Archivo por días: noviembre 20, 2016

Aida. Alarmantes niveles de glifosato en los alimentos de mayor consumo en los Estados Unidos

Buscando la verdad.

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Por Barbara H. Peterson / farmwars.info

Aunque no quiera ingerir glifosato, el herbicida más utilizado en todo el mundo fabricado por Monsanto, y conocido como Roundup, no va a poder evitarlo. Lo va a ingerir de todos modos.

Aquellos alimentos que se promocionan como sanos y nutritivos, incluso los considerados ecológicos y sin ingredientes transgénicos, contienen un ingrediente extra añadido por el gigante de la Industria Química y de la Agricultura Industrial, Monsanto, en su desayuno, en la comida, en su cena y cualquier otro alimento que tome entre comidas. Sí, es una cortesía de las Agencias de Regulación el que este herbicida esté omnipresente en nuestros alimentos, provocando una contaminación a gran escala y sin precedentes.

Historia del glifosato

Son 3 las patentes del glifosato: fue patentado por primera vez en 1964 por Stauffer Chemicalcomo un quelante de metales comercial que se utilizaba para limpiar o descalcificar las calderas y tuberías (2). El glifosato se une y elimina minerales como el calcio, magnesio, el manganeso, el cobre y el zinc, que son vitales para nuestra salud.

Las segunda patente fue presentada en 1974 por Monsanto para uso como herbicida (3). Monsanto afirma que el glifosato, que mata a las plantas al interrumpir la vía shikimato, no tiene ningún efecto sobre los seres humanos porque los mamíferos no disponen de la vía shikimato. Sin embargo, un reciente estudio revisado por pares (4) afirma:

El glifosato inhibe la enzima citocromo P450 (CYP), algo que se ignora de su toxicidad para los mamíferos. Las enzimas CYP juegan un papel crucial en las funciones biológicas, una de las cuales es la de desintoxicar los xenobióticos (sustancias químicas extrañas). Por lo tanto, el glifosato aumenta los efectos dañinos de otros residuos químicos presentes en los alimentos y toxinas ambientales. El impacto negativo en nuestro organismo es persistente y se manifiesta lentamente con el tiempo, ya que la inflamación daña los sistemas celulares de todo el cuerpo”.

En el año 2003, Monsanto solicitó una nueva patente sobre el glifosato como antimicrobiano para el control de parásitos o como antibiótico (5). Esta patente se concedió en 2010. Se propone que el glifosato se utilice como un tratamiento contra las infecciones microbianas y el control parasitario de diversas enfermedades, como la malaria. Un estudio revisado en 2013 decía que el glifosato mata la flora intestinal beneficiosa de los pollos ya en cantidades tan bajas como 0,75 ppm (partes por millón) (6).

Justo lo que necesitamos para el desayuno

El informe publicado por Food Democracy Now y el Proyecto Detoxofrece un alarmante panorama de los alimentos contaminados, de los que probablemente nos alimentemos y se los demos a nuestros hijos.

Glifosato: inseguro en cualquier plato

Un destacado laboratorio de evaluación alimentaria registrado por la FDA ha encontrado niveles extremadamente altos de glifosato procedente de los herbicidas en los productos alimentarios de mayor consumo en los Estados Unidos.

El glifosato, ingrediente activo de Roundup de Monsanto, es el herbicida más utilizado en todo el mundo en la producción agrícola y alimentaria, como resultado de la adopción generalizada de los cultivos transgénicos, con más de 71 millones de hectáreas cultivadas en los Estados Unidas, y más de 440 millones de hectáreas en todo el mundo.

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En este mapa se muestra el aumento en la utilización de glifosato en los Estados Unidos, entre 1992 y 2014.

Los nuevos estudios científicos revelan daño probable para la salud humana, algo que podría ya producirse a niveles tan reducidos como 0,1 partes por mil millones. Los alimentos más consumidos fueron analizados para comprobar la presencia o no de glifosato, encontrándose entre 289,47 partes por mil millones hasta niveles tan altos como 1.125, 3 partes por mil millones.

Las pruebas y los análisis fueron realizados por Anresco Laboratories, de San Francisco, un laboratorio registrado por la FDA, que lleva realizando análisis alimentarios desde 1943. El laboratorio encontró que los productos más consumidos, por ejemplo, Cheerios, tenía un contenido en glifosato de 1.125, 3 partes por mil millones. Otros niveles también altos de glifosato se encontraron en las marcas Oreo, Doritos y Ritz Crackers, entre los 29 alimentos analizados.

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Actualmente, las Agencias de Regulación de Estados Unidos permiten la presencia de unos niveles muy altos de residuos de glifosato en los alimentos. El límite de la ingesta diaria admisible (IDA) está establecida en 1,75 mg/kg de peso corporal al día en los Estados Unidos, mientras que en la Unión Europea es de 0,3 mg/kg de peso corporal. Las tolerancias se han establecido mediante estudios patrocinados por las Empresas y la influencia ejercida por la Industria en el proceso de reglamentación.

La nueva investigación muestra que el herbicida Roundup causa daños en el hígado y los riñones de las ratas, como se refleja en los cambios en las funciones de 4.000 genes con una ingesta de sólo 0,05 partes por mil millones, lo que indicaría la producción de un daño.

Estudios adicionales han encontrado que niveles tan bajos como 10 partes por mil millones pueden tener efectos tóxicos en el hígado de los peces y causar daño significativo a los hígados y riñones de las ratas a 700 partes por mil millones, que es el nivel permisible de glifosato en el agua potable de los Estados Unidos.

Las evidencias científicas independientes y revisadas por expertos muestran que los daños en la salud humana podrían comenzar a niveles tan bajos de glifosato como 0,1 partes por mil millones.

Estos innovadores descubrimientos, que unos cereales de una marca emblemática en los Estados Unidos, contengan niveles tan altos como 1.125,3 partes por mil millones, debería suponer una llamada de atención para todas las personas respecto a los niveles inaceptables de residuos de plaguicidas en los alimentos. [En este sentido, puede consultarse el informe publicado recientemente por Ecologistas en Acción sobre la presencia de plaguicidas disruptores endocrinos en los alimentos de España: “Directo a tus hormonas: guía de alimentos disruptores”]. Estos hallazgos son especialmente preocupantes, ya que los últimos estudios científicos independientes, durante los cuales un equipo internacional de científicos ha reevaluado los mismos datos previamente utilizados por las Agencias de Regulación, solicitan una Ingesta Diaria Admisible (IDA) más baja, debiéndose fijar en 0,025 mg/kg de peso corporal por día, es decir, “doce veces inferior a la IDA establecida actualmente en Europa y 70 veces menor al nivel actualmente permitida por la EPA en los Estados Unidos”.

Es importante que las personas y los padres comprendan que la contaminación por glifosato no se puede eliminar por lavado y no se descompone al cocinar. Los residuos de glifosato pueden permanecer estables en los alimentos durante un año o más, incluso si los alimentos se congelan o procesan.

Las pruebas y análisis de realizaron a petición de FOOD DEMOCRACY NOW, en coordinación con THE DETOX PROJECT, que ha reunido evidencias científicas adicionales en todo el mundo e incluyendo un compendio de investigación independiente sobre el glifosato, en el que se recogen los análisis de Anresco Laboratories.

Basándose en esta nueva información, FOOD DEMOCRACY NOW está solicitando una investigación federal sobre los probables efectos nocivos del glifosato en la salud humana y el medio ambiente, y también solicita una investigación sobre las relaciones entre las Agencias de Regulación y la Industria, a raíz de la exposición a la que están sujetas las personas y considerando los niveles de glifosato que los científicos señalan como perjudiciales para la salud humana.

PUEDE DESCARGAR EL INFORME COMPLETO AQUÍ (PDF, en inglés)

Visto en : Noticias de abajo

Aida. 5 razones para quitar el césped y hacer un huerto

por Ecocosas

Mantener un césped verde, es un enorme gasto de energía, agua, semillas y tiempo, casi con el mismo gasto y tiempo podríamos tener un exuberante huerto para poder comer sano y barato.

Imaginemos como sería vivir en una comunidad donde los tomates crecen en los jardines, granadas, espinacas, col rizada, higos, zucchinis, fresas, almendras, ajo, cebollas, manzanas y todo aquello que nos apetezca. Comunidades como esta están apareciendo en todo el mundo, gracias a que mucha gente comienza a aprender acerca de los beneficios de ser más sostenibles y autosuficientes.

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Este acto simple pero revolucionario podría dar forma a nuestra salud, economía, política y ambiente natural. En el centro de la vida está la comida. Las personas que controlan lo que comemos, controlan nuestra salud y cómo vivimos.

Gestión ambiental:

Los productos petroquímicos que  se utilizan para fertilizar y conservar los alimentos. Los plaguicidas y herbicidas aparte de ser extremadamente tóxicos para nosotros y los demás animales, dañan a muchos insectos beneficiosos como las abejas polinizadoras, cuya población está en un alarmante declive en los últimos años.

