Archivo por días: noviembre 18, 2016

«Cómo sobreviví 22 años en el corredor de la muerte»

http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-38000118

Foto policial de Nick Yarris, de perfil y de frente.Image copyrightNICK YARRIS
Image captionNick Yarris fue condenado por violación y asesinato cuando tenía 20 años.

Nick Yarris pasó más de dos décadas en el corredor de la muerte en Estados Unidos, después de que fue condenado por error por los delitos de violación y asesinato de una mujer.

Nunca recibió una disculpa oficial por haber tenido que pagar por crímenes que no había cometido. Tampoco le dieron ningún tipo de asistencia psicológica.

«Creo genuinamente que estar en el corredor de la muerte por 22 años en última instancia me salvó la vida. Fue la mayor aventura de mi vida, y sobreviví», le dice Yarris a la BBC.

Pero no siempre tuvo esta cuota de optimismo.

La mayor parte del tiempo tras las rejas lo pasó en total aislamiento, en un cubículo en solitario y con golpizas recurrentes por parte de los guardias, tan severas que en una ocasión le produjeron desprendimiento de retina.

«Lo más difícil cuando te están lastimando es tratar de mantener tu decencia», señala el hombre, hoy con 55 años, en diálogo con el programa de Victoria Derbyshire de la BBC.

Nick YarrisImage copyrightGETTY IMAGES
Image captionYarris ahora hace campaña por el mundo para pedir la abolición de la pena de muerte.

Mientras estuvo esperando su ejecución, Yarris decidió aprender de leyes y llegó a leer tres libros por día.

«Mi único objetivo era poder decir mis últimas palabras con elocuencia antes de que me mataran».

«Esas 23 horas al día en confinamiento solitario llegaron a no importarme. Después de los primeros años en prisión, cuando dejé de estar enojado y empecé a quererme y entenderme a mí mismo, estuve bien. Todavía hoy disfruto a veces de mi propia compañía cuando me quedo solo».

En 2002, estaba listo para ser ejecutado. Pedí que se cancelaran mis apelaciones para que el proceso de ejecución pudiera avanzar»

Nick Yarris

Yarris creció en un suburbio de Filadelfia, con sus padres y cinco hermanos, pero su infancia feliz se hizo trizas cuando, a los 7 años, fue atacado por un adolescente que lo golpeó en la cabeza hasta causarle daño cerebral y luego lo violó.

El niño no se lo contó a sus padres.

Depresión, drogas y una mentira fatal

El trauma de aquel ataque lo hizo caer en una espiral depresiva, que a medida que fue creciendo se transformó en adicción a las drogas y el alcohol. A los 20 años lo arrestaron, acusado de intento de secuestro y asesinato de un oficial de policía.

Luego lo absolverían de estos cargos, pero mientras esperaba el juicio estaba desesperado por conseguir su libertad y no tuvo mejor idea que inventar una historia para la policía: les dijo que sabía quién había cometido el homicidio de una mujer, Linda Mae Craig, del que en realidad sólo había leído en los periódicos.

«Era un joven desesperado y drogadicto que no sabía qué hacer para salir de la cárcel», se disculpa.

La celda desordenada de Nick Yarris en la prisión.Image copyrightNICK YARRIS
Image captionYarris pasó dos décadas esperando su ejecución. Esta fue su celda en una de las cárceles donde estuvo.

Le dijo a los oficiales que el asesino de Linda había sido un hombre con el que había compartido casa por un tiempo. Yarris pensó que el sujeto en cuestión, que en el pasado le había robado a él dinero, ya había muerto y le servía como una pista falsa para intercambiar información por libertad.

Sin embargo, el antiguo vecino todavía estaba vivo y la mentira quedó expuesta. Y en un giro inesperado, la policía terminó acusando a Yarris por esos crímenes.

En 1982, lo condenaron por la violación y muerte de Craig y lo enviaron al corredor de la muerte.

Sin contacto humano

En la celda de una cárcel en Pensilvania, sus únicas posesiones eran unas bolsas de papel llenas de documentos legales, algunas novelas, elementos básicos de aseo y una pequeña radio. Sólo salía para hacer 30 minutos de ejercicio por día en una «jaula» al aire libre en el patio de la prisión.

Pasó 14 años sin tener contacto físico con un ser humano. Solía apoyarse sobre su mano hasta entumecerla, se la llevaba a la cara y se acariciaba como si fuera una mano de otro»

Así pasó 14 años, entre 1989 y 2003, sin contacto físico con ningún ser humano. Solía apoyarse sobre su mano hasta dejarla entumecida, entonces se la llevaba a la cara y se acariciaba haciendo de cuenta que la mano pertenecía a alguien más.

En 1989, Yarris fue el primer reo en el corredor de la muerte en Estados Unidos en pedir un análisis de ADN posterior a la condena, para poder probar su inocencia.

Nick Yarris esposado junto a un oficial de policía armado.Image copyrightNICK YARRIS
Image captionYarris se escapó de la cárcel en febrero de 1985 y huyó hacia el estado de Florida, pero se entregó al poco tiempo.

Pero eso lo llevó por un proceso larguísimo, plagado de demoras y frustraciones, como la que ocurrió cuando un paquete con unas muestras genéticas clave se rompió mientras iba por correo hacia un laboratorio y la evidencia quedó irremediablemente destruida.

Hasta que no pudo más.

