Pedimos, a lo largo de la búsqueda de la Humanidad: “Maestros que nos enseñen la Verdad, Sinceridad, Derechos, Libertad, gobiernos que nos proporcionen una Sociedad Justa, armoniosa, sin discriminación, sin Pobreza, sin Hambre, sin delincuencia”.
Pero no puede haber Maestros, al desaparecer los discípulos.
El discípulo, no espera que el Maestro le enseñe o demuestre Su Verdad, sino que le obligue a encontrar la suya: “Encontrarla entre Todas las Mentiras, de sus sueños, de lo que cree que es lo que percibe”.
Pero la forma de pedirlo, la ausencia de responsabilidad y el que todo lo que pedimos sean nuestros derechos, solamente permite que tengamos profesores, que nos enseñan a encontrar su Verdad o la que les han dicho que enseñen, en las cosas que percibimos, creyendo que la Vida es lo que nos dicen, en lugar de lo que estamos creando al vivir.