La agricultura urbana pone la producción de alimentos y la salud en manos de las personas, permitiéndoles administrar mejor sus alimentos de una manera sana y sostenible para el medio ambiente. Esta nueva forma de agricultura nos desenchufa del petróleo. Los métodos de cultivo orgánicos crean una relación más simbiótica con los ecosistemas, manteniendo un medio ambiente sano.

Renovación de las economías locales:

El comercio vecino a vecino es algo que se perdió en nuestras comunidades. Las áreas residenciales casi nunca incluyen espacios comunes para que los miembros de la comunidad intercambien alimentos y productos. En algunas regiones de los Estados Unidos es incluso ilegal vender pan casero o tomates a tus vecinos. La ley desalienta el comercio comunitario, ya que alienta la compra de alimentos a las grandes cadenas de supermercados.

Podemos ayudar a cambiar esto creando espacios en nuestras comunidades. La agricultura urbana ha revitalizado la idea de comerciar y realizar intercambios entre vecinos de muchos pueblos. Si la agricultura urbana continúa creciendo, causará una perturbación económica masiva y positiva al introducir una producción local de alimentos que competirá con los mercados corporativos principales en precio, calidad, salud y comodidad.

Enfoque en la política local:

La agricultura urbana da a la gente el incentivo para involucrarse en la política local y así poder luchar por regulaciones locales, relevantes para la vida cotidiana de las personas que están tratando de cultivar su propia comida y trabajar con su comunidad.

El crecimiento de la agricultura urbana ya ha dado lugar a personas que se unen para impulsar reformas legales a gran escala, como la California Cottage Food Act, que permitirá a la gente vender legalmente ciertos productos caseros como mermeladas y panes. Debido a la introducción de la agricultura urbana, las comunidades se han unido para luchar por el derecho de recolectar agua de lluvia, criar pollos y mantener abejas en espacios urbanos para la producción de miel.

Salud y nutrición:

Los alimentos producidos por la industria alimentaria pueden tener muchos efectos negativos sobre la salud de las personas que los consumen. Esta es una razón muy grande por la cual la agricultura urbana es cada vez más atractiva para muchas comunidades. Cuando se tiene control total sobre lo que utiliza para cultivar la comida que te alimenta, es más probable que use los métodos de cultivo más saludables. La comida local es fresca, sabrosa y rica en nutrientes.

Como se ve en muchas comunidades, la agricultura urbana tiene la capacidad de proporcionar alimentos frescos y saludables para las personas que normalmente no tendrían acceso a los alimentos saludables. La gente pasará más tiempo afuera, haciendo el trabajo físico de cultivar un huerto. Esto podría resultar en menos obesidad, menos enfermedades crónicas y disminución en el gasto sanitario.

Interacción de la comunidad:

Para la agricultura urbana el centro es la comunidad. La gente debe unirse en un esfuerzo cooperativo para cultivar alimentos y proporcionarlo a sus vecinos. Las semillas se intercambian, se comparte el trabajo, se intercambia la cosecha y se intercambia el conocimiento. La interacción con la comunidad es una parte integral de la construcción de espacios de vida seguros, cooperativos y pacíficos. Si la gente está trabajando junta para crear un sistema alimentario local que provea alimento para todos, la comunidad se fortalecerá y unificará.

Imagínese si cada comunidad se uniese y comienza a  cultivar alimentos en vez de césped en sus jardines, patios, balcones, terrazas o incluso en los espacios públicos. Esta podría ser una verdadera revolución, que luche contra los temas que actualmente nos aquejan a todas las sociedades, cambio climático, salud, economía por citar algunos.

Y lo mejor no hace falta mucho, solo hay que tomar una pala y comenzar a cavar!

Aida. Descubren Una Pirámide Oculta en el Interior del Templo de Kukulcán en Chichén Itzá México

from OM OD

Estudios con tomografías eléctricas tridimensionales indican que la subestructura, construida entre los años 550 y 800 d.C., mediría 13 metros de alto, por 12 en dirección sur-norte y 18 en dirección este-oeste
La confirmación geofísica tanto del cenote como de la segunda subestructura, podría guiar a futuros trabajos de exploración arqueológica para ubicar el acceso al adoratorio primigenio de la zona
Como resultado de la segunda fase del proyecto denominado Estudio de tomografía de resistividad eléctrica 3D en la pirámide de El Castillo, Chichén-Itzá, México, un grupo multidisciplinario de especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha confirmado la existencia de una segunda subestructura en dicho monumento, edificada entre los años 550 y 800 d.C., la etapa más temprana y menos conocida de este asentamiento maya.
En conferencia de prensa, los investigadores René Chávez Segura, Gerardo Cifuentes Nava y Esteban Hernández Quintero, del Instituto de Geofísica (IGf), junto con Andrés Tejero Andrade, de la Facultad de Ingeniería (FI) de dicha casa de estudios, y la arqueóloga del INAH, Denisse Argote Espino, comentaron que los exámenes geofísicos aplicados a la también llamada Pirámide de Kukulcán, revalidan la presencia de un antiguo cenote bajo el templo, cuyo descubrimiento fue anunciado en agosto de 2015.
Los académicos de la UNAM indicaron que, al igual que en su anterior fase de trabajo, usaron una tecnología innovadora a nivel mundial desarrollada por ellos mismos, que se vale de herramientas comerciales y no invasivas de exploración geofísica somera, para colocar detectores eléctricos alrededor de la pirámide y transmitir corriente en aras de “iluminar” el interior del templo y obtener datos como la diferencia de potencial y la resistividad del subsuelo.
El análisis de los cambios en las propiedades físicas subterráneas, así como un examen en 2D desde una escalinata interna localizada arqueológicamente en 1931, les permitió trazar las dimensiones de una segunda subestructura en el costado sureste de la pirámide, que aproximadamente mediría 13 metros de alto, por 12 metros en dirección sur-norte y 18 en dirección este-oeste.
Al hablar acerca de la trascendencia de este hallazgo, la arqueóloga Denisse Argote aseveró que por medio de los nuevos datos, podrá conocerse más de la primera etapa monumental de Chichén Itzá, aquella cuando los “mayas puros”, es decir, sin contacto aún con civilizaciones extranjeras del actual centro de México, iniciaron la edificación de templos y edificios con alturas mayores a los cinco o diez metros de altura.
Al igual que otros sitios arqueológicos prehispánicos, aunó, la pirámide original y otras construcciones de la urbe, fueron cubiertas durante una segunda etapa habitacional, entre los años 800 y 1,000 d.C., y nuevamente por la tercera y actualmente visible etapa, desarrollada entre los años 1,050 y 1,300 d.C.
“Estas fases constructivas se deben a múltiples factores, desde la renovación en los grupos de poder hasta el deterioro natural de los edificios, sin embargo, los constructores se limitaban a rellenar y cubrir los templos antiguos ya que, justamente, se trataba de lugares sagrados que no podían destruirse pues eran necesarios para mantener el contacto con sus mundos espirituales”.
Otra teoría manejada por los especialistas es que, dada la mayor cercanía de esta segunda subestructura, con la ubicación del cenote en el subsuelo, los primeros habitantes de la ciudad conocían la existencia de dicho cuerpo de agua, al cual no únicamente veían como elemento clave para su subsistencia agrícola, sino como una representación cosmogónica del origen de la vida y, a la vez, del inframundo.
Los investigadores encomiaron también los logros tecnológicos y logísticos del proyecto desarrollado desde 2014 y que ha concluido con este descubrimiento; en este sentido agradecieron a los colaboradores que les permitieron desarrollar su trabajo en un área que, en promedio, recibe diariamente entre 6 mil y 10 mil visitantes.
Señalaron por último que la confirmación geofísica tanto del cenote como de la segunda subestructura, podría guiar a futuros trabajos de exploración arqueológica para ubicar el acceso al adoratorio primigenio de la zona. Una opción idónea para lograrlo, indicaron, sería estabilizar y usar el túnel abierto en 1931, con el fin de no exponer la pirámide a daño alguno.

Aida. En lo que llevamos de año 2016, los flujos cósmicos se han incrementado en un 11%. Ra Station Club. 16 de noviembre, 2016.

por

La radiación solar como todos sabemos y hemos publicado en numerosas ocasiones, proviene del Sol después de fluctuaciones, llamaradas, explosiones, eyecciones o como lo que queramos definir, el caso es que el Sol emite partículas varias reconocidas hacia el espacio y en ocasiones van dirigidas directamente a la tierra, cuestión de la que nos alertan tanto últimamente desde los más elevados poderes fácticos como E.U, Alemania, Rusia e incluso China prepara un protocolo de psicosis colectiva si la red y el suministro eléctrico cae, nosotros identificamos estos flujos con la reprogramación celular y regulación de los ciclos vitales de la Tierra y nosotros dentro de Ella.

Normalmente tenemos mediciones  de densidad y velocidad, incluso partículas o rangos de energía emitida y recibida pero, ¿y  los rayos o flujos cósmicos tan importantes para el devenir de la Tierra y sus habitantes, sabemos algo de sus naturalezas?.

