes muertas con ellos. El pasado era una mierda.

Vidas breves.

Hasta la llegada de la medicina moderna, la tasa de mortalidad infantil en todo el mundo oscilaba entre el 20% y el 30%, llegando al 40% en épocas de hambruna, guerra o plaga. Estas cifras se mantuvieron así hasta entrado el siglo XX en lugares de orden social tradicional donde la ciencia médica tardó en penetrar. Las causas más frecuentes eran las infecciones otorrinolaringológicas, la difteria, el sarampión, la viruela y la rubéola, con ayuda de la anemia. Me gustaría que reflexionaras un instante sobre esta cifra. Uno de cada cinco niños nacidos vivos no llegaba a la adolescencia en el mejor de los casos, y normalmente uno de cada tres. Esta es una cifra peor que la del peor infierno del Tercer Mundo presente, donde al menos llega algo de penicilina y algunas vacunas de vez en cuando.

Vamos a expresarlo gráficamente. Toma una hoja de papel y escribe en ella los nombres de diez niños que conozcas. Ahora tacha dos. O tres. O hasta cuatro, en un año malo. Ese era el riesgo de nacer hasta aproximadamente la segunda mitad del siglo XIX en el mundo más desarrollado, y mediados del XX en el resto. Un motivo central de la tendencia a tener muchos hijos presente en todas las culturas es que al menos un porcentaje de ellos sobrevivieran para mantenerte cuando fueras viejo, antes de que existieran las pensiones de la Seguridad Social.

Si lograbas sobrevivir a estas tasas de mortalidad infantil, causadas por la poca diversidad y seguridad alimentaria, la falta de higiene y asepsia y la ausencia de antibióticos y vacunas, entonces era posible que llegaras a vivir hasta los 60 o 70 años; incluso, en algunos casos, hasta avanzada edad. Pero si eras chica, tus probabilidades de que tal cosa sucediera sufrían un nuevo hachazo: las probabilidades de morir en el parto oscilaban entre el 1% y el 40%, normalmente de hemorragia, obstrucción o fiebre puerperal, cuando no de aborto casero. Esto es, a partir de los 12 o 13 años, en cuanto llegaba la pubertad, porque eso de empezar a reproducirse con 18 o más años es otra modernez, una excepción en la historia humana que habría hecho mearse de risa a nuestros antepasados. Menudas viejas, dirían.
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«Las células de nuestro cuerpo» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

pluripotenciales

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«Las células de nuestro cuerpo son pequeñas almas inteligentes. Es todo un pueblo que tenemos ahí en nosotros, un pueblo con el cual podemos entrar en relación y que tenemos la misión de educar. ¿ Acaso sois conscientes de ello? No, o muy raramente. Es por ello que vuestras células no os obedecen. Desearíais mejorar el estado de vuestro hígado, de vuestro estómago, de vuestro corazón, de vuestro cerebro, etc., pero no podéis, las células de todos estos órganos no os obedecen, no conseguís imponeros a ellas, funcionan según su propia voluntad.
La Ciencia iniciática, que ha estudiado la anatomía psíquica del ser humano y las reglas que presiden su funcionamiento, nos enseña que podemos mandar a las células de nuestros órganos. Pero para ello, hay que aceptar la idea de que son entidades inteligentes, conscientes, y aprender a entrar en comunicación con ellas enviándoles con el pensamiento rayos de luz y de amor

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«Luna Nueva en Escorpio: tendencias alquímicas de una pasión transmutada» Amada Dorta Cerpa

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Una nueva etapa de intimidad, perdón y sentido de significado comienza este Domingo 30 de Octubre 2016, 17:38 UT, con la Luna Nueva en Escorpio.

Esta fase lunar puede ser absolutamente alquímica por la poderosa energía transformadora escorpiana que la acompaña. Éste es un momento en que podemos centrarnos en algunos de los rasgos constructivos del signo: pasión, ingenio, foco, investigación, profundidad y percepción, impulsados por una sensación de que estamos avanzando y creciendo, y considerar cómo podemos incorporar positivamente estas cualidades en nuestra vida.

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