«En 2002, estaba listo para ser ejecutado. Pedí que se cancelaran mis apelaciones para que el proceso de ejecución pudiera avanzar», revela.

Pero fue entonces que un juez ordenó una última ronda de pruebas de ADN. Cuando analizaron la evidencia, descubrieron que había restos genéticos de dos desconocidos en el auto y en la ropa de Linda.

Y Yarris resultó exonerado.

Cubículos enrejados donde los reos salen a hacer ejercicio.Image copyrightNICK YARRIS
Image captionLos prisioneros en el corredor de la muerte se ejercitan en «jaulas» como éstas, sólo por media hora al día.

El asesino de la mujer nunca fue identificado y a él le asignaron una compensación por la condena equivocada, que siente es «un poco un dinero que me dieron por pena».

«Cuando salí de la cárcel, mi madre me sentó y me dio una especie de mantra, me dijo que tenía que ser gentil y cortés de ahí en adelante y que debía ser gentil con las mujeres, de lo contrario iba a malgastar mi tan ansiada libertad».

«Me hizo un gran favor. He trabajado en generar ideas positivas en mi cabeza que han cambiado mi manera de pensar para mejor».

Yarris ahora hace campaña por la abolición de la pena de muerte, ha hablado frente a funcionarios de Naciones Unidas y de la Unión Europea y ha dado más de 300 charlas en escuelas.

Póster del documental Image copyrightDOGWOOF
Image captionLa historia de Yarris inspiró un documental, «The Fear of 13».

También ha escrito un libro y su historia es material de un documental que distribuye Netflix.

Desde 2005, se mudó a Reino Unido, donde siente que «estoy permanentemente de vacaciones, es un escape de mis dolores».

Ahora convertido en padre, se encontró hace poco una foto de su niñez en la que salían retratados 27 amigos del barrio en la década de 1970.

Él es el único de todos ellos que sigue vivo: el resto ha muerto por abuso de sustancias, violencia o accidentes viales. Sus dos hermanos también han muerto, víctimas del alcohol y las drogas duras.

«Veo mi paso por prisión como una vieja película que alguna vez vi y que me dejó cicatrices para siempre«.

«Pero si no hubiera estado preso, mi vida seguro no sería tan buena como lo es hoy. Nunca considero mi pasado como una experiencia negativa», concluye Yarris.

«Fui líder de una pandilla en Corea del Norte»: la dura historia de un niño que robó en las calles del país más hermético del mundo

http://www.bbc.com/mundo

Sungju Lee
Image captionSungju Lee vio el horror de las ejecuciones públicas y vivió la muerte de sus «hermanos», como llama a los otros niños pandilleros.

Sungju Lee nació en Pyongyang, la capital de Corea del Norte y de niño soñaba con seguir los pasos de su padre y unirse al Ejército del Pueblo para defender los ideales comunistas de su país.

Pero sus sueños se le hicieron trizas pronto.

Lee era el hijo único de un matrimonio acomodado, gracias al trabajo de su padre, un militar de la custodia personal del entonces líder Kim Il-sung.

Pero, cuando tenía 11 años, su padre cometió «un error político» y fue echado de la capital y desterrado al norte del país.

«Mi papá me dijo que nos íbamos de vacaciones. Allí donde llegamos vi niños de mi edad mendigando, que nunca había visto antes. Le pregunté ‘¿estamos en Corea del Norte?’ Porque a mí me habían dicho que Corea del Norte era el mejor país del mundo», relató Lee a la BBC.

La familia se mudó a Gyeong-seong, una población marcado por la pobreza y la hambruna.

«Cuando vimos la casa donde íbamos a vivir… No había electricidad y la habitación estaba helada, era pleno invierno. Al día siguiente vi a mi mamá llorando en la cocina. ‘No hay nada de comer’, me dijo».

Un niño desnutrido alimentado a base de caldo de avena en Corea del Norte.Image copyrightWFP / GETTY IMAGES
Image captionEl Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas ha reportado que millones de norcoreanos sufren desnutrición crónica.

Hambre y muerte

El horror que estaba por vivir todavía no podía imaginarlo un niño de su edad arrancado de la comodidad de su hogar en Pyongyang.

«Mi mamá me llevó a la escuela y, al llegar, el director anunció que íbamos a visitar un lugar de ejecuciones públicas. Le pregunté a uno de mis compañeros si era verdad y me dijo que sí. Nadie mostraba ninguna emoción, nada de nada».

Él, en cambio, estaba en shock. Les tocó marchar hacia la plaza de ejecución, donde divisó unos postes y un prisionero que estaba a punto de ser amarrado. Un oficial de policía anunció que el hombre había robado cobre de una fábrica, lo que era considerado alta traición.

Un segundo prisionero, una mujer, había tratado de escapar del país, la habían atrapado unos policías chinos y la habían mandado de regreso.

«Tres verdugos, cada uno disparó tres balas a cada prisionero. Bang, bang, bang.Corría la sangre, se les veía el orificio de bala en la frente. Yo pensé que iba a vomitar. Esa fue mi primera experiencia».

Pero estaría lejos de ser la última.

«Lo vi tantas veces, presencié tantas ejecuciones», recuerda Sungju, en diálogo con el programa Outlook de la BBC.

Performance de protesta simula una ejecución en Corea del Norte.Image copyrightAFP / GETTY IMAGES
Image captionGrupos de activistas fuera del país han denunciado la práctica de ejecuciones públicas del régimen norcoreano (aquí, una performance de protesta simula una ejecución).