Pues bien, a partir de un globo situado en la estratosfera por parte de un colectivo particular desde este mismo mayo de 2016, han podido medir con este globo o estación espacial de medición de flujos estelares , un aumento de los flujos cósmicos en un 11% desde mayo hasta noviembre.

¿Qué significa esto?, significa que hay protagonistas inesperados dentro, alrededor, delante y detrás de nosotros que influencian las realidades en las que vivimos, no sabemos decir si es bueno o malo porque por principios propios no hay bueno o malo, simplemente hay, y en este caso hay cargas electromagnéticas de influencia y resultados desconocidos, de diferentes naturalezas y espectros de energía.

Y aquí estamos, experimentando resultados de estos estímulos espaciales y cósmicos varios .

Seguiremos informando.   .OlmO

 
 
RA   STATION   CLUB

Aida. Hijos perdidos de los Anunnaki CONFIRMADOS: ADN de tribu melanesia portan genes de especies desconocidas

from C.1040.

Hijos perdidos de los Anunnaki CONFIRMADOS: El ADN de la tribu melanesia lleva genes de especies desconocidas

Los científicos descubrieron recientemente que los isleños de Melanesia poseen genes pertenecientes a una especie desconocida de homínidos. ¿Esto probará nuestra ascendencia Anunnaki?
El 20 de octubre, la Sociedad Americana de Genética Humana celebró su reunión anual y las conclusiones a las que llegaron pueden describirse fácilmente como asombrosas. Los datos que recogieron muestran que las personas de Melanesia (un área en el Pacífico Sur que envuelve Papua Nueva Guinea y sus islas vecinas) pueden estar llevando algunos genes extraños en su ADN. Los genetistas creen que el ADN no reconocido pertenece a una especie previamente desconocida de humanoides.

Existe un código extraterrestre en nuestros genes

Según Ryan Bohlender, uno de los investigadores implicados en el estudio, esa especie no es Neanderthal o Denisovan, sino algo totalmente diferente. «Estamos extraviando una población o estamos malinterpretando algo sobre las relaciones», afirmó.

Como esto

Los Denisovanos representan una especie extinta perteneciente al género homínido. Fueron nombrados después del hallazgo en la cueva de Denisova en las montañas siberianas de Altai, donde el primer fragmento del hueso que pertenecía a esta especie fue encontrado. Se sabe muy poco sobre este enigmático primo nuestro.

«La historia humana es mucho más complicada de lo que creíamos «, dijo Bohlender.

Oh sí, lo es. Pero pieza por pieza, el complejo pasado de la humanidad es traído a la luz. Y los descubrimientos como éste parecen apuntar en una dirección: no podríamos ser quienes pensamos que somos. He aquí una cita del estudio que creo que vas a apreciar:

«Con los supuestos sobre el tamaño de la población y las más recientes fechas de separación de la población tomadas de la literatura, estimamos la fecha de separación arcaico-moderna en ~ 440.000 ± 300 años atrás para todas las poblaciones humanas modernas».

Si ese número no hace sonar ninguna campana, permítanos reiterar la hipótesis Anunnaki.

Según la historia del génesis, el duodécimo planeta, conocido como Nibiru fue poblado por seres humanoides muy similares a nosotros los seres humanos. Después de que encontraron un problema severo en la atmósfera, fueron en una búsqueda a través del sistema solar para encontrar el oro, un metal especial que podría curar su planeta.

Cuando Nibiru se acercó a la órbita de la Tierra, aproximadamente 432.000 años antes de Cristo, los Nibiruanos usaron naves espaciales para enviar gente y bienes esenciales desde su planeta a la Tierra. Después de llegar a la superficie, los seres avanzados establecieron bases en la antigua Mesopotamia.

Muchos creen que ésta es la verdadera estación de la creación de la humanidad – dentro de los laboratorios de los genetistas Anunnaki. Y este reciente estudio confirma esta hipótesis casi al día. Ofrece una visión que podría responder a una de nuestras preguntas más antiguas y más importantes: ¿Quiénes somos?

Ingeniería genética en la antigüedad

Con el fin de obtener la solución irrefutable a este enigma secular, debemos excavar profundamente donde nadie ha excavado antes. Pero esto es más difícil de decir que de hacer. Otra manera de hacer esto sería analizar los registros microscópicos que están escondidos dentro de cada uno de nosotros. Los Anunnaki sabían que su ADN era la clave para la ingeniería del esclavo ideal. En nuestra búsqueda sin fin de nuestro linaje verdadero, nosotros como seres humanos debemos hacer lo mismo.

En un esfuerzo reciente, otro grupo de científicos llegó a una conclusión similar. Dirigidos por el genetista evolutivo Eske Willerslev del Museo de Historia Natural de Dinamarca, los científicos examinaron muestras de ADN tomadas de 83 australianos aborígenes. También probaron a 25 participantes pertenecientes a poblaciones nativas de las tierras altas de Papua Nueva Guinea. Para su sorpresa, los investigadores descubrieron ADN exótico, parecido al Denisovan en los genomas de los voluntarios del estudio. Ten en cuenta, los investigadores sólo lo llamaron parecido al Denisovan, pero en realidad, el grupo que cedió sus genes a los antepasados de los participantes es completamente desconocido. «Quién es este grupo no lo sabemos», dijo Willerslev. Tampoco nosotros, pero una multitud particular viene a la mente.

No debe sorprender que tales descubrimientos se hagan siempre cuando se estudia el genoma de poblaciones remotas. Con el tiempo, estos grupos aislados tuvieron poco contacto con el mundo exterior. Vivían y procreaban dentro de comunidades cerradas y esto se refleja en su genoma. Cuanto más rica y diversa sea su ascendencia, menos probable es que los genes particulares permanezcan sin cambios. En el caso de los aborígenes australianos y melanesios, el aislamiento significa que menos genes fueron alterados a lo largo de su existencia.

Niños aborigen Melanesios.

No es difícil imaginar esta versión alternativa de nuestro pasado. Los Anunnaki llegan a la Tierra, juegan a ser Dios y crean a la humanidad. El científico jefe Enqi y el jefe médico Ninti usan la manipulación genética y la fertilización in vitro para crear seres humanos a su propia imagen. Utilizan a la humanidad para servir a sus propósitos y cuando les conviene, dispensan la destrucción en forma de un diluvio de Bíblicas(!) proporciones. Algunos seres humanos elegidos están protegidos por una facción de los Anunnaki que decidieron ir en contra del protocolo. Sobreviven y se extienden en todos los rincones del globo. Miles de generaciones pasan, y los genomas de los que «socializan» más se mezclan más allá del reconocimiento.

Pero en algunos lugares, la llama de los creadores todavía arde.

Aida. EDUCA EN EL RESPETO Y NO EN LA OBEDIENCIA DEL MIEDO

Consejos del Conejo.

EDUCA EN EL RESPETO Y NO EN LA OBEDIENCIA DEL MIEDO

Puede que a muchos les sorprenda, pero educar niños obedientes no trae como resultado dar al mundo niños felices. La obediencia se consigue casi siempre a través del miedo, así que lo más conveniente es educar personas que entiendan desde bien temprano qué es el respeto, la reciprocidad y esa empatía construída a través del afecto sincero.

Es muy posible que algunos papás y mamás no estén de acuerdo con este enfoque. Es más, a muchos de nosotros nos han educado bajo los pilares de esa psicología conductista donde hacer algo malo traía como resultado recibir un castigo severo, y hacer algo bueno, por su parte, hacía que recibiésemos una recompensa.

Los premios y los castigos no siempre son efectivos. En especial, porque en el mundo de los adultos la sociedad no siempre nos recompensa con algo bueno solo “por portarnos bien”. Los niños NO deben orientar su comportamiento en base a simples gratificaciones.

Es necesario que entiendan por sí mismos las propias raíces del buen comportamiento, del respeto y la nobleza y que lo practiquen de forma espontánea.

La obediencia basada en el miedo y la infelicidad

Empecemos aclarando conceptos importantes. Al igual que la obediencia transmitida a través del miedo ocasiona malestar en el niño, también la permisividad ocasiona infelicidad. El primer niño solo verá muros a su alrededor y el segundo, al no ver límite ninguno en su entorno, no sabe qué se espera de él en cada instante.

Los extremos en la crianza tampoco son buenos. Así pues, conviene primero delimitar qué entendemos por un “niño obediente”.

Niños que solo son obedientes en casa

Este es un tipo de conducta muy habitual que ven los maestros y profesores en las aulas. Niños que en clase abusan de otros, que no respetan y que muestran una conducta que dista mucho de cómo es su comportamiento en casa.

Cuando los profesores hablan con los padres, estos no terminan de entender -ni de creer- que sus hijos actúen de este modo porque en casa “son muy obedientes”.

El problema reside en lo siguiente: cuando educamos con el miedo y el castigo los niños obedecen, pero no llegan a profundizar en el concepto del respeto. Actúan por obligación no por comprensión. De ahí, que en la escuela, al sentirse libres de la presión familiar tiendan a canalizar ese miedo y esa rabia en conductas disruptivas.

No es lo adecuado. En ocasiones, incluso podemos ver también el caso contrario. Niños educados en una crianza severa a través de la obediencia muestra en otros escenarios comportamientos cerrados, temerosos y defensivos. El miedo no educa, el miedo daña su equilibrio emocional.

Formas en que se suelen educar niños obedientes

Hay muchos modos de educar a un niño y cada familia, tendrá sin duda sus principios, sus valores y sus esquemas sobre lo que desean transmitir a sus hijos. Ahora bien, la obediencia basada en sumisión no es saludable ni pedagógica. Veamos los riesgos que suele traer consigo esa crianza basada en la obediencia más dominante y severa:

  • Los niños no se atreven ni saben expresar sus emociones porque cualquier acto espontáneo es sancionado.
  • El niño al que se le enseña a guardar silencio, a esconder sus lágrimas porque “llorar es de débiles” o a quedarse quietos porque “molestan”, acaban desarrollando una represión emocional y personal muy peligrosa.
  • La obediencia busca también “proteger” al niño de posibles peligros. Un niño obediente es una persona que no cruzará la zona de confort del hogar y que estará apegado a esa burbuja paterna y materna.

El niño obediente educado en el miedo, no se atreve a explorar, no descubre, no se siente seguro para abrirse a los demás. El miedo es lo opuesto a la felicidad. Es necesario cambiar esquemas, educa en respeto no en miedo.

Educar en respeto, educar en felicidad

No es lo mismo “cállate y quédate quieto que lo único que haces es molestar” que decir “¿puedes guardar silencio ahora, por favor? Mamá está hablando por teléfono”.

El lenguaje educa, la actitud es pedagógica y servir de modelo es la clave de toda crianza. Si bien es cierto que todos queremos tener niños que nos hagan caso, es necesario que entiendan siempre por qué deben hacernos caso y qué sentido tiene actuar siempre con respeto hacia los demás.

Toma nota de estas claves en las que reflexionar sobre el valor de la educación basada en el respeto:

  • Ofrece responsabilidades a tu hijo. Es necesario que desde bien temprano aprenda la importancia de hacer cosas por él mismo y hacerse cargo de sus objetos personales. Poco a poco se sentirá orgulloso de sí mismo al darse cuenta de que es capaz de hacer muchas cosas y de que nosotros, confiamos en ellos.
  • Razona con tus hijos sobre toda norma que establezcas en casa. Explícale por qué debe cumplirse. Habla con tus hijos y establece una comunicación respetuosa donde atender todas sus preguntas.
  • Cuando haga algo mal no grites ni humilles (“eres torpe”, “eres el niño más malo del mundo”). En lugar de intensificar la negatividad, enséñale a hacer las cosas bien.

Entiende sus emociones y enséñales a canalizar y a entender esos procesos internos. Por ello, te pueden ser de gran utilidad libros como “La crianza feliz” de Rosa Jové, o “Infancia, la edad sagrada” de Evania Reichert.

Adriana – Silencio y quietud

Emilio J. Gómez.
http://www.yogaenred.com
http://mauandayoyi.blogspot.com.ar

Retirarse un tiempo en silencio y quietud es brindarse la oportunidad para permitir que la mente se aquiete y así poder sumergirse en las profundidades del Ser. No hacer nada, pero permitir que todo suceda. Escuchar la vibración del silencio hasta hacerse uno con ella, diluyéndose en la nada para serlo todo

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La mente siempre quiere hacer algo y el ego conseguirlo todo. Sin embargo, entre los intentos por conseguir y el constante hacer se abre una fisura por donde la vida se nos escapa como si fuera agua entre los dedos, mientras que un extraño desasosiego comienza a invadirnos. La ansiedad se queda instalada como si fuera algo normal, pero, ¿lo es?

Realizar un Retiro de Silencio es tener la oportunidad de realizar un profundo trabajo interno, destinado a todos aquellos que en verdad tienen auténtica sed de comprensión, y por ello anhelan hacer un alto en el camino. Detenerse y simplemente percibir, sentir y escuchar. Un tiempo destinado a hacer el “no-hacer”, para sentir el cuerpo y recordar el olvidado sí mismo y escuchar el alma.

Sentarse y sentirse… sin ninguna otra pretensión que compartir el silencio interior con los demás. Tiempo para la interiorización y el autoconocimiento, para saber quién y qué se es por experiencia directa, sin conceptos ni ideas preconcebidas o adquiridas de los demás.

Unas condiciones idóneas para traspasar las diferentes capas superficiales del ego y la personalidad, con el fin de conectar con zonas más profundas y nucleares, allí donde mora el alma, siempre dispuesta a susurrarnos sus secretos. Lo que en tales estados de profundidad emerja formará parte de la experiencia íntima de cada cual.

En definitiva, un tiempo de silencio y quietud dedicado a la práctica intensiva del Radja yoga, el yoga de la meditación sentada y en quietud. Una oportunidad para brindarse la posibilidad de experimentar el sabor que proporciona la percepción de contemplar cómo el tiempo, el espacio y uno mismo se diluyen en el vacío infinito que todo lo contiene.

6 CONSEJOS TIBETANOS PARA LIBERARTE DEL AGOBIO

El terapeuta y escritor Christopher Hansard señala 6 consejos tibetanos imprescindibles para liberarnos y encontrar la paz en la vida cotidiana. Son estos:

Conoce tu propia verdad:
con ello me refiero a que te dejes guiar por el corazón y no por lo que los demás te digan. Los demás quieren que creas en ellos y que sigas sus opiniones y sus verdades. En la vida cotidiana somos bombardeados por las opiniones de los demás. Pero aunque escuches educadamente a los demás y tengas una mentalidad abierta, debes conocer tu propia verdad.

Para superar realmente tu sensación de agobio, activa tu deseo de conocerte a fondo. Al hacerlo con sinceridad, todo cobra sentido para ti. Y nunca renuncies a tu verdad para que otros se sientan más cómodos.

Conoce lo que vales:
no dejes que el miedo se apodere de ti al creer que no vales nada, porque cuando esto ocurre intentamos compararnos con los demás o con sus logros. Muchas personas, sobre todo en Occidente, valoran su importancia por lo que tienen o por lo que ganan, lo cual es un gran error que lleva directamente a la sensación de agobio, ya que entonces creen que sólo serán más importantes cuando posean más cosas o cuando ganen más dinero.

Sin embargo, esta sensación de valía es inútil e ineficaz. La verdadera sensación de la propia valía sólo puede surgir de tu interior y no tiene nada que ver con el trabajo que realizas,  los bienes materiales o alguna otra persona. Surge de saber que como ser humano eres importante.

Crea un espacio para permanecer en calma:
en la sociedad del siglo XXI el nivel de ruido es tan alto que nos desentona constantemente el cuerpo y sus ritmos naturales. Este creciente ataque acústico contra nuestros oídos, mente y cuerpo hace que nos sintamos más agobiados aún, al igual que ocurre con la falta de tiempo.

Para reducir esta sensación de agobio necesitas regresar a la quietud y al silencio. Dedica unos minutos al día a estar en silencio, intentando no pensar.

Rechaza los pensamientos nocivos:
la parte más contagiosa de una situación de agobio es la conmoción tóxica que producen los pensamientos nocivos y el oscuro mundo que crean. Si piensas en los problemas, éstos crecerán. Para dejar de sentirte agobiado debes cambiar tanto tu forma de pensar como el contenido y la calidad de tus pensamientos.

Esfuérzate a diario por reemplazar los pensamientos infelices, crueles y dubitativos por pensamientos llenos de vitalidad y positivismo.

No te desanimes:

incluso un esfuerzo inútil lanzado al aire es un mejor paso hacia adelante que desanimarte. Cuanto mayor sea tu energía interior, mejor afrontarás los retos que la vida te presente.

Y mientras los venzas, te irás alejando de las influencias agobiantes del mundo.

Convierte cada obstáculo en una oportunidad para conocerte: 
las energías de la tierra y del universo no te ofrecerán nada que no puedas afrontar. El conocimiento de ti mismo no es aquello que te ocurre, sino lo que tú haces con lo que te sucede en la vida.

Cuanto más te conozcas a ti mismo, más podrás vencer los obstáculos de la vida.

http://reconciliacioncuantica.com/2016/05/11/consejos-tibetanos

La Gran Pregunta que ocupa el núcleo de tu vida, por Gregg Braden

http://www.caminosalser.com/i1207-la-gran-pregunta-que-ocupa-el-nucleo-de-tu-vida-por-gregg-braden/

(por Gregg Braden)

Gregg Braden
Hay una creencia central que guía nuestras vidas, y lo hace de maneras de las que ni siquiera somos conscientes. La razón por la que esta creencia puede tener tanto poder sin que ni siquiera sepamos de su existencia es que es inconsciente. Eso es: en este mismo momento hay un programa instintivo en el fondo de nuestra mente que funciona en piloto automático, y es tan poderoso que constituye la plantilla con la que se comparan todos los demás programas de nuestra vida.