Dos veces abandonado

Un día de 1998, su padre le dijo que iría a China en busca de comida. Sólo eso, un viaje para traer provisiones.

«‘¿Sabes qué? Yo he visto ejecuciones públicas de gente que se fue a China, irse a China es alta traición’, le dije. Estaba muy molesto y preocupado.»

El padre le habló francamente: no hay opción, le dijo, «o nos morimos aquí o trato de ir a conseguir comida». Prometió volver en siete días y traerle una torta de arroz, las preferidas de Sungju.

Nunca regresó. Tres meses más tarde, también su madre abandonó el hogar. Se fue una noche mientras el niño dormía y le dejó una carta: Hijo, hay un tazón de avena en la cocina, voy por comida y me demoro una semana.

Tampoco volvió y el menor abandonado comenzó a albergar sentimientos de odio y resentimiento hacia sus padres.

«Son tan irresponsables, pensaba. Simplemente se fueron y me dejaron. Lo había perdido todo. No tenía qué comer, sólo agua y puñados de sal durante cuatro días.»

Niños tomando almuerzo en una escuela norcoreana.Image copyrightWFP / GETTY IMAGES
Image captionEl hambre y la desnutrición infantil son un problema en el hermético país asiático, denuncian organismos internacionales.

Su cuerpo estaba hinchado, apenas podía moverse y casi no podía ver. Con gran esfuerzo logró caminar hasta la casa de un amigo, cuyos padres habían muerto de inanición.

«Mi amigo era ladrón, un carterista. Y era muy bueno en lo que hacía. Me llevó a los mercados y me dijo ‘aquí puedes hacer lo que quieras'».

«Todavía me acuerdo de esa conversación: ‘¿Quieres morirte?’, me preguntó. Le dije que no. ‘Entonces tienes que salir a robar'».

Aprendió de él los gajes del oficio, pero empezó a pensar que estaría más seguro si salía a robar un grupo. Venía el invierno y estar solo en las calles no era buena idea.

«Pensé que una pandilla nos daría seguridad. Nos podíamos proteger el uno al otro. Nos juntamos siete y ellos se volvieron mis hermanos».

Todos tenían alrededor de 13 años. Dormían en una estación de trenes, donde las condiciones eran horribles pero al menos había calefacción.

¿Quieres morirte?, me preguntó. Le dije que no. ‘Entonces tienes que salir a robar’. Pensé que una pandilla nos daría seguridad. Nos juntamos 7 y ellos se volvieron mis hermanos»

Sungju Lee

Robar y seguir, robar y salir

Sungju Lee dice que él y su pandilla sólo podían quedarse en un mismo lugar por dos o tres meses, luego debían mudarse a donde no los reconocieran.

Todos juntos se subían a un tren y viajaban a un pueblo distinto. Cuando llegaban, por lo general ya había otra pandilla en control del territorio.

Como líder, a él le tocaba enfrentarse al pandillero rival para ganarse el derecho a robar en el mercado local.

«Perdí la primera pelea, la segunda, la tercera… Pero en algún momento algo me hizo clic, sólo pensaba en que tenía que proteger a mis hermanos. Saqué fuerza y poder mental que no sabía que tenía».

Así, pelear y robar se convirtió en una rutina de vida. Una rutina que se cobró la vida de varios miembros de la pandilla.

Familia viendo en las calles en Corea del Norte.Image copyrightGOH CHAI HIN
Image captionLa vida en la calle es una realidad para muchos norcoreanos, como lo fue para Sungju Lee.

«Se supone que hay un código y entre pandillas no se usan armas, pero algunos las usan igual. Nosotros no sabíamos. Uno de mis hermanos quedó sangrando en una pelea y no parecía realmente grave, pero al día siguiente había muerto. Yo estaba aterrorizado… no pude ni llorar».

Un año después, los descubrieron robando papas en una granja estatal. Uno de los guardias de seguridad golpeó a su mejor amigo en el cuello, tan fuerte que lo mató.

«Llegó a decirme que si veía a sus padres no les dijera que había muerto. Esas fueron sus últimas palabras».

Sungju se encargó de su entierro y lloró como nunca antes. También decidió cambiar de vida.

«Vámonos de regreso a nuestro pueblo, le dije a la pandilla. Para entonces teníamos 16 años.»

Mercado en Pyongyang.Image copyrightSTR/AFP/GETTY IMAGES
Image captionLos mercados, como este en Pyongyang, eran territorio en disputa entre pandillas.

Una visita inesperada

Al regresar a Gyeong-seong, en 2002, tuvo un golpe de suerte: se reencontró de casualidad con su abuelo en la estación y se mudó a vivir con él.

Un día, un extraño llegó a la casa con una carta.

«Lo había mandado mi padre. De inmediato pensé que mi padre había muerto, porque si no para qué iba a enviar a un mensajero en lugar de venir él mismo. Pero en la carta me decía que vivía en China, que estaba muy bien y que fuera a verlo con mi madre.»

Su primera reacción, sin embargo, fue de enojo: «Quería pegarle», reconoce el hijo. «Le dije a mi abuelo que iría a China a pegarle y luego volvería».

Pero viajar a China no era misión fácil. Llegó hasta la frontera en compañía del mensajero, que se encargó de sobornar a un soldado que vigilaba el cruce.

Un hombre me sacó una foto y me hizo un pasaporte falso de Corea del Sur. Yo no tenía opción, ya era un inmigrante ilegal en China y tenía que aceptar lo que ellos me ofrecieran»

Sungju Lee

«Cruzamos un río y caminamos cuatro horas entre montañas hasta que llegamos finalmente a una casa. Allí había otro hombre que me sacó una foto y me hizo un pasaporte falso de Corea del Sur. Yo no tenía opción, ya era un inmigrante ilegal en China y tenía que aceptar lo que ellos me ofrecieran.»

Lo llevaron al aeropuerto y lo pusieron en un vuelo que él pensó lo llevaría a otra parte de China. Pero en realidad el avión lo dejó en Corea del Sur, donde de inmediato detectaron el pasaporte falso.

«Me capturaron. Me metieron en una habitación para interrogarme. Les dije que era norcoreano y quedaron sorprendidos. Me preguntaron si sabía dónde estaba y les dije que sí, que en China. ‘Esto es Corea del Sur’, me respondieron«.

Cartel de protesta contra China por su política de repatriación de norcoreanos.Image copyrightJUNG YEON-JE/AFP/GETTY IMAGES
Image captionLa política de China de entregar a los desertores a Pyongyang ha sido objeto de protestas de norcoreanos en el exilio.

Nueva casa, Corea del Sur

Sungju Lee entró en pánico. Se arrodilló frente a los policías y les pidió que lo mandaran de vuelta a su país natal.

«En Corea del Norte nos lavaban el cerebro, diciendo que si te agarraban en Corea del Sur primero te trataban bien y te daban buena comida para sacarte información, pero luego te mataban».

A los cinco días, el joven confesó el nombre de su padre. El oficial hizo una búsqueda en su base de datos y lo encontró: vivía en Corea del Sur.

«Me había tenido que mentir diciendo que vivía en China porque si me hubiera dicho que estaba en Corea del Sur, yo no me habría arriesgado a viajar«, reveló.

Mi padre me había tenido que mentir diciendo que vivía en China porque si me hubiera dicho que estaba en Corea del Sur, yo no me habría arriesgado a viajar

Sungju Lee

Lo llevaron a su encuentro y apenas lo vio de espaldas supo que era su padre.

«No podía moverme. Sentí una energía increíble. Mi padre se dio vuelta, me vio y me abrazó y lloramos juntos. Yo creía que iba a querer pegarle…», se ríe.

Lo único que le dijo es que lo había extrañado mucho. Y que no sabía dónde estaba su madre: todavía no lo sabe, más de diez años años después.

«Por supuesto que tuve que perdonarlo, es mi padre», dice el joven, que se quedó viviendo y estudiando en Corea del Sur.

Portada de Image copyrightAMULET BOOKS
Image captionSungju Lee convirtió su historia en un libro.

Ahora con 28 años, Sungju Lee ha sido becario en el congreso de Canadá, ha estudiado en Londres con una beca Chevening y trabaja en un programa de ayuda a desertores norcoreanos que quedan atrapados en Chinaporque no pueden costear su viaje más allá.

Algunos de los recuerdos de sus días más duros decidió volcarlos en un libro, titulado Every Falling Star (Cada estrella fugaz), destinado a un público joven que normalmente no se interesa por la realidad política norcoreana.

«Al principio no quería compartir mi historia con la gente. Me mentía a mí mismo porque estaba escondiendo quién era. Cuando empecé a compartirla, entendí que era una manera de sanar».

Lo hizo, además, como una manera de rastrear a su madre: aunque ella no sabe inglés y no podría leer su autobiografía, Sungju espera que alguien le cuente la historia y pueda reconocer en ella al hijo al que no ha visto en casi dos décadas.

El Plátano: Una fruta que realmente no debería existir

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El Plátano: Una fruta que realmente no debería existir
La mayoría de las personas son totalmente inconscientes de este hecho pero existe un fruto comido por millones de personas en todo el mundo todos los días que es bastante notable y en toda la realidad, simplemente no debería existir. Estamos hablando, por supuesto, acerca el plátano. Los plátanos son los frutos más misteriosos del mundo porque los plátanos no tienen semillas y lo que lo hace aún más misterioso es el hecho de que se encuentran en casi todos los países del mundo.
Eso puede no parecer tan extraño al principio, pero permitenos explicarte plenamente este enigma: En primer lugar, las plantas del plátano no son árboles; son en realidad una hierba perenne. El tronco de la planta es realmente nada más que las hojas exteriores de las plantas. El vástago real de la planta no se hace visible hasta que es empujado a través de la parte superior para producir la flor púrpura grande que con el tiempo se convertirá en la fruta. Entonces, habiendo terminado el ciclo reproductivo perenne, la planta muere. El problema aquí es que en el ciclo reproductivo del plátano las semillas están completamente ausentes de la fruta madura! Una nueva ‘planta de semillero‘ solamente se puede generar a partir de un trozo de rizoma de la planta y sin embargo, los plátanos se encuentran en casi todos los lugares de la Tierra, incluso en islas muy remotas y aisladas.

Las semillas ciertamente no fueron llevados a través de los océanos por los vientos predominantes. Para apreciar plenamente esta anomalía primero considera que las únicas otras plantas sin semillas que existen en todo el mundo son algo como las uvas sin semillas, las naranjas navales y las muchas variedades modificadas genéticamente de vegetales comerciales que ahora pueden ser compradas, el punto es, cualquier otra planta sin semilla que existen, en cualquier parte del mundo, son todos de esa forma debido a que han sido modificado genéticamente!

Y sin embargo, aquí tenemos al humilde plátano, que es también el único alimento en existencia que contiene exactamente los requisitos correctos de vitaminas y minerales para el completo metabolismo del hombre. Es el único alimento con que el hombre puede vivir de forma saludable, por sí mismo, con una nutrición completa, se encuentra en todo el mundo y sin embargo, no tenemos conocimiento de cómo podría haber llegado a existir. Parece muy poco probable que la distribución mundial de un fruto sin semilla que está perfectamente adaptado para nutrir al ser humano podría de alguna manera haber «ocurrido».

Es extremadamente improbable que tal planta haya sido alguna vez producido por la naturaleza por sí solo y muchos creen que los plátanos de alguna manera, en algún lugar, en algún momento, alguien en nuestro pasado distante manipulo genéticamente los plátanos haciéndola una planta ampliamente dispersa y muy nutritiva que la podemos encontrar en todas partes en abundancia hoy en día.

Estas personas citan que los plátanos son la prueba viviente diaria de una antigua cultura que se extendió por todo el mundo en la remota prehistoria. Los botánicos también están ahora tentativamente de acuerdo en que la propagación de la planta del plátano parece haberse irradiado hacia el exterior de la región del Pacífico.

La planta del plátano por cierto no es realmente una fruta o un vegetal, pero sí pueden alcanzar alturas de entre 4 y 15 metros en la madurez que lo convierte en la hierba más grande del mundo y la planta más alta en existencia que no tiene un tronco leñoso.

Descubren que los aztecas sacrificaron a sus propios ancianos, mujeres y niños durante la conquista española

http://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-3417150/Did-Aztec-rulers-sacrifice-STAFF-Bones-reveals-victims-served-elite-killed-Great-Temple-Tenochtitl-n.html

Tenochtitlán, la ciudad sagrada

Desde hace décadas, las investigaciones históricas afirman que los aztecas(civilización que habitaba el actual estado de México), sacrificaban a los prisioneros de guerra españoles que capturaban durante sus enfrentamientos con los conquistadores. Sin embargo, un nuevo estudio elaborado por elInstituto Nacional de Antropología e Historia de México ha roto este mito al llegar a la conclusión de que también mataban a sus propios esclavos (entre ellos ancianos, mujeres y niños). Así lo ha demostrado el análisis de una serie de huesos hallados en en el templo de Tenochtitlán por los investigadores de esta institución. Restos fechados entre 1440 (antes de la llegada de los europeos) y 1521.
Según ha explicado el arqueólogo Alan Barrera Huerta, la conclusión a la que han logrado llegar es que aquellos esclavos que eran asesinados para congraciarse con los dioses solían ser transportados hasta allí desde regiones conquistadas por los pobladores de Tenochtitlán. «Fueron traídos directamente desde sus lugares de origen», ha explicado.
Para realizar estas afirmaciones, el equipo ha analizado una pared en la que se «colgaron» los cráneos humanos una vez que fueron amputados. Concretamente, gracias a fragmentos de hasta seis personas diferentes para llevar a cabo su estudio. En base a ellos se ha podido determinar que algunas víctimas llevaban más de seis años viviendo con sus capoters antes de su muerte. Esto -junto con las fechas en las que han sido fechados- hace imposible que sean europeos.
Desde hace tiempo se supone que los aztecas sacrificaban los prisioneros de guerra en el Templo Mayor de Tenochtitlán (ruinas en la foto), en lo que hoy es la Ciudad de México, inmediatamente después de la batalla.  Pero un nuevo estudio sugiere que también ofrecían la vida de la gente mucho más cerca de casa como sacrificios a sus dioses sedientos de sangre
Desde hace tiempo se supone que los aztecas sacrificaban los prisioneros de guerra en el Templo Mayor de Tenochtitlán (ruinas en la foto), en lo que hoy es la Ciudad de México, inmediatamente después de la batalla. Pero un nuevo estudio sugiere que también ofrecían la vida de la gente mucho más cerca de casa como sacrificios a sus dioses sedientos de sangre

Cahuachi

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Cahuachi, en el Perú, era un centro ceremonial de la cultura Nazca que vivió su época de esplendor entre el año 1 y el 500, y estaba situado en el valle del río Nazca, a 28 km de la ciudad del mismo nombre y cerca de las líneas de Nazca. Su nombre significa lugar donde viven los videntes. El arqueólogo italiano Giuseppe Orefici ha estado excavando el lugar desde 1982, y ha descubierto Debido al clima seco, los hallazgos son abundantes e incluyen incluso material efímero, tal como ropa; en 1998 se descubrió un depósito de ropas, con 200 prendas de tela estampada. Esto es algo fuera de lo corriente en la cultura nazca, que en general usaba tejidos de un único color, bordados posteriormente. Cahuachi también ha sido estudiado por Helaine Silverman, que ha escrito un libro sobre esta ciudad. Sus habitantes permanentes era pocos y vivían de la agricultura, pero era un centro de peregrinaje cuya población crecía en las fechas de acontecimientos ceremoniales importantes, acontecimientos que implicaron probablemente las líneas de Nazca y la duna gigante. También tenía una necrópolis, otra causa de viajes periódicos. Esta teoría del peregrinaje está apoyada tanto por evidencia arqueológica de la escasez de población en Cahuachi como por las figuras de Nazca, que muestra criaturas como orcas o monos que no existen en la región. Se alinea cuál las criaturas de la demostración tales como orca y monos que no estaban presentes en la región de Nazca, aunque esto también puede explicarse por el comercio o por expediciones de otro tipo. La ciudad fue fundada antes del nacimiento de la cultura Nazca, durante el siglo IV a. C., y declinó cerca el 300 d. C., tras la invasión de los Huari.