Por más diversa que haya sido tu vida, y por muy variadas que te hayan parecido tus experiencias, no hay nada de lo que te ha ocurrido que no se haya conformado por medio de esta creencia. Sin excepción, todo tu amor y cada uno de tus miedos; todas las oportunidades que has podido aprovechar y todas las que no has querido aceptar porque temías fracasar; la salud, la vitalidad y la juventud de tu cuerpo; tu manera de envejecer y el éxito o fracaso de cada relación que jamás tendrás con otra persona, contigo mismo, con tu mundo y con la totalidad del universo… todas estas cosas, y más, se reducen al contenido de una única creencia.

Puedes descubrir cuál es esta creencia por ti mismo respondiendo una pregunta -la Gran Pregunta- que se plantea seguidamente. El modo de hacerlo revela la verdad de una poderosa creencia subconsciente que reside en el corazón de tu existencia.

La pregunta es ésta:

¿Crees que hay una única fuente de todo lo que ocurre en el mundo, o crees que hay dos fuerzas opuestas y enfrentadas -el bien y el mal-, una a la que le «gustas» y otra a la que no le gustas?

¡Eso es! Es breve. Pero, por favor; no te dejes engañar por la simplicidad de estas pocas palabras. Son muy poderosas y profundas. Ésta es la pregunta que todos debemos responder en algún momento de nuestras vidas. Y trata de la que posiblemente es la mayor relación con la que tenemos que entendernos. En su simplicidad reside su elegancia.

El modo que elijas de responder a esta Gran Pregunta te impulsará a redefinir la esencia de tu identidad y de lo que sientes con respecto al mundo. A medida que experimentes la claridad que te ofrece la respuesta a esta pregunta, impulsas a tu «programador interno» a que cambie y ajuste las pautas que afirman la vida en tu cuerpo. Todo comienza con esta simple pregunta. Así es como funciona.

La plantilla de tu vida

Tu respuesta a la Gran Pregunta forma la plantilla de tu vida. Si crees que hay dos fuerzas separadas en el mundo, con dos modos de expresión diferentes, siempre verás

las cosas que te ocurran en la vida a través esas polaridades y de esa separación. Aunque ésta sea una creencia inconsciente de la que nunca hablas con los demás, y que tal vez nunca reconoces ante ti mismo, sigue dominando tu aceptación del amor y del éxito en cada relación, en cada recorrido profesional, en tus finanzas y en la calidad de tu salud.

Creencia: nuestra creencia de que sólo hay una fuerza detrás de todo lo que ocurre en el mundo o de que hay dos fuerzas opuestas -bien y mal-, se plasma en nuestra experiencia de la vida, en nuestra salud, relaciones y abundancia.

Esta simple creencia, a veces inconsciente, puede secuestrar las experiencias más  poderosas de nuestra vida, y hacerlo sin que nos demos cuenta de lo que está ocurriendo.

Por ejemplo, si vemos la fuerza de la «luz» como un amigo que nos quiere y sólo desea lo mejor para nosotros, y creemos que la «oscuridad» no se preocupa por nosotros y quiere que caigamos en conductas autodestructivas, el mundo empieza a parecerse a un campo de batalla entre estas dos fuerzas. Y cuando el mundo se convierte en un campo de batalla, nuestra vida se convierte en la batalla. Si estamos convencidos de que las dos fuerzas se están enfrentando mutuamente, podemos empezar a ver ese conflicto desplegarse en cada creencia, desde en qué medida somos merecedores de recibir amor (véase el capítulo anterior) y de tener éxito ¡hasta en qué medida merecemos seguir vivos! Ante una creencia tan profunda expresándose con el poder y la velocidad de reacción de nuestra mente subconsciente, no puede sorprendemos que esta batalla se manifieste como nuestra química corporal.

Como he indicado anteriormente, por cada sentimiento, emoción y creencia no físicos que generamos dentro de nuestro cuerpo, hay un equivalente físico de esa experiencia, que pasa a formar parte de nuestras células. De modo que, literalmente, tenemos lo que podemos llamar «la química del amor» y «la química del odio». Teniendo en cuenta este hecho, ¿qué crees que ocurre cuando vivimos nuestras vidas creyendo que hay dos fuerzas básicas del mundo, una buena y otra mala, una a la que le gustamos y otra a la que no le gustamos, una que está aquí para ayudarnos y otra que va a por nosotros? La respuesta es evidente.

Si creemos en el núcleo de nuestro ser que la vida es un regalo raro y precioso que hemos de alimentar, explorar y atesorar, el mundo nos parece un lugar precioso donde hacer nuestra exploración. Es rico en diversas culturas, experiencias y oportunidades. La clave aquí es que debemos creer que no nos hallamos en peligro, que estamos seguros, antes de poder enfocarnos en los beneficios de esta experiencia. Esto es algo más que simplemente desear o esperar que sea verdad. Debemos aceptarlo y creerlo en lo más profundo de nuestro ser.

Ahora estás pensado: «Sí, de acuerdo. Dímelo otra vez. ¿Dónde está ese mundo seguro?», y yo estoy de acuerdo en que si miramos a los medios de comunicación y a la opinión popular, tenemos todas las razones para creer que nuestro mundo es cualquier cosa menos seguro.

Por otra parte, si creemos verdaderamente en el núcleo de nuestro ser que éste es un mundo peligroso, y encarnamos esa creencia cada día de nuestra vida, la veremos reflejarse en todo, desde nuestro trabajo y profesión hasta nuestras relaciones y salud. Aunque se nos presenten nuevas oportunidades, sentiremos que no tenemos el apoyo necesario, que no estamos preparados o que no merecemos aceptarlas. Tendremos miedo de asumir los riesgos, sentiremos que no nos merecemos el trabajo o la relación romántica que nos hace verdaderamente felices, y nos conformaremos con cualquier cosa que se presente.

Si no tenemos motivo para pensar de otra manera, no es sorprendente que veamos la batalla en la que subconscientemente creemos desplegándose en las células de nuestro cuerpo: ellas interpretarán nuestras creencias como instrucciones para segregar los productos químicos que nos roban la experiencia que más atesoramos: ¡la vida misma!

A veces, esta representación de las creencias en nuestros cuerpos es sutil. Y es una bendición cuando así es, porque nos da la oportunidad de reconocer las señales de que tenemos miedo y de afrontarlas antes de que sea demasiado tarde. No obstante, a veces no es tan sutil.

Nuestro cuerpo refleja la respuesta a la Gran Pregunta

Mi abuelo era un hombre de hábitos. Cuando encontraba algo que funcionaba para él, se quedaba con ello. Eso puede explicar por qué él y mi abuela estuvieron casados durante más de cincuenta años. Cuando ella murió, y él vivía con su hermano, nuestra relación cambió. Desarrollamos una amistad fácil y un nivel de compartir más profundo que duró el resto de su vida.

El restaurante favorito del abuelo pertenecía a la cadena de comida rápida Wendy’s. Cuando yo iba de visita por vacaciones o en ocasiones especiales, puesto que trabajaba fuera del estado, siempre reservaba un día completo para llevar al abuelo adonde quisiera. Era nuestro día juntos, y yo siempre le preguntaba: «Abuelo, ¿dónde te gustaría pasar el día?». Después de mi pregunta, siempre añadía una lista de agradables restaurantes y cafés, todos ellos cerca de su casa, en la ciudad. Él escuchaba con cuidado, y repasaba cada opción en su mente, pero siempre contestaba lo mismo, y yo sabía que su respuesta sería: «Wendy’s».

Un viaje a Wendy’s exigía todo un día. Generalmente llegábamos avanzada la mañana, justo antes de que los hombres de negocios, que sólo tenían una hora para comer, entraran apresuradamente. Nos sentábamos y los observábamos ir y venir hasta que nos quedábamos solos.

Entonces yo escuchaba historias de cómo era nuestro país durante la gran depresión, o hablábamos de los problemas de nuestros días y de lo que significaban para el futuro del mundo. Cuando llegaba la noche y el barullo del restaurante nos impedía entendemos, se terminaba la hamburguesa con queso y el cuenco de chile que había tenido delante durante horas y yo le llevaba a casa.

Un día, cuando el abuelo estaba sentado frente a mí en nuestra mesa favorita, de repente se inclinó hacia mí y se desmoronó sobre la mesa. Estaba plenamente despierto y consciente. Sus ojos estaban claros, podía hablar perfectamente y, en todos los sentidos, todo lo demás parecía normal. Simplemente no podía sentarse erguido en la silla. Aquel día me enteré de que el abuelo, con más de 80 años, había contraído una enfermedad que a menudo afecta a las mujeres de 30.

Esta dolencia, llamada Myasthenia gravis, se da a conocer cuando el cuerpo de una persona no responde a su intención de mover los músculos, de ponerse de pie, o incluso de hacer algo tan simple como mantener su cabeza erguida. A nivel médico se describe como un desorden inmunitario que se produce cuando la sustancia portadora de las instrucciones que los nervios de la persona dan a sus músculos (acetilcolina) es absorbida por un producto químico particular producido por el propio cuerpo de la persona.

De modo que aunque mi abuelo podía tener un pensamiento que le mantuviera «erguido», y su cerebro enviaba la señal a su cuerpo, los músculos no la recibían. El componente químico fabricado por su cuerpo «secuestraba» la señal. En otras palabras, mi abuelo tenía una enfermedad por la que su cuerpo iba contra sí mismo, era un campo de batalla entre dos tipos de química que estaban en conflicto: una que producía todo lo que necesitaba para funcionar normalmente, y otra que impedía que se diera ese funcionamiento. En medio de mis viajes, pasé todo el tiempo que pude con mi abuelo, y traté de ayudarle a lidiar con esta experiencia mientras aprendía sobre su enfermedad.

Durante el tiempo que pasábamos juntos, descubrí algo muy interesante sobre su vida y la historia de nuestro país, algo que en mi opinión estaba directamente relacionado con su enfermedad. De joven, el abuelo trabajó en una tienda de comestibles durante la gran depresión. Si has hablado alguna vez con la gente que vivió esa época, probablemente serás consciente de que marcó profundamente sus vidas. Todo pareció cambiar de la noche a la mañana: la economía se paró, las fábricas dejaron de funcionar; las tiendas cerraron, el alimento empezó a escasear y la gente no podía alimentar a su familia. Mi abuelo fue una de estas personas.

Aunque hizo todo lo humanamente posible para llevar comida a su casa para su nueva esposa y los familiares que vivían con ellos, y le fue relativamente bien, en su mente creía haber fracasado. Y en su corazón se sentía culpable por su fracaso. Se sentía avergonzado por no haber tenido éxito como esposo, hijo, hijo político y amigo.

Antes de morir; recuerdo que le pregunté por la gran depresión y su experiencia. Y recuerdo la tristeza que se reflejaba en su rostro cuando se derrumbó y lloró mientras me contaba la historia. Estaba tan fresca en su mente, tan presente en su corazón, que formaba una parte intrínseca de su vida incluso después de sesenta años.

Para mí, la conexión era evidente. Mi abuelo no estaba describiendo una sensación pasajera de inadecuación vivida en su vida pasada; más bien, estaba describiendo una tremenda sensación de culpabilidad crónica no resuelta que sentía en el presente. Él la había albergado todos esos años, y finalmente había sido somatizada en su cuerpo físico. La conexión estaba clara porque la creencia es un código, y nuestros sentimientos con respecto a ella son sus comandos.

La sensación crónica de incapacidad que mi abuelo se había esforzado tanto por reprimir -su creencia subconsciente de indefensión- se convirtió en una expresión literal en su organismo. A través de la relación cuerpo/mente, su ser físico reconocía sus creencias como una orden inconsciente y producía con maestría la química necesaria para confirmarlas. De manera literal, su cuerpo se convirtió en su creencia en su incapacidad. No tuve que buscar muy lejos para descubrir por qué la enfermedad parecía presentarse tan repentinamente y en una etapa tan avanzada de la vida.

Poco antes de su aparición, la esposa de mi abuelo, mi abuela, fue hospitalizada porque sufría un cáncer que pronto se cobró su vida. Mi abuelo fue admitido en el hospital durante la enfermedad de mi abuela, y volvió a sentirse incapaz de hacer nada por la mujer que había amado durante más de cincuenta años. Para mí, la correlación entre las circunstancias de la muerte de mi abuela y la repentina aparición de la enfermedad de mi abuelo era demasiado evidente para ser una coincidencia. Fue el detonante que activó todos los viejos recuerdos de inadecuación de la gran depresión y los trajo al presente.

Por desgracia, la conexión cuerpo/mente no formaba parte de la educación de los médicos que cuidaron del abuelo en esa época. Para ellos, la suya era una enfermedad estrictamente física, aunque rara en un hombre de su edad, y así es como la trataron. Cada día del resto de su vida, mi abuelo tomó catorce medicamentos diferentes para equilibrar los síntomas y los efectos secundarios asociados con su creencia de que era incapaz de ayudar a sus seres queridos. Aunque sé que éste nunca sería el diagnóstico médico oficial, las correlaciones son demasiado evidentes y los estudios demasiado convincentes para sugerir que su enfermedad simplemente «ocurrió››.

El poder de nuestras creencias puede ir en los dos sentidos, puede afirmar la vida o negarla. Con tanta rapidez como nuestras creencias inconscientes pueden generar dolencias, también pueden invertir las que amenazan la vida misma. Lo que hace que esta posibilidad sea tan atrayente es que podemos cambiar nuestras creencias intencionalmente. La clave consiste en sentir que son reales, en lugar de limitarse a pensar, esperar o desear que se hagan verdad en nuestras vidas. De este modo, nuestras creencias personales pueden superar las creencias conscientes que tienen aquellos en quienes confiamos, como los médicos y nuestros amigos. A veces lo único que necesitamos es que otra persona nos recuerde que esto es posible.

En último término, la clave para transformar nuestras creencias más limitantes puede hallarse en la curación de la relación más íntima que tenemos en este mundo: esa que nos vincula con las fuerzas fundamentales que hacen de nuestro mundo lo que es: «luz» y «oscuridad». Nuestras creencias más profundas y a menudo inconscientes con respecto a estas fuerzas forman la base de todas las demás creencias, que se despliegan de maneras que afirman o niegan la vida.

Las fuerzas de la luz y de la oscuridad: ¿enemigas eternas o realidades mal entendidas?

Sin duda, vivimos en un mundo de opuestos, e incuestionablemente la tensión entre ellos hace de nuestra realidad lo que es. Todo tiene que ver con signos más y signos menos, «conectado›› y «desconectado», masculino y femenino, desde las cargas de las partículas atómicas hasta la concepción de una nueva vida. En teología, los opuestos toman nombres y apariencias que se traducen en las fuerzas de la luz y de la oscuridad, el bien y el mal. Yo no niego su existencia, pero describo cómo es posible cambiar su significado en nuestras vidas, y al hacerlo, redefinir nuestra relación con ellas.

Si vemos la vida como una batalla constante entre la luz y la oscuridad, debemos juzgar todo lo que contiene desde la perspectiva de los opuestos, y el mundo nos parece un lugar muy atemorizante. Tal visión exige que nos identifiquemos con un tipo de fuerzas o con el otro, y que las veamos como mejores o más poderosas. Aquí es donde a veces tenemos problemas con nuestras creencias subconscientes y con las de los demás. Recuerdo que de niño pensaba mucho en esto.

Mientras crecía en una ciudad conservadora del norte de Missouri, cuestioné lo que me habían enseñado en la escuela, en la iglesia y en mi familia con respecto a las fuerzas de la luz y la oscuridad, del bien y del mal, y lo que dichas fuerzas significaban en mi vida. Había algo que no tenía sentido para mí. Mi condicionamiento me llevaba a creer que vivimos en un mundo de bien y mal, y que ambos se esforzaban por convertirse en la fuerza dominante en mi vida. Los bienintencionados me enseñaron que podía reconocer la diferencia entre ambas por cómo las experimentaba: las cosas que me hacían daño procedían de la oscuridad, y la alegría de sentirme bien procedía de la luz. La idea del mal implicaba que había algo ahí fuera, algo horrible que estaba al acecho, esperando mi momento de debilidad en el que todo el bien que había conseguido acumular podía serme arrebatado. Si esto era cierto, significaba que ese «algo» era tan imponente que tenía poder sobre nosotros, tenía poder sobre .

Luché con la idea de que estamos viviendo en este tipo de mundo, no tanto porque no me gustara, sino porque no tenía sentido. Sabía que en algún momento de mi vida tendría que reconciliar lo que me habían enseñado sobre las fuerzas de la luz y de la oscuridad con lo que significaban para . En lugar de ser una gran revelación en un momento concreto, esta comprensión vino gradualmente como resultado de un sueño recurrente que tuve muchas veces entre los treinta y los cuarenta años de edad.

Tal vez no sea una coincidencia que el sueño se presentara mientras afrontaba los mayores retos y superaba las heridas más profundas de mi vida. Siempre he sido una persona muy visual, de modo que no es ninguna sorpresa que este sueño concreto tuviera una naturaleza muy gráfica, y estuviera asociado con emociones muy poderosas.

El sueño siempre empezaba igual: me veía a mí mismo solo, en un lugar completamente oscuro y vacío. Al principio, no había nadie más a mi alrededor, sólo la negrura que se extendía por todas partes y parecía no tener fin. Sin embargo, gradualmente, algo siempre aparecía ante mi vista, algo lejano, muy lejano, en la distancia.

A medida que mis ojos se enfocaban en lo que estaba viendo y era capaz de acercarme, empezaba a reconocer rostros. Lo que veía era gente, mucha gente… A algunos los había visto antes y a otros no.

(Curiosamente, a veces estaba esperando frente a un semáforo en una ciudad pequeña, o caminando por un aeropuerto ajetreado, y reparaba en alguien que había visto poco antes en mi sueño.)

Al centrarme en el sueño, me daba cuenta de que en esa multitud estaba toda la gente que había conocido o llegaría a conocer en mi vida, incluyendo a todos mis amigos, mis familiares y las personas que había amado. Y todos estaban allí juntos, separados de mí por una gran división que se había abierto en la negrura que se extendía entre nosotros.