Sus construcciones eran de adobe, en forma cónica, alcanzando 24 Km2, siendo una de las zonas urbanas más grandes del mundo andino y la más importante de la cultura Nazca (400 a. C. – 400 d. C.). Los restos apuntan a que los techos, puertas y ventanas eran sostenidos con madera de guarango y la techumbre se hacía con cañas entrecruzadas atadas con cuerdas de pelo de llama y algodón. Hasta ahora se han descubierto 34 construcciones dentro de la muralla, entre los que destacan: Gran pirámide, que tiene 100 metros de lado y 28 de altura, y de la que se han descubierto siete niveles escalonados. Era el centro ceremonial del culto. Templo escalonado, del que se ha descubierto un muro con inscripciones y frisos, de 5 metros de alto y 25 de largo. Montículos: 40 montículos con construcciones de adobe. En la necrópolis se han investigado varias tumbas, encontradas con su ajuar intacto. Todo el material arqueològico procedente de este yacimiento se encuentra exhibido en el Museo Arqueológico Antonini de Nazca.

«Transhumana»: la chica que se autoimplantó 50 chips y varios imanes para que su cuerpo fuera «mejor»

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Lepht
Image captionLepht hace parte de una comunidad que empezó a crecer recientemente de biohackers.

«Yo prefiero sufrir el dolor y adquirir conocimientos que evitar el dolor y quedarme sin el conocimiento», empieza diciéndole Lepht a la BBC al explicar la razón por la que se ha hecho más de 50 operaciones en los últimos 8 años.

Lepht es «una hacker británica de wetware sin rostro o género, sin dioses o dinero, a la que le gusta la gente, la ciencia y el transhumanismo práctico», según se describe en el perfil de su popular blog Sapiens Anonym.

¿Wetware?

Para empezar entendiendo, buscamos los significados.

«El término wetware es usado para describir la encarnación de conceptos de la construcción física conocida como sistema nervioso central y la construcción mental conocida como la mente humana. Wetware es una abstracción de dos partes de un humano vistas desde los conceptos informáticos del hardware y el software«, dicen los diccionarios especializados.

De manera que, si un hacker es alguien que modifica cualquier sistema para que pueda emplearse de formas no pensadas por sus creadores, ese sistema en este caso sería el wetware.

O, pecando de simplista, el cuerpo.

«Lo que hacemos es intentar usar tecnología de una manera personal para que nuestros cuerpos sean mejores«, precisa Lepht.

marcapasosImage copyrightTHINKSTOCK
Image caption¿Te parece insensato meterse aparatos al cuerpo? Piensa en los marcapasos. La gran diferencia -y riesgo- es que la gran mayoría de estos biohackers no tienen conocimientos médicos.

¿Transhumanismo?

«El transhumanismo es básicamente la filosofía de que podemos y debemos mejorar la calidad de vida usando la tecnología», señala Lepht.

Quien articuló los principios de este movimiento intelectual, que cuenta con partidarios y detractores en todo el mundo, fue el filósofo británico Max More.

En 1990 lo explicó que «los transhumanistas buscan la continuación y aceleración de la evolución de la vida inteligente más allá de su forma humana actual y sus limitaciones por medio de la ciencia y la tecnología, guiados por principios y valores de la promoción de la vida».

Un grupo de ellos, los biohackers o grinders, son -como dice Lepht- transhumanistas prácticos, lo que quiere decir que practican experimentos en su propio cuerpo para apurar el paso de esa ciencia y tecnología.

En nombre de estos ideales Lepht aguanta el dolor que se autoinflige.

«No hay otra manera fácil de lograrlo que no sea sentarse a esperar que alguien que tenga un laboratorio de investigación y respaldo corporativo lo haga», dice la bloguera.

Un sexto sentido

«Mi primer experimento quirúrgico tuvo lugar en 2007».

«Lo que hice fue comprar un chip digital y un lector por internet, así como unos instrumentos médicos estériles», relata la escocesa.

Implante
Image captionEste es uno de los chips que se ha puesto Lepht. Es pequeño pero en esa primera ocasión, el proceso fue sangriento, como muestra LA PRÓXIMA IMAGEN que PUEDE HERIR SENSIBILIDADES.

«En esa época tenía una amiga que estaba estudiando medicina y quiso participar».

«Ella me hizo la incisión y yo inserté el chip».

IncisiónImage copyrightEPA
Image captionLa incisión que le hizo su amiga se veía alarmante, pero para Lepht, el dolor es secundario.

Desde entonces Lepth se ha estado insertando chips en el cuerpo.

Algunas de las operaciones se las hizo para insertar imanes en sus dedos, paraadquirir un sentido extra.

Los imanes, que se pueden activar con pequeñas bobinas de cable conectadas a sensores externos como ultrasonidos o infrarrojos, le permiten «sentir» la distancia entre sus manos y los objetos o el calor remoto.