Aquí es donde el sueño se ponía muy interesante. En un lado de la división había un abismo que era cegadoramente luminoso, y en el otro había un abismo que era de la más negra oscuridad. Cada vez que intentaba cruzar la división para llegar a la gente que amaba, uno de los dos lados me desequilibraba. Cada vez que me resistía a caer en la luz o en la oscuridad, volvía a encontrarme de vuelta donde había comenzado, echando de menos tremendamente a todos, y la gente se alejaba más y más.

Una noche tuve este mismo sueño, pero algo cambió. Comenzó igual que siempre, y cuando me di cuenta, ya sabía qué esperar. Pero esa noche hice algo diferente: al empezar a cruzar la división y sentir que la luz y la oscuridad tiraban de mí en direcciones opuestas, no me resistí, pero tampoco me rendí. Cambié cómo me sentía en su presencia y lo que creía con respecto a ellas.

En lugar de juzgar a una como «buena» y a la otra como «mala», o mejor o peor que la otra, permití que tanto la luz como la oscuridad estuvieran presentes y se hicieran mis amigas. En cuanto lo hice, ocurrió algo que me dejó anonadado: de repente tenían una apariencia diferente para mí. Entonces se fundieron, llenaron la división y se convirtieron en el puente que me condujo hasta mis seres queridos.

Y en cuanto ocurrió esto, los sueños recurrentes acabaron. Aunque he tenido otros sueños que me han enseñado cosas semejantes, nunca he vuelto a tener éste en concreto.

La curación en cascada

Antes de que se produjera la curación de mi sueño recurrente, durante varios meses me encontré en algunas de las situaciones relacionales más difíciles de mi vida adulta. Desde mis amigos y compañeros de trabajo hasta mis familiares y mi pareja, toda la gente que me rodeaba parecía estar fuera de control por razones que yo no comprendía.

Como descubrí al reconocer los antiguos espejos esenios de relación sobre los que escribí en La Matriz Divina, tenía una sensación clara de cómo «debían» y «no debían» ser las relaciones en aspectos como la honestidad, la integridad y la confianza en los demás. Y precisamente mi juicio de estas cualidades demostró ser el poderoso imán que atraía estas relaciones hacia mí.

Casi inmediatamente después del sueño empezó a ocurrir algo inesperado: en cuestión de unos días, cada una de las personas que reflejaba mis juicios comenzó a salir de mi vida. Ya no estaba enfadado con ellas ni sentía resentimiento alguno. Más bien, empecé a sentir una extraña «nada». No hice ningún esfuerzo intencional por alejarlos de mi. Tras haber redefinido mi relación entre luz y oscuridad, y reconociendo mis experiencias con estas personas tal como eran, y no como mis juicios las hacían ser, descubrí que simplemente no quedaba nada para conservarlas en mi vida. Cada una de ellas empezó a desaparecer de mis actividades cotidianas. De repente me llamaban menos por teléfono, me escribían menos cartas, y yo pensaba menos en ellas a lo largo del día. Mis juicios eran los imanes que mantenían esas relaciones en su lugar.

Si bien este nuevo estado de cosas era interesante, a los pocos días empezó a ocurrir algo aún más intrigante, e incluso un poco curioso: me di cuenta de que otras personas que habían estado en mi vida durante mucho tiempo, y con quienes no tenía conflicto ni lucha de ningún tipo, también desaparecieron poco a poco. Una vez más, yo no hice ningún esfuerzo consciente por terminar esas relaciones. Simplemente parecía que ya no tenían sentido. En las escasas ocasiones en las que mantenía alguna conversación con uno de estos individuos, parecía forzada y superficial. Donde antes había habido un terreno común, ahora había incomodidad. Casi en cuanto noté este cambio en las relaciones, tomé conciencia de algo que para mí era un nuevo fenómeno.

Cada una de las relaciones que se estaban alejando de mi vida había estado basada en la misma pauta, que también era lo que las había atraído a mí. Esa pauta era el juicio de sus acciones desde el punto de vista de mis creencias sobre la luz y la oscuridad. Mi juicio, además de ser el imán que las atrajo originalmente hacia mí, también era el pegamento que las mantenía de una pieza. En ausencia de juicio, el pegamento se disolvía. Empecé a notar un efecto en cascada que funcionaba así: en cuanto reconocía la pauta en un lugar, en una relación, su eco reverberaba en muchos otros niveles de mi existencia.

Fuente:
Libro “La Curación Espontánea de las Creencias”, por Gregg Braden, Editorial Sirio

¿En verdad el mundo está peor ahora que nunca antes?

Juan Carlos Pérez Salazar (@JCPerezSalazar)

Bombardeo en Siria.Image copyrightAMEER ALHALBI/GETTY IMAGES
Image captionTraslado de bebés a un lugar seguro luego de un bombardeo en Siria.

Abre tu página de noticias preferida de internet. Enciende el televisor o la radio. Ojea el periódico. La avalancha de malas noticias es abrumadora: decenas mueren en bombardeos en Siria. Una familia entera es fusilada en México. Estado Islámico decapita por doquier en sus territorios.

La evidencia ante nuestros propios ojos parece indicarnos que el mundo es cada vez más violento, que todo está empeorando.

Pero, ¿es así?

¡No! responden con seguridad muchos investigadores. De hecho constituye toda una corriente, a la que cada vez se unen más pensadores y políticos.

Sus argumentos reposan en que nunca antes había existido tanta riqueza, expectativas de vida y democracia. Hay quienes calculan que para 2030 seá posible acabar con la pobreza extrema.

Uno de los científicos que más ha ayudado a divulgar y debatir esta idea es el canadiense Steven Pinker. Lo viene haciendo desde 2011, cuando publicó su libro «Los ángeles que llevamos dentro» (The Better Angels of Our Nature), donde afirma que en el pasado el mundo era muchísimo peor.

«La violencia ha descendido por miles de años y ahora podemos estar viviendo en la era más pacífica de nuestra existencia como especie», resumió después en un artículo para The Wall Street Journal.

Pero la violencia no es lo único que ha descendido en las últimas centurias.

Salud y riqueza

Steven Pinker
Image captionEl canadiense Steven Pinker, autor, entre otros, de «El instinto del lenguaje: cómo crea el lenguaje la mente» y «La tabla rasa. La negación moderna de la naturaleza humana».

De acuerdo con diferentes fuentes, a principios del siglo XX, la expectativa global de vida era de 38 años. En la actualidad se calcula en 70 años. Algo parecido ocurre con la mortalidad infantil. En 1900 era de 19,5%. Ahora se calcula globalmente en 3,69%.

Esto, por supuesto, tiene mucho que ver con los grandes descubrimientos científicos del siglo pasado, como la penicilina.

Y el patrón continúa: hace poco se anunció que América Latina se había convertido en la primera región del planeta en suprimir el sarampión, que en los años 70 causó dos millones de muertes.

Hace poco más de un mes Guatemala se convirtió en el cuarto país de nuestra región (tras Colombia, Ecuador y México) en erradicar definitivamente la oncocercosis, conocida como la ceguera de los ríos, que afecta en especial a personas pobres.

Para seguir en términos macroeconómicos, también a principios del siglo pasado se calculaba que el 68,7% de la población mundial vivía en pobreza extrema (los que viven con US$1,90 al día). Esa cifra -dependiendo de a quien se cite- oscila ahora entre 16,9% y el 20%..

En octubre de 2013, el actual presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, aseguró que, con las medidas adecuadas, era posible erradicar la pobreza extrema para 2030. «Somos la primera generación de la historia de la humanidad que puede poner fin a la pobreza extrema», dijo.

Niñó en la IndiaImage copyrightNURPHOTO
Image captionLa pobreza ha disminuido, pero la desigualdad ha aumentado.

Sin embargo, aunque la pobreza total se reduce, la desigualdad se profundiza.

Según reveló Oxfam en enero de este año, el 1% más rico del mundo tiene más que el 99% restante (aunque estas cifras fueron criticadas por centros de estudio que defienden el libre mercado). Lo que significa que en la actualidad nuestro planeta es más desigual que en el siglo XIX.

Y todo lo anterior, por supuesto, trae otro tipo de presiones sobre nuestro planeta: con mayores expectativas de vida, menos mortalidad infantil y millones (como en China y en India) saliendo de la pobreza e ingresando a las clases medias, la Tierra experimenta sobrepoblación y consumo no sostenibles en el largo plazo. Quizás en el mediano.

Democracia

Otra argumento que ofrecen quienes dicen que el mundo no empeora es cuánto han disminuido los regímenes autoritarios.

Como recuerda el historiador británico Mark Mazower en su libro Dark Continent: Europe’s 20th Century, para los años 30 del siglo XX, la democracia sólo era otro sistema político más -y no el más popular- al lado del comunismo y el fascismo. Ahora es el que predomina en el mundo entero.

Adolf Hitler pasa revista a sus tropas en 1938.Image copyrightHULTON ARCHIVE
Image captionAdolf Hitler pasa revista a sus tropas en 1938.

Para esto basta echar -de nuevo- sólo un vistazo a América Latina.

En 1980, el 90% de los países estaban bajo un gobierno militar. Hoy la proporción se ha invertido: más del 90% son democracias.

Algunas bastante imperfectas, cierto, pero el sólo hecho de que se denominen así demuestra la legitimidad que tiene el sistema menos de cien años después de su disputa global con el fascismo y el comunismo.

Violencia

Pero volvamos a Pinker.

Sus argumentos no son nuevos, como él mismo reconoce: el patrón de descenso de la violencia ya lo había destacado el sociólogo alemán Norbert Elías en su gran libro «El proceso de la civilización», publicado en 1939 pero sólo redescubierto en los años 70.

A grandes rasgos -y con multitud de datos y estudios en respaldo- Pinkerargumenta en su libro que ha habido cuatro grandes declives en la violencia en el mundo desde la Prehistoria: el primero, cuando se empezaron a formar los primeros Estados.

Gracias a investigaciones arqueológicas se calcula que, en promedio, 15% de las personas morían violentamente antes de que los Estados fueran creados. Alrededor de 3% después.

El segundo fue en la Edad Media y la consolidación de territorios feudales en reinos más vastos y centralizados.

El tercero, desde el llamado Siglo de las Luces y la lucha por erradicar la tortura y los despiadados castigos que aplicaban tanto la Iglesia como el Estado(empalamiento, garrote vil, destripamiento, incineramiento, etcétera).

El cuarto y último corresponde al período que va desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, eque algunos historiadores anglosajones han denominado The Long Peace (La Larga Paz). El porcentaje de muertes violentas es menor a 1%.

Joven sirio en un campo de refugiados en Grecia.Image copyrightNURPHOTO
Image captionJoven sirio en un campo de refugiados en Grecia.

Pero…

«Efectivamente, los datos de la última década indican que, hay menos conflictos armados y menos víctimas mortales. Y en el terreno de la pobreza también hay una reducción del número de los que se pueden considerar pobres en el mundo», dice a BBC Mundo Mariano Aguirre, director del Centro Noruego para la Construcción de la Paz.

Pero agrega: «Dicho esto, en los últimos tres o cuatro años, la tendencia a la baja del número de conflictos ha disminuido. En este momento hay un ascenso, especialmente debido al conflicto sirio«.

«Pero hay que ver otras tendencias. Por ejemplo hay un aumento -como nunca se había visto desde la Segunda Guerra Mundial- de refugiados en el mundo, que no sólo son desplazados, sino que también sufren violaciones -en el caso de mujeres y niños- y toda clase de penurias. Entonces, si bien se ha reducido el número de víctimas, es más difícil decir que se ha reducido la violencia estructural en términos de opresión y de violación de derechos humanos», indica Aguirre.

Otra cifra que va a contracorriente es la de víctimas civiles en guerras. Hasta principios del Siglo XX era alrededor del 10% del total de muertes. Actualmente se calcula que son el 90%.

Carro bomba en MogadiscioImage copyrightMOHAMED ABDIWAHAB
Image captionLos ataques terroristas -como este carro bomba en Mogadiscio- han aumentado en los últimos años excepto (contra lo que se percibe) en Europa Occidental, donde han descendido a comparación con los años 70.

Además el número de muertes por ataques extremistas ha aumentado en todo el mundo desde 2012 -aunque no en Europa Occidental- y se disparó en 2015 por atentados en Irak y Nigeria (según datos del Global Terrorism Database, del Departamento de Estado de EE.UU.).

El poder de las malas noticias

Cuando se habla de la visión pesimista que tenemos del mundo, generalmente se culpa -con alguna razón- a los medios de comunicación, que se enfocan especialmente en los hechos negativos.

Pero esto también parece tener una explicación científica: que nuestros cerebros están estructurados para prestar más atención a lo negativo, a lo que represente algún peligro. que a lo positivo.

Así lo resume el emprendedor tecnológico Ryan Ellis en un artículo donde discute, precisamente, las teorías de Steven Pinker:

«Nuestra amígdala cerebral se desarrolló en las sabanas de África Oriental hace 5.000 años para asegurar que la información conectada con posibles peligros fuera procesada y recordada con mucha más prioridad que la información vinculada a la seguridad y las oportunidades».

Esta predisposición hacia lo negativo ha sido tratada en publicaciones como «Noticias, política y negatividad» (News, politics and negativity), de los investigadores Stuart Soroka y Stephen McAdams.

Una joven entrega una flor a un policía antimotines en protestas en Macedonia.Image copyrightROBERT ATANASOVSKI
Image captionNuestro cerebro parece estar más condicionado para prestar atención a las malas noticias que a las buenas.

Pero también hay un argumento que podríamos llamar filosófico-político.

En una columna sobre el libro de Pinker, el conocido escritor colombiano Héctor Abad recuerda que, según el pensador austriaco Karl Popper, «la peor influencia de muchos intelectuales (de izquierda y de derecha) era haber convencido a los jóvenes de que estaban viviendo en un mundo moralmente malo y en una de las peores épocas de la historia».

«A pesar de haber padecido la persecución nazi en los años treinta del siglo pasado, Popper sostenía que esa afirmación sobre la maldad del mundo occidental era una gran mentira. Para él no había habido nunca un sistema social mejor -o menos malo, si quieren- que el consolidado en las sociedades europeas occidentales a finales del siglo XX. Esto, decía, no asegura nada hacia el futuro, pues no existe ninguna ley histórica del progreso».

Esto, por supuesto, va de la mano con lo que decíamos del crecimiento de la democracia.

Así que hay argumentos científicos, evolutivos y hasta filosóficos.

¿Te convence alguno?

Karl Popper autor de «La sociedad abierta y sus enemigos».

El filósofo austriaco Karl Popper

Hay personas pobres por como piensan, no por como viven

Hace ya muchísimo tiempo Platón dijo que “la pobreza no viene por la disminución de las riquezas sino por la multiplicación de los deseos”. El budismo también nos alerta de este problema al afirmar que “no es más rico quien más tiene sino quien menos necesita”.
En la base de estas ideas se esconde una enseñanza fundamental que olvidamos a menudo: la riqueza no se halla en las posesiones materiales sino en nuestro interior. Por eso, hay muchas personas que, aún teniendo todo lo que necesitan e incluso mucho más para satisfacer sus necesidades materiales, siguen siendo pobres, son pobres de espíritu y de corazón, una pobreza que les hace profundamente infelices.

Al pobre le faltan muchas cosas, al avaro todas

Esto dijo Publilio Siro, un escritor de la Antigua Roma, pero lo cierto es que sus palabras siguen teniendo plena vigencia en el siglo XXI. Existen personas que aunque podrían catalogarse como “pobres” teniendo en cuenta únicamente el aspecto económico, son ricas de corazón, mientras que otras que podrían calificarse como ricas” son pobres de afecto.
Hay personas que van por el mundo iluminando e inspirando, contagiando con su ejemplo de tolerancia y bondad. Otras piensan que el mundo es su jardín y que los demás les deben rendir honores. Esas personas no se conforman con lo que tienen y siempre quieren más, por lo que terminan siendo muy infelices ya que la insatisfacción se apodera de sus vidas. Lo curioso es que en muchas ocasiones ni siquiera se dan cuenta de que la fuente de su infelicidad se encuentra en ellas mismas, en sus ideas, actitudes, expectativas y comportamientos.
El egoísmo, la competitividad y las ansias de tener cada vez más han calado hasta los huesos, de manera que no son capaces de vislumbrar que existe otra forma de vida, una vida con menos pero que puede ser mucho más gratificante. En realidad, ni siquiera es su culpa, generalmente se trata de personas que han crecido en ambientes muy competitivos, donde les han enseñado que mientras más tienes más vales, y nunca se han cuestionado esta idea.
Estas personas no conciben que se pueda ser feliz teniendo menos, aunque tampoco se dan cuenta de que no son más felices teniendo más. En el fondo, son víctimas de sus estereotipos y creencias, se han convertido en la víctima de una tela de araña que ellos mismos han ayudado a construir.

Ser y dejar ser

En Psicología normalmente se sigue un principio: no enfrentar a las personas a problemas que no pueden solucionar porque no cuentan con las herramientas necesarias. Así se evita la iatrogenia.
En la vida, hay muchos casos en los que debemos aplicar ese principio porque a veces las buenas intenciones terminan causando males mayores. Por tanto, cuando una persona no se muestra receptiva ante ciertos mensajes, es mejor no intentar cambiarla, convencerla y mucho menos provocar una discusión por ese asunto.
Cada quien debe vivir sus propias experiencias, y aprender de ellas. De hecho, no hay mejor maestro que la vida misma. Mientras tanto, nosotros podemos motivar con el ejemplo, porque no hay nada mejor para hacer reflexionar a los demás que demostrarles que se puede ser caritativo sin ser ricos, que se puede consolar aunque nos sintamos mal, que se puede ser empático incluso en medio de una competencia y que se puede ser muy feliz teniendo poco.
Fuente:
Sabater, V. (2016) Hay gente que no es pobre por como vive, sino por como piensa. En: La mente es maravillosa.