«Tu sistema nervioso funciona con señales electrónicas, de la misma forma que cualquier tipo de aparato. Son señales que viajan por tu cuerpo hacia tu cerebro, sólo que en vez de circuitos tenemos nervios».

«Cuando uno pone un pequeño nodo en el sistema nervioso, si este genera una señal eléctrica, se conectará con tus nervios sin problema».

Mejorando ese aparato que es el cuerpo

Implante en mano
Image captionHoy en día, las operaciones que se hace Lepht son menos sangrientas. Esta es la «actualización» que se hizo frente a la BBC. En este punto, el implante ya fue insertado.

Recientemente, Lepth se hizo una «actualización»: cambió uno de los chips que tiene en el cuerpo por otro.

«Puede hacer más que el que tenía. Quería ver era si podía leer la información de una tarjeta de pago por contacto».

Y, efectivamente, cuando acercó su mano con el nuevo chip al lector de su lápiz de memoria o USB, los datos aparecieron en la pantalla de su computador.

Eso quiere decir que, si se lo permitieran, al pagar por algo, no necesitaría pasar una tarjeta sino simplemente su mano.

La razón de la locura

El grave problema con lo que hacen los miembros de esta comunidad de biohackers es obvio.

Aunque se asegura de que lo que se implanta esté hecho con materiales que no producen reacciones adversas en el cuerpo y comprende los principios básicos de la esterilización, «no soy doctora ni cuento con ningún entrenamiento médico», concede Lepht.

Sin embargo, reclama: «Desde mi punto de vista, esto es algo que yo me hago a mí misma, ejerciendo mi derecho sobre mi propio cuerpo«.

«No estoy proponiendo que nadie más lo haga», aclara.

La razón por la que no creo que sea una locura es porque tiene un propósito»

Lepht, transhumanista práctica y biohacker

«Mi sueño es conseguir data que otros biohackers puedan aprovechar en el futuro para que sea de utilidad para la gente», concluye.

El blog de biohacking de Lepht ha recibido más de 600.000 visitas.

Los biohackers se comunican a través de foros en la web para avanzar en sus experimentos.

¿Estarán allanado el camino para el futuro de la tecnología integrada a nuestro cuerpo o haciéndose daño en vano?

La joven que cada vez que se mira en el espejo se ve fea sin motivo

http://www.24horas.cl/

Un desorden psiquiátrico que padece desde la adolescencia le cambió la vida y la aisló del mundo, al tiempo que la hizo aborrecer su propia imagen. Aunque poco conocido, su trastorno es más frecuente de los que se piensa.

Lucy Wallis BBC News

Algunos días, Alanah ha llegado a tomarse hasta 200 selfies y luego los ha borrado todos.

Alanah piensa que es fea, lo que no podría estar más lejos de la realidad.

Sufre de Trastorno Dismórfico Corporal (BDD, por sus siglas en inglés), una condición que hace que la gente se obsesione con los defectos que percibe en su apariencia.

Se estima que una de cada 50 personas sufre de BDD, aunque muchos de nosotros -incluyendo algunos médicos- no tienen conciencia de su existencia.

«Pensé que era una crueldad para los demás tener que ver mi rostro, que es realmente chocante», explica Alanah, de 20 años de edad.

«Veo marcas alrededor de toda mi cara, que mi mamá me dijo que ella no ve. Veo mi piel llena de bultos y manchas. Veo mi nariz muy grande y torcida, sobresaliendo demasiado; y mis ojos son demasiado pequeños».

Alanah es una joven y bella mujer, pero cuando se mira en el espejo no ve lo que otros ven.

Cuando su condición empeora se mira una y otra vez en el espejo, y se esfuerza en intentar ocultar cualquier defecto que ella crea haber visto. Su rutina de maquillaje puede durar hasta cuatro horas y, aún después de eso, con frecuencia se siente demasiado ansiosa como para salir de casa.

«Mi rutina requería cuatro o cinco capaz de base y de corrector de ojeras. Los ojos siempre tenían que estar muy bien maquillados. Yo seguía retocando cada pequeña imperfección una y otra vez», señala.

Además se empeñaba en eliminar cualquier mancha hasta que su piel se rompía.

Cuando era una niña pequeña de cabellos rizados era feliz al dejarse fotografiar y al aparecer en el álbum de fotos familiar, pero cuando cumplió los 14 años las cosas empezaron a cambiar, por razones que nunca llegó a entender.

Cuando era pequeña se dejaba fotografiar y le encantaba ver sus fotos en el álbum familiar.

«No lo noté en ese momento, pero mirando en retrospectiva me doy cuenta de que era los síntomas del BDD. Por ejemplo, yo estaba en el colegio y estaba muy atenta del entorno. Miraba alrededor para ver si había alguien mirándome, ver si había alguien riéndose, ver quién estaba hablando», dijo.

«En mi colegio había grandes ventanas y yo me miraba en ellas para verificar cómo lucía.Cada vez iba más al baño para mirarme en el espejo», recordó.

Cuando cumplió los 15 años dejó de ir al colegio.

Su madre, Scarlett, la llevaba cada día pero Alanah -pese a su deseo de estudiar- se negaba a bajarse del auto.

Entonces, su madre conduciría de vuelta hasta la casa para luego ir nuevamente a la escuela, pero Alanah seguía negándose a entrar al colegio. Podían hacer hasta ocho intentos cada día.

Esto llevó a la joven a aislarse cada vez más y fue devastador para su madre ver cómo cambiaba su carácter.

«Durante los primeros dos o tres años no sabíamos qué ocurría», dijo Scarlett.

«De ser una estupenda estudiante, con mucha confianza en si misma, simplemente colapsó. No podía salir. Yo tenía que bañarla, darle la bebida. Ella simplemente estaba todo el día en la cama», agregó.

«Es descorazonador porque yo sé que toda madre cree que sus hijos son hermosos, pero es que no hay nada malo en Alanah y creo que cualquiera puede darse cuenta de ello. Lo peor es que como madre, se supone que debes proteger y ayudar a tus hijos, pero yo me sentía inútil al no ser capaz de hacer nada por ella».

Su rutina de maquillaje podía durar hasta cuatro horas, intentado ocultar sus supuestas imperfecciones.

Pero Scarlett aprendió.

«Ahora sé que no tengo que luchar con ella si ella dice que es fea. Simplemente debo no seguir con el tema. Eso es lo que ella y yo debo dejarlo así e intentar poner el foco en otras cosas», explicó.

Alanah se molestaba si su madre colocaba alguna fotografía suya en la sala de la casa, por lo Scarlett no tenía ninguna imagen de su hija que mostrarle a los amigos que llegaban de visita a la casa.

Diagnóstico tardío

Pasó mucho tiempo hasta que Alanah fue diagnosticada con BDD. Muchas veces los médicos dijeron erradamente que tenía angustia adolescente o problemas de ansiedad.

Finalmente su condición fue diagnosticada correctamente en la Clínica Maudsley, en Londres. Su recuperación comenzó con una estancia de cinco meses en un centro médico y ahora sigue tratamiento con sesiones regulares de terapia cognitivo-conductual.

Pese a no haber querido que nadie la fotografiara desde su temprana adolescencia, Alanah decidió hacer frente a su condición para una nueva serie de la BBC llamada «No Body’s Perfect» (Ningún cuerpo es perfecto).

Así, posó para el fotógrafo de moda Rankin con el fin de contribuir a crear conciencia sobre el BDD y ayudar a otros a reconocer síntomas de esa condición.

Aseguró que lograr el diagnóstico de BDD es difícil porque hay muy poca conciencia sobre la existencia de este tipo de condición, pero además porque quienes la sufren están tan avergonzados por su apariencia que no hablan de ello abiertamente.

«Mi principal preocupación con mi imagen es mi nariz, pero me tomó tres años de terapia para decirle a mi familia o a mi terapista qué eso era lo que tenía«, dijo.

La sesión de fotografías no iba a ser algo fácil para Alanah, quien normalmente se niega a ser retratada. Algunos días, ella era capaz de hacerse más de 200 selfies y luego los borraba todos.

Alanah aceptó ser fotografiada por el reconocido fotógrafo de moda Rankin.

Rob Wilson, terapista cognitivo-conductual y director de la Fundación sobre Trastorno Dismórfico Corporal, dijo que es frecuente que alguien son BDD intente evaluar su apariencia haciéndose autoretratos, pero dejar que otro les fotografíe les puede causar angustia porque es algo que está fuera de su control.

Según Wilson, el BDD con frecuencia comienza en la adolescencia y en ocasiones puede ser una respuesta al acoso y a las burlas.

También se puede relacionar con algo que hace que la persona se sienta diferente. Así, por ejemplo, alguien que sufre de acné puede sentirse expuesto por ello.

«Siendo adolescentes, a todos nos preocupa cómo nos vemos. Lo que distingue al BDD de esa preocupación común es que la persona tiene que pasar preocupada por su apariencia al menos una hora al día«, dijo.

«Debe causar niveles significativos de sufrimiento, con altos grados de ansiedad, vergüenza o depresión y, además, tiene que ser tan fuerte como para perturbar la vida normal de esa persona», agregó.

Las redes sociales empeoraron la condición de Alanah porque ella constantemente se comparaba con otras personas de su edad, pero Wilson explicó que aunque la obsesión con la imagen que caracteriza la cultura actual ha cambiado nuestro comportamiento poniéndonos a todos a tomarnos selfies en lugar de mirarnos en un espejo, no se puede echar la culpa a las redes sociales.

«Hay muchos otros factores -genéticos, sociales, experiencias en los primeros años de la vida, variables de la personalidad- que se van juntando hasta crear un problema tan severo como en BDD», dijo el experto.

Indicó que la naturaleza de este desorden significa que una persona cree que tiene un problema físico, en lugar de un problema psicológico, por lo que gastan un montón de dinero en maquillaje y cirugía estética.

Advirtió, no obstante, que sin un tratamiento adecuado puede llegar a tener consecuencias devastadoras.

«Este es uno de los desórdenes psiquiátricos de mayor riesgo, con una tasa de riesgo de suicidio de las más altas, discapacidad funcional y sufrimiento», concluyó.

El proceso terapéutico de Alanah va avanzando favorablemente. Ella ahora estudia Psicología en la universidad y espera luego cursar un doctorado y hacer una investigación sobre el BDD.

El día que hizo la sesión de fotografía para el programa de la BBC debió hacer un esfuerzo al permitir por primera vez que alguien la maquillara y la peinara, además de dejarse fotografiar.

«Hacia el final de la sesión me sentí un poco más cómoda y estoy contenta de haberla hecho», dijo sobre la experiencia.

Una de las fotografías que le tomaron en esa sesión está ahora colgada en la sala de su